una mañana de tantas

por **Rune Drane** Sáb Oct 27, 2012 12:35 am

Se lo pensó dos veces, tres, cuatro, cinco… Se miro al espejo de nuevo y decidió salir.

Pocas veces iba a la cafetería o al comedor cuando este estaba muy lleno, no solo porque era complicado encontrar lugar, si no por que tanta multitud la desesperaba y en cierta forma le provocaba cierto temor, ya muchos años atrás habían pasado de todas las cosas terribles y quedaban muy pocos que lo habían vivido del todo.
Pero no iba a mentir que no asistía a muchas fiestas ni al comedor cuando estaba muy lleno porque cuando escuchaba los azotones de las puertas o los gritos de sus compañeros aun se sobresaltaba y se giraba rezando porque no fuera un ataque sorpresa.
Estaba segura, que muchos profesores o alumnos ya graduados en su generación sentían aun lo mismo. Por eso preferia ir en horas muy tempranas cuando pocos alumnos estaban ahí, tampoco es que conviviera demasiado con demasiadas personas, se había enfocado tanto en sus estudios que había olvidado darse la oportunidad de conocer compañeros.

Sin embargo, el encierro la estaba volviendo loca, el decreto que los Decanos habían ordenado por algo que ella no tuvo que ver solo la inquieto más, según le habían comentado sus compañeras de habitación, una jovencita y su radio Universitaria habían ocasionado un caos total.

Asi pues, esa mañana por mas que había tratado de despertar mas temprano y asistir muy temprano se entretuvo escribiéndole una carta a su madre, a su padre y otra en especial que solo decía “incomunicados no nos tienen, por lo menos no es el pabellón universitario, mandale un saludo a mis primos, cuento los días mientras tanto.. “ dirigida a un tal Vladislaw Kukliński, su cuervo sabia exactamente donde dejar todas esas cartas.
Bajo bastante tarde, estaba segura que el comedor ya estaría repleto de compañeros pero tenia que bajar tarde que temprano.

Llego al comedor, y estaba tal y como lo imaginaba, lleno de personas, el olor de los alimentos le abrió el apetito sin duda alguna, asi pues la joven semiveela albina de ojos bicolores tomo lo necesario y se sento en una de las ultimas mesas mas apartadas, sacando un libro de Herman Hesse y se puso a leer mientras comia.

por **Frank Miller** Lun Oct 29, 2012 4:36 pm

Ese era el primer día que ponía un píe dentro de la Universidad de Brigantia, primer día que como tal, funcionaba específicamente para encontrar tu lugar en el dormitorio y tal vez dar un par de vueltas al campus para conocer todo mejor y memorizarte los lugares que ibas a frecuentar prácticamente todos los días. Pero primero, antes de cualquier tontería y antes incluso de ir directo al dormitorio que me había asignado el decanato, tenía que pasar al comedor a ingerir cualquier cosa que lograra llenar mi terrible apetito, sí… bajo riesgo de mezclarme y encontrarme con cualquier pobre diablo siendo que a esa hora el lugar debía estar abarrotado, pero bueno… todo sea por la buena alimentación.

Entré al recinto, aun con dos maletines cargando, uno en cada brazo, y efectivamente tal y como me lo pensaba, el lugar estaba hasta el absurdo de lleno, aunque bueno, tampoco era un maldito desastre como yo me lo había imaginado en un principio. Avance por el pasillo central, caminando bien erguido y con los ojos fijos hacia el frente ya saben, por aquello de la primera impresión, y visualicé de inmediato una de las mesas que se encontraban hasta el fondo y que no estaban tan habitadas. Ninguna estaba vacía, pero decidí instalarme en una en donde únicamente se encontraba una chica albina patéticamente solitaria. Un desastre, ya saben.

-Cielo santo, ¿dónde está el comité de bienvenida cuando se le necesita?, este lugar es un desastre. Frank… Frank Miller-

Extendí la mano esperando que ella hiciera lo mismo y también se presentara como correspondía, entonces al mirarla me di cuenta que santa mierda, tenía un ojo de color verde y el otro color azul. Probablemente la chica sufría del síndrome de Waardenburg, pero tampoco había forma de saberlo siendo que la chica no aparentaba tener ningún otro síntoma más que el detalle de los ojos.

-¿Te molesta si dejo mis cosas aquí mientras veo que clase de porquería sirven aquí?, gracias que amable-

Le guiñé el ojo, esperando que de verdad no tuviera ningún problema en cuidar mis cosas, y luego me dirigí a donde servían los alimentos. Tomé una charola y entonces me di cuenta que nadie te servía, que tú tenías que acercarte y adivinar lo que diablos fuera el platillo en turno. Otro tache para la maravillosa Brigantia, hasta en colegios más básicos había personal para servirte y no creía que cnseguir unos malditos elfos domésticos fuera gran cosa… es decir era casi gratis. Pasé de largo ese detalle, me serví un poco de toda esa comida hasta colmar mi charola, y volví a donde se encontraba la chica bicolor.

-Y entonces… ¿eres de primer curso?, apuesto a que sí, de lo contrario estarías en una mesa de las de ese lado, con amistades y tal…-

por **Siobhan Abadeer** Lun Oct 29, 2012 6:15 pm

"Bueno está bien. No pasará nada, solo vas a comer y listo, no hay por qué preocuparse."
Se repetía a sí misma contemplando la posibilidad de tener que comer en el Comedor. No era que le desagradara la gente, ya que si bien Siobhan era una persona que fácilmente se podía relacionar con cuantas personas pudiera, sino era el hecho del estresante tumulto de personas, el eco que se generaba entre todas las personas hablando al mismo tiempo y por el hecho de no conseguir en donde sentarse. Usualmente, ella comía en lugares alejados, casi aislados ya que usualmente o meditaba o simplemente se disponía a leer entre clase y clase, mientras comía algo muy parecido a una porción para niños: todo en tamaño minúsculo. No era que cuidara de una dieta para mantenerse siempre delgada, sino que simplemente a veces comía por comer y no porque tuviera mucha hambre o necesitara ingerir mil alimentos para contrarrestar las calorías que había perdido.

Pero en ese día en particular, el profesor de la siguiente clase que tenía dijo que por cuestiones de fuerza mayor tenía que hacer la clase una hora antes, por lo que el Comedor le quedaba relativamente cerca, para no andar corriendo desesperadamente por el pasillo para llegar a la clase a tiempo... por lo que todo eso conllevaba a tener que comer ahí mismo. Tomó la charola, agarró una gelatina, un jugo y cuando mucho un sandwich que había visto a lo lejos y en lo que se volteó veía todo tan repleto, tan estresante, tan... arg...

Caminó lentamente mirando cualquier lugar que estuviera libre. Se sintió de repente como la chica nueva que no encaja en ninguna parte como en las películas muggles de adolescentes. Hasta que por allá en un rincón vio un puesto libre junto a una chica albina y otro que por las maletas podría deducir que era recién llegado.

- ¿No les molesta que me sienta aquí verdad? - Pero antes de tener algún tipo de respuesta ya había puesto su charola... porque la verdad, aunque fuera una persona no grata en esa mesa, no tenía por donde más sentarse.

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