Reunión nocturna

Había ido desde Brixton hasta Westminster en transporte muggle, por que se había acostumbrado y era la manera más segura de moverse, a menos que en verdad tuviera urgencia. Tenía asuntos que tratar con Wilcox, como siempre asuntos complicados de soltar en un entorno mágico así que el refugio más simple para alguien como él era el mundo muggle. Prácticamente tenía una vida normal ahí, tenía un apartamento cerca de la casa familiar de los Alechinsky, al sur de la ciudad, en el barrio donde había crecido.

No sabía si tomarse el tiempo para transportarse en autobuses rojos y en el tube eran los únicos momentos de calma que tenía, pero quizás era así. Miraba por la ventana pensando un montón de cosas, pero sin pensarlas como un plan, como hacía siempre. Sólo clavaba los ojos en ese entorno conocido, las tiendas de segunda mano, de intercambio de divisas, las paradas de autobus y sus madres jóvenes, la gente de ascendencia jamaiquina, colombiana, pakistaní. El sur de Londres era caótico y maloliente para cualquiera que quisiera dar una descripción, y sí, lo era. Las luces eran una constante en la semioscuridad de esos días cortos, el ruido, el desorden. Mirándolo todo desde el interior de la ruta N2, la estación de Brixton, hacia Vauxhall, hacia Victoria...

Al bajarse en el final de la ruta, en Trafalgar Square, se perdió un momento mirando las fuentes, algo que siempre le había sido hipnótico hasta cierto punto, como el fuego. Tenía los audífonos puestos, y no llevaba ninguna clase de disfraz, en medio de toda esa gente él no era un terrorista peligroso, era sólo un tipo. Con todo y la música sonando en sus oídos, alcanzó a escuchar a Venus (nunca los llevaba demasiado fuertes). Sonrió a medias después de escucharla.

-Arrogante respecto a lo que no conoces, como buena bruja de sociedad.

Sonrió apenas y medio negó con la cabeza, ya sabría qué clase de cosas decía él y él empezaba a acostumbrarse a las suyas, o se había forzado a hacerlo. Algunos dentro del grupo, aunque no lo exteriorizaran demasiado, seguían desconfiando de su participación en la KAU, pero Alechinsky seguía en la idea de que, si quería traicionarlos, llevaba las de perder. Le dio un apretón en el hombro a manera de saludo, quitándose los audífonos de su artilugio muggle que Venus podría replicar con su varita, claro. Se veía como un tipo cualquiera, con mucha suerte de que esa chica estuviera a su lado, quizás.

-Caminemos.

Se encendió un cigarrillo que seguramente no terminaría por que el pub a donde pensaba dirigirse estaba a pocos metros de donde estaban parados. The Chandos no era el lugar más elegante de Londres, y a pesar de estar en una de las calles y sitios más transitados de la ciudad, no era un pub lleno de turistas, sino uno de tipos comunes saliendo del trabajo en busca de una pinta. Tenía el típico olor de un pub, acre y desagradable, que se diluía después de varios minutos de estar ahí. Aunque no entraron de inmediato, decidió detenerse en la entrada a darle un par de caladas al cigarrillo, al menos.

-¿Qué viste en Dubai? Supe de eso. Aunque supongo que no hicieron nada más que estar ahí haciendo ridiculeces y lamiéndose las botas ¿Ningún indicio de purismo declarado, como si perdieran el miedo poco a poco?