Secret Party

Mientras yo me iba a encargar de nuestras bebidad, Pearlie me indicaba que tenía que ir al puto baño; y tengan por seguro que si hubiera sabido que en realidad el baño era el descampado, la hubiera seguido hasta donde diablos fuera para repartirle una buena dosis de Joe aunque fuera entre los putos arbustos. Pero no, yo me imaginaba que de verdad habían adecuado un baño decente y que había como diez personas haciendo fila y tal.

Llegué hasta la barra y levanté la mano para que Angus me prestara atención, y bastó con hacerle una seña con la mano alternada de un guiño para que el perro me entendiera de lo que estaba hablando. Quería vodka, aunque igual si el muy cabrón prefería cobrarme pues ningún problema, tenía pasta hasta para comprarle la puta risa, venga.

-Soy un hombre nuevo Bleek, ahora me dedico a la predicación de la palabra- Saludé a Bleeker con una palmada en el hombro y recibí el shot regalado por Angus el cual me bebí de una sola vez-

-¿Eh?, o si… la tonta tuvo que ir al baño; supongo que se tardara lo que dure formada y tal. No importa!, vamos a tomar… y aprovechemos que el perro cobra barato. ¿Dónde coño está Malik?-

La pregunta obligada. En esos momentos me dí cuenta de la presencia de Hakan y Shadow al lado de nosotros y al cabrón le respondí con un “anda por ahí” cuando preguntaba por mi novia. No solía decir detalles acerca de la ubicación de mis chicas a ningún hijo de puta, de verdad a nadie y menos en una fiesta como esas; porque tantas cosas que había escuchado yo… o más bien, tantas veces que se me había ocurrido ir a por la chica de alguien que había “ido al baño”. De un colega no, eso nunca…

Asentí discretamente cuando el islandés preguntó acerca de la coca, y de inmediato miré a mi al rededor para cerciorarme de que no hubiera miradas indiscretas. Por otro lado, lo de Hakan seguía extrañándome bastante, porque esa era la primera vez que me había pedido algo de material incluso con anticipación. Noté que le llamaba a una chica con quien seguro quería compartir, una rubia bastante mona con unos shorts muy pequeños que tenía aspecto de poder tirarte un diente si alguna vez se lo proponía. Le devolví el golpe en el hombro, tal cual y con más o menos la misma fuerza.

-Supongo que tampoco puedo hacer bromas acerca de tu escote, porque ya los habrás escuchado todos. Venga, vamos al puto grano. ¿Milena, Shadow nos disculpan?-

La novia de Malik no era precisamente una esnifa-polvo; y suponía que Shadow tampoco, no al menos dentro de lo que a mi me concernía; así que guié a Hakan y Lady a uno de los tantos cuartos que existían en esa puta casa, uno que estaba a tan solo unos metros y que igual estaba medio infestada de gente, pero nada de Aquilas o alguien que le pudiera decir a Pearlie que había esnifado coca. Saqué un sobre de buen tamaño, lo vertí en una pequeña mesa improvisada ahí cerca de la entrada y hasta hice las tres líneas correspondientes.

-Las chicas primero…-

Le presté un billete de cincuenta para que la chica hiciera lo propio, y después de eso, me incliné y utilicé el mismo billete para esnifar mi porción, asegurándome de que no quedara un solo puto grano de lo que a mi me tocaba. Me toquetee la fosa derecha, sintiendo ese peculiar picor poco después del golpe cerebral de cocaína. Tardaría lo necesario, y seguro para entonces ya podría ponerle a Pearlie las manos encima… fuese como fuese.

Pues sí, la maldita adrenalina adictiva de estarnos escondiendo aunque estaba más que seguro que ninguno de los dos quería ser sorprendido. No era que quisiera llevarla a un basurero a follar, pero así eran las cosas de aprovechar cada oportunidad, y esa oportunidad se había dado en ese chiquero, que todo lo mejoraba estar con ella y poderla besar como había deseado toda la noche, así que también le respondí con ansias, besándola como loco, metiendo los dedos a su cabello, mordiendo un poco su labio inferior y después besando su cuello, levantando rápido el ruedo de su vistoso vestido que, esperaba, no estuviera atrayendo todos los destellos a ese escondrijo de entre los árboles como bola disco.

No tardé nada en estar excitado, de hecho, me tardé más en poder abrir el maldito preservativo, lo que me hizo reír un poco antes de volver a levantar la vista, atraerla hacia mi y besarla, besarla como no podía dejar de hacer, bajándole las bragas aunque antes de eso cambié la posición para que ella pudiera recargarse en el árbol, no traía un vestido descubierto de la espalda así que esperaba que no fuera demasiado. Era más fácil así. No pude demorarme mucho más y la levanté un poco, bajando la mirada para poder penetrarla, ahogando mi gemido mientras pegaba la frente a la suya.

-Qué ganas tenía de follarte.

Me movía carente de toda la paciencia que solía tener en las ocasiones que nos habíamos visto y desnudado, todo tenía que ocurrir rápido, ansioso y desesperado como si fuera a acabarse pronto por que, en efecto, teníamos poco tiempo antes de que alguien hiciera alguna pregunta, saliera, nos buscara. No me importaba nada más que esos osados minutos en los que podía estar con ella, sintiendo su coño rodeándome, jadeando con volumen contenido por que también había que mantener el nivel de discreción y haciendo su cabello hacia atrás para mirarla con intensidad a los ojos.

-Fóllame, Pearl, soy tuyo.

Se lo había dicho antes, pero no me cansaba de hacerlo. Quizás por saber que era suyo sólo estando a solas, que fingíamos indiferencia y parecíamos haber trabado una especie de doble vida con un terrible nivel de adicción que me sentía poco capaz de controlar a esas alturas. Estaba por terminar, nadie se sentía orgulloso de poder hacerlo rápido salvo cuando se tenía qué hacer rápido, muy rápido... y justo así ocurría.

Se desabrochó la casaca amarilla que llevaba encima y le pidió a Aquila que la guarde en la barra, no quería sudar y el calor de la gente que comenzaba a saltar le llegaba como una oleada veraniega, no había planeado deshacerse del todo de la casaca pero prefería sentirse medio desnuda con el torso al aire que pegajosa por el sudor, no recordaba el hechizo para mantener fresco el ambiente, ese que usaron en Dubai. Ante aquello de la fila del baño que iba mencionando Joseph no pudo más que lanzar una risa de dos segundos que parecía como una burla infantil, pero era porque no pensaba que estuviese hablando en serio. Es decir, ¿baños en ese lugar? Si no se les caía el suelo era porque debía tener un hechizo encima.

-Pues a menos que lo vaya a tallar en un árbol, inodoros no creo que haya. Si todo está prácticamente en el suelo las cañerías ni deben funcionar, su hasta las puertas están frágiles, debe estar cubriéndose con unos rosales. O quién sabe.-no sabía de esos asuntos estructurales y menos de fontanería como para ir dando cátedra, pero le parecía lo más normal del mundo que el baño fuese ir a donde no te viesen en el descampado y ya. Su pobre prima debería estar buscando un arbusto o algo, cuando regresase le preguntaría si encontró algo decente por lo menos.-

No vio qué más agregarle a eso que ella ni de Malik se había preocupado, menos cuando había notado aquella conversación entre Hákan y Joseph, no era experta porque no se metía drogas pero a Aldrich lo había visto algunas veces hacer eso con sus amigos, aunque no estaba segura si se trataba del mismo tipo de droga. No sabía del historial de drogas del padre de él ya que su madre jamás lo mencionó porque la deprimía más que un poco, de ser así le hubiese dicho que aunque sea se fuesen a follar –no aunque sea, pero en su cabeza lo pensó como medida de fuerza- en vez de que fuese a meterse eso porque sabía que las adicciones de ese tipo se podían heredar. No le gustaba la idea pero le dio otro beso y le sonrió con toda la honestidad que pudo reunir, al menos fue antes de que llegase Lady que con eso le gustó menos.

Lo que tenía en contra de Lady no iba por el lado de que supiese que le gustaba Hákan o que hubiesen convivido como para haber hecho crecer entre ellas un odio latente, el hecho era que le recordaba un poco a su madre y eso la irritaba. Lady era lo que por unos pocos años ella quiso ser, más amiga de los chicos, ruda, atrevida y hasta confianzuda; sabía que así había sido su madre y como cualquier niña intentaba emular a su principal figura femenina, pero jamás pudo hacerlo y aunque ya había superado esa etapa el ver que a ella le salía de modo tan natural y que además era guapa le dejaba un mal sabor de boca. Sin saberlo tenían gustos similares en cuanto a música por ejemplo, pero quizá nunca lo sabrían.

De haber sabido del gusto que ella tenía por Hákan le hubiesen salido hasta esas plumas de veela que decían que su abuela tenía cuando estaba hecha una furia, pero no era así y simplemente le sonrió a medias cuando llegó intentando no tener ideas raras en la cabeza, le dio otro beso a Hákan y ni comentó que la damita casi le da en la mano con sus pulseritas de plástico, le dio un par de palmaditas –nada que ver con las de Lady- en la espalda como para que fuese con sus amigos. -Diviértanse niños. Yo me voy a buscar a Josh para hablar con él un rato, no me culpes si luego llegas acelerado y no puedo seguirte el paso al bailar.-le dio un empujoncito tonto para que vaya esperando que no se tardase, algo celosa pero esperando que Joe como primo suyo que era se quisiese ganar puntos con la familia haciéndole el favor de mantener la decencia.-

No le dijo a Milena si quería acompañarla porque sabía que era más amiga de Angus y Aquila que de ella. Había acabado su cerveza sin notarlo en lo que estuvo Lady allí, pero ni volteó a ver por dónde habían desaparecido aunque ya no llevaba una sonrisa tan definida en el rostro, le pagó a Angus por un vodka y se lo llevó hasta la tarima en donde estaba Josh junto con sus mujeres.

-¿Me vas a dejar con tu juguete nuevo o ya hay fila?-le preguntó sonriente, casi gritándole al oído por detrás para que la escuche en lo que iba hacia adelante para que no tuviese que voltear, estaba ocupado el hombre, de todos modos le dio un buen abrazo que de hecho estaba orgullosa de lo mucho que había mejorado, aunque no se lo decía. No le dio un beso porque no estaba segura si una de esa chicas era su cita o algo.-

La hermana de Bird Stoner era muy linda y me cayó bien que ambos parecieran quererse mucho y ser muy extrovertidos sin ser de esos hermanos que parecían enfermos que no se separaban nunca. Me reí cuando Lady nos decía que su hermano había ido directamente a ligar con nosotras y la verdad es que sí nos habíamos dado cuenta, o al menos yo me había dado cuenta de sus intenciones aunque seguro iba por Sky y no por mi. Y no me molestaba eso, al contrario, nunca habíamos sido de esas amigas envidiosas y de todos modos a mi no se me daba mucho eso de responder a los ligoteos. Y me gustaba un poco Josh así que no podía ponerme en mi pose de diva conquista galanes enfrente de él, aunque tuviera a miles de fans a su alrededor por su encanto de DJ que bebía red bull.

Me negué al speed, no me importaba parecer una ñoña o sonar sangrona por no aceptarlo pero nunca me drogaba, ni siquiera en ese tipo de fiestas y no iba a empezar a hacerlo en ese momento. Ni siquiera lo haría por quedar bien ante nadie, por lo que con una sonrisa decliné la oferta de Lady y miré a Sky a ver si ella sí se animaba. Yo no le iba a decir que no lo hiciera si tenía ganas.

No sabía qué era un cue up, pero no importaba. Lo peor era que tal vez me lo debió explicar alguna vez pero no me acordaba. Y si no me atreví a ofrecerme luego luego fue solo porque pensé que alguien me iba a ganar a aventarse ese round con Josh. Le sonreí tímidamente desde mi posición, pero seguía siendo tímida y esperaba que la chica de la cabellera teñida o que mi compañera Autumn, que se veían más osadas, lo hicieran, pero al final no, así que era mi oportunidad.

Ahora o nunca, BonBon. Eso me lo dije a mi misma poniéndome voz de Sky en la cabeza. Y de paso la dejaba con el chico guapo Bird. –¡A ver yo quiero!, si arruino la fiesta me escondo atrás de ti.-De todos modos condenada al fracaso total en el mundo mágico parecía estar desde siempre. Dije eso de querer participar en voz muy alta levantando la mano con entusiasmo. Le di mi trago a Sky para que me lo cuidara y le guiñé un ojo sin que Bird me viera antes de volver a subir los escalones, abrirme espacio en la tarima y sonreír a Josh.

-Estoy lista, ¿qué tengo que hacer? Tomar un trago de tu red bull primero, ¿no?-Me reí, esperé que no notara que era una stalker que lo había visto en sus maneras de manejar su puesto. La verdad la risa se me quitó casi al instante cuando una chica bastante bonita llegaba con toda la familiaridad a pedir que le prestara su juguete. Le sonreí tímidamente a ambos y la verdad sí, me hice un poco a un lado.

Se me salió una de esas risas feas ocultas por el estruendo que sonaban como una tos ahogada, lo hacía cuando no quería reírme a carcajadas, pero podía. Bird Stoner había llegado hasta ahí con su hermana de equipaje, gritándole cosas al DJ y la chica, además, parecía estar ansiosa por entrar en el ambiente festivo. Ambiente festivo, qué frase más inadecuada, era como si estuviera hablando de cantar villancicos en Hogsmeade o algo así... en fin, que el ambiente para ella era speed. Speed, no sabía qué era eso, pero si subía lentamente y no era algo radical, qué más daba.

-¿Por qué me presentas con mi apellido, Bonefish? Qué anticuada. Hubo una sonrisa cómplice con Bons por que sabía que yo hubiera hecho exactamente lo mismo, hasta con mi facultad y carrera. -¿Me das un trago?

Y antes de que se fuera, ya me imaginaba que no pasaría mucho tiempo ahí así que amablemente le quité algo de bebida de su vaso, o mejor dicho, le tomé. No me supo a nada así que eso del Speed seguro que era muy ligero y tal, no sabía por qué, pero esa noche me sentía algo audaz. Bueno, sí sabía por qué, por que era mi primera fiesta grande en Brigantia y de las primeras en las que andaba por la vida sin ser la chica gorda de bonitos ojos que contaba buenos chistes. Sonaba superficial, pero se había terminado esa etapa, gracias a Merlín y sus largas barbas.

Bons intentaba ir a probar con las máquinas del DJ, pero la vi detenerse por que llegaba otra chica muy rubia y menuda a saludar a Josh. No quería que Bird sintiera que había ido ahí sólo a presentarse y a irse, así que tuve que esforzarme por conversar. Esforzarme por que no era naturalmente sociable y desenvuelta, al menos no tanto como él y su hermana.

-¿Tú estabas en Gryffindor, no? Lo digo más por tu nombre que por tu cara, no me suena de mucho... bueno, las caras no suenan

Tenía en mente una selección sexy para la siguiente pieza, parecía que tener gente alrededor le había compuesto un poco el humor y qué decirlo, estaba trabajando, seguía concentrado en eso, al menos hasta que una de las canciones terminaba y revolvía el ritmo de una con el bajo de otra. Pero era hora de revolver ese beat con el descaro de Sébastien Tellier. Lady Stoner perdía rápidamente el interés y daba un brinco desde las alturas (uno corto) y Sky parecía no animarse, pero Bonnie no iba a fallar.

Sonrió con suficiencia e hizo el además de dar un par de aplausos al aire. Se puso los audífonos una vez más para no descuidar su reputación como un DJ de decente a bueno hasta que escuchó otra voz con el oído que estaba descubierto. Ya la había visto subir, de todos modos, y no le respondió al instante alegando concentración.

-Hey, hola.... No era bueno mintiendo, Shadow notaria que no le estaba dando el mejor de los recibimientos, apenas una sonrisa taimada y una palmadita en el hombro. -Bonnie llevaba esperando esto toda la noche ¿Verdad, DJ Goldhawk? Hizo una seña con la mano para que se le acercara. No había metros y metros de espacio en la consola así que inevitablemente estaba desplazando un poco a Shadow, no le agradaba hacerlo pero al final pasaba y ya, y tenía algunas ideas incómodas aún en la cabeza. Se puso a un lado de Bonnie, en el papel de maestro, la verdad nunca antes le había enseñado a nadie a mezclar, así que repitió las palabras de su primer maestro, las recordaba casi con exactitud.

-Ya que tienes el redbull, te tienes qué poner estos. Ahora usa to mano y giras el disco, no lo presiones demasiado, sostén el disco pero el platillo tiene que seguir girando abajo. Tienes qué escuchar la primera nota baja, la primera percusión en la canción. Cuando estés lista para empezar, te quitas los audífonos y escuchas el ritmo actual, para que entre en el debido momento... y lo dejas ir. Yo subiré el volumen Había ilustrado cada explicación con un movimiento, haciéndolo con la mano. Nada podía resultar tan desastroso, al menos no tanto como su comportamiento con Shadow, pero qué le iba a hacer.

(Y esta es la canción que, bien o mal, introducirá Bonnie)

Que no fuera a cabrearse más no era ningún reaseguro a ese punto. Quizá si solo se lo decía de una vez y al menos así se quitaba la angustia de la garganta o lo compungido de las cejas, las cosas se resolvieran para bien. Pero una cosa es que estuviera evaluando decírselo a él y otra que lo supiera cualquiera, así que aunque le sostenía la mirada seguía avanzando ladeando cada tanto para verificar que no había ni chusmas ni gente haciendo pipi en ese baldío roñoso.

Qué cosa? – seguro era una tontería de actuación total solo para no dejarla a ella sola en esa cuestión de guardarse secretos, pero que por favor no fuera nada de sus amiguitas, pero sería la gota que terminaría por romper sus nervios. Le tomó de las solapas para detenerse en sus ojos ese largo minuto sin adelantarse a caer en la tentación de escudriñarlo, estrujando el cuero entre sus dedos, y besándolo con la calma que sus manos no tenían y que no querían soltarlo siquiera cuando Adair proponía de cerrar los ojos y se alejaba… - no voy a cerrarlos… a ver si me tropiezo con un algo… o si me ataca un borracho… - pero terminó por hacerle caso mientras seguía sugiriendo terribles cosas que podrían pasar por andar a ojos cerrados.

-… o hay raíces apresadoras o bichOOS! – Qué miércoles tenía en el hombro?!?!?!?!? Se tensó toda, de pies a cabeza, abrazada a sí misma como estaba, estrujando la chaqueta de Adair que vestía y haciendo con sus dedos de los pies un ovillo dentro de las medias. No iba a abrir los ojos, ni la boca, ni dejar de morderse los labios por dentro, ni relajar un solo músculo nunca jamás! Ya sabía ella que no debía haber cerrado los ojos!!!! Adair donde mierda estás?!?!?!?… Y buscándolo con la mente lo encontró demasiado cerca. – anique? – Claro que sabía lo que era un animago, pero no era un buen momento para entender eso!!!! Y no murmuró sus dudas hasta que la presión en su hombro aminoró y con dolor volvió a abrir los ojos, espiando al ave irse...

- Adair… como que no es noche para juegos, sabes?.. – susurraba sola mientras lograba desagarrotarse los músculos para ponerse a andar, e intentaba a hacerse a la idea de que su mismísimo novio era un animalejo volador que tenía el descaro de decírselo por primera vez en el peor de los momentos, en una casa abandonada, con el terror de la noche y los ruidos extraños, picándole la mejilla cuando iba a ciegas!!!!!!!!!!!! Bien, definitivamente era Adair… Podía aceptar que fuera un animago pero... -… vamos a tener que hablar muy seriamente de tu forma de plantear las cosas, sabes? – Como cuando por hacerle un regalo de cumpleaños la había secuestrado literal horrible, a días de lo ocurrido en las grutas! OSEA!

Pero nada! a seguir al ave hablando sola, haciéndose a la idea, hasta que la tuviera a suficiente distancia para bajarla de un hondazo, aunque fuera a punta de varita. Varita que por supuesto ya tenía en mano, ni loca se iba a poner a corretearlo entre los escombros y las raíces sin una posible defensa. – Adair plis!... ¿dónde diablos… Pearl? – se quedó boqueando por una escena que no esperaba encontrar, ni que terminaba de entender tampoco, boqueando, evaluando con ojos extrañados y bajando la varita, desconcertada? -.. eh, yo.. – se acordó de respirar y apuró – estoy buscando a Adair… ya me voy… no, si – desde cuando tenía tan poco caudal de voz? Dio un paso al costado y lo desanduvo negando con el rostro… - ¿Que hacen acá…? – ambos dos en el oscuro contra un árbol fuera de la fiesta, en actitud su ma men te sos pe cho sa? ¿Era una pregunta muy estúpida? Podía estar entendiendo mal, no?... Mejor preguntar, siempre era mejor preguntar!! aunque más los observaba, menos dudas le quedaban y sus ganas de volver a la fiesta, de discutir a Adair o de controlar sus instintos legermágicos iban desapareciendo de a millones…

Que Shadow hiciera esa acotación sobre la falta de línea de formación para el baño de las chicas no pareció alarmar a nadie, así que con su gráfica descripción Hákan solamente le dio un beso más en el cabello, soltándola un poco cuando Lady por fin se acercaba, no por que no quisiera ser cariñoso con Shadow enfrente de ella, era algo que su poca empatía y su falta de claridad en cuanto a ese engorroso asunto le impedían elucubrar. Lo hizo para poder saludarla con propiedad, a Lady, picándole las costillas y terminando con un pellizco en su panza. –Estuve aquí todo el tiempo, mugrosa, pero estabas ocupada con ¿es tu hermano? Y con esas niñas.

Que Lady fuera amable con Shadow era una buena señal para él, porque con Siobhan nunca había sido así. Le gustó tanto esa actitud que incluso se atrevió a darle un golpe en la nuca con la palma abierta en su loca cabeza rubia que ya estaba bajo los efectos del speed sin que él lo supiera. Entrando en muchas explicaciones y detalles sobre sus sensaciones, apenas dos segundos después encontraría desconcertante que a Lady pareciera no molestarle Shadow, pero eso era ya directamente un golpe al ego que le ayudó a descubrir que la actitud de Lady hacia Siobhan lo había hecho sentir importante. Ahora no era lo mismo aunque eso evitaba muchos líos para él y para su estúpida cabeza.

Respecto a ese asunto de las drogas, estaba un poco nervioso, él no había probado nada más que la marihuana porque sentía que había cosas del pasado de su padre que no había querido repetir, pero ahora buscaba saberlo de primera mano.

La actitud de Shadow también lo puso de buen humor. No estaba esperando que lo dejara completamente solo pero era un gesto de confianza inesperado que decía mucho del posible buen rumbo que pudiera tomar la relación. Por eso luego del empujón la tomó por la cintura otra vez para besarla antes de ir tras Joseph que los llevó a una habitación que aunque no estaba vacía del todo, servía para al menos no hacerlo enfrente de sus amigos o quién sabía.

Esperó a que Lady fuera primero, luego Joseph. Él fue el último en aspirar ayudándose de un billete islandés sin saber que estaba haciendo más grande y más irónica la oda al pasado. No le hacía mucha gracia compartir el mismo billete de Joseph por ser demasiado cuidadoso. Hizo un gesto y meneó la cabeza, odiando la sensación inicial. Se talló la nariz por inercia y miró rápido a Lady.-En esto me has convertido.

Lady frunció el ceño por que ni siquiera traía un escote sino la camiseta de su hermano medio mal cortada y una especie de bra que se le veía por todos los costados, pero de todos modos era de las que contestaban golpes a las bromas y eso hizo con Crawford, pero le gustaba que fuera al puto grano, sin princesitas de por medio. Le dio una última sonrisilla normal a la chica de Hákan por mantener su ecuanimidad aunque si lo hacía también era por que ya tenía el speed por todo el cuerpo y empezaba a tener ganas de besarse con todo mundo y liarse con el mejor postor.

Miró a Crawford como si fuera un monumento a la masculinidad, siguiendo a detalle cada movimiento que hacía y le pareció que las tres líneas eran perfectas, pero eso en definitivo era efecto del speed que hacía que todo fuera perfecto, que estuviera eufórica y que sintiera sus pies ligeros como si ya no estuviera parada sobre el piso. Sonrió y después le hizo gestos de niña a Crawford, levantando las cejas cuando le pasaba un billete.

-¿Siempre usas un billete de cincuenta, o es para impresionar? Pensaba pagártela pero ahora no lo haré.

Hizo lo propio con su porción, y casi le saltan las lágrimas por que no iba a cometer la tonteria de la primera vez que lo había hecho en una fiesta en Cardiff el verano anterior, estornudando todo lo que había comprado. Cerró los ojos con fuerza y después regresó, con una sonrisa grande por la súbita euforia que sentía.

-Te puedo besar como paga políticamente incorrecta.

Por supuesto que sabía que tenía novia, todo el mundo sabía que tenía novia, no le importaba en absoluto por que para ella Crawford era terreno seguro, o sea, que no iba a importarle una mierda lo que hiciera ella si había estado detrás de una chica durante meses. La verdad no tenía lógica alguna lo que pensaba, llevaba muchos químicos encima y sentía que si no se le lanzaba a alguien terminaría pegándosele a una estatua del jardín como gato marcando territorio. Ni siquiera le había respondido algo al islandés después de que medio en broma (¿medio en broma?) la culpara por andar ahí esnifando coca.

Así que eso hizo, con un movimiento brusco y no precisamente amable, medio colgarse del que le había prodigado ese polvo de la felicidad, sumado a lo que ya traía en el trago, sumado a los tragos mismos que había tomado con su hermano. Un besuqueo ansioso y desordenado que terminó en una carcajada aunque todavía lo tenía arrinconado.

No era que su noviazgo hubiese durado años de años, apenas unos cortos meses, pero notar su enojo no era una ciencia. La sonrisa falsa, la palmadita y el haberla dejado de lado como si nada la hicieron enojar, cómo no, que era una caprichosa a veces pero no era porque no quisiera que la muchacha de cabello corto fuese con él y quería ser ella la protagonista de la consola, era porque habían quedado bien y ahora venía a tratarla de ese modo cuando evidentemente no era con todo mundo, que estaba muy amable con Bonnie.

Cogió su vodka mientras se movía a través de la tarima y bajó un par de escalones para darles espacio, que de hecho se sentía ofendida y no iba a decirle nada porque tampoco quería armarle una escena con su novia, su amiga o lo que fuese esa muchachita agradable con rostro de duende. Ella no tenía la culpa y por eso es que no le había hecho ni una mala cara, podía asegurarlo porque ni a Zapata le había querido dar tanta importancia, sobretodo porque quedaría enojada ya que le había llevado en su cartera mágica un Monome, después de lo que hablaron en el bar hacía ya varios días había querido conseguirle uno tras mostrarle algunas cosas de I am Genko.

Igual no quiso pensar en eso y bebió para entrar en ambiente, que algunos ya comenzaban a bailar y no quería salar el regalo, que era para darle suerte y esas cosas que le deseaba ahora, pero ya con ese humor no iba a dárselo como niña enojada para que se sintiese mal o algo, quería que fuese algo bueno, además ni tenía por qué pensar que lo había hecho con mala intención. A la larga no importaría y todo estaría bien, pero en ese mismo momento sí importaba.

Se quedó bailando al ritmo de Misstress Barbara con un grupo que estaba cerca de los escalones, pero solo un rato que acabó por aburrirse antes de que se acabase la canción, entonces volvió a subir un par de escalones para quedar a la altura de ese par aunque ni los miró, lo que sí hizo fue robarle un red bull a Josh para combinarlo con su vodka, había acabado bebiendo casi la mitad del mismo y al hacerlo rápido por engreída de mal carácter –y celosa quizá, pero no en plano romántico, sino que le gustaba creer que ella era la que compartía esas cosas con él- ya comenzaba a subírsele a la cabeza, eso la hacía ser un poco más atrevida y menos racional.

-No te conozco, reinita. Soy Shadow. No lo hiciste nada mal. Y cuéntame, ¿eres novia de Zap?-se lo dijo con una sonrisa de amiga de toda la vida a ella, no llevaba maldad en sus palabras porque si bien no estaba eufórica, la combinación del energizante y el vodka que casi había acabado la dejaron con una curiosidad crónica respecto a ella. A él le sacó la lengua, por si le decía algo. Estaba apoyada en la baranda con una mano mientras sus rodillas se movían mucho.-

Me reajusté todo lo que me tenía que reajustar y la tomé por el rostro cuando me rodeaba con los brazos, besándola con más ganas y apretando un poco su culo una última vez, no íbamos a estar ahí quince minutos. Me palpé los bolsillos para sacar una practiquísima pipa, pensando en mandar al carajo el plan de las pastillas sobre todo como coartada por si alguien preguntaba por qué había tardado. Pues bueno, por los vicios, razón por la que todo el mundo se demora haciendo cualquier cosa, aunque en ese caso el vicio era también verme a escondidas con Pearl. Solté una carcajada con lo de los crups entrenados aunque jalé un poco su mejilla por que no me gustaba que se tomara a broma esa posesividad demoniaca que tenía Joe con ella. Pero qué derecho tenía yo.

Y ahí estaba, el momento tan anticipado. Escuché una voz femenina con dudas que tardé en identificar sintiendo un poderoso estremecimiento en la boca del estómago fácilmente transformable en náuseas que controlé con todo el acopio de valor que podía hacer en mi miserable ser.

-¿Quién es, Sofie? Ah, estamos fumando hash, no quiero compartirlo con media fiesta, pero contigo tal vez sí, si me lo pides de buen modo...

Al menos eso no se había convertido en un desafortunado coitus interruptus sin capacidad de negociación. Me tranquilizaba hasta cierto punto que fuera precisamente una de las amigas más cercanas de Sofie quien se atreviera a preguntar qué hacíamos. Le eché un brazo por los hombros a Pearl y le di un beso en la mejilla, yo hacía eso todo el tiempo, éramos amigos. Y era, a mi fe, una coartada sólida aunque sólo un fumeta podría saber que si fumas entre mucha gente, esa mucha gente se sentirá invitada a tu ritual.

Encendí la pipa, le di una calada que llenó todos mis pulmones como el experto fumeta que era, olvidándome de las pastillas sobre todo el favor de la coartada, aunque seguía pensando que era una suerte que hubiera sido Sofie y no alguien más. Deseché el humo después de guardarlo varios segundos dentro de mi, de cierta forma cortando la oscuridad con la flama del mechero y después con el tenue resplandor de la piedra de hash encendiéndose.

-¿Qué, vamos de vuelta? ¿Quieres más, Pearl?

A Bird le provocó risa que Sky Berrycloth llamara a Bonnie Goldhawk con el sobrenombre de Bonefish. A él no se le hubiera ocurrido. No quedaba con ella ni nada pero era tan fonéticamente compatible que era genial. Eso o estaba demasiado contento esa noche, aunque solo había tomado una cerveza y red bull. También se había negado al speed de Lady pero la siguió con mirada de Halcón Brackminster cuando el islandés le hablaba. No sabía las costumbres de ese tipo pero sí las de Crawford y esperaba que Lady fuera consciente lo suficiente como para decirles que ya había consumido speed si le ofrecían algo. Sí Bird, engáñate.

Terminó su red bull y conjuró otro de los de Zap con la varita haciéndole un gesto. Se los pagaría, cuando bajara le conseguiría más o le compraría un trago, lo que quisiera, solo no quería ponerse borracho como todos los que parecían estar cerca de Angus, auror y semiveela. Su hermana se iba con ese par y la noviecita de Hákan se subía a donde Zap, interceptando a Bonnie. A Bonnie no parecía agradarle la idea y la presencia de Shadow no parecía hacer feliz a DJ Shadow tampoco.

Bird esperaba que su necesidad de escudriñar las escenas con tanta atención no le hiciera pensar a Sky que estaba poco interesado en su compañía, porque no lo estaba. Se imaginaba buenas frases para el Hijo del Escuchón que tenían que ver con ella también, pero eran terribles gajes del oficio, la chica era muy guapa.

-¿No te suena mi cara? ¿te suena esta?-Cambió su cara una vez, luego una tercera, usando las otras dos que le eran recurrentes hasta que terminó poniendo la cara de DJ Zap. luego la cara de Angus y finalmente cambió sus ojos a unos iguales a los de Sky, sin saber si notaría el detalle. Sus ojos eran la mejor parte, era un halago-¿Alguna de esas otras te sonó?-Se rió y volvió completamente a la cara con la que había empezado la noche. Le encantaba alardear de su habilidad.

-Sí estaba en gryffindor y tú en ¿ravenclaw? Tienes cara de ravenclaw. ¿Te gusta bailar? Ven.-No la trató como muñeca de trapo como había hecho con su hermana, solo le extendió la mano como si siguiera con el juego ridículo de las formalidades enfrente de un rave que su amiga Bonnie había iniciado.

-No pensaba cobrarles, por esta ocasión es cortesía de la casa. Ya veremos después cómo nos arreglamos-

De verdad, no planeaba cobrarle una mierda al islandés por la cocaína; sobre todo porque aquella era su primera vez metiéndose polvo y además era un colega. Quien sabe, esa mercancía era de bastante buena calidad y con suerte el jodido islandés se clavaba lo suficiente como para comenzar a buscar más de ella; entonces sí que le cobraría. No me malentiendan, me importa una mierda el negocio de Miller y no planeo seguir sus pasos como un puto plan de vida o tal; pero en ocasiones no resultaba nada mal ganarse unos billetes extras (como Angus y su vodka). Miré a Lady esnifar su porción de coca y no sé por qué coño me resultaba muy cómico ver como lo hacía y la forma en la que lagrimeaba abriendo y cerrando los ojos fuertemente.

-Puedes, y si lo haces probablemente tengas un sobre para ti sola al final de la noche-

Le guiñé el ojo justo cuando Hakan hacía lo propio esnifando lo que el correspondía. No pensaba que la chica hablara de verdad en serio; y no estoy diciendo que me pareciera no tener agallas, todo lo contrario; pero justamente ese aire masculino que mostraba la mayoría del tiempo resultaba inmediatamente un factor para imaginar que cualquier cosa que saliera de su boca era simple y vaga coña entre colegas. Le di una palmada en la espalda al islandés y solté una carcajada, resultándome todavía más cómicas sus reacciones iniciales.

-Muy bien chico de la isla, esta es tu iniciación. No me des tus opiniones hasta dentro de diez minutos… pero tienes que saber que mejor calidad no te puedes encontrar en todo el puto Reino Unido. Te has acercado con la persona indicada…-

Y justo en esos momentos de alardeo de sustancias fue cuando Lady decidió saltarme bruscamente encima para besarme con un impulso digno de dejarte petrificado; y lo logró durante esos segundos en los que no hice más que cerrar los ojos, corresponder de forma igual de desordenada; y tomarla por las caderas para soportar su peso mientras me tenía ahí arrinconado en la puta pared. No voy a justificarme, ni a decir mierdas respecto a mi noviazgo, ni a tratar de denotar las diferencias entre una cosa y otra ni mucho menos; la realidad de las cosas es que la chica estaba lo bastante buena como para no ser rechazada por nadie, incluyéndome.

Cuando dejó de besarme lo primero que hizo la idiota fue soltar una carcajada, y fruncí el ceño porque por alguna razón, en esos momentos me parecía que la chica se estaba burlando. Miré a Hakan por un instante, completamente extrañado y hasta desencajado por la actitud de su amiga demente; y ese mismo arranque de molestia se mezcló con mi más básico deseo carnal que me provocó tomarla por el culo y cargarla hasta la misma mesa improvisada en donde había repartido la coca. La besé con mucha más intensidad, metí mis manos por debajo de su blusa para tocar la piel de su cintura y mientras todo eso sucedía, en un instante se me cruzó por la cabeza la imagen de Pearlie, quien probablemente ya había vuelto de su visita a los baños.

De acuerdo, eso equivale a coca gratis por un mes. Pero no la compartas con este cabrón-

Me separé de ella y de inmediato busqué salir de esa habitación sin siquiera poder mirar a Hakan (no sé porque, no me pregunten). En cuanto entré a donde estaba reunida la mayor cantidad de gente, me di cuenta que en realidad Pearlie no estaba por ningún lado, así que seguí avanzando entre la gente de forma medio desesperada, comenzando a sufrir los primeros efectos de la coca y empezar a imaginarme cosas. Que había ido al puto baño, y resultaba que no había baños ni mierdas en ese lugar, así que lo más probable es que estuviera afuera… pero, ¿tanto tiempo?, ¿por qué cojones?

Fui preguntándole a varias personas hasta que alguien finalmente me dijo que la había visto salir hace tan solo un rato con Malik. ¿Con Malik?, sentí un irremediable impulso de incomodidad en el pecho y finalmente salí hasta el descampado. Estaba oscuro, pero no era algo que mis condiciones de mago pudieran considerar como un problema, así que levanté la varita y conjuré un lumos hasta notar a la distancia que la propia PEarlie ya venía en camino.

-FELICIA, ¿DÓNDE COJONES?-

¿Dónde cojones estabas con Malik?. Era mi colega, y ella mi chica, lo sé, pero aun así era imposible no sentirse disgustado por la situación, y algo me decía que de entre toda esa incomodidad o angustia o desesperación o lo que quieran, mucho tenía que ver con lo que acababa de suceder con Lady. Y sí, también con la coca...

Milena, claro. Siempre había sido muy malo con los nombres y los números, pero su memoria visual estaba muy aguzada. Sólo por rutina miraba a su alrededor para notar cualquier cosa extraña alrededor, estaba entrenado para eso, aunque estuviera "de civil" y todo eso. Le dio un trago al vodka y después hizo gestos por que detestaba el vodka, Finnerty ya sabía que lo suyo era el whisky y era un hombre de costumbres. No sabía si se sentía fuera de lugar por mago o por edad, pero no parecía ser nada raro por que él siempre tenía cara de ascos en todo momento, pura rutina.

La única verdad era que estaba de buen humor, y aunque fuera una de esas fiestas en las que no estaba en su elemento (bueno, él nunca estaba en su elemento) todo iba bien, podía emborracharse incluso aunque su mente paranoide de estamos a la intemperie en un lugar muggle que debería estar abandonado no le dejaría divertirse como si estuviera en séptimo curso de Hogwarts.

No podía imaginarse por qué Regina no estaba ahí; notaba a su amiga de toda la santa vida, Lady, como siempre aunque parecía estar eufórica, o errática, o algo que seguro le había provocado alguna sustancia que, gracias a toda la magia, Regina no estaba consumiendo. No es que la quisiera encerrada en una torre pero todo el mundo ya sabía cómo era él con su hermana, más después de esa fiesta en casa de Angus donde había hecho su declaración de principios después de la descarada aparición de casi toda la KAU preparándose cocteles en la cocina de Finnerty. Ni siquiera quería pensar más en eso.

-Ponme un whisky, no me des del más barato, desde que no jugamos póquer no tengo problemas de dinero

Azotó un galeón sobre la mesa y después unos más para sus siguientes tragos, no quería estar pagando todo el tiempo así que mejor adelantaba, y medio negó con la cabeza aunque sonrió cuando veía a Finnerty como un adolescente con su mujer. No, no le gustaba, y sí, seguía pensando en un millón de razones por las cuales eso no debería ser pero a final de cuentas esas razones no iban a servir para nada más que para hacerse mala sangre. Estaba hecho, y la tipa al menos no parecía estarlo manipulando para nada, sólo estaba ahí a su lado, también como una adolescente. Quería pensar que eso era una buena señal, sin paranoias.

-Nada de esposas hoy. A menos que alguien haga algo muy estúpido, pero en las fiestas de adolescentes esas cosas no pasan ¿Verdad que no?
Se lo decía a Finnerty con cara de asco de nuevo, aunque la verdad no esperaba ninguna catástrofe ese día. Al menos no de dimensiones mayores.

Al islandés hasta se le olvidaron las molestias iniciales de lo recién consumido cuando tuvo que abrir los ojos mucho al escuchar el ofrecimiento de Lady sobre la paga. –Lady no digas eso que te ves mal- y Joseph seguía hablando pero el islandés ya no le estaba prestando atención a nada de la isla, la iniciación, la calidad y demás mierdas que terminarían importándole menos que nada cuando Lady actuara tan arrebatadamente. Claro que cuando su mirada se cruzó con la de Joseph estaba desencajado, se sentía furioso.

Nunca había experimentado una sensación que le quemara tanto en el estómago. Y no tenía que ser porque Lady como mujer se suponía que le importaba una mierda, que era su amiga y nada más, su amiga a la que no le importaba fracturarle una pierna. Una buena amiga pero nada más que eso. Su cerebro intentaba hacérselo saber pero lo único que quería era partirle la cara a Crawford.

Buscó salir de ahí, había sido la peor idea que había tenido en mucho tiempo. Al menos ese subidón negativo y paulatino no le estaba siendo nada agradable por todo lo que tenía alrededor, lo que lo ayudaría a que no encontrara estúpidamente alegre su iniciación con la cocaína. Cuando Joseph salió de la habitación, Hákan buscó la mirada de Lady y no pudo evitar un aplauso sardónico, pero el choque de sus palmas no se escuchó por el sonido ambiente.-Te veías encantadora dejándote manosear por un tipo con novia, ¿a mi también me vas a dejar?.-Lo peor era que le importaba una mierda Joseph, su novia o lo que carajos tuviera ese tío con cualquiera de la universidad, pero moría de celos, esa era la única verdad. Lady podría entenderlo o no.

No se quedó porque no podía seguirla viendo en ese momento. Salió de la habitación empujando a una pareja sin querer, llevándose la mano con ansias a la cabeza. Lady podría interpretar lo que quisiera de lo que le había dicho, una continuación de ese llevarse pesado que tenían, pero Hákan sabía que lo que había sentido era algo muy claro. Pero que se fuera a la mierda porque no pensaba hacerse más con ideas estúpidas seguramente producidas por la droga. Era su amiga, no le interesaba en plan romántico, ni en plan sexual.

Buscó con la mirada a Shadow, encontrándola rápido porque estaba en la tarima del dj con otra chica. Le hizo señas para que bajara de una vez porque ella le interesaba en todos los planos y ya tenía ganas de decirle que todo eso era una mierda que no estaba disfrutando nada. La sensación desagradable no se le iba del estómago, era desconcertante.

Para colmo de la situación al chico se le ocurría decir “no quiero compartirlo con media fiesta, pero contigo tal vez sí, si me lo pides de buen modo...” ¡¿!¿!de buen modo!?!? La cara de Sofie, de ojos fijos en los de Malik, se convirtió en poema puro de ofendida total y de nuevo algo enojada, cómo no!! Aquello era un atrevimiento insolente total, trasmitía ese aire de “me creo tanto y uso contigo una frase de ligue barato” que agrrrhh… O sea, no le gustaban esos modos en nadie, con Joe más o menos estaba disfrutando convivir, pero a Malik que apenas si tenía porqué tratarlo y lo encontraba en situación sospechosa con su amiga, ni estúpida que fuera le iba a dedicar una sonrisita gentil, por lo menos por respeto a si misma.

Culpa de ella que había preguntado con ingenuidad? Puede ser, pero no por eso se iba a tomar a bien que la trataran de tonta y en la cara!!! Pretendiendo engañarla con espejitos de colores, y ya no pensaba en el muchacho y sus escusas sino en la morocha…. ¡¡¡¡Y encima el chico drogaba a su amiga!!!!? Porro o no porro, Sofie no se olvidaba que él era el de las pastillas. No! Ni el del cine, ni el del futbol… y el novio de Milena y la tos de Pearlie… Casi ni necesitaba habérselos cruzado ahí!... Pero si Malik tenía razón en menospreciar su presencia, era una idiota total!

- No tengo ni puta idea – respondió a lo de Adair cabreadísima, apretando su varita como si se le fuera la vida en ello solo para no tentarse a ponerse a gritar como una loca desquiciada, como antes justamente a Adair. Porque lo peor a ese punto ni eran los cuernos descubiertos, siquiera estaba pensando en el triángulo; sino en que Pearlie no le había contado nada!!!!!! Y no solo eso, se lo había ocultado adrede! Y con las cosas que Sofie le compartía!

No estaba pensando en que la chica estaba con los dos a gusto o feliz del doble juego o la juzgaba por eso (ya más adelante seguro que si) ni en la indecencia a Milena que era su amiga, o que así como hacía con el novio de otra podía hacerlo con el suyo. No, nada eso. Lo que le acosaba es que se sentía traicionada, menospreciada, pasada por arriba como si no significara nada compartirle las cosas importantes… Pues sin ir más lejos cuando a Sofie le habían gustado dos chicos a la vez, lo primero, bueno lo segundo en realidad, que había hecho fue contarlo… Y el disgusto que se llevó! Pero lo contó! Lo admitió! Y se cargó las represalias y los juzgamientos en los hombros, con drama obvio de niñita caprichosa pero con sinceridad a corazón abierto también.

Más insultada se sintió cuando le apretujaba la mano, tanto que terminó retirándola con asco a puño cerrado sobre su pecho. Eso sí, se le quedó mirando la espalda por largos e intensos segundos, porque le iba a descubrir hasta el último secreto aunque se desmayara del esfuerzo. Ni el olor a marihuana iba a desconcentrarla, ni los bichitos picándole las piernas desnudas, ni la bronca que llevaba, ni tener que avanzar a tientas para no perder el contacto visual. Que si! que había pensado que eso no se les hacía a las amigas, que leer las mentes estaba mal y peor traicionar intimidades, pero ahora… AHORA! No iba a confiarle una palabra más antes de saberlo por ella misma a fuerza de legermancia.

Y también debía ser tanto drama, completamente egoísta y caprichoso, para Sofie por que más allá de que las amigas eran amigas y los códigos de confianza, reciprocidad y blablabla; Pearlie era por mucho la mejor que tenía y a la que más quería, y descubrirse no correspondido era, simplemente… tristísimo… La cosa es, que de tan furiosa que iba en su mundo de brujés Sofie, que seguía persiguiendo hipnotizada a Pearlie terminó dando de lleno contra la espalda de la chica, con muy malas intenciones y un lumos molesto de por medio. Y si no la empujó feo para sobre el suelo mugroso mismo arrancarle cada uno de los pelos de su cabellera morocha, fue porque a ella los gritos de Joe también la asustaban.

Pues algo como despreciar la presencia de cualquiera no, más bien era una especie de aferrarme a disimular frente a quien fuera, a ser como era siempre frente a quien fuera. No tenía que conocer a Sofie de toda la vida para saber que estaba furiosa, tenía ese brillo en los ojos de quien tiene muchas cosas qué decir pero no las dice por un auto inducido acto de prudencia o de shock o de lo que fuera. Decidí seguir en mi actitud por que no había nada más patético que pasar de pretender ser un experto mentiroso a sentirse culpable y rogarle a alguien por silencio, así que todo fue caminar hacia la casa de nuevo, y estábamos ya entrando al lugar cuando escuché los gritos de demente de Joe.

Lo conocía, perfectamente, pero a la vez era como si no lo hiciera, por que nunca lo había visto perder tanto la cabeza así por alguien, como si tuviera una suerte de intuición de que Pearl no era tan suya como quería gritar, o yo qué se. No se me había olvidado la charla que había tenido con ella y todo lo que me había contado, para algo era su amigo... y sería absolutamente hipócrita de mi parte dejarlo pasar, sin más, conmoverme cuando estaba a solas y no hacer nada cuando ocurría frente a mi, justamente.

Fruncí el ceño con la reacción de Pearl y de verdad, me fue imposible no poner cara de fastidio. Llegué detrás, escuchando la voz de Pearl temiéndole más que a su padre por haberse tomado más de cinco minutos en ir "al baño" o a donde mierdas le diera gana, es que no podía creer el nivel de control que ejercía sobre ella, y claro que me jodía, no precisamente por que me dieran celos sino por que pensaba que era indignante y punto, por más mi amigo que Joe fuera.

-Joe hombre, deja de gritarle así, es humillante.

Pues sí, se lo dije, me molestaba de sobremanera y seguramente que él ya estaría en coca o en alguna de esas drogas sintéticas que sacan lo peor de uno. Lo conocía de toda la vida, y no iba a decir que no estaba al tanto de sus arranques de ira y su ego, pero tenía que hacer notar que esas actitudes me jodían mucho, más si ocurrían frente a mi. Todo le mundo pensaría que era cosa de nada, pero a mi no me parecía una actitud precisamente sana que una chica tuviera casi que rogarle que se calmara a su novio sólo por perdérsele diez minutos.

Esa misma noche, después de haber mantenido a Leslie Ayres cautiva por dos semanas en el baúl de Damien Holland, donde él y otros tantos más se habían turnado para asegurarse que la sangre de virgen martirizada cumpliera con lo que se esperaba de sus cualidades, los hermanos Yesenes se encargaban de darle final a su desgraciada vida cual res en dirección al matadero. Por la mañana, cuando descubrieran el cadáver justo a la puerta de su padre, la noticia se extendería como si fuera pólvora, y sabía de sobra que más de uno palidecería horrorizado en culpa al conocer cuál había sido el destino que había tenido.

A él, en verdad, que las últimas dos semanas de vida de aquella indigna le habían parecido de lo más patético y humillante. La tortura a la que debía someterse para poder cumplir con el propósito que darían a su sangre – lo único para lo que tendría provecho – había insistido siempre tenía que trascender más allá de golpes y quemaduras, de romper cada hueso de su cuerpo tan solo para volver a soldarlos con pociones y así poder romperlos de nuevo. Cada vez que había estado a solas con ella se había encargado de recordarle que, allá en el exterior, a nadie le importaba lo que había sido de ella. Nadie la buscaba, nadie se tomaba la molestia por tratar de encontrarla. Todos coincidían en que estaba ahogada en alcohol, perdida en algún callejón de Londres, siendo simplemente ella, como si fuera algo de que celebrarle. Y le habló de que mientras ella estaba ahí a su merced, con el cuerpo desgarrado de mil y un maneras distintas y cada una de ellas más dolorosa que la anterior, sus queridos amigos que tanto decían quererla estaban más ocupados preparando una fiesta cargada de drogas y licor sin detenerse ni un instante a pensar en ella. Era prescindible. Era insignificante. Era una alimaña rastrera sin valor alguno que estaba completa y absolutamente sola. Y era así como iba a morir. Si le preguntaban a él, el peso de aquella realidad debió haberla roto más que cualquier cruciatus que hubieran usado sobre ella.

¿Qué cómo se había enterado de la dichosa fiesta? No era la clase de persona a la que nadie en aquel círculo habría dado noticias sobre ello. No le fue revelado nada en visiones esa vez. No, en esa ocasión la información había llegado de manos de la persona más inesperada: Aldrich Burroughs.

Tenía que decirlo, no se terminaba de fiar de él, por más que Octavian lo estuviera respaldando y el nieto de Demetrius asegurara estar convencido de lo que quería. Le sorprendía, claro, porque en todos los años que tenía de conocer a esa familia todos se habían se declaraban con una tibieza velada de cordialidad que encontraba nauseabunda. Y aún así había querido a Pearlie como a una hermana, pero ahora mismo no era otra cosa que una traidora. Una traidora y una zorra cualquiera que se revolcaba con el animal más bajo que había podido ir a sacar de las aguas pantanosas. No entendía cómo era que podían consentirle lo suyo con el tal Joseph Crawford. Fortuna que desconociera que no era al único al que iba a abrírsele de piernas a la primera de oportunidad. Vaya Flor marchita. Pero aquel, había decidido, no iba a ser su problema. No, iba a ser de Aldrich, que si en realidad pretendía unirse a las filas del Señor Oscuro, tenía mucho que probar.

Claro que la sangre que compartía con los Alechinsky era un factor de riesgo que no podía ser tomado a la ligera. Había que ver solamente la clase de decisiones que no solo Pearlie había tomado, sino la propia Shadow que comenzaba a dejarse ver con el islandés cuya paternidad recaía en un nombre que había sido responsable de la muerte de uno de los más grandes Mortifagos que habían servido al mismísimo Voldemort. Quería creer que aún había remedio para ellas, quizá era demasiado ingenuo o el cariño que en el fondo seguía sintiendo por Pearlie le negaba a aceptar la realidad, pero si los consejos bienintencionados no funcionaban para hacerla entrar en razón, entonces sería su propia sangre la que se encargaría de ello, y todo a base de una de las armas más potentes con las que contaban en su haber: el miedo.

Por eso se le había ocurrido, que no veía mejor momento para empezar a probarlo que esa misma noche, en esa misma fiesta, donde sus amistades se reunían a perderse, ignorantes de la manera en que las cosas a su alrededor comenzaban a desenvolverse en realidad. ¿Darles una última noche de tranquilidad antes de que descubrieran el cadáver irreconocible y desangrado de Ayres bajo la marca tenebrosa? Como si merecieran alguna consideración. Lo que buscaban era emoción estableciéndose en un lugar así, ¿no era cierto? No veía ningún motivo para no darles lo que buscaban.

Había tenido que obligarlo a acceder. Tenía sus recursos. Y con Aldrich no habría de ser condescendiente ni dar margen a titubeos. Le había entregado una capucha y una máscara, no como la de ellos del todo, porque el honor de la máscara de plata y la Serpiente en el brazo era uno que se ganaba con sangre. No iba a pedirle que asesinara a nadie, no aún, tenía planes todavía más útiles para su iniciación que necesitaba consultar con su Señor antes, pues había tenido una visión que consideraba era menester tomar en consideración. Había un riesgo siempre, claro, que por muy hábil que fuera como vidente, aún más que su propio padre, el ojo interno tenía métodos misteriosos para funcionar. Pero tenía una verdadera corazonada, una muy fuerte, de que todo lo que había visto era verdad.

Eso más adelante. Lo que ahora era imperativo, era comprobar qué tanto estaba dispuesto a hacer teniendo a personas a las que quería involucradas en todo. Lo dicho, no se llevarían ninguna vida esa noche…

No ellos de manera directa, por lo menos.

Tenían ya un buen tiempo esperando en la oscuridad de los terrenos. Paciente, porque entre más les permitieran confiarse, más daño causaría el alcohol y las drogas que seguro se repartían ahí dentro como niños pequeños hacían con las grajeas de sabores. Había sido claro con lo que esperaba que Burroughs hiciera, y cuando consideró que era el momento apropiado, le hizo una señal para que partiera. Él, por su parte, se transformó en humo para colarse por entre las grietas de los muros, bajo las puertas o por las ventanas rotas, por donde fuera que pudiera entrar. Se movió lento, no a la velocidad intempestiva que usaba para transportarse de esa manera, al ras del suelo y sigiloso como serpiente.

Finalmente dio con lo que estaba buscando, el cuarto donde habían instalado los generadores de combustible. Se materiailzó, sin importarle si acaso alguien llegaba a verlo, porque en cuestión de segundos sería lo último de lo que se percatarían. Un Bombarda, y la maquinaria estallaba estruendosamente. No más música. No más luz. Solo oscuridad.

Comenzaba a sentir que su vida se complicaba poco a poco. Últimamente fumaba más de la cuenta y si bien se había enterado por ejemplo que su hermana estaba saliendo con Kristjánsson ni una palabra le dijo a ella al respecto, ni una mínima advertencia de lo que podía esperarle en casa si eso progresaba. Ni eso ni que el Puddlemore United fuese a ir a Brigantia para un partido de exhibición le parecían cosas relevantes ahora, había bajado de peso pero su tonicidad muscular había aumentado, entrenaba para justificar sus ausencias y prefería estudiar en su habitación mientras escuchaba música.

De todos modos en nada podía colocar tu total concentración, no cuando tenía frente a él las inmediatas consecuencias de sus acciones, de sus decisiones. Había hablado con Octavian al respecto en una cena que tuvieron y luego se había nutrido más del tema, finalmente cuando se decidió fue con ayuda de Milou Leloup y Noel Cerise, el último había sido designado como su guía y acompañante, a Aldrich le parecía que eso respondía más a una desconfianza que aún tenían respecto a él, a que el ser parte de algo tan alejado del liberalismo siendo primo hermano de Per Alechinsky no podía ser tomado a la ligera.

Pero estaba decidido, en realidad quería estar decidido y en un momento darse cuenta de que era la mejor determinación, de que era la correcta. No era que el asunto de tener la marca lo volviese loco de deseo, pero cuando la idea cruza la mente de uno ya es que se ha pasado a un lugar menos cómodo, uno en el que las sentencias ya están escritas y simplemente queda actuar. Podía quedar tiempo, pero no quería luego que en la cabeza se le formen más ideas encontradas, esto lo hacía por él y por su familia, las decisiones de su hermana o sus primas ahora no importaban, ellas eventualmente sabrían lo que había que hacer.

A él lo había invitado Shadow a la fiesta, además se había encontrado con el mismo Josh que le dijo que tocaría y aunque inicialmente la idea le resultó llamativa pese a que no era el tipo de música que más le gustaba acabó por prescindir de la misma porque no estaba de ánimos para una fiesta o para llamar a quien últimamente captaba su atención para salir. Estando esa noche recostado en su cama repasando algunos libros de Artes Oscuras que el mismo Noel le había recomendado fue atacado, un hechizo lo tiró hasta el otro lado de la habitación haciendo que se golpee contra una pared pero no de forma grave. Era Noel, con una capucha encima, la varita en una mano y una máscara de mortífago en la otra.

Le dijo que debía mejorar sus reflejos, le tiró una capucha similar y una máscara a Aldrich diciéndole que esa noche debería mostrar su lealtad, no sería un trabajo grande pero era primordial que lo cumpliese. Debían ir a destruir el lugar. Se negó, rotundamente, su hermana estaba allí y con el guardapelo podría saber en un momento si su prima Pearlie también. Cerise no quería excusas, le dijo que ese no era su problema y que debía mostrar de lo que estaba hecho, lo convenció al decirle que si no lo hacía él alguien más lo haría y que ese alguien no tendría compasión de su familia porque estaban en un antro de mediocres, traidores y sangre sucias.

Llegaron pronto y se instalaron fuera, desde allí, escondido con Noel vio a algunos conocidos suyos, pero no se movió durante la guardia. Era tiempo y siguió el camino ya estudiado, encapuchado y con una máscara de color bronce en la que no se diferenciaban ni sus ojos azules.

Llegó hasta la parte alta del lugar con ayuda de las mañas de Noel, con un hechizo había logrado afianzar su cuerpo en un pequeño espacio junto a una columna alta. Sabía lo que haría Noel, el silencio y la oscuridad eran la señal. Apenas se instauraron y mientras duraron los callados segundos de desconcierto inició sus hechizos. Susurró Incendio varias veces, contra varios puntos rogando que su hermana no estuviese cerca, si era así la ayudaría, tenía que hacerlo. Se movió rápido luego de lanzar fuego al bar para reventar las botellas de licor, a la tarima del DJ y a las tres salidas que había visto aunque habían muchas más ya que el lugar estaba en ruinas, las ventanas rotas por ejemplo no las había distinguido bien.

Afuera, Noel acababa de poner la marca tenebrosa sobre el lugar, los que estaban afuera todavía podrían verla y esperar lo peor. De entrar, se encontrarían con más fuego generado por la explosión que provocó Cerise y el fuego que el mismo muchacho había ido provocando a su paso. Con un Cave Inicum bastaría para que se sintiesen tranquilos pero no lo lanzó porque continuaba nervioso y no acababa de pensar bien, además ni siquiera se había ido a ocultar y la estabilidad del suelo tampoco acababa de dejarlo a gusto como para moverse.

Lo primero que pensó fue que Crawford le iba a soltar algunos insultos de facilona por habérsele trepado de esa manera sabiendo que era un hombre devoto y enamorado o algo así, eso le dijo su ceño fruncido pero no, estaba equivocada, por que de pronto sentía un beso intenso y descarado que era como una descarga eléctrica, más cuando sentía sus manos directamente sobre su piel, todo duraba lo que un parpadeo y poco más, pero era tanta su euforia que no pudo más que sonreír y quedarse agitada como si hubiera corrido quinientos kilómetros. Con el fantasma de una sonrisa y los ojos brillantes de coca y anfetamina, se limpió el beso con el dorso de la mano como hacía con todos los besos que le daban, para cuando Crawford ya estaba dándose la vuelta.

Miró a Hákan furioso como ehrmano mayor, soltándole una infamia que la hizo entornar los ojos y apretar los dientes por que odiaba cuando alguien quería darle lecciones, y más si eso daba a entender que él sentía algún cierto tipo de poder sobre ella. Lo tenía, carajo, pero no le gustaba aceptarlo de él ni de nadie. Lo empujó por detrás, pero no se quedó a esperar que dijera algo más luego de que su boquita de bucanero respondiera.

-¡VETE A LA MIERDA!

El enojo se volvió a hacer cosquilleo y euforia apenas escuchar la música, volver a donde se podía ver el DJ, ignorando completamente al islandés, sintiendo que sus ojos brillaban como lamparillas entre la parcial oscuridad de la fiesta y que todo era demasiado bueno como para que su piel pudiera soportarlo. Levantó los brazos, dio vueltas sobre su eje, bailaba como poseída y no podía contener lo jodidamente bien que se sentía todo, el mundo, la música, el fantasma del beso que Crawford le había dado y la mirada iracunda de Hákan que le había hecho enojarse también. Entonces también se enojaba, y se volvía a reír con cualquier persona e incluso besó a otro par de extraños en este torrente de locura.

Qué iba a saber de catástrofes. Lo único que le importaba era la música, las luces que parecían ser lo más maravilloso que hubiera visto nunca, brincar. La canción decía talk to me y se repetía en su cabeza como un mantra. No podía dejar de bailar.

Lo que nadie le había dicho, y no se había molestado en deducir, era que el speed en conjunto con la cocaína harían que su corazón latiera tan rápido como el de un golden snidget. A mil pulsaciones por segundo empezó a sentir su corazón, como si latiera en su garganta. Era como una bomba, como si fuera a reventar, y empezó a sentir un pánico que trepaba por sus piernas de la misma manera que el primer impulso agradable pero esta vez era distinto, sentía como si algo la estuviera jalando hacia abajo, la tierra tragándosela. Buscó la mirada de Bird pero no la encontró, en ningún lado.

El sonido ensordecedor y la falta de luces ya no estuvo dentro de su lógica. Se quedó sorda, completamente, y con el corazón desbocado. No supo en qué momento había perdido la conciencia, pero era así. En medio de todo lo que estaba ocurriendo, su corazón se colapsaba por mezclar lo que no debía mezclar, pero sería difícil que alguien la viera convulsionando en el piso ahora que todo quedaba sumido en la oscuridad.