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Adaptándose
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Adaptándose
Estaba sentada en el piso del cuarto al que llamaban "estudio" en el apartamento de Finnerty, el que estaba en algún lugar del este de Londres, en el mundo muggle. Acomodaba algunos papeles y regresaba una canción que recién había descubierto, llamada "there she goes". En los pocos días que había estado ahí había aprendido a poner CD's aunque aparentemente había maneras más modernas de escuchar música para los muggles. La intención era poner un poco de orden en ese lugar para guardar las cosas que Pearl le había estado llevando, y eso no era tarea fácil, por que tendría que ir a su casa en labor hormiga cuando no había nadie a sacar, básicamente, su ropa y las cosas sin las que no podía vivir, sacando cosas poco a poco. Tenía algunas en la Universidad, pero también había otras en su habitación que quería. Entre ellas, le había pedido que no se olvidara de la foto familiar que se habían tomado cuando ella tenía trece años.
Los quería, le dolía saber que no hubiera en ellos un ápice de comprensión por lo que había hecho. Que aunque Peach Finnerty la detestara a todas luces, aceptaba las decisiones de su hermano aunque fuera a regañadientes. Octavian intentaría matar a Angus de tenerlo enfrente. Esa era la gran diferencia que hacía que ella estuviera ahí, y no en su casa, intentando hacer entender a su hermano o a su madre qué había ocurrido para que cambiara de planes. Era imposible, los conocía bien.
Ahora tarareaba una canción que no conocía, donde cantaba una chica que decía algo de ella y un tal Mr. Jones. Le empezaba a gustar la música que tenía Angus en esos discos, y él ya conocería su vicio de cantar sin saberse las letras y decir otras cosas. Su intento por ordenar se había convertido en más desorden por que sólo miraba todo lo que había en ese cuarto, distrayéndose y sin hacer nada verdaderamente útil.
Llevaba puesto un vestido simple que se le levantaba hasta los muslos por estar sentada en el piso mientras veía cosas por ahí, y examinaba con los ojos brillantes una revista que seguramente angus no había comprado, por que había un montón de vestidos y de cosas lindas, y no parecía que la hubieran hojeado mucho. En la portada decía "Vogue".
-¿Por qué tienes esta revista aquí?¿De quién era? Hay un montón de cosas lindas aquí... Me gusta este vestido, dice que es de Chanel... 2300 libras ¿Cuánto es eso en galeones? ¿Lo podemos pagar?
También estaba descalza y había dejado sus zapatos a un lado, le hablaba a Finnerty que estaría deambulando por ahí aunque no esperaba realmente que le respondiera, por que en ese rato había hecho demasiadas preguntas, sobre todo por todas las chucherías muggles que veía a su alrededor.
-¿Quién es Natalie Portman? Tiene cara de ser una perra
Los quería, le dolía saber que no hubiera en ellos un ápice de comprensión por lo que había hecho. Que aunque Peach Finnerty la detestara a todas luces, aceptaba las decisiones de su hermano aunque fuera a regañadientes. Octavian intentaría matar a Angus de tenerlo enfrente. Esa era la gran diferencia que hacía que ella estuviera ahí, y no en su casa, intentando hacer entender a su hermano o a su madre qué había ocurrido para que cambiara de planes. Era imposible, los conocía bien.
Ahora tarareaba una canción que no conocía, donde cantaba una chica que decía algo de ella y un tal Mr. Jones. Le empezaba a gustar la música que tenía Angus en esos discos, y él ya conocería su vicio de cantar sin saberse las letras y decir otras cosas. Su intento por ordenar se había convertido en más desorden por que sólo miraba todo lo que había en ese cuarto, distrayéndose y sin hacer nada verdaderamente útil.
Llevaba puesto un vestido simple que se le levantaba hasta los muslos por estar sentada en el piso mientras veía cosas por ahí, y examinaba con los ojos brillantes una revista que seguramente angus no había comprado, por que había un montón de vestidos y de cosas lindas, y no parecía que la hubieran hojeado mucho. En la portada decía "Vogue".
-¿Por qué tienes esta revista aquí?¿De quién era? Hay un montón de cosas lindas aquí... Me gusta este vestido, dice que es de Chanel... 2300 libras ¿Cuánto es eso en galeones? ¿Lo podemos pagar?
También estaba descalza y había dejado sus zapatos a un lado, le hablaba a Finnerty que estaría deambulando por ahí aunque no esperaba realmente que le respondiera, por que en ese rato había hecho demasiadas preguntas, sobre todo por todas las chucherías muggles que veía a su alrededor.
-¿Quién es Natalie Portman? Tiene cara de ser una perra
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Adaptándose
Angus no estaba feliz en ningún aspecto de su vida, a excepción de ese. No había vuelto todavía al bar, Bleeker no contestaba sus mensajes y cuando le contó a Per mediante la red flu qué era lo que estaba pasando, le había dicho que no fuera imbécil. Tenía que pensar fríamente como proceder con Holland porque tras hacer un minucioso estudio, se dio cuenta de que llevaba las de perder, que ese tipo en ese momento estaba en la cúspide, que su hijo en Azkaban, Mott muerto y muchas cosas más, le daban todas las armas, las pruebas y la simpatía que él, recién asesino, no tenía.
Per se lo dijo, que debían ser más inteligentes. Él no había nacido el más brillante, siempre lo carcomían las ansias. También tenía que pensar en su familia, en sus amigos, y en todo lo demás. No era algo que se pudiera hacer a la ligera como él había pretendido. Eso de encararlo y tratar de desenmascararlo a las bravas había sido una estupidez que le había indicado su cabeza hirviendo.
Ahora estaba en la labor de adaptar ese estudio suyo que era un chiquero, para que Aquila se acomodara ahí. Bueno, él limpiaba y ella se entretenía con sus cosas y no estaba haciendo gran ayuda pero de todos modos le gustaba tenerla ahí, con el vestido hasta sus muslos, viendo tonterías. Ya se había hartado de la música pero tampoco le decía nada.
-Era de Elisa, la debe haber dejado aquí. Y sobre el vestido de Chanel, sí Aquila, ajá ahorita. -Le dijo con un claro tono de sarcasmo porque en la vida gastaría el dinero en una cosa así, si lo tuviera para gastar, para empezar. Estaba preocupado por que no le estaban precisamente lloviendo trabajos como zoólogo (los rumores eran muy veloces) y su situación como encargado del bar todavía no estaba clara, sabía por Peach que todo en Brigantia era un lío.
Le iba a responder a Aquila que Natalie Portman era su novia, pero ya sabía que podía no ser la mejor idea porque Aquila tenía un carácter muy raro y solo musitó.-Mmmm, nadie, una actriz.-Como si nada, mientras hacía que unas películas en vhs que no eran suyas sino de su abuela, se desempolvaran y se guardaran en cajas que estaba haciendo levitar a unos anaqueles.
-Pásame eso, lo voy a poner en la caja esa de cosas que no son nuestras, ¿o te la quieres quedar?-No notó que dijo “nuestras” como si nada, y que estaban juntos ya era un hecho como para cuidar su lenguaje.
-Mañana voy a ir a Brigantia a hablar con los decanos de nuevo. Tal vez me quede más tiempo porque voy a hablar con Loreen-Tenía que hablar con ella directamente, porque según sabía, había visto cosas la noche del secuestro y tenían que juntar todas las piezas antes de lanzarse. Y bueno, también por que tenía que asegurarse de que estuviera bien, ya no iba a ser un marica con ese tema. -¿Quieres que le pida apuntes a alguien de periodismo o algo?
Per se lo dijo, que debían ser más inteligentes. Él no había nacido el más brillante, siempre lo carcomían las ansias. También tenía que pensar en su familia, en sus amigos, y en todo lo demás. No era algo que se pudiera hacer a la ligera como él había pretendido. Eso de encararlo y tratar de desenmascararlo a las bravas había sido una estupidez que le había indicado su cabeza hirviendo.
Ahora estaba en la labor de adaptar ese estudio suyo que era un chiquero, para que Aquila se acomodara ahí. Bueno, él limpiaba y ella se entretenía con sus cosas y no estaba haciendo gran ayuda pero de todos modos le gustaba tenerla ahí, con el vestido hasta sus muslos, viendo tonterías. Ya se había hartado de la música pero tampoco le decía nada.
-Era de Elisa, la debe haber dejado aquí. Y sobre el vestido de Chanel, sí Aquila, ajá ahorita. -Le dijo con un claro tono de sarcasmo porque en la vida gastaría el dinero en una cosa así, si lo tuviera para gastar, para empezar. Estaba preocupado por que no le estaban precisamente lloviendo trabajos como zoólogo (los rumores eran muy veloces) y su situación como encargado del bar todavía no estaba clara, sabía por Peach que todo en Brigantia era un lío.
Le iba a responder a Aquila que Natalie Portman era su novia, pero ya sabía que podía no ser la mejor idea porque Aquila tenía un carácter muy raro y solo musitó.-Mmmm, nadie, una actriz.-Como si nada, mientras hacía que unas películas en vhs que no eran suyas sino de su abuela, se desempolvaran y se guardaran en cajas que estaba haciendo levitar a unos anaqueles.
-Pásame eso, lo voy a poner en la caja esa de cosas que no son nuestras, ¿o te la quieres quedar?-No notó que dijo “nuestras” como si nada, y que estaban juntos ya era un hecho como para cuidar su lenguaje.
-Mañana voy a ir a Brigantia a hablar con los decanos de nuevo. Tal vez me quede más tiempo porque voy a hablar con Loreen-Tenía que hablar con ella directamente, porque según sabía, había visto cosas la noche del secuestro y tenían que juntar todas las piezas antes de lanzarse. Y bueno, también por que tenía que asegurarse de que estuviera bien, ya no iba a ser un marica con ese tema. -¿Quieres que le pida apuntes a alguien de periodismo o algo?
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Adaptándose
Enarcó una ceja cuando mencionaba a Elisa, e hizo lo mismo cuando mencionaba a Loreen. Era celosa, fastidiaba mucho cuando salían los nombres de otras mujeres pero se había estado conteniendo y no dijo nada, sólo le hizo malas caras y le sacó la lengua cuando ponía la negativa definitiva en ese vestido de Chanel. Seguro era horriblemente caro. Negó con la cabeza cuando le dijo que le pasara la revista, por que se la iba a quedar dijera lo que dijera, fuera de la Elisa que fuera, y sonrió un poco cuando decía "nuestras", por que le gustaba como sonaba.
Esos días no habían sido fáciles. Tanto Angus como ella se sentían confundidos, horriblemente culpables y se había dado cuenta que bastante insomnes. Habían hablado hasta tarde, ni siquiera habían dormido juntos, y habían compartido muchos silencios que distaban de ser incómodos. No sabía qué pensar de esa nueva vida, que lucía tan provisional y a la vez tan definitiva. Se levantó luego de que él guardara algunas cosas con la varita (una nueva, por cierto) desperezándose con ruidos de anciana por que se había entumido. De verdad deseaba que no perdiera el trabajo en el bar, y no tuviera más problemas, pero las cosas no eran tan sencillas. Negó con la cabeza, Pearlie le estaba ayudando con las clases a las que irremediablemente había faltado.
-No vayas a ningún lado, no me abandones, quédate aquí ¿Qué es esa música? Me gusta. La pondré de nuevo
Ahora repetía la canción de "Me and Mr. Jones" que cantaba una chica mientras se acercaba a él con esas frases que la verdad no querían impedirle nada, ni que fuera a Brigantia ni que hablara con Loreen. Siempre decía esas cosas, hasta cuando estaba en la habitación e iba al baño le soltaba un "ay no, no te vayas, no me abandones" y tonterías por el estilo. Echó las manos a su cuello para abrazarlo y besarlo apenas, olisqueando su cuello y quedándose parada de puntillas mientras lo rodeaba con los brazos.
-Todo irá bien. No te pueden quitar ese trabajo
Seguía pasando la punta de la naríz por su cuello hasta que se separó de él y volvió a donde antes estuviera, sin sentarse de nuevo en el piso. Por alguna razón seguía sintiendo que tenía que moderar todos esos arrebatos de querer abrazarlo todo el tiempo para que no pensara que era una loca encimosa. Sí era muy encimosa, incluso con sus amigas, pero no quería que lo supiera tan pronto, aunque tal vez ya era tarde. Estando con él todo el tiempo era complicado ocultar sus defectos.
Esos días no habían sido fáciles. Tanto Angus como ella se sentían confundidos, horriblemente culpables y se había dado cuenta que bastante insomnes. Habían hablado hasta tarde, ni siquiera habían dormido juntos, y habían compartido muchos silencios que distaban de ser incómodos. No sabía qué pensar de esa nueva vida, que lucía tan provisional y a la vez tan definitiva. Se levantó luego de que él guardara algunas cosas con la varita (una nueva, por cierto) desperezándose con ruidos de anciana por que se había entumido. De verdad deseaba que no perdiera el trabajo en el bar, y no tuviera más problemas, pero las cosas no eran tan sencillas. Negó con la cabeza, Pearlie le estaba ayudando con las clases a las que irremediablemente había faltado.
-No vayas a ningún lado, no me abandones, quédate aquí ¿Qué es esa música? Me gusta. La pondré de nuevo
Ahora repetía la canción de "Me and Mr. Jones" que cantaba una chica mientras se acercaba a él con esas frases que la verdad no querían impedirle nada, ni que fuera a Brigantia ni que hablara con Loreen. Siempre decía esas cosas, hasta cuando estaba en la habitación e iba al baño le soltaba un "ay no, no te vayas, no me abandones" y tonterías por el estilo. Echó las manos a su cuello para abrazarlo y besarlo apenas, olisqueando su cuello y quedándose parada de puntillas mientras lo rodeaba con los brazos.
-Todo irá bien. No te pueden quitar ese trabajo
Seguía pasando la punta de la naríz por su cuello hasta que se separó de él y volvió a donde antes estuviera, sin sentarse de nuevo en el piso. Por alguna razón seguía sintiendo que tenía que moderar todos esos arrebatos de querer abrazarlo todo el tiempo para que no pensara que era una loca encimosa. Sí era muy encimosa, incluso con sus amigas, pero no quería que lo supiera tan pronto, aunque tal vez ya era tarde. Estando con él todo el tiempo era complicado ocultar sus defectos.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Adaptándose
Angus le sonrió, no tomó la petición de que no fuera a ningún lado como una de sus locuras de siempre, sino como una frase a la que se estaba acostumbrando y que le gustaba. Había muchas cosas que iba encontrando en ella, como que era muy encimosa de un modo muy lindo. Nunca sabía si lo estaba provocando, pero siempre era cariñosa y lo hacía sentir que lo quería. Para ella podía ser un defecto pero para él no, era más defecto que repitiera las canciones en lugar de dejar correr el disco. Compraría bocinas para conectar el iPod la próxima vez, en aleatorio y nunca le enseñaría a usarlo.
La rodeó por la pequeña cintura cuando lo abrazaba y la estrechó contra él. Siempre que se acercaba le daban ganas de hacer más largos todos los abrazos y los besos. Y de sentir su piel directo contra sus manos. En esa ocasión arrugó un poco su vestido cuando sentía que se iba a separar, como obligándola a que se quedara, pero no terminaba por hacer ningún movimiento que delatara las ganas que tenía de ponerle las manos encima porque no quería presionar nada. Y por otro lado podían seguir siendo malos momentos para eso.
Él todavía tenía muchas cosas por resolver, no solo lo que iría a resolver mañana con su trabajo y con Loreen, sino encarar a Bleeker, recomponerse, hasta buscar a Regina para hablar con ella. Aquila estaba siendo muy paciente con él y a él le tocaba ser paciente con ella en todo. -¿Debería aprovechar para tirar todas estas revistas de quidditch? Mira esta, tiene diez años.-Con otro movimiento de varita, las guardó todas en una caja, todavía pensándosela respecto a quedárselas. Y usaba la varita para todo para acostumbrarse más pronto a ella, pero extrañaba la anterior, que había tenido desde los 11 años, con esa no era lo mismo.
-¿Y cuáles son tus planes para esta habitación?-Lo habían hablado a la ligera, pero ahora lo preguntaba con seguridad. Temía que le dijera que dormir ahí, meter su cama y sus cosas. A veces lo agobiaba tener una mujer en su departamento y en su espacio, pero era un agobio que se quitaba rápido. La quería con él, pero no como si fueran amigos o un matrimonio de diez años de antigüedad. Había visto la bolsa de ropa que le había llevado Pearl pero era muy pequeña, no debía llevar tanto. -¿Quieres que construya algún mueble en particular?
La rodeó por la pequeña cintura cuando lo abrazaba y la estrechó contra él. Siempre que se acercaba le daban ganas de hacer más largos todos los abrazos y los besos. Y de sentir su piel directo contra sus manos. En esa ocasión arrugó un poco su vestido cuando sentía que se iba a separar, como obligándola a que se quedara, pero no terminaba por hacer ningún movimiento que delatara las ganas que tenía de ponerle las manos encima porque no quería presionar nada. Y por otro lado podían seguir siendo malos momentos para eso.
Él todavía tenía muchas cosas por resolver, no solo lo que iría a resolver mañana con su trabajo y con Loreen, sino encarar a Bleeker, recomponerse, hasta buscar a Regina para hablar con ella. Aquila estaba siendo muy paciente con él y a él le tocaba ser paciente con ella en todo. -¿Debería aprovechar para tirar todas estas revistas de quidditch? Mira esta, tiene diez años.-Con otro movimiento de varita, las guardó todas en una caja, todavía pensándosela respecto a quedárselas. Y usaba la varita para todo para acostumbrarse más pronto a ella, pero extrañaba la anterior, que había tenido desde los 11 años, con esa no era lo mismo.
-¿Y cuáles son tus planes para esta habitación?-Lo habían hablado a la ligera, pero ahora lo preguntaba con seguridad. Temía que le dijera que dormir ahí, meter su cama y sus cosas. A veces lo agobiaba tener una mujer en su departamento y en su espacio, pero era un agobio que se quitaba rápido. La quería con él, pero no como si fueran amigos o un matrimonio de diez años de antigüedad. Había visto la bolsa de ropa que le había llevado Pearl pero era muy pequeña, no debía llevar tanto. -¿Quieres que construya algún mueble en particular?
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Adaptándose
Ambos tenían un millón de cosas qué resolver, pero en esos momentos parecían sólo percatarse de un presente lleno de planes, acomodos y nada más que decidir dónde pondría sus zapatos. No quería pensar en nada más, ni en cómo volvería a la Universidad, en Jeremiah y familia que querrían matarla o exigir una satisfacción luego de la humillación de romper el compromiso y demás cosas que hacían que las palmas de sus manos sudaran y le temblaran las piernas. Sólo quería escuchar sus discos, curiosear entre sus cosas, decirle que no la abandonara cuando le decía que iba a comprar comida o a hacer cualquier cosa. Le sonrió cuando le enseñaba la revista y atrapó una en su camino hacia la caja, aunque sólo la miró un rato para después ponerla en donde debía ir.
-¿Cuál es tu equipo?
Le preguntó mientras miraba la habitación. No supo si le gustaba eso de los planes para la habitación, por que quizás significaba para él que esa sería su habitación y ahora sería una felíz roomate de Angus Finnerty y de Karim Malik, sin más. Quería dormir en su cama y abrazarlo por las noches pero era tonto, aunque le hubiera dicho que lo amaba se ponía insegura acaso pensando en decirle eso. Sonrió ampliamente cuando preguntaba lo de los muebles.
-¿Sabes hacer muebles, de verdad? Bueno, antes de eso quiero que vayas al bosque a cazar un faisán para que yo lo cocine
Recordó que las clases para ser buena ama de casa seguían en pie. Ella las había pagado y nadie sabía que las tomaría por que era una "sorpresa" para no ser una niña mimada que dependiera de elfos para todo. Era curioso pensar que tenía ganas de tomarlas, al menos para poder cocinar algo decente y no pedir todo el tiempo cosas por teléfono muggle. Por cierto, le encantaba ser ella quien llamara para pedir cualquier cosa diciendo "a nombre de Angus Finnerty. Soy su secretaria" o tonterías parecidas.
-No construyas nada, sólo pondré mi ropa y unas cosas... ¿Quieres que duerma aquí? Seguro te desperté por que hablo dormida, o te patée ¿Te patée?Volvió a acercarse a él y metió las manos bajo su camiseta para acariciar un poco su espalda y atorar las manos en la pretina de su pantalón, sobre su espalda baja. -Me gusta tu cama.
-¿Cuál es tu equipo?
Le preguntó mientras miraba la habitación. No supo si le gustaba eso de los planes para la habitación, por que quizás significaba para él que esa sería su habitación y ahora sería una felíz roomate de Angus Finnerty y de Karim Malik, sin más. Quería dormir en su cama y abrazarlo por las noches pero era tonto, aunque le hubiera dicho que lo amaba se ponía insegura acaso pensando en decirle eso. Sonrió ampliamente cuando preguntaba lo de los muebles.
-¿Sabes hacer muebles, de verdad? Bueno, antes de eso quiero que vayas al bosque a cazar un faisán para que yo lo cocine
Recordó que las clases para ser buena ama de casa seguían en pie. Ella las había pagado y nadie sabía que las tomaría por que era una "sorpresa" para no ser una niña mimada que dependiera de elfos para todo. Era curioso pensar que tenía ganas de tomarlas, al menos para poder cocinar algo decente y no pedir todo el tiempo cosas por teléfono muggle. Por cierto, le encantaba ser ella quien llamara para pedir cualquier cosa diciendo "a nombre de Angus Finnerty. Soy su secretaria" o tonterías parecidas.
-No construyas nada, sólo pondré mi ropa y unas cosas... ¿Quieres que duerma aquí? Seguro te desperté por que hablo dormida, o te patée ¿Te patée?Volvió a acercarse a él y metió las manos bajo su camiseta para acariciar un poco su espalda y atorar las manos en la pretina de su pantalón, sobre su espalda baja. -Me gusta tu cama.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Adaptándose
-Puddlemere United.-Respondió sin pensar cuando le preguntó cuál era su equipo de quidditch.-Y de futbol, el Chelsea. Ya te llevaré a ver un partido alguna vez.-Otra cosa que le gustaba de Aquila era que hasta el momento no había mostrado repulsión por ninguna cosa muggle, sino apertura. La manera en que había aprendido a ordenar comida por teléfono, o como le gustaba poner música, eran ejemplos de eso y por eso la quería más.
-¿A ti te gusta el quidditch?-Con esa pregunta quedaba demostrado que no la conocía tanto, pero todo ese proceso le estaba gustando, no tenía por que apresurarse aunque ya estuvieran viviendo juntos.
-Mi papá me enseñó, como a Jesús.-Se le olvidaba que muchos magos tenían religiones antiguas y paganas, por lo tantos esos chistes a veces no eran comprensibles. No sabía hacer muebles como un carpintero, pero si tenía tablas de madera podía hacer hechizos para acomodarlas de cierta forma. No trabajaba con las manos como un hombre de oficio, pero le gustó que ella lo creyera.
-Pues necesitarás muebles para tu ropa porque cuando acabemos de recoger no habrá espacio en los anaqueles. Podemos cubrirlos con una tabla, pintarla y que quede todo esto cubierto. -Estaba explicando como imaginaba que se vería la habitación con gestos exagerados de las manos cuando Aquila se le acercaba otra vez. Le acarició los brazos y otra vez la cintura. De verdad le gustaba mucho su cintura, sentía que cabía en sus manos.
-No quiero que duermas aquí, quiero que duermas conmigo todas las noches. A mi me gusta tenerte en mi cama. -Se inclinó para besarla, más profundamente que otras veces. -Ahora eres mi mujer.-La cargó un poco por eufórico, todavía tomándola por la cintura, pero fue rápido antes de ponerla suavemente en el suelo otra vez. -Yo pensé que eras tú la que quería dormir aquí, estaba asustado.
-¿A ti te gusta el quidditch?-Con esa pregunta quedaba demostrado que no la conocía tanto, pero todo ese proceso le estaba gustando, no tenía por que apresurarse aunque ya estuvieran viviendo juntos.
-Mi papá me enseñó, como a Jesús.-Se le olvidaba que muchos magos tenían religiones antiguas y paganas, por lo tantos esos chistes a veces no eran comprensibles. No sabía hacer muebles como un carpintero, pero si tenía tablas de madera podía hacer hechizos para acomodarlas de cierta forma. No trabajaba con las manos como un hombre de oficio, pero le gustó que ella lo creyera.
-Pues necesitarás muebles para tu ropa porque cuando acabemos de recoger no habrá espacio en los anaqueles. Podemos cubrirlos con una tabla, pintarla y que quede todo esto cubierto. -Estaba explicando como imaginaba que se vería la habitación con gestos exagerados de las manos cuando Aquila se le acercaba otra vez. Le acarició los brazos y otra vez la cintura. De verdad le gustaba mucho su cintura, sentía que cabía en sus manos.
-No quiero que duermas aquí, quiero que duermas conmigo todas las noches. A mi me gusta tenerte en mi cama. -Se inclinó para besarla, más profundamente que otras veces. -Ahora eres mi mujer.-La cargó un poco por eufórico, todavía tomándola por la cintura, pero fue rápido antes de ponerla suavemente en el suelo otra vez. -Yo pensé que eras tú la que quería dormir aquí, estaba asustado.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Adaptándose
Se aguantó las ganas de preguntarle que a cuál Jesús se refería y se quedó pensando en la apariencia hipotética de esa habitación, también en el quidditch, en el Chelsea y en otras cosas. Eso del Chelsea le sonaba de algo y recordó que un par de horas antes había aventado por ahí una bufanda con un escudo que decía lo mismo, seguro era el equipo. Le puso malas caras cuando hablaba del partido pero no se negaba, de hecho llamaba su atención. Antes se hubiera puesto conservadora, pero ahora que tenía que empezar a encontrarle gusto a todo eso no había razones para mostrarse así. Aunque seguía siendo muy bruja por no conocer otra cosa en toda la vida, no iba a provocar ninguna discusión por sus cosas muggles, pues sería tonto. Eran tan parte de él que querer borrarlas sería querer estar con otra persona.
-Bueno, haz los muebles entonces, que todo quede lindo. Y sí, me gusta, más de lo que creerías... pero le voy a los Arrows
Le sonrió cuando decía que quería que durmiera con él todas las noches. Sabía que su situación seguía siendo ciertamente indefinida. Quería volver a la Universidad, y eso iba a significar no dormir con él todas las noches pero no estaban hablando en términos estrictamente reales. Ella también quería hacer eso, pero sabía que estaban en una especie de limbo apacible del que saldrían en algún momento. No ese día, ni el siguiente. Se rió un poco cuando le decía que ahora era su mujer, no en un plan burlón sino más bien eufórico, más cuando la cargaba un instante. Se suponía que eso era lo que tendría que estar sintiendo con un prometido, como el que había tenido. Lo sentía, pero con quien menos había esperado. Negó con la cabeza, estirándose un poco hacia él para besarlo de nuevo cuando ya sentía sus pies en el piso.
-No no, juntos. Pearlie me traerá mis pijamas bonitas, ya no te voy a robar tus camisetas Se pegó a su cuerpo y lo abrazó como había hecho tantas veces antes, cerrando los ojos con un suspiro profundo, casi cansado, como si volviera a la realidad, a lo complicado que todo se había vuelto de pronto. -¿Me llevas a la cama? prefirió preguntarlo en vez de ordenarlo. Si no se había atrevido a exagerar con los besos que le daba, con su cercanía o sus ganas de tocarlo era por que sentía que estaba terriblemente conflictuado, y que no tendría humor para nada. Pero había que arriesgarse.
-Bueno, haz los muebles entonces, que todo quede lindo. Y sí, me gusta, más de lo que creerías... pero le voy a los Arrows
Le sonrió cuando decía que quería que durmiera con él todas las noches. Sabía que su situación seguía siendo ciertamente indefinida. Quería volver a la Universidad, y eso iba a significar no dormir con él todas las noches pero no estaban hablando en términos estrictamente reales. Ella también quería hacer eso, pero sabía que estaban en una especie de limbo apacible del que saldrían en algún momento. No ese día, ni el siguiente. Se rió un poco cuando le decía que ahora era su mujer, no en un plan burlón sino más bien eufórico, más cuando la cargaba un instante. Se suponía que eso era lo que tendría que estar sintiendo con un prometido, como el que había tenido. Lo sentía, pero con quien menos había esperado. Negó con la cabeza, estirándose un poco hacia él para besarlo de nuevo cuando ya sentía sus pies en el piso.
-No no, juntos. Pearlie me traerá mis pijamas bonitas, ya no te voy a robar tus camisetas Se pegó a su cuerpo y lo abrazó como había hecho tantas veces antes, cerrando los ojos con un suspiro profundo, casi cansado, como si volviera a la realidad, a lo complicado que todo se había vuelto de pronto. -¿Me llevas a la cama? prefirió preguntarlo en vez de ordenarlo. Si no se había atrevido a exagerar con los besos que le daba, con su cercanía o sus ganas de tocarlo era por que sentía que estaba terriblemente conflictuado, y que no tendría humor para nada. Pero había que arriesgarse.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Adaptándose
Angus seguía sin preocuparse por lo de la ropa, ni siquiera cuando Aquila amenazaba con que Pearlie llegaría con sus pijamas bonitas.-¿Y cómo son tus pijamas bonitas?-Preguntó antes de sentirla suspirar contra su pecho, provocando que la abrazara más fuerte. Él también seguía pensando en muchas cosas, en todo lo que tenía que dejar acomodado en su vida antes de plantearse cosas más serias.
Sabía que no lo meterían a Azkaban o eso había dicho Per, pero sí cabía la posibilidad de que le quitaran el puesto en Brigantia, por imagen o por lo que fuera, tal vez una convicción. Lo peor era que no encontraba manera de defenderse ante tal argumento. El profesor de zoología era un licántropo joven como él, pero él no había matado a nadie. Bleeker tenía razón cuando había dicho que era responsabilidad suya. Podía Holland o quien fuera ser el autor intelectual, pero él era quien había hecho las acciones, eso no lo iba a cambiar nadie. Y lo habían elegido a él por una razón. No le gustaba pensarlo pero era por la facilidad con la que había estado Aquila cerca de él, eso era lo único, no pensaba que hubiera venganza hacia su apellido o sus amigos en ese acto. Había sido porque lo habían tenido a la mano, por ella.
Pensarlo así quedaba muy mal, pero por eso prefería no hacerse mala sangre, como se lo había dicho en los escalones de la casa de sus padres, si ya todo estaba hecho mierda, al menos aprovechar lo que les quedaba. Se quedaban ellos. La mente se le nubló cuando ella le pedía que la llevara a la cama. La tomó de la mano y la sacó de ese estudio. Casi la había cargado como una novia pero le pareció una escena ridícula al final y por eso prefirió llevarla así.
Una vez dentro de su habitación, se le quedó mirando. Era demasiado guapa y no podía creer que fuera suya. Acarició su cara con las dos manos y la besó lento. Claro que tenía muchas cosas en la cabeza pero una de esas cosas era lo mucho que la quería y lo mucho que la necesitaba. Habían pasado por mucho en muy poco, habían muchas cosas que con gusto cambiaría como la muerte de Dan, pero ella era su realidad ahora. Volvió a rodear su adictiva cintura y la acercó al borde de la cama sin dejar de besarla, poniendo todo su esfuerzo en no volverse loco. -Necesito tocarte el cabello, ¿me dejas?-Le preguntó besándole la punta de la nariz primero, luego volvió a besar su boca. Ahora lo tenía que preguntar, ya sabía que no le gustaba.
Sabía que no lo meterían a Azkaban o eso había dicho Per, pero sí cabía la posibilidad de que le quitaran el puesto en Brigantia, por imagen o por lo que fuera, tal vez una convicción. Lo peor era que no encontraba manera de defenderse ante tal argumento. El profesor de zoología era un licántropo joven como él, pero él no había matado a nadie. Bleeker tenía razón cuando había dicho que era responsabilidad suya. Podía Holland o quien fuera ser el autor intelectual, pero él era quien había hecho las acciones, eso no lo iba a cambiar nadie. Y lo habían elegido a él por una razón. No le gustaba pensarlo pero era por la facilidad con la que había estado Aquila cerca de él, eso era lo único, no pensaba que hubiera venganza hacia su apellido o sus amigos en ese acto. Había sido porque lo habían tenido a la mano, por ella.
Pensarlo así quedaba muy mal, pero por eso prefería no hacerse mala sangre, como se lo había dicho en los escalones de la casa de sus padres, si ya todo estaba hecho mierda, al menos aprovechar lo que les quedaba. Se quedaban ellos. La mente se le nubló cuando ella le pedía que la llevara a la cama. La tomó de la mano y la sacó de ese estudio. Casi la había cargado como una novia pero le pareció una escena ridícula al final y por eso prefirió llevarla así.
Una vez dentro de su habitación, se le quedó mirando. Era demasiado guapa y no podía creer que fuera suya. Acarició su cara con las dos manos y la besó lento. Claro que tenía muchas cosas en la cabeza pero una de esas cosas era lo mucho que la quería y lo mucho que la necesitaba. Habían pasado por mucho en muy poco, habían muchas cosas que con gusto cambiaría como la muerte de Dan, pero ella era su realidad ahora. Volvió a rodear su adictiva cintura y la acercó al borde de la cama sin dejar de besarla, poniendo todo su esfuerzo en no volverse loco. -Necesito tocarte el cabello, ¿me dejas?-Le preguntó besándole la punta de la nariz primero, luego volvió a besar su boca. Ahora lo tenía que preguntar, ya sabía que no le gustaba.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Adaptándose
Caminó de su mano los pocos pasos que separaban esa habitación de la otra, sintiéndose secretamente felíz de que Angus no se hubiera sentido capaz de hacer nada o peor aún, que se molestara por estar pensando en esas cosas cuando todo estaba tan hecho mierda a su alrededor, tan jodidamente complicado. Le hizo gestos cuando la miraba así, por que aunque era vanidosa y le encantaba hacerse notar, había una gran diferencia entre eso y tener a un hombre solo en una habitación mirándola. No a cualquier hombre, a ese, en particular.
Lo besó con los ojos cerrados de manera casi devota, sólo abriéndolos hasta que le pedía tocar su cabello. Le dio risa que no hubiera olvidado ese detalle, en la fiesta se había molestado cuando lo hacía y hasta ese momento notó que nunca más lo había hecho, ni siquiera cuando habían dormido juntos. Sacudió su cabello con las ondas que se hacía cada mañana por que nunca olvidaba peinarse aunque no saliera de ese apartamento.
-Ya, tienes permiso. Ahora soy tu mujer ¿No?
Se volvió a reír; no soportaba que nadie tocara su cabello, pero tomó sus manos para que lo hiciera e incluso tuvo un escalofrío, muy notorio, pues de verdad nadie ponía las manos entre su cabello. Lo volvió a besar, acariciando su espalda por debajo de la camiseta como había hecho después de un par de besos, aunque un poco nerviosa, como una primeriza. No era el primer chico con el que estaba (tenía veintitrés años, por toda la magia) pero se sentía como si tuviera dieciséis años y no supera exactamente qué hacer.
Se quitó el cinturón del vestido y lo dejó caer al suelo. Lo besó de nuevo, cuantas veces quisiera, acariciando su rostro cubierto por esa barba que lo hacía ser tan él, tan atrayente, su cabello largo, todo lo que su madre hubiera catalogado de desaseado e informal, en sus propios términos. Se habían visto muchas veces en ropa interior, como si fuera lo más normal del mundo. No entendía por qué en ese justo momento incluso le daba vergüenza pensar en deshacerse de su propio vestido. Sólo le importaba seguirlo besando, cada vez con más urgencia, como si no pudiera encontar la saciedad al besarlo, sintiéndose capaz de hacerlo para siempre, todo el tiempo.
Lo besó con los ojos cerrados de manera casi devota, sólo abriéndolos hasta que le pedía tocar su cabello. Le dio risa que no hubiera olvidado ese detalle, en la fiesta se había molestado cuando lo hacía y hasta ese momento notó que nunca más lo había hecho, ni siquiera cuando habían dormido juntos. Sacudió su cabello con las ondas que se hacía cada mañana por que nunca olvidaba peinarse aunque no saliera de ese apartamento.
-Ya, tienes permiso. Ahora soy tu mujer ¿No?
Se volvió a reír; no soportaba que nadie tocara su cabello, pero tomó sus manos para que lo hiciera e incluso tuvo un escalofrío, muy notorio, pues de verdad nadie ponía las manos entre su cabello. Lo volvió a besar, acariciando su espalda por debajo de la camiseta como había hecho después de un par de besos, aunque un poco nerviosa, como una primeriza. No era el primer chico con el que estaba (tenía veintitrés años, por toda la magia) pero se sentía como si tuviera dieciséis años y no supera exactamente qué hacer.
Se quitó el cinturón del vestido y lo dejó caer al suelo. Lo besó de nuevo, cuantas veces quisiera, acariciando su rostro cubierto por esa barba que lo hacía ser tan él, tan atrayente, su cabello largo, todo lo que su madre hubiera catalogado de desaseado e informal, en sus propios términos. Se habían visto muchas veces en ropa interior, como si fuera lo más normal del mundo. No entendía por qué en ese justo momento incluso le daba vergüenza pensar en deshacerse de su propio vestido. Sólo le importaba seguirlo besando, cada vez con más urgencia, como si no pudiera encontar la saciedad al besarlo, sintiéndose capaz de hacerlo para siempre, todo el tiempo.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Adaptándose
Le pareció muy importante que lo dejara tocar su cabello, y más que lo hiciera por la razón que él mismo había expuesto antes. Dejó que le guiara las manos hasta él, y lo acarició mientras la besaba. Jugó con sus ondas entre los dedos, era muy suave y siempre olía bien, pero se había privado de hacer algo que le gustaba mucho con las chicas por no molestarla. Le encantaba su cabello, era perfecto al tacto. Sentir sus manos dentro de su camiseta solo le provocaba querer quitársela, luego quitarle a ella el vestido y terminar con eso de una vez por todas.
Había pasado un tiempo considerable. Si no la había asaltado la primera noche que habían estado solos y juntos, era porque los dos tenían la cabeza en otro lado y porque no parecía correcto, nada adecuado. Hasta había sentido que si intentaba algo no le iba a salir bien. Pensaba demasiado en todo lo demás, pero ahora podía darse un espacio para pensar solo en ella, era justo para los dos.
No estaba ya cerca de la luna llena pero conforme los besos de Aquila se iban haciendo más intensos, las manos de Angus la buscaban con más urgencia. No la había tocado de esa manera antes, aunque ya hubieran dormido juntos, aunque la hubiera deseado en diferentes niveles de intensidad durante los pocos días que llevaban ahí. Era hasta ese momento que parecía buscar un fin específico en todo eso.
Buscó a tientas, un poco torpe, por donde se desabrochaba el vestido, porque en verdad le urgía quitárselo. No quería ir rápido, pero ansiaba sentir su piel entre sus manos y sabía que era cuidadosa con su ropa como para jalonárselo o hacer tonterías de desesperado. Lo escurrió por sus piernas y volvió a besarla, sintiendo lo agradable que era pegar su cuerpo sin el vestido puesto al de él, como sus pechos se apretaban contra el suyo. Bajó por su cuello, recorriéndolo por todo lo largo, comparándola con un cisne en su mente, y volvió a tocar su cabello, acariciando el nacimiento de su nuca. Aquila siempre olía muy bien, ahora lo reafirmaba, teniéndola cerca como nunca la había tenido.
-Te amo.-Le dijo sin dudas, haciendo una pausa en sus besos. No dijo más. Sin promesas, sin palabras innecesarias, solo eso. Eso ya significaba que se quedaría con ella y que cumpliría que la cuidaría, que la haría feliz. Se separó de ella para quitarse su propia camiseta, para sentirla más cerca.
Había pasado un tiempo considerable. Si no la había asaltado la primera noche que habían estado solos y juntos, era porque los dos tenían la cabeza en otro lado y porque no parecía correcto, nada adecuado. Hasta había sentido que si intentaba algo no le iba a salir bien. Pensaba demasiado en todo lo demás, pero ahora podía darse un espacio para pensar solo en ella, era justo para los dos.
No estaba ya cerca de la luna llena pero conforme los besos de Aquila se iban haciendo más intensos, las manos de Angus la buscaban con más urgencia. No la había tocado de esa manera antes, aunque ya hubieran dormido juntos, aunque la hubiera deseado en diferentes niveles de intensidad durante los pocos días que llevaban ahí. Era hasta ese momento que parecía buscar un fin específico en todo eso.
Buscó a tientas, un poco torpe, por donde se desabrochaba el vestido, porque en verdad le urgía quitárselo. No quería ir rápido, pero ansiaba sentir su piel entre sus manos y sabía que era cuidadosa con su ropa como para jalonárselo o hacer tonterías de desesperado. Lo escurrió por sus piernas y volvió a besarla, sintiendo lo agradable que era pegar su cuerpo sin el vestido puesto al de él, como sus pechos se apretaban contra el suyo. Bajó por su cuello, recorriéndolo por todo lo largo, comparándola con un cisne en su mente, y volvió a tocar su cabello, acariciando el nacimiento de su nuca. Aquila siempre olía muy bien, ahora lo reafirmaba, teniéndola cerca como nunca la había tenido.
-Te amo.-Le dijo sin dudas, haciendo una pausa en sus besos. No dijo más. Sin promesas, sin palabras innecesarias, solo eso. Eso ya significaba que se quedaría con ella y que cumpliría que la cuidaría, que la haría feliz. Se separó de ella para quitarse su propia camiseta, para sentirla más cerca.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Adaptándose
También pensó que lo merecían, un momento. Esos días habían sido una pesadilla, y si se había puesto algo tonta con lo de pedir comida por teléfono o repetir las canciones era por que necesitaba poner la cabeza en algún lado. Había dormido mal, él lo sabía. Y ella también sabía que su situación era igual de grave, que no dejaba de pensar en lo que había hecho, en quedarse en silencio por que la culpa lo mataba, cosas así.
Habían querido olvidarse de todo, pero ahora que estaba con él no pensaba que eso fuera precisamente un escape, sino una manera de seguir adelante. También lo creía, tenían eso, improvisado y extraño, pero verdadero. Volvió a sentir un escalofrío cuando acariciaba su cabello.
Medio subió la mano para ayudarle a destrabar el pequeño broche de su vestido, pero no tardaba mucho en encontrarlo y lo miró al sentir que la tela se deslizaba por los contornos de su cuerpo. Sentía su rostro recorriendo su cuello, la aspereza de su barba que tanto le gustaba aunque siempre lo molestaba diciéndole que parecía un salvaje. También le gustaba su olor por que no se parecía a nada que viniera en un frasco, lo único que percibía era la limpieza del detergente de su ropa y el olor de su piel, de su cabello, sin comparación posible.
-Yo más ¡Yo más!
Le respondió sonriendo, un poco infantil contestando de esa manera, pero después diciéndoselo al oído, que lo amaba también. Por toda la magia, de verdad lo amaba. A veces quería olvidarse un poco de eso para no fastidiarlo todo el tiempo que lo tenía cerca, como cuando lo había despertado tirando suavemente de su cabello, apretando su naríz o haciendo cualquier cosa para que le pusiera atención por que no podía dormir. Lo besó con más intensidad cuando se quitaba la camiseta y desabrochó sus pantalones, aunque no se los quitó. Se acomodó en la cama, esperando que lo hiciera solo mientras se recostaba y lo miraba desde ahí, estirando su mano para poder jalar su brazo, en silenciosa insistencia.
Habían querido olvidarse de todo, pero ahora que estaba con él no pensaba que eso fuera precisamente un escape, sino una manera de seguir adelante. También lo creía, tenían eso, improvisado y extraño, pero verdadero. Volvió a sentir un escalofrío cuando acariciaba su cabello.
Medio subió la mano para ayudarle a destrabar el pequeño broche de su vestido, pero no tardaba mucho en encontrarlo y lo miró al sentir que la tela se deslizaba por los contornos de su cuerpo. Sentía su rostro recorriendo su cuello, la aspereza de su barba que tanto le gustaba aunque siempre lo molestaba diciéndole que parecía un salvaje. También le gustaba su olor por que no se parecía a nada que viniera en un frasco, lo único que percibía era la limpieza del detergente de su ropa y el olor de su piel, de su cabello, sin comparación posible.
-Yo más ¡Yo más!
Le respondió sonriendo, un poco infantil contestando de esa manera, pero después diciéndoselo al oído, que lo amaba también. Por toda la magia, de verdad lo amaba. A veces quería olvidarse un poco de eso para no fastidiarlo todo el tiempo que lo tenía cerca, como cuando lo había despertado tirando suavemente de su cabello, apretando su naríz o haciendo cualquier cosa para que le pusiera atención por que no podía dormir. Lo besó con más intensidad cuando se quitaba la camiseta y desabrochó sus pantalones, aunque no se los quitó. Se acomodó en la cama, esperando que lo hiciera solo mientras se recostaba y lo miraba desde ahí, estirando su mano para poder jalar su brazo, en silenciosa insistencia.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Adaptándose
Verla acomodarse sobre su cama le provocó una necesidad más fuerte de estar con ella. Estar estar en el sentido cabal del término. Se apresuró a quitarse los pantalones y extendió el brazo para sentir como ella lo jalaba. Se sentía importante de que ella mostrara esa necesidad también, esa insistencia y ese deseo. Que alguien como Aquila quisiera tenerlo cerca le seguía pareciendo sorprendente. Ella era delicada, muy hermosa, hija de una familia que no se asemejaba nada a la suya. Era caprichosa como ninguna, siempre lo sacaba de quicio pero lo amaba y no podía sentirse más que afortunado por eso.
Nunca lo planeó así, que su vida cambiara de esa manera, que dejara a su prometido. De hecho él mismo se había repetido millones de veces que estaba comprometida y que nada iba a pasar, pero en cuanto ella le había abierto las puertas no lo había dudado. No lo iba a negar. A veces cuando no podía dormir era porque en silencio le repetía la pregunta de por qué lo había hecho, por qué había accedido a formar parte de ese plan horrible. A veces quería no quererla, sino poder echarle la culpa creyendo que así se sentiría más liberado, pero no podía. Entre más tiempo pasaba con ella, conociéndola, más se daba cuenta y comprendía cuáles eran sus motivos. No todos pensaban igual, ni tenían los mismos miedos, ni las mismas reacciones. A Angus le costaba comprenderla, pero amarla significaba intentarlo, todos los días, a todas horas.
Se colocó encima de ella y recorrió su cuerpo desde el cuello hasta el abdomen con la mano, pasando lentamente por en medio de su pecho. Luego recorrió el mismo camino con los labios, sin apresurarse porque sentía que tenía todo el tiempo para hacerlo. No le preocupaba que Karim llegara, todavía no era momento de eso.
Sus labios se acostumbraron rápido a su piel a la piel de Aquila, pero no sabía si la piel de la semiveela se acostumbraría a su barba, si la irritaría o le haría cosquillas innecesarias. Por eso alzaba la vista cada tanto para ver sus reacciones. Volvió a subir a su boca. Sentir su cuerpo tan cerca, suyo y de nadie más, comenzaba a despertarle hambre, cada vez más rápido. La siguió besando mientras recorría el borde de la tela de sus bragas, dudando entre si tocarla directamente o no aunque al final terminó metiendo la mano para comprobar su humedad y eso lo llevó a un estado de excitación muy alto. Seguía sin creérselo cuando abría los ojos y se encontraba con su cuerpo y con su rostro. Hundió la cara en su cuello mientras la seguía tocando, reconociéndola primero.
Nunca lo planeó así, que su vida cambiara de esa manera, que dejara a su prometido. De hecho él mismo se había repetido millones de veces que estaba comprometida y que nada iba a pasar, pero en cuanto ella le había abierto las puertas no lo había dudado. No lo iba a negar. A veces cuando no podía dormir era porque en silencio le repetía la pregunta de por qué lo había hecho, por qué había accedido a formar parte de ese plan horrible. A veces quería no quererla, sino poder echarle la culpa creyendo que así se sentiría más liberado, pero no podía. Entre más tiempo pasaba con ella, conociéndola, más se daba cuenta y comprendía cuáles eran sus motivos. No todos pensaban igual, ni tenían los mismos miedos, ni las mismas reacciones. A Angus le costaba comprenderla, pero amarla significaba intentarlo, todos los días, a todas horas.
Se colocó encima de ella y recorrió su cuerpo desde el cuello hasta el abdomen con la mano, pasando lentamente por en medio de su pecho. Luego recorrió el mismo camino con los labios, sin apresurarse porque sentía que tenía todo el tiempo para hacerlo. No le preocupaba que Karim llegara, todavía no era momento de eso.
Sus labios se acostumbraron rápido a su piel a la piel de Aquila, pero no sabía si la piel de la semiveela se acostumbraría a su barba, si la irritaría o le haría cosquillas innecesarias. Por eso alzaba la vista cada tanto para ver sus reacciones. Volvió a subir a su boca. Sentir su cuerpo tan cerca, suyo y de nadie más, comenzaba a despertarle hambre, cada vez más rápido. La siguió besando mientras recorría el borde de la tela de sus bragas, dudando entre si tocarla directamente o no aunque al final terminó metiendo la mano para comprobar su humedad y eso lo llevó a un estado de excitación muy alto. Seguía sin creérselo cuando abría los ojos y se encontraba con su cuerpo y con su rostro. Hundió la cara en su cuello mientras la seguía tocando, reconociéndola primero.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Adaptándose
Le gustaba que no tuviera dudas sobre estar con ella en ese momento, que pudiera hacer un espacio mental para dedicarse a besarla y nada más. Ella también hacía a un lado todas las complicaciones que se le presentaban a cada momento, en las que pensaba siempre aunque disimulara bastante y se distrajera con cualquier cosa. Le ayudaba, distraerse y pensar dónde poner cada cosa que Pearl le llevaba de su habitación era hasta cierto punto una manera de aceptar que no volvería a la vida de antes, y que no estaba mal. Antes del secuestro, no había querido pensar en romper su compromiso y en dejar anda por que le aterraba lo que sentía.
Había tenido qué ocurrir algo horrible para dar ese paso, y aunque pudiera sonar mezquino, pensaba que era lo único bueno que había resultado de todo eso. Quería pensarlo así, por más difícil que fuera empezar a aceptar ese lugar como suyo. Suspiró como si le costara trabajo sentirlo en su totalidad, cuando se ponía encima y empezaba a recorrer un camino descendente por su cuerpo. Lo repetía en su mente, no era ni por asomo el primero, pero sí era la primera vez que se sentía de esa manera. Le gustaba tanto, lo quería tanto y habían esperado tanto para poder llegar a eso que sentía que iba a perder la conciencia al sentir la aspereza de su barba y sí, se movió un poco de manera involuntaria cuando su piel se erizaba. Sonrió y cerró los ojos, acariciando su cabello para que no pensara que le resultaba desagradable.
Lo besó con las mismas ganas, acariciando su espalda y suspiró con intención cuando la tocaba, moviendo la cabeza a un lado y dejando de besarlo, sus ojos apenas abiertos, con ese pestañeo sumiso tan característico en ella, como de estarse dejando hacer algo sin voluntad. Era algo que ocurría sólo en apariencia, por que lo deseaba cada vez más, se sentía cáda vez más ansiosa por que siguiera tocándola, por sentirlo. Se cubrió los labios con su mano sin dejar de suspirar por lo que sentía, se mordisqueó un poco el dedo índice y no dejó de intentar ocultar su rostro con esa misma mano, tapándose los ojos, jalando un poco su propio cabello y moviendo la cadera mientras sentía que la tocaba.
-Dejamos la puerta abierta... Dijo mirando en esa dirección, refiriéndose claro sólo a la puerta de la habitación, aunque en teoría nadie tendría por qué llegar. Se sonrió apenas recordando la primera noche que había dormido ahí y se había cubierto con esas sábanas, pensando un montón de tonterías.
Había tenido qué ocurrir algo horrible para dar ese paso, y aunque pudiera sonar mezquino, pensaba que era lo único bueno que había resultado de todo eso. Quería pensarlo así, por más difícil que fuera empezar a aceptar ese lugar como suyo. Suspiró como si le costara trabajo sentirlo en su totalidad, cuando se ponía encima y empezaba a recorrer un camino descendente por su cuerpo. Lo repetía en su mente, no era ni por asomo el primero, pero sí era la primera vez que se sentía de esa manera. Le gustaba tanto, lo quería tanto y habían esperado tanto para poder llegar a eso que sentía que iba a perder la conciencia al sentir la aspereza de su barba y sí, se movió un poco de manera involuntaria cuando su piel se erizaba. Sonrió y cerró los ojos, acariciando su cabello para que no pensara que le resultaba desagradable.
Lo besó con las mismas ganas, acariciando su espalda y suspiró con intención cuando la tocaba, moviendo la cabeza a un lado y dejando de besarlo, sus ojos apenas abiertos, con ese pestañeo sumiso tan característico en ella, como de estarse dejando hacer algo sin voluntad. Era algo que ocurría sólo en apariencia, por que lo deseaba cada vez más, se sentía cáda vez más ansiosa por que siguiera tocándola, por sentirlo. Se cubrió los labios con su mano sin dejar de suspirar por lo que sentía, se mordisqueó un poco el dedo índice y no dejó de intentar ocultar su rostro con esa misma mano, tapándose los ojos, jalando un poco su propio cabello y moviendo la cadera mientras sentía que la tocaba.
-Dejamos la puerta abierta... Dijo mirando en esa dirección, refiriéndose claro sólo a la puerta de la habitación, aunque en teoría nadie tendría por qué llegar. Se sonrió apenas recordando la primera noche que había dormido ahí y se había cubierto con esas sábanas, pensando un montón de tonterías.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Adaptándose
A Angus le gustó ver sus reacciones. Siempre le gustaba ver los gestos de una chica pero los de ella eran especiales, eran demandantes y algo extraños, como llenos de ansia. Verla así, tan diferente a como acostumbraba, lo llenaba de deseo a él también y cada vez parecía urgirle más entrar en ella, pero podía tomarse más tiempo y seguirla tocando solo por seguir atento a sus expresiones.
Volteó a ver la puerta abierta también pero en lugar de levantarse a cerrarla o decir algo, la besó intensamente porque no importaba, nadie iba a llegar en ese momento y si escuchaba ruidos, ya actuaría rápido. En ese momento no quería separarse de ella para ir a cerrar la inofensiva puerta abierta, ni retirar sus dedos, ni dejar de besarla.
Lo siguiente fue tomar una de sus manos y guiarla para que lo tocara dentro de su ropa interior. Tuvo la necesidad de expresarle de ese modo que aunque estuviera desviviéndose por ella, era el tipo de persona que deseaba recibir su parte a cambio. Ese era el mensaje que le estaba dando con eso, no sabía si ella lo iba a procesar como tal, pero era lo que él quería expresarle, por más mezquino que pareciera.
Su boca mientras iba buscando más lugares, cuando soltó la muñeca de Aquila sintió que estaba haciendo malabares para desabrocharle el sostén. Era la primera vez que se le dificultaba esa tarea, no solo por su necedad de no dejar de tocarla sino porque también estaba nervioso como un primerizo aunque tratara de demostrar lo contrario.
Recorrió sus pechos haciendo círculos con la lengua. Cerró los ojos mientras lo hacía contagiado de su olor y del sabor de su piel. Se había imaginado muchas veces poniendo su boca ahí, acariciando esa zona con la lengua, probándola. Era adictivo porque entre más la besaba y más la recorría, más ganas le daban de hacerlo eternamente, a puerta abierta o cerrada. Sabía que eso era físicamente imposible pero pensarlo no hacía daño, siendo o no un pensamiento ridículo, no parecía descabellado que quisiera dedicar el resto de sus días a solo estar ahí con ella, en su cama, haciendo exactamente lo que hacían.
Volteó a ver la puerta abierta también pero en lugar de levantarse a cerrarla o decir algo, la besó intensamente porque no importaba, nadie iba a llegar en ese momento y si escuchaba ruidos, ya actuaría rápido. En ese momento no quería separarse de ella para ir a cerrar la inofensiva puerta abierta, ni retirar sus dedos, ni dejar de besarla.
Lo siguiente fue tomar una de sus manos y guiarla para que lo tocara dentro de su ropa interior. Tuvo la necesidad de expresarle de ese modo que aunque estuviera desviviéndose por ella, era el tipo de persona que deseaba recibir su parte a cambio. Ese era el mensaje que le estaba dando con eso, no sabía si ella lo iba a procesar como tal, pero era lo que él quería expresarle, por más mezquino que pareciera.
Su boca mientras iba buscando más lugares, cuando soltó la muñeca de Aquila sintió que estaba haciendo malabares para desabrocharle el sostén. Era la primera vez que se le dificultaba esa tarea, no solo por su necedad de no dejar de tocarla sino porque también estaba nervioso como un primerizo aunque tratara de demostrar lo contrario.
Recorrió sus pechos haciendo círculos con la lengua. Cerró los ojos mientras lo hacía contagiado de su olor y del sabor de su piel. Se había imaginado muchas veces poniendo su boca ahí, acariciando esa zona con la lengua, probándola. Era adictivo porque entre más la besaba y más la recorría, más ganas le daban de hacerlo eternamente, a puerta abierta o cerrada. Sabía que eso era físicamente imposible pero pensarlo no hacía daño, siendo o no un pensamiento ridículo, no parecía descabellado que quisiera dedicar el resto de sus días a solo estar ahí con ella, en su cama, haciendo exactamente lo que hacían.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Adaptándose
No le importaba la puerta, y la verdad a ella tampoco. Fácilmente se olvidó de ese rastro de luz que se colaba gracias a la otra habitación, frente a esa, a dos pasos. La música se había quedado sonando y le llegaba como un rumor lejano aunque poco a poco lo único que escuchaba era la respiración acelerada de Angus confundiéndose con la suya. Lo miró con los ojos brillantes y ansiosos cuando tomaba su mano, exigiendo que lo tocara. Entreabrió un poco los labios al sentirlo, como si estuviera trabajando directamente en su placer.
Su mano no se había detenido, ni con los movimientos de su espalda para intentar facilitarle el trabajo de quitarle el sostén. Se sintió súbitamente nerviosa cuando al fin la veía, insegura como adolescente, sintiendo que cuando estaba acostada sus pechos se habían apenas notorios, aunque eso no parecía importar realmente, no era que Angus fuera a sorprenderse mucho si ya conocía bien su cuerpo aunque fuera la primera vez que se tocaran. Volvió a cerrar los ojos al sentir que ponía sus labios en esa parte tan sensible de su piel.
No había dejado de tocarlo, y también le exigía de cierta forma que siguiera besándola de esa manera, tomando su rostro para que no pensara en dejar de besarla, hasta que se movió un poco, casi como si quisiera separarse de él. Bajó su ropa interior y también la propia, moviéndo las piernas para deshacerse de las bragas, dándole una patada accidental en el muslo, lo que la hacía sonreír un poco, con los ojos brillantes como los tenía y las mejillas muy sonrosadas, casi como si llevara maquillaje. Acomodó las piernas como si no pudiera pensar ni un segundo más en esperar a sentirlo.
-No puedo más...
Se lo dijo con un tono entre exigencia y petición, moviendo un poco la cadera hacia él sintiendo que no podía más, justo como lo había dicho. Volvió a buscarlo con la mano, pero la posición no era lo más cómodo, así que se incorporó un poco esperando que hiciera lo mismo, con las rodillas sobre la cama. Miró hacia abajo para ponérselo dentro sin poder esperar a nada que él tuviera qué decir o hacer. Apenas lo sintió, su espalda se erguía y soltaba un quejido intenso y algo ronco. Se quedó inmóvil un segundo antes de volver a buscar su boca para besarlo, aunque apenas rozó sus labios. Sus ojos no podían separarse de los suyos.
Su mano no se había detenido, ni con los movimientos de su espalda para intentar facilitarle el trabajo de quitarle el sostén. Se sintió súbitamente nerviosa cuando al fin la veía, insegura como adolescente, sintiendo que cuando estaba acostada sus pechos se habían apenas notorios, aunque eso no parecía importar realmente, no era que Angus fuera a sorprenderse mucho si ya conocía bien su cuerpo aunque fuera la primera vez que se tocaran. Volvió a cerrar los ojos al sentir que ponía sus labios en esa parte tan sensible de su piel.
No había dejado de tocarlo, y también le exigía de cierta forma que siguiera besándola de esa manera, tomando su rostro para que no pensara en dejar de besarla, hasta que se movió un poco, casi como si quisiera separarse de él. Bajó su ropa interior y también la propia, moviéndo las piernas para deshacerse de las bragas, dándole una patada accidental en el muslo, lo que la hacía sonreír un poco, con los ojos brillantes como los tenía y las mejillas muy sonrosadas, casi como si llevara maquillaje. Acomodó las piernas como si no pudiera pensar ni un segundo más en esperar a sentirlo.
-No puedo más...
Se lo dijo con un tono entre exigencia y petición, moviendo un poco la cadera hacia él sintiendo que no podía más, justo como lo había dicho. Volvió a buscarlo con la mano, pero la posición no era lo más cómodo, así que se incorporó un poco esperando que hiciera lo mismo, con las rodillas sobre la cama. Miró hacia abajo para ponérselo dentro sin poder esperar a nada que él tuviera qué decir o hacer. Apenas lo sintió, su espalda se erguía y soltaba un quejido intenso y algo ronco. Se quedó inmóvil un segundo antes de volver a buscar su boca para besarlo, aunque apenas rozó sus labios. Sus ojos no podían separarse de los suyos.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Adaptándose
Angus no tardó mucho en darse cuenta de que no era la primera vez que Aquila estaba con alguien. No importaba la lenguidez con la que se presentara, ni que sus movimientos fueran delicados. Que lo fueran no era sinónimo de inexperiencia, podía notarlo en la manera en que lo tocaba, sin tener miedo de lo que hacía a pesar de los nervios que sentían ambos, que eran comprensibles.
Seguía sin saber si era el momento adecuado para hacer las cosas pero no creía que se pudiera hacer de otra manera. Estaban durmiendo juntos, estaban viviendo juntos y se habían prometido más cosas de las que cualquier pareja promedio empezando la vida juntos. A ella, él le había prometido mantenerla protegida de una familia intolerante, de un asesino que estaría buscando acabar con ellos apenas explotara la bomba, no nada más jurándole amor eterno. Antes de que todo eso pasara, debía tenerla.
Dejó que ella se acomodara, demostrándole una vez más que sabía lo que hacía. No había pretendido encontrarse con una virgen inmaculada, ni necesitaba eso para quererla más o menos. Le importaba el momento, acariciar su cuerpo y tenerla cerca.
Él tampoco podía más pero le complació mucho escucharlo de labios de ella y sentirse así de necesitado. Confirmando su teoría cada vez más, fue ella quien lo hizo entrar. Sin dejar de acariciarla, en los brazos, la baja espalda, las caderas y los pechos, cerró los ojos y no pudo evitar gemir en cuanto sintió que estaba dentro de ella, por fin. Ahora estaban definitivamente cerca y ella era indiscutiblemente suya, él se iba a encargar de que se quedaran de ese modo y que nada de se interpusiera entre ellos.
Se dio cuenta de que le faltaba el preservativo pero deliberadamente se cayó la boca. Ya luego se encargaría de eso, no planeaba volver a estar con nadie más mientras ella existiera, y quería vivir con la seguridad de que ella pensaba lo mismo. Ya se encargaría después. Por ahora solo importaba lo que ella lo hacía sentir, la calidez de su cuerpo, sentir como lo mojaba, estrechar su piel delicada entre sus manos y no detenerse, no había razón.
Seguía sin saber si era el momento adecuado para hacer las cosas pero no creía que se pudiera hacer de otra manera. Estaban durmiendo juntos, estaban viviendo juntos y se habían prometido más cosas de las que cualquier pareja promedio empezando la vida juntos. A ella, él le había prometido mantenerla protegida de una familia intolerante, de un asesino que estaría buscando acabar con ellos apenas explotara la bomba, no nada más jurándole amor eterno. Antes de que todo eso pasara, debía tenerla.
Dejó que ella se acomodara, demostrándole una vez más que sabía lo que hacía. No había pretendido encontrarse con una virgen inmaculada, ni necesitaba eso para quererla más o menos. Le importaba el momento, acariciar su cuerpo y tenerla cerca.
Él tampoco podía más pero le complació mucho escucharlo de labios de ella y sentirse así de necesitado. Confirmando su teoría cada vez más, fue ella quien lo hizo entrar. Sin dejar de acariciarla, en los brazos, la baja espalda, las caderas y los pechos, cerró los ojos y no pudo evitar gemir en cuanto sintió que estaba dentro de ella, por fin. Ahora estaban definitivamente cerca y ella era indiscutiblemente suya, él se iba a encargar de que se quedaran de ese modo y que nada de se interpusiera entre ellos.
Se dio cuenta de que le faltaba el preservativo pero deliberadamente se cayó la boca. Ya luego se encargaría de eso, no planeaba volver a estar con nadie más mientras ella existiera, y quería vivir con la seguridad de que ella pensaba lo mismo. Ya se encargaría después. Por ahora solo importaba lo que ella lo hacía sentir, la calidez de su cuerpo, sentir como lo mojaba, estrechar su piel delicada entre sus manos y no detenerse, no había razón.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Adaptándose
Sonrió con la frente pegada a la suya cuando escuchaba ese primer gemido salido de su garganta y poco a poco empezaba a moverse, mirando sus caderas contra las suyas a ratos, mirando sus ojos con intensidad, los labios entreabiertos, una de sus manos enredándose en su cabello. Sonreía a ratos, cuando sentía que entendía el ritmo que el quería llevar, cuando empezaba esa pequeña sensación que se iba agranando y se hacía más hambrienta, que perseguía un final.
De cierta forma, haber esperado a que eso ocurriera le daba un valor distinto. Quizás si se lo hubiera follado la noche en que lo había invitado a cenar hubiera todo quedado en el capricho momentáneo, tanto para él como para ella. Cada día que había dejado pasar ignorando sus propios deseos de tocarlo se habían vuelto casi su deseo más secreto. Y el hecho de haberlo querido mucho antes de estar con él también tenía cierto significado. No había caído en el pánico de pensar que después de todo las cosas podrían no funcionar físicamente entre ellos, pero estaba segura que no sería así. Bastaba con su olor, con sus besos, con el profundo sueño que había tenido a su lado aún cuando pensaba que después de esa luna llena sería insomne para siempre. A su lado se sentía segura, a pesar de lo mal que estuvieran las cosas.
Sonreía con todo el deseo que su rostro podía expresar, mirándolo con intensidad, sus ojos tan cristalinos que parecía que lloraría, o que cambiarían de color estando tan brillantes. Ella no había pensado en preservativos por que ni siquiera sabía lo que eran y tenía otras maneras, maneras mágicas, para evitar cualquier inconveniente. Ni siquiera sabía que Angus se estaba ya preocupando por eso, aunque todo era cuestión de costumbres. No dejaba de mirarlo, tomando una de sus manos para que la acariciara entre las piernas aún cuando ya estaba dentro de ella. Volvió a sonreír al sentirlo, lo hacía muchas veces, pero esa no era una norma general. Lo hacía sólo por que estaba con él.
-Hazlo más rápido, fóllame más rápido Le exigió, volviendo a echarse hacia atrás pero no recostándose sino apoyándose en sus brazos, haciendo que su abdomen se viera plano como un espejo. Esa vez cerró los ojos, al sentirlo con mucha más profundidad, gimiendo de manera más intensa. Se le había olvidado la puerta abierta, y tampoco había notado que la música que había dejado correr en la habitación contraria se había detenido. Había estado con algunos chicos, muchas veces, pero ninguno había tenido la capacidad de hacerla olvidarse de todo más que de ese presente ideal.
De cierta forma, haber esperado a que eso ocurriera le daba un valor distinto. Quizás si se lo hubiera follado la noche en que lo había invitado a cenar hubiera todo quedado en el capricho momentáneo, tanto para él como para ella. Cada día que había dejado pasar ignorando sus propios deseos de tocarlo se habían vuelto casi su deseo más secreto. Y el hecho de haberlo querido mucho antes de estar con él también tenía cierto significado. No había caído en el pánico de pensar que después de todo las cosas podrían no funcionar físicamente entre ellos, pero estaba segura que no sería así. Bastaba con su olor, con sus besos, con el profundo sueño que había tenido a su lado aún cuando pensaba que después de esa luna llena sería insomne para siempre. A su lado se sentía segura, a pesar de lo mal que estuvieran las cosas.
Sonreía con todo el deseo que su rostro podía expresar, mirándolo con intensidad, sus ojos tan cristalinos que parecía que lloraría, o que cambiarían de color estando tan brillantes. Ella no había pensado en preservativos por que ni siquiera sabía lo que eran y tenía otras maneras, maneras mágicas, para evitar cualquier inconveniente. Ni siquiera sabía que Angus se estaba ya preocupando por eso, aunque todo era cuestión de costumbres. No dejaba de mirarlo, tomando una de sus manos para que la acariciara entre las piernas aún cuando ya estaba dentro de ella. Volvió a sonreír al sentirlo, lo hacía muchas veces, pero esa no era una norma general. Lo hacía sólo por que estaba con él.
-Hazlo más rápido, fóllame más rápido Le exigió, volviendo a echarse hacia atrás pero no recostándose sino apoyándose en sus brazos, haciendo que su abdomen se viera plano como un espejo. Esa vez cerró los ojos, al sentirlo con mucha más profundidad, gimiendo de manera más intensa. Se le había olvidado la puerta abierta, y tampoco había notado que la música que había dejado correr en la habitación contraria se había detenido. Había estado con algunos chicos, muchas veces, pero ninguno había tenido la capacidad de hacerla olvidarse de todo más que de ese presente ideal.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Adaptándose
Por lo general, Angus se jactaba de tener gran resistencia en todo eso, pero podía decir que en ese momento se sentía tan peligrosamente cerca de llegar como nunca. La combinación de los sucesos era demasiado intensa y además, no tener nada puesto que lo limitara en el interior de Aquila también tenía que ver. Sabía que se iba a correr dentro de ella y ese pensamiento era muy poderoso, aunque quisiera achicarlo para no pensar en el momento y que el mismo no llegara pronto, le era imposible. Era suya, cada vez más.
Los otros factores constaban en la manera en que se veía el cuerpo de la semiveela, con su vientre plano, sus pechos a proporción, su piel perfecta que estaba tan al alcance de sus manos que no paraban de recorrerla. No se lo podía creer, o sí podía pero era demasiado. Estaba al límite de todo, no se arrepentía de haberla conocido como lo había hecho, ni de quererla. Sortearía cualquier dificultad por ella.
El licántropo acató su orden, moviéndose más rápido, más profundo y también más fuerte. Estaba llegando a ese punto en el que dejaba de tener todo el cuidado y toda la delicadeza con la que siempre se proponía manejarse. Sus dedos comenzaron a enterrarse más fuerte en su piel blanca. Sentía que todo subía, aumentaba y se concentraba en un solo punto. Su mirada no podía abarcar todos los ángulos pero hubiera matado por poder hacerlo. En medio de su delirio se planteó la posibilidad de poner un tocador grande enfrente con un buen espejo. Qué idiota.
La tocó entre las piernas, también acarició su abdomen. Ya no podía marcarle el ritmo porque sus manos estaban demasiado ocupadas en otra cosa, pero ella sabía lo que hacía. Sus gemidos se hicieron más fuertes y se sentía cada vez más como un animal, lo demostraba en la forma en que la tocaba y como buscaba llegar más profundo aunque pareciera que ya no se podía. Sus músculos estaban tensos.
La amaba, la necesitaba y no quería que se fuera de su vida, haría cualquier cosa por retenerla. Trató de concentrarse en otra cosa para alargar su resistencia, porque no la iba a poder retener mucho si pensaba que era un primerizo que no aguantaba nada.
Los otros factores constaban en la manera en que se veía el cuerpo de la semiveela, con su vientre plano, sus pechos a proporción, su piel perfecta que estaba tan al alcance de sus manos que no paraban de recorrerla. No se lo podía creer, o sí podía pero era demasiado. Estaba al límite de todo, no se arrepentía de haberla conocido como lo había hecho, ni de quererla. Sortearía cualquier dificultad por ella.
El licántropo acató su orden, moviéndose más rápido, más profundo y también más fuerte. Estaba llegando a ese punto en el que dejaba de tener todo el cuidado y toda la delicadeza con la que siempre se proponía manejarse. Sus dedos comenzaron a enterrarse más fuerte en su piel blanca. Sentía que todo subía, aumentaba y se concentraba en un solo punto. Su mirada no podía abarcar todos los ángulos pero hubiera matado por poder hacerlo. En medio de su delirio se planteó la posibilidad de poner un tocador grande enfrente con un buen espejo. Qué idiota.
La tocó entre las piernas, también acarició su abdomen. Ya no podía marcarle el ritmo porque sus manos estaban demasiado ocupadas en otra cosa, pero ella sabía lo que hacía. Sus gemidos se hicieron más fuertes y se sentía cada vez más como un animal, lo demostraba en la forma en que la tocaba y como buscaba llegar más profundo aunque pareciera que ya no se podía. Sus músculos estaban tensos.
La amaba, la necesitaba y no quería que se fuera de su vida, haría cualquier cosa por retenerla. Trató de concentrarse en otra cosa para alargar su resistencia, porque no la iba a poder retener mucho si pensaba que era un primerizo que no aguantaba nada.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Adaptándose
Sentía que sus caricias le provocaban tanto como su sexo dentro de ella, parecía que incluso su mirada, que buscaba de pronto, sus ojos y su respiración acelerada era sólo una contribución a todo lo que sentía, que salía pronto de proporciones, se hacía muy intenso, tanto que era capaz de pensar que no lo soportaría, que moriría ahí. Sus gemidos incluso se entrecortaron al sentirlo más rápido y más dentro, le gustó sentirlo así, salvaje y sin delicadeza. No le importaba la delicadeza cuando se lo follaba, no estaba buscando arrullos para dormir.
Sonrió entre delirante y complacida al escucharlo gemir también y se incorporó sólo para mirarlo, empujándolo sin mucha consideración para quedar encima de él; naturalmente era más fuerte que ella, pero era una cuestión de entenderse, y parecía que no estaban teniendo problemas con eso. Puso las manos sobre su pecho y se movió al mismo ritmo que llevaban, volvió a sonreírle como si estuviera hechizándolo, quedándose con él para siempre. Lo amaba, no dejaba de pensarlo, y un montón de dudas se disipaban al sentirlo así, al entender su cuerpo, conocerlo sin tener que hablar, sólo dejando su piel contra la suya.
-Quiero ver cómo te corres... lléname
También se lo estaba exigiendo antes de que sus gemidos por un momento se hicieran más agudos. Ella se venía una y otra vez, llevaba dos, había aprendido a procurarse su propio placer, aunque no pudiera hacerlo si con quien estaba no tenía la menor idea de lo que hacía. Volvió a sonreírle como una loca, sus ojos encendidos, sus mejillas sonrosadas y su cabello en descontrol. Él no era el único que parecía ser más animal a ratos, pues ella también tenía un inusual mestizaje en su sangre que afloraba con más fuerza en momentos como ese.
Pegó su pecho contra el suyo al sentir el más intenso e incluso mordió su hombro con tanta fuerza que seguramente le dejaría una marca, clavó las uñas en sus brazos y tiró de su cabello. Perdía el control en cualquier situación intensa,y así como le podía gritar o abofetearlo cuando se ponía furiosa, sus arranquess violentos también ocurrían en momentos como ese.
Sonrió entre delirante y complacida al escucharlo gemir también y se incorporó sólo para mirarlo, empujándolo sin mucha consideración para quedar encima de él; naturalmente era más fuerte que ella, pero era una cuestión de entenderse, y parecía que no estaban teniendo problemas con eso. Puso las manos sobre su pecho y se movió al mismo ritmo que llevaban, volvió a sonreírle como si estuviera hechizándolo, quedándose con él para siempre. Lo amaba, no dejaba de pensarlo, y un montón de dudas se disipaban al sentirlo así, al entender su cuerpo, conocerlo sin tener que hablar, sólo dejando su piel contra la suya.
-Quiero ver cómo te corres... lléname
También se lo estaba exigiendo antes de que sus gemidos por un momento se hicieran más agudos. Ella se venía una y otra vez, llevaba dos, había aprendido a procurarse su propio placer, aunque no pudiera hacerlo si con quien estaba no tenía la menor idea de lo que hacía. Volvió a sonreírle como una loca, sus ojos encendidos, sus mejillas sonrosadas y su cabello en descontrol. Él no era el único que parecía ser más animal a ratos, pues ella también tenía un inusual mestizaje en su sangre que afloraba con más fuerza en momentos como ese.
Pegó su pecho contra el suyo al sentir el más intenso e incluso mordió su hombro con tanta fuerza que seguramente le dejaría una marca, clavó las uñas en sus brazos y tiró de su cabello. Perdía el control en cualquier situación intensa,y así como le podía gritar o abofetearlo cuando se ponía furiosa, sus arranquess violentos también ocurrían en momentos como ese.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Adaptándose
Aquila sorprendía a Angus cada vez más. Las veces que había imaginado ese encuentro no imaginó que ella iba a tener ese magnetismo y esa fuerza animal. No había tomado en cuenta que por su sangre podía no correr una maldición como la de él, pero que de todos modos canalizaba su condición de semiveela de esa manera, no todas lo hacían igual, pero estaba muy bien comprobar que Aquila lo hacía de ese modo. Sentía como se acoplaban, no solo sus cuerpos, sino sus ritmos y los movimientos que hacían.
Cuando Aquila le pidió que se corriera en voz alta, no pudo evitarlo más. Aunque hubiera querido, prolongar ese momento después de esa petición era imposible. Se corrió dentro de ella sin poderlo evitar, justamente cuando sentía la mordida en su hombro. Terminó con un gemido, tomando su piel con más fuerza de la necesaria y también tirando de su cabello, hasta que todo terminó y entró en un estado muy próximo a la inconsciencia.
Sonreía, por muy ridículo que sonara. Y cuando la locura se fue disipando, encontró muy reconfortante el peso de su cuerpo sobre el de él. Acarició su espalda y la hizo recostarse encima, que no se bajara. Siguió recorriendo su cuerpo con las manos convenciéndose de que todo había sido real y que ella estaba ahí con él. Besó cada centímetro de piel que tenía cerca, hasta que acabó en su boca. No dijo nada en un rato porque no sabía qué decir.
El pensamiento más claro que tenía en la mente, además de que de verdad la amaba por completo, era que iban a ser muy felices juntos, sexualmente hablando.-Eres guapísima. Y te amo.-Le dijo cuando recuperó un poco la consciencia. -No te amo por ser guapa, pero eres guapísima.-Ella debía saberlo, pero él quería decírselo de todos modos.
Se estaba muriendo de hambre y de sed pero no deseaba levantarse de la cama. La abrazó fuerte encima de él, muy fuerte, para molestarla pero no para tronar sus costillas. Desde lo que había pasado la noche del secuestro, era la primera vez que se sentía verdaderamente feliz de nuevo. Tener a Aquila ahí le demostraba que no estaba tan perdido todo.
Cuando Aquila le pidió que se corriera en voz alta, no pudo evitarlo más. Aunque hubiera querido, prolongar ese momento después de esa petición era imposible. Se corrió dentro de ella sin poderlo evitar, justamente cuando sentía la mordida en su hombro. Terminó con un gemido, tomando su piel con más fuerza de la necesaria y también tirando de su cabello, hasta que todo terminó y entró en un estado muy próximo a la inconsciencia.
Sonreía, por muy ridículo que sonara. Y cuando la locura se fue disipando, encontró muy reconfortante el peso de su cuerpo sobre el de él. Acarició su espalda y la hizo recostarse encima, que no se bajara. Siguió recorriendo su cuerpo con las manos convenciéndose de que todo había sido real y que ella estaba ahí con él. Besó cada centímetro de piel que tenía cerca, hasta que acabó en su boca. No dijo nada en un rato porque no sabía qué decir.
El pensamiento más claro que tenía en la mente, además de que de verdad la amaba por completo, era que iban a ser muy felices juntos, sexualmente hablando.-Eres guapísima. Y te amo.-Le dijo cuando recuperó un poco la consciencia. -No te amo por ser guapa, pero eres guapísima.-Ella debía saberlo, pero él quería decírselo de todos modos.
Se estaba muriendo de hambre y de sed pero no deseaba levantarse de la cama. La abrazó fuerte encima de él, muy fuerte, para molestarla pero no para tronar sus costillas. Desde lo que había pasado la noche del secuestro, era la primera vez que se sentía verdaderamente feliz de nuevo. Tener a Aquila ahí le demostraba que no estaba tan perdido todo.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Adaptándose
El segundo en que lo escuchaba correrse, poco después de que ella lo hubiera hecho, le hacía sonreír con el rostro agachado, sintiendo las sacudidas de su cuerpo, cómo terminaba dentro ella y la ansiedad terminaba, la persecusión, la busqueda desesperada por encontrarse. Le gustó que sus manos la apretaran de esa manera, el tirón en su cabello que la había hecho mirarlo de nuevo como retándolo a que no tuviera miedo de hacer esas cosas, que no iba a lastimarla.
Se recostó sobre su piel ligeramente húmeda igual que la suya, con la misma sonrisa ridícula de absoluta satisfacción, como si todos los problemas espantosos que los rodeaban pudieran parecer menos complicados al estar así, al saber que se entendían, que desde ese instante iba a desearlo a cada momento y con más ganas. Lo abrazó perezosa sintiendo el calor de su cuerpo y acariciándolo con la punta de la naríz antes de que volviera a besarla en los labios. No esperaba que dijera nada, no hacía falta. Casi se quedaba dormida hasta escucharlo decir esos halagos. Se rió, no por que no lo tomara en serio, sino como una adolescente penosa que no sabía recibir halagos, hasta se cubrió un poco el rostro antes de apoyar la barbilla en su pecho y pasar el dedo índice por su barba y después dibujar sus labios, su naríz recta, sus mejillas algo hundidas.
-Tú también eres guapísimo. Y te amo, y quiero que me folles todo el día y toda la noche. Allá abajo en el vestíbulo, quiero que la vieja del primer piso nos escuche
Nunca le había dicho una cosa parecida a su ex-prometido, ni a cualquier otro novio que tuviera, pero siempre había sido así, y recordó perfectamente que Jeremiah le había dicho que tenía que ir al médico a checarse "esas urgencias". Por un momento había pensado que estaba verdaderamente enferma pero por alguna razón tenía la certeza de que Angus no iba a mandarla al médico luego de que le dijera esas tonterías. Volvió a reírse por lo de la vieja del primer piso que la había mirado mal, como si Angus hubiera pagado a una puta cara o algo así, reconocía esas miradas por que su madre las tenía iguales cuando pensaba lo mismo. Se volvió a reír cuando la abrazaba como un loco y lo picoteó en los costados con las uñas para que la soltara.
-¿Sabes qué hice cuando te fuiste con los decanos? Me puse a escribir. No sé, son cosas que se me ocurrieron después de todo esto, trabajo editorial... debe ser una basura, pero al menos lo hice. ¿Quieres algo de la cocina?
Se separó de él lentamente, sintiendo todavía la humedad entre sus piernas hasta que se levantó, inclinándose para besarlo de nuevo. Se puso las bragas y la camiseta que Angus se había quitado, una que llevaba la misma imagen que una de sus películas espantosas que tenía por la habitación y decía [REC] letras que para ella no significaban nada. Salió de la habitación caminando de puntillas como si llevara tacones, agachándose a levantar su sostén procurando enseñarle todo el trasero a Angus antes de irse canturreando por la puerta.
Bebió agua como un camello de una botella en el refrigerador y también sacó dos latas de cerveza, pretendiendo llevarse todo de vuelta a la habitación pero distrayéndose un momento con los periódicos muggles que estaban en la diminuta mesa donde solían desayunar.
Se recostó sobre su piel ligeramente húmeda igual que la suya, con la misma sonrisa ridícula de absoluta satisfacción, como si todos los problemas espantosos que los rodeaban pudieran parecer menos complicados al estar así, al saber que se entendían, que desde ese instante iba a desearlo a cada momento y con más ganas. Lo abrazó perezosa sintiendo el calor de su cuerpo y acariciándolo con la punta de la naríz antes de que volviera a besarla en los labios. No esperaba que dijera nada, no hacía falta. Casi se quedaba dormida hasta escucharlo decir esos halagos. Se rió, no por que no lo tomara en serio, sino como una adolescente penosa que no sabía recibir halagos, hasta se cubrió un poco el rostro antes de apoyar la barbilla en su pecho y pasar el dedo índice por su barba y después dibujar sus labios, su naríz recta, sus mejillas algo hundidas.
-Tú también eres guapísimo. Y te amo, y quiero que me folles todo el día y toda la noche. Allá abajo en el vestíbulo, quiero que la vieja del primer piso nos escuche
Nunca le había dicho una cosa parecida a su ex-prometido, ni a cualquier otro novio que tuviera, pero siempre había sido así, y recordó perfectamente que Jeremiah le había dicho que tenía que ir al médico a checarse "esas urgencias". Por un momento había pensado que estaba verdaderamente enferma pero por alguna razón tenía la certeza de que Angus no iba a mandarla al médico luego de que le dijera esas tonterías. Volvió a reírse por lo de la vieja del primer piso que la había mirado mal, como si Angus hubiera pagado a una puta cara o algo así, reconocía esas miradas por que su madre las tenía iguales cuando pensaba lo mismo. Se volvió a reír cuando la abrazaba como un loco y lo picoteó en los costados con las uñas para que la soltara.
-¿Sabes qué hice cuando te fuiste con los decanos? Me puse a escribir. No sé, son cosas que se me ocurrieron después de todo esto, trabajo editorial... debe ser una basura, pero al menos lo hice. ¿Quieres algo de la cocina?
Se separó de él lentamente, sintiendo todavía la humedad entre sus piernas hasta que se levantó, inclinándose para besarlo de nuevo. Se puso las bragas y la camiseta que Angus se había quitado, una que llevaba la misma imagen que una de sus películas espantosas que tenía por la habitación y decía [REC] letras que para ella no significaban nada. Salió de la habitación caminando de puntillas como si llevara tacones, agachándose a levantar su sostén procurando enseñarle todo el trasero a Angus antes de irse canturreando por la puerta.
Bebió agua como un camello de una botella en el refrigerador y también sacó dos latas de cerveza, pretendiendo llevarse todo de vuelta a la habitación pero distrayéndose un momento con los periódicos muggles que estaban en la diminuta mesa donde solían desayunar.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Adaptándose
Las declaraciones de insaciable de Aquila no le hicieron pensar que era una enferma que tenía que ir al médico a revisarse esas urgencias, sino que ayudó a que su pensamiento se reafirmara. Iban a vivir muy felices juntos. Angus no había pensado que estar con ella significaba volver a ser un hombre fiel pero no tenía problemas con eso. Se rió por lo de la vieja del primer piso y la estrechó más entre los brazos por decir esas locuras que claro que le pensaba cumplir.
Sonrió ampliamente por las buenas nuevas. Que Aquila se hubiera puesto a escribir significaba que no pensaba dejar su carrera y que lo iba a intentar. Tendría que llevarla con él la próxima vez que fuera a esas reuniones con los decanos, para que pudieran saber qué hacer y que ella siguiera estudiando a pesar de todo. Necesitaban un consejo coherente.
-¡Me alegra que me digas eso, de verdad. ¿Me lo enseñarás luego? Mejor ahorita. -Le urgía leerla, porque era algo que no había podido hacer hasta el momento y le daban muchas ganas, porque saber cómo escribía siendo periodista, era algo que le ayudaría a seguir juntando todo lo necesario para conocerla. -Sí, debe haber unas frituras por ahí, trae la bolsa. O mejor trae el teléfono y pedimos algo para comer, ¿qué se te antoja?-Seguía sin saber si iba a regresar a su empleo fijo y no debía de estar gastándose el dinero, pero tampoco se iba a humillar hablándole a su mamá para ver si le daba comida en recipientes de plástico para la semana, para él, Aquila y Malik cuando llegaba.
Le gustó verla ponerse su camiseta, se quedó mirándola fijamente luego de que se agachaba y se sintió muy afortunado. Le gustaba verla en todo momento, desde toda perspectiva. Por esa provocación abierta casi se levanta para abordarla de nuevo y volver a follársela, pero conocía sus límites y se quedó en la cama, solo estirándose para ponerse de nuevo los bóxers.
Al notar que Aquila se tardaba, se levantó de la cama para ver si necesitaba ayuda en algo. -¿Qué? ¿Te quedaste trabada otra vez ante el refrigerador? Ya te lo expliqué.
Sonrió ampliamente por las buenas nuevas. Que Aquila se hubiera puesto a escribir significaba que no pensaba dejar su carrera y que lo iba a intentar. Tendría que llevarla con él la próxima vez que fuera a esas reuniones con los decanos, para que pudieran saber qué hacer y que ella siguiera estudiando a pesar de todo. Necesitaban un consejo coherente.
-¡Me alegra que me digas eso, de verdad. ¿Me lo enseñarás luego? Mejor ahorita. -Le urgía leerla, porque era algo que no había podido hacer hasta el momento y le daban muchas ganas, porque saber cómo escribía siendo periodista, era algo que le ayudaría a seguir juntando todo lo necesario para conocerla. -Sí, debe haber unas frituras por ahí, trae la bolsa. O mejor trae el teléfono y pedimos algo para comer, ¿qué se te antoja?-Seguía sin saber si iba a regresar a su empleo fijo y no debía de estar gastándose el dinero, pero tampoco se iba a humillar hablándole a su mamá para ver si le daba comida en recipientes de plástico para la semana, para él, Aquila y Malik cuando llegaba.
Le gustó verla ponerse su camiseta, se quedó mirándola fijamente luego de que se agachaba y se sintió muy afortunado. Le gustaba verla en todo momento, desde toda perspectiva. Por esa provocación abierta casi se levanta para abordarla de nuevo y volver a follársela, pero conocía sus límites y se quedó en la cama, solo estirándose para ponerse de nuevo los bóxers.
Al notar que Aquila se tardaba, se levantó de la cama para ver si necesitaba ayuda en algo. -¿Qué? ¿Te quedaste trabada otra vez ante el refrigerador? Ya te lo expliqué.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Adaptándose
-Esto es el siguiente nivel, Pauline. Lynch es uno de mis favoritos, además de Greenaway, pero vamos paso a paso. Pensé en empezar por Eraserhead pero vamos a lo grande, esta es increíble...
Íbamos subiendo las escaleras hacia el apartamento, en otra salida cinematográfica que tenía con Pearl. Desde que habíamos visto las dos primeras películas de su vida supe que era un camino que no tendría fin y la verdad me gustaba compartir ese gusto, por que Finnerty sólo veía un montón de películas de terror, la mayoría de esas que tenían cuantos defectos podía tener una película. Lo sentía mucho pero en verdad apreciaba muy poco ese género y cuando ponía esa basura casi siempre terminábamos discutiendo y no en el mejor plan.
Llevaba en la mano un vino tinto que le había quitado a Tahira de su reserva, por dos razones: una, por que no había tenido que comprar nada y la otra por que las cervezas significarían levantarse al baño a cada momento. Lynch merecía atención absoluta, una cerveza no iba a interponerse en nuestro camino.
Abrí la puerta con mi juego de llaves todavía hablando con Pearl de lo mucho que le iba a gustar Inland empire, quitándome el blazer y dejándolo botado en una silla como siempre que llegaba al apartamento. Me detuve en seco al ver a Aquila con una camiseta de Finnerty y nada más (aunque intuía que al menos traía puesta una pieza de ropa interior, como mínimo). Fingí que disimulaba pero alcancé a ver sus piernas y parte de su trasero cuando estaba en la cocina. Me sonreí y no tuve la delicadeza de voltear a otro lado. Si iba a estar ahí todo el tiempo y no quería que la viera, mejor que no se paseara en calzones por la cocina. Al menos no en fin de semana.
-¿Dónde está Finnerty? ¿Olvidaron que hoy íbamos a ver películas? Avisados estaban
Dejé el vino sobre la mesa de centro de la sala, que realmente no era mesa de centro sino un baúl que hubiera usado Finnerty para Hogwarts seguramente. Yo solía describir muchos lugares de ese apartamento pero la verdad es que era minúsculo, la cocina se cubría en dos pasos y la sala en cuatro. El pasillo en otros cuatro, y las dos únicas habitaciones también provocaban bastante claustrofobia. Encendí el televisor sin perder el tiempo y me dispuse a conectar el DVD.
Íbamos subiendo las escaleras hacia el apartamento, en otra salida cinematográfica que tenía con Pearl. Desde que habíamos visto las dos primeras películas de su vida supe que era un camino que no tendría fin y la verdad me gustaba compartir ese gusto, por que Finnerty sólo veía un montón de películas de terror, la mayoría de esas que tenían cuantos defectos podía tener una película. Lo sentía mucho pero en verdad apreciaba muy poco ese género y cuando ponía esa basura casi siempre terminábamos discutiendo y no en el mejor plan.
Llevaba en la mano un vino tinto que le había quitado a Tahira de su reserva, por dos razones: una, por que no había tenido que comprar nada y la otra por que las cervezas significarían levantarse al baño a cada momento. Lynch merecía atención absoluta, una cerveza no iba a interponerse en nuestro camino.
Abrí la puerta con mi juego de llaves todavía hablando con Pearl de lo mucho que le iba a gustar Inland empire, quitándome el blazer y dejándolo botado en una silla como siempre que llegaba al apartamento. Me detuve en seco al ver a Aquila con una camiseta de Finnerty y nada más (aunque intuía que al menos traía puesta una pieza de ropa interior, como mínimo). Fingí que disimulaba pero alcancé a ver sus piernas y parte de su trasero cuando estaba en la cocina. Me sonreí y no tuve la delicadeza de voltear a otro lado. Si iba a estar ahí todo el tiempo y no quería que la viera, mejor que no se paseara en calzones por la cocina. Al menos no en fin de semana.
-¿Dónde está Finnerty? ¿Olvidaron que hoy íbamos a ver películas? Avisados estaban
Dejé el vino sobre la mesa de centro de la sala, que realmente no era mesa de centro sino un baúl que hubiera usado Finnerty para Hogwarts seguramente. Yo solía describir muchos lugares de ese apartamento pero la verdad es que era minúsculo, la cocina se cubría en dos pasos y la sala en cuatro. El pasillo en otros cuatro, y las dos únicas habitaciones también provocaban bastante claustrofobia. Encendí el televisor sin perder el tiempo y me dispuse a conectar el DVD.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Adaptándose
El siguiente nivel, eso sonaba emocionante. Y le daba mucho gusto darse cuenta de que le seguía emocionando como la primera vez, sin drogas ni nada de por medio. Las que había visto hasta ese momento, le habían gustado todas, pero ya había sido advertida por el mismo Malik que no todo el cine era necesariamente genial. Y le aliviaba saber que en eso existía la imperfección, porque sino, sería el peor atasque de la vida.
Además también había empezado a comprender todo el asunto del aparato cinematográfico, del trabajo en equipo para crear el fenómeno y poco a poco se iba familiarizando con actores y directores como concepto y como parte de la maquinaria. Eso también le parecía absurdamente interesante: que todos tuvieran estéticas, cosas en particular que quisieran conceptualizar, inquietudes. Que en algunos directores se notara hasta en los colores. Era genial. Suponía que le iba a tomar mucho tiempo entenderlo cabalmente, pero no tenía prisa.
Se encontraron a Aquila en camiseta y calzones. Pearlie de inmediato fue a saludarle con un abrazo, aunque le fue muy obvio que no se acordaban de los planes que habían hecho y que además, habían llegado en pésimo momento porque bastó un vistazo rápido a la habitación y Finnerty estaba en nada más que en bóxers. Vergüenza.
-¡Ah! ¿Llegamos en mal momento?
Le preguntó bajito luego de darle tres besos en las mejillas, aunque la pregunta era totalmente inútil porque de todos modos ya estaban ahí y no se iban a ir. O no se iban a ir sin ver Inland Empire, de David Lynch. Adoraba el apellido, por cierto, tanto como Jeunet. Había que ver si se quedaba tan pasmada como con él.
-Pero mira, te traje más ropa de la que pudimos sacar.
Dijo entregándole otra pequeña bolsita de tela en la que irían precisamente sus pijamas bonitas, más vestidos y más blusas. Saludó a Angus con un movimiento de la mano casi sin verlo y luego se acercó a Malik para ver cómo conectaba el DVD.
-Luego tienes que enseñarme a hacer estas cosas porque mira, pienso pedirle a papá de cumpleaños una tele y un DVD, no sé si vaya a querer matarme pero sé que al final me cumplirá el capricho, pero ni él ni nadie va a saber como conectarlo así que tengo que aprender.
Además también había empezado a comprender todo el asunto del aparato cinematográfico, del trabajo en equipo para crear el fenómeno y poco a poco se iba familiarizando con actores y directores como concepto y como parte de la maquinaria. Eso también le parecía absurdamente interesante: que todos tuvieran estéticas, cosas en particular que quisieran conceptualizar, inquietudes. Que en algunos directores se notara hasta en los colores. Era genial. Suponía que le iba a tomar mucho tiempo entenderlo cabalmente, pero no tenía prisa.
Se encontraron a Aquila en camiseta y calzones. Pearlie de inmediato fue a saludarle con un abrazo, aunque le fue muy obvio que no se acordaban de los planes que habían hecho y que además, habían llegado en pésimo momento porque bastó un vistazo rápido a la habitación y Finnerty estaba en nada más que en bóxers. Vergüenza.
-¡Ah! ¿Llegamos en mal momento?
Le preguntó bajito luego de darle tres besos en las mejillas, aunque la pregunta era totalmente inútil porque de todos modos ya estaban ahí y no se iban a ir. O no se iban a ir sin ver Inland Empire, de David Lynch. Adoraba el apellido, por cierto, tanto como Jeunet. Había que ver si se quedaba tan pasmada como con él.
-Pero mira, te traje más ropa de la que pudimos sacar.
Dijo entregándole otra pequeña bolsita de tela en la que irían precisamente sus pijamas bonitas, más vestidos y más blusas. Saludó a Angus con un movimiento de la mano casi sin verlo y luego se acercó a Malik para ver cómo conectaba el DVD.
-Luego tienes que enseñarme a hacer estas cosas porque mira, pienso pedirle a papá de cumpleaños una tele y un DVD, no sé si vaya a querer matarme pero sé que al final me cumplirá el capricho, pero ni él ni nadie va a saber como conectarlo así que tengo que aprender.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Adaptándose
Aquila se sobresaltó y casi dejó caer la botella de agua que pretendía llevar de vuelta a la habitación con Angus cuando escuchó la puerta abrirse y el palabrerío de Malik que iba acompañado de Pearlie. Era cierto, ese día iban a ver películas, se le había olvidado por completo. Y su reacción inmediata a la mirada de Malik que por más compañero de apartamento que fuera no tenía por qué verla en paños menores.
-¡NO ME MIRES, VOLTÉATE, CIERRA LOS OJOS! ¡ANGUS, DILE QUE NO ME VEA!
¿Qué pensaban, que iba a dejar de ser dramática? Ya había gritando cuando Pearlie se le acercaba y la saludó con los mismos besos, negando con la cabeza y sonriéndole un poco cuando la veía apenada por haber llegado en mal momento. No era su culpa, ellos debieron haber recordado que iban a llegar, así que al final todo el asunto la hacía sonreír un poco y hacerle ojos cómplices por que la veía asomarse a la habitación, rogando a toda la magia en el mundo que Angus se hubiera puesto al menos la ropa interior.
-Gracias, eres un sol chiquito.
Le dijo sonriendo y tomando la bolsa de tela antes de correr a la habitación, sin agua y sin nada, cerrando la puerta un instante y mirando a Angus con espanto.
-Tu amigo del infierno me vio así ¡Así, Finnerty! Bueno, al menos no me vio las tetas. ¿Te acordabas de lo de las películas o no se qué? Se me había olvidado por completo... Pearlie no te vio desnudo ¿No?
Buscó un short en la misma bolsa que Pearlie le había dado, que dejó tirada ahí en la habitación de Finnerty, y después se quitó su camiseta para ponerse un suéter suyo también que le venía grande y le caía por un hombro. Al menos ya no estaba tan impresentable. También se ató el cabello y antes de eso se acercó para besarlo de nuevo, profundamente, con sus brazos sobre su cuello y ganas de volver a tirarlo sobre la cama y follárselo. Para que Pearlie y Malik los escucharan, y no sólo la vieja del primer piso.
-¡NO ME MIRES, VOLTÉATE, CIERRA LOS OJOS! ¡ANGUS, DILE QUE NO ME VEA!
¿Qué pensaban, que iba a dejar de ser dramática? Ya había gritando cuando Pearlie se le acercaba y la saludó con los mismos besos, negando con la cabeza y sonriéndole un poco cuando la veía apenada por haber llegado en mal momento. No era su culpa, ellos debieron haber recordado que iban a llegar, así que al final todo el asunto la hacía sonreír un poco y hacerle ojos cómplices por que la veía asomarse a la habitación, rogando a toda la magia en el mundo que Angus se hubiera puesto al menos la ropa interior.
-Gracias, eres un sol chiquito.
Le dijo sonriendo y tomando la bolsa de tela antes de correr a la habitación, sin agua y sin nada, cerrando la puerta un instante y mirando a Angus con espanto.
-Tu amigo del infierno me vio así ¡Así, Finnerty! Bueno, al menos no me vio las tetas. ¿Te acordabas de lo de las películas o no se qué? Se me había olvidado por completo... Pearlie no te vio desnudo ¿No?
Buscó un short en la misma bolsa que Pearlie le había dado, que dejó tirada ahí en la habitación de Finnerty, y después se quitó su camiseta para ponerse un suéter suyo también que le venía grande y le caía por un hombro. Al menos ya no estaba tan impresentable. También se ató el cabello y antes de eso se acercó para besarlo de nuevo, profundamente, con sus brazos sobre su cuello y ganas de volver a tirarlo sobre la cama y follárselo. Para que Pearlie y Malik los escucharan, y no sólo la vieja del primer piso.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
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