Secret Party

Si supiese de los celos de Hákan hubiese reaccionado, no sabía cómo, pero hubiese reaccionado seguramente, ya sea poniéndose totalmente celosa o hasta acabando enojada por la impotencia. Es que no le hubiese importado que fuesen celos de hermano o porque ella le gustaba, hubiese sido un detonador para su baja autoestima y hubiese entrado en pánico al no saber qué hacer, pero un pánico interno de esos que lo consumen a uno por dentro cuando excede la realidad. Con un poco de suerte hubiese encontrado aquella aguerrida característica alpinchista de su madre que hizo que le quisiese robar el novio a la madre de Gianna sin importar nada, con suerte eso la hubiese hecho usar alguna artimaña o cualquier cosa para al menos dar pelea.

Pero no lo sabía, no tenía idea porque se había ido convenciendo de que Joseph hasta le había agarrado cariño y que iba a cuidar que nada sucediese, ese pensamiento ni ella se lo creía pero la broma interna la relajaba un poco en lo que bebía el vodka y le hablaba a Bonnie. Se tropezó un poco con un cable y por evitar jalarlo dio un involuntario saltito hacia atrás, se acabó riendo de eso como si hubiese sido un gran chiste y fue como si se hubiese olvidado momentáneamente de la rubia con cara de duendecito navideño porque se volvió a apoyar en la baranda y miró hacia la pista de baile.

Estuvo hablando por lo menos cinco minutos con un grupo de gente de la universidad que estaba en la escalera y cuando le preguntaron por el islandés les dijo que se fue con Lady y Joseph, entonces tras que hicieran un montón de comentarios que no hicieron más que aumentar sus celos tuvo que disimular con sonrisas falsas tras sus bromas y beber en vez de contestarles porque su lengua ya se estaba afilando. Cuando fue a dejar el vaso a un lado con una sonrisa que no era reflejo de su estado de ánimo si no del alcohol que había pasado demasiado rápido por sus venas vio a Hákan y si bien su sonrisa no cambió, su actitud sí.

Se despidió de ese grupo inmediatamente y se detuvo en seco un par de segundos para ver si Lady no estaba cerca de él, retuvo la respiración pensando que ahora le iba a decir que estaban juntos y ya hasta pensaba decirle que seguramente porque era gay y le gustaban los hombres, una respuesta infantil y todo lo criticable que se quisiese, pero siendo tan debilucha como era no podía pensar en ir a hacer una escenita que Lady parecía de las que te podían derribar de un golpe o romperte el cráneo. Volvió a avanzar cuando lo vio solo y estaba a unos pocos metros de él, ya había abierto la boca para saludarlo y luego besarlo mucho para calmar sus ansias, entonces se hizo la oscuridad, silencio absoluto. Tontamente pensó que era por haber bebido mucho, pero no era posible, no sostuvo mucho tiempo esa idea.

El fuego que había llegado a la consola no la afectó porque ya no estaba tan cerca, pero el calor que comenzó a sentir la hizo voltear hacia una de las salidas que estaba en llamas y no tan lejos. Gritó con voz aguda por el miedo, buscó su varita pero no la encontró, su bolso tampoco estaba pues se había caído cerca de la tarima sin que lo notase, estaba desprotegida sin poder lanzar ni un aguamenti o conjurar un lumos. Retrocedió, unas botellas de cerveza que estaban en el suelo la hicieron tambalear, la risa se había ido y en medio de la poca luz que había gracias a las llamas que se acrecentaban buscó a Hákan, ya sin siquiera pensar en Lady o cualquiera de las cosas que habían cruzado su mente durante la noche.

-¡HÁKAN, HÁKAN! ¿DÓNDE ESTÁS?¡PEARLIE, SOFIE! ¡ALDRICH!-no tenía ni idea de que su hermano estaba allí, pero gritó su nombre porque era el que siempre la salvaba, desde chicos, sin embargo no buscó su rostro si no el del islandés porque estaba segura de que estaba cerca, lo había visto. A Pearlie estaba segura de que la cuidaría Joseph, por muchas cosas que pudiese pensar de él no dudaba del amor hacia su prima. No se movió, pero el resto de la gente comenzaba a pasar cerca de ella confundiéndola más, ya no sabía en qué dirección había estado caminando. Buscaba al islandés con cierta desesperación, intentando reconocer su rostro en medio de la gente que iba y venía, usando el fuego como la única luz útil.-

Aun con el lumos iluminando desde la punta de mi varita, me acerqué a grandes zancadas hasta donde se encontraba Pearlie, dándome cuenta que con ella también estaba Sofie, y más atrás a varios metros, Adair… y Malik. Un simple nox bastó para dejar de iluminarlas directamente a la cara y sin prestarle un mínimo de atención a Sofie, miré fijamente a Pearlie, molesto con ella y con toda la situación en general, molesto también con Malik por tomarse más putas libertades de las que le concernían a un simple colega. Lo dicho, mi chica me había indicado que iba al baño y en lugar de eso andaba por ahí… en los putos exteriores con otro sujeto, fuera quien fuera. Eso ya no se podía consentir, no más.

Noté de inmediato la forma en la que la propia Pearlie trataba de dar explicaciones con un terrible titubeo, y esa fue la causa principal de que todas mis alarmas se encendieran, de que su mirada temblara casi como el resto de su cuerpo y de que tuviera que recurrir a Sofie para que respaldara su argumento. Dirán que era la cocaína o la propia culpa que me recorría el cuerpo por lo de Lady, o lo que sea; pero a partir de ese momento sentí que algo no estaba bien, o más bien, que ahí nada estaba ni una mierda de bien.

-No, no me calmo, ¿y por qué coño no me avisas?, ¿ah?-

Hice un gesto de incredulidad al notar cómo Pearlie daba un par de pasos hacia atrás y tomaba de la mano a Luttrell, expresando de esa forma que tenía miedo de algo, y ese algo era yo. ¿Pero qué putas le pasaba?, la muy retrasada me estaba tratando como si alguna jodida vez le hubiese tocado un cabello!. Ahora resultaba que era el maldito novio abusón que en cualquier momento podía bajarla de un revés y encima me ponía en evidencia en frente de los otros. Mierdas imbéciles que no hacían más que provocarme más de la cuenta, que no estaban logrando arreglar nada y que mucho menos me permitían “calmarme”.

-Ni regresamos ni nada, nos largamos directo a Brigantia. Ven acá-

Y en ese momento Karim Malik, que ya nos había alcanzado, abrió la puta boca. El paki había sido un colega desde hace mucho tiempo, tan atrás que solo el propio Angus era capaz de superarlo en cuanto a antigüedad se refería. Nunca había sido demasiado apegado a él puesto que no éramos precisamente los más compatibles el uno con el otro en muchos sentidos, pero esas eran cosas que de cualquier forma carecían de significado cuanto tenías un lazo en el medio como lo había sido siempre Finnerty. Como fuera, y sin importar la forma en la que nos lleváramos, Karim siempre había sido alguien a quien respetar, una de esas poquísimas personas en quien se podía depositar confianza y, para ser más claros, un sinónimo de “alguien a quien recurrir” cuando algo estaba mal.

-¿Y a ti que mierda te importa? Ocúpate de tus putos asuntos, Karim, si no quieres tener de verdad un problema-

Pero últimamente las cosas, tal y como se habían estado llevando, me habían empezado a incomodar. Desde el principio, había estado perfectamente enterado de que, incluso antes de nuestro noviazgo, Pearlie y Malik ya habían unido un lazo de amistad que hasta me había animado a alentar en pro de la convivencia del grupo en general; sin embargo con el paso de las semanas, aquella amistad se había convertido en un tema de discusión recurrente entre Pearlie y yo. Salían demasiado, Malik parecía estar muy dispuesto a mostrarle un millar de cosas de las que me enteraba de la mitad, casi con más recurrencia de la que tenía con su propia chica, y todo eso había aumentado todavía más después de que hubiésemos regresado. Nunca me había atrevido a cuestionar de forma demasiado seria, pero esa noche… esa noche en particular, sentía que de alguna manera algo estaba jodidamente roto en el asunto.

-¿O qué?, ¿tienes algo más qué decir al respecto, cabrón?-

Lo reté directamente, y adelanté un par de pasos hacia él por si el muy hijo de puta sentía ganas de estar en desacuerdo. Justo en esos momentos noté que todos miraban casi boquiabiertos hacia donde se encontraba la casa, y bastó con darme la vuelta para encontrarme con que la mierda aquella estaba casi por completo en llamas. Explosiones, gente gritando tratando de salir por donde fuera, por puertas o por ventanas, un puto caos en toda la extensión de la palabra que en el instante me borró toda la mierda de la cabeza. Angus, Hakan, Milena… todos ellos. Luego miré hacia el cielo y ahí estaba, la misma marca tenebrosa que hasta esa noche había escuchado solo en cuentos de guerra, la misma que solo significaba una sola cosa para todo el mundo. Mortífagos.

-¿Pero qué cojon… Brack!, por favor quédate con ellas-

Me acerqué como loco a Pearlie y tomé su rostro entre sus manos para besar sus labios y soltarle un “ahora vengo cariño, quédate con Adair”, para luego salir disparado hacia la casa de donde la gente seguía tratando de salir a como diera lugar. Corrí hasta llegar y por un momento pensé en usar mi hechizo de distancia para internarme a la casa, pero había demasiada gente, demasiado humo y no había espacio visible donde aterrizar. Me quité el saco y me lo eché encima para cubrir mi cabeza, entonces me adentré al edificio que poco a poco era consumido por las llamas. Grité el nombre de Angus, de Hakan, y finalmente a la primera que encontré fue a Milena a quien de inmediato le puse encima el mismo saco para luego tomarla del brazo, luego encontré a Aquila y también la sujeté. Por fin pude ver a Angus a la distancia, no demasiado lejos…

-Aquila, ven conmigo. ANGUS!...-

Era un grito con el que le decía que me llevaba a su chica, que ella estaría bien y que por todos los dioses sobreviviera. Podía parecerme una completa hija de puta, pero era la mujer de mi mejor amigo y joder… que eso me bastaba.

Bird alargó la mano hacia Sky cuando las luces de apagaron y todo el ambiente se terminó. Sintió su muñeca y la apretó firme para luego ver como un tipo comenzaba a lanzar incendios a todos lados. Su primer impulso fue el de ir hacia él y atacarlo pero la penumbra y el desconcierto de todos se lo impedían.

Seguía tomando muy fuerte a Sky de la muñeca. Pero había algo que lo preocupaba mucho más, y eso era Lady. La había visto regresar sola y ponerse a bailar, besando a algunas personas y parecer muy drogada. Bird no sospechaba que su hermana había estado consumiendo más cosas de las que podía manejar.

-Sal de aquí, cuanto antes. Tengo que buscar a mi hermana.-Soltó a Sky y se lo dijo a gritos. La gente estaba enloqueciendo, el fuego se estaba esparciendo y había poca organización en todo eso, el pánico les indicaba que no debían huir, nada más. Comenzó a sentir demasiada desesperación, hasta perdió control sobre su metamorfomagia mientras se hacía paso a empujones contra la gente conjurando un lumos máxima porque la luz del fuego no le servía de nada, solo lo atolondraba más.

Gritaba el nombre de su hermana como poseído, a voz de cuello, sintiendo que lagrimeaba y que el humo le llenaba mucho la garganta, entre más gritaba,eso empeoraba más, pero no podía dejar de gritar su nombre. La encontró en el suelo, medio pisoteada, convulsionando. Ese par de imbéciles hijos de puta seguro le habían dado algo más y ella de estúpida lo había aceptado. Tenía una idiota por hermana, su preocupación no le dejaba pensar otra cosa.

-¡LADY!, ¡LADY!.-Gritó mientras llegaba hacia ella, sabía lo que tenía que hacer pero no había espacio para hacerlo, menos por la gente abriéndose paso en corredera, sin importarles un carajo nada. La cargó en sus brazos, no era la primera vez que lo hacía.

-A UN LADO, HÁGANSE A UN LADO.-Por supuesto nadie le hacía caso, así que tuvo que salir a tropezones por una zona bastante escombrosa hasta el exterior, tosiendo, viendo borroso y perdiendo poco a poco el aire pero muy consciente de que tenía que ayudar a Lady.

Era natural reírse con alguien que cambiaba sus caras así, aunque hubiera visto a algunos metamorfomagos hacerlo, sobre todo después de haber hecho preguntas, aún cuando Bones ya me había dicho que era el chico que siempre traía una cara distinta en Hogwarts. Al fin asentí, me acordaba de él, había estado en Gryffindor y era de esos chicos que parecían tener facilidad de palabra, ser amigos de todos y conocer la actualidad de la vida escolar de principio a fin. Me daba la impresión de que seguía siendo igual.

-Sí, creo que sí, ahora te recuerdo, eras popular y todo

Sonreí ampliamente pensando que estaba emocionadísima de estar ahí, como a punto de lanzarme en picada en escoba hacia el lago o una cosa parecida. Estaba locamente emocionada, con energías, como nunca. La música me hacía moverme más y aplaudía al aire y grité cuando Bonnie usaba esos aparatos misteriosos donde el chiste era algo más complicado que solo poner y cambiar canciones, o eso pensé por que Josh explicaba muchas cosas y no le decía sólo que levantara una palanquita o algo así. Y me sentía extrovertida, como para hacerle muchas bromas a Bird, y hasta para tocarle el cabello.

-Sí, Ravenclaw, y no se bailar pero me gusta... ¡Oye, nuestros nombres! Tú eres Bird y yo soy Sky, eres el bird de mi sky

Yo qué iba a saber que era el speed lo que me hacía decir esas tonterías sin un ápice de inseguridad y sentir que esa iba a ser la noche de mi vida. Pero no. Todo lo bueno que pudo traer el trago que le robé a la hermana de Bird se transformó en pánico apenas la luz se cortó con una explosión y el fuego se desataba sin control, además de que Bonnie se había quedado en la tarima, justo donde el ruido había sido más fuerte. Le contesté a Bird que iba a necesitar ayuda pero no alcanzó a oírme, quise ir tras él como por obligación moral, recibiendo varios empujones en el paso. No hubo manera de poder hacer nada, así que me concentré en mirar hacia donde estaba Bonnie, llamándola varias veces aunque aún respondiéndome no la hubiera escuchado.

Al final, aterrada y con el corazón desbocado, salí por una especie de ventanal largo sin cristales, escuchando que el edificio crujía como si amenazara colapso. Encontré a Bird cerca, había encontrado a su hermana pero no se veía nada bien y eso también me hizo sentir aún más miedo, y no veía por ningún lado a Bonnie.

-¿Un ennervate podría ayudar?... tenemos que ponerla de costado, y levantarle.. esta pierna... y esta mano aquí, bajo su cabeza...

Era la posición adecuada para respirar y para recuperarse, lo había aprendido hacía tiempo, pero estaba tan alterada que ni pensaba en esas cosas. Yo misma sentía que me iba a infartar pero logré encontrar un rastro de calma en mi como para hacer lo que tenía qué hacer, aunque tenía los ojos llenos de lágrimas por el humo y también por el miedo, nunca había sido tan valiente.

Podía considerarse una suerte que Pearlie no estuviera pudiendo mentir, titubeara o se notara en exceso que el grito de Joe la puso mal (demasiado mal para un solo grito conociendo el carácter del “delincuente” como lo llamaba Shadow a veces) pues de otro modo Sofie, como con Malik hubiera reaccionado horrible, afianzando su sentimiento de ofendida descreída total de que su amiga fuera tan descarada, salteándose a Joe y efectivizando las ganas que traía de revolcarse en el césped con ella para arrancarle uno a uno los pelos de arpía traidora en la que se había convertido.

Pero a pesar de sentir el miedo de su amiga desde las manos juntas hasta lo pensamientos espiados, el cabreo no se iba tan fácil y peor aun si se encontraba con que Joe la ponía tan de malas. O sea?!?!? En qué mundo había vivido Sofie todas estas semanas que no se estaba enterando de nada!?!?!? – A ver… te esperas – espetó a Joe, no dando un paso al frente pero poniendo el brazo de su varita en medio virtualmente, mientras su voz de niña pisaba la de Joe que pretendía “ven acá”. “Acá!” Sobre el cadáver de Sofie… Una cosa era que Pearlie gustara de Joe, y ella la primera en incentivarla, pero ahora no estaba nada claro como para andar soportando esos modos como si fueran los más normales del mundo.

No iba a moverse un ápice hasta que se sobresaltó con la llegada de Adair, que le convidaba un cigarrillo… Pero se habían vuelto todos locos!? Abrió los ojos como plato, que ni modo que fuera a leerle la mente a todo mundo todo el tiempo, ella también necesitaba un trozo de su cerebro para pensar lo propio y no contaba, menos aun en ese momento preciso con nervios de acero para tomarse nada a bien, ni con calma ni naturalidad, menos, que menos, que re contra que menosss las palabras de Malik a quien contestó indignadísima fundiéndose con Joe, pues ni modo que hubiera turnos para hablar. – Pero, porque no te callas?! – Si que era una frase que el rey de España había hecho famosa, pero Sofie ya había encontrado su equivalencia en inglés.

Y como fuera, cuando estaba a punto de empezar a lanzar una cantidad de improperios que ni en la vida misma se le habían ocurrido, que seguro no tenían ni la décima cuota de elocuencia comparadas con las de Joe, y aunque Adair se esmeraba por atraparla por la cintura y bien que hacía el chico, toda luz y vida que pudiera venir de la casa desapareció de un solo PUFF y las llamas hicieron lo propio apareciendo aquí, allí y más allá, antes de que se pudiera terminar de reaccionar.

Ahora si dio todos los pasos para atrás que se podía permitir hasta chocar espalda con Adair y aferró la mano de Pearlie con las mismas ansias que su amiga lo había hecho antes, se le tensó hasta el último músculo de su cuerpo – Adair! – Miedo, eso si era miedo… Primero el impacto obvio, pero al instante terror! La cantidad de gente que había ahí dentro. Soltó a Pearl, solo por girar a ver a su novio y no importaba lo que dijera Joe, ella ya sabía lo que seguía… - Otoño!... – como estúpida se puso a buscar en los bolsillos su celular, mientras daba más pasos hacia atrás se le caía la varita y se agachaba a recogerla – PUTA SEÑAL!!!! – ese aparato del demonio que no servía para nada!!! Al pedo insistía en seguir cargándolo en los bolsillos! De seguro habían encantado la casa para que los muggles no notaran nada, y eso interfería con el tonto aparato. Debía conseguir uno mejor… a todo esto…

- Hay bomberos mágicos?... Pear!!... Que se hace?!?! Que se hace en estos casos?!!?... - Pearlie era la bruja no ella. Y no, no se la había ocurrido entrar, aunque por un momento empezó a sentir muy feo que Adair ya no estuviera a su lado, ni Joe, que ellas quedaran como las damitas inútiles que debían esperar a que sus gladiadores solucionaran todo problema. – un aguamenti gigante!? Eso existe?!?!... – Ahí fue cuando alzando el rostro vio la marca, e indicó a Pear que hiciera lo mismo. Se había equivocado, lo anterior no había sido terror, lo que ahora le recorría el cuerpo si!.

- No se no se… Esas ventanas Pearl!!! Aqua Volatem!!!!! – Intentó conjurar una masa de agua lo más grande que había sabido hacer alguna vez y aventarla contra la fachada por la que los chicos se adentraron… Quizá podrían allanar un poco el camino para que salieran los que estaban dentro. Y poco a poco apagar el fuego?! Pero que estupideces Sofie!!!

Mientras Shadow se acercaba a él, el islandés hacía todo para controlarse. Seguía muy enojado pero no le iba a dar nadie el gusto de arruinarle la noche, ni a ese imbécil de Crawford, ni a la idiota de Lady, ni al mal momento para consumir cocaína. Avanzó la distancia que lo separaba de Shadow pero no pudo llegar a ella porque las luces se apagaron con la música.

Primero hubo un denso silencio, pero la presencia de las llamas desataron los primeros gritos, sintió a varias personas pasar enloquecidas empujándolo. El islandés volvió la vista hacia donde había visto a Shadow primero y no la vio rápidamente. Desesperado por ubicarla pero también por hacer todo a la vez como escapar, buscar a Lady olvidando su enojo y encontrar a Shadow le parecía que todo pasaba demasiado rápido y que él se había convertido en un inútil.

Los gritos de la rubia le llegaron segundos después. Se abrió paso entre la gente ara alcanzar tomarla de la mano y buscar una salida. Tenía ya una tos ininterrumpida por el humo y no veía nada así que con la otra mano se tallaba los ojos con insistencia. Era lo peor que le había pasado en la vida y ni hablar de que todavía no había visto la marca tenebrosa en el cielo, porque por más islandés que fuera, toda Europa conocía esas historias.

Las ventajas eran que no había puertas, ni ventanas y que hasta había paredes lo suficientemente destruidas como para ser otra potencial salida. Se aseguró de que Shadow fuera por delante porque no quería que nadie se la arrebatara de un empujón y la hizo salir por un boquete en la pared, empujándola un poco sin intenciones de manosearla y luego saliendo él tras ella.

-¿Estás bien?-Le preguntó con un hilo de voz, lleno de hollín, respirando el aire contaminado por el humo que ya se alzaba unos metros. Le estaba costando mantenerse de pie. -¿Esa es Lady?-A unos metros de ellos estaban Lady, Bird y Sky, con Lady inconsciente. Era la noche más jodida de su vida.

Esa fiesta era fumar la pipa de la paz con Finnerty, no se cansaba de decirlo, pero tampoco es que hiciera un gran sacrificio a pesar de no decir que escuchar música machacona muy fuerte en una casa abandonada fuera su idea de diversión. Se tomo el whisky, lo que quedaba de su cerveza de cortesía y se recargó en la barra mirando el bosque de manos levantadas de todos los que bailaban, con el ceño medio fruncido por que, como siempre, se dedicaba a observar. Se volvió a Angus para preguntarle algo sobre cómo habían logrado que la música funcionara si aparentemente no había indicios de electricidad muggle.

-¿Y dónde coño está Malik, fue en busca del mejor baño de Inglaterra o qu...?

Se agachó instintivamente con la fuerte explosión que dejó todo a oscuras, y como el auror que era, su impulso no fue proteger a uno sino intentar acabar con la raíz principal del problema. La tempratura se había incrementado drásticamente y las llamas se hicieron presentes pronto. Para coo había visto la estructura de la casa, un incendio la derribaría en cosa de nada y terminarían todos muertos bajo ladrillos, lozas y trozos de madera. En definitiva esa explosión y el fuego, que no salía de ella, no habían sido cosa de un accidente. Eso no tenía la lógica de un accidente, Angus le había contado de las cosas que había hecho para asegurar el lugar, no podía haber dejado combustible a la ligera y alguien con un cigarrillo estropeado todo.

No. El fuego no había nacido de la explosión, eso era un plan. Un plan extraño, pero un plan finalmente. Hacía bien en sospechar, como siempre, y parecía tener maldita boca de profeta diciendo que en las fiestas de adolescentes nunca ocurría nada más que un drama recurrente. Esa era una situación rematadamente peligrosa, y por supuesto, para controlar el fuego había métodos más eficaces que un aguamenti, aunque no eran hechizos en el bolsillo de todo el mundo, él mismo lo había aprendido apenas unos cuantos meses atrás. Conjuró un Encantamiento atmosférico para hacer llover al menos en el recinto principal, donde estaba la barra, la música y concentrados la mayoría de los presentes.

-¡FINNERTY, CONJURA UN PATRONUS, A FELIX CLEVERLEY! ¡AHORA!

Miró a su alrededor sin poder identificar aún a nadie sospechoso, sólo gente corriendo e intentando salvar la vida de la peor manera posible, o sea, caóticamente, entregándose al pánico. Se les habían olvidado todos los simulacros de tragedia en Hogwarts, seguramente. Le daban ganas de hacer un millón de cosas, como lanzar hechizos anti-desaparición, requisar todas las varitas y usar prior incantatem. Él seguía deduciendo que era un plan pero quien estaba afuera podía ya confirmarlo pues se había conjurado, además, una Marca Tenebrosa que él no había visto al estar dentro.

-PERMANEZCAN EN LOS TERRENOS, QUIEN SE LARGUE SERÁ INTERROGADO POR SEGURIDAD MÁGICA

Y quien no se largara, también. Esperaba gritar lo suficientemente fuerte, o que la voz se corriera, aunque sabía que alguno en pánico simplemente se largaría de ahí antes de que algo peor pasara; buscaría cumplir su palabra, preguntarle a todo dios quién había estado ahí y no cansarse hasta dar con un sospechoso de aquel desmane. Llegarían al fondo de eso.

No estaba siendo una de esas fiestas memorables que sabes que no vas a olvidar jamás, pero se lo estaba pasando bien. Charlaba con Robin y con quienes podían acercarse a hablar, bebía cerveza y hasta le estaba gustando la música, a pesar de no ser en absoluto su estilo. Seguramente habría ido a buscar otra cerveza de no ser porque precisamente en ese momento todo pareció perder sentido. Oscuridad, explosión, gente que gritaba a su alrededor, fuego y el pánico de todo el mundo fueron cosas que fueron sucediéndose una tras otra con tanta rapidez que Autumn no supo exactamente como debía reaccionar hasta que notó el calor de las llamas demasiado cerca.

Intentó dar un par de pasos en cualquier dirección, pero la gente que corría histérica a su alrededor le daba golpes en todas direcciones haciéndole muy dificil que avanzara. El humo empezaba a nublarlo todo de tal modo que aunque intentó ver hacía donde sería inteligente correr, no lo veía tan claro. Miró a Robin que seguía a su lado, pero cuando abrió la boca para decirle que tenían que salir de ahí, tragó demasiado humo, por lo que en vez de hablar, tosió.

Pero entonces, cuando volvió a levantar la cabeza se encontró casi frente a frente con su hermano. Evidentemente en otras condiciones le habría dicho que no hacía falta que estuviera ahí, que como buena futura auror tenía clarísimo como salir de esa situación, pero el caso es que llevaba demasiado poco en la carrera (y encima tenía una triste media de aceptable) como para ponerse estúpida a fingir que lo tenía todo bajo control. Escondió la cara contra su pecho cuando Adair la abrazó, intentando respirar algo que no estuviera lleno de humo, pero asintió con la cabeza ante su pregunta de si estaba bien.

Estoy bien, no te preocupes. Salgamos de aquí. – le dijo con voz ronca por culpa del humo.

Se dejó guiar por su hermano, quedándose tranquila cuando vio que también llevaba a Robin con ellos, pues no estaba dispuesta a dejarla ahí para que tuviera que salir sola. Por un momento se preguntó como pensaba sacarlas de ahí Adair, si todo el mundo parecía querer salir por el mismo sitio, pero la duda quedó rápidamente resuelta cuando vislumbró a medias como su hermano rompía lo que quedaba de una maltrecha ventana y casi corrió para poder salir a través de ella.

Una vez fuera se tomó un momento para inspirar profundamente varias veces el aire limpio del exterior. Estaba ligeramente mareada pero seguía teniendo la mente lo suficientemente clara como para darse cuenta de lo extraño que había sido todo.

¿Que ha pasado? ¿Un cortocircuito o...? – fue entonces cuando levantó la mirada y vio la Marca, flotando casi como un chiste macabro encima de la casa. Claro que no había sido un accidente. - Tenemos que avisar a los aurores. - fue todo lo que se le ocurrió decir, agarrando el brazo de su hermano quizás con demasiada fuerza.

Ella, en lo que su opinión muy personal se refería, lo estaba pasando de maravilla esa noche sin importar que se hubiera quedado bailando sola un rato o que Karim hubiera desaparecido hacía rato ya. No estaba pendiente del tiempo esperando a ver cuando regresaba ni se inquietaba con la idea de ir a buscarlo, porque daba por hecho que se habría entretenido saludando a alguien por ahí. No iba a ser una de esas novias absorbentes que vivían haciendo cuentas al reloj ni iba a llegar al punto de ir tras él a sostenerle la mano mientras iba a orinar al descampado nada más por desconfianza. Claro, que de saber lo que ocurría fuera del edificio, habría perdido la cabeza al saberse traicionada por dos personas a las que quería tanto.

Nada de eso la cruzaba por los pensamientos. Ella se reía de buena gana bromeando con Angus y enseñándole a Aquila a brinda en ruso en todas las de la ley, sin prestar mucha atención a donde marchaban Joe y Hákan (y a hacer qué) o como todo el mundo empezaba a dispersarse. Todo estaba por cambiar demasiado rápido, porque no había siquiera terminado de reaccionar al estallido que habían escuchado cuando la llamas comenzaron a extenderse, sin tener muy en claro de donde provenían por causa de la oscuridad que cedía tan solo por la manera furiosa en que el fuego se movía. Tanto así que no alcanzó a ver de dónde se originaba todo, que cuando las botellas de licor estallaron tan cerca de donde estaban ellos en la barra, apenas y alcanzó a agacharse y cubrirse el rostro con los brazos, aunque varios fragmentos de vidrio le hubieran quedado incrustado en los mismos.

- Aquila, ¡Aquila, estás bien! –

Tenía miedo, muchísimo, no importaba que no supiera aún sobre la Marca visible desde el exterior. Todo estaba hecho un caos de flamas y gritos y gente buscando con desesperación la manera de salir de ahí antes de que el fuego se extendiera aún más. Lo único que podía sacar en claro de todo eso, sin detenerse a pensar en responsables ni causas, era que necesitaban salir de ahí en cuanto antes. No dejaba de pensar en Karim, en Pearlie, en Sofie y Adair y en todos los demás, porque entre las flamas y el humo que se volvía más denso a cada minuto que pasaba se volvía casi imposible dar con ellos. Tosió con pesadez y volvió a agacharse, tratando de resguardarse del humo, cuando escuchó la voz de Joseph que pronto la encontró y la tomó por el brazo y la cubrió con su saco. Se aguantó el quejido, porque con la urgencia por escapar el dolor de su brazo era lo de menos, y en cuanto Aquila se unió a ellos apretó su mano con fuerza.

- Joe, Joe, dónde está Pearlie, y Karim, ¿lo has visto? –

Le preguntó agitada, esperando por toda la magia que le dijera que sí, que estaban bien y a salvo todos. Sacó la varita del bolsillo especial en su falda donde la tenía guardada – muy bruja queriendo vestirse como muggle, pero todas sus prendas tenían un bolsillo especial para ella – y conjuró un Cave Inicum sobre los tres, que la estructura antigua y maltratada no era de confiarse en lo absoluto.

Estaba en su elemento siendo la anfitriona, aunque no fuera precisamente una fiesta como para ser una anfitriona de las tradicionales. Servía cervezas, cobraba y lo dejaba todo en la caja metálica donde habían puesto las ganancias al principio de la noche. Ocasionalmente decía alguna cosa a quien le sacaba plática, en favor del negocio, claro, y se volvía a Angus con sus cariños de siempre, los que no tenía reparo en demostrar frente a sus amigos o aquien fuera, ellos ya lo sabían.

Miró alrededor a punto de preguntarle a Milena si su novio tenía problemas estomacales o qué diablos, después de la pregunta de Bleeker, pero igual que todo el mundo, la noche cambiaba radicalmente en cosa de segundos. Escuchó la misma explosión y lo primero que hizo fue tomar fuertemente la mano de Angus, también agachándose tras la improvisada barra donde habían volado algunos cristales de las botellas que tenían en el piso. Lo que más le preocupó fue que el edificio estuviera en peligro de colapso, antes que ponerse a pensar qué demonios había podido salir mal, si habían pensado en todo.

No había soltado a Angus aunque tuvo qué hacerlo en el momento en que sentía la necesidad de no estar más dentro de esa especie de barra que habían adaptado y en momentos como ese solo sería una barrera. En ese momento llegaba Crawford con Milena y con, ella intentando evacuar. Ella no iría a ningún lado sin Angus.

-No ¡Que no, no me puedo ir así y ya!

Si hubiera sido otro, tal vez no hubiera sido tan necia. Pero ni siquiera en una situación desesperada se olvidaba de lo mucho que detestaba a Crawford aunque eso era el factor de menos importancia para no salir de ahí y ponerse a salvo. No se iba a mover sin antes saber que Angus también lo haría, o se quedaría a ayudar en lo que diablos fuera a hacer, y nadie iba a hacerla cambiar de opinión. Escuchó a Cleverley pensando que ella podría adelantarse a conjurar un patronus pero decidió no hacerlo y acercarse de nuevo a Angus, intentando protegerse con un hechizo y deseando tener un hechizo que pudiera revelar a quien había llegado ahí en los últimos quince minutos. Tampoco creía que eso fuera cosa de un accidente, y lo sentía mucho, pero ella se sentía responsable de haber convocado a toda esa gente ahí, así que no sería la primera en salir y ponerse a salvo.

-¡Angus, la explosión fue allá, donde la música! ¡Tengo que ir allá!

O sea, que Josh necesitaba ayuda, y la gente que hubiera estado con él. Corrió algunos pasos hacia allá donde todo estaba derruído y con la acción de un carpe retractum quitó los escombros más pesados que estaban sobre lo que antes fuera el lugar donde estaba el DJ, ahora hecho un montón de vigas y lozas. En su interior repetía estén bien, por favor, estén bien, estén bien sin ver todavía dónde diablos habían quedado sepultados luego de la explosión.

Angus estaba bastante contento, se le notaba. Podía estar sintiéndose raro de que Malik no apareciera y que todo mundo lo hiciera notar, pero lo que menos creía era que lo hubieran secuestrado mortífagos o que fuera a suceder algún siniestro. Para el licántropo la noche estaba yendo bien. Zap estaba resultando más bueno de lo que recordaba, había mucha gente y estaban ganando bastante dinero. No se podía imaginar que de un momento a otro lo masivo se fuera a convertir en la peor pesadilla de todas.

Cuando se fue la luz se extrañó y su primera reacción fue alargar la mano hacia Aquila para sentir que al menos estaba cerca y la afianzó fuerte cuando llegó ese incendio hacia ellos. Se agachó también y la intentó cubrir con su cuerpo lo más que pudo. Para cuando se incorporó, la prioridad era salir con ella de detrás de la barra.

Agradeció que Joe llegara, que intentara sacar de ahí a Milena y también a su mujer, y alcanzó a asentirle a su amigo de que estaba bien que sacara a Aquila, agradeciéndole con una mirada rápida porque no le daba tiempo de más. La estructura iba a caerse en cualquier momento y no quería que ella estuviera ahí. De hecho hubiera deseado que nadie estuviera ahí y como ella, también se sentía responsable. Y por eso entendió quizá que no se fuera con Joe sin detenerse a pensar que tuviera algo que ver con si él le agradaba o no le agradaba.

Angus no tenía nada de idea de lo que pasaba en su círculo y eso era algo que no había pasado nunca, porque siempre estaba al tanto, cuidando todo y manejándolo todo. Era el mayor y siempre se había sentido responsable hasta de Per cuando eran más niños. Ahora ya no tenía todo en las manos. El ataque contra la barra no fue el único, así que pronto hubo más caos. Los gritos de Bleeker los escuchaba como en un eco. Estaba desesperado y para un patronus tendría que relajarse, era imposible pensar en algo feliz con la gente desesperada, corriendo unos, otros posiblemente ya muertos por los escombros y el fuego. Solo pensaba cosas que no le iban a servir para avisar a ningún auror.

-Mantente a salvo.-Le pidió a Aquila aprobando con orgullo que hiciera algo por la gente, lo que fuera. No la perdería de vista pasara lo que pasara. Y eso lo ayudó a pensar en su recuerdo feliz, en ellos en el departamento viendo películas, con los perretes dormitando en el sillón y cajas vacías de comida china, ¿o era tailandesa?. Tenía que pensar en eso y seguir adelante con eso, como hasta ese momento, aunque pareciera no parar de atraer la mala suerte.-Expecto Patronum

Todo se movía demasiado rápido. La explosión, el apagón, los gritos y el fuego, cuando hacía cosa de unos instantes atrás había estado hablando con Autumn de cualquier tema y riéndose sin mayor preocupación. Sintió que dejaba de escuchar todo lo que había a su alrededor, como si se hubiese quedado sorda por un segundo, quizá por la impresión o la explosión, pero lo más seguro es que todo se debía al miedo que sentía en ese preciso momento. No era una persona particularmente temerosa, pero cuando el edificio bajo cuyo techo se encontraban comenzaba a arder en llamas, no se le ocurría una reacción más natural que esa, la de temer.

La explosión a la tarima del DJ le había tocado cerca. Algo le había caído en la cabeza y por eso portaba una herida abierta en la frente, pero seguramente por la adrenalina en su cuerpo ni siquiera estaba consciente de ello aún.

- Josh, ¡JOSH! –

Fue lo primero en que pensó al ver la tarima destruida y colapsada, todos aquellos escombros iluminados tan solo por el fuego que amenazaba con cobrar más fuerza y muy pronto, que la madera seca y vieja de los pizos y los muros se encargaría de extenderlo cuanto antes. Sintió que temblaba, que le costaba mantenerse en pie no tan solo por el golpe si no por el humo que tragaba, y trató de cubrirse con un brazo mientras buscaba a ciegas a Autumn, que por fortuna no estaba muy lejos de ellos.

Iba a lanzarse a ayudar a los demás de la misma manera en que había visto a Aquila hacer antes de que Adair apareciera y la sujetara para sacarla de ahí junto con Autumn. Y por un segundo dudó mucho sobre qué hacer, el cómo y los por qués. Que era ruin salir de ahí empujando a quien se interpusiera en su camino cuando adentro todavía quedaban tantísimas personas, pero el rostro de su niño le llegó a la mente y al acto le cerró la garganta, ahora hacía todo lo posible por no ponerse a llorar.

Porque claro que pensaba en su hijo, que lo había dejado en casa con la seguridad de que sus padres lo cuidaban, todo mientras ella iba a emborracharse a una fiesta. Y más que culpa, lo que sintió fue un pánico tremendo a arriesgarse demasiado y que por ello no lograra salir entera de ese lugar. Que una parte de sí misma le urgía a ayudar a Aquila y a todos los demás, que no estaba bien dejarlos a su suerte y que si todos ayudaban podían sacarlos, mientras la otra le insistía ya con desesperación que se marchara, que huyera y regresara a casa a abrazar a su hijo con todas sus fuerzas.

Elegir costaba y demasiado. Escapar ella, que salvo el golpe y la desorientación seguía en una pieza, o ayudar a alguien más que bien pudo quedar herido de gravedad. Pero pensaba entonces en Roman, en que tenía que estar ahí para él y que por lo mismo necesitaba escapar ya. El sabor que eso dejaba era espantoso, y aunque miró hacia atrás, no movió los labios ni un centímetro para así poder interrogar a Adair sobre a quienes había visto ya ponerse a salvo. Y el marcharse sin siquiera intentar protestar o hacer algo por alguien más le iba a carcomer en culpa, pero no podía quedarse. Por su niño no podía regresar y saltar entre las llamas por procurar la ayuda de alguien más. Era horrible, horrible, pero lo único en que podía pensar era en su bebé y.... Joe, ¡Joe! Lo había visto a lo lejos, con su nueva novia andando por ahí y pensar en eso le provocó un escalofrío espantoso, porque no lo veía por ninguna parte. No lo amaba ya, ni siquiera estaban en buenos términos, pero seguía siendo el padre de su hijo y eso era algo que iba a tenerlo siempre presente. Quiso preguntarle a Adair si acaso lo había logrado encontrar, y se repetía una y otra vez que tenía que estar bien, porque el hijo de puta era el más resistente que había conocido en toda su vida y nada iba a pasarle, aunque esa certeza se esfumó en cuanto pudo contemplar la Marca Tenebrosa.

Nunca la había visto, pero no podía pensar en algo más intimidante que ello. Se llevó las manos a la boca, tosiendo todavía de manera dolorosa y con los ojos empañados en lágrimas cuando sacó la varita del bolsillo de su pantalón y se acercó hacia la ventana por la que Adair las había sacado.

- ¡Aquaeructo! ¡Por aquí! ¡Hay una salida por aquí! – Tenían que salir, tenían que salir todos, por favor…

SITUACIÓN ACTUAL:

Sofie y Pearlie (afuera) logran conjurar sus hechizos con mucho esfuerzo y apagar el fuego de la zona afectada a la que apuntaron, abriendo más posibilidades para la gente del interior.

El encantamiento atmosférico del auror Cleverley (adentro) provoca que la lluvia comience a apagar el fuego en el recinto principal poco a poco.

Consecuencia de lo inestable de la construcción, Aldrich cae de donde está anclado sufriendo un fuerte golpe contra el suelo y el peligro de ser aplastado por los asistentes enloquecidos de pánico de esa zona.

Adair, Autumn y Robin están afuera, a salvo. Robin y Autumn tienen quemaduras leves en los brazos y la espalda, varias contusiones por los golpes de los escombros por su cercanía con la tarima del DJ. Robin logra conjurar un potente aquaeructo para destapar otra salida.

Shadow y Hákan están afuera, a poca distancia de Lady, Bird y Sky, Shadow ha sufrido severos golpes y quemaduras a consecuencia de su cercanía con la tarima del DJ.

Milena tiene leves quemaduras en el brazo izquierdo, así como la cristalería incrustada. Logra salir con Joseph.

Bird y Sky tienen contusiones en el cuerpo, Sky logra controlar la convulsión de Lady que está sufriendo sobredosis. Si no se le remite de inmediato a San Mungo, no podrá ser debidamente atendida, tiene 6 pvs restantes.

Angus logra conjurar el patronus hacia Felix Cleverley (sigue adentro)

Bonnie y Josh sufrieron el golpe mayor del impacto. La tarima colapsó, así como el débil techo encima de ellos. Aquila logra quitar unos escombros liberándolos, Bonnie está consciente pero tiene una pierna rota y una contusión de apariencia aparatosa en la cabeza. Josh está totalmente inconsciente y en peligro de muerte (le quedan 5 pvs) por los severos golpes y la asfixia provocada por el humo.

La gente sigue huyendo en desbandada, llueve en el recinto principal, la Marca sigue flotando en el cielo y el resto del edificio no tardará mucho en colapsar.


REPASO DE LA GENTE AFUERA DEL EDIFICIO:
Autumn Brackminster, Adair Brackminster, Sky Berrycloth, Bird Stoner, Lady Stoner, Hákan Kristjánsson, Shadow Burroughs, Robin Hartmann, Pearlie F. Burroughs, Sofie Luttrell, Karim Malik, Noel Cerise, Milena Nikonova, Joseph Crawford.
REPASO DE LA GENTE DENTRO DEL EDIFICIO:
Aldrich Burroughs, Angus Finnerty, Bleeker Cleverley, Aquila Lillyvick, Bonnie Goldhawk, Josh Zapata. Y aproximadamente otras 20 almas y tal vez un par de cadáveres sepultados en los escombros y el fuego.


A PARTIR DE ESTE TURNO no hay tiradas (tampoco turnos), pueden dar por hecho sus hechizos excepto si son para ataque o de una conjuración superior a 13 en la tirada.

Estaba nervioso, sentía que no era capaz de moverse siquiera hacia donde debía ir con Noel y se quedó mirando la situación de abajo. El remordimiento atravesaba sus venas y no lograba pensar bien, no lograba pensar en nada más que buscar a Shadow o a Pearlie, ni siquiera había llevado el guardapelo y ahora se arrepentía de eso. Miró hacia la tarima en donde había estado Josh, las llamas comenzaban a consumir todo y no pudo ni conjurar hacia allá. Quería bajar del lugar y hacer algo, se movió con intención de hacerlo pero no pasaron ni dos segundos cuando cayó.

No supo si fue Noel que adivinó sus intenciones o la frágil madera en la que estaba apoyado, quizá pisó demasiado fuerte en medio de la desesperación. Cualquier ahubiese sido el motivo bajó varios metros desde el cielo, sintiendo terror de caer entre la multitud, no por el golpe ya que en ese momento no fue lo primero que se le vino a la cabeza, a lo que le temía era a que supiesen que era él. Eran sus amigos, no los más cercanos pero sí importantes en algún momento de su vida. No solamente sus amigos, su familia.

Cayó sobre algunas personas pero al confusión hizo que ellas simplemente se alejasen corriendo apenas lograron ponerse en pie. Nadie lo notaba, se quitó la máscara rápidamente y la capa, las tiró lo más lejos que pudo y vio varios pies cruzando sobre esos dos objetos que traicionaban su autoría, intentó reptar pero apenas pudo hacerlo durante un metro o dos, se quedó tendido sintiendo las pisadas incesantes sobre su pecho, se volteó creyendo que sobre su espalda no sería tan malo, al menos hasta que alguien lo viese, pero no fue así.

La piel le quemaba por la cenizas que iban arrastrando algunos en las suelas de los zapatos, sudaba porque las llamaradas llenaban el lugar de un calor infernal, el humo no le llegaba aún a los pulmones porque su rostro estaba en el suelo pero su brazo izquierdo sangraba incesantemente porque se le había incrustado el vidrio de una botella rota. No atinó a sacarlo, lo que hizo en vez de eso fue sacar su varita y conjurar un aguamenti que sentía que el calor era demasiado para él, lo logró, uno débil pero lo suficientemente fuerte como para que un chorro de algo más de un metro de altura saliese y cayese sobre él y algunas personas más.

Quizá alguien lo vería así, ojalá fuese así. Reptó un poco más, hacia donde veía una ventana, más que la motivación de salir de esa situación buscaba alejarse de lo que lo condenaba. No pudo ir muy lejos, solamente algunos centímetros. Jaló la pierna de alguien esperando llamar su atención pero no supo si lo había logrado, quedó tendido bajo la multitud.

La gente había hecho estragos con ella, la habían golpeado mucho al pasar y hasta habían tirado bebidas encima de ella, una infortunado whisky de fuego sobre su pantimedia fue el causante de que el fuego de la tarima hiciese su mayor estrago sobre esa zona de su cuerpo. No solamente golpes quedaban para recordarle esa catástrofe, si no quemaduras que variaban en intensidad, siendo la de la pierna la peor pero habiendo alguna menor en su rostro que no veía pero que comenzaba a arderle, eso la hizo llevar una mano inmediatamente hasta su mejilla sin importar mucho el ardor más intenso que sentía en los antebrazos.

Volteó hacia la tarima pero no vio a Josh, esperó que hubiese salido, quería convencerse de ello, no volvió porque Hákan ya la había sacado del lugar y…simplemente quería creer que Josh estaba bien. Era una cobarde al no regresar, pero el hacerlo la volvería loca de preocupación. Él sabía cuidarse solo, lo sabía bien, pero aún afuera no dejaba de mirar hacia la tarima para buscarlo con la mirada pues no estaba afuera, tampoco Bonnie.

-No, no estoy bien.-le respondió en voz baja porque el dolor que sentía le impedía poder articular bien las palabras, de todos modos intentaba no hacer una escena tan grande de eso, de ser Aldrich el que estuviese allí o algún primo cercano ya le hubiese pedido que la lleve en brazos hasta San Mungo para que no la dejen morir. Lo miró y le pasó una mano por la mejilla, preocupada y por una vez sin que le importe quedar manchada de algo, en este caso hollín. Tomó su varita sin preguntar para conjurar algo.-Casco burbuja.-conjuró hacia él con esfuerzo para no titubear.-

Vio cómo miraba a Lady y no pudo evitar una ola de celos que recorría su torrente sanguíneo, no reconoció amor, deseo o alguna otra cosa aunque al no ser adivina era difícil hacerlo en esas circunstancias, pero lo veía preocupado y si prefería quedarse con la tembleque aquella que lo hiciese. No quería que lo hiciese pero tampoco iba a decirle que no lo quería porque era su amiga y tenía derecho a estar a su lado, hasta por un momento a ella le había dado pena verla así porque no era su culpa. Y era preocupación, ella misma estaba desesperada por ir a ver a Josh, no podía culpar a Hákan por querer hacer lo mismo con Lady.

Su hechizo había funcionado, ya no podía limpiarle el hollín pero eso lo ayudaría a respirar mejor, ella no tosía tanto pero estaba mareada, abría y cerraba los ojos varias veces sin poder evitar contorsionar su rostro cada tanto por el ardor intenso en la pierna que tenía una parte de la tela como fusionada con su piel pues se había quemado sobre ella. Debía ser la adrenalina la que no dejaba que estuviese ya gritando, eso y la preocupación. Mirando hacia adentro vio como una viga caía y reconoció por la ropa a Aquila cerca de un montón de escombros. Pensó en lo peor. Quería vomitar.

Tomó a Hákan por el brazo y acercó su rostro lo más que puso a su oreja, no era tan fácil por el casco burbuja pero no quería que la escuchen, habló rápido porque el tiempo apremiaba.-No es que me guste la idea de que te quedes con Lady, pero es tu amiga aunque me muera de celos. Y yo debo ir a ver si Josh está bien, sólo tengo qué. Veta a San Mungo y guárdame una cama, si puedes no tengas la tuya al lado de la de ella.-le refería a Lasy y se permitió una sonrisa a medias, entonces besó s frente burbuja.-Me llevo tu varita que tú tienes varias a tu disposición.-se refería a las de Bird, Sky y hasta a la de Lady si la tenía aún.-

Pero no era su destino, seguramente su propia naturaleza le impidió entrar porque valiente no era y ella lo sabía, seguramente hubiese estorbado más que ayudado. El mareo aumentó y tuvo que recostarse contra el muro más cercano, apenas a dos metros de Hákan, apoyada allí se deslizó hacia abajo porque parecía más seguro eso que intentar dar dos pasos. Lo miró con una sonrisa a medias nuevamente y suspiró, como resignándose mientras bajaba el rostro para apoyarlas sobre sus rodillas que estaban flexionadas, todo le daba vueltas. No dejaba de pensar que era más que medio inútil para esas cosas al menos.

Había logrado quitar algunos escombros de donde había sido la explosión pero no la tranquilizó encontrar a Josh y a Bonnie Goldhawk malheridos bajo el peso de las vigas y las lozas. Trató de mantener la calma al verlos heridos y al no ver reaccionar al ex-Gryffindor. Aquila siempre lloraba por cualquier cosa, y eso no fue para menos, ya tenía lágrimas en los ojos cuando siguió quitando con las manos lo que podía y se acercó a ambos. Bonnie estaba consciente.

Jamás antes se hubiera imaginado en una situación así, mucho menos siendo la víctima, mucho menos ayudando a Bonnie, que era una chica a la que jamás le había hablado en Hogwarts por ser de un apellido "tan ordinario" como decía su madre, pues no todo era la pureza de sangre. Todas esas estupideces se le habían ido de la cabeza en el acto, rogaba por que estuviera bien, por que Josh reaccionara. Se sentía tremendamente responsable por todo lo que había pasado ahí, e incluso culpable por haber pensado que esa había sido una idea genial y sería una buena manera de empezar a plantearse en serio el compromiso con Angus. Todo se había estropeado, no podía creer a qué nivel. Afuera escuchaba algunos gritos que decían algo sobre una Marca Tenebrosa... no lo podía creer.

-Voy a ayudarte, voy a ayudarte...

Le repitió a Bonnie mecánicamente sin apartar la vista de su pierna sangrante aunque en otra situación hubiera pensado que era una de esas chicas que desmayaría sólo con ver el color escarlata de la sangre. Se arrodilló entre las astillas y también miró desesperadamente a Josh que no reaccionaba. Se le ocurrió un ennervate pero no sabía lo que hacía, tenía muy pocas nociones de medimagia y sentía que podía empeorarlo todo. Bonnie había estado en Ravenclaw, ellos solían saberlo todo.

-¿Está inconsciente, verdad? Sólo está inconsciente ¿Qué hago? ¡ANGUS, VEN AQUÍ, NECESITO AYUDA, TIENEN QUE IR A SAN MUNGO!

No quería convertirse en una mujer histérica, sólo quería ayudar, pero sabía que si hacía cosas sin saber en esos casos podía empeorarlo todo así que no se arriesgó. Vio que el rinoceronte patronus de Angus había sido conjurado con éxito, deshaciéndose en brillos plateados después de enviar su mensaje a Cleverley senior, así que la ayuda no tardaría. Nada podría ir a peor. Estaba desesperada, con lágrimas en los ojos y sin saber exactamente qué hacer, sintiendo la necesidad de aprender un millón de cosas para saber cómo reaccionar en momentos como ese.

El casco hizo respirar a Hákan un poco mejor. Miró a Shadow con agradecimiento pero luego volvió a poner la mirada en el grupo que estaba ante ellos. Sky hacía lo posible por reanimar a Lady que se veía bastante mal sin que él supiera que se estaba convulsionando por una sobredosis ocasionada por él y su estúpida idea. Estaba desconcentrado, acelerado para mal y las manos le temblaban de una manera desconcertante, que lo asustaba. No había alzado la vista hacia el cielo de nuevo. Había visto que empezaba como a llover en alguna zona pero a nada le encontraba sentido. Debió haberse quedado solo con lo de siempre.

-Dime qué hago, dime si estás herida, vamos con Lady, se ve muy mal-La tomó ligeramente del brazo, notaba que estaba herida pero el islandés tenía por hecho que Shadow estaba de pie y respirando, mientras que Lady estaba tumbada en una posición extraña que Sky le hacía tomar. Hákan sentía que podía estar a punto de morir, y aunque no supiera lo de la sobredosis, algo de responsabilidad sentía.

-Vamos a…-No pudo seguir con su propuesta, Shadow lo acercó para decirle algo al oído y Hákan se quedó pasmado, sorprendido y doblemente shockeado por lo que estaba escuchando. ¿A quién mierda le importaba un carajo si le gustaba la idea, los celos y todas esas estupideces que no tenían sentido en una situación como esa? Más porque Lady era de verdad su amiga, de las mejores que había encontrado en Brigantia. –¿DE QUÉ MIERDA HABLAS?-Ni siquiera se lo dijo en inglés, no le salió. El grito estuvo amortiguado por el encantamiento pero Hákan estaba furioso, tanto que con su propia varita se lanzó un finite incantatem para quitarse el casco burbuja.

-Estás enferma, loca de mierda.-Se reincorporó para caminar-arrastrarse hacia donde estaba Lady. No habría querido perder de vista a Shadow y en el futuro se lo iba a reprochar, pero lo que había dicho era demasiado para soportarlo ya que lo había dicho en el momento más inoportuno, porque a nadie le importaban esas cosas en medio de una catástrofe. Llegó hasta donde Lady mirando al tipo con ella y también a Sky, se dirigió a la segunda porque la conocía.-¿Qué hago? Dime qué hago.- El corazón iba a toda velocidad, en adelante diría no a las drogas, también diría no a las novias y diría no a volver a poner en peligro la vida de las personas que quería.

Era idiota y todo eso, pero no orgullosa en un momento así. Pero es que eso había aprendido, uno no podía ir muy lejos de lo que le enseñaban y teniendo de madre a Barunka Jentsch aprendió a hacer eso, a buscar decir las cosas de forma no tan seria para resguardarse de sus propios fantasmas. Pero lo entendió, se levantó con decisión, con culpa y miedo –no de que le hiciese algo o de que no la quisiese, si no de que pensase que era como su madre porque no era así, aunque también temía que no la quisiese-se fue hasta su lado y se paró al lado de Bird y Sky.

Ni siquiera buscó la mirada del islandés, no se creía capaz de poder sostenerla y miró a Sky que era amiga suya de la escuela esta vez para hablarle a ella, luego le pediría disculpas infinitas a él ya sin importar cuál fuese la impresión que tenía de ella. ¿Por qué no estaba Gianna cerca? Ella era la voz de la razón en momentos como ese, le hubiese dicho qué decir o la hubiese callado. Tampoco sabía qué hacer y esperaría que se lo dijese Sky a él.

-Hay que llevarla a San Mungo. Yo no he bebido casi, apenas dos vasos. Creo que puedo hacer una aparición, pero mejor si somos dos los que lo hacemos porque no hay que desmembrarla y se está moviendo mucho.-miró a los tres esta vez, esperando una respuesta con seriedad y temor todavía. Hákan no podría hacerlo si se había metido algo, los otros dos parecían más aptos. Miró a Bird entonces.-Si es así que sea mejor contigo, que te ves fuerte, yo apenas la podría cargar. ¿Alguno se va a quedar? Si vamos todos lo mejor es un traslador, una piedra cualquiera servirá. Pero vamos ya.

Como estaba parada se movió algunos pasos y movió una la pierna que no tenía nada movió una de mediano tamaño, esperando todavía una respuesta. Miró esta vez al islandés con infinita culpa en su expresión, la cual seguía deformándose cada pocos segundos. -Lo siento mucho. Perdón.-se lo dijo moviendo los labios y apenas susurrando un poco, cruzó los brazos esperando la respuesta aún, mirando nuevamente a Bird. Debía ser rápido, nuevamente no sabía qué hacer. De todos modos no pudo evitar un pensamiento como los anteriores, pero lo dejó ir ante el sonido de una columna cercana que se iba para abajo muy cerca de ellos.-Vamos ya.

Bird estaba demasiado nervioso, porque Lady no reaccionaba. No se le pasaba por la cabeza las consecuencias de eso, solo estaba concentrado en el presente inmediato y en que Lady tenía que abrir los ojos y recuperarse. A él mismo le estaba costando respirar con normalidad y seguía tosiendo y lagrimeando pero Lady era su prioridad, desde chicos había sido su prioridad, en todos los terrenos, cada día.

El metamorfomago no mentía si decía que quería a su hermana más que a ninguna otra persona en el mundo, desde que había llegado a acompañarlo habían sido cómplices y amigos, aunque le llevara algunos años de diferencia. No tenía ningún tipo de amor posesivo, tampoco celoso, porque conocía de tipos que lo eran, solamente eran mejores amigos y habían estado juntos en cualquier circunstancia.

Ya sabía que lo que tenía no era por el incendio o por alguna contusión, tampoco había convulsionado por las luces porque habría muerto hacía mucho tiempo jugando videojuegos con él, o yendo a lugares parecidos a ese. Había cruzado algo, eso era una clara sobredosis. Pero como no estaba pensando en el futuro porque le daba mucho miedo, sino en el presente, no se preguntaba qué explicaciones le iba a dar a sus papás.

-Gracias.-Le dijo a Sky por ponerla en la posición correcta y probaría también con el ennervate, pero de todos modos tendría que hacer un portus y llevarla al hospital cuanto antes. No quería arriesgarse y no había escuchado la advertencia de Cleverley, aunque no le importaría tampoco, que lo interrogaran hasta el cansancio y que fuera lo que fuera, era su deber salvar a Lady.

El islandés se acercó y Bird lo miró con furia, sin poder controlar la cara que tenía puesta ni nada en lo absoluto, ni había entendido sus palabras en idioma satánico, lo lo quería lejos de su hermana.

-ALÉJATE DE ELLA, POR TU CULPA SE ESTÁ MURIENDO.-Le dijo al islandés más enojado que nunca en su vida. Pero no podía perder más el tiempo gritándole a un tipejo y por eso, aunque la llegada de Shadow hablando y hablando no le hizo más fáciles las cosas.-CÁLLENSE, ALÉJENSE DE AQUÍ, DENLE ESPACIO.-ni siquiera escuchó sus ofrecimientos pero estaba desesperado en verdad y tener la mente en orden para comprenderlo todo no era precisamente su fuerte del momento.,

Antes de intentar un traslador, conjuró un Ennervate, para que por lo menos Lady volviera a la consciencia, porque no podía transportar a nadie en ese estado. La gente seguía corriendo y gritando a su alrededor, hablando de marcas tenebrosas, pero a él no le importaba nada más que su hermana. Si algo se les iba a caer encima al menos que ese islandés estúpido sirviera para algo.

-ESTE es mi asunto, niñato de mierda. Deja de comportarte como si el mundo fuera tuyo, y no me amenaces

Y sí, lo acompañé de un empujón. No quería ni remontarme a la historia que tenía con Joe, por que era larga, y era de esas amistades de años que significaban lo que la familia significaba para mi, por eso no podía creer que cosas como lo de Pearl pudieran cambiar tanto mis actitudes para con él. Y todo estaba dicho, detestaba que me amenazaran, más si le sacaba algunos años a quien lo hacía, me sentía en el deber moral de reclamarlo y estaba seguro que nos hubiéramos partido la cara de no haber ocurrido el desastre siguiente.

Ya no tuve qué decir que me parecía ridícula la actitud de Brackminster y de Joe, dejando a las chicas "en un lugar seguro" por que las pobrecitas inútiles seguramente sólo necesitaban socorro y nada más. Ellas eran tan brujas como nosotros magos, lo cual significaba que podían hacer más de lo que creíamos, y eso era lo que me agradaba, a final de cuentas, de ser mago. El talento con la varita sobrepasaba cualquier don de nacimiento. No importaban esas reflexiones, claro, cuando un edificio estaba en llamas.

Igual que Bleek, pensé que todo aquello era un plan, un plan bastante mal articulado pero que estaba ya cobrando daños. Intenté desde afuera apagar algunos fuegos igual que hacían Sofie y Pearl, pero no pude apartarme de ellas, no quería arriesgarme a que aquella madera podrida no resistiera y terminara partiéndoles la cabeza o algo así. Era la primera vez en la vida que veía una marca tenebrosa, tal y como Tahira y tío Haider la habían descrito alguna vez. No supe si fue la desesperación o ese miedo extraño que me hizo temer perder las pocas cosas buenas que había en mi vida, pero me hicieron cometer una locura. No la besé, pero sí la tomé por la nuca y casi pegué mi cara a la suya. No me importó que Sofie nos viera, o nos oyera. Estaba hecho, de todos modos.

-Te amo.

Tenía qué decirlo antes de saltar unas llamas para ir adentro y ayudar a Angus. Imaginaba que iba a sentirse el culpable de cualquier cosa aunque no tuviera nada que ver, y necesitaba estar cerca de él. No vi a Milena por ningún lado pero eso era una buena señal, por que seguramente había logrado salir como muchos. Me quité un collar de madera que siempre traía puesto y conjuré un Portus para llevar a San Mungo a todos quienes fuera posible. Se lo lancé a Angus después de gritarle.

-Lobo, este es un traslador, llévatelos de aquí

¿Cómo narrar los momentos en los que se había ido? Bueno, no se podía. Pocas veces había perdido la conciencia en su vida, la primera, recordaba, había sido después de su primera fuerte caída en patineta cuando había visto su propio codo voltearse hacia donde no debía voltearse jamás. La visión de ese suceso antinatural aún cuando el dolor no llegaba a su cuerpo era suficiente para decirle que necesitaba estar inconsciente antes de sentir lo que se avecinaba. No podía decir que lo que le había ocurrido era exactamente lo mismo, aunque en ambos casos ella se lo había buscado.

La única sensación que le llegaba era la de tener la boca seca y pastosa, y un fuerte dolor en el pecho que parecía no terminarse. Todo lo demás era negro, oscuridad perpétua, nada. No supo de la explosión, de los incendios provocados ni de todo lo que otros estaban sufriendo. Su corazón se había colapsado por no pensar en lo que sería capaz de resistir y ser inconsciente, así de simple. No había mérito alguno, ni siquiera victimización, en su caso. Se lo había buscado.

Entre la sensación de dolor en el pecho y la resequedad de su garganta, volvió a respirar. Sintió que tenía un asco inmenso y alcanzó a escuchar voces aunque sentía la vista nublada y no podía distinguir a nadie, como si su lucidez no fuera suficiente como para reconocer a quienes hablaban y lo que decían. Estaba en un tramo de hierba húmeda y tersa cuyo olor le regresó las náuseas intensas y lo primero que hizo fue soltar un torrente desagradable de vómito líquido y de gusto horriblemente amargo. Ni siquiera se había dado cuenta que había llenado los pantalones de Hákan.

Después, como si no pudiera seguir en esa posición y por un instinto raro de saber quién era su hermano, se le acercó acurrucándose en él y balbuceando palabras ininteligibles, sintiendo demasiado frío alrededor, como si estuviera a punto de desfallecer de frío. Estaba pálida como un cirio y temblorosa, sin darse aún cuenta de lo que ocurría a su alrededor.

-Hermano... tengo frío fue lo único que atinó a decir aunque quizás ni siquiera le fuera a entender. Aunque reaccionaba, no podía decir que estuviera realmente consciente.

Ambas hicieron lo propio, lo mismo y en sintonía… Sofie no sabía que se debía hacer en esos caso y seguía sin saberlo, pero que el hechizo funcionase e incluso ver salir gente conocida y desconocida por aquella misma fachada le llenó el corazón de alegría y también algo de sentimiento de heroísmo. Sonrió a Pearlie por instinto, algo nerviosa también, y adelantó los pasos para acercarse al edificio y ayudar a la gente que se atoraba en la ventana

- PEAR!!! Milenaaa! – le gritó a su amiga no por lejanía sino para hacerse notar entre el griterío, para anunciarle que allí salía Joe con la rubia amiga de su amiga, por otro hueco… Pero por muy lindo que estuviera rescatar gente (¿?), a ella le preocupaba Adair! Le preocupaba porque temía que fuera el último el salir por ese afán que tenía de andar siempre haciéndose el macho que solventaba todos los problemas. Le preocupaba verdaderamente que el muy idiota se hubiera quedado dentro rescatando a cualquier hijo de vecino. Y no es que los vecinos valieran menos que los conocidos, pero, pero…

- Donde estás? – musitó a media voz, mientras ayudaba a una segunda chica a sortear el ante pecho de la ventana, teniendo que darle de puños a un trozo de vidrio que se le atoraba en la falda, ensangrentándose los nudillos apenas pero dando dos saltitos para atrás de puro instinto de escuchar un ruido extraño que podía ser derrumbe, hechizo o quién sabía qué a ese punto. –Estás sangrando?!... – dijo a la chica anónima, sin saber intentar saber quién era solo pensando en la sangre. Y entendió que quedarse allí estaba siendo una locura….

– PEARLIE!!!!! – volvió a gritar, y cuando cruzó mirada preguntó a gritos, algo de lo que seguro todos se burlaban pero bueno, ella no lo sabía!... – Se puede hacer traslador a San MUNGO!?!??!?!?! - Es que ni modo aparecerse con ese estrés… eso lo tenía clarísimo, además Sofie tenía cierto miedo a las apariciones, pero un traslador era otra cosa, ese sí! era un medio de trasporte como dios mandaba, y además que podía hacer lo propio de varias personas a la vez.

Se quitó la campera, dejó caer su celular inútil aparato muggle que no servía para nada, y hechizó el objeto – Portus! – 2 minutos y derecho a San Mungo, exactamente al recinto de entrada al que ella había ido una sola vez en la vida solo por su certificado de buena salud para anotarse en Brigantia. Se acercó con la chica a sus amigos y dejó su campera en manos de Felicia. – Reúne un grupo! 2 minutos!!.... tengo que buscar a Adair… juro no me meto al edificio… - Volvió a mirar a todas partes por elegir camino y empezó a andar, no muy rápido pues tenía que identificarlo entre el tumulto… pero con la urgencia de quererlo horrores… Y empezó a gritar entre la muchedumbre – ADAIR!!! ADAIR!!!!!!! ADAIR!! -