Ungüento para quemaduras

Varios días luego de fiestita.
20:14 hrs
Enfermería.

La fiesta aquella había terminado siendo una catástrofe, una muy grande, sin saberlo gracias a su propio hermano. No sólo había acabado con varios moretones en las piernas, el torso, los brazos y la espalda, además el fuego la había alcanzado y acabó con diversas quemaduras en la piel, unas más graves que otras. La peor era una que tenía en la pierna, una de segundo grado que le había dejado una fea marca porque como además había tenido las pantimedias puestas se le habían pegado a la piel.

Para eso iba esa tarde a la enfermería, a curarse aquello porque todavía tendría que ponerse ungüento por una semana más para que quedase del todo bien además de beber las pociones para el dolor; sin embargo eso no era lo que la tenía más preocupada, era su rostro que seguía enrojecido pese a haber tenido poca exposición pues se lo había tapado con los brazos. Llevaba días mirándose compulsivamente al espejo, martirizándose un poco con eso aunque ya le habían dicho que quedaría bien pero no acababa de convencerse.

La curación no duraba mucho tiempo pero las cremas sí debían actuar por lo menos dos horas y por eso es que se quedaba allí, no iba a estarse paseando por media universidad con una cosa verde vómito en la cara y la falda recogida para que la tela no roce con el otro ungüento color bilis que llevaba en buena parte de la pierna derecha, menos con el olor que despedía la segunda. Y esa tarde no fue la excepción, era un jueves y aunque llegó a las cinco y media de la tarde esperó hasta las siete y veinte de la noche para que la enfermera haga el ungüento porque había olvidado de que tenía tratamiento Shadow.

Shadow estaba enojada y apenas le habló a la enfermera mientras le aplicaba las pomadas en la piel, esa no era su idea de pasar una noche del jueves. Según el reloj de la enfermera, debería estar allí hasta las nueve y media esperando que termine el tiempo requerido para que hiciese efecto. Y como era jueves y la enfermera ya poco o nada podía hacer allí, se fue a uno de los invernaderos a hacer el pedido de ingredientes para las pociones curativas aprovechando que Shadow no se iba a mover del lugar. La rubia ya tenía una varita nueva y podría enviarle un patronus si alguien llegaba con alguna emergencia. Se puso a leer sus resúmenes de Magia del Mundo y demás cursos, nada mejor que eso para alejar su mente de los problemas de ser social, puros fanáticos del drama, así como ella pero no se lo admitía ni a sí misma.

Charles, en contraste no solo con Shadow sino como media universidad estaba feliz de la vida. Las cosas no podían darse mejor, en todos los planos: los periódicos comentaron toda la semana noticias una mejor que la otra, la marca en la fiesta aquella, la muerte de la sangre sucia, hasta el discurso de Holland para con quien él había tenido sus dudas, le agradó. En el plano personal estaba haber arreglado de buen modo las cosas con Othilia y en lo académico el profesor nuevo y aunque ruso no decepcionaba.

Suerte que contaba siempre con un gesto ecuánime en el rostro y una lentitud exterior que no variaba por nada, o casi nada, pues sino podría haber convertido en el payaso de Brigantia de pura alegría interna. Pero ninguna de esas cosas era por suerte o azar, esa era la mejor parte, todo era un arduo trabajo de quien correspondiera en el caso, un camino a trazar con estrategia y neuronas despiertas. Y como lo dicho, no era suerte, Charles no se salvó de algún que otro inconveniente cotidiano, esta vez, y como otras, de tanto andarse entre libros viejos, una bandada de polillas obtusas lo había atacado por andar metiéndose en su nido de pergaminos, y directo tuvo que ir a la enfermería, si no pretendía cenar con las manos escociendo.

- Buenas... - alzó la voz esperando respuesta de la enfermera de turno, pero ninguna respuesta obtuvo y buscando más se adentró el mismo al cubículo de las pociones para tomar la que le correspondía. Lo dicho, eso ya le había sucedido un par de veces. Poción en mano, salió de allí, y fue al voltearse que vio en una camilla a una rubia que a la distancia no pudo identificar.

- estás sola? - preguntó acercándose, reconociendo olores espantosas, y sonriendo de lado porque empezaba a identificarla a pesar de todo - Burrough?... Quemaduras, no? - no se burlaba de ella, solo buscaba constatar lo que por el olor, el aspecto y las noticias cruzadas era obvio. Tomó una silla y levantándola del suelo lo mínimo la trasladó hasta dejarla al lado de la camilla de la chica, sentándose allí. No iba a dejarla sola, pobre. Tomó su propio frasco de poción y lo abrió para ponerse el producto en las palmas y dejándolo apresado entre sus piernas, comenzó a frotar las manos, mirándola a ella agregó - dos horas o más... es mucho tiempo para pasarlo sola, deberías haberle dicho a alguna amiga que viniera a hacerte compañía... te queda mucho tiempo? -

Cuando escuchó sus pasos se puso a buscar la varita inmediatamente porque creyó que era cualquier alumno que venía a su propia curación semanal o alguno con un caso extremo de viruela, pero no, era algo mucho menos grave que eso y por si fuese poco se trataba de un conocido. La voz no la reconoció inmediatamente, tampoco cuando inspeccionó el bando de datos de su mente, debía ser un desconocido. Se inclinó hacia adelante aún sentada en la camilla para ver de quién se trataba pero no lo vio hasta que él llegó hasta donde estaba ella. Era Charles.

No era tan amiga de Charles como Aldrich, pero de todos modos lo conocía porque iba frecuentemente a su casa y hasta había ido a algún partido de Quidditch con él y su hermano, pero más que eso nunca había pasado. Ni siquiera le había aceptado una bebida que le ofreció una vez en nombre de la caballerosidad alguna vez que fueron a una reunión de esas aburridísimas en grupo, le explicó que era porque no bebía –ahora poco, en esa época ni para brindar que tenía quince años- y por unos meses pensó que el que no le hablase el resto de la noche se debía a que pensó que era una malcriada, pero había sido porque pues ni eran amigos en todo el sentido de la palabra y cosas menos dramáticas que lo que ella creyó.

-Hola Luttrell.-no era de tartar a la gente por su apellido, pero tenía la costumbre de hacerlo con él y otras pocas personas, al menos hasta entrar algo más en confianza.-Sí, quemaduras. Me imagino que sabes lo que sucedió en la fiesta aquella, eso me gano por meterme en lugares así.-él podía tomarlo como una referencia al tipo de gente que fue pero ella lo decía porque se había quedado con la idea de que los lugares concurridos no eran lo suyo, menos las interacciones sociales tan grandes. Nuevamente recordó el asunto de Hákan pero eso no se lo iba a ir diciendo a Charles, qué vergüenza.-

Lo vio tomar la poción y no supo si era licor disimulado o una poción real, cuando se lo puso en las palmas supuso que era por algún mal que tenía. Se quedó pensando en qué podía ser, no se lo preguntó directamente porque era como un reto mental, una tontería que hacía de chica para entretenerse porque no era de las que iban de un lado a otro con las amiguitas, es que podía ser odiosa de chica. Ahora seguramente también.

-No, no voy a ir ventilando mis desgracias a medio mundo. Al menos sé que eres discreto. No es que sea algo vergonzoso, pero yo pondría cara de asco por el olor este.-era cierto, además si a ella le incomodaba no iba a estar llamando gente para incomodarla, a la gente se le invitaba a cenar o a salir a un lugar interesante, no a esos sitios. -¿Y tú qué haces aquí? No creo que por quemaduras en las manos, que eso no apesta y no te vi en la fiesta.

Ya sentado a su lado y esparciéndose la crema entre las manos como mujer que se cuida cosméticamente asintió una vez al ser preguntado por la fiesta y una segunda con su sonrisa afianzada en el rostro cuando Shadow aseveraba que su desgraciase debía a los lugares que frecuentaba. Podían estar pensando en cosas diferentes sobre eso, pero la frase de la rubia valía para todo y nunca estaba demás darle la razón a una dama.

-soy muy discreto - confirmó y si seguía con la sonrisa velada en el rostro no era por burla sino porque las chicas como Shadow le producían cierta ternura. Además la conocía suficiente como para saber que cada tanto soltaba frases de lo más chistosa por la extrañeza de sus conclusiones o los modos que llevaba, y estaba preparado para ello, casi gustoso de cruzarse con esa liviandad y frescura. Como se planteo al verla, incluso sin saber quien era, no pensaba dejarla en el aburrimiento del abandono por más vomitivo que fuera el olor o por más pena que a ella le diera.

- no, me perdí esa fiesta. - dijo con un pesar fingido bien notorio - conoces las mariposas enciclopédicas?... no son mariposas realmente pero así les dicen, pues tienen aspecto de tal y gustan de hacer sus nidos en los mismo libros que yo gusto leer. Y celosas como hadas desquiciadas atacan a quien perturbe su paz... - frotaba palma con palma apoyados los codos sobre sus rodillas, miraba a Shadow al rostro, hasta que un vapor violacio producto del rose se interpuso entre ellos y tuvo que espantarlo como a moscas. - Es una tontada, pero produce cierto escozor y si no se actúa rápido se hinchan las manos y eso si duele... Dicen que hay a quienes se les han explotado los dedos, pero yo no lo creo... Igual mejor prevenir que amputar, no crees?...

Mirando el entorno encontró unos pergaminos junto a Shadow, y como no sabía muy bien de que hablar para hacerle compañía preguntó por ellos - que lees?

Sabía bien de ese tono de voz, el que usó al referirse a su no asistencia a la fiesta. Charles no era como ella o como Aldrich aunque fuese muy amigo de su hermano, a ambos los habían criado en un ambiente muy abierto en el que una ideología no definía tu identidad, en el que simplemente esperaban no estar metidos en política porque su madre lo evitaba, ella sabía de las consecuencias de esa polarización de ideales.

Conocía bien esas mariposas, una aficionada a los estudios como ella se había cruzado en más de una ocasión con esas cosas y sí, sabía el efecto molesto que causaban, desde una picazón insoportable a cosas menos agradables como las que él iba nombrando. Sonrió ante lo que le dijo que mejor prevenir que amputar y era cierto, a ella le dijeron de un chico al que le había sucedido pero no estaba segura, aunque siempre había gente con padres incompetentes que no eran capaces de llevarlos a un buen medimago para que resuelvan los problemas ordinarios de la vida.

-Definitivamente. Ay, pero no uses las pociones de aquí, te daré una loción que tengo en mi baúl, te lo quita en menos de dos minutos y previene que se acerquen en por lo menos una semana. Y tengo otra para prevenir que se te acerquen cuando aún no fuiste atacado, pero esas tienen aroma a canela, lavanda y cosas muy de chica.-tosió un poco porque el aroma algo ácido de ese humo violáceo llegaba rápidamente a la garganta.-

Abrió su bolso para ver si de casualidad no tenía un frasco allí pero no encontró ninguno, lo cerró justamente cuando él preguntaba por sus pergaminos y ella se los pasó, allí estaban sus apuntes de Magia del Mundo con la caligrafía impecable de siempre en tinta azul claro.-Cosas aburridas de las clases, Magia del Mundo. Aunque no sé, estoy pensando en cambiarme de carrera, no lo siento como un gran reto y me aburre. ¿No te ha pasado? Y pues…no quiero desperdiciar los años venideros en una carrera que no me acaba de convencer.

Iba a esperar que le contestase cuando el ungüento de su rostro comenzó a burbujear, eso nunca había sucedido, sentía un escozor en la piel y cuando llevó instintivamente la mano a su mejilla para ver qué sucedía, la crema se le pasó a los dedos y en ellos puso ver cómo es que actuaba. Comenzó a poner sus dedos de un horrendo tono marrón, no, no, no, lanzó un gritito muy agudo y desesperado, corto. Se desesperó, se levantó de la camilla y comenzó a echar aire con su mano a la mejilla que tenía aún con ungüento, no decía nada porque estaba asustada, descontrolada, su rostro lo demostraba inevitablemente. Como su camiseta no cedía y su saco ni recordaba dónde estaba levantó su falda para quitar eso de su rostro, ya mismo.

-Haz algo, haz algo, ¡haz algo, Charles, haz algo por favor! -le dijo cerrando por momentos los ojos, moviendo las manos de arriba hacia abajo, su cuerpo se balanceaba sin remedio porque no podía dejar los pies quietos. Él tenía que ayudarla.-

Agradeció con el rostro pero negó también, no necesitaba tales gentilezas Charles con cualquier ungüento más o menos decente se arreglaba. Igual no le iba a impedir que buscara o que se lo hiciera llegar más tarde pues no era de rechazar cumplidos. -Esas pócimas siempre vienen con olor a mujer, no sé porqué – Y era cierto, había un gran mercado destinado a la bruja, ya fuera porque estaba dicho que consumían más; porque los hombres se creían tan machos de “deja, no gastes en eso yo hago mi propia poción” o bien porque las mujeres se encargaban de la casa y eran ellas las que procuraban que el baúl de soluciones cotidianas estuviera completo.

Al ver el rostro de Shadow se hizo un poco para atrás con intención de alejar sus manos lo más posible de narices y hacer correr el vapor hacia otros lados. Tomó a dos dedos los pergaminos que ella le alcanzaba, dejándolos sobre sus piernas juntas, prestando atención mientras la escuchaba a la prolija caligrafía y también a leer entre líneas solo por curiosear. – lo bueno de Brigantia es que puedes tomar clases como oyente, si alguna te agrada más puedes ir sumando puntos y pasarte finalmente… pero nadie te corre, que apuro tienes? – Miraba los pergaminos a cejas fruncidas mientras hablaba, y estaba levantado la vista por comentarle su caso particular cuando la cara de Shadow empezó a burbujear?

Vale decir que tardó sus segundos en reaccionar, pues antes de socorrer a la chica, se quedó analizando el caso. Fueron segundos pero aunque mínimos, los suficientes para que Shadow se desesperase y se levantase de la camilla – tranquila – sugirió como primer instinto levantándose, dejando caer los pergaminos por hacer todo rápido y mal, limpiándose las manos en las piernas de su pantalón por si algo de su propio ungüento aun no se había vaporizado como debía. Sacando la varita del bolsillo, se encontró con las bragas de Shadow y no iba a culparse por andar mirando lo que ella mostraba…

- A ver, a ver… - avanzó hasta ella arrastrando la tela de la camilla con él, conjurando un rápido aguamenti para empapar la prenda, - déjame a mi – dejó caer la varita y le tomó por el mentón una mano para alzarse el rostro – no abras los ojos… ni la boca – y con la otra mano enfundada en la tela blanca hospitalaria y mojada comenzó a limpiarle el rostro con suavidad – y quédate quieta – le dijo como orden pero cargado de sus buenos modos.

Le repasó la mejilla donde tenía más, desde bien arriba del pómulo hasta perderse en su cuello; balanceó la tela en sus dedos para tomar otro trozo húmedo pero limpio y volvió a hacer lo mismo desde más arriba con leve presión al pasar por el párpado cerrado, afianzado la fuerza para quitar todo resto del lateral de su nariz. Así mientras la miraba fijamente, por un lado sacando conclusiones sobre el fenómeno, por otro para asegurarse de no olvidar ni un poro. Terminó por asegurar con suavidad extrema la comisura de los labios ajenos, que comer ese ungüento era horripilante al tiempo que decía – no me gustan las conclusiones apresuradas… pero quizá alguna amiga te compartió maquillaje muggle por mágico – Era una forma amable de decir que a veces las pociones no se llevaban muy bien con lo muggle, aunque podía ser cualquier otra cosa, el no era ni medimago, ni herbólogo, menos pocionista.

Esperó a que ella abriera los ojos para dejar de mirarla, para luego buscar sus manos con las suyas, tela mojada de por medio, y quitarle lo que hubiera quedado de ungüento de los dedos. – te arde algo, lo sé. Pero no te toques… tiempo…- y tranquilidad. Como vislumbraba que Shadow era más bien de las inquietas, se quedó prendido a sus manos, tomándolas con fuerza suficiente, mirándola de nuevo a los ojos, como queriendo a asegurarle que dos, quizá cinco segundos más y el ardor pasaría.

Al menos así sabría que no le gustaba ir oliendo a señorita juvenil, no se ofendió porque rechazase su ofrecimiento porque Aldrich tampoco le había aceptado esas cosas. Respecto a sus clases pues sí, estaba pensando a qué clases entrar de oyente para ver si alguna era más afín con lo suyo, que tenía libros acerca de la magia alrededor del mundo y esas cosas no las había visto aún en sus clases, nada de la magia alternativa o de lo bien que funcionaban los polvos africanos cuando uno no contaba con una varita. Le daría un tiempo a todo eso, pero era decepcionante.

Cuando comenzó aquella tortura física y mental –más mental que otra cosa que no soportaría quedar con un hueco en el rostro- ni notó qué tanto levantaba su falda, pensó que agachando el torso evitaría mostrar las bragas pero no fue así porque tampoco era como si hubiese estado calculando alturas e inclinaciones, no podía, se le venía el mundo encima y exagerada o no, le importaba no quedar como un inferi o peor, le importaba mucho. Cuidaba su aspecto personal, comía sano y no fumaba entre otras razones por eso, no quería que todo se fuese al abismo porque una poción mal hecha –asumió eso- le estuviese jugando una mala pasada.

Hizo caso a lo que él decía sin mencionar palabra porque le había pasado por la cabeza la loca idea de que si abría la boca estiraría la piel de su rostro y abriría un hueco en su mejilla. Cerró los ojos evitando poner mucha fuerza en ello, mantuvo la boca cerrada pero una parte de sus labios se ocultaba por la presión no controlable que el miedo ejercía sobre ellos. Movía la mano derecha sin parar pero no de forma excesiva, era como aguantar una corriente eléctrica suave.

Escuchó sus conclusiones pero no dijo nada, agradecía mucho lo que estaba haciendo porque ella también había pensado en la posibilidad de que pudiese llegar hasta su boca y que sentir aquello burbujear dentro sería la cosa más horrenda del mundo, tampoco quería pensar que pasaría si entraba a su ojo, pero él sí y era bueno que tuviese la cabeza más fría. Ella no lo sabía pero era que aquel polvo violeta que salía de la fricción de las manos de Charles al echarse la poción reaccionaba mal con el ungüento que ella llevaba, era el equivalente a poner un cubo de sodio metálico en agua si se dejaba mucho tiempo. Al no ser esa mismos componentes los de la reacción no era amplificada por el agua del paño, más bien ayudaba al escozor.

Abrió los ojos finalmente ya con un tic en el pie que no dejaba de moverse, lo miró agradecida pero aún con el escozor y miró instintivamente al gabinete de las pociones para saber si algo ayudaría, lo que fuera, hasta sería capaz de cometer la tontería de echarse un glacius encima, pero como Charles la calmaba no estaba tan desesperada.-No me critiques por esto, pero…¿cómo se ve mi cara? Dime que no tengo un agujero o que quedó horrenda, ay nunca voy a tener novio, ni me voy a poder tomar una foto. No me voy a tocar nada. Gracias, gracias. Dime que mi cama, que diga…mi cara, que mi cara no está mal.

Podía ser superficial en sus temores, pero es que si había sentido algo carcomerle la cara era lo primero en lo que podía pensar, no se estaba quedando coja ni había algo muy grave, creía que él podía tomarlo como una niñería pero ella no quería verse fea, a quién podía darle igual quedarse sin un pedazo de cara.

Charles no tenía puta idea de cuál era la verdad del asunto, si acaso hubiera tenido la más mínima duda en cuanto a efectos adversos de ambas pociones juntas, jamás se hubiera acercado a ella. Pero esos no eran los pensamientos de ninguno de los dos, sino en Charles la responsabilidad de calmarle y ayudarle y en ella… pues saberse bonita?. El muchacho sonrió de lado, dejándola hablar y a cada palabra pensándola más encantado en vez de tonta. Le fue soltando las manos poco a poco, que tampoco iba a tenerla presa toda la vida, había más por hacer. – no tienes ni hueco, ni nada – mentía, había un leve tono más oscuro en su piel, pero ni la afeaba, ni debía ser permanente – estás hermosa.- Sentenció acariciándole la mejilla, él en realidad verificando la seriedad de la mancha.

- Debes lavarte. – y quitándosele de enfrente, trasladó aquella palma de su rostro, al hombro y del hombro a la espalda para guiarla más allá del gabinete de las pociones, donde estaban los servicios. Un aparador con lavabo y los baños propios de la enfermería, para que enfermos y lisiados no tuvieran que corretear por toda la facultad para hacer sus necesidades.

Allí había un espejo, y sabiendo su mentira. Charles primero se puso frente a él, para que Shadow no pudiera verse. – Tienes rosado… pero se irá... – No lo sabía pero qué más podía decirle. Ahora sí, se corrió del sitio para que ella pudiera hacer uso del lavatorio, no sin antes ordenarle casi, que se lavase bien. – cuéntame como estuvo la fiesta más allá del incendio? Te divertiste? – claro, quería distraerla todo lo que fuera posible mientras la enfermera volvía.

La calmó que le dijese que no se veía tan mal como ella pensaba, tanto por un tema de gravedad como de vanidad, no imaginaba su vida con un parche horrendo en la cara y…y cosas peores, ni siquiera quería pensarlas y si no pasaba la lengua por dentro de su boca para comprobar que efectivamente su piel seguía intacta era porque le daba terror que no fuese a ser así, o que su lengua se contagiase de lo que sea que hubiese afectado su rostro.

Después se sentiría tonta por no llamar a la enfermera mediante un patronus, eso es lo que iba a hacer si cualquiera pasaba por el lugar pero al estar ella en esa situación se había aterrado tanto que no fue capaz de concretar una sinapsis bien hecha. Le agradeció con la mirada a Charles que le dijese que se veía hermosa porque para ella era importarse el verse bien, por algo siempre escogía bien la ropa que iba a usar para tal o cuál ocasión, hasta cuando se sentía desanimada elegía ropa para ello, algo más simple pero igualmente bonito.

Le hizo caso cuando la guió al lavabo y fue como hipnotizada, como si nadie más que Luttrell fuese capaz de darle razón de lo que pasaba, incluso una solución. Inmediatamente quiso verse en el espejo pero él lo tapaba, no creyó que fuese adrede y lo que hizo fue comenzar a echarse agua y buscó el dispensador de papel para secar antes de volver a lavar, ella no usaría las toallas de ese lugar que no sabía si las lavaban o quién podía haberlas tocado antes.

Evitó mirarse porque tenía miedo, lo que sí hizo fue palpar un poco su piel con el último papel que usó para secarse después de la sétima u octava lavada. Toda la piel el su lugar. Lanzó un largo suspiro de alivio luego de eso porque era su mayor temor. Ardía todavía pero no tanto, era ahora como un hormigueo y supuso que era una mejoría, tenía ganas de rascarse pero no lo hacía y se concentró en hablar con Charles mientras su piel cambiaba a un color entre verde y violeta, como si alguien la hubiese golpeado muy fuerte en el pómulo y le hubiese dejado un hematoma.

-Antes de quemarme un poco no estuvo tan mal aunque igual acabé malogrando todo con el chico que fue conmigo. Pero no estaría destinado a ser seguramente, la verdad no tenemos nada en común, pero es guapo y agradable.-no compartía generalmente esas cosas pero estaba ahora tan concentrada en olvidar ese cosquilleo infame que habló y habló, sin filtro y sin pensar en que ni siquiera eran tan amigos.-Supongo que es porque no soy tan fácil de llevar, toda la vida lo he sabido. Una vez me dijeron que es porque soy muy high maintenance, pero creo que lo tomé como algo bueno más bien, no veo por qué no esperar de alguien menos de lo que yo soy capaz de hacer o soportar. ¿Y tú? ¿Cómo te va con tu prometida? Deben ser muy maduros, están jovencísimos, yo no podría.

Mientras ella se lavaba, Charles recargó la espalda contra el muro posterior observándole la espalda y el rostro a través del reflejo del espejo. Desde esa posición, de pierna derecha algo flexionada y el torso algo doblado, donde terminaba apoyando un codo en su propio estómago y se repasaba los labios con los dedos de esa misma mano escuchó el relato atendiendo y asintiendo de tanto en tanto – ah... los chicos guapos, lo tienen todo tan fácil que no aprecian nada – De nuevo saca conclusiones apresuradas, pero de seguro por lo que dejaba Shadow ver era uno de esos que encantaban a primera vista por una u otra cuestión, a todas por igual y no se jugaban por ninguna. Y lo peor era que se hacían notar, pues lo mismo podía hacerse más disimuladamente.

- high maintenance? – repitió con sonrisa ladeada buscándole los ojos a su compañera de charla. Era una muy buena definición, pero acertada o no para el caso de Shadow, se debía estar orgullosa no llevarlo como una carga. O al menos así pensaba Charles que sobre “high maintenance” comprometido con la extraña Othilia sabía, lamentablemente, bastante… y lo peor del caso: le gustaba.

- Pues ella es… - un momento de buscar la frase - high maintenance elit class – Sonrió se separó del muro e emprendió el camino fuera del cubículo, dejando pasar primero a Shadow. Mientras hablaba buscó su varita para ordenar un poco todo lo desordenado que habían dejado el lugar del crimen. – Si, somos maduros. Pero aunque no lo fuéramos el compromiso hubiera existido igual… tu sabes cómo son esas cosas. – Shadow debía saber ese tipo de movimientos, aunque en la familia a la que ella pertenecía no fuera ya tan arraigados a esas tradiciones.

Las mantas y sábanas hechas un atado al pie de la cama en el piso absorbiendo aguas de aguamentis anteriores, y Charles tomó asiento en el colchón desnudo, buscando la mano de Shadow con una propia para invitarla a que se sentase a su lado. – Se supone que el chico debe trabajar y tu hacerte desear, no pierdas tiempo con idiotas… - le aconsejó sobre el caso de ella que por no estar pactado desde hace mil años por padres y abuelos, tenía muchos más matices y entretenidas incertidumbre de por medio. – cuéntame de nuevo tus dudas con la carrera.

Charles tenía razón pero no se lo dijo en voz alta, los chicos guapos lo tenían todo fácil. Charles era atractivo también pero de otro modo, no era de los que iba por allí con una sonrisa encantadora y una actitud apabullante por ser simplemente así. Él era más de los que hablaban y dejaban una buena impresión, Shadow suponía que era porque no le importaba mucho socializar fuera de quienes consideraba sus amigos, si ella lo conocía era por Aldrich, dudaba que estuviesen hablando si no era por su hermano.

Asintió ante lo de high maintenance y acabó por encogerse de hombros con una sonrisa, ya sintiendo la cara menos acalorada y viendo cómo se disipaba un poco el color para su tranquilidad. Era incapaz de sentirse bien viéndose mal, no llegaba aún a ese estado de madurez en el que poco importaban esas cosas, suponía que a todos les importaba en cierto grado y que ella lo demostraba un poco más.

Creyó notar cariño en las palabras que le dedicaba a Othilia y si no lanzó un suspirito cursi fue porque se resistió a hacerlo, al menos sabía que con él podía llevarse bien porque si al final se mantenía el compromiso sin que renegase de él es que entendía que no todo lo que iba detrás de ese comportamiento era malintencionado o proveniente del engreimiento, que a veces sí estaba bien razonado. Eso la hizo sentir un poco más de agrado hacia él, hasta más confianza. Asintió porque sabía cómo eran esas cosas, incluso de pequeña cuando conocía chicos guapos de buena familia le pedía a su madre que le arregle un matrimonio, evidentemente jamás lo hizo y ahora sólo era anécdotas para las cenas.

Tomó su mano y se sentó a su lado sobre el colchón, agradeciéndole con la mirada el interés que aunque fuese fingido a ella le iba bien, de todos modos no pensaba que fuese por eso. No es que quisiera perder el tiempo con idiotas, pero era una romántica sin remedio que pensaba que todo iba a mejorar siempre y que acabaría feliz para siempre, con el cabello larguísimo y rubio en las fotos de feliz pareja o algo igual de tonto. Pero afortunadamente él no podía ver sus pensamientos como para reírse de sus ilusiones de princesa de cuento.

-Pues me gusta muchísimo la carrera pero lo impartido aquí no es lo que esperaba, me hace sentir fuera de sitio el no ser tan espiritual como un gurú cuando pensé que se trataba de métodos y de culturas alejadísimas.-nuevamente se encogió de hombros y le sonrió.-Pero mejor cuéntame tú algo, Aldrich dice que será tu padrino en la boda pero además de eso no sé mucho de ti. Ah, sólo que cuando vas a casa fumaban muchísimo, bebían whisky y hablaban de política. Tú más que Aldrich, pareces saber mucho de eso.