Feliz cumpleaños.

Una tarántula, por más plateada y etérea que fuera… ERA UNA ESPELUSNANTE TARANTULA!... y ese fue el primer susto del día, al que Sofie sobrevivió cuando logró procesar que aquella voz era la de Adair, que aquellos dos datos escuetos eran una cita con todas las letras y que ella misma ya estaba sonriendo hacia el animalejo peludo aunque espumoso. Que la gente dijera lo que quisiera ahí estaba Adair molestándose en mandarle un patronus para verla, pues evidentemente no se contentaba con cruzársela por casualidad.

Se alistó para el evento con dedicación y cuidado, pero ya se estaba acostumbrando a dejar de lado preguntas como “que me pongo?” “que iremos a hacer?” “será esto adecuado?” pues había adquirido con Adair ciertas confianzas que le permitían más simpleza y naturalidad, y además con varita en mano casi todo era solucionable. Por otro lado, también pensaba ella que por más cita anunciada por patronus que eso fuera, no sería más que un encuentro casual como cualquier otro día, donde tontearían un rato, charlarían otro poco y follarían, capaz?...

Imposible para Sofie imaginar de antemano que iba a terminar muy lejos de la uni con todo un evento planeado. Imposible simplemente, porque ellos no habían hablado en ningún momento de formalidades que obligasen a saber el cumpleaños del otro, o que reglamentaran tantos encuentros semanales. Tan era así, que Sofie ya había asumido que no era otra cosa que una amiga de Adair como tantas otras que tenía. Le molestaba esto un poco, pero se contentaba con saber que al menos no lo compartía con Loreen, que hubiera sido rarísimo eso ya que era su prima o con sus grupo de amiga… Pero si sospechaba de una tal Park que ya había observado en el campus.

El segundo susto, y mucho peor fue cuando mirando al lago, esperando y repensando sobre qué tal si todo era una horrible broma de Aldrich o alguien más, alguien por detrás y sin aviso le tapó la boca, haciéndole sentir que su hora había llegado de la peor manera. Sofie casi se muere, literal! Todos sus músculos se hicieron un nudo en el estómago…. Ansioso por carne fresca!??! QUE ACASO ADIAR NO RECORDABA LO DEL SECUESTRO DE ANGUS!??!? El se carcajeaba, pero a Sofie no le volvía el alma al cuerpo siquiera para volver a respirar.

- ERES UN IDIOTA!!!... – gritó cuando la alzaba o secuestraba o lo que fuera que se le había ocurrido en esa cabeza tonta, y le liberaba los labios. Debía ser la primera vez que Adair la escuchaba alzar la voz, si tenía suerte sería la última, pero sus oídos no iban a olvidarse tan fácil de aquel grito agudo, visceral y completamente embroncado; luego del cual le golpeó dos o tres veces a puño cerrado en la espalda, mientras llegaban al traslador, y Sofie trataba con toda su voluntad de volver en si, respirar profundo, llevarse la mano a la frente para acomodar las ideas y no quedarse con el horrible sentimiento de que Adair era un idiota, idiota, idiota! Como se le ocurría abordarla así luego de lo sucedido la semana pasada!! Con todo los rumores de regreso de mortífagos, de infiltrados en la uni, de un chicos que aun no se sabía si estaban muertos o vivos.

No le recibió el beso, más bien corrió el rostro bruscamente a penas sintió los labios sobre los suyos, abrazándose a si misma. Que a todo esto, los trasladores tampoco eran una experiencia maravillosa, y por más que estuviera con Adair, no sabía ni donde coño estaba, ni para qué y ya veía que no era capaz de quitarse el enojo y detestaba estar enojada!!! no tanto como estar triste, pero no le gustaba no poder controlar su temperamento. -que tiene que ver? – lo interrumpió de muy mal modo cuando Adair mencionaba su cumpleaños, volviendo a girar el rostro hacia la nada arrepentida porque el chico continuaba diciendo que le regalaba “cosas”. O sea, ni importaba qué cosas! Sofie había estado buscando una señal, por más tonta que fuera de que Adair estaba tan metido como ella en “eso” que tenían juntos, y ahora no podía ni disfrutarlo del enojo que le persistía, de la desorientación que sentía, y de lo mucho que lo odiaba por haberle asustado así!!!!!!

Aprovechó el momento en que él encendía el fuego para mirando alrededor, empezar a entender qué estaba sucediendo, más allá de la punta de su nariz y sobre todo de su terrible enojo interno…. Con qué objetivo le había Adair robado el alma así de feo?!?!? Pero el chico ni tiempo le dio a Sofie a que terminara de repensar las frases anteriores que ya lanzaba otra, junto a su forma particular de abrazarla a él, que definitivamente en otro contexto hubiera desatado de inmediato esa cabecita lujuriosa y rubia.

Se dejó besar, así como venía la cosa sin verdadera intención, hasta que alrededor del beso 10 o 11 entendió la metáfora de besos por tirones de oreja y sus músculos faciales se aflojaron un poco para esbozar una sonrisa. Se sentía tan tonta a veces, por haber tardado tanto en entender, por quedarse en su enojo egoísta y no disfrutar del verdadero regalo. Junto a un suspiro resignado, aflojó sus brazos que abrazaban su propio vientre para rodear a Adair y terminar apoyando la frente en su pecho, permitiéndole su nunca para los últimos besos.

- casi me matas del susto… o sea – musitó – eres pero super tonto… - Que no! que no era tonto, que era un amor! Pero… SI! era un tonto, que por sorprenderla con algo lindo casi se queda viudo y ni siquiera eran novios, como para que aquella frase tuviera sentido. Buscó su rostro y lo besó en los labios antes de volver a mirar alrededor -… quedé agotada mentalmente… déjame ver si entendí bien… - lo volvió a mirar entrecerrando los ojos y empezando a sonreír de lado – esto es… un regalo de cumpleaños?... de ti para mi?... – No lo dejó contestar y volvió a besarlo.

A caso se deba cuenta Adair de cómo estaba actuando? Es decir, eso ni siquiera podía ser catalogado como una cita, era muchísimo más! Ni que Adair tuviera que hacer buena letra por conquistarla o algo… De todos modos, el chico podía verlo como una gentileza lógica o lo que fuera, pero Sofie no. Sofie de inmediato pensó que si así estaban las cosas no tenía sentido que él anduviera con otras, o que ella se lo permitiese, o que no tuvieran una “fecha”, o que ella pudiera decir “mi novio Adair”… También pensó que era sería muy feo que él la estuviera ilusionando en vano. Pero no dijo nada de eso, por ahora…

- entonces… todo el fin de semana? Aquí? Solo? – Sonrió más y más, olvidando el enojo por completo y volvió a besarlo, ahora sí como correspondía en agradecimiento a semejante ocasión, un beso extenso, contento e indiscreto... y una preguntita infame final, que Adair tenía que entender a la perfección ya.– y que se supone que haremos? -

Había visto a Sofie en peores situaciones que aquella por ejemplo el momento diva que se marcó en su casa, arrasando con todo a su paso mientras reclamaba su atención a través de gritos y escándalo. La reacción de Sofie ese día, cuando la secuestró, fue lógica y más que molestar a Adair, acrecentó el buen humor que habitualmente llevaba encima. ¿Qué no era mejor sobrellevar las desgracias con un toque de humor qué con drama? Sí, él también estuvo en aquella gruta igual que Sofie pero tenía una manera diferente de olvidar las desgracias.

La cabeza del smertios se movía en sincronía en respuesta a las preguntas de la rubia futura periodista, diciendo que “sí” a todo. Una vez los besos fueron de su agrado, largos y lascivos, Adair apretó más hacia él su pequeño trasero y ladeó la sonrisa ante la pregunta infame de la muchacha – ¿No es evidente? Mimetizarnos con el ambiente y retomar las costumbres prehistóricas – añadió, caminando hacia atrás y llevándose a Sofie en el camino para acercarse a la hoguera. Si bien la rubia ya conocía los dobles significados a todas sus frases y cuando Adair mencionaba un mimetizar venía a decir que iban a pasar el día sin ropa sobre sus cuerpos y las costumbres prehistóricas era tan sencillo como decir que iban a satisfacer las puras y más banales necesidades humanas: dormir, comer y fornicar, aunque no estrictamente en ese orden.

No había pensando en el significado de aquella “cita”, Adair solo había querido hacer algo especial por las diecinueve primaveras de Sofie. Quizás se había esmerado más que con cualquier regalo de cumpleaños. Solía encasquetar aquellas mariconadas de compras a su hermana, él prefería pasar haciendo cosas más entretenidas como golpear bludgers en el campo de Quidditch. ¿Qué dónde les conducía todo aquello? Pues no sabía. Estaba bien como estaban hasta ahora. Adair había evitado meterse en la cama de otra, primero porque no tenía tiempo entre los entrenamientos y segundo porque el poco tiempo libre que tenía lo dedicaba en cuerpo y alma a comerse la boca con Sofie en algún rincón oscuro.

- Vamos comenzando que el tiempo es puro galeón – y así con la osadía heredada de su padre, tomó el borde del jersey de la chica y se lo sacó por la cabeza antes de darle un beso en los labios. Exactamente no iban a comenzar ya con el sexo (aunque ganas siempre tenía Adair) solo quería darle otro de sus regalos de cumpleaños que había considerado oportuno y útil a raíz de su visita a casa de los Brackminster. Puso un dedo en los labios de la chica para evitar que hablara antes de la cuenta y se apartó para ir hasta la tienda de campaña. No tardó mucho en sacar un paquete alargado que contenía una escoba, la escoba que Darren había prestado a Sofie en el partido y es que, si ella quería integrarse en la familia, debería aprender a no parar Quaffles con el hocico – Supongo que esto era regalo obligado después de lo del otro día. Tenía otro par de regalos más pero eso vendrían después, poco a poco.

Intentó no hacerlo, pero terminó carcajeándose por las ocurrentes metáforas que Adair siempre tenía para decir, siguiéndole paso hacía el fuego, dejando evadir su mente de susto o enojos, por la linda y suave sensación en el estómago que de solo estar con el chico haciendo nada le nacía. Sofie estaba loca por él, suerte que no era el patán que todo mundo decía. También estaba “fascinada” con eso del sexo, era como descubrir un hobbie nuevo y sentir que nunca iba a aburrirse de perder el tiempo así. A su madre no había tenido que decirle nada, (no así a sus amigas, piyamada extraña si las había) que la muy astuta se dio cuenta ni bien verla y fiel a su costumbre de hablar sin filtros le había dado toda una charla madre-hija de nuevo, por quinta vez, con más detalles de los que Sofie podía soportar sin sonrojarse.

Ya estaba por decirle a Adair qué a donde iba cuando él le ganaba con el gesto de hacerla callar. Y se esperó allí curiosa, pero volviendo a ponerse el jersey no por timidez, sino por puro juego ocasional, esperándolo como si nada hubiera sucedido. Pero Adair aparecía con un regalo. O Sea un regalo material. Una escoba!... – obligado? – preguntó aun asombrada. Y es que Sofie siquiera esperaba que el chico supiera de su cumpleaños, como para poder entender que pudiera ser lógico que tuviera tantos gestos lindos para ella.

- es la escoba del otro día! – la reconocía porque tenía una líneas negras algo desgastadas, Sofie era muy detallista – Gracias!.... No la has robado, no?... – le bromeó escoba en mano, tomándole de la quijada para darle un beso ruidoso y fugas. Adair estaba sonado, le había dado a Sofie otro juguete con el cual entretenerse, que tal si ahora se olvidaba de él? – Puedo volar ahora? Que tal si me escapo de mi secuestro y me vuelvo a Brigantia volando… aunque no se ni donde estamos – miró a su alrededor de nuevo y se rió, feliz feliz…

Y lo dicho olvidó a Adair, y terminó de desenvolver la escoba para subirse a ella y despegarse unos cuarenta centímetros del piso, luego un poco más quedando sus rostros a la misma altura. No se le iba la cara de asombro, abrió la boca para decir algo pero no supo que…. Volvió a intentar ordenar sus palabras – Adair, tu sabes que no tenías porque hacer todo esto, no?... Digo… no será demasiado?... –

Afirmó sus manos en la escoba y le dio la vuelta a Adair, dos o tres veces probándola, más bien probándose ella misma. Cuando volvió frente a él, con la escoba en paralelo, se atrevió a más, puso sus manos en sendos hombros de Adair, y con cuidado se paró en la escoba, como si de una viga de equilibrio se tratase, sacándole la lengua por las tonterías que estaba haciendo que de seguro terminaba con el culo en el piso y otro golpe. – La tengo dominada! – y como si el objeto se ofendiese, vibró desparejo, para salir despedido y caer centímetros más allá, dejando a Sofie semi colgada entre Adair y el suelo.

Estalló en carcajada. – Me vas a enseñar a jugar al quidditch y todo eso?... Mira que no es necesario, no volveré a aparecer en tu casa, ni le escribiré a Darren para acusarte de que no cumpliste con tu palabras… - Le besó en los labios como juramento. Era un forma de decirle que para ella, lo que había sucedido ese día, pues… en ese día quedaba! Que de seguro no volvía a ver a los Brackminster nunca. O a caso Adair se había creído también aquello que eran novios? -… Adair – Lo observó dudosa unos segundos… no sabía como preguntarlo y se estaba poniendo nerviosa de solo pensar que si decía algo inadecuado el chico se desaparecía y la dejaba sola en medio de la nada -… nosotros estamos saliendo? De… novios?... así como que si vamos juntos al casamiento de Lucy no será por continuar la mentirita a tu familia?... –

Si, Sofie era un poco estructurada, necesitaba ponerle nombre a las cosas, para entender si ambos estaban pensando lo mismo, claro que se moría porque Adair fuera su novio, pero sobre todo no quería malos entendidos, prefería que no lo fueran pero tenerlo claro… Porque si eran novios la próxima ver que lo viera con Park, la asesinaba… Sino, simplemente como hasta ahora, giraba hacia el otro lado y se engullía diez mil caramelos.

Sofie frunció los labios hacia un costado sosteniendo la mirada de duda. La respuesta no le satisfacía realmente, porque no le dejaba las cosas claras. Adair le había dicho que la pasaba bien con ella y que no estaba con otras lo cual era genial, y era la descripción más exacta de noviazgo que Sofie conocía pero… igual no lo admitía y la rubia no terminaba de distinguir de qué estaban hablando. Sobre todo no terminaba de entender cuales eran los “si” y los “no” de ese tipo de relaciones sin nombre, porque de hecho no había vivido ninguna así, y no quería meter la pata, tampoco quería apresurar las cosas por el mismo motivo de no arruinarlo, igual que pensaba él.

- Ponerle nombre a las cosas es una forma fácil de saber de qué estamos hablando. – Sofie era periodista, nombrar y adjetivar eran sus armas para describir el mundo… Mirar y tocar, la forma de conocerlo y ya tenía sus manos rodeando a Adair por la cintura sin telas intermedias.- por ejemplo, no tenemos que ir a la boda juntos… no tiene que ser obligación solo porque los Brackminster piensa que somos novios – le dio un beso y siguió – tu ves si te encuentras una dama de honor... y yo, con el vestido que me regaló Luca no lo tendré muy difícil para hacerme de un acompañante…. –

Lo miró coqueta disimulando con ese gesto la angustia total que le había entrado por ser tan tonta de darle la oportunidad a Adair de que se arrepintiera de ir con ella a la boda. Aquello era tan confuso… Por un lado veía en él todas las señales de que todo estaba perfecto, por el otro seguía teniendo dentro todas las palabras de Gianna y de Luke de que eso terminaría mal, mal, de que Adair le rompería el corazón… Como era posible que el mismo chico que le regalaba semejante viaje de cumpleaños fuera capaz de lastimarla? Eso no tenía sentido para ella.

- pero… - escaló con sus manos el torso de Adair para quitarle la camiseta – no encontrarás alguien mejor que yo en el poco tiempo que falta para la boda... lo sabes, no? – sacó a relucir su auto confianza, para concluir el descaro apoyando sus labios en cualquier parte de la piel desnuda que ahora tenía frente a ella.

Que diablos hacía perdiendo en tiempo hablando tonterías cuando bien podía dedicarse a probar con él todas las cosas que había leído en la cosmos? Podrían seguir charlando mientras follaban, haciendo espacio entre gemido y gemido? Al darse cuenta de que estaba pensando tales cosas, de que se había vuelto una loca sexópata, más ganas le produjeron de mandar los protocolos al diablo y meterse en la tienda a jugar. O podrían hacerlo al aire libre! BASTA SOFIE

- si, mejor conmigo… - Apoyó sus palabras de inmediato, besándolo con ansiedad, sin saber si era él o ella quien presionaba más para juntar sus rostros y sus cuerpos. Para que negarlo? Para que seguir con el jueguito de me importa, no me importa con quien vayas al casamiento, si era obvio que ambos buscaban lo mismo? Para que detenerse a enroscarse la mente, cuando podía deleitarse con esa mirada particular que en Adair surgía ante la impaciencia de follar?...

- no lo destrozarás! – otro comentario ahora entre respiraciones agitadas, porque por más que se lo planteara Sofie a veces simplemente no podía dejar de pelear. Era ese tira y afloje entre hacerle caso, saberse deseando lo mismo que él y hasta ya imaginar la excitante escena y por otro lado, querer marcar límites o superioridades. Prepotencias que quedaban en la nada, cuando la agitada respiración se convertía en suspiros, cuando la intromisión de sus dedos le robaba un primer gemido demasiado audible y decía sin dudas y sin pensar siquiera – Sexo! –

Al diablo los regalos! No sabía de qué estaba hablando Adair ni le importaba, podría el chico haber querido regalarle una isla en el caribe que le daba igual…. Momentáneamente claro. O también podría haber sido un doble sentido de ocasión y tampoco Sofie se había enterado de eso, solo tenía cabeza para cerrar los ojos de a momentos y buscar con sus manos la entrepierna de él. Hasta aquello que había pensado antes de hablar y follar al mismo tiempo se le hacía idiota ahora que no le alcanzaba la boca para recorrerle el cuello.

Sabía la teoría de que los preliminares eran importantes y todo aquello, pero a la rubia le sucedía con Adair que no necesitaba demasiado para volverse loca, empaparse y sentir esa necesidad imperiosa entre las piernas de que la penetrara. Le había dado un par de vueltas al asunto, en soledad pues no se animaba a hablar con nadie, y quería creer que o bien era porque el chico le gustaba tanto que ya de tan solo verlo a la distancia su estómago se contraía nervioso, o bien porque la cuestión del sexo era nueva y excitante de por si y para ella, y con su imaginación trabajando a mil era demasiado.

No era casual que Sofie le hubiera sacado la camiseta antes, no lo premeditaba, pero así sucedía: buscaba calentarlo todo el tiempo, aunque no estuviera bien visto ni admitírselo a si misma. Así como ahora a dos manos intentaba desabrochar los pantalones de él, sin alejarlo demasiado, ni dejarse vencer por como la espalda se le arqueaba por esos dedos indiscretos. Además estar solos, sin posibilidades de interrupciones de ningún tipo, era otro contexto, daba otras posibilidades.

Cuando rozó el miembro de Adair, aunque fuera apenas entre las ropas pero sintiendo claro el calor y la textura reconocida, ya fue otra cosa, y pudo bajar un poco sus revoluciones, como si lograr ese cometido le garantizase que el chico ya no podría huir o dejarla sin sexo-regalo - no se que dices… que cosa podría encantarme? – Buscó con una mano su nuca para besarlo en los labios – no sabes nada. – Lo dicho no quería regalos, con sexo se conformaba y ya… al menos hasta que se le pasara la calentura y volvieran sus aires divos de niña consentida.

Ayudó a quitarse las ropas sin pensárselo en absoluto. No sufría el frío porque el calor de su cuerpo bastaba como calefacción natural, y aunque así hubiera sido le encantaba poder aprovechar la soledad de la cita, para estar desnudos y cómodos al extremo, en vez de la obligación de improvisar posiciones apuradas entre ropas, clases y pasillos como sucedía dentro de la uni. De todos modos, cualquier cosa le gustaba en esa realidad nueva de descubrir con Adair los placeres más básicos. Se había preguntado en alguna ocasión si no había estado perdiendo el tiempo al no follar antes, pero Sofie estaba segura que si así las cosas se habían dado era por algo: que de algún modo Adair había provocado algo en ella que nadie antes, y no solo la calentura porque estaba muy bueno y tal, sino cosas más sutiles, como el entendimiento inmediato con miraditas, o que gustaban de los mismos juegos de palabras, ciertas seguridades contenedoras que le provocaba la personalidad del chico, y que sabía manejar sus ataques divos restándole importancia al drama.

No- le respondió de inmediato sosteniéndole la mirada. No sabía porque se había negado, si se lo hubiera pensando un poco, si lo hubiera visto venir quizá simplemente se volteaba y ya, pero la sorpresa fue mayor y ahí estaba recibiendo esa mirada color miel que oscilaba entre la incredulidad y el enojo por ser tan descarada. De todos modo no deshizo sus palabras y mantuvo la distancia, como si estuviera buscando la forma de cumplir con eso pero que pareciera “Lo hago por que yo quiero, no porque tu me ordenas =p”

Primero un pie, luego el otro, sobre el pecho de Adair para que no se le abalanzara encima a voltearla por la fuerza o quien sabe, también para molestarlo y ganar tiempo, o no arruinar el juego culpa de su negativa. Caminó por su torso hasta lograr apoyarle con fuerza la planta del pie en la mejilla como si de una cachetada se tratase, y luego volvió hasta su pecho, para presionando allí, levantar el resto de su cuerpo y sacarse las bragas una pierna a la vez. No iba a perder otra prenda por culpa de los arranques locos.. o si! pero no hoy que tenían que durarle todo el fin de semana.

Fue deslizando ambos pies hasta volver al suelo, sin olvidar pasar por la entrepierna de Adair, con una última mirada que pretendía sostener esa actitud de dominación, pero donde la cuestión de que le haría caso era evidente. No entendía que gracia tenía estar de espaldas, es cierto que sonaba muy excitante, pero… que haría ella? Ni modo que fuera a besar el suelo con la misma pasión que besaba los labios de Adair! Además no fuera cosa que se equivocara de agujero! Aunque alguien ya le había dicho que eso era imposible y que además a cuatro patas los hombres veían todo…. Lo cual era bastante grotesco, pensando bien… Ella aun no se animaba a mirar directo su miembro y a la vez tenía que poner el culo en pompa para que él lo tuviera todo fácil?...

Sintió el frió de la bolsa de acampar en los pezones y terminó de voltearse, quedándole el larguísimo cabello rubio cubriéndole toda la espalda con desprolijidad armónica, llevando los talones a la cola, para apenas ladear el rostro y sacarle la lengua. La verdad sea dicha, se sentía muy bonita en esa posición, y así se renovaban en ella las ganas de que él también lo creyera de ese modo, que le tocara el cabello y le acariciara la espalda blanca con un par de lunares simpáticos, y que hiciera lo que se le diera la gana de una vez. A ver si le demostraba que eso estaba tan bueno como se decía, que podía disfrutar sin morderle los hombros como loca desquiciada.

Mientras la piel se le erizaba por las maneras tan particulares que Adair tenía de acariciarla suave pero con intenciones claras, Sofie tuvo un momento para repensar algunas de todas las cosas dichas antes de meterse a la tienda, además de reparar en que aquello de estar de espaldas no parecía estar tan mal, en especial si iba a recorrerla a besos y agitarle la respiración por hacer desastres con su cuello, zona que en Sofie era casi como otro clítoris.

-adair?....- preguntó – es cierto lo de antes… que no te acuestas con otras?...- justo cuando él alcanzaba su rostro y le mordía la oreja. Podía ser una pregunta anti climática? Sofie no le veía así, no solo porque estaba super excitada y muy difícil que algo fuera a sacarla de clima, y además porque dejaba claro que se lo había estado follando todo ese tiempo, pensando que él igual lo hacía con otras… En realidad era una pregunta técnica, que nada tenía que ver con ponerle nombre a la relación y esas cosas. Aunque un mínimo si tampoco hubiera venido mal, Sofie se dio cuenta de que confiaba tanto en él que siquiera necesitaba la confirmación, si lo había dicho antes debía ser cierto, Adair no decía por decir las cosas, eso le había quedado claro a ella el día de la enfermería, aunque Gianna o cualquiera pudiera darle otra interpretación a los hechos.

Suspiró al contacto con su pelvis y se removió apoyando las rodillas de mejor manera, estirando una mano para acariciar el cabello de Adiar que aun tenía a su alcance, estremeciéndose por como la tocaba, excitándola, desesperándola y esas cosas que a Sofie la hacían sentir tan deseada, tan querida y especial en algún punto aunque fuera solo ficción del momento de calentura. Iba a continuar con su palabrerío, que para algo había traído a colación lo de las otras pero la penetración de los dedos trasformó las palabras en un solo gemido que aunque suave era contundente, y perdió la cabeza entre mover sus caderas lo mínimo por acompañarlo en el trabajo y escuchar a media sonrisa las palabras peleadoras de él.

– tienes derecho a guardar silencio… - “que todo lo que digas podrá ser usado en tu contra…” no completó con esa parte de la frase pues era obvio como continuaba. De todos modos no le molestaba que él hablara solo estaba usando la excusa de responder para ver como se escuchaba su propia voz entre gemidos y respiraciones de ritmo dudoso… Quería que la follara ya, pero ya ya!… Sentirlo ahí jugando con sus labios inferiores era desesperante y Sofie creía firmemente que un segundo más y terminaría por venirse sin mayores esfuerzos.

– Sabes una cosa….?– buscó por debajo de su propio cuerpo el miembro de Adiar para animarlo a que se adentrara en ella y ya… - no tienes que cuidarte – movió las caderas un poco más hacia atrás, acariciando con su mano la de Adair en realidad, más que su miembro en si. – ya me cuido yo… - ocultó el rostro total, sabía que mencionaba a su madre todo el tiempo, pero quien sabe por que obviaba a conciencia hacerlo en esos momento sexuales. -… exigencias de mamá…

Todas aquellas dudas sobre qué se suponía que haría de espaldas, si poder abrazarlo o besarlo o rasguñarlo, si no se habían esfumado aun terminaron de desaparecer embestida a embestida cuando no quedó sitio en ella más que para el deleitarse con el propio placer. Debía haber algo en eso de sexo donde ser egoísta estaba permitido, o sería que de tan metido que estaba uno en su propio mundo de gemidos no se enteraba que tanto o tan poco estaba disfrutando el otro. De todos modos aquellas cuestiones no eran posibles de ser pensadas en semejante momento.

Sostuvo las caricias autómatas a aquella mano que ahora la mimaba a ella, olvidando lo justo el mundo exterior, solo reparando en no dejar de respirar ni que sus jadeos sonaran feos; dos cuestiones ambas opuestamente imposibles de controlar cuando segundo a segundo se encontraba empujando las caderas contra él, deshaciéndose en sus dedos, y por arquear su espalda más de lo posible caían sus brazos a los lados musitando quien sabe que cosa. De todos modos, ni se retrajo del contacto, ni excusó de ningún modo su facilidad para la plenitud, pues una cosa era eso y otra la saciedad.

Aunque a ratos no pareciera, en especial de la boca para afuera, la verdad era que le gustaba que Adair hiciera, que demandara y propusiera con sus caras y sus gestos, en el día a día en general. Ahora no podía verle pero, estaban aun sus manos que sentía firmes sobre su cuerpo marcando el ritmo, junto a la respiración que era audible y excitante. Se dejó guiar por él procurando volver a estar un poco más atenta a todo, aunque sin estarse segura de si lo estaba logrando o no, quién podría culparla de distraerse cuando probando posiciones nuevas con el chico que le encantaba, descubría que aquello de estar de espaldas tenía más que encanto.

Se quitó el cabello del rostro, por hacer algo más con las manos que buscar ansiosa lo que fuera en el suelo para estrujar entre sus dedos, pero terminó volviendo a aferrarse con locura al saco, abriendo las palmas cuando él se movía hacia atrás y volviendo a los puños tensos cuando la penetraba sin más. Pegó la frente al suelo, casi reprochándose que aquello le gustase tanto, pero no. No se reprimía nada, solo que los gemidos eran demasiado esfuerzo, levantar el rostro lo mismo, y quedaban sus sonidos ahogados entre el lío de cabellos, brazos y pliegues del saco de dormir.
Sentía que no podía estar más entregada en esa posición, que de forzar su columna iba a terminar deforme o algo, pero igual le gustaba, le encantaba!

- más Adair… más… no pares…más – ahí estaba aquello entendible aunque fuera su voz suave y entrecortada apagada porque sus labios eran una sola cosa con la piel de su brazo que mordía imperiosa. Que ese momento no pasase nunca. Eso era lo que quería.

No. Porque se detenía? porque lentificaba todo cuando ella explícitamente pedía lo contrario? Decir que no surcó por un momento en Sofie, la duda de que hubiera hecho o dicho algo que a Adair simplemente no le gustó o lo quitó de onda, acompañado de un sentimiento de que la tragara la tierra, hubiera sido mentir. Sin embargo entre los besos a su espalda y la frasecita, en especial el tono de la misma, fue tornando la vergüenza injustificada en risita nerviosa por ser tan ingenua con ciertas cosas aun, y darse cuenta en que había tardado en entender de qué se trataba aquello.

Ella no había hecho nada malo solo era otro jueguito!... El suspiro de alivio no fue otra cosa que un grito ahogado culpa de esos dedos mafiosos. No importaba cuantas veces lo hubieran hecho ya, cada vez que Adair la penetraba con la parte del cuerpo que fuera sentía un jalón inmensamente placentero y fugas como un rayo, que le hacía respirar profundo y le impedía cerrar los labios por segundos. A ambos les gustaba jugar pero Sofie corría con la desventaja, de seguro culpa de la inexperiencia, de quererlo TODO y YA, de siquiera pensar la opción de que era posible cambiar de posición o interrumpir las acciones o que acaso las esperas que mantenían la temperatura constante hacían de la experiencia una incluso mayor.

Conclusión se desesperaba y volvía a hacerlo (ya no físicamente sino mental) cuando sentada a espaldas de Adair, él le cedía el control. Mal hacía en hacer eso! O bien, depende como se viera, pero ahora Sofie estaba un poco, no confundida pero con varias dudas en la cabeza. Tampoco eran dudas en el estricto sentido de la palabra, quizá eran simplemente pensamientos que no terminaban de armarse porque no le daba la mente para evadirse de lo genial que se sentía el momento. Se aferró al brazo de Adair que le rodeaba por debajo, primero por reconocerlo, luego por sostenerse, y definitivamente para ejercer con sus uñas la emoción violenta de todo su cuerpo, mientras con la otra mano buscaba su nuca, su cuello para atraerlo a ella y lograr besarle los labios.

Al beso desordenado, le siguió en ella el sentimiento de haber recuperado alguna cosa que no tenía nombre, pero que representaba besarlo en los labios, detenerse un segundo mínimo para mirarlo a los ojos y sonreír con estos y con el resto del rostro, reconquistando algún tipo de seguridad en si misma. No eran sentimientos definitorios ni tajantes, solo una mezcla de sensaciones llevadas al extremo de su poder y en completo desorden, fomentadas por la presión entre los cuerpos, los jadeos propios y ajenos, ver su propio pecho simpático de sudor agitándose al compás de las embestidas y sentir que Adair la hacía suya de manera profunda apresándola toda entre sus brazos.

El calor abrasador en cada parte de su cuerpo que tocaba con el del otro, en la espalda entera desde los muslos hasta la nuca, creyendo incluso sentir pequeñas gotas de sudor recorriéndole la línea su columna, en sus pechos estrujados divinamente, en el cuello como oleadas de fuego cada vez que los labios de Adair la rozaban, le hacían querer decir mil cosas de nuevo, y no todas eran inofensivas como un “más”, o como lo que realmente le dijo buscando su oído, mordiéndole el lóbulo incitándole a que acabara, cuando quisiera pero dentro, que quería sentir como era eso, besándole de inmediato el cuello, más en búsqueda de esconder el rostro que por buscar gestos provocadores.

Seguía provocándole cohibición andar verbalizando guarradas, pero ahora sabía que había cosas peores para reprimir. Y de todos modos nada de eso fue impedimento para dejarse llevar o ponerse al mando, si es que en eso del sexo existía verdaderamente eso. Agarrada de Adair con fuerza extrema, subió y bajó una y otra vez buscando que se miembro rozara de manera especial dentro, para luego olvidar definitivamente todo y dedicarse al frenético movimiento de consecuencias irreversibles juntos, obviando respirar porque no había lugar para eso cuando sentía claramente a Adair convulsionarse y empaparla como nunca antes, y su propios cuerpo se tensaba en espasmos repetitivos unos segundos después confesándose a si misma con descaro que ningún orgasmo hasta el momento había sido como ese.

Lentamente aminoró la fuerza con que lo apresaba con sus manos y buscó con sus labios primero el cuello de Adair, luego su boca, después tomó una mano cualquiera de él y la llevó hasta su cara para que ella pudiera pasear sus labios por su palma y sus dedos mientras él le acariciaba el rostro o le acomodaba el cabello. Sin apuros fue incitándole a que se cayeran sobre el saco de dormir como fuera, despatarrados o en orden, pero si a ella no le daban para más las piernas a él menos y además Sofie quería abrasarlo un rato, así: tierno, romántico. Acariciarle esos abdominales que le gustaban tanto mientras la respiración se normalizaba y daba ganas de volver a hablar...

Que por cierto, Sofie venía acumulando un par de cosas ya en su cabecita loca, y de toda índole, lo del “no-noviazgo” podía haber quedado zanjado, pero mil otros temas había… dudas desde imperiosas hasta casuales, como que por ejemplo que no quería ni mirar otra cosa que no fuera su rostro para no encontrarse con que la mezcla de fluidos se escurría por sus piernas o que se veía horrible porque el cabello aunque hermoso se le había enmarañado en una peluca infame. – ay mira…- le puso un dedo en una marca roja horrible que había dejado ella en su antebrazo, cinco uñas perfectas ni una más ni una menos… - perdón… - y se rió lo mínimo besándole la marca que de todos modos desaparecería-… también por los nervios… no se qué me pasó.

No pensó en que Adair podría o no haberse dado cuenta de que en algún momento ella había estado más nerviosa que de costumbre. Ni siquiera lo pensó antes de verbalizarlo, pues en realidad era su forma de compartirle que así le había sucedido, incluso que quizá estaba nerviosa aun. – es como que en un momento me di cuenta de que no sabía qué estaba haciendo… o … bahh… cierta inseguridad ya sabes… - se encogió de hombros y obvió mirarlo, pero le pareció tan aniñado a esa altura esquivarle la mirada que se forzó a buscar sus ojos y sonreírse. Lo peor es que no paraba de pensar cosas y no quería decir ni una. Muy raro.

Se sonrió repensando si debía serle obvio o no aquello de andar desprevenida y claro que se le notaba en el rostro las mil cosas de nada que andaba divagando, pues Sofie podía llegar a ser demasiado transparente incluso con la boca cerrada. Se abrazó a él escuchándolo – pues… - se tomó un momento en el cual le acomodó el cabello corto hacia atrás, para terminar acariciándole la nuca en un gesto que no le dejaría separar sus frentes. Pero no dijo nada de inmediato, solo volvió a besarlo. – tus respuestas suelen constarme una fortuna… mejor no. – y se dejó caer de espaldas, sin importarle la desnudes de sus pechos o la sonrisita que ya le surgía en los labios pues tarde o temprano no podría contenerse y largaría alguna de las mil cosas que no podía ordenar.

- no se que estaba pensando…. Esto del sexo es complicado… bah no complicado pero… no quiero decepcionarte, igual aunque lo hiciera no me lo dirías en la cara… Y de todos modos ni que fuera algo para hablar contigo - estaba hablando sola y tenía la mirada clavada en algún pliegue de la tienda de campaña, mientras paseaba sus dedos por la espalda de Adair. De pronto se giró a verlo, algo dubitativa- esta tienda es mucho más grande de lo que parece…. No? – se ladeó de cuerpo entero para besarlo y sus ojos se posaron en algo más allá. – eso es una puerta?...

Ahora si que no entendía nada. Como iba a haber una puerta dentro de una tienda de campaña? Como podía ser tan alto el techo, cuando desde afuera la tienda no parecía ni del alto de una persona? Cabía la posibilidad de que se hubieran desaparecido y aparecido en otro lugar mientras tenían sexo y ellos sin darse cuenta?

Volvió al tema. - tu no me hagas caso con lo que hablo, eh – al tema de sexo. – solo que a veces me pregunto si te gustan más los besos aquí – lo beso en la comisura, luego en el ángulo de la quijada, luego apenas por detrás de la oreja – aquí o aquí… por ejemplificar – concluyó a su oído con una risita, enredando los dedos apenas en el cabello de su nuca para tironearle un poco. – igual la cosmos dice que cualquier cosa funciona… bah, no cualquier cosa pero… muy amplio… entonces vas a enseñarme a jugar al quidditch? – Y Sofie volvía a cambiar de tema, pues era reflejo de que no le daba la desfachatez para hablar de sexo de frente y tampoco como que tuviera muy claro que era exactamente lo que quería saber o hablar, y menos con él, mejor ya después hablaba con sus amigas.

Le asentía, le miraba con mucha expresión pero Adair no dejaba escapar más palabras que las mínimas. Tampoco es que ella hubiera preguntado con propiedad alguna cosa en específico, también era conciente de que había mezclado los temas y que ni le exigía demás, pues ya le estaba respondiendo el beso, abrazándolo con una pierna que se montaba por encima de las de él, sonriendo por dentro de volverse a sentir tan a gusto con la cercanía y el cosquilleo que aunque mínimo, no dejaba de ser insensato.

- sabes?... he tenido novios que hablaban menos que tu! No te fuerces – terminó soltándole cuando Adair salía, calzones puestos, fuera de la tienda y ella se dejaba caer en la bolsa mirando el techo. Esa tienda tenía hasta una lámpara!! Como era posible?! Se tomó varios minutos en ver todo alrededor, sacando sus propias conclusiones sobre que habría detrás de la puerta aquella, tomando la camiseta mecánicamente y poniéndosela sin más reparos de ver si era la suya o cual, o si acaso era una bolsa de papas con lo que debía cubrirse. Las bragas se las olvidó, bah, ni lo pensó hasta que por removerse para dejarle espacio al chico terminó sentada en una parte que estaba algo más fría que el resto por el desuso. De todo modos ya estaba cubierta por demás por la camiseta de Adair... Y además había más regalos para ella!!

- a ver… a ver… - dijo tomando el objeto – no pensé que fuera cierto que había más regalos… ah!!!! – se interrumpió con un gritito cuando entendió que era exactamente. Tocó un par de botones, para luego girarse solo un poco y darle un beso en los labios a Adair de agradecimiento… - ahora tendré que encontrar otra excusa para hablar con chicos guapos… - le sacó la lengua y le dio otro beso antes del gracias real y correspondiente, para luego ponerse a jugar entre las piernas de Adair a ver cuando eran 10 euros en galeons… o cuantas libras esterlinas en galeons… o cuanto era un galeón en knuts… Acomodándose el cabello tras la oreja cuando de tan ensimismada se doblaba sobre el aparatito.

- esto debió inventarlo un mestizo… No creo que los gnomos de Gringots gastaran tiempo en mandar a hacer esto… Ay bueno, ya lo dejo! – dejó el aparato a un lado, pues ni modo que iba a gastar su valioso tiempo junto a Adair jugando con aquel chiche nuevo. – cuando es tu cumple?... Tu que querrás de regalo?... dime así me es más fácil, que tu debes ser persona difícil de contentar, además siempre se me da mal buscar presentes para los varones, es como que los rubros son muy acotados…Y no te voy a regalar un bate, por mucho que te guste! Que ya debes tener miles!

Anotó mentalmente dos cosas, la primera la fecha de cumpleaños, la segunda que él la creía sangre limpia… Bueno, estaba bien que así fuera pues su madre le había dicho que si alguien preguntaba ella era sangre limpia y ya, pero de todos modos no pudo evitar pensar que bien podía no ser así, que bien ella podía ser mestiza o mitad extraterrestre. – eso pensaba regalarte para noche vieja- le bromeó, pero tomando la idea como propia… que tal vestirse de mamá Noel para Adair?... mmm… interesante. A Sofie le encantaba hacer planes, por el simple hecho de pensarlos, luego si se cumplían o no era otro tema, en especial porque no solía tener una paciencia y meticulosidad prodigiosa y terminaba gustando más de la improvisación.

- baño, cocina, desnuda… - repitió incorporando cada cosa con seriedad, finalizando con una risa. Así que en los pirineos, con razón la temperatura. Y no, no iba a quejarse, luego del susto por el secuestro lo demás eran tonterías. O eso creyó ingenua hasta que sin más Adair mencionó a su madre. Abrió la boca, pero no pudo decir nada, no entendía cómo, ni porqué, y el qué le costó bastante también. Tomó sus ropas y se metió al baño, sentada en el inodoro seguía pensando en eso… Que tal si Jessy aparecía allí?… Que tal si DARREN se hubiera aparecido allí y ellos lo más tranquilos follando? Que tal si AMBOS estaban escondidos entre los árboles!?!??
Salió de la tienda vestida, zapatillas incluidas y con el cabello arreglado. Vio sentado a Adair y se acercó a él por detrás, recargándose en sus hombros hasta abrazarlo y apoyar su mentón sobre la cabeza del chico, mirando al más allá de los árboles.

– me acabas de decir que tu padre sabe que estamos acá?... Y mi mamá también?....Acá, acá? O solo saben de la acampada, pero no donde…. Digo, porque hay como una diferencia sustancial… no se si te das cuenta… - eso había sonado muy feo, tipo “a ver idiota si usas las dos neuronas que tienes ahí dentro” -..mmm.. quiero decir… es que…– frunció los labios con tristeza aunque Adair no pudiera verla, pero si sentir su tono algo desconsolado, y terminó jalándole un brazo para hacerse espacio sobre él y sentarse en su falda, robarle la lata y suspirar dando un trago largo a la cerveza.

El percance de las grutas? el mismo que ella había obviado contar a su madre?... Bueno si, sonaba lógico pero no dejaba de ser una mala noticia. Ya podía Sofie imaginarse el dialogo entre los adultos: Darren informando a su madre, Jessy contestando algo como “a mi que me importa, Darren?... deja que ellos se diviertan y TU invítame a acampar al Hilton” Darren excusándose en que le parecía lógico avisarle luego del atraco del licántropo en Brigantia, y Jessy “ QUE QUE?!” empinándose una copa de vino sin soltar el cigarrillo.

Le devolvió la cerveza cruzándose de brazos compungida, sopesando cuales eran las posibilidades reales del caso. Qué tan capaz era Jessy de aparecerse allí, de coartarle las libertades con cualquier excusa. Qué tanto podía utilizar la acampada para llevársela de nuevo a Barcelona. “Suficiente de aventura mágica, nos volvemos”. Y no era una frase inventada por la cabecita de Sofie, era una sentencia que su madre había usado cada fin de vacaciones cuando volvía del Castillo Luttrell al mediterráneo.

- no – le respondió secamente, siquiera con gracia como cuando lo había negado en la cama. Que iba a contarle? Que si todos hablaban de ella era porque era una mujer con un carácter muy particular, con una fama que trascendía el espacio-tiempo y donde haberse acostado con medio universo era el tema principal?... en realidad tampoco es que todo el mundo conocía a Jessy por eso, o si, pero hablaban otras cosas sobre ella también. Varias cosas en la vida de su madre eran controversiales, escandalosas, y lo peor: ocultas para la propia Sofie, como si se hubiera generado un mito alrededor de esa mujer sin referencias comprobables ni testigos directos, vivos. – pues si algún día la conocerás, pero no tiene porque ser hoy, no? que es Mi regalo de cumpleaños… y no, no tiene nada de malo ella. –

Ahí estaba la dicotomía: a veces parecía que no quería que fuera parte de su vida pero por el otro lado en conversaciones casuales no paraba de nombrarla. Ahora no quería que interrumpiera su acampada porque pensaba que la arruinaría, pero jamás iba a dejar de salir a defenderla de los dichos ajenos. Se estiró, panza arriba para alcanzar la heladerita y garantizarse una cerveza toda para ella, la necesitaba. Había zanjado el tema con sus dichos pero Adair tenía cierta razón en preguntar, y…

- No le he dicho a mamá lo de las grutas… Y ya sabes que ella no está para nada contenta de que yo esté en Brigantia, ni en el mundo mágico, ni rodeada de magos, menos aun licos y posibles mortífagos.... – dio un trago a la cerveza – Es capaz de presentarse aquí y con solo tocarme el brazo así – apenas apoyó el dedo índice en el hombro de Adair- llevarme de nuevo a casa… Es muy buena bruja, sabes?... Mamá no hace magia nunca, pero las pocas veces que la he visto usar la varita se ve tan natural, tan simple. – Ahí de nuevo un comentario malo, de que era capaz de secuestrarla, un comentario bueno de que era una excelente bruja.

- Debería mandarle un patronus… así al menos no puede usar en mi contra que no confío en ella o no le cuento las cosas… y tu ponte una camisa… que hace frío! – no le importaba el frío a Sofie, le importaba que si su madre aparecía no lo viera encuerado y diera eso pié a que dijera palabras desubicadas totales. Se levantó y fue hasta la tienda a buscar su varita – si tuviera un padre estas cosas no me pasarían! – dijo para si misma y para Adair también aunque no fuera a admitirlo luego. Un comentario de despecho total mientras la tienda se cerraba tras ella.