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Holland Park
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Holland Park
Sabía que Pearl estaba molesta por que mis disimulos me habían llevado a coquetear con una mesera que ni la debía ni la temía. ¿Qué había pasado después? Nada, la chica me había dicho que salía a las doce, yo le sonreí pero no le confirmé nada y en eso quedó, tampoco era tan descarado como para anotarme una segunda infidelidad en un día. ¿Y qué había querido Pearl, que no disimulara en todas las de la ley? Seguramente prefería que me quedara mirándola con devoción cuando Joe le babeaba las orejas o algo así. Pues no, podría controlar a todos los hombres de su vida (aunque yo más bien pensaba que todos tenían la necesidad de controlarla a ella) pero conmigo las cosas eran distintas.
No le envié ninguna lechuza ni nada extraño, por que eso significaba que habría pruebas incriminatorias, y le dije, cuando nos cruzamos por el comedor en una micro charla de lo más casual, que no me gustaba verla en esa actitud y si quería hablar, más valía que lo hiciéramos pronto. Y que me devolviera mi sudadera, por cierto.
Por alguna situación de paranoia que Pearl quiso resolver, me dijo que la viera en Holland Park. La sorpresita de que Joe supiera dónde estábamos o más bien, hubiera ido a buscarnos como sabueso con la única referencia que tenía, seguro que había puesto a Pearl con los pelos de punta y si la primera vez la habíamos librado, después ya no tendríamos mucha suerte. Aunque en realidad lo único que quería era hablar con ella, sospechando que estaba enojada y que ese intento de idilio secreto se iba a quedar en un intento. No había intentado ser más amable cuando le pedía que, encima de todo, me regresara mi ropa.
Quedé de verla en una de las silenciosas calles de ese elegante barrio muggle; tomé el metro después de llegar por Diagon, mi vía favorita para Londres muggle, y caminé fumándome un cigarrillo hasta que llegué a donde iba a verla, con una inminente lluvia en el cielo y un clima desastroso, lleno de viento, oscuro y poco prometedor.
No le envié ninguna lechuza ni nada extraño, por que eso significaba que habría pruebas incriminatorias, y le dije, cuando nos cruzamos por el comedor en una micro charla de lo más casual, que no me gustaba verla en esa actitud y si quería hablar, más valía que lo hiciéramos pronto. Y que me devolviera mi sudadera, por cierto.
Por alguna situación de paranoia que Pearl quiso resolver, me dijo que la viera en Holland Park. La sorpresita de que Joe supiera dónde estábamos o más bien, hubiera ido a buscarnos como sabueso con la única referencia que tenía, seguro que había puesto a Pearl con los pelos de punta y si la primera vez la habíamos librado, después ya no tendríamos mucha suerte. Aunque en realidad lo único que quería era hablar con ella, sospechando que estaba enojada y que ese intento de idilio secreto se iba a quedar en un intento. No había intentado ser más amable cuando le pedía que, encima de todo, me regresara mi ropa.
Quedé de verla en una de las silenciosas calles de ese elegante barrio muggle; tomé el metro después de llegar por Diagon, mi vía favorita para Londres muggle, y caminé fumándome un cigarrillo hasta que llegué a donde iba a verla, con una inminente lluvia en el cielo y un clima desastroso, lleno de viento, oscuro y poco prometedor.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Holland Park
Pues claro que seguía molesta por ese asunto, no era algo que fuera a ocultar –a él- aunque técnicamente a su alrededor todo hubiera seguido corriendo con normalidad. Luego de todo el drama del bebé de Joe que también la había hecho enfurecer parecía que muchos asuntos iban a total pique. De hecho hizo mucho esfuerzo por no ponerle mala cara a Malik cuando en el comedor, casual, le había dicho que no le gustaba verla con esa actitud, ¿pues qué otra quería que tuviera?. No pensaba estar actuando como una demente desquiciada, aunque en realidad hubiera sido mucho más normal haberle dicho algo en el restaurante como “deja de mirar a otras que para eso tienes a Milena” pero había sido algo que no había salido, o sea que además de todo, cumplía pésimo sus otras funciones comunes de amiga.
Le había dicho que ni se acordaba donde estaba su sudadera, pero cuando lo encontró en la calle, llevaba su sudadera en la pequeña bolsa que llevaba con más ropa para hacer un cambio en su casa por otras prendas, aunque en el encuentro en el comedor le habían dado muchas ganas de decirle que su cochina sudadera estaba en la basura o algo así de tonto. Y sí, irían a sus terrenos pero no a su casa, sino a la de sus abuelos –que en realidad eran sus vecinos-, que no estaban esa semana.
Habiéndole dicho a Joe que tendría una comida-cena familiar y que si no lo invitaba era porque su papá no estaba todavía psicológicamente preparado, que le diera tiempo para que la presentación fuera triunfal, y solo con Aldrich siendo capaz de conocer su paradero real, considerando que tenía el guardapelo y a sabiendas de que Aldrich no era un loco demente, se quedó de ver con él en la calle sin más.
Soltó un seco “toma” mientras sacaba su sudadera de la bolsa y se la devolvía. Caminaron por Holland Park Gardens hasta detenerse en una de las construcciones muggles que tenía dos buzones. Uno de los dos solo lo podían ver los magos, por cierto. Ese fue el buzón al que le dio dos toques con la varita para que, tras doblarse como si fuera de plastilina, abriera una trampilla en el piso, tras la reja de la casa muggle.
Era un relajo ir a las casas de los Burroughs en esa zona porque aparte de todo, había que bajar por la trampilla, pasar por una especie de pasillo largo que había que iluminar con un lumos y luego llegar a una calle que parecía extensión de la muggle pero que más bien era una calle completamente mágico, en la misma zona. Las casas no parecían tan uniformes; la de ella, por ejemplo, parecía una construcción como las muggles de la calle normal. La de sus abuelos parecía un castillo escocés en miniatura, y había otras bastante raras.
-Yo vivo ahí, pero vamos a la de mis abuelos. Le dije a Joe que estaría en una comida familiar.
Le había dicho que ni se acordaba donde estaba su sudadera, pero cuando lo encontró en la calle, llevaba su sudadera en la pequeña bolsa que llevaba con más ropa para hacer un cambio en su casa por otras prendas, aunque en el encuentro en el comedor le habían dado muchas ganas de decirle que su cochina sudadera estaba en la basura o algo así de tonto. Y sí, irían a sus terrenos pero no a su casa, sino a la de sus abuelos –que en realidad eran sus vecinos-, que no estaban esa semana.
Habiéndole dicho a Joe que tendría una comida-cena familiar y que si no lo invitaba era porque su papá no estaba todavía psicológicamente preparado, que le diera tiempo para que la presentación fuera triunfal, y solo con Aldrich siendo capaz de conocer su paradero real, considerando que tenía el guardapelo y a sabiendas de que Aldrich no era un loco demente, se quedó de ver con él en la calle sin más.
Soltó un seco “toma” mientras sacaba su sudadera de la bolsa y se la devolvía. Caminaron por Holland Park Gardens hasta detenerse en una de las construcciones muggles que tenía dos buzones. Uno de los dos solo lo podían ver los magos, por cierto. Ese fue el buzón al que le dio dos toques con la varita para que, tras doblarse como si fuera de plastilina, abriera una trampilla en el piso, tras la reja de la casa muggle.
Era un relajo ir a las casas de los Burroughs en esa zona porque aparte de todo, había que bajar por la trampilla, pasar por una especie de pasillo largo que había que iluminar con un lumos y luego llegar a una calle que parecía extensión de la muggle pero que más bien era una calle completamente mágico, en la misma zona. Las casas no parecían tan uniformes; la de ella, por ejemplo, parecía una construcción como las muggles de la calle normal. La de sus abuelos parecía un castillo escocés en miniatura, y había otras bastante raras.
-Yo vivo ahí, pero vamos a la de mis abuelos. Le dije a Joe que estaría en una comida familiar.
Y claro que no usaba el mismo tono, ni parecía contentísima de la vida de estar llevándolo al núcleo de su vida familiar, pero era el único lugar seguro por el momento, según sus niveles de paranoia y culpa.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Holland Park
Hubiera sido muy fácil portarme como el idiota que había sido con Milena, hablándole de su ghetto de ricos y esas cosas, pero ni yo tenía ganas de esas discusiones en ese momento. Le respondí un amabilísimo gracias a Pearl cuando me daba mi sudadera, notando que estaba enfurruñada como una chiquilla. La seguí en silencio después, mirando todo el proceso para enrtar a quién sabe dónde, sospechaba yo que a su casa o algo así, por que no me lo había dicho, y eso era una evidente entrada mágica.
Miré como se mira en cualquier lugar nuevo, sin curiosidad o sorpresa particular, sólo confirmando la posición social de Pearl y su apellido bla bla, todas esas cosas. La miré cuando me aclaraba lo que le había dicho a Joe que iba a estar en comida familiar como así asegurando que no iba a caer de sorpresa como la vez anterior, que si bien lo habíamos llevado bien no era una situación ideal. Guardé la sudadera en la mochila que traía ese día, la misma de Brigantia de todo el tiempo, y esperé a que abriera la reja para poder entrar al menos al jardín o lo que fuera. Estar en la casa de sus abuelos me parecía particularmente extraño.
-Bien, no necesitas entrar y ser la perfecta anfitriona que seguramente eres si esto puede ser rápido. ¿Qué tienes en mente? Ya te dije que no me gusta verte en esa actitud, y me temo que no puedo andar por ahí preguntándote qué te pasa como novio devoto ¿No?
Después de todo, no necesitábamos ninguna pantomima llena de silencios extraños. Yo quería que siguiéramos como antes, ir por ahí, pasarlo bien, follar si teníamos ganas (por supuesto que tendría ganas) pero yo no era Joe ni alguno de su club de fans como para andarla persiguiendo preguntándole qué le pasaba y cómo podía verla felíz de nuevo. Ya tenía suficiente de eso.
-No me voy a disculpar por fingir un coqueteo con esa chica mientras Joe te morreaba frente a mi. Creo que ninguno de los dos va a estar en posición de molestarse por esas cosas, y si lo vas a hacer, temo que no voy a venir todo el tiempo a preguntar por qué se enoja la princesa. No soy tu noviecito embobado de amor
No quise pensar que su noviecito embobado de amor era precisamente mi colega Crawford, por que eso no venía al caso. Sabía que no era lo que ella quería oír, pero estaba bien. Lo que le decía no era precisamente por que yo me jactara de mi calidad moral siéndole infiel a mi novia con una de sus amigas más cercanas, pero las cosas conmigo eran así.
Miré como se mira en cualquier lugar nuevo, sin curiosidad o sorpresa particular, sólo confirmando la posición social de Pearl y su apellido bla bla, todas esas cosas. La miré cuando me aclaraba lo que le había dicho a Joe que iba a estar en comida familiar como así asegurando que no iba a caer de sorpresa como la vez anterior, que si bien lo habíamos llevado bien no era una situación ideal. Guardé la sudadera en la mochila que traía ese día, la misma de Brigantia de todo el tiempo, y esperé a que abriera la reja para poder entrar al menos al jardín o lo que fuera. Estar en la casa de sus abuelos me parecía particularmente extraño.
-Bien, no necesitas entrar y ser la perfecta anfitriona que seguramente eres si esto puede ser rápido. ¿Qué tienes en mente? Ya te dije que no me gusta verte en esa actitud, y me temo que no puedo andar por ahí preguntándote qué te pasa como novio devoto ¿No?
Después de todo, no necesitábamos ninguna pantomima llena de silencios extraños. Yo quería que siguiéramos como antes, ir por ahí, pasarlo bien, follar si teníamos ganas (por supuesto que tendría ganas) pero yo no era Joe ni alguno de su club de fans como para andarla persiguiendo preguntándole qué le pasaba y cómo podía verla felíz de nuevo. Ya tenía suficiente de eso.
-No me voy a disculpar por fingir un coqueteo con esa chica mientras Joe te morreaba frente a mi. Creo que ninguno de los dos va a estar en posición de molestarse por esas cosas, y si lo vas a hacer, temo que no voy a venir todo el tiempo a preguntar por qué se enoja la princesa. No soy tu noviecito embobado de amor
No quise pensar que su noviecito embobado de amor era precisamente mi colega Crawford, por que eso no venía al caso. Sabía que no era lo que ella quería oír, pero estaba bien. Lo que le decía no era precisamente por que yo me jactara de mi calidad moral siéndole infiel a mi novia con una de sus amigas más cercanas, pero las cosas conmigo eran así.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Holland Park
Lo escuchó con los ojos entrecerrados. En realidad no esperaba que le preguntara nada como novio devoto, porque no era como si no lo supiera, para empezar. Lo siguiente la hizo molestarse todavía más. Claro que sabía que las cosas eran de cierta manera, que no estaba esperando amor y devoción total, ni que le hiciera promesas de amor eternas, porque de haber sido así, habría dejado las cosas claras desde el principio, pero no creía estar equivocada en que al menos hubiera tenido un poco de consideración. Para ella las cosas eran claras, Joe era Joe y Milena era Milena, pero otra cosa muy distinta era fingir o no fingir, no sabía si de verdad lo había fingido, aunque tal vez ella solo estuviera exagerando, lo que hasta cierto punto la dejaba mal parada.
Antes de hablar miró a su alrededor, odiaba que hubiera otra gente extraña y ajena cuando estaba enojada y tenía que decir cosas. No había magos alrededor así que no le importó quedarse ahí con los brazos cruzados y la mala actitud, aunque en otras condiciones, con gente, lo hubiera hecho pasar para quejarse a gusto.
-No es eso, no era necesario que fingieras nada, pero seguro que te encantó hacerlo…Milena es tu novia, no me voy a enojar si haces lo que tengas o quieras hacer con ella, pero es distinto. ¡Es que no entiendes nada! No es un capricho de princesa, no pretendo que seas mi noviecito embobado de amor, muchas gracias, pero era totalmente innecesario.
Respiró profundo, descruzó los brazos y terminó metiendo las manos en el par de bolsillos que tenía su falda. Al parecer las cosas sí que estaban claras, aunque no le gustaran.
-Mira, déjalo. No importa, no tengo derecho a decirte nada. Haz lo que quieras. Solo que no me creo muy capaz de follar contigo y escuchar todo lo que dices para que luego quieras salir del paso con ese tipo de cosas. No te pedí que te casaras conmigo, no puedo llevar las cosas tan sencillas como tú, involucrarme sin que me importe.
Se encogió de hombros y frunció los labios. Tenía ganas de decirle que estaba hecho, que se fuera de una vez, que había sido rápido como él quería, pero le quedaba una sensación terrible en el estómago
. Antes de hablar miró a su alrededor, odiaba que hubiera otra gente extraña y ajena cuando estaba enojada y tenía que decir cosas. No había magos alrededor así que no le importó quedarse ahí con los brazos cruzados y la mala actitud, aunque en otras condiciones, con gente, lo hubiera hecho pasar para quejarse a gusto.
-No es eso, no era necesario que fingieras nada, pero seguro que te encantó hacerlo…Milena es tu novia, no me voy a enojar si haces lo que tengas o quieras hacer con ella, pero es distinto. ¡Es que no entiendes nada! No es un capricho de princesa, no pretendo que seas mi noviecito embobado de amor, muchas gracias, pero era totalmente innecesario.
Respiró profundo, descruzó los brazos y terminó metiendo las manos en el par de bolsillos que tenía su falda. Al parecer las cosas sí que estaban claras, aunque no le gustaran.
-Mira, déjalo. No importa, no tengo derecho a decirte nada. Haz lo que quieras. Solo que no me creo muy capaz de follar contigo y escuchar todo lo que dices para que luego quieras salir del paso con ese tipo de cosas. No te pedí que te casaras conmigo, no puedo llevar las cosas tan sencillas como tú, involucrarme sin que me importe.
Se encogió de hombros y frunció los labios. Tenía ganas de decirle que estaba hecho, que se fuera de una vez, que había sido rápido como él quería, pero le quedaba una sensación terrible en el estómago
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Holland Park
Si me había puesto a decir cosas también era por que no veía a nadie alrededo,r, a menos que Pearl tuviera un vecino chismoso a quien ultimadamente no le iba a importar con quién hablaba la niña o no. No me crucé de brazos al escucharla sabiendo que lo que iba a decir no serían palabras lindas, por que yo no le había dado ningunas y ella no era una chica blanda. Escuché lo que tenía qué decir sin saber si todo aquello habían sido celos normales, o si había lastimado su ego, o qué. No era todavía el momento de ceder en esa discusión.
-Claro, es distinto, hubieras preferido tener a dos tipos en esa mesa babeando sólo por ti ¿No?
Si no hubiera ocurrido nada con Pearl, seguramente no lo hubiera hecho, por que seguía siendo una informante para mi novia y eso era inconveniente. Era cierto que había malicia más que ganas de disimular, pero no me molestaba quedar como un hijo de puta después de esa noche, por que siempre había pensado que era mejor eso que ser un blando. Las mujeres fácilmente aprovechaban la menos debilidad masculina, y no estaba dispuesto a aceptarlo. Miré cómo se metía las manos en la falda queriendo quitar todo el reclamo de por medio, en una especie de psicología inversa en esa tan recurrente frase de haz lo que quieras.
-Pues no, no lo tienes. Yo no acepto ninguna mierda inmadura ni de ti, ni de Milena, ni de nadie ¿Sabes qué pasó con esa chica? Me dijo a qué hora salía, le sonreí y lo dejé así, por que no tengo intenciones de ir por la vida tirándome a cuanta mujer esté dispuesta. Y tampoco fuiste la que estaba más a la mano para engañar a mi novia ¿Involucrarme sin que me importe? ¿Crees que no me importa? Hubiera intentado meterte la lengua hasta la garganta en el baño del Bar de Brigantia si de verdad no me importara, así que no digas tonterías.
Era una discusión extraña en la que empezaba a sentir que no había punto, ni de acuerdo ni de desacuerdo, pero aún así sentía necesario decirle lo que pensaba. Había qué mantener la cabeza fría en esas cuestiones, por que ser visceral iba a dejarme en una situación que no podría mantener bajo control. Era apenas la segunda vez que la veía después de haber estado juntos ¿Y ya estábamos en el asunto de los reproches? Algo tenía que cambiar si queríamos seguir en eso, y si no, entonces sería mejor dejarlo en el pasado, donde estaba seguro. Me acerqué a ella y puse las manos sobre sus hombros, buscando su mirada.
-Si queremos seguir con esto, habrá qué disimular, y no quiero decir que eso me de derecho de coquetear con todo el mundo y portarme como un patán todo el tiempo. No lo haré ¿Está bien? Creo que ya estoy bastante alto en la cuota de putadas que hago por la vida. Si no puedes lidiar con esto, lo dejamos, pero no quiero más escenas. Esto ya es suficientemente complicado.
-Claro, es distinto, hubieras preferido tener a dos tipos en esa mesa babeando sólo por ti ¿No?
Si no hubiera ocurrido nada con Pearl, seguramente no lo hubiera hecho, por que seguía siendo una informante para mi novia y eso era inconveniente. Era cierto que había malicia más que ganas de disimular, pero no me molestaba quedar como un hijo de puta después de esa noche, por que siempre había pensado que era mejor eso que ser un blando. Las mujeres fácilmente aprovechaban la menos debilidad masculina, y no estaba dispuesto a aceptarlo. Miré cómo se metía las manos en la falda queriendo quitar todo el reclamo de por medio, en una especie de psicología inversa en esa tan recurrente frase de haz lo que quieras.
-Pues no, no lo tienes. Yo no acepto ninguna mierda inmadura ni de ti, ni de Milena, ni de nadie ¿Sabes qué pasó con esa chica? Me dijo a qué hora salía, le sonreí y lo dejé así, por que no tengo intenciones de ir por la vida tirándome a cuanta mujer esté dispuesta. Y tampoco fuiste la que estaba más a la mano para engañar a mi novia ¿Involucrarme sin que me importe? ¿Crees que no me importa? Hubiera intentado meterte la lengua hasta la garganta en el baño del Bar de Brigantia si de verdad no me importara, así que no digas tonterías.
Era una discusión extraña en la que empezaba a sentir que no había punto, ni de acuerdo ni de desacuerdo, pero aún así sentía necesario decirle lo que pensaba. Había qué mantener la cabeza fría en esas cuestiones, por que ser visceral iba a dejarme en una situación que no podría mantener bajo control. Era apenas la segunda vez que la veía después de haber estado juntos ¿Y ya estábamos en el asunto de los reproches? Algo tenía que cambiar si queríamos seguir en eso, y si no, entonces sería mejor dejarlo en el pasado, donde estaba seguro. Me acerqué a ella y puse las manos sobre sus hombros, buscando su mirada.
-Si queremos seguir con esto, habrá qué disimular, y no quiero decir que eso me de derecho de coquetear con todo el mundo y portarme como un patán todo el tiempo. No lo haré ¿Está bien? Creo que ya estoy bastante alto en la cuota de putadas que hago por la vida. Si no puedes lidiar con esto, lo dejamos, pero no quiero más escenas. Esto ya es suficientemente complicado.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Holland Park
-¿Qué te pasa? Estás loco.
Le reprochó, ni siquiera en voz muy alta cuando le decía lo de tener a dos tipos en la mesa babeando por ella. No era eso, tampoco tenía nada que ver con su ego por si todos babeaban por ella o no, porque siempre le había dado exactamente igual, al menos hasta la aparición de Joe en su vida. Creía que era algo muy básico y se sorprendía de que Malik no lo entendiera así, o eso pensaba. Había sido un muy llano acto de patanería hacer ese despliegue innecesario de coquetería que efectivamente, no hubiera hecho si no se hubieran involucrado, por el asunto de ser amiga de Milena.
Le puso muy mala cara por el “no digas tonterías” y por todo lo demás, y le costó muchísimo trabajo mantener las manos quietas en los bolsillos de la falda para no soltarle una bofetada. No quería llegar a ese punto. Al fin y al cabo no le había mentido cuando le había dicho que lo quería, y que quería seguir pasando tiempo con él, follando o no, solo pasándola bien, como siempre. Pero claro que la lastimaba pensar que podía ser infiel con cualquiera que se le pasara por enfrente, no precisamente porque el acto de la infidelidad fuera precisamente bonito entre ellos dos ni nada parecido, sino porque para ella eso no había sido tampoco cualquier cosa. Pero si él decía que no tenía intenciones de ir por la vida tirándose a cualquier mujer dispuesta, entonces ella le creía.
-No te hice ninguna escena.
Insistió, aunque en realidad sabía que esa era una, y que lo que había hecho en el restaurante también contaba aunque solo él lo hubiera entendido como tal. Le apretó una de las manos que tenía sobre sus hombros.
-No quiero que termine, te lo dije, que no me hicieras entrar en pánico, pero claro que me hiciste entrar en pánico al hacerme creer que eras capaz de ser un auténtico patán, claro que pensé que te daba igual. Y es verdad, esto ya es suficientemente complicado, pero tampoco puedo andar por la vida con la bandera de la indiferencia ante todo lo que hagas.
Suspiró y lo soltó, le hubiera gustado ser más despreocupada, más cínica, pero no eran así las cosas, y él lo sabía bien,
-¿Quieres entrar?
Le reprochó, ni siquiera en voz muy alta cuando le decía lo de tener a dos tipos en la mesa babeando por ella. No era eso, tampoco tenía nada que ver con su ego por si todos babeaban por ella o no, porque siempre le había dado exactamente igual, al menos hasta la aparición de Joe en su vida. Creía que era algo muy básico y se sorprendía de que Malik no lo entendiera así, o eso pensaba. Había sido un muy llano acto de patanería hacer ese despliegue innecesario de coquetería que efectivamente, no hubiera hecho si no se hubieran involucrado, por el asunto de ser amiga de Milena.
Le puso muy mala cara por el “no digas tonterías” y por todo lo demás, y le costó muchísimo trabajo mantener las manos quietas en los bolsillos de la falda para no soltarle una bofetada. No quería llegar a ese punto. Al fin y al cabo no le había mentido cuando le había dicho que lo quería, y que quería seguir pasando tiempo con él, follando o no, solo pasándola bien, como siempre. Pero claro que la lastimaba pensar que podía ser infiel con cualquiera que se le pasara por enfrente, no precisamente porque el acto de la infidelidad fuera precisamente bonito entre ellos dos ni nada parecido, sino porque para ella eso no había sido tampoco cualquier cosa. Pero si él decía que no tenía intenciones de ir por la vida tirándose a cualquier mujer dispuesta, entonces ella le creía.
-No te hice ninguna escena.
Insistió, aunque en realidad sabía que esa era una, y que lo que había hecho en el restaurante también contaba aunque solo él lo hubiera entendido como tal. Le apretó una de las manos que tenía sobre sus hombros.
-No quiero que termine, te lo dije, que no me hicieras entrar en pánico, pero claro que me hiciste entrar en pánico al hacerme creer que eras capaz de ser un auténtico patán, claro que pensé que te daba igual. Y es verdad, esto ya es suficientemente complicado, pero tampoco puedo andar por la vida con la bandera de la indiferencia ante todo lo que hagas.
Suspiró y lo soltó, le hubiera gustado ser más despreocupada, más cínica, pero no eran así las cosas, y él lo sabía bien,
-¿Quieres entrar?
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Holland Park
Resultaba que no tenía la menor intención de enojarla, sólo de hablar claro, y de disculparme aunque se hubiera visto muy poco de eso en realidad. Era jodidamente orgulloso, seguro ya lo empezaba a notar. De todos modos, habia bien clarificar ciertas cosas, sobre todo lo que sentía que podía volverse una inconveniente dificultad entre nosotros. Yo tampoco quería que terminara, no la estaba llevando a situaciones incómodas para escucharla decir cien veces que quería estar conmigo. Y era comprensible, eso de la indiferencia, aunque sabía que era peligroso de todos modos si pretendíamos dar a entender al mundo que éramos los amigos de siempre, y nada más.
Asentí y esperé a que abriera la puerta y estuviéramos entre las paredes de esa casa de arquitectura extraña que tenía un olor a casa de antaño y hasta me parecía algo demasiado oscura aunque tal vez tenía que ver que el cielo estaba casi negro por los nubarrones que había esa tarde. Apenas escuché la puerta cerrarse, puse una mano en su cuello y la besé lentamente, primero sólo juntando mis labios con los suyos y después haciendo que abriera un poco su boca, acariciándola con mi lengua. Sentí como si hubiera comido después de estar mucho tiempo hambriento, había sido difícil no caer en la tentación de hacerlo todo sin cuidado y por que me daba la gana.
-Perdóname, fue desagradable. Te quiero.
No iba a pasarme la vida regañándola como si fuera su padre, tampoco. Además, había tenido una muy buena dósis de humildad con nuestra pequeña y áspera charla, y también había sido muy franca, cosa que agradecía. A mi también me costaba ser indiferente, pero tendríamos qué hacerlo nos gustara o no. Miré alrededor como por fin dándome cuenta dónde estaba, aún con el rostro cerca de ella, lo que me hizo inevitable volver a besarla, aunque más rápido.
-Pearl, vamos a tener que ser tan indiferentes como si fuéramos los amigos de siempre y nada más. ¿Está bien? No tengas ni un sólo exceso de confianza con esto, o no spuede ir muy mal.
Pues sí, que era de pésimo gusto estarle consejos para una infidelidad más llevadera, pero así tenía que ser, más si ya habíamos hecho evidente que la culpa no era tanta como la necesidad de vernos así, a escondidas, con coartadas, con esa estúpida excitación de estar ocultándonos y disimulando. Era enfermizo, pero muy adictivo, lo comprobaba una vez más.
-¿Y qué vamos a hacer aquí, hay alguna atracción oculta? ¿Fantasmas?
Asentí y esperé a que abriera la puerta y estuviéramos entre las paredes de esa casa de arquitectura extraña que tenía un olor a casa de antaño y hasta me parecía algo demasiado oscura aunque tal vez tenía que ver que el cielo estaba casi negro por los nubarrones que había esa tarde. Apenas escuché la puerta cerrarse, puse una mano en su cuello y la besé lentamente, primero sólo juntando mis labios con los suyos y después haciendo que abriera un poco su boca, acariciándola con mi lengua. Sentí como si hubiera comido después de estar mucho tiempo hambriento, había sido difícil no caer en la tentación de hacerlo todo sin cuidado y por que me daba la gana.
-Perdóname, fue desagradable. Te quiero.
No iba a pasarme la vida regañándola como si fuera su padre, tampoco. Además, había tenido una muy buena dósis de humildad con nuestra pequeña y áspera charla, y también había sido muy franca, cosa que agradecía. A mi también me costaba ser indiferente, pero tendríamos qué hacerlo nos gustara o no. Miré alrededor como por fin dándome cuenta dónde estaba, aún con el rostro cerca de ella, lo que me hizo inevitable volver a besarla, aunque más rápido.
-Pearl, vamos a tener que ser tan indiferentes como si fuéramos los amigos de siempre y nada más. ¿Está bien? No tengas ni un sólo exceso de confianza con esto, o no spuede ir muy mal.
Pues sí, que era de pésimo gusto estarle consejos para una infidelidad más llevadera, pero así tenía que ser, más si ya habíamos hecho evidente que la culpa no era tanta como la necesidad de vernos así, a escondidas, con coartadas, con esa estúpida excitación de estar ocultándonos y disimulando. Era enfermizo, pero muy adictivo, lo comprobaba una vez más.
-¿Y qué vamos a hacer aquí, hay alguna atracción oculta? ¿Fantasmas?
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Holland Park
De pronto se sintió muy rara entrando con él a casa de sus abuelos, a sabiendas de que no estaban. Hubiera sido mejor llevarlo a su casa pero ahí estaba su madre y sería muy raro, además aunque por lo general era una mujer fácil de tratar, lo que menos quería era que por alguna razón encontrara una mala cara, porque una cosa era ser buena gente ante el mundo y otra soportar cosas en su propia casa. Y bueno, Malik no era el tipo de chico al que le gustaría ver entrar por su puerta. Eso no se lo iba a decir.
Apenas prendió las luces tenue con un movimiento de varita. No a toda su potencia precisamente porque no quería que Saffron pensara que alguien había allanado la casa de sus padres. De todos modos debían ser silenciosos, aunque los elfos domésticos que estuvieran ahí ya sabrían de su presencia. Cerró los ojos apenas sentir la mano de Malik en su cuello y correspondió a su beso con la misma aparente paciencia, pero había pasado mucho tiempo desde su perspectiva desde la última vez que lo había besado.
Lo abrazó sin más y pegó la cara en su pecho cuando le decía que la quería y lo apretó fuerte contra su cuerpo como si eso borrara todo lo feo que había sucedido hacía un momento, y también la sensación en el restaurante y todo lo demás. Lo escuchó atentamente con sus consejos de infidelidad y asintió, el punto era que podía perfectamente fingir indiferencia, pero otra era sentirla totalmente. Por lo que a ella respectaba, nadie se iba a enterar de lo que tenían.
-¿Los fantasmas son una atracción? Hay uno en una de las recámaras, es un criador de ovejas australiano y tiene su propia oveja fantasma también, que a veces bala muchísimo en las noches. Tiene una mordida espantosa en el cuello, un licántropo le arrancó toda la yugular, el criador, no la oveja. No tengo idea de cómo llegó aquí.
Soltó una risa, porque no lo estaba inventando. De verdad, había una recámara al fondo, en el tercer piso, donde estaba ese tipo australiano por quién sabía qué razón.
-También tenemos babosas carnívoras en el invernadero de la abuela pero esas no son tan interesantes y te pueden morder un dedo.
Le tomó una de las manos y mordisqueó sus dedos mientras intentaba seguir recordando las habitaciones extrañísimas que sus abuelos y sus tíos –también su padre- habían dado a esa casa a lo largo de los años.
-Hay una habitación donde siempre hace un calor infernal, ni siquiera hay muebles, es como entrar a un sauna. Y Shadow dice que mi abuela tiene un cocodrilo sonriente de Botsuana en uno de los sótanos, que se echa la baba del animal para estar joven. No le creo nada. Bésame.
Le tomó la cara y lo besó, con menos paciencia que el primero, sintiendo una onda expansiva de adrenalina ya no nada más por el contexto deshonesto, sino por estar besándolo en esa casa sagrada
. Apenas prendió las luces tenue con un movimiento de varita. No a toda su potencia precisamente porque no quería que Saffron pensara que alguien había allanado la casa de sus padres. De todos modos debían ser silenciosos, aunque los elfos domésticos que estuvieran ahí ya sabrían de su presencia. Cerró los ojos apenas sentir la mano de Malik en su cuello y correspondió a su beso con la misma aparente paciencia, pero había pasado mucho tiempo desde su perspectiva desde la última vez que lo había besado.
Lo abrazó sin más y pegó la cara en su pecho cuando le decía que la quería y lo apretó fuerte contra su cuerpo como si eso borrara todo lo feo que había sucedido hacía un momento, y también la sensación en el restaurante y todo lo demás. Lo escuchó atentamente con sus consejos de infidelidad y asintió, el punto era que podía perfectamente fingir indiferencia, pero otra era sentirla totalmente. Por lo que a ella respectaba, nadie se iba a enterar de lo que tenían.
-¿Los fantasmas son una atracción? Hay uno en una de las recámaras, es un criador de ovejas australiano y tiene su propia oveja fantasma también, que a veces bala muchísimo en las noches. Tiene una mordida espantosa en el cuello, un licántropo le arrancó toda la yugular, el criador, no la oveja. No tengo idea de cómo llegó aquí.
Soltó una risa, porque no lo estaba inventando. De verdad, había una recámara al fondo, en el tercer piso, donde estaba ese tipo australiano por quién sabía qué razón.
-También tenemos babosas carnívoras en el invernadero de la abuela pero esas no son tan interesantes y te pueden morder un dedo.
Le tomó una de las manos y mordisqueó sus dedos mientras intentaba seguir recordando las habitaciones extrañísimas que sus abuelos y sus tíos –también su padre- habían dado a esa casa a lo largo de los años.
-Hay una habitación donde siempre hace un calor infernal, ni siquiera hay muebles, es como entrar a un sauna. Y Shadow dice que mi abuela tiene un cocodrilo sonriente de Botsuana en uno de los sótanos, que se echa la baba del animal para estar joven. No le creo nada. Bésame.
Le tomó la cara y lo besó, con menos paciencia que el primero, sintiendo una onda expansiva de adrenalina ya no nada más por el contexto deshonesto, sino por estar besándolo en esa casa sagrada
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Holland Park
Cerré los ojos en el instante en que se recargaba en mi pecho, no le estaba mintiendo, la quería, y si podía ser capaz de hacer muchas patanadas en la vida, la suya no tenía precisamente qué ver con la suficiencia que daba saberse follando a dos chicas sin que una lo supiera. Antes lo había hecho por esa razón (una vez, tampoco era un infiel crónico) y podía encontrar una clara diferencia con lo que hacía ahora, pero eso en absoluto lo hacía mejor, o lo justificaba. Estaba jodido, era deshonesto, no había otra manera de definirlo.
Y aún así, seguíamos en eso, negándonos a la sensatez. La escuché con una sonrisa sobre todo lo que tenía qué decir de la casa de los señores Burroughs mientras miraba en una vitrina llena de estatuillas extrañas y tuve qué reírme con lo del borrego fantasma. Estaba tan fascinado con el lugar como seguro ella había estado con el cine y me sentía como en los primeros años de Hogwarts. Sí, era mago, estaba acostumbrado a todo lo que tuviera que ver con el mundo mágico pero mis amistades no tenían mucho que ver con magos conservadores que llevaran toda su vida de ese modo, y era interesante, no podía decir otra cosa.
-¿Y para qué tienen esa habitación? ¿Fue sólo un accidente o es para cocinar bueyes enteros ahí?
La besé como ordenaba, igual que yo se lo ordenaba en mi casa y en el restaurante donde habíamos comido ese día fatídico. Seguro que ahí había un montón de elfos domésticos, de cuadros chismosos o de maneras de que alguien supiera que yo estaba ahí y sólo por eso quise contenerme aunque la verdad era que moría ya de ganas por volver a follar y hacer patente el hecho de que después de haberla besado y habernos hecho todo lo que nos habíamos hecho sentía una poderosa adicción física a lo que tenía con ella, y eso ya sobrepasaba lo mucho que me importaba y lo bien que podíamos estar, haciendo cualquier cosa. Pero los artilugios mágicos me intimidaban un poco.
-Pearl... ese retrato me está mirando...
Desvié los ojos hacia un muro donde alguien que, de hecho se parecía a ella, nos miraba con una ceja enarcada. El mundo mágico podía ser un poco inconveniente para las cosas indebidas, y la verdad me dio algo de risa que su tatarabuela o algo así nos mirara con desdén, aunque por un momento me entró la paranoia de que esa señora-retrato pudiera gritar la próxima vez que la nieta de la casa había traído a un zarrapastroso al sagrado hogar de los Burroughs. Me puse tras ella para que quedáramos ambos mirando la pintura y le hablé al oído.
-¿O quieres que te folle delante de tu tatara-tía segunda? Te estás convirtiendo en una pervertida...
Mordisquee un poco el lóbulo de su oreja dando igual que el retrato me siguiera mirando, me daban ganas de follarla en esa estancia y echarle una sábana al retrato para que se estuviera quejando todo el tiempo de que la tapaban o algo así. Al final tenía que esperar a que ella me llevara a algún escondrijo más seguro.
Y aún así, seguíamos en eso, negándonos a la sensatez. La escuché con una sonrisa sobre todo lo que tenía qué decir de la casa de los señores Burroughs mientras miraba en una vitrina llena de estatuillas extrañas y tuve qué reírme con lo del borrego fantasma. Estaba tan fascinado con el lugar como seguro ella había estado con el cine y me sentía como en los primeros años de Hogwarts. Sí, era mago, estaba acostumbrado a todo lo que tuviera que ver con el mundo mágico pero mis amistades no tenían mucho que ver con magos conservadores que llevaran toda su vida de ese modo, y era interesante, no podía decir otra cosa.
-¿Y para qué tienen esa habitación? ¿Fue sólo un accidente o es para cocinar bueyes enteros ahí?
La besé como ordenaba, igual que yo se lo ordenaba en mi casa y en el restaurante donde habíamos comido ese día fatídico. Seguro que ahí había un montón de elfos domésticos, de cuadros chismosos o de maneras de que alguien supiera que yo estaba ahí y sólo por eso quise contenerme aunque la verdad era que moría ya de ganas por volver a follar y hacer patente el hecho de que después de haberla besado y habernos hecho todo lo que nos habíamos hecho sentía una poderosa adicción física a lo que tenía con ella, y eso ya sobrepasaba lo mucho que me importaba y lo bien que podíamos estar, haciendo cualquier cosa. Pero los artilugios mágicos me intimidaban un poco.
-Pearl... ese retrato me está mirando...
Desvié los ojos hacia un muro donde alguien que, de hecho se parecía a ella, nos miraba con una ceja enarcada. El mundo mágico podía ser un poco inconveniente para las cosas indebidas, y la verdad me dio algo de risa que su tatarabuela o algo así nos mirara con desdén, aunque por un momento me entró la paranoia de que esa señora-retrato pudiera gritar la próxima vez que la nieta de la casa había traído a un zarrapastroso al sagrado hogar de los Burroughs. Me puse tras ella para que quedáramos ambos mirando la pintura y le hablé al oído.
-¿O quieres que te folle delante de tu tatara-tía segunda? Te estás convirtiendo en una pervertida...
Mordisquee un poco el lóbulo de su oreja dando igual que el retrato me siguiera mirando, me daban ganas de follarla en esa estancia y echarle una sábana al retrato para que se estuviera quejando todo el tiempo de que la tapaban o algo así. Al final tenía que esperar a que ella me llevara a algún escondrijo más seguro.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Holland Park
Se carcajeó porque la habitación no servía para nada, no se cocinaban bueyes enteros y su abuelo no se metía en toalla ahí a adelgazar. Solo era algo que estaba, obsoleto e inútil.
-Una vez la usamos para jugar con globos de agua, pero en realidad no sirve para nada, está así por accidente y nadie se ha molestado en hacer la magia necesaria para hacerla una habitación decente.
Se giró a ver el retrato, que efectivamente, miraba a Malik con suspicacia, con desaprobación. Había olvidado ese pequeño detalle. Le tuvo que sonreír al retrato y tomó las manos de Malik para volverlo a pasar al frente y presentarlo como era debido, luego de sacarle la lengua por lo de que se estaba convirtiendo en una pervertida.
-Tía Mozelle, te presento a Karim Malik, Es Arianrhod, como tú.
Sí era algo así como su tátara tía segunda, en realidad no estaba segura del parentesco, solo que se llamaba Mozelle Alva Burroughs, que había sido adivina y se había quedado solterísima toda la vida, pero había sido la que había comprado ese terreno donde ahora tenían esa extraña casa. La tía Mozelle no fue nada agradable.
-Ya lo sabía, ¡ya lo sabía! Ya sabía que iba a venir. Y que todas las niñas de esta casa eventualmente pierden la cabeza, al rato Shadow va a llegar de la mano de un pelón que haya sacado de algún basurero, lo presiento, me lo dicen mis huesos de lagarto. ¡ME LO DICE ESTA BOLA DE CRISTAL!
El caso era que Pearlie no tenía miedo de la tía Mozelle, porque adivinaba, pero no hablaba de hechos del pasado, nunca. O sea que cuando llegaran sus abuelos, no les iba a contar de la visita de Malik. La tía Mozelle siguió cacareando muchísimo diciendo más cosas y sacando su bola de cristal de entre sus ropas y Pearlie solo le hizo una seña a Malik de que la siguiera escaleras arriba, donde estaban los cuartos de los hijos, todavía intactos.
No iba a entrar al del tío Gene, ni al de la tía Frances. Abrió con cuidado el que sabía que era de su papá, donde solamente había posters sin jugadores del Puddlemere United, un montón de diplomas e insignias ministeriales, los certificados de su Premio Anual de Hogwarts, su insignia de prefecto y muchos, muchos, muchos libros de leyes de sus tiempos de estudiante. Chivatoscopios, catalejos y otros aparatejos de dudosa manufactura, procedencia y utilidad que adornaban las repisas. La ventana al exterior daba al jardín de Annapola.
-El escenario de la adolescencia de mi padre.
Dijo parafraseando la primera vez que Malik le había enseñado su habitación.
-Aquí nadie te mira.
-Una vez la usamos para jugar con globos de agua, pero en realidad no sirve para nada, está así por accidente y nadie se ha molestado en hacer la magia necesaria para hacerla una habitación decente.
Se giró a ver el retrato, que efectivamente, miraba a Malik con suspicacia, con desaprobación. Había olvidado ese pequeño detalle. Le tuvo que sonreír al retrato y tomó las manos de Malik para volverlo a pasar al frente y presentarlo como era debido, luego de sacarle la lengua por lo de que se estaba convirtiendo en una pervertida.
-Tía Mozelle, te presento a Karim Malik, Es Arianrhod, como tú.
Sí era algo así como su tátara tía segunda, en realidad no estaba segura del parentesco, solo que se llamaba Mozelle Alva Burroughs, que había sido adivina y se había quedado solterísima toda la vida, pero había sido la que había comprado ese terreno donde ahora tenían esa extraña casa. La tía Mozelle no fue nada agradable.
-Ya lo sabía, ¡ya lo sabía! Ya sabía que iba a venir. Y que todas las niñas de esta casa eventualmente pierden la cabeza, al rato Shadow va a llegar de la mano de un pelón que haya sacado de algún basurero, lo presiento, me lo dicen mis huesos de lagarto. ¡ME LO DICE ESTA BOLA DE CRISTAL!
El caso era que Pearlie no tenía miedo de la tía Mozelle, porque adivinaba, pero no hablaba de hechos del pasado, nunca. O sea que cuando llegaran sus abuelos, no les iba a contar de la visita de Malik. La tía Mozelle siguió cacareando muchísimo diciendo más cosas y sacando su bola de cristal de entre sus ropas y Pearlie solo le hizo una seña a Malik de que la siguiera escaleras arriba, donde estaban los cuartos de los hijos, todavía intactos.
No iba a entrar al del tío Gene, ni al de la tía Frances. Abrió con cuidado el que sabía que era de su papá, donde solamente había posters sin jugadores del Puddlemere United, un montón de diplomas e insignias ministeriales, los certificados de su Premio Anual de Hogwarts, su insignia de prefecto y muchos, muchos, muchos libros de leyes de sus tiempos de estudiante. Chivatoscopios, catalejos y otros aparatejos de dudosa manufactura, procedencia y utilidad que adornaban las repisas. La ventana al exterior daba al jardín de Annapola.
-El escenario de la adolescencia de mi padre.
Dijo parafraseando la primera vez que Malik le había enseñado su habitación.
-Aquí nadie te mira.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Holland Park
Me presenté con la mujer como si hubiera sido una persona real o más bien todo lo contrario, por que hacía hasta una reverencia algo ridícula y escuchaba todo lo que tenía qué decir la bruja, hasta sacando su bola de cristal. La verdad era que nunca había entendido cómo es que las personas dentro de los cuadros mágicos tenían autonomía y personalidad hasta cierto punto pero tampoco eran como una persona a toda regla, o quién sabe. Siempre había tenido la curiosidad de ir con un pintor de cuadros mágicos para saber si era el ingrediente con el que hacían los óleos o qué diablos, posiblemente hubiera hasta una especie de poción para usar cabello del difunto o algo así. La verdad en ese momento la concentración no estaba como para reflexionar sobre el arte mágico.
Con la misma reverencia y diciendo un "Buenas tardes señora Burroughs" seguí a Pearl escaleras arriba, con una sonrisa por las cosas que hubiera dicho el retrato. No sabía a dónde exactamente me conducía pero eso daba absolutamente igual, aunque mis ojos curiosearon alrededor en la que, supuse, sería la habitación de antaño de su padre. En definitiva había ahí mucha más historia de estudiante exitoso que en la mía, yo sólo coleccionaba chácharas y el padre de Pearl, a mi edad, ya tenía al menos la mitad de todos esos logros académicos. Me alejé un poco de ella para mirar por la ventana y aprecié el jardín antes de volverme a ella de nuevo, sonriendo a medias.
En unos pasos la tuve cerca, no dije nada, de nuevo tomé sus hombros y la pegué a la puerta ahora cerrada, mirándola, acariciando su cuello y desabotonando lentamente su blusa, encontrándome con otro sostén que el que tenía puesto la vez anterior, sonriendo apenas sin decir nada, sin besarla siquiera. Lo levanté como si estuviera inspeccionándola, acariciando con mis dedos la suavidad de sus senos, erizándose de inmediato con el roce de mi mano, la que seguramente encontraría un poco áspera. Los recorrí con cada dedo, excitándome sólo al hacer eso, seguramente lo notaría. La miré así, con la ropa abierta y desajustada, sin querer desnudarla por completo, eso también tenía su encanto.
-Así te estaba imaginando ayer. Me vine pensando en esto.
Lo peor es que era cierto, no estaba inventando nada aunque pudiera sonar a eso. Me arrodillé frente a ella y con la cabeza recargada en su vientre, le bajé las bragas sin preocuparme por hacer lo mismo con su falda, no hacía falta, repetía que dejarle algo de ropa también tenía su encanto, levantar un poco la tela y encontrarme de nuevo con su coño, lo que me hizo sonreír un poco y morderme los labios, gesto que seguramente Pearl alcanzaría a ver desde su ángulo. Tomé una de sus piernas para que la pasara por encima de mi hombro, recargada en la puerta tenía equilibrio suficiente para no caerse en medio de todo el movimiento.
-¿Quieres que te coma, preciosa? Pídemelo.
Jugué un poco a tocarla apenas, a probarla en mis dedos, excitándome aún más por el lugar en donde estábamos, como si apenas cayera en cuenta que me había llevado a la casa de sus abuelos, a la habitación que antes fuera de su padre, en medio de todos sus trofeos de mago exitoso. Yo, a quien cualquiera podría considerar un pobre diablo, estaba ahí medio desnudando a su única hijita ¿Quién no iba a sentirse aún más incentivado por eso?
Con la misma reverencia y diciendo un "Buenas tardes señora Burroughs" seguí a Pearl escaleras arriba, con una sonrisa por las cosas que hubiera dicho el retrato. No sabía a dónde exactamente me conducía pero eso daba absolutamente igual, aunque mis ojos curiosearon alrededor en la que, supuse, sería la habitación de antaño de su padre. En definitiva había ahí mucha más historia de estudiante exitoso que en la mía, yo sólo coleccionaba chácharas y el padre de Pearl, a mi edad, ya tenía al menos la mitad de todos esos logros académicos. Me alejé un poco de ella para mirar por la ventana y aprecié el jardín antes de volverme a ella de nuevo, sonriendo a medias.
En unos pasos la tuve cerca, no dije nada, de nuevo tomé sus hombros y la pegué a la puerta ahora cerrada, mirándola, acariciando su cuello y desabotonando lentamente su blusa, encontrándome con otro sostén que el que tenía puesto la vez anterior, sonriendo apenas sin decir nada, sin besarla siquiera. Lo levanté como si estuviera inspeccionándola, acariciando con mis dedos la suavidad de sus senos, erizándose de inmediato con el roce de mi mano, la que seguramente encontraría un poco áspera. Los recorrí con cada dedo, excitándome sólo al hacer eso, seguramente lo notaría. La miré así, con la ropa abierta y desajustada, sin querer desnudarla por completo, eso también tenía su encanto.
-Así te estaba imaginando ayer. Me vine pensando en esto.
Lo peor es que era cierto, no estaba inventando nada aunque pudiera sonar a eso. Me arrodillé frente a ella y con la cabeza recargada en su vientre, le bajé las bragas sin preocuparme por hacer lo mismo con su falda, no hacía falta, repetía que dejarle algo de ropa también tenía su encanto, levantar un poco la tela y encontrarme de nuevo con su coño, lo que me hizo sonreír un poco y morderme los labios, gesto que seguramente Pearl alcanzaría a ver desde su ángulo. Tomé una de sus piernas para que la pasara por encima de mi hombro, recargada en la puerta tenía equilibrio suficiente para no caerse en medio de todo el movimiento.
-¿Quieres que te coma, preciosa? Pídemelo.
Jugué un poco a tocarla apenas, a probarla en mis dedos, excitándome aún más por el lugar en donde estábamos, como si apenas cayera en cuenta que me había llevado a la casa de sus abuelos, a la habitación que antes fuera de su padre, en medio de todos sus trofeos de mago exitoso. Yo, a quien cualquiera podría considerar un pobre diablo, estaba ahí medio desnudando a su única hijita ¿Quién no iba a sentirse aún más incentivado por eso?
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Holland Park
Todavía tenía el fantasma de la risa que le había dado su saludo ridículo y exagerado a la tía Mozelle. Lo siguió con la mirada mientras cerraba la puerta tras ella, aunque en realidad no hacía falta ese tipo de privacidad tal cual. También le dieron ganas de acercarse al jardín aunque lo había visto ya un montón de veces.
De Malik, entre muchas otras cosas, le gustaban sus ojos, también la manera extraña en que sonreía, que le hacía pensar que era una sonrisa tan precisa que seguramente la había ensayado mil veces en el espejo. Se mantuvo en silencio, solamente mirándolo mientras la tocaba, quedándose quieta pero cada vez más excitada solo por mirarlo hacer eso en ese escenario que hubiera pensado inquebrantable antes.
Le sonrió por lo que dijo y no puedo evitar imaginárselo haciéndolo. Al hacerlo le dieron unas ganas incontenibles de besarlo, follárselo ya, en ese lugar en el que jamás se habría imaginado estar de ese modo con alguien. Pero al verlo arrodillarse no tuvo ni un solo pero que ponerle a eso. Su respiración ya estaba tan desajustada como su ropa. Le gustaba verlo arrodillado frente a ella, aunque sabía que a pesar de lo que pudiera parecer, quién tenía el poder era él, de todos modos la imagen era demasiado fuerte.
No respondió ni se lo pidió de inmediato. Cerró los ojos mientras la tocaba solo un poco, pensando que cada roce tenía el poder de llevarla a ese estado de inconsciencia total donde no había espacio ni forma para ningún asunto negativo que pudiera haber entre ellos. Todo se olvidaba si lo tenía tan cerca. Estaba disfrutando de la espera, de la expectativa, de que su toque pareciera solo superficial, de la sensación que se apoderaba de ella al verlo probarla. No creía que hubiera forma de que se cansara de eso.
-Cómetelo, hazlo ya.
No se lo pedía, era como si se lo ordenara. No podía evitar usar ese tono, mucho menos porque estaba esperando de verdad sentir su lengua, volver a tener esa sensación ascendente, ese cosquilleo incesante que desesperaba, y que era uno de los principales generadores de su negativa a detener eso. Claro que estaba todo lo demás que tenían, pero en ese espacio importaba demasiado lo que le hacía sentir con sus manos, con su lengua, cuando entraba en ella. Se sentía ya demasiado mojada y ansiosa.
De Malik, entre muchas otras cosas, le gustaban sus ojos, también la manera extraña en que sonreía, que le hacía pensar que era una sonrisa tan precisa que seguramente la había ensayado mil veces en el espejo. Se mantuvo en silencio, solamente mirándolo mientras la tocaba, quedándose quieta pero cada vez más excitada solo por mirarlo hacer eso en ese escenario que hubiera pensado inquebrantable antes.
Le sonrió por lo que dijo y no puedo evitar imaginárselo haciéndolo. Al hacerlo le dieron unas ganas incontenibles de besarlo, follárselo ya, en ese lugar en el que jamás se habría imaginado estar de ese modo con alguien. Pero al verlo arrodillarse no tuvo ni un solo pero que ponerle a eso. Su respiración ya estaba tan desajustada como su ropa. Le gustaba verlo arrodillado frente a ella, aunque sabía que a pesar de lo que pudiera parecer, quién tenía el poder era él, de todos modos la imagen era demasiado fuerte.
No respondió ni se lo pidió de inmediato. Cerró los ojos mientras la tocaba solo un poco, pensando que cada roce tenía el poder de llevarla a ese estado de inconsciencia total donde no había espacio ni forma para ningún asunto negativo que pudiera haber entre ellos. Todo se olvidaba si lo tenía tan cerca. Estaba disfrutando de la espera, de la expectativa, de que su toque pareciera solo superficial, de la sensación que se apoderaba de ella al verlo probarla. No creía que hubiera forma de que se cansara de eso.
-Cómetelo, hazlo ya.
No se lo pedía, era como si se lo ordenara. No podía evitar usar ese tono, mucho menos porque estaba esperando de verdad sentir su lengua, volver a tener esa sensación ascendente, ese cosquilleo incesante que desesperaba, y que era uno de los principales generadores de su negativa a detener eso. Claro que estaba todo lo demás que tenían, pero en ese espacio importaba demasiado lo que le hacía sentir con sus manos, con su lengua, cuando entraba en ella. Se sentía ya demasiado mojada y ansiosa.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Holland Park
Levanté un poco la vista escuchando que su respiración ya estaba algo intranquila, que había cerrado los ojos y se demoraba en responderme, como queriendo alargar la espera. Veía que empezaba a gustarle el juego de no hacer lo que uno pedía en el instante que lo pedía, y volví a sonreír, aunque no me fuera a ver. Me gustó su tono de exigencia aunque en efecto yo me sintiera en control al tenerla así, dispuesta a deshacerse de placer por mi causa y mi esfuerzo. Por supuesto que lo hice por que yo mismo no aguantaba más, ayudándome de los dedos para encontrar el lugar exacto dónde quería poner la lengua. Me tomé mi tiempo, esas cosas involucraban necesaria paciencia.
No podía decir que yo no estaba también vuelto loco por esa sensación de acto prohibido que tenía al estar con ella, escondernos, inventar cualquier cosa para vernos. Recordé que me había advertido que Joe no sabía que yo iba a estar ahí, que había mentido con su comida familiar. Yo no había dicho nada, no estaba acostumbrado a recitarle mis horarios a Milena y por lo general era común que fuera a ver a Tahira los fines de semana, ella no estaba tan demente como para ir sola al mundo muggle a pasearse por ahí a ver si me veía.
Mi lengua no se detenía, recorría ese hermoso coño que se había puesto mojado apenas la acariciara y la tocara un poco, me encantaba que se excitara tan rápido, me hacía sentir como todo un hombre, más teniendo su pierna sobre mi hombro, comiéndola hasta escucharla gemir, gritar y deshacerse, apenas mantener el equilibrio. Esperaba hacerla sentir eso, quería escucharla, nada me hacía sentir más feliz que comer su coño y escucharla venirse, aunque claro, eso no iba a ocurrir a los diez segundos de estar en ello.
Con la otra mano introduce un dedo en ella, apenas lo suficiente para desesperarla un poco más y potenciar lo que sentía con el cuidado que ponía en mover la lengua en los puntos adecuados. No había nada comparable a lo excitado que me sentía cuando probaba su sabor, ese sabor que no se parecía a ninguno otro, que me la ponía dura al instante, aunque no iba a hacer nada hasta que ella no dejara de manifiesto que se venía, que se deshiciera en mis brazos. Dejé de acariciarla y la tomé con fuerza por el culo, lo apreté con una sola mano y después con ambas, acercándola más a mi, presionándola más contra mi boca y acariciando esas nalgas que se anunciaban con mucha sutileza bajo sus acostumbradas faldas.
-Me encanta comértelo, estás tan mojada...
Alcancé a decirlo antes de seguir a lo mío y volver a apretar su culo, introducir de nuevo un dedo en ella, dos, un poco más profundo, con menos delicadeza de la que había mostrado, todo en favor de su placer que también era el mío, aunque no funcionara de una manera tan literal.
No podía decir que yo no estaba también vuelto loco por esa sensación de acto prohibido que tenía al estar con ella, escondernos, inventar cualquier cosa para vernos. Recordé que me había advertido que Joe no sabía que yo iba a estar ahí, que había mentido con su comida familiar. Yo no había dicho nada, no estaba acostumbrado a recitarle mis horarios a Milena y por lo general era común que fuera a ver a Tahira los fines de semana, ella no estaba tan demente como para ir sola al mundo muggle a pasearse por ahí a ver si me veía.
Mi lengua no se detenía, recorría ese hermoso coño que se había puesto mojado apenas la acariciara y la tocara un poco, me encantaba que se excitara tan rápido, me hacía sentir como todo un hombre, más teniendo su pierna sobre mi hombro, comiéndola hasta escucharla gemir, gritar y deshacerse, apenas mantener el equilibrio. Esperaba hacerla sentir eso, quería escucharla, nada me hacía sentir más feliz que comer su coño y escucharla venirse, aunque claro, eso no iba a ocurrir a los diez segundos de estar en ello.
Con la otra mano introduce un dedo en ella, apenas lo suficiente para desesperarla un poco más y potenciar lo que sentía con el cuidado que ponía en mover la lengua en los puntos adecuados. No había nada comparable a lo excitado que me sentía cuando probaba su sabor, ese sabor que no se parecía a ninguno otro, que me la ponía dura al instante, aunque no iba a hacer nada hasta que ella no dejara de manifiesto que se venía, que se deshiciera en mis brazos. Dejé de acariciarla y la tomé con fuerza por el culo, lo apreté con una sola mano y después con ambas, acercándola más a mi, presionándola más contra mi boca y acariciando esas nalgas que se anunciaban con mucha sutileza bajo sus acostumbradas faldas.
-Me encanta comértelo, estás tan mojada...
Alcancé a decirlo antes de seguir a lo mío y volver a apretar su culo, introducir de nuevo un dedo en ella, dos, un poco más profundo, con menos delicadeza de la que había mostrado, todo en favor de su placer que también era el mío, aunque no funcionara de una manera tan literal.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Holland Park
Todo lo que sentía era como una espiral que iniciaba desde un punto medio y terminaba en ondas encadenadas cada vez más potentes, expandiéndose hacia el exterior de forma cíclica, pero siempre extendiéndose gradualmente. Sentía que tenía la espalda demasiado pegada a la puerta, casi con demasiada fuerza, como si supiera que en algún momento iba a ser su único soporte, cuando la espiral explotara y las sensaciones cedieran. Se mordió los labios primero, evitando gemir como si la idea de estar en el sagrado lugar de la adolescencia de su padre fuera suficiente para hacerla callar, aunque significara en realidad todo lo contrario porque le añadía algo más prohibitivo a lo que de por sí ya era todo eso.
Poco a poco incluso eso dejó de ser obstáculo para darle lo que él quería y lo que en cierta forma ella necesitaba, gemir, demostrarle no solo con lo mojada que estaba sino también con los impulsos que se escapaban de su boca, que lo que hacía le gustaba y que cada movimiento de sus dedos o las maneras en que la tocaba para acercarla a él parecían ser los adecuados.
-Es por ti, es por ti.
No le estaba mintiendo, él lo sabía y tal vez ni siquiera era necesario que se lo dijera, pero si estaba así, al borde de la locura, era por su causa, por los movimientos de su lengua, por las cosas que decía, hasta por la posición que había adoptado. Poco a poco sentía que la pierna con la que se sostenía se iba debilitando y pronto se apoderó de ellas un temblor bastante notorio que anunciaba lo aparentemente inevitable.
-Me voy a correr..
Tampoco era necesario decirle eso, él se daría cuenta también, su cuerpo era muy claro en sus mensajes, no solo en la manera en la que temblaba, sino en todo lo demás, hasta en el ritmo que adquiría su respiración, el volumen de sus gemidos, que estaba cada vez más mojada. Perdía el control totalmente, sin dudas, sin esperar retener nada, solo dejándose ir, sabiendo que por tener eso, en medio de toda esa clandestinidad, era capaz de seguir mintiendo, de seguir disimulando, de seguir tragándose cualquier coraje que la delatara, cualquier culpa asumida.
Poco a poco incluso eso dejó de ser obstáculo para darle lo que él quería y lo que en cierta forma ella necesitaba, gemir, demostrarle no solo con lo mojada que estaba sino también con los impulsos que se escapaban de su boca, que lo que hacía le gustaba y que cada movimiento de sus dedos o las maneras en que la tocaba para acercarla a él parecían ser los adecuados.
-Es por ti, es por ti.
No le estaba mintiendo, él lo sabía y tal vez ni siquiera era necesario que se lo dijera, pero si estaba así, al borde de la locura, era por su causa, por los movimientos de su lengua, por las cosas que decía, hasta por la posición que había adoptado. Poco a poco sentía que la pierna con la que se sostenía se iba debilitando y pronto se apoderó de ellas un temblor bastante notorio que anunciaba lo aparentemente inevitable.
-Me voy a correr..
Tampoco era necesario decirle eso, él se daría cuenta también, su cuerpo era muy claro en sus mensajes, no solo en la manera en la que temblaba, sino en todo lo demás, hasta en el ritmo que adquiría su respiración, el volumen de sus gemidos, que estaba cada vez más mojada. Perdía el control totalmente, sin dudas, sin esperar retener nada, solo dejándose ir, sabiendo que por tener eso, en medio de toda esa clandestinidad, era capaz de seguir mintiendo, de seguir disimulando, de seguir tragándose cualquier coraje que la delatara, cualquier culpa asumida.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Holland Park
Sus gemidos aparecieron poco a poco, tuve tiempo de sonreír un poco antes de seguir, incentivado por las cosas que decía, por esa poderosa adicción a ella que estaba generando y que, iba a decirlo, tenía mucho que ver con todo el asunto de estarnos escondiendo y buscando lugares improbables para estar juntos. Sentí que se estremecía y no me detuve, de nuevo usando mis dedos, lo que fuera necesario para que llegara a ese punto en el que iba a sentir un poco más del peso de su pierna en mi hombro, seguramente. Me encantaba escuchar cuando me decía que iba a correrse aunque, en efecto, no fuera necesario.
Por supuesto que esa no era una habilidad nata. Había trabajado mucho en tener una buena técnica y hasta había pedido consejos bochornosos a los hippies del sexo tántrico y las locuras místico-sensuales que iban y venían en casa. Al parecer iba funcionando, aunque al principio, las primeras chicas con las que lo había intentado se habían quedado con cara de qué demonios intentas hacer allá abajo hasta que la sensibilidad me fue indicando el camino, así como con el arte y esas cosas. Sensibilidad, intuición, y muy poco decoro. Esos eran los ingredientes principales.
Apreté su culo contra mi una vez más antes de mirar hacia arriba sonriente, triunfante hacia su rostro sonrojado, su ropa desacomodada. Besé su abdomen, sus senos fuera del sostén que yo mismo había quitado de su lugar, pasando ahí varios segundos para que sintiera mi lengua aún cuando quedaban resquicios de su orgasmo. Rodée su cintura con mis manos como si temiera que se fuera a desmayar (exageraba) y atrapé sus pezones con mis dientes, presionando un poco, lo necesario, quizás un poco más. Era el problema con llevar las cosas hasta cierto punto, cuando se repitieran no podía uno quedarse repitiendo las mismas jugadas. Volví a sus labios, a besarla con ganas, sin rastros de la calma con la que lo hubiera hecho en la puerta de esa misteriosa casa.
-Mírate nada más, sonrojada y sin bragas en casa de tus abuelos...
Tomé su mano después de desabrocharme el pantalón para que me tocara, guiando su mano como hubiera hecho un poco antes, en mi casa, aunque en sí no consideraba que esa fuera mi casa por que no la visitaba tanto y pasaba mucho más tiempo en el apartamento. Por cierto, ya me había pasado por la mente la idea de ir a follar ahí, pero estaba en factor Angus, que aún me tenía algo tenso, por que sospechaba que en algún momento de debilidad tendría ganas de confesárselo. Y no, no estaba pensando en Finnerty mientras terminaba de quitarle la blusa y el sostén a Pearl, sólo pensaba en el apartamento y en follármela ahí.
-No te atrevas a quitarte esa falda de niña buena.
Por supuesto que esa no era una habilidad nata. Había trabajado mucho en tener una buena técnica y hasta había pedido consejos bochornosos a los hippies del sexo tántrico y las locuras místico-sensuales que iban y venían en casa. Al parecer iba funcionando, aunque al principio, las primeras chicas con las que lo había intentado se habían quedado con cara de qué demonios intentas hacer allá abajo hasta que la sensibilidad me fue indicando el camino, así como con el arte y esas cosas. Sensibilidad, intuición, y muy poco decoro. Esos eran los ingredientes principales.
Apreté su culo contra mi una vez más antes de mirar hacia arriba sonriente, triunfante hacia su rostro sonrojado, su ropa desacomodada. Besé su abdomen, sus senos fuera del sostén que yo mismo había quitado de su lugar, pasando ahí varios segundos para que sintiera mi lengua aún cuando quedaban resquicios de su orgasmo. Rodée su cintura con mis manos como si temiera que se fuera a desmayar (exageraba) y atrapé sus pezones con mis dientes, presionando un poco, lo necesario, quizás un poco más. Era el problema con llevar las cosas hasta cierto punto, cuando se repitieran no podía uno quedarse repitiendo las mismas jugadas. Volví a sus labios, a besarla con ganas, sin rastros de la calma con la que lo hubiera hecho en la puerta de esa misteriosa casa.
-Mírate nada más, sonrojada y sin bragas en casa de tus abuelos...
Tomé su mano después de desabrocharme el pantalón para que me tocara, guiando su mano como hubiera hecho un poco antes, en mi casa, aunque en sí no consideraba que esa fuera mi casa por que no la visitaba tanto y pasaba mucho más tiempo en el apartamento. Por cierto, ya me había pasado por la mente la idea de ir a follar ahí, pero estaba en factor Angus, que aún me tenía algo tenso, por que sospechaba que en algún momento de debilidad tendría ganas de confesárselo. Y no, no estaba pensando en Finnerty mientras terminaba de quitarle la blusa y el sostén a Pearl, sólo pensaba en el apartamento y en follármela ahí.
-No te atrevas a quitarte esa falda de niña buena.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Holland Park
Mientras sentía los besos en su abdomen, iba recuperándose poco a poco. Al sentir sus besos en sus pechos acarició un poco su cabello primero, luego enredó los dedos en él y terminó abrazándolo por el cuello cuando la rodeaba por la cintura, deshaciéndose en sus brazos casi literalmente, antes de hacerle espacio para que mordiera, haciendo un gesto de ligero dolor no desagradable al sentir la presión de sus dientes. Le regresó el beso con las mismas ganas y terminó por mirarlo con el ceño fruncido como si no quisiera que le recordara el sacrosanto lugar en donde estaban aunque terminó transformando el gesto en una sonrisa y otro beso. Saber que estaban en esa casa y en esa habitación en particular también tenía mucho chiste.
Metió la mano dentro de su pantalón para sentirlo firme. Alzó la vista para mirarlo a los ojos mientras lo tocaba. Su mirada que reclamaba poderosamente su atención, tanto que aunque era fácil sostenérsela, a veces era demasiado abrumadora, como su sonrisa, parecía tener una cualidad especial. No sabía que estaba pensando en follársela en el departamento de Finnerty pero para ella ese lugar tenía casi la misma dosis de peligro o de contenedor de adrenalina que el lugar en donde estaban en ese momento, si no era que hasta más por Angus, Aquila y lo que significaban para la relación en conjunto. Y con conjunto no se refería solo a ellos dos.
Siguió tocándolo con un ritmo uniforme mientras le quitaba el sostén y la blusa, aumentando solo un poco el ritmo antes de acercarse a su cuello, besarlo y sentirse extraña porque él tenía puesta casi toda la ropa todavía, no había terminado de bajar sus pantalones, ni se había deshecho escandalosamente de la camisa, aunque reparó en ello solo hasta que al pegarse a él no sintió el contacto directo de su piel contra la de él.
-No me la voy a quitar.
Si el no quería. Así que se la dejó puesta y solo movió los pies para deshacerse por completo de las bragas, dejándolas ahí, al inicio de la puerta. Volvió a rodearlo con los brazos sin que le fuera incómodo el encuentro de su piel desnuda contra la ropa de Malik. Todavía se sentía lánguida por el orgasmo, pero estaba deseando sentirlo dentro.
-Y tú, ¿no vas a quitarte nada hoy?
Metió la mano dentro de su pantalón para sentirlo firme. Alzó la vista para mirarlo a los ojos mientras lo tocaba. Su mirada que reclamaba poderosamente su atención, tanto que aunque era fácil sostenérsela, a veces era demasiado abrumadora, como su sonrisa, parecía tener una cualidad especial. No sabía que estaba pensando en follársela en el departamento de Finnerty pero para ella ese lugar tenía casi la misma dosis de peligro o de contenedor de adrenalina que el lugar en donde estaban en ese momento, si no era que hasta más por Angus, Aquila y lo que significaban para la relación en conjunto. Y con conjunto no se refería solo a ellos dos.
Siguió tocándolo con un ritmo uniforme mientras le quitaba el sostén y la blusa, aumentando solo un poco el ritmo antes de acercarse a su cuello, besarlo y sentirse extraña porque él tenía puesta casi toda la ropa todavía, no había terminado de bajar sus pantalones, ni se había deshecho escandalosamente de la camisa, aunque reparó en ello solo hasta que al pegarse a él no sintió el contacto directo de su piel contra la de él.
-No me la voy a quitar.
Si el no quería. Así que se la dejó puesta y solo movió los pies para deshacerse por completo de las bragas, dejándolas ahí, al inicio de la puerta. Volvió a rodearlo con los brazos sin que le fuera incómodo el encuentro de su piel desnuda contra la ropa de Malik. Todavía se sentía lánguida por el orgasmo, pero estaba deseando sentirlo dentro.
-Y tú, ¿no vas a quitarte nada hoy?
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Holland Park
Le sostuve la mirada mientras me tocaba, mis labios tuvieron que entreabrirse un poco aunque podía aguantar los gemidos, todo lo que quería que supiera era simple de decírselo con los ojos, me gustaba sostener su mirada, más si ella apartaba los ojos antes que yo. Puse una mano en su cuello y lo acaricié lentamente, hundí los dedos en su cabello y besé su mejilla antes de que ella se quitara bien las bragas y afirmaba que iba a cumplirme el pequeño gusto de que se dejara la falda puesta. Le sonreí y la besé después de que preguntara por qué no había yo tenido también la necesidad de desnudarme.
La única respuesta era que no tenía prisa. Si tuviéramos poco tiempo, Pearl me lo hubiera advertido y hubiéramos hecho las cosas de otra manera, pero si no estábamos limitados no tenía por qué ir rápido. Me quité la camisa desabotonandola por completo, no por arriba como había hecho la vez anterior, en la que no le había dado importancia al hecho de quitarme la ropa. La abracé así para sentir el calor de su piel contra la mía y volví a besarla, pasando las manos por su espalda.
Por alguna razón no quise llevarla a la cama, así que miré alrededor y di unos pasos hacia la silla de un escritorio que saqué para sentarme en ella. Tal y como le había dicho, que me había venido pensando en ella, hice lo mismo. O una escenificación de lo mismo por que a solas era una cosa y tocarme la polla frente a una chica era otra. La seguía mirando, mis labios se volvieron a entreabrir y tuve que cambiar un poco la posición de mi espalda a medida que iba excitándome más.
-Ven aquí, quiero follarte, no he dejado de pensar en esto.
Hasta me di tiempo de sonreír apenas, pero mi expresión volvió a ponerse seria a medida que sentía que la excitación de hacerlo frente a ella subía, más mirándola a detalle, teniéndola medio desnuda frente a mi, con el fantasma de su sabor en los labios y unas ganas tremendas, como bien le había dicho, de follar. No se me había pasado por alto, resguardaba en mi bolsillo los preservativos, tal vez por eso había sido más fácil no quitarme todo de golpe. Y bueno, por que ese era el juego del día, después de todo ella no se iba a quitar su falda de niña buena.
La única respuesta era que no tenía prisa. Si tuviéramos poco tiempo, Pearl me lo hubiera advertido y hubiéramos hecho las cosas de otra manera, pero si no estábamos limitados no tenía por qué ir rápido. Me quité la camisa desabotonandola por completo, no por arriba como había hecho la vez anterior, en la que no le había dado importancia al hecho de quitarme la ropa. La abracé así para sentir el calor de su piel contra la mía y volví a besarla, pasando las manos por su espalda.
Por alguna razón no quise llevarla a la cama, así que miré alrededor y di unos pasos hacia la silla de un escritorio que saqué para sentarme en ella. Tal y como le había dicho, que me había venido pensando en ella, hice lo mismo. O una escenificación de lo mismo por que a solas era una cosa y tocarme la polla frente a una chica era otra. La seguía mirando, mis labios se volvieron a entreabrir y tuve que cambiar un poco la posición de mi espalda a medida que iba excitándome más.
-Ven aquí, quiero follarte, no he dejado de pensar en esto.
Hasta me di tiempo de sonreír apenas, pero mi expresión volvió a ponerse seria a medida que sentía que la excitación de hacerlo frente a ella subía, más mirándola a detalle, teniéndola medio desnuda frente a mi, con el fantasma de su sabor en los labios y unas ganas tremendas, como bien le había dicho, de follar. No se me había pasado por alto, resguardaba en mi bolsillo los preservativos, tal vez por eso había sido más fácil no quitarme todo de golpe. Y bueno, por que ese era el juego del día, después de todo ella no se iba a quitar su falda de niña buena.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Holland Park
Pues no, no tenían poco tiempo, porque de haberlo tenido ella habría experimentado una necesidad apremiante de hacer las cosas más rápido, pero le daba igual, podía alargar eso el tiempo que quisiera. Le ponía nerviosa su mirada, pero ese nerviosismo también funcionaba como extensión de sus ganas, le gustaba que tuviera ese tipo de poder sobre ella solo mirándola. Hacerle debilitar las piernas, haciéndola sentir distinta, cosas que tenían que evitar a toda costa en público, en cualquier otro lado que no fuera a puerta cerrada. Incluso sus miradas le provocaban cosas.
Siguió tocándolo mientras se desabotonaba la camisa y solamente se detuvo para abrazarlo y acariciar su espalda, su pecho y sus brazos, buscando sentir el contacto de piel contra piel. Tuvo que sonreír al sentir sus manos, el calor que se generaba por su beso. Casi sintió dolor físico al tener que soltarlo pero terminó encontrando inesperadamente atractivo verlo tocarse, saber que era por ella, que lo había hecho a solas de la misma manera, o casi de la misma manera, pensando en ese momento, en su imagen, en nada más.
Sintió que volvía a encenderse por completo, que sus ganas que de por si habían sido bastante considerables antes se habían multiplicado por un millar tan solo por verlo tocarse. Ni siquiera se sentía capaz de sonreír, solo quería acercarse a él, volver a besarlo, creyéndole por completo que no había dejado de pensar en eso.
Hizo amago de sentarse encima de él sin dejar caer el peso de su cuerpo completamente. También sabía que afortunadamente, siempre se cuidaba y no tenía que pedírselo, así que no le hizo cuestionamientos extraños por saberlo hombre responsable.
-Tócame.
Usó de nuevo el tono de orden mientras su mano buscaba volver a meterse dentro de su pantalón, como si cumpliera sus propios deseos en él. Lo besó con intensidad, y con la mano que tenía libre lo tomó por el cuello, hundió de nuevo los dedos en su cabello y recorrió sus hombros, sintiendo que aumentaba el calor de su cuerpo, que cada vez estaba más cerca de enloquecer si no entraba en ella.
Siguió tocándolo mientras se desabotonaba la camisa y solamente se detuvo para abrazarlo y acariciar su espalda, su pecho y sus brazos, buscando sentir el contacto de piel contra piel. Tuvo que sonreír al sentir sus manos, el calor que se generaba por su beso. Casi sintió dolor físico al tener que soltarlo pero terminó encontrando inesperadamente atractivo verlo tocarse, saber que era por ella, que lo había hecho a solas de la misma manera, o casi de la misma manera, pensando en ese momento, en su imagen, en nada más.
Sintió que volvía a encenderse por completo, que sus ganas que de por si habían sido bastante considerables antes se habían multiplicado por un millar tan solo por verlo tocarse. Ni siquiera se sentía capaz de sonreír, solo quería acercarse a él, volver a besarlo, creyéndole por completo que no había dejado de pensar en eso.
Hizo amago de sentarse encima de él sin dejar caer el peso de su cuerpo completamente. También sabía que afortunadamente, siempre se cuidaba y no tenía que pedírselo, así que no le hizo cuestionamientos extraños por saberlo hombre responsable.
-Tócame.
Usó de nuevo el tono de orden mientras su mano buscaba volver a meterse dentro de su pantalón, como si cumpliera sus propios deseos en él. Lo besó con intensidad, y con la mano que tenía libre lo tomó por el cuello, hundió de nuevo los dedos en su cabello y recorrió sus hombros, sintiendo que aumentaba el calor de su cuerpo, que cada vez estaba más cerca de enloquecer si no entraba en ella.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Holland Park
Me gustó verla sonrojarse, que sostuviera mi mirada y se sintiera la chica más deseada del mundo después de lo que le había dicho. Me dio sonreí cuando se me acercaba y detuve un poco el movimiento de mi mano por que ella volvía a tocarme, y mi respiración ya estaba descontrolándose, lo podría notar. Correspondí en la misma intensidad a su beso y antes que cumplir con su petición, o mejor dicho orden, también acaricié su cabello y su espalda, me detuve un rato besando su cuello hasta que la toqué como quería.
Recorrí esa perfecta humedad con los dedos, sólo para probarla de nuevo y después besarla con la misma intensidad que ella había tenido en su primer acercamiento. Sólo me separé de ella diciéndole que esperara un segundo, seguramente ya sabía que iba a buscar la protección antes de que cualquier otra cosa ocurriera. Y aunque eso estuvo listo, no busqué penetrarla en ese mismo instante, volví a acariciarla con la mano, introduciendo un dedo en su coño y después dos, sintiéndola de nuevo húmeda, provocando una espera que me haría follármela con más ganas, como para volverme loco.
Estaba a una altura ideal para volver a llevar mi boca a sus senos, y eso fue justo lo que hice, siendo mucho más delicado en contraste con la manera en que la tocaban mis dedos. Los lamí con suavidad, usando sólo los movimientos de mi lengua y los labios, sintiendo su excitación en ellos. Después quise morder un poco, sólo un poco, controlando la presión de lo que sería agradable y lo que no, alternando entre un roce muy sutil con la lengua y la presión con los dientes. No podía seguir mucho tiempo así sin querer follarla de una vez, pero iba a intentarlo. Levanté la vista hacia ella.
-¿Piensas en esto cuando me miras pasar?
Por que al menos yo no podía evitarlo. Cuando la saludaba con normalidad, o nos cruzábamos por ahí en algún pasillo sólo podía recordar en la manera en cómo se había venido sobre mi, en cómo lo había hecho yo, en sus tetas, en su coño, en la hendidura de su columna cuando la había follado por detrás. Busqué sus labios para besarla de nuevo, y acaricié su rostro, pensando que la curva de su mandíbula se adaptaba perfectamente a mi mano.
Recorrí esa perfecta humedad con los dedos, sólo para probarla de nuevo y después besarla con la misma intensidad que ella había tenido en su primer acercamiento. Sólo me separé de ella diciéndole que esperara un segundo, seguramente ya sabía que iba a buscar la protección antes de que cualquier otra cosa ocurriera. Y aunque eso estuvo listo, no busqué penetrarla en ese mismo instante, volví a acariciarla con la mano, introduciendo un dedo en su coño y después dos, sintiéndola de nuevo húmeda, provocando una espera que me haría follármela con más ganas, como para volverme loco.
Estaba a una altura ideal para volver a llevar mi boca a sus senos, y eso fue justo lo que hice, siendo mucho más delicado en contraste con la manera en que la tocaban mis dedos. Los lamí con suavidad, usando sólo los movimientos de mi lengua y los labios, sintiendo su excitación en ellos. Después quise morder un poco, sólo un poco, controlando la presión de lo que sería agradable y lo que no, alternando entre un roce muy sutil con la lengua y la presión con los dientes. No podía seguir mucho tiempo así sin querer follarla de una vez, pero iba a intentarlo. Levanté la vista hacia ella.
-¿Piensas en esto cuando me miras pasar?
Por que al menos yo no podía evitarlo. Cuando la saludaba con normalidad, o nos cruzábamos por ahí en algún pasillo sólo podía recordar en la manera en cómo se había venido sobre mi, en cómo lo había hecho yo, en sus tetas, en su coño, en la hendidura de su columna cuando la había follado por detrás. Busqué sus labios para besarla de nuevo, y acaricié su rostro, pensando que la curva de su mandíbula se adaptaba perfectamente a mi mano.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Holland Park
Se deshacía en suspiros por sentir sus dedos dentro de ella, también por sentir su lengua sobre su piel, junto con la presión de sus dientes. Le gustaba el contraste que hacía entre una cosa y otra. Ya se moría de ganas por sentirlo dentro pero ella también podía aguantar hasta que no pudiera más. Se quedó besándole el cuello mientras él hacía el trabajo de protegerse, regulando momentáneamente su respiración antes de suspirar y meter la mano entre su cabello como si quisiera que se quedara besando sus pechos durante mucho tiempo más.
-Siempre, ya no puedo mirarte sin querer esconderme contigo en cualquier lado y besarte, como mínimo.
En quitarle la ropa, recorrerlo con las manos, en follárselo, también. Apenas y pudo controlar un gemido involuntario que terminó transformándose en suspiro luego de decirle eso, esos sonidos que escaparon de sus labios terminaron ahogándose por su beso. Era verdad, ya no era lo mismo cuando lo miraba, aunque fuera en saludo o de lejos, siempre pensaba en lo que había pasado, en lo que habían hecho y en las muchas ganas que le daban de volverlo a repetir. Disimulaba bien, pero lo que decía su mente, que era solamente asunto suyo, no tenía nada que ver con la normalidad con la que se manejaba al estar a su lado enfrente de cualquier otra persona. Y no se acordaba de él solo cuando se lo topaba.
-Fóllame, no aguanto más.
Tan no aguantaba que no esperó a que fuera él quien tuviera el control, decidiera y tomara el ritmo como antes. Aprovechando su posición, alejándose un poco primero para que dejara de tocarla y besándolo una vez más, terminó por acomodarse encima de él, por pegar sus muslos lado a lado de sus piernas y hacerlo entrar en ella lentamente, hasta lo más profundo, recargándose primero en sus hombros y luego en el respaldo de la silla mientras buscaba el acomodo más adecuado con la cadera.
Finalmente por el cuello, besándolo profundamente, moviéndose sin prisas y cerrando los ojos aunque lo mismo le gustara verlo directamente sin importar que fuera ella la que siempre terminaba retirando la mirada, acostumbrándose a la sensación de tenerlo dentro otra vez.
-Siempre, ya no puedo mirarte sin querer esconderme contigo en cualquier lado y besarte, como mínimo.
En quitarle la ropa, recorrerlo con las manos, en follárselo, también. Apenas y pudo controlar un gemido involuntario que terminó transformándose en suspiro luego de decirle eso, esos sonidos que escaparon de sus labios terminaron ahogándose por su beso. Era verdad, ya no era lo mismo cuando lo miraba, aunque fuera en saludo o de lejos, siempre pensaba en lo que había pasado, en lo que habían hecho y en las muchas ganas que le daban de volverlo a repetir. Disimulaba bien, pero lo que decía su mente, que era solamente asunto suyo, no tenía nada que ver con la normalidad con la que se manejaba al estar a su lado enfrente de cualquier otra persona. Y no se acordaba de él solo cuando se lo topaba.
-Fóllame, no aguanto más.
Tan no aguantaba que no esperó a que fuera él quien tuviera el control, decidiera y tomara el ritmo como antes. Aprovechando su posición, alejándose un poco primero para que dejara de tocarla y besándolo una vez más, terminó por acomodarse encima de él, por pegar sus muslos lado a lado de sus piernas y hacerlo entrar en ella lentamente, hasta lo más profundo, recargándose primero en sus hombros y luego en el respaldo de la silla mientras buscaba el acomodo más adecuado con la cadera.
Finalmente por el cuello, besándolo profundamente, moviéndose sin prisas y cerrando los ojos aunque lo mismo le gustara verlo directamente sin importar que fuera ella la que siempre terminaba retirando la mirada, acostumbrándose a la sensación de tenerlo dentro otra vez.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Holland Park
Pearl parecía decir justo lo que yo tenía en mente cuando la veía pasar, me costaba disimular pero eso era parte del maldito encanto de eso que hacíamos, por más que supiéramos que era deshonesto y todo lo demás. Cuando la miraba quería arrinconarla y besar esos preciosos labios, acariciar su cabello, meter la mano bajo su falda. Sin embargo, el hecho de que nadie supiera que nos revolcábamos hasta el cansancio y sin decoro alguno, también era un incentivo. La mente humana era demasiado básica, sentirse como niño haciendo algo indebido seguía siendo emocionante, aunque fuera sexo, aunque fuera sexo con la novia de uno de mis amigos de toda la vida... que, para acabar de empeorarlo, era la mejor amiga de mi novia. Estábamos metidos hasta el cuello en algo insalvable.
Se me escapaba una leve sonrisa al escucharla pedir que la follara por que no podía más ¿Había palabras más dulces que una mujer pudiera decirme? Pensaba que no, que eso, si no era la perfección, se le acercaba mucho. La besé antes de hacerlo, aunque sabía que esa necesidad era sólo la manera que Pearl tenía de dar órdenes y seguía encontrando eso jodidamente atrayente. Miré a detalle sus movimientos, sintiéndola entrar con un gemido sordo en el que sólo abrí la boca pero no emití sonido alguno y fruncí un poco el ceño por lo bien que se sentía ese momento inicial en que al fin estaba dentro de ella. Me gustó que me mirara aunque después apartara la vista.
La tomé por los costados empujándola hacia mi, sin moverme en ese primer momento, procurando estar en lo más profundo, disfrutando esa tensión en ambos antes de entregarnos al movimiento natural que esa búsqueda incansable por terminar. Empujé un poco su pecho para que echara la espalda hacia atrás y mirara su abdomen aplanarse, su cuello echarse hacia atrás, era como si pudiera verla perder un poco la conciencia. Pasé la lengua por el centro de su pecho y después la tomé por el cuello, empezando a moverme aunque en esa posición sería ella quien tuviera que poner más energía. Apreté su culo para sentirla más adentro si es que eso era posible y volví a emitir un gemido casi sordo.
-Muévete, preciosa... empieza lento
Me tomé la libertad de darle indicaciones antes de tomar una de sus manos y llevarla a mi boca. Primero recorrí su dedo índice con mi lengua, después la unión entre sus dedos, cada dedo. Cualquier lugar del cuerpo podía ser extremadamente sucio si se le trataba como tal. En ese momento besar su mano parecía lo más prohibido del mundo, y sobraba decir que me encantaba la imagen.
Se me escapaba una leve sonrisa al escucharla pedir que la follara por que no podía más ¿Había palabras más dulces que una mujer pudiera decirme? Pensaba que no, que eso, si no era la perfección, se le acercaba mucho. La besé antes de hacerlo, aunque sabía que esa necesidad era sólo la manera que Pearl tenía de dar órdenes y seguía encontrando eso jodidamente atrayente. Miré a detalle sus movimientos, sintiéndola entrar con un gemido sordo en el que sólo abrí la boca pero no emití sonido alguno y fruncí un poco el ceño por lo bien que se sentía ese momento inicial en que al fin estaba dentro de ella. Me gustó que me mirara aunque después apartara la vista.
La tomé por los costados empujándola hacia mi, sin moverme en ese primer momento, procurando estar en lo más profundo, disfrutando esa tensión en ambos antes de entregarnos al movimiento natural que esa búsqueda incansable por terminar. Empujé un poco su pecho para que echara la espalda hacia atrás y mirara su abdomen aplanarse, su cuello echarse hacia atrás, era como si pudiera verla perder un poco la conciencia. Pasé la lengua por el centro de su pecho y después la tomé por el cuello, empezando a moverme aunque en esa posición sería ella quien tuviera que poner más energía. Apreté su culo para sentirla más adentro si es que eso era posible y volví a emitir un gemido casi sordo.
-Muévete, preciosa... empieza lento
Me tomé la libertad de darle indicaciones antes de tomar una de sus manos y llevarla a mi boca. Primero recorrí su dedo índice con mi lengua, después la unión entre sus dedos, cada dedo. Cualquier lugar del cuerpo podía ser extremadamente sucio si se le trataba como tal. En ese momento besar su mano parecía lo más prohibido del mundo, y sobraba decir que me encantaba la imagen.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Holland Park
Se hizo hacia atrás como se lo pedía, recargándose un poco en sus rodillas para no sentir que perdería el equilibrio con eso. Se movió un poco reconociendo esa sensación, buscando los puntos exactos que la hacían respirar más profundo. Luego volvió a tratar de encontrar su mirada como si fuera necesario verlo a los ojos cada tanto, saber que estaba ahí, totalmente presente y solamente suyo, al menos en ese momento.
Sintió un estremecimiento fuerte cuando su lengua recorrió la piel de su pecho. Hizo caso de su indicación de empezar lento, aunque también ella necesitaba empezar de ese modo, no solamente para encontrar el ritmo adecuado sino el movimiento también., las formas en que movería la cadera, la cintura, en que haría contraer los músculos para apoyarse en llegar a ese punto único entre sus piernas.
Siguió mirándolo fijo cuando recorría sus dedos con la lengua, sintiéndose más húmeda y más excitada por la sola visión de él haciendo eso. También le gustaba la manera en que sus manos se aferraban a su cuerpo, cómo la tocaba. Tenía formas particulares de apretar, de empujar, de moverse, y todas le parecían siempre precisas, pero sin llegar a parecer automático o como si tuviera una guía para complacer a una chica.
Desvió la vista momentáneamente hacia la ventana cuando por fin los nubarrones amenazantes se convirtieron en una lluvia potente. El agua salpicaba en los cristales en medio de algunos rayos que iluminaban el cielo. La habitación se veía más oscura pero podía seguirlo viendo perfectamente, cada expresión. Lo tenía tan cerca que era imposible no distinguirlo todo.
Su respiración fue cambiando, su hambre fue aumentando, con él se sentía distinta, se sentía una persona completamente diferente a la que era todos los días, aunque no fuera precisamente por las razones correctas y todo se redujera a la clandestinidad, a esconderse, a saber que no estaba haciendo lo debido. Al sentirlo dentro las culpas que la aquejaban se borraban de su cuerpo, resbalaban como la lluvia por la ventana y solo quedaba lugar para él, para tocarlo, para besarlo y dejar que la besara, para recorrer con los dedos su pecho poniendo atención a los detalles justo como hacía en ese momento en el que el ritmo todavía era lento, los movimientos fluidos y marcados, como si se pudieran dibujar líneas curvas con el vaivén de sus caderas.
Quería escucharlo hablar, también se había hecho adicta a las cosas que decía, aunque no siempre parecieran adecuadas, sinceramente no estaba esperando que fuera decente con eso, menos cuando estaban así, follando a escondidas, con la falda trepando por sus muslos que parecían contraerse hacia él y un montón de tiempo por delante.
Sintió un estremecimiento fuerte cuando su lengua recorrió la piel de su pecho. Hizo caso de su indicación de empezar lento, aunque también ella necesitaba empezar de ese modo, no solamente para encontrar el ritmo adecuado sino el movimiento también., las formas en que movería la cadera, la cintura, en que haría contraer los músculos para apoyarse en llegar a ese punto único entre sus piernas.
Siguió mirándolo fijo cuando recorría sus dedos con la lengua, sintiéndose más húmeda y más excitada por la sola visión de él haciendo eso. También le gustaba la manera en que sus manos se aferraban a su cuerpo, cómo la tocaba. Tenía formas particulares de apretar, de empujar, de moverse, y todas le parecían siempre precisas, pero sin llegar a parecer automático o como si tuviera una guía para complacer a una chica.
Desvió la vista momentáneamente hacia la ventana cuando por fin los nubarrones amenazantes se convirtieron en una lluvia potente. El agua salpicaba en los cristales en medio de algunos rayos que iluminaban el cielo. La habitación se veía más oscura pero podía seguirlo viendo perfectamente, cada expresión. Lo tenía tan cerca que era imposible no distinguirlo todo.
Su respiración fue cambiando, su hambre fue aumentando, con él se sentía distinta, se sentía una persona completamente diferente a la que era todos los días, aunque no fuera precisamente por las razones correctas y todo se redujera a la clandestinidad, a esconderse, a saber que no estaba haciendo lo debido. Al sentirlo dentro las culpas que la aquejaban se borraban de su cuerpo, resbalaban como la lluvia por la ventana y solo quedaba lugar para él, para tocarlo, para besarlo y dejar que la besara, para recorrer con los dedos su pecho poniendo atención a los detalles justo como hacía en ese momento en el que el ritmo todavía era lento, los movimientos fluidos y marcados, como si se pudieran dibujar líneas curvas con el vaivén de sus caderas.
Quería escucharlo hablar, también se había hecho adicta a las cosas que decía, aunque no siempre parecieran adecuadas, sinceramente no estaba esperando que fuera decente con eso, menos cuando estaban así, follando a escondidas, con la falda trepando por sus muslos que parecían contraerse hacia él y un montón de tiempo por delante.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Holland Park
Escuché la lluvia antes de lamer su meñique y volverla a besar, dejando su mano donde quisiera estar, moviéndome contra ella o más bien moviéndola contra mi, recordando por alguna razón ese momento, en el Koko en que nos habíamos mirando a los ojos siendo felices muy lejos de tocarnos, siquiera de besarnos. Sonaba Ghostland Observatory y volví a pensar que recordarlo era perfecto y que no había nada mejor que estarla follando como lo hacía en ese momento preciso. Stranger Lover.
La volví a mirar a los ojos y sonreí un poco, de momento tomando su rostro con mis manos antes de bajar de nuevo a su baja espalda y después a su culo para empujarla un poco más contra mi, incluso eché el cuerpo hacia adelante como queriéndole decir que no había nada más en el mundo que quisiera más que correrme dentro de ella. Estaba demasiado silencioso para mis costumbres y quizás eso era por aceptar que el lugar donde estaba me intimidaba un poco, y por eso solté una especie de risa que volvió a callarse con otro gemido ahogado de mi parte, abriendo la boca y mirándola de cerca aunque haciendo poco ruido.
-Soy tuyo, Pearl...
No era inminente que fuera a vernirme en nada, por que seguía moviéndome, y faltaba para estar en esa posesión de moverme hasta donde no pudiera más, sólo buscando ese anticipado final. La miré de nuevo y me mordí un poco los labios antes de besarla de nuevo y empezar a moverme más rápido, poniéndole un poco más de empeño a ese camino ascendente, que curiosamente parecía intensificarse con la lluvia empapando todo Londres y repiqueteando en los cristales de la ventana de esa precisa habitación, donde jamás antes se me hubiea ocurrido estar haciendo lo que hacía en ese momento.
-Déjame terminar fuera
Ya tenía claro que no era una petición común, pero me encantaba cuando alguna chica me dejaba hacerlo, aunque a veces fuera una maldita necesidad a causa del preservativo. No era el caso, en ese instante sólo quería hacerlo, sobre todo cuando la veía tan cerca de mi, moviéndose así, con el suave movimiento de sus tetas balanceándose casi sobre mi rostro, lo que hacía imposible no volver a pasar la lengua por su piel erizada y despierta, volver a besarla, buscar su culo con la manos, había llegado a esa etapa en la que quería hacerle absolutamente todo al mismo tiempo, aunque fuera físicamente imposible.
La volví a mirar a los ojos y sonreí un poco, de momento tomando su rostro con mis manos antes de bajar de nuevo a su baja espalda y después a su culo para empujarla un poco más contra mi, incluso eché el cuerpo hacia adelante como queriéndole decir que no había nada más en el mundo que quisiera más que correrme dentro de ella. Estaba demasiado silencioso para mis costumbres y quizás eso era por aceptar que el lugar donde estaba me intimidaba un poco, y por eso solté una especie de risa que volvió a callarse con otro gemido ahogado de mi parte, abriendo la boca y mirándola de cerca aunque haciendo poco ruido.
-Soy tuyo, Pearl...
No era inminente que fuera a vernirme en nada, por que seguía moviéndome, y faltaba para estar en esa posesión de moverme hasta donde no pudiera más, sólo buscando ese anticipado final. La miré de nuevo y me mordí un poco los labios antes de besarla de nuevo y empezar a moverme más rápido, poniéndole un poco más de empeño a ese camino ascendente, que curiosamente parecía intensificarse con la lluvia empapando todo Londres y repiqueteando en los cristales de la ventana de esa precisa habitación, donde jamás antes se me hubiea ocurrido estar haciendo lo que hacía en ese momento.
-Déjame terminar fuera
Ya tenía claro que no era una petición común, pero me encantaba cuando alguna chica me dejaba hacerlo, aunque a veces fuera una maldita necesidad a causa del preservativo. No era el caso, en ese instante sólo quería hacerlo, sobre todo cuando la veía tan cerca de mi, moviéndose así, con el suave movimiento de sus tetas balanceándose casi sobre mi rostro, lo que hacía imposible no volver a pasar la lengua por su piel erizada y despierta, volver a besarla, buscar su culo con la manos, había llegado a esa etapa en la que quería hacerle absolutamente todo al mismo tiempo, aunque fuera físicamente imposible.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Holland Park
Tuvo que besarlo con más ganas cuando le decía que era suyo, porque no había otra cosa en ese momento que le hubiera gustado más escuchar. No era con ningún instinto posesivo de que fuera suyo en cuerpo, alma y corazón para siempre, no solo porque era inconveniente, complicado y otro sinfín de razones que lo impidieran, sino también porque lo que le importaba era que fuera suyo, solo suyo, a puerta cerrada, cuando estaban juntos, cuando cruzaban miradas. Cuando el asunto era de los dos y nada más. No quería que fuera suyo ante todo el mundo, quería que fuera suyo cuando el mundo no significaba nada para ellos, tuviera o no sentido eso en los cánones comunes.
Fue aumentando el ritmo paulatinamente, también impulsada por los movimientos de él, por sus manos y por una necesidad natural de llegar hasta el final. Encontraba esa posición bastante buena, con un roce preciso, una profundidad adecuada. Al escuchar su petición abrió los ojos, que había cerrado un momento al verse llena de una sensación particularmente fuerte y lo miró. Se tardó en responder algo y en vez de eso le mordió los labios, lamió su cuello y culminó con un beso profundo.
-Sí, sí…solo espera un poco. Un poco más y ya.
Presionó más, mantuvo el ritmo hasta que el roce fue casi desquiciante. Apretó la piel de sus hombros y volvió a buscar su labio inferior, jalándolo un poco apretando entre sus dientes sin hacerle daño con la furia de la primera vez.
Sentía que estaba demasiado mojada, que no podría renunciar a eso en ningún momento por más veneno que significara para lo que había fuera de esa habitación. Terminó con varios suspiros entrecortados, ahogando un gemido agudo. Había encontrado buen acomodo así, sentada encima de él y todavía con la estimulación del primer orgasmo que le había dado con la lengua, así que al final lo había encontrado.
Mientras intentaba recuperarse lo miró y asintió una vez, sin hablar, porque no podía. Lo que quería decirle era “ya, haz lo que quieras”, sintiéndose completamente curiosa por las razones de su petición y también lo que llevaría a cabo.
Fue aumentando el ritmo paulatinamente, también impulsada por los movimientos de él, por sus manos y por una necesidad natural de llegar hasta el final. Encontraba esa posición bastante buena, con un roce preciso, una profundidad adecuada. Al escuchar su petición abrió los ojos, que había cerrado un momento al verse llena de una sensación particularmente fuerte y lo miró. Se tardó en responder algo y en vez de eso le mordió los labios, lamió su cuello y culminó con un beso profundo.
-Sí, sí…solo espera un poco. Un poco más y ya.
Presionó más, mantuvo el ritmo hasta que el roce fue casi desquiciante. Apretó la piel de sus hombros y volvió a buscar su labio inferior, jalándolo un poco apretando entre sus dientes sin hacerle daño con la furia de la primera vez.
Sentía que estaba demasiado mojada, que no podría renunciar a eso en ningún momento por más veneno que significara para lo que había fuera de esa habitación. Terminó con varios suspiros entrecortados, ahogando un gemido agudo. Había encontrado buen acomodo así, sentada encima de él y todavía con la estimulación del primer orgasmo que le había dado con la lengua, así que al final lo había encontrado.
Mientras intentaba recuperarse lo miró y asintió una vez, sin hablar, porque no podía. Lo que quería decirle era “ya, haz lo que quieras”, sintiéndose completamente curiosa por las razones de su petición y también lo que llevaría a cabo.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: Holland Park
-Todo el que necesites
Me gustó verla esforzándose por su propio placer, moviéndose, sabiendo ya qué le gustaba sentir y cómo llegar hasta donde quería, le respondí a sus besos y no dejé de mirarla mientras se movía, me bastaba con esa visión y el movimiento de su cadera sobre mi para tener más que suficiente. En efecto, esa vez no me dolía su leve mordida como cuando lo había hecho en serio, furiosa por estarla provocando. Yo también sentí que mientras más la conocía y la buscaba, dejándola estar dentro de mi piel, más difícil sería poder cortar con todo eso, aún cuando ambos sabíamos bien lo que hacíamos.
La abracé con más fuerza al sentirla terminando, haciéndolo de esa manera sutil, no con voz abierta sino con suspiros leves, como si no quisiera sólo gritar, aparté el cabello de su rostro cuando me asentía y la besé una vez más, sin dejar de moverme dentro de ella, haciendolo más rápido que al principio.
En un movimiento rápido, la tomé por la cadera para rápidamente dejarla tumbada sobre el piso sin salir de ella. Había procurado hacerlo rápido pero no violentamente, no la había chocado contra el alfombrado, esto estaba claro, aunque el esfuerzo físico que levantarla de ese modo había tenido me hizo sentir que debía terminar antes, o me iba a quedar sin energías. Me moví encima de ella un par de veces más, saliendo rápido y tocándome como había hecho al principio, cuando la estaba mirando ahí parada, sólo con la falda puesta. No dejé de mirarla a los ojos cuando sentía ese poderoso impacto de placer que anunciaba que me corría, entre sus tetas y su abdomen, justo como había pretendido hacer, con su debido permiso.
Aunque no hubiera querido, cerré los ojos un instante, antes de ver cómo la llenaba de mi y hacer todo doblemente placentero, tan perfecto que sentía que iba a morir sólo de contemplar esa imagen, de ella en ese particular alfombrado, esperando a que terminara en su blanca y aterciopelada piel, haciéndolo finalmente. Me había quedado sin energías, pero me incliné para besarla antes de rendirme a su lado, en el piso y con los pantalones todavía medio puestos, así como ella aún tenía la falda abotonada en su cintura. Me quedé mirando el techo como pasmado y cerré los ojos, demorándome mucho en reaccionar y buscarme en el bolsillo un pañuelo para limpiarla.
-Fue el mejor... me corrí como nunca
O así lo seguía sintiendo en la piel, y la besé después de habérselo dicho, inclinándome un poco sobre ella y acariciando el lugar que hubiera limpiado, después pasando la mano por su cintura y acercándola a mi en un abrazo.
Me gustó verla esforzándose por su propio placer, moviéndose, sabiendo ya qué le gustaba sentir y cómo llegar hasta donde quería, le respondí a sus besos y no dejé de mirarla mientras se movía, me bastaba con esa visión y el movimiento de su cadera sobre mi para tener más que suficiente. En efecto, esa vez no me dolía su leve mordida como cuando lo había hecho en serio, furiosa por estarla provocando. Yo también sentí que mientras más la conocía y la buscaba, dejándola estar dentro de mi piel, más difícil sería poder cortar con todo eso, aún cuando ambos sabíamos bien lo que hacíamos.
La abracé con más fuerza al sentirla terminando, haciéndolo de esa manera sutil, no con voz abierta sino con suspiros leves, como si no quisiera sólo gritar, aparté el cabello de su rostro cuando me asentía y la besé una vez más, sin dejar de moverme dentro de ella, haciendolo más rápido que al principio.
En un movimiento rápido, la tomé por la cadera para rápidamente dejarla tumbada sobre el piso sin salir de ella. Había procurado hacerlo rápido pero no violentamente, no la había chocado contra el alfombrado, esto estaba claro, aunque el esfuerzo físico que levantarla de ese modo había tenido me hizo sentir que debía terminar antes, o me iba a quedar sin energías. Me moví encima de ella un par de veces más, saliendo rápido y tocándome como había hecho al principio, cuando la estaba mirando ahí parada, sólo con la falda puesta. No dejé de mirarla a los ojos cuando sentía ese poderoso impacto de placer que anunciaba que me corría, entre sus tetas y su abdomen, justo como había pretendido hacer, con su debido permiso.
Aunque no hubiera querido, cerré los ojos un instante, antes de ver cómo la llenaba de mi y hacer todo doblemente placentero, tan perfecto que sentía que iba a morir sólo de contemplar esa imagen, de ella en ese particular alfombrado, esperando a que terminara en su blanca y aterciopelada piel, haciéndolo finalmente. Me había quedado sin energías, pero me incliné para besarla antes de rendirme a su lado, en el piso y con los pantalones todavía medio puestos, así como ella aún tenía la falda abotonada en su cintura. Me quedé mirando el techo como pasmado y cerré los ojos, demorándome mucho en reaccionar y buscarme en el bolsillo un pañuelo para limpiarla.
-Fue el mejor... me corrí como nunca
O así lo seguía sintiendo en la piel, y la besé después de habérselo dicho, inclinándome un poco sobre ella y acariciando el lugar que hubiera limpiado, después pasando la mano por su cintura y acercándola a mi en un abrazo.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
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