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Un descanso bien... merecido?
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Un descanso bien... merecido?
Solo había sido un año, un mísero año, pero Bea sentía como si hubiera pasado toda una vida sin estudiar. Quizás fuera por culpa de las drogas, o tal vez de desmayarse una o dos docenas de veces por la borrachera, pero no recordaba que concentrarse en clase fuese tan agotador. O tal vez fuera por culpa del profesor. Diosa, parte de sí misma extrañaba poder echarle la culpa a los profesores y ya, limpiar su conciencia con una sana dosis de niñería adolescente, pero ya no estaba para esas cosas.
- Eres una mujer, Bea. –se dijo a sí misma, mientras se aplicaba aquel tinte rosa en el cabello. Era un producto mágico, por supuesto. Si utilizara tintes muggles su cabello se habría caído cuando seguía en el colegio.- Es hora de que tomes mayores responsabilidades y todas esas tonterías.
Pero eso sería más tarde, claro. No tenía ninguna tarea pendiente ni nada que investigar, así que disfrutaría aquella tarde como se lo había ganado… o algo así.
El verano ya había llegado a su fin, y el clima se volvía cada vez más fresco, pero eso no significaba que no pudiera darse un jodido baño en el lago, ¿cierto? Había escuchado mucho de las aguas termales del campus de Brigantia, y le sorprendía notar que aun no las había visitado. Mal, muy mal, y por eso haría algo al respecto cuanto antes.
Tomó su bolso, guardó una toalla y se encaminó al bosque. No podía ser tan difícil llegar al estúpido lago.
Se perdió como nunca. Cuando llegó al lago sus pies dolían, estaba cubierta de sudor y había hecho al menos tres pausas para fumar. No estaba segura ni de cómo era posible que se perdiera, nunca había escuchado de nadie a que le pasara eso. Por tanto, no perdió tiempo; se desprendió de su ropa, quedando solo en un colorido traje de baño que no recordaba haber usado desde hacía mucho y se echó a nadar un rato.
- Extraño, -se dijo a sí misma, mientras flotaba de espaldas y dejaba que su cuerpo flotara a la deriva.- No puedo recordar la última vez que nade con algo puesto.
- Eres una mujer, Bea. –se dijo a sí misma, mientras se aplicaba aquel tinte rosa en el cabello. Era un producto mágico, por supuesto. Si utilizara tintes muggles su cabello se habría caído cuando seguía en el colegio.- Es hora de que tomes mayores responsabilidades y todas esas tonterías.
Pero eso sería más tarde, claro. No tenía ninguna tarea pendiente ni nada que investigar, así que disfrutaría aquella tarde como se lo había ganado… o algo así.
El verano ya había llegado a su fin, y el clima se volvía cada vez más fresco, pero eso no significaba que no pudiera darse un jodido baño en el lago, ¿cierto? Había escuchado mucho de las aguas termales del campus de Brigantia, y le sorprendía notar que aun no las había visitado. Mal, muy mal, y por eso haría algo al respecto cuanto antes.
Tomó su bolso, guardó una toalla y se encaminó al bosque. No podía ser tan difícil llegar al estúpido lago.
Se perdió como nunca. Cuando llegó al lago sus pies dolían, estaba cubierta de sudor y había hecho al menos tres pausas para fumar. No estaba segura ni de cómo era posible que se perdiera, nunca había escuchado de nadie a que le pasara eso. Por tanto, no perdió tiempo; se desprendió de su ropa, quedando solo en un colorido traje de baño que no recordaba haber usado desde hacía mucho y se echó a nadar un rato.
- Extraño, -se dijo a sí misma, mientras flotaba de espaldas y dejaba que su cuerpo flotara a la deriva.- No puedo recordar la última vez que nade con algo puesto.
Beatrice Witchcombe- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 25/09/2012
Re: Un descanso bien... merecido?
Pues, no había más nada que decir sobre sus intenciones de ir al lago. Es decir, ya había asistido a clases y la verdad es que no se podía quejar, ya que la clase de hoy le resultó bastante divertida, pero sabrosa, ya que trataba sobre lectura de tazas chocolate, muy parecido al de té, pero la diferencia estaba en que el espesor del chocolate daba, según decían, más exactitud a la lectura. Martin confiaba en sus dotes premonitores y sabía que funcionaban correctamente, por supuesto, pero ese clase en particular tenía como único interés en comerse el chocolate más que en el resultado mismo. Sin duda esa no sería la técnica que utilizaría cuando ponga su tiendita en el mundo muggle para leerles la fortuna una vez que se gradúe.
Y cómo se había planteado anteriormente, no había algo inusual en querer ir al lago, por lo que en lo que se terminó dejartar comer el chocolate, simplemente le pareció bien, descansar en la tranquilidad de los aposentos terrenales y de exquisito panorama que ofrecía Brigantia, aparte de ser la zona en que menos se la pasaba allá.
¿Tenía algo más que hacer?, no la verdad, puesto que era el semestre en que casi no se había inscrito como oyente; tampoco era que Martin era un estudiante empedernido, como Siobhan o tener al menos el talento natural analítico de Marshall, aunque bueno, tampoco se quejaba demasiado, le gustaba tener el Coeficiente Intelectual promedio al resto. Era menos complicado al parecer. Total, ya una vez llegado notó que no estaba del todo solo, de hecho al lado estaban las ropas de lo que parecía ser una chica... eso o Elazar le gustaba más la ropa femenina. En fin. Cuando observó bien, de donde procedían las ropas, supo de inmediato de quien se trataba.
- ¡Bea! ¿Qué pasó con la tarjeta de feliz fuckbuddie de este año? - Le dijo en tono bromista, ya que al ser dos años mayor que ella, habían perdido un tanto el contacto luego de que él entrara a la universidad. La verdad tampoco la había visto por la facultad, por lo que no se había enterado de su ingreso.
Y cómo se había planteado anteriormente, no había algo inusual en querer ir al lago, por lo que en lo que se terminó de
¿Tenía algo más que hacer?, no la verdad, puesto que era el semestre en que casi no se había inscrito como oyente; tampoco era que Martin era un estudiante empedernido, como Siobhan o tener al menos el talento natural analítico de Marshall, aunque bueno, tampoco se quejaba demasiado, le gustaba tener el Coeficiente Intelectual promedio al resto. Era menos complicado al parecer. Total, ya una vez llegado notó que no estaba del todo solo, de hecho al lado estaban las ropas de lo que parecía ser una chica... eso o Elazar le gustaba más la ropa femenina. En fin. Cuando observó bien, de donde procedían las ropas, supo de inmediato de quien se trataba.
- ¡Bea! ¿Qué pasó con la tarjeta de feliz fuckbuddie de este año? - Le dijo en tono bromista, ya que al ser dos años mayor que ella, habían perdido un tanto el contacto luego de que él entrara a la universidad. La verdad tampoco la había visto por la facultad, por lo que no se había enterado de su ingreso.
Martin Abadeer- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 17/09/2012
Re: Un descanso bien... merecido?
No supo por cuánto tiempo se dejó llevar por la débil corriente, flotando a la deriva. Aquello era jodidamente relajante, sin duda. Aunque sería un fastidio sacarse el agua de los oídos. Beatrice comenzaba a preguntarse por qué no había ido a echarse un chapuzón ahí antes, con lo bien que se sentía el agua tibia.
Eso era lo que le había hecho falta todo ese tiempo, sin duda. Después de eso estaría lista para atacar los libros y estudiar mucho y… y todo eso.
Entonces algo interrumpió aquella apacible tarde de relajación; ella reconocía esa voz. Por la Diosa, por supuesto que reconocía esa voz. Aun así, se sorprendió tanto de escucharla que se sacudió y su cuerpo se hundió en las cálidas aguas del lago de Dagda.
Un par de segundos después, su cabeza emergió del agua, y Bea se encontró a si misma en un intempestivo ataque de tos.
- ¡Martin! –Exclamó escupiendo agua. La orilla no estaba muy lejos y le costó poco alcanzarla con solo unas pocas brazadas.- ¡Hijo de puta!
Y así, sin más, tomó al chico por los tobillos y jaló con todas sus fuerzas. Eso le enseñaría al bastardo. El cuerpo del chico se desplomó sobre el suave lodo curiosa facilidad, Beatrice se preguntaría luego si fue que lo tomó desprevenido o si solo era un poco debilucho. Como fuera, dio otro jalón para atraerlo hacia ella y una vez lo tuvo en el agua lo envolvió con brazos y piernas y lo besó con más alegría infantil que pasión.
- ¡Hola! –Saludo con voz cantarina.- ¿Cómo te ha ido, infeliz?
Eso era lo que le había hecho falta todo ese tiempo, sin duda. Después de eso estaría lista para atacar los libros y estudiar mucho y… y todo eso.
Entonces algo interrumpió aquella apacible tarde de relajación; ella reconocía esa voz. Por la Diosa, por supuesto que reconocía esa voz. Aun así, se sorprendió tanto de escucharla que se sacudió y su cuerpo se hundió en las cálidas aguas del lago de Dagda.
Un par de segundos después, su cabeza emergió del agua, y Bea se encontró a si misma en un intempestivo ataque de tos.
- ¡Martin! –Exclamó escupiendo agua. La orilla no estaba muy lejos y le costó poco alcanzarla con solo unas pocas brazadas.- ¡Hijo de puta!
Y así, sin más, tomó al chico por los tobillos y jaló con todas sus fuerzas. Eso le enseñaría al bastardo. El cuerpo del chico se desplomó sobre el suave lodo curiosa facilidad, Beatrice se preguntaría luego si fue que lo tomó desprevenido o si solo era un poco debilucho. Como fuera, dio otro jalón para atraerlo hacia ella y una vez lo tuvo en el agua lo envolvió con brazos y piernas y lo besó con más alegría infantil que pasión.
- ¡Hola! –Saludo con voz cantarina.- ¿Cómo te ha ido, infeliz?
Beatrice Witchcombe- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 25/09/2012
Re: Un descanso bien... merecido?
No sabía muy bien de donde sacaba la fuerza, pero sin poder reaccionar a lo que seguiría, la chica se acercó a él, agarrándole los pies de manera que le arrastraría hasta el lago y ya sin más remedio se había dado el chapuzón de la vida. ¡Vaya! El agua estaba más fría de lo normal, así que cuando su rostro salió a la superficie lo agitó, mientras se estremecía y pasaban escalofríos alrededor de su cuerpo. Se echó para atrás el pelo, mientras se restregaba el rostro.
Al cabo de unos minutos ya se había acostumbrado a la temperatura del lago, pero como se podría imaginar, Beatrice siempre hacía algo que poco le permitía pensárselo , ya que en un parpadeo ya estaba besándolo de una manera jovial y encantadora. Por unos momentos, aquello le hizo un flashback que lo regresaba a Hogwarts, cuando salían de sus escondites del "amor" todos despeinados y con los uniformes mal puestos. Extrañaba a esa loca, pero Martin pues tenía algo con Leslie y el trato hogwartiano que tenía con la rubia ex-gryffindor no podía ser igual que siempre.
- Ah! pues aparte de mojado, todo bien - Dijo con tono divertido y totalmente irónico para luego hundir de imprevisto la cabeza de la rubia de manera juguetona, para luego dejarle quieta - Aparte de otras cosas un tanto interesantes - Se hizo el que no sabía mientras una sonrisa un tanto cómplice apareció en su rostro. Pero no quería arruinar la sorpresa. De hecho necesitaría un tiempo prudencial antes de decírselo, puesto que eso sería lo ideal.
OK. Al Demonio. Se lo diría cual diecisieteañera con chisme recién sacado en el horno supiera.
- POR FIN ESTOY CON LESLIE. SOY LA PERSONA MÁS FELIZ DE LA VIDA - Y alzó las manos para luego dejarlas caer y formar una pequeña ola de salpicadura. Aunque se puso a pensar unas cuantas cositas antes de que pudiera hacer algo más - Eso significa... - Y cayó en cuenta - Que ya no recibiré mi tarjeta del feliz fuckbuddie - E hizo un pucherito infantil. Lo cierto del caso es que estaba bromeando ya que muy a pesar de todas esas veces que se la pasó con la rubia en ningún momento sintió que había perdido su amistad.
Al cabo de unos minutos ya se había acostumbrado a la temperatura del lago, pero como se podría imaginar, Beatrice siempre hacía algo que poco le permitía pensárselo , ya que en un parpadeo ya estaba besándolo de una manera jovial y encantadora. Por unos momentos, aquello le hizo un flashback que lo regresaba a Hogwarts, cuando salían de sus escondites del "amor" todos despeinados y con los uniformes mal puestos. Extrañaba a esa loca, pero Martin pues tenía algo con Leslie y el trato hogwartiano que tenía con la rubia ex-gryffindor no podía ser igual que siempre.
- Ah! pues aparte de mojado, todo bien - Dijo con tono divertido y totalmente irónico para luego hundir de imprevisto la cabeza de la rubia de manera juguetona, para luego dejarle quieta - Aparte de otras cosas un tanto interesantes - Se hizo el que no sabía mientras una sonrisa un tanto cómplice apareció en su rostro. Pero no quería arruinar la sorpresa. De hecho necesitaría un tiempo prudencial antes de decírselo, puesto que eso sería lo ideal.
OK. Al Demonio. Se lo diría cual diecisieteañera con chisme recién sacado en el horno supiera.
- POR FIN ESTOY CON LESLIE. SOY LA PERSONA MÁS FELIZ DE LA VIDA - Y alzó las manos para luego dejarlas caer y formar una pequeña ola de salpicadura. Aunque se puso a pensar unas cuantas cositas antes de que pudiera hacer algo más - Eso significa... - Y cayó en cuenta - Que ya no recibiré mi tarjeta del feliz fuckbuddie - E hizo un pucherito infantil. Lo cierto del caso es que estaba bromeando ya que muy a pesar de todas esas veces que se la pasó con la rubia en ningún momento sintió que había perdido su amistad.
Martin Abadeer- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 17/09/2012
Re: Un descanso bien... merecido?
Beatrice contuvo la respiración justo a tiempo, antes de que la mano del chico se posara sobre su cabeza y la hundiese bajo la superficie del agua. Siempre jugaban así cuando solía bañarse en el lago cuando todavía iban al colegio. Beatrice solía amenazarlo con meter un pez dentro de su ropa interior para que el calamar gigante lo atrapara. Siempre se preguntó si aquello era siquiera posible.
Cuando sacó la cabeza del agua y escuchó a su amigo tratar de hacer el interesante no pudo contener una sonora carcajada. ¿A quién trataba de ocultarle algo el bastardo? Con la confianza que se tenían, Beatrice sabía que no tardaría ni quince minutos en…
- ¡¿QUÉ?! –Exclamó, cubriéndose la boca con las manos. Aquella había sido la noticia más inesperada que le habían dado en años. ¿Martin y Leslie? Quizás los sueños si se hacían realidad después de todo.- Oh, Diosa… Estoy tan jodidamente feliz por ti, cabroncito. Ven acá…
Volvió a envolverlo en sus brazos, pero esta vez fue para darle un abrazo con todas sus fuerzas que hizo que la espalda del chico produjera una serie de peculiares sonidos que solo él notó. Luego de apretujarlo unos segundos se separó de golpe, como si acabara de recordar que era un leproso.
- ¡Claro que no! Ahora eres un hombre atado, se acabó eso de salir a luchar por la justicia.-Sonrió de forma maliciosa, antes de agregar.- ¡Y me besaste! Vaya cerdo.
Soltó otra risotada, se inclinó hacia atrás y se alejó propulsándose con varias patadas que levantaron olas hacia su amigo, como para añadir daño al insulto.
- Estoy realmente feliz por ti, bastardo.-Admitió, todavía con la sonrisa en el rostro.- Yo, mientras tanto, sigo siendo una mujer soltera y feliz. Es curioso, pero mi libido se ha calmado un poco desde que llegué a Brigantia… quizás era tanta hierba lo que me mantenía en tantas orgías locas.
Aquella última confesión le salió tan natural como si estuviese hablando del clima. No le importaba que la gente pensara que era una puta, y si siempre era tan despreocupada con el resto del mundo, con Martin se sentía tan cómoda como era posible.
- O tal vez solo no he encontrado a nadie de mi tipo.-Suspiró, sabía que aquello no era del todo cierto.- Y qué tal, ¿ya le hiciste esa cosa genial que sabes hacer con tu lengua que siempre soñaste hacerle?
Cuando sacó la cabeza del agua y escuchó a su amigo tratar de hacer el interesante no pudo contener una sonora carcajada. ¿A quién trataba de ocultarle algo el bastardo? Con la confianza que se tenían, Beatrice sabía que no tardaría ni quince minutos en…
- ¡¿QUÉ?! –Exclamó, cubriéndose la boca con las manos. Aquella había sido la noticia más inesperada que le habían dado en años. ¿Martin y Leslie? Quizás los sueños si se hacían realidad después de todo.- Oh, Diosa… Estoy tan jodidamente feliz por ti, cabroncito. Ven acá…
Volvió a envolverlo en sus brazos, pero esta vez fue para darle un abrazo con todas sus fuerzas que hizo que la espalda del chico produjera una serie de peculiares sonidos que solo él notó. Luego de apretujarlo unos segundos se separó de golpe, como si acabara de recordar que era un leproso.
- ¡Claro que no! Ahora eres un hombre atado, se acabó eso de salir a luchar por la justicia.-Sonrió de forma maliciosa, antes de agregar.- ¡Y me besaste! Vaya cerdo.
Soltó otra risotada, se inclinó hacia atrás y se alejó propulsándose con varias patadas que levantaron olas hacia su amigo, como para añadir daño al insulto.
- Estoy realmente feliz por ti, bastardo.-Admitió, todavía con la sonrisa en el rostro.- Yo, mientras tanto, sigo siendo una mujer soltera y feliz. Es curioso, pero mi libido se ha calmado un poco desde que llegué a Brigantia… quizás era tanta hierba lo que me mantenía en tantas orgías locas.
Aquella última confesión le salió tan natural como si estuviese hablando del clima. No le importaba que la gente pensara que era una puta, y si siempre era tan despreocupada con el resto del mundo, con Martin se sentía tan cómoda como era posible.
- O tal vez solo no he encontrado a nadie de mi tipo.-Suspiró, sabía que aquello no era del todo cierto.- Y qué tal, ¿ya le hiciste esa cosa genial que sabes hacer con tu lengua que siempre soñaste hacerle?
Beatrice Witchcombe- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 25/09/2012
Re: Un descanso bien... merecido?
No se podía ocultar la gran euforia que tenía, por lo que ocultó un tanto su cabeza en el agua, mientras resoplaba en ella haciendo burbujitas de manera bastante infantil, mientras observaba a su compañera quien en efecto, aparte que sabía que iba a estar feliz por él (no, por nada la fastidió tanto, y por muchos años en Hogwarts sobre su amor inalcanzable que vendría siendo la rubia), por lo que recibió de buena manera el abrazo, incluso le apretó un poco más, sin llegar a ser asfixiante.
Como de esa misma manera no le extrañó el empujón repentino, de hecho seguía conservando la misma sonrisa, que seguramente había pasado a una más divertida ya que las ocurrencias de Beatrice eran simplemente únicas y eso, a pesar de todo, era lo que más le gustaba de ella. Siempre sacaba algo gracioso, aún en las cosas que no deberían de serlo y pasar ratos agradables con ella siempre se formaban, aunque claro esta vez lo decía refiriéndose de manera amistosa.
- Eso es muy importante... Tú sabes, eso de controlar el libido, que sino te carcome - Por supuesto que había escuchado lo de la hierba, pero él no era ningún santo ni alguien super pulcro, aparte que misteriosamente se le había antojado un poco luego que ella le había dicho.
Cuando estuvo por un momento a decirle que qué había hecho con la hierba, le menciona el asunto "de esa cosa maravillosa que hacía con la lengua" y que si se la había aplicado a Leslie. Inevitablemente soltó una carcajada, primeramente divertida y en segundo lugar un tanto apenada; es que solamente la situación le hacía revivir unos cuantos recuerdos de esos cuando se decían en joda, así como también paralelamente le hacía ruborizar un tanto su rostro diciéndose que de donde habían dicho tantas barbaridades, aunque claro, todo podía pasar mientras estuviera al lado de Beatrice junto con una buena dosis de hierba.
- Ermm... Todavía no... espero que... ¿Próximamente? - Tragó saliva... de repente se le hacía un tanto incómodo hablar de esa forma de ella, precisamente porque ella ya estaba con él y no era ese tipo de personas inalcanzables que alguna vez le pareció que era - En fin... ¿y no tienes alguien en mente aquí en la universidad? - Desvió el tema de repente.
Como de esa misma manera no le extrañó el empujón repentino, de hecho seguía conservando la misma sonrisa, que seguramente había pasado a una más divertida ya que las ocurrencias de Beatrice eran simplemente únicas y eso, a pesar de todo, era lo que más le gustaba de ella. Siempre sacaba algo gracioso, aún en las cosas que no deberían de serlo y pasar ratos agradables con ella siempre se formaban, aunque claro esta vez lo decía refiriéndose de manera amistosa.
- Eso es muy importante... Tú sabes, eso de controlar el libido, que sino te carcome - Por supuesto que había escuchado lo de la hierba, pero él no era ningún santo ni alguien super pulcro, aparte que misteriosamente se le había antojado un poco luego que ella le había dicho.
Cuando estuvo por un momento a decirle que qué había hecho con la hierba, le menciona el asunto "de esa cosa maravillosa que hacía con la lengua" y que si se la había aplicado a Leslie. Inevitablemente soltó una carcajada, primeramente divertida y en segundo lugar un tanto apenada; es que solamente la situación le hacía revivir unos cuantos recuerdos de esos cuando se decían en joda, así como también paralelamente le hacía ruborizar un tanto su rostro diciéndose que de donde habían dicho tantas barbaridades, aunque claro, todo podía pasar mientras estuviera al lado de Beatrice junto con una buena dosis de hierba.
- Ermm... Todavía no... espero que... ¿Próximamente? - Tragó saliva... de repente se le hacía un tanto incómodo hablar de esa forma de ella, precisamente porque ella ya estaba con él y no era ese tipo de personas inalcanzables que alguna vez le pareció que era - En fin... ¿y no tienes alguien en mente aquí en la universidad? - Desvió el tema de repente.
Martin Abadeer- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 17/09/2012
Re: Un descanso bien... merecido?
Bea no pudo contener una sonora carcajada al notar cómo reaccionaba Martin ante el comentario sobre su vida sexual. Habían pasado años, tanto antes como después de sus encuentros subidos de tono dedicados a sencillamente matar el aburrimiento, escuchando a Martin hablar de lo increíble que le parecía Leslie y de todas las cosas sucias que hacía con ella cuando esta era la protagonista de sus sueños húmedos. ¿Cómo iba a olvidar todo esto, si el chico hacía perfeccionado su técnica practicando con ella?
-Pues espero que lo hagas bastante pronto.-Le deseó con toda la honestidad del mundo. Se lo merecía, después de babear por la chica por tantos años aquello era lo mínimo que el universo podía hacer por él.- Seguro que después del primer polvo ya no se quiere despegar de ti. Puede que seas un flacucho, pero cuando vea que tienes aguante… ¡Fiu!
Escuchó el intento de cambiar la conversación, pero prefirió ignorarlo momentáneamente. Volvió a dejarse flotar sobre su espalda, dirigiendo la vista al cielo tapiado con las ramas más altas de los muchos y frondosos árboles que conformaban el bosque. Una hoja de color tostado se desprendió de su rama y descendió grácilmente hacia ella, balanceándose en el aire. La hoja cayó justo sobre su nariz. Trató de retirarla haciendo muecas, pero en vista de que esa técnica no funcionaba se vio obligada a sacudir la cabeza y… se hundió, por supuesto.
La cabeza de Bea asomó de nuevo sobre el agua, sonrojada tanto por la prolongada exposición a las tibias aguas del lago como por la vergüenza que le provocaba siquiera considerar aquel escenario. Incluso Beatrice Witchcombe tenía sus límites, cuando consideraba que algo rayaba no en lo antimoral, sino en lo antiético.
- Bueno, la verdad sí hay alguien que me llama un poco la atención… -Balbuceó, cubriéndose el rostro con su melena rubia. El cabello, completamente empapado, se le pegaba al rostro y revelaba puntos clave de sus facciones.- Y sin duda es de la universidad…
No pudo contenerse más. Estalló en un ataque de risa que se prolongó por al menos cinco minutos. Sus risotadas, estruendosas y sinceras, llenaron el aire con la peculiar energía de la incomodidad y vergüenza adolescente.
- Creo que me quiero coger a mi profesor de Magia del Mundo.
De nuevo, otro ataque de risa. En cualquier otro caso sería absurdo, o se tomaría como algo sin importancia. Pero Martin conocía a Bea, y debía de saber que sin importar lo terriblemente MALA que fuese la idea, la chica simplemente…
-No me mires así, que no he dicho que lo vaya a hacer.
Lo haría.
-Pues espero que lo hagas bastante pronto.-Le deseó con toda la honestidad del mundo. Se lo merecía, después de babear por la chica por tantos años aquello era lo mínimo que el universo podía hacer por él.- Seguro que después del primer polvo ya no se quiere despegar de ti. Puede que seas un flacucho, pero cuando vea que tienes aguante… ¡Fiu!
Escuchó el intento de cambiar la conversación, pero prefirió ignorarlo momentáneamente. Volvió a dejarse flotar sobre su espalda, dirigiendo la vista al cielo tapiado con las ramas más altas de los muchos y frondosos árboles que conformaban el bosque. Una hoja de color tostado se desprendió de su rama y descendió grácilmente hacia ella, balanceándose en el aire. La hoja cayó justo sobre su nariz. Trató de retirarla haciendo muecas, pero en vista de que esa técnica no funcionaba se vio obligada a sacudir la cabeza y… se hundió, por supuesto.
La cabeza de Bea asomó de nuevo sobre el agua, sonrojada tanto por la prolongada exposición a las tibias aguas del lago como por la vergüenza que le provocaba siquiera considerar aquel escenario. Incluso Beatrice Witchcombe tenía sus límites, cuando consideraba que algo rayaba no en lo antimoral, sino en lo antiético.
- Bueno, la verdad sí hay alguien que me llama un poco la atención… -Balbuceó, cubriéndose el rostro con su melena rubia. El cabello, completamente empapado, se le pegaba al rostro y revelaba puntos clave de sus facciones.- Y sin duda es de la universidad…
No pudo contenerse más. Estalló en un ataque de risa que se prolongó por al menos cinco minutos. Sus risotadas, estruendosas y sinceras, llenaron el aire con la peculiar energía de la incomodidad y vergüenza adolescente.
- Creo que me quiero coger a mi profesor de Magia del Mundo.
De nuevo, otro ataque de risa. En cualquier otro caso sería absurdo, o se tomaría como algo sin importancia. Pero Martin conocía a Bea, y debía de saber que sin importar lo terriblemente MALA que fuese la idea, la chica simplemente…
-No me mires así, que no he dicho que lo vaya a hacer.
Lo haría.
Beatrice Witchcombe- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 25/09/2012
Re: Un descanso bien... merecido?
Y así era como el chico lograba sonrojarse con facilidad. La verdad era que Bea le lograba sacar en más de una ocasión aquel tono carmesí que era muy raro en él, sabiendo dar en el punto. En esos momentos, Martin disfrutaba de cómo las cosas se habían dado entre ambos, sabiendo que él le había tenido el ojo desde hace tantos años a la rubia, por lo que de verdad le llenaba el corazón saber que podía besarla, abrazarla y decirle todas esas cosas que alguna vez pensó y no pudo. Sí, era una manera bastante platónica de ver la relación, pero al menos mientras estuvieran empezando, quería aprovechar esos momentos... y pues, estaba bastante claro, que en algún momento iban a intimar, ¿no?, pero la manera tan poco romántica como se expresaba Bea, haciendo ver la situación de una manera hedonista, le daba vergüenza.
- Cállate, Bea - Le replicó para hundirse hasta la nariz y hacer más burbujas con un soplido que hacía bajo el agua. Pero la situación cambió cuando era su turno de hablar de aquella persona que le gustara... y podía no predeterminar quien era puesto que a veces la chica pues tenía unos gustos un tanto peculiares, y sí, él entraba perfectamente en esos gustos.
Esperó bastante, ya que la chica vacilaba y explotaba en risa. Normal, se puso de espalda para flotar, a pesar de que la ropa no le permitiera hacerlo de forma correcta ya que le pesaba, sobre todos los jeans, pero no se limitó así que nadaba escasos centímetros y hacía el intento de un nado mariposa, hasta que por fin habló y mencionó que la chica le tenía ganas al profesor de Magia del Mundo. Le sorprendió de sobre manera, sí, como todo en ella, pero luego le intercambió una mirada, como queriéndole decir "¿Estás bromeando verdad?".
- Bea, estás loca - Afirmó en forma de resignación ya que no se creía en absoluto que ella se abstuviera en no intentar conseguir sexo con el profesor - Vas a hacer que el pobre hombre pierda su empleo por ti - Es que no podía ser de otra forma, estaba casi seguro que aunque ella intentara decir entre líneas que no estaba dentro de sus planes hacerlo, lo haría, apostaría un millón de libras y los ganaría, ya que la conocía perfectamente.
- Cállate, Bea - Le replicó para hundirse hasta la nariz y hacer más burbujas con un soplido que hacía bajo el agua. Pero la situación cambió cuando era su turno de hablar de aquella persona que le gustara... y podía no predeterminar quien era puesto que a veces la chica pues tenía unos gustos un tanto peculiares, y sí, él entraba perfectamente en esos gustos.
Esperó bastante, ya que la chica vacilaba y explotaba en risa. Normal, se puso de espalda para flotar, a pesar de que la ropa no le permitiera hacerlo de forma correcta ya que le pesaba, sobre todos los jeans, pero no se limitó así que nadaba escasos centímetros y hacía el intento de un nado mariposa, hasta que por fin habló y mencionó que la chica le tenía ganas al profesor de Magia del Mundo. Le sorprendió de sobre manera, sí, como todo en ella, pero luego le intercambió una mirada, como queriéndole decir "¿Estás bromeando verdad?".
- Bea, estás loca - Afirmó en forma de resignación ya que no se creía en absoluto que ella se abstuviera en no intentar conseguir sexo con el profesor - Vas a hacer que el pobre hombre pierda su empleo por ti - Es que no podía ser de otra forma, estaba casi seguro que aunque ella intentara decir entre líneas que no estaba dentro de sus planes hacerlo, lo haría, apostaría un millón de libras y los ganaría, ya que la conocía perfectamente.
Martin Abadeer- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 17/09/2012
Re: Un descanso bien... merecido?
Beatrice rodó los ojos con una expresión de disgusto que ni un niño de cinco años se habría creído. Claro que se lo estaba pensando, carajos. El tipo parecía ser un completo desastre a nivel emocional, pero era lindo y no un completo estirado como parecían ser el resto de los profesores de la universidad. Además…
- No es como si fuera un viejo. –Señaló, como si aquello zanjara el asunto.- No parece tener más de treinta, y es bastante…
Se detuvo, no muy segura de cómo proseguir. Miró entonces a Martin con cierta malicia y hundió su cabeza bajo el agua durante unos segundos. Luego lo soltó, cambiando la expresión por una de infantil reproche.
- No haré que nadie pierda su empleo, grandísimo gusarajo.–Le salpicó agua.- Vamos, uno de los decanos tuvo su jujú con una alumna hace años y aun sigue aquí; eso dice algo, ¿no lo crees? O las autoridades universitarias son peculiarmente corruptas moralmente o los reglamentos internos de Brigantia son extrañamente liberales.
Se apretó las aletas de la nariz con los dedos y se sumergió unos segundos. Sintió su cabello flotar en todas direcciones, como las algas que acariciaban sus pies desnudos. Permaneció así unos instantes, como pretendiendo darle mayor peso a aquella última declaración con aquel silencio. Cuando no pudo retener más el aliento se elevó de nuevo, aspirando con la boca y quitándose el cabello empapado del rostro con un brusco movimiento de cabeza.
- Igual no creo que tenga mayor oportunidad. -Confesó.- Lo he visto por ahí, leyendo libros sobre como soportar ser un pobre solterón. Tiene aspecto de ser de esos que no le ponen un dedo encima a ninguna mujer que no sea su ex.
Suspiró, giró la cabeza hacia la orilla donde había dejado sus cosas y luego llevó su vista a Martin. Había notado la expresión de interés del chico cuando había mencionado la hierba hacía un rato, no era tonta, lo conocía demasiado bien.
- Vamos, tortolito.–Lo llamó mientras se alejaba flotando.- Tenemos que celebrar que al fin tengo a la cuñada que siempre deseamos. Tengo en mi bolso un bar de joints de la mejor hierba que podrías probar.
Salió del agua y su cuerpo se estremeció por una súbita oleada de frío. Tomó su melena con dedos temblorosos y exprimió el exceso de agua. Se vio las manos con recelo, esperando ver manchones rosa. No había nada, por supuesto. Ya había tenido malas experiencias en el pasado. Se cubrió el cuerpo con una toalla de colores psicodélicos y rebuscó en su bolso hasta encontrar lo que buscaba. Sacó un joint considerablemente grueso, envuelto en papel transparente. No estaba del todo segura de si dejar que su amigo fumara de aquel, era una hierba jodidamente buena y si se confiaban después tendría que dejarlo inconsciente con un desmaius para que no hiciera nada estúpido, presa de un ataque de pánico.
- No es como si fuera un viejo. –Señaló, como si aquello zanjara el asunto.- No parece tener más de treinta, y es bastante…
Se detuvo, no muy segura de cómo proseguir. Miró entonces a Martin con cierta malicia y hundió su cabeza bajo el agua durante unos segundos. Luego lo soltó, cambiando la expresión por una de infantil reproche.
- No haré que nadie pierda su empleo, grandísimo gusarajo.–Le salpicó agua.- Vamos, uno de los decanos tuvo su jujú con una alumna hace años y aun sigue aquí; eso dice algo, ¿no lo crees? O las autoridades universitarias son peculiarmente corruptas moralmente o los reglamentos internos de Brigantia son extrañamente liberales.
Se apretó las aletas de la nariz con los dedos y se sumergió unos segundos. Sintió su cabello flotar en todas direcciones, como las algas que acariciaban sus pies desnudos. Permaneció así unos instantes, como pretendiendo darle mayor peso a aquella última declaración con aquel silencio. Cuando no pudo retener más el aliento se elevó de nuevo, aspirando con la boca y quitándose el cabello empapado del rostro con un brusco movimiento de cabeza.
- Igual no creo que tenga mayor oportunidad. -Confesó.- Lo he visto por ahí, leyendo libros sobre como soportar ser un pobre solterón. Tiene aspecto de ser de esos que no le ponen un dedo encima a ninguna mujer que no sea su ex.
Suspiró, giró la cabeza hacia la orilla donde había dejado sus cosas y luego llevó su vista a Martin. Había notado la expresión de interés del chico cuando había mencionado la hierba hacía un rato, no era tonta, lo conocía demasiado bien.
- Vamos, tortolito.–Lo llamó mientras se alejaba flotando.- Tenemos que celebrar que al fin tengo a la cuñada que siempre deseamos. Tengo en mi bolso un bar de joints de la mejor hierba que podrías probar.
Salió del agua y su cuerpo se estremeció por una súbita oleada de frío. Tomó su melena con dedos temblorosos y exprimió el exceso de agua. Se vio las manos con recelo, esperando ver manchones rosa. No había nada, por supuesto. Ya había tenido malas experiencias en el pasado. Se cubrió el cuerpo con una toalla de colores psicodélicos y rebuscó en su bolso hasta encontrar lo que buscaba. Sacó un joint considerablemente grueso, envuelto en papel transparente. No estaba del todo segura de si dejar que su amigo fumara de aquel, era una hierba jodidamente buena y si se confiaban después tendría que dejarlo inconsciente con un desmaius para que no hiciera nada estúpido, presa de un ataque de pánico.
Beatrice Witchcombe- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 25/09/2012
Re: Un descanso bien... merecido?
Suspiró la verdad que por más excusas y argumentos que la chica le diera no se creía del todo capaz de seguir al pie de la letra los límites que ella misma se estaba imponiendo. No es que creyera que desafiara los límites, pero en más de una ocasión creía que esa palabra no existía en el vocabulario de Bea. Sí, era cierto que el pobre hombre andaba por ahí dando lástima con sus libros de autoayuda, pero no se merecía que perdiera su trabajo por un capricho de su amiga.
- Si, grandísima pajua, pero Immëndorff casi pierde el cargo por eso mismo - Tras eso le salpicó de vuelta el agua. Aquello no era ningún secreto, de hecho entre las leyendas que rodeaban al decano esa era una de las cosas que se decían a los novatos como si se tratara del coco para los niños, en un intento de alejarlos de cualquier tentación que se tenga con el germánico - Yo creo que él continua aquí porque nadie más tendría las agallas de mantener el orden en esta universidad. ¿Sabías que ha sido el instituto con más ataques de Europa? - Por algún motivo luego que había comentado esa estadística que alguna vez leyó en uno de los periódicos mágicos, que no se trataba de "El Profeta" se sintió como esos viejos que se la pasaban neuróticos por todo, que se sentía acechados en cualquier momento y que en algún momento sentía que el mal les iba a atacar.
Sacudió su cabeza, aunque no hubo mucha necesidad de hacerlo ya que Beatrice le había hundido momentáneamente lo cual agradecía ya que le había hecho recuperar la compostura.
- Bueno, está a salvo... por ahora - Dijo de manera sardónica mientras mirada de forma inquisitiva a Bea - Quien sabe si de la nada supera a su ex y te da la oportunidad de que tengas sexo. O peor que supongamos que hipotéticamente te encuentres fumando ganja en uno de estos lares, curiosamente sea estrecho donde la intimidad se haga presente y de la nada te lo encuentres. Sabiendo como eres lo más probable que le metas el porro de una, sin preguntarle, y luego te aprovechas de él - Se acercó todavía más a ella como si se tratara de un detective clásico con una hablando de manera exagerada pero que muy probable no se aleje demasiado de la realidad.
Así mismo, salió del lago detrás de ella, estando completamente empapado sin preocuparse demasiado ya que al sacar su varita y un toquecito de ésta, tanto su ropa como cabello quedó completamente seco como si nunca se hubiera sumergido al agua con Bea.
- ¡Yay! eso sí me gusta: joints de celebración - Alzó la mano alegre - Y por los viejos tiempos, de esos cuando nos escapábamos a fumar lo que sea detrás de los arbustos de Hogwarts -
- Si, grandísima pajua, pero Immëndorff casi pierde el cargo por eso mismo - Tras eso le salpicó de vuelta el agua. Aquello no era ningún secreto, de hecho entre las leyendas que rodeaban al decano esa era una de las cosas que se decían a los novatos como si se tratara del coco para los niños, en un intento de alejarlos de cualquier tentación que se tenga con el germánico - Yo creo que él continua aquí porque nadie más tendría las agallas de mantener el orden en esta universidad. ¿Sabías que ha sido el instituto con más ataques de Europa? - Por algún motivo luego que había comentado esa estadística que alguna vez leyó en uno de los periódicos mágicos, que no se trataba de "El Profeta" se sintió como esos viejos que se la pasaban neuróticos por todo, que se sentía acechados en cualquier momento y que en algún momento sentía que el mal les iba a atacar.
Sacudió su cabeza, aunque no hubo mucha necesidad de hacerlo ya que Beatrice le había hundido momentáneamente lo cual agradecía ya que le había hecho recuperar la compostura.
- Bueno, está a salvo... por ahora - Dijo de manera sardónica mientras mirada de forma inquisitiva a Bea - Quien sabe si de la nada supera a su ex y te da la oportunidad de que tengas sexo. O peor que supongamos que hipotéticamente te encuentres fumando ganja en uno de estos lares, curiosamente sea estrecho donde la intimidad se haga presente y de la nada te lo encuentres. Sabiendo como eres lo más probable que le metas el porro de una, sin preguntarle, y luego te aprovechas de él - Se acercó todavía más a ella como si se tratara de un detective clásico con una hablando de manera exagerada pero que muy probable no se aleje demasiado de la realidad.
Así mismo, salió del lago detrás de ella, estando completamente empapado sin preocuparse demasiado ya que al sacar su varita y un toquecito de ésta, tanto su ropa como cabello quedó completamente seco como si nunca se hubiera sumergido al agua con Bea.
- ¡Yay! eso sí me gusta: joints de celebración - Alzó la mano alegre - Y por los viejos tiempos, de esos cuando nos escapábamos a fumar lo que sea detrás de los arbustos de Hogwarts -
Martin Abadeer- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 17/09/2012
Re: Un descanso bien... merecido?
Beatrice suspiró con resignación, aunque parte de ella pensara que la teoría de Martin sonaba por demás lógica. Pero vamos, no iba a darle la razón al Martin. Beatrice prefería aceptar una muerte lenta y dolorosa antes que darle la razón a cualquier posible predicción de ese chico que la involucrase a ella, fuese intencional o no.
- Ya deja de meterme ideas en la cabeza, Abadeer. –Lo reprendió, antes de darle varias profundas caladas al joint al tiempo que mantenía el yesquero encendido fijo en la punta. Al final dejó escapar una nubecita de humo suave y una sonrisa curvó sus labios.- Mejor toma el tuyo y móntate en el tren de la nostalgia conmigo.
Le dio su joint y el encendedor. Sí, aquella situación sin duda la llevaba al pasado. A veces se preguntaba como era posible que jamás los hubiesen descubierto fumando en Hogwarts, con lo descarados que eran.
- Por los viejos tiempos, cabeza de pija. –Levantó su joint con el mismo gesto que emplearía en un brindis.- Por esa época tan loca en la que nos metíamos en los pantalones del otro solo porque no teníamos nada mejor que hacer.
Le dio una profunda calada al joint, cerró los ojos y contó mentalmente hasta veinte. Dejó escapar el humo ladeando la cabeza, mirando a su amigo como si fuese la primera vez que lo “veía” aquel día.
- ¿Te imaginas que aquello haya sido una predicción y si termine tirando con el profe? –Soltó una carcajada.- Oh, Diosa. Creo que nunca antes había deseado tanto que predijeras algo sobre mi futuro, hombre. ¡Es más…!
Se le acercó bastante, y lo siguiente lo dijo con el tono confidencial de un agente secreto de película:
- Si pasa, no te diré nada, lo sabrás porque me lo llevaré al jodido baile que harán en Halloween.
Miró a su amigo con una mezcla de malicia y complicidad; era justo como en los viejos tiempos, eso seguro.
- Ya deja de meterme ideas en la cabeza, Abadeer. –Lo reprendió, antes de darle varias profundas caladas al joint al tiempo que mantenía el yesquero encendido fijo en la punta. Al final dejó escapar una nubecita de humo suave y una sonrisa curvó sus labios.- Mejor toma el tuyo y móntate en el tren de la nostalgia conmigo.
Le dio su joint y el encendedor. Sí, aquella situación sin duda la llevaba al pasado. A veces se preguntaba como era posible que jamás los hubiesen descubierto fumando en Hogwarts, con lo descarados que eran.
- Por los viejos tiempos, cabeza de pija. –Levantó su joint con el mismo gesto que emplearía en un brindis.- Por esa época tan loca en la que nos metíamos en los pantalones del otro solo porque no teníamos nada mejor que hacer.
Le dio una profunda calada al joint, cerró los ojos y contó mentalmente hasta veinte. Dejó escapar el humo ladeando la cabeza, mirando a su amigo como si fuese la primera vez que lo “veía” aquel día.
- ¿Te imaginas que aquello haya sido una predicción y si termine tirando con el profe? –Soltó una carcajada.- Oh, Diosa. Creo que nunca antes había deseado tanto que predijeras algo sobre mi futuro, hombre. ¡Es más…!
Se le acercó bastante, y lo siguiente lo dijo con el tono confidencial de un agente secreto de película:
- Si pasa, no te diré nada, lo sabrás porque me lo llevaré al jodido baile que harán en Halloween.
Miró a su amigo con una mezcla de malicia y complicidad; era justo como en los viejos tiempos, eso seguro.
Beatrice Witchcombe- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 25/09/2012
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