Adaptándose

A Angus no le molestaban nada las muestras de cariño de Aquila aunque incluyeran darle pedazos de pizza en la boca como un animal. Le había gustado eso de ella desde la primera vez que habían compartido el plato sin permiso explícito, en la primera “cita” que habían tenido. Le encantaban sus muestras públicas de afecto y todas y cada una de sus ridiculeces, ¿de verdad había habido hombre en el mundo que le pidiera que se comportara? Para Angus solo eran demostraciones de amor.

Él comió más que los demás, tal vez no más que Karim, pero sí más que Aquila y Pearl que parecían pajaritos. Por eso aunque tenía a Aquila acurrucada, se tardó en corresponder a su abrazo por estar muy ocupado cuidándose la barba y comiendo pizza hasta dejar nada más un par de pedazos por si a alguien le daba hambre después del vomito verde.

-No no todas, “cállate y pon atención o no vas a entender nada”-Dijo haciendo voz de niña burlándose de los regaños de Pearl en la película anterior. Luego le hizo cosquillas a Aquila dándole unos picotazos en las costillas. Ya quería ver si se asustaba, si se asqueaba o si le pasaba como a él, que lo encontraba muy bueno para ver, muy entretenido y muy educativo.

-No, no todas son de eso, pero a Hollywood le gusta el glamour de Hollywood y presumir de él. Sí, luego te explico eso. Vas a ver, luego se van a encontrar el cura anciano y Pazuzu con esa señora.-Podía ser un sacrilegio que estuviera adelantando cosas de la película pero le dio igual, de todos modos no estaba haciendo el spoiler más horrible de la tierra. Otra cosa que le hubiera dicho “ahorita esa niña por la que su mamá se preocupa va a girar su cabeza toda toda”.

-En los magos se meten demonios por decisión propia, ¿no? O los invocan para sus beneficios o esas locuras medievales. Pon atención mujer, ahora verás al poseído.-Ya empezaban las levitaciones y las cosas raras, así que para ese punto seguro que Aquila ya había adivinado.

Una risa floja me afloró cuando Angus imitaba a Pearl con eso de que se callara o no entendería nada. Tenía la pasma de haber comido bastante y miraba la pantalla apenas pudiendo mantener los ojos abiertos antes de que la digestión me traicionara. Ahora estaba sentado al lado de la parejita de la melcocha y me tomé la libertad de volver a estirar los pies sobre la mesa (la pizza estaba lejos, no había nada de qué preocuparse) mientras veía el mismo cuento del demonio de medio oriente, como los demás. Voltée a ver a Pearl con una sonrisa, me daba gusto que siguiéramos mirando películas juntos.

La verdad no me había preguntado sobre los conflictos de fe entre los magos por que aparentemente nunca eran tan intensos, salvo en los que enloquecían con eso de la sangre y eso era más bien una doctrina política y no religiosa. Aún así también me pregunté por qué la necesidad de hacer de los ateos unos poseídos. O de los creyentes unos fanáticos. De nuevo era la postura del arte, cuestionando a todo aquel demasiado seguro de sus creencias, fueran cristo o fueran nada. Quién lo iba a decir, Finnerty había elegido una buena película.

-Nadie se mete un demonio por decisión propia, tienen voluntad y cuestionan los valores humanos ¿Qué no estás entendiendo tu propia película?

Se lo decía por fastidiar pero también lo creía. ¿Qué no era ese el mensaje más o menos de todas las películas de posesiones además del miedo inmediato? En fin, me estiré un poco y volví a beber directamente de la botella cuando ya la hija de la señora actriz bajaba a arruinarles la fiesta a sus comensales diciendo "you'll gonna die upstairs" después de orinarse frente a todo el mundo. Eran escenas bien seleccionadas, no lo iba a negar. Quizás para ese momento Pearl ya empezaba a sentirse un poco temerosa.

-¿Ya supiste quién va a ser la poseída?

Le sacó la lengua a Angus y le hizo un mohín cuando la imitaba siendo un majadero, pero se quedó esbozando una sonrisa porque en realidad no le había molestado y le seguía pareciendo irreal que fuera tan chistosito con todo y su barba de súper macho y su porte de romper caras cada dos segundos. Le devolvió la sonrisa a Karim aunque no sabía a que venía, de todos modos para ese punto ya no importaba ponerle significados a todo, luego de que se hubiera carcajeado sin razón como un montón de veces en una sola noche a su lado por la pastilla esa. Ella también se alegraba de que siguieran con las películas, suponía que era una actividad de la que no se iba a cansar, por más que se augurara un trauma con la que estaba en ese momento.

Se sonrió sin agregar nada a la conversación cuando empezaban a hablar sobre posesiones y esas cosas. En Beauxbatons ni siquiera eran muy dados a ese tipo de Artes Oscuras en las que se hablaban de demonios y demás. Frunció el ceño con la niña esa arruinando la fiesta y sin notarlo, ya había subido los pies descalzos al sillón otra vez, abrazándose las rodillas aunque pensaba que esa incomodidad en la columna, sensorial y no física, todavía no era lo suficientemente fuerte como para decirse totalmente asustada, pero en efecto, sí algo temerosa.

Lo siguiente fueron cosas extrañas con visitas a los sanadores que claramente no eran de San Mungo, intentaban buscar una explicación a todo eso que sucedía, a las camas dando saltos, a las convulsiones espantosas. Cuando Malik hizo su pregunta, ella solo lo miró y medio alzó las cejas, como si estuviera medio incapaz de decir gran cosa, algo que generalmente no le pasaba en las películas por más que se pasmara.

-Ay no, denme su cobijita.

Ni siquiera preguntó si sí la podía agarrar. Haciendo el mismo gesto horrible de Angus de cruzarse por enfrente de la pantalla, jaloneó la cobija con la que la parejita del amor se había tapado y se la echó encima ella, volviendo al sillón individual. Se estaba arrepintiendo totalmente de haberle cambiado el lugar a Malik.

Volvió a reír como quinceañera cuando Angus le hacía cosquillas con sus picotazos en las costillas y le manoteaba para que se quitara aunque después se volvía a pegar a su cuerpo como gato perezoso mientras seguía pensando en lo de los demonios y las locuras medievales, poniendo el mismo ceño fruncido que Pearlie había puesto con la película de Malik, de concentración y de querer entender todo. Eso era mucho más sencillo por cierto, tenía coherencia e iba a algún lado ¿Qué no todas las películas debían ser así? Con un planteamiento, un conflicto y un desenlace, no con un montón de masturbaciones mentales con vagabundos y conejos humanoides.

-Quiero ver al poseído... ¡Ah, la niña, será la niña! Pues va a ser que tienes razón ¿No? Es una niña inocente, Pazuzu se está burlando de la pureza

Se lo dijo con emoción y apretó la pierna de Angus sin quitar los ojos de la pantalla. Notó que Pearlie se estaba asustando y de hecho ella brincó con el flashazo de una cara horrible cuando le hacían pruebas a la niña. Eso de verdad se estaba poniendo feo, y le aventó la cobija que Pearlie ya medio había jalado, sintiéndose solita en el sillón.

-Ven a sentarte a mi lado Pearlie, me está dando miedo.

Podían hacerle un espacio. De hecho juntó sus piernas un poco y medio empujó a Malik para que se recorriera y Pearl cupiera entre ellos dos. Esperó que hiciera el movimiento, justo cuando en medio de una charla muy silenciosa como todo lo que ocurría en la película, de pronto Reagan bajaba las escaleras haciendo un movimiento horrible y tirando sangre por la boca. Por supuesto que había gritado y se había pegado a Angus, pero no se preguntó por qué le gustaban esas cosas horribles. De hecho, estaba emocionada, lo sentía en el pecho, como si estuviera esperando ser asustada de nuevo, absolutamente emocionada.

-Esto es horrible, Finnerty. Tengo miedo

Seguía con el corazón latiéndole fuerte luego de la escena de las escaleras y era como si ya no quisiera seguir viendo la película pero a la vez sí. Tomó la mano de Angus y se abrazó la propia cintura como si eso restara un poco la tensión de esperar a ver qué cosa horrible iba a ocurrir a continuación.

Angus estaba complacido porque las niñas se estaban asustando, pero más porque Aquila parecía cien veces más interesada en eso que en David Lynch, tal como él. No la culpaba ¿quién tenía ganas de ver cosas sin sentido aunque duraran tres horas? En cambio eso te producía estar en tensión todo el tiempo, sentir cosas horribles. Las primeras veces, cuando era niño, le había costado dormir por las noches pero poco a poco fue curtiéndose y ahora dormía como un bebé.

Aquila hablaba y hablaba a diferencia de Pearl, le gustaba escucharla porque eso significaba que aunque estaba asustada, también estaba emocionada y por eso le dio repetidos besos en el cabello mientras se acurrucaba más a su lado en el momento en el que Pearl lo despojaba de su cobija.

-Qué maldito Karim, te robas las pop tarts y mandas a las inocentes a la soledad para que se les meta el diablo.-Lo dijo por asustar a Pearl, que parecía la más afectada porque ni siquiera hablaba, ni se metía en la plática y tenía cara de no poder apartar la vista aunque le doliera. Pero su mujer era buena y cuando la invitó a sentarse con ellos en el mismo sofá aunque estuvieran apretujados, él hasta se hizo más a la orilla. No quería que se le metiera el diablo.

-De eso se trata.-Le dijo a Aquila besando su oreja por que tenía miedo, pero el miedo se sentía menos que cuando se veían las películas solo, y ahí había bastante gente como para hacer soportable eso sin que nadie muriera de espanto.

Tomó la mano de Aquila después de la escena de las escaleras y tenía una imperceptible (por la barba) sonrisa en el rostro. Estaba más enamorado de Aquila en ese momento que en ningún otro, solo porque veía que sí estaba disfrutando la película. -Deberías inventar un hechizo que te vuelva así de feo.-Le dijo a la semiveela con una risa ahogada por imaginársela lanzándoselo a algún purista de profesión, de los que seguramente iban a salir hasta por debajo de las piedras en muy poco tiempo. -O lanzárselo a alguien cuando esté con su novia, o a tu profesor anciano de periodismo mientras da la clase...

Supe desde que Pearl pedía la cobija que se estaba asustando. Fruncí el ceño con la famosa "araña" de las escalerasy no dije nada ante las obviedades que Lillyvick anotaba aunque pensé que de todos modos no eran poco acertadas como cuando había dicho lo de la pesadilla de Lynch aunque les hubiera parecido una pesadilla en el sentido más literal, por la falta de sensibilidad cinematográfica (ja) con la que se manejaban por el mundo.

Tuve que carcajearme con la tontería de Finnerty. Era culpable de haberme llevado las pop tarts pero no de nada más, de hecho yo pensé que el sillón individual era el mejor spot para ver la película y sólo le hacía un bien a la humanidad pasándome al lado del a parejita melosa, que siempre solía ser molesta. Aunque Lillyvick para pronto prefería que nos amontonáramos los cuatro en el sillón, a riesgo de sentir menos miedo. Me empecé a preguntar por qué todas las posesiones demoniacas ocurrían en adolescentes de aparente inocencia, o en féminas. Seguramente era ese detalle del catolicismo sobre las mujeres pecadoras, cosa de nada.

-A las niñas bonitas no se les mete el diablo.

Tenía que admitir que la parte de la autoviolación con el crucifico era particularmente horrible y volví a fruncir el ceño con esa natural incomodidad que surgía al ver cosas tan sórdidas. Si lo de las escaleras había hecho que Pearl se pusiera nerviosa, eso iba a ir a peor. Al menos todavía no llegábamos a la parte en que se le revolvería el estómago con toda la pizza que habíamos comido. Ella menos que yo, y mucho menos que Finnerty.

Todos teníamos nuestros traumas de la infancia respecto a los filmes de horror, o al menos quienes habíamos visto películas de niño. Yo había tenido que escuchar a Finnerty decir muchas veces a los seis años "abre los ojos, no está pasando nada feo" para encontrarme con Hellraiser y un montón de engendros atados con cadenas a la pared. No había dormido en semanas. Me pregunté si Pearl estaría teniendo una experiencia como esa al fin, pues en estrictos términos era su primera película de terror, aunque ya no tuviera seis años.

No lo dudó ni medio segundo. No sabía qué tan efectivo iba a ser que estuviera viendo esa película apretujada con los demás en el sillón pero ya le daba lo mismo. No la separaban ni dos pasos grandes de un sillón y otro pero el tiempo que tuvo lo pies sobre el piso sintió que en cualquier momento algo muy terrible iba a pasar, por eso se sintió momentáneamente aliviada de que pudiera tener los pies de vuelta en alto, con todo y la cobijita.

-¡Cállate!

Le dijo a Angus con un escalofrío y le sacó la lengua con el ceño fruncidísimo por lo que había dicho de que se le iba a meter el diablo. Y ni tuvo tiempo de agradecerle a Malik lo de las niñas bonitas o algo porque ocurría esa escena espantosísima infernal que le sacó un gritito, un brinco terrible y que por primera vez, cerrara momentáneamente los ojos para no ver, aunque de todos modos ya había visto, ya se le quedaría esa imagen para siempre, toda la vida, y era horrenda.

A cada momento parecía que se hundía más en el sillón, tenía las piernas encogidísimas y la cobija agarrada más fuerte de lo que había pretendido en un principio. De verdad, estaba horrible esa cosa, ya no quería ver. Y no era una sensación como la de Aquila de ver y no ver sino simplemente, no ver. Cerraba los ojos a cada segundo y la escena del crucifijo la hizo removerse y girar la cara. Se le había escapado una auténtica risa de nervios espantosos. Hasta empezó a sentir que le dolía la mandíbula de tan apretada que la tenía.

-No puedo más, ya no quiero ver esto. Abrázame, me muero de miedo.

Esa cara, su lenguaje demoniaco y cada cosa que pasaba en pantalla se le iba a quedar grabada en la cabeza durante mucho tiempo, no estaba segura de poder dormir en paz esa noche, ni en miles de noches, ¿cómo se le iba a borrar algo así de la cabeza?

-No entiendo a estos muggles ¿Por qué nadie le cree a la señora? ¿Por qué son tan incrédulos con todo?

No lo decía con desprecio y de hecho, no era algo que hubiera dicho antes por que desde que había ido a vivir a ese apartamento había convivido con muggles y su día a día. Se había dado cuenta que en verdad eran muy indiferentes e incrédulos respecto a muchas cosas y la película lo decía. Si ella llegara a San Mungo diciendo que se le había metido el diablo, seguramente la llevarían a la sala de emergencias y harían algo. Si lo hiciera con un hospital muggle seguramente la mandarían pero a un hospital psiquiátrico. No entendía por qué les parecía tan increíble imaginar que había entes malignos haciendo que las niñitas mancillaran su doncellez. Qué cosa tan horrible.

Ella también tenía el ceño fruncido y cara de espanto con esa escena, sobre todo cuando el cuello de Reagan giraba de manera antinatural, y hasta soltó un gritito con los ojos muy abiertos, pegándose a Angus y agarrando su mano más fuerte, sintiendo que el corazón le latía más fuerte de susto. Eso sí que era emocionante, con razón a él le gustaban tanto esas cosas espantosas que tenía en sus películas.

-No cierres los ojos Pearlie, te vas a perder lo más horrible

Por que contrario a ella, le gustaba ver lo que más miedo provocaba, era exactamente igual que meterse a esas tonterías de casas de los espantos que se organizaban en la sala común de Slytherin donde todo mundo salía blanco del susto pero a la vez no se podía contener la curiosidad por ver de qué manera te asustaban. Le dio gusto recordar, por cierto, que esa noche iba a dormir al lado de su licántropo que estaría ahí para protegerla de Pazuzu. Se recargó en su pecho, empezando a angustiarse de que nadie hiciera nada ¡Si necesitaba a un cura! ¿Por qué tanta duda y tanto escepticismo?

El cura, por cierto (el joven) no le parecía nada feo, menos así todo atormentado con su madre en sufrimiento, y le parecía curioso que fuera boxeador. Cuando entró a la habitación de Reagan a hablar con ella con esa voz infernal le pareció espantoso, todavía más que lo de la cabeza girando. Le decía tonterías en francés y se burlaba, eso era realmente terrorífico. Y se reía, eso sí le sacó un escalofrío, tanto que no quiso ser ella quien abrazara a Pearlie aunque seguro ya ahí apretujada en el sillón se sentía menos amenazada por el demonio.

-Pearlie ¿Qué significa eso? ¿Qué es la plume de ma tante? Mira cómo ríe, qué horror

A él esa película le seguía sacando escalofríos aunque la hubiera visto ya muchas veces, por eso la había elegido para la primer experiencia del género de Aquila y Pearlie y encontraba adorables sus grititos, aunque también satisfactorios como muestra de que había hecho bien su trabajo. Había hasta pensado que tal vez una película de fantasmas no habría tenido el mismo efecto porque había fantasmas en el mundo mágico que dejaban en ridículo a los de las películas y podrían reírse del absurdo, pero esto era diferente y estaba dando resultados. Besó la mano de Aquila cuando se la apretaba.

-¿Viste? ¿viste? -Claro que lo había visto, lo de la cabeza girando, era de sus partes favoritas. Y el vómito claro. Seguía pensando que había elegido perfectamente a su mujer, que no había error, si ella seguía queriendo ver películas de ese tipo con él, consideraría que tenía una victoria y que serían más felices de lo que ya eran de por sí.

Lo bueno que el licántropo no supo que el cura no le parecía feo, porque habría empezado con sus teorías de que era gay, o cualquier cosa para hacerle sabotaje a su romance con la pantalla.

-¡Yo investigué en internet!-Dijo adelantándose a Pearl, todo tonto y entusiasmado. Parecía que volvía a tener trece años, queriendo llamar la atención de sus primas escocesas más grandes. -La pluma de mi tía, ¿o la pluma de su tía? Bueno, no me acuerdo bien. -Soltó una risa de regocijo, ni siquiera sabía si estaba diciendo algo cierto o si estaba diciendo una estupidez pero era lo de menos. Volvió a hacerle cosquillas a Aquila picándola con un dedo aunque eso la hiciera moverse como lombriz momentáneamente en el sillón que ya no era cama de Karim sino refugio de todos contra Pazuzu.

-¿Ya ves cómo todos los personajes se reunieron al final? Mira mira.-A cada cosa que pasaba le pedía que pusiera atención aunque no era necesario, porque Aquila estaba lo suficientemente atenta.

Era un decir ¿No? Nadie estaba esperando que me levantara y quitara el DVD, para empezar por que Finnerty me lanzaría un petrificus totallus antes de llegar a hacerlo, por que su semiveela parecía estar muy interesada a la par que asustada y bueno, por que yo también quería verla completa. Imaginé que Pearl también y sólo hablaba por el horror inmediato de la escena. Y ahí estaba, el vómito verde, poco después de el palabrerío en francés que Finnerty, cultísimo, se encargaba de traducir para nosotros.

-No puedo creer que hayas investigado esa estupidez en internet, pensé que sólo veías pornografía.

Claro que tenía qué hacerlo quedar mal con su mujer. Nunca me puse a pensar si había porno mágico pero seguramente que era espantoso y no me daban ni un poco de ganas de mirar algo sexual con temática mágica, menos si las modelos se parecían a esas brujas que se veían por ahí en actitud sospechosa cerca de Knockturn o algo así. Mejor ir a lo tradicional y buscarlo en internet, a la muggle como hacía Finnerty aunque seguro se iba a hacer el que no veía nada y no sabía de qué hablaba, o iba a dejar que las diferencias culturales dejaran sin explicación eso del internet y de la pornografía. El caso era que en la pantalla no había nada mínimamente erótico.

También era una escena espantosa la de la piel de niña con un "Help Me" marcado en el vientre, llena de llagas y atada a una cama en una habitación inexplicablemente helada. Eso también era atemorizante. Me demoré un poco en reaccionar al abrazo que pedía Pearl por que no pensé que de verdad lo quisiera hasta que vi su expresión y pasé un brazo por sus hombros, aunque de manera muy distinta a las ridiculeces que hacía Finnerty con Lillyvick.

-Todo saldrá bien para Reagan... creo.

Sentía que hasta tenía el aliento contenido, tal cual. Ya iba a responder la duda de Aquila cuando Angus salía a decir su interpretación y fue el único momento en el que le dio risa, no solo por su tono bobo al traducir el francés, sino por la manera en que Malik puso todo en contexto para evidenciarlo de cosas igual de tontas. De todos modos notó como su propia risa salía contenida, como si le doliera reírse o más bien, no fuera natural reírse cuando las imágenes eran tan feas.

Claro que hizo cara de asco rotundo con lo del vómito verde, y volvió a desviar momentáneamente la mirada, pero de todos modos no se levantaba e iba a pasar el tiempo en la habitación de Finnerty picándole los botones a su computadora, sino que se quedaba ahí, todavía con el morbo de seguir mirando aunque el corazón le estuviera latiendo muy fuerte y parte de ella de verdad esperaba que terminara ya.

-No es cierto, ya no creo en Dios ni en nadie.

Dijo dramatizando, atreviéndose a un chistesillo, que quería decir que todavía no se le había metido el diablo. Eso o definitivamente se le estaba metiendo, las dos opciones podían ser. Le dio un apretón a la mano de Malik que colgaba de sus hombros como agradeciéndole el gesto de bondad.

-¿Falta mucho? Esto es horrendo

Y encima uno de los sacerdotes se moría. Lo único que pensaba en ese momento era que el demonio iba a matar a todos y que la pequeña Regan no iba a tener salvación y que Pazuzu andaría todavía por ahí metido en el cuerpo de una niña inocente, que por supuesto se le aparecería en los pasillos oscuros de la facultad cuando le diera sed. Nunca más, nunca más levantarse con los pies descalzos tocando el suelo, todo con accios para siempre. Esa tendría que ser la película más fea del mundo y el padre Karras tendría que ser el más dedicado del mundo también. El final la dejó con tal mal sabor de boca –con todo y Regan recuperada y con su aparente obliviate- que le costó moverse durante un minuto entero. O sea sí, Karras se lanzó por la ventana, pero Pazuzu era un demonio, ¿eso no era suficiente, no?. Qué espantoso.

-Esa bajada de las escaleras, voy a soñar con eso toda mi vida, lo juro, lo juro, lo juro.

Era demasiado extraño pensar que una película como esa sólo les hacía pensar lo mucho que se querían pero era cierto. No se le había ocurrido, hacía tiempo, que la curiosidad que sentía por el licántropo fuera una afinidad real, y no podía más que sentirse afortunada de que así fuera, que el instinto no la hubiera traicionado. Lo quería, cada vez más, su afinidad parecía imposible pero existía, a partir de esa contraposición absoluta que hacía que, a ojos de todo el mundo, fueran infinitamente distintos. Levantó un poco la vista para verlo cuando decía eso del internet, que era todavía un misterio que se le antojaba complicadísimo y del cual no quería saber nada.

-¿De la cabeza de quién salen estas cosas? Son como las memorias de ese mago en Europa Central con todos los semivampiros ¡Pero eso no era ficción!

Frunció el ceño una vez más cuando sentía las cosquillas de Angus aunque le sonrió al final, devolviéndole las cosquillas a las que él parecía ser inmune. Y después de toda la historia, al final se hacía el maldito exorcismo. Aquila seguía sin entender por qué se habían tanto en llegar a la conclusión de que eso era lo que Reagan necesitaba y no medicinas, le parecía una lógica básica, pero no para los muggles. Tenía muchas preguntas qué hacer, pero no las hizo por que la escena le tenía completamente tensa.

Sí, había ignorado lo de la pornografía por que no tenía una idea muy clara sobre la que habría en Internet y sólo había encontrado un par de revistas entre las chucherías entelarañadas del estudio con tipas enseñando las tetas y abriendo las piernas al máximo. Se había reído y había molestado a Angus con eso un rato, pero la verdad no le molestaba.

Miró de reojo el abrazo de Pearlie y Karim que no tenía mucho que ver con los abrazos de Angus y ella, pero de todos modos sonrió con un poquito de malicia al notarlo. De ser un tipo aprovechado seguro le hubiera dado un abrazo mucho más protector o alguna tontería así, pero lo único que tenía preocupada a Pearl y hasta a Malik era la película en su desenlace. No lo habían exteriorizado, pero estaban un poco de acuerdo: no era un final precisamente felíz y tranquilizador a pesar del desenlace bueno para Reagan, que no recordaba nada como si le hubieran aplicado un poderoso obliviate aunque al parecer guardaba memoria o eso parecía cuando veía el cuello del cura y le daba un beso.

-De todos modos, sólo querían expulsar al demonio del cuerpo de la niña ¿No? No terminar con el demonio en sí... y me pareció más horrible lo de la cabeza girando, Pearlie. ¿Te vas a quedar a dormir? Tenemos otro colchón de visitas

Tenemos, le encantó como sonaba. Se le encimó juguetonamente a Angus y empezó a picotearle las costillas, a jalar un poco su cabello y a morderle el antebrazo como había hecho con la película de Lynch que no había sido ni la mitad de interesante que la de su hombre. Le dio un profundo beso por más de los segundos aceptables de los besos frente a otras personas, aunando el hecho de que estaba sentada en su regazo como loca. Le dio exactamente lo mismo, antes de volver a fastidiarlo.

-¡Qué miedo Finnerty, Pazuzu anda suelto por ahí!