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Fuera de la reunión
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Re: Fuera de la reunión
Sintió la ligera presión que ponía a su mano después de hablar del dichoso curso de cocina al que su cuñada la había inscrito y bajó un poco la mirada. Poco a poco el efecto de lo que había fumado se iba pasando; sentía los párpados y el peso de la realidad de manera un poco más áspera, sobre todo después de que preguntara si quería volver o llegar a la ciudad. No sabía cuánto tiempo había pasado pero no le parecía mucho, y pensó que querría alargarlo al menos hasta que el sol se metiera por que ya no podía imaginar otra manera de que eso se repitiera.
Se apartó un poco cuando fuera él quien tocara el su rostro, más por juego que por ganas de que la soltara, por eso le sonreía a ratos, se alejaba y después volvía a su lado sin sentirse capaz de soltar su mano. Se detuvo a evaluar si desandarían el mismo camino o lo alargarían más.
-No sé, como tú quieras - Respondió mirando pensativa hacia la construcciones, notando que el sol empezaba poco a poco a decaer y el vientecillo soplaba con más fuerza. -Los Sowerberry están sugiriendo que se adelante el evento, para principios de Noviembre. No creo que tenga manera de negarme
Se había terminado la tregua, por que era algo que le había estado quitando el sueño desde recibir aquella lechuza. Si se negaba ofendería a su prometido y de paso a su familia. Y pensar que habían estado hablando de ni siquiera dejar Brigantia después de casarse. Se volvió a enojar un poco con ella misma por estar haciendo tonterías como esa y se soltó de su mano con decisión, caminando de vuelta sobre las mismas huellas que hubieran dejado.
-Así que es hora de dejarme de tonterías. Regresamos, haces las paces con Loreen o con quien sea que te estés follando de todas las que estén ahí, y dejamos esto por la paz. ¿Esto también es un reto? ¿No te encantaría contarle a todo el mundo que mientras el compromiso sale en el Profeta yo estoy aquí tonteando contigo?... esto es humillante.
No se basaba en nada para decir esas cosas, sólo en las ganas de decepcionarse de él para no seguir con esa locura. Se volteó para mirarlo sabiendo que decirle eso era peor que cualquier cosa que le hubiera dicho antes, pero era necesario. Quizás si apelaba a su orgullo, o a su temperamento, se enojara con ella, se portara desagradable y pudiera al fin desencantarse. No veía otra manera de hacerlo.
Se apartó un poco cuando fuera él quien tocara el su rostro, más por juego que por ganas de que la soltara, por eso le sonreía a ratos, se alejaba y después volvía a su lado sin sentirse capaz de soltar su mano. Se detuvo a evaluar si desandarían el mismo camino o lo alargarían más.
-No sé, como tú quieras - Respondió mirando pensativa hacia la construcciones, notando que el sol empezaba poco a poco a decaer y el vientecillo soplaba con más fuerza. -Los Sowerberry están sugiriendo que se adelante el evento, para principios de Noviembre. No creo que tenga manera de negarme
Se había terminado la tregua, por que era algo que le había estado quitando el sueño desde recibir aquella lechuza. Si se negaba ofendería a su prometido y de paso a su familia. Y pensar que habían estado hablando de ni siquiera dejar Brigantia después de casarse. Se volvió a enojar un poco con ella misma por estar haciendo tonterías como esa y se soltó de su mano con decisión, caminando de vuelta sobre las mismas huellas que hubieran dejado.
-Así que es hora de dejarme de tonterías. Regresamos, haces las paces con Loreen o con quien sea que te estés follando de todas las que estén ahí, y dejamos esto por la paz. ¿Esto también es un reto? ¿No te encantaría contarle a todo el mundo que mientras el compromiso sale en el Profeta yo estoy aquí tonteando contigo?... esto es humillante.
No se basaba en nada para decir esas cosas, sólo en las ganas de decepcionarse de él para no seguir con esa locura. Se volteó para mirarlo sabiendo que decirle eso era peor que cualquier cosa que le hubiera dicho antes, pero era necesario. Quizás si apelaba a su orgullo, o a su temperamento, se enojara con ella, se portara desagradable y pudiera al fin desencantarse. No veía otra manera de hacerlo.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Angus se puso tenso en cuanto Aquila le contó que iba a adelantar su boda. Volver a hablar de ella y además en esos términos, lo hizo sentir como que el encantamiento se había roto y que la tregua se había terminado y que también el futuro con los elfos domésticos y la publicación donde ella fuera la editora se hacía más nube de humo que nunca. Estaba bien ir haciéndose a la idea pero no esperó que fuera de esa manera, que lo soltara de la mano de ese modo y de pronto se volviera a convertir en lo más parecido a un pajarraco como dictaba la naturaleza de su raza ancestral.
Iba a alcanzarla y a preguntarle que le pasaba pero al escuchar todo lo que tenía para decirle se quedó muy sorprendido como para intentar un movimiento que la retuviera. ¿Qué hiciera las paces con Loreen? ¿Qué era un reto? ¿Qué él quería humillarla, decirle a todos que tonteaba con él?. Se llevó la mano a las sienes. Tuvo que haber puesto más atención a los consejos de Bleeker o eso resultaba al final.
-¿Crees que todo esto es sobre ti y nada más? ¿Crees que me importa una mierda que la gente sepa que pasó algo entre nosotros? ¿Qué te estoy usando para algo tan estúpido?-Ella era estúpida, ella con sus suposiciones de niña rica acostumbrada a que la gente le rindiera tributo por ser bonita, por tener un buen apellido. Y ya si lo pensaba fríamente, ni siquiera había pasado nada como para que ella le hiciera una escenita.
-¿Estás tonteando conmigo? ¡Ni siquiera te he besado no seas tonta!. No quiero nada de ti, no me interesa contarle a nadie nada que tenga que ver contigo. No es un reto. Te puedes ir mucho a la mierda.-Así tal cual, tan cerca de la luna llena y también tan cerca de sentir todas esas cosas idiotas por ella en cuestión de minutos. Seguía ahí muy hondo lo que le había provocado, no se había desvanecido, pero por eso era todavía más fácil ser visceral.
La alcanzó pero solo fue para apresurar el paso y regresar antes a casa de Bleeker, sin ella, que podía encontrar el camino sola a donde fuera que de le diera la gana ir. Él no podía, no sabía y no tenía por qué lidiar con ella, y estaba bien que ella le pusiera tan fácil convencerse de eso.
Iba a alcanzarla y a preguntarle que le pasaba pero al escuchar todo lo que tenía para decirle se quedó muy sorprendido como para intentar un movimiento que la retuviera. ¿Qué hiciera las paces con Loreen? ¿Qué era un reto? ¿Qué él quería humillarla, decirle a todos que tonteaba con él?. Se llevó la mano a las sienes. Tuvo que haber puesto más atención a los consejos de Bleeker o eso resultaba al final.
-¿Crees que todo esto es sobre ti y nada más? ¿Crees que me importa una mierda que la gente sepa que pasó algo entre nosotros? ¿Qué te estoy usando para algo tan estúpido?-Ella era estúpida, ella con sus suposiciones de niña rica acostumbrada a que la gente le rindiera tributo por ser bonita, por tener un buen apellido. Y ya si lo pensaba fríamente, ni siquiera había pasado nada como para que ella le hiciera una escenita.
-¿Estás tonteando conmigo? ¡Ni siquiera te he besado no seas tonta!. No quiero nada de ti, no me interesa contarle a nadie nada que tenga que ver contigo. No es un reto. Te puedes ir mucho a la mierda.-Así tal cual, tan cerca de la luna llena y también tan cerca de sentir todas esas cosas idiotas por ella en cuestión de minutos. Seguía ahí muy hondo lo que le había provocado, no se había desvanecido, pero por eso era todavía más fácil ser visceral.
La alcanzó pero solo fue para apresurar el paso y regresar antes a casa de Bleeker, sin ella, que podía encontrar el camino sola a donde fuera que de le diera la gana ir. Él no podía, no sabía y no tenía por qué lidiar con ella, y estaba bien que ella le pusiera tan fácil convencerse de eso.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Lo escuchó, con sentimientos mezclados al notar que había funcionado, que al fin había terminado con su paciencia como si no le hubiera costado la vida joderlo todo de esa manera en vez de seguir dándose cuenta lo mucho que le gustaban las cosas qué decía, la manera en que la tomaba de la mano, los planes que jamás conocerían un futuro. Lo escuchó apretando los labios para no responder de inmediato a sus retóricas de incrédulo.
No había ocurrido nada, tenía razón, pero esa era una excusa barata. De pronto se sintió insegura y quizás en verdad él no quería que pasara nada pues de ser lo contrario, ya lo hubiera hecho. Aún así pensaba que estaban muy cerca de que ocurriera y que su fuerza de voluntad era lo único que se había interpuesto, pero le dolía escucharlo, y también había buscado que le dijera cosas así, para enfurecerse y poder irse de ahí, olvidarse de esa historia y seguir con sus planes, o los planes que tenía que cumplir, pues realmente no eran tan suyos como para no pensar en otra cosa.
-¡No, idiota, no es sobre mi! ¡Es sobre ti, sobre toda la libertad que tienes para hacer lo que te venga en gana!
Se le había puesto enfrente medio caminando de espaldas, los ojos brillantes de enojo, tanto que casi podría llorar. Siempre había sido una ridícula que lloraba cuando hacía sus berrinches pero la verdad era que era de lágrima bastante fácil y detestaba eso cuando todo lo que quería era mostrarse enojada. Le dio una bofetada, esta vez en serio
-¡¿Que no es nada?!¡Tal vez te parezca nada, pero es más de lo que he hecho por nadie! ¡Y no es un reclamo si es como lo vas a interpretar, maldito egoísta! ¡No entiendes nada! ¡TÚ VETE A LA MIERDA!
Le volvió a pegar, esta vez en el pecho, con los puños cerrados, como buscando una manera de sacar las cosas que sentía y no debía, y de que se fuera muy enfadado, el doble, que quisiera matarla. La magnitud de su rabieta le había hasta soltado el cabello que antes tuviera atado.
No había ocurrido nada, tenía razón, pero esa era una excusa barata. De pronto se sintió insegura y quizás en verdad él no quería que pasara nada pues de ser lo contrario, ya lo hubiera hecho. Aún así pensaba que estaban muy cerca de que ocurriera y que su fuerza de voluntad era lo único que se había interpuesto, pero le dolía escucharlo, y también había buscado que le dijera cosas así, para enfurecerse y poder irse de ahí, olvidarse de esa historia y seguir con sus planes, o los planes que tenía que cumplir, pues realmente no eran tan suyos como para no pensar en otra cosa.
-¡No, idiota, no es sobre mi! ¡Es sobre ti, sobre toda la libertad que tienes para hacer lo que te venga en gana!
Se le había puesto enfrente medio caminando de espaldas, los ojos brillantes de enojo, tanto que casi podría llorar. Siempre había sido una ridícula que lloraba cuando hacía sus berrinches pero la verdad era que era de lágrima bastante fácil y detestaba eso cuando todo lo que quería era mostrarse enojada. Le dio una bofetada, esta vez en serio
-¡¿Que no es nada?!¡Tal vez te parezca nada, pero es más de lo que he hecho por nadie! ¡Y no es un reclamo si es como lo vas a interpretar, maldito egoísta! ¡No entiendes nada! ¡TÚ VETE A LA MIERDA!
Le volvió a pegar, esta vez en el pecho, con los puños cerrados, como buscando una manera de sacar las cosas que sentía y no debía, y de que se fuera muy enfadado, el doble, que quisiera matarla. La magnitud de su rabieta le había hasta soltado el cabello que antes tuviera atado.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
¿Qué era todo eso? ¿Qué le pasaba a esa maldita mujer?. Eso pensaba Angus con toda consternación mientras la escuchaba. Él la verdad no tenía un pensamiento demasiado complejo, por eso no le encontraba sentido a su enojo, ni a que le recriminara que hiciera lo que le venía en gana con toda libertad, pero la palabra le caló demasiado hondo.
-¿Libertad? ¿Libertad? No tienes idea de lo que estás hablando. No sabes nada de mi, no sabes nada de lo que significa ser quien soy. Y no creas que lo estoy diciendo de buena manera, es una mierda todo, no tengo libertad de nada.-De nuevo le aplicaba el mismo tratamiento que aquella noche en el bar. Él se había puesto de ridículo contándole de la licantropía sin intentar sonar auto condescendiente y ella ahora le machacaba lo de la libertad, que era de lo que menos carecía.
-¿Es más de lo que hecho por nadie? ¿Y te mereces un premio por tomarle la mano a un salvaje? Un premio al altruismo, a la condescendencia, a la tolerancia. ¿Eso buscas? Congraciarte con tu propia vida. NO HAY MANERA, no hay manera de que hagas eso.-Y no a costa suya al menos.
Cuando le empezó a pegar, la dejó un rato hasta que se cansó y tomó sus muñecas con fuerza y con violencia. Ya no se le veía la misma cara de idiota enamorado que había tenido hasta hacia un rato. Se le veía enojado, lo suficientemente paciente como para no montar en cólera bestial, también lo suficientemente cuerdo, pero muy muy enojado. Ya que fue suficiente de golpes, impulsado por el agarre a sus muñecas, la hizo hacia atrás para alejarla de él. No con la fuerza suficiente para tirarla sobre la arena, pero tampoco estaba midiendo daños, ni era lo que quería hacer.
-Puedes hacer todo el drama que quieras, aquí no pasó absolutamente nada. Tu matrimonio está a salvo, tengo cosas más importantes de las que preocuparme que dejar en mal a una ridícula niñita bien como tú.-Se lo dijo con amargura, aparentemente muy en serio. Quería lastimarla de esa manera porque era la única defensa que le quedaba ante su locura.
-¿Libertad? ¿Libertad? No tienes idea de lo que estás hablando. No sabes nada de mi, no sabes nada de lo que significa ser quien soy. Y no creas que lo estoy diciendo de buena manera, es una mierda todo, no tengo libertad de nada.-De nuevo le aplicaba el mismo tratamiento que aquella noche en el bar. Él se había puesto de ridículo contándole de la licantropía sin intentar sonar auto condescendiente y ella ahora le machacaba lo de la libertad, que era de lo que menos carecía.
-¿Es más de lo que hecho por nadie? ¿Y te mereces un premio por tomarle la mano a un salvaje? Un premio al altruismo, a la condescendencia, a la tolerancia. ¿Eso buscas? Congraciarte con tu propia vida. NO HAY MANERA, no hay manera de que hagas eso.-Y no a costa suya al menos.
Cuando le empezó a pegar, la dejó un rato hasta que se cansó y tomó sus muñecas con fuerza y con violencia. Ya no se le veía la misma cara de idiota enamorado que había tenido hasta hacia un rato. Se le veía enojado, lo suficientemente paciente como para no montar en cólera bestial, también lo suficientemente cuerdo, pero muy muy enojado. Ya que fue suficiente de golpes, impulsado por el agarre a sus muñecas, la hizo hacia atrás para alejarla de él. No con la fuerza suficiente para tirarla sobre la arena, pero tampoco estaba midiendo daños, ni era lo que quería hacer.
-Puedes hacer todo el drama que quieras, aquí no pasó absolutamente nada. Tu matrimonio está a salvo, tengo cosas más importantes de las que preocuparme que dejar en mal a una ridícula niñita bien como tú.-Se lo dijo con amargura, aparentemente muy en serio. Quería lastimarla de esa manera porque era la única defensa que le quedaba ante su locura.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
No pensó que pudiera apreciar esa libertad de la que ella hablaba, quizás era algo común. Poder elegir a sus amigos si le daba la gana, poder elegir qué clase de vida llevaría y al lado de quién. Después cayó en cuenta del peso de la licantropía de la que antes le hubiera hablado con tanta calma y aceptación, dándose cuenta que a pesar de poder hablar de ello, de vivir con ello, también era una prisión. De cierta forma, ambos tenían que manejar cosas más allá de su voluntad, aunque lo suyo fuese la familia y a los liberales les pareciera tan fácil hacer su voluntad y manejar su propia vida.
-¡No es caridad ni condescencia, estúpido! ¡¿Qué no ves?!
Se lo dijo quedándose parada después de que la empujara y casi perdiera el equilibrio. El enojo y las cosas que se estaban diciendo la habían hecho ni siquiera enloquecer por el hecho de que la empujara, cosa que hubiera ocurrido de estar un poco más calmada... pero de estar un poco más calmados ni siquiera la habría empujado. Para ese momento ya estaba llorando como tan bien se le daba.
-¡No quiero congraciarme con mi vida, ni que mi matrimonio esté a salvo! Quiero que vengas aquí a preocuparte por mi y por mis ridiculeces, y me hables de todo lo que no sé de ti, y pensar que tal vez me podrías querer Y TAMPOCO HAY MANERA POR QUE ERES UN IDIOTA
Y esta vez podría jurar no estar siendo egoísta, por que sabía que eso era un lío, y sería más riesgoso para él que para ella. Dio unos pasos hacia donde la arena estaba más seca y se sentó, enfurruñada y de brazos cruzazdos, por que consideraba que era ella quien había cedido en el lío, que había caído estúpidamente en algo que ni siquiera había pasado, como bien había dicho, que todo estaba fatal y aún tenía ganas de volver a abrazarlo y haber terminado las cosas de una manera menos horrible, sin gritos y ofensas a cada segundo.
-¡LÁRGATE, YA NO QUIERO VERTE!
-¡No es caridad ni condescencia, estúpido! ¡¿Qué no ves?!
Se lo dijo quedándose parada después de que la empujara y casi perdiera el equilibrio. El enojo y las cosas que se estaban diciendo la habían hecho ni siquiera enloquecer por el hecho de que la empujara, cosa que hubiera ocurrido de estar un poco más calmada... pero de estar un poco más calmados ni siquiera la habría empujado. Para ese momento ya estaba llorando como tan bien se le daba.
-¡No quiero congraciarme con mi vida, ni que mi matrimonio esté a salvo! Quiero que vengas aquí a preocuparte por mi y por mis ridiculeces, y me hables de todo lo que no sé de ti, y pensar que tal vez me podrías querer Y TAMPOCO HAY MANERA POR QUE ERES UN IDIOTA
Y esta vez podría jurar no estar siendo egoísta, por que sabía que eso era un lío, y sería más riesgoso para él que para ella. Dio unos pasos hacia donde la arena estaba más seca y se sentó, enfurruñada y de brazos cruzazdos, por que consideraba que era ella quien había cedido en el lío, que había caído estúpidamente en algo que ni siquiera había pasado, como bien había dicho, que todo estaba fatal y aún tenía ganas de volver a abrazarlo y haber terminado las cosas de una manera menos horrible, sin gritos y ofensas a cada segundo.
-¡LÁRGATE, YA NO QUIERO VERTE!
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Pues Angus no veía, ni sabía leer entre líneas. Era plano y concreto para los asuntos sentimentales, también un poco cobarde cuando se veía acorralado. A veces lo intentaba con todo, porque le importaba, pero con Aquila no veía manera posible de salir bien librado, por eso se escondía tras su furia, tras sus excusas y mentiras. No le gustaba verla llorar, ese era también un pensamiento bastante básico.
Lo que le dijo lo dejó calmado, sorprendido y más intranquilo que antes que habían estado jugueteando al futuro, a tomarse de la mano y actuar como si eso fuera muy normal. ¿Qué si él podía quererla? Ella era la idiota que no se daba cuenta de lo que estaba pasando. La vio sentarse y seguirle gritando pero él ya no tenía ganas de continuar con los gritos ni con las ofensas. La vio sin decir nada unos cuantos segundos, no reanudó su camino hacia casa de Bleeker, Aquila le había dicho las cosas demasiado claras como para no pensarlo y tratar de arreglar las cosas con ella. Y sobretodo, ser sincero.
Se sentó a su lado, lentamente. Miró hacia el mar. Ya no se sentía drogado, ni sentía que las cosas estaban magnificadas por nada. La arena era arena, tenía algo de frío y todo volvía a la normalidad. Tenía algo de hambre, fue el único resabio de todo.-Creo que comencé a intentar quererte desde que te llevé por esa hamburguesa y te supe capaz de comértela. Y sin hacer cara de asco. Primero pensé que era porque eras una semiveela, pero ahora sé que no es así. Me molesta perseguirte, buscarte y saber que no tengo oportunidad, me enojo yo solo. Me he engañado y he engañado a los demás, pero la verdad es que eso que quieres, que te quiera. Lo puedes dar por hecho.
Buscó un cigarrillo pero no tenía nada, solo la varita que estaba en el bolsillo de su bañador. No se atrevía a mirarla a la cara porque había confesado todo, lo había hecho sin titubeos, tal vez porque sabía que no iba a llegar a nada de todos modos.-No espero nada, Lillyvick. Ni pretendo que luego de decir eso dejes todo por una posibilidad que no te conviene. No te estoy juzgando.-Después de decir eso, se acercó para besarla la mejilla. No le tocó el pelo recordando ese detalle por fin. Se levantó con trabajo y la esperó para regresar, habiéndolo dicho todo, sin arrepentirse pero con un claro vacío.
Lo que le dijo lo dejó calmado, sorprendido y más intranquilo que antes que habían estado jugueteando al futuro, a tomarse de la mano y actuar como si eso fuera muy normal. ¿Qué si él podía quererla? Ella era la idiota que no se daba cuenta de lo que estaba pasando. La vio sentarse y seguirle gritando pero él ya no tenía ganas de continuar con los gritos ni con las ofensas. La vio sin decir nada unos cuantos segundos, no reanudó su camino hacia casa de Bleeker, Aquila le había dicho las cosas demasiado claras como para no pensarlo y tratar de arreglar las cosas con ella. Y sobretodo, ser sincero.
Se sentó a su lado, lentamente. Miró hacia el mar. Ya no se sentía drogado, ni sentía que las cosas estaban magnificadas por nada. La arena era arena, tenía algo de frío y todo volvía a la normalidad. Tenía algo de hambre, fue el único resabio de todo.-Creo que comencé a intentar quererte desde que te llevé por esa hamburguesa y te supe capaz de comértela. Y sin hacer cara de asco. Primero pensé que era porque eras una semiveela, pero ahora sé que no es así. Me molesta perseguirte, buscarte y saber que no tengo oportunidad, me enojo yo solo. Me he engañado y he engañado a los demás, pero la verdad es que eso que quieres, que te quiera. Lo puedes dar por hecho.
Buscó un cigarrillo pero no tenía nada, solo la varita que estaba en el bolsillo de su bañador. No se atrevía a mirarla a la cara porque había confesado todo, lo había hecho sin titubeos, tal vez porque sabía que no iba a llegar a nada de todos modos.-No espero nada, Lillyvick. Ni pretendo que luego de decir eso dejes todo por una posibilidad que no te conviene. No te estoy juzgando.-Después de decir eso, se acercó para besarla la mejilla. No le tocó el pelo recordando ese detalle por fin. Se levantó con trabajo y la esperó para regresar, habiéndolo dicho todo, sin arrepentirse pero con un claro vacío.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Todavía estaba llorando pero ya sin gritos, y a diferencia de casi todas las chicas no solía limpiarse las lágrimas al instante por vergüenza. Quizás era parte de su mal hábito de chantajear a la gente, aunque era cierto que tampoco podía fingir las lágrimas y cuando lloraba era por que algo le molestaba, o le dolía, o lo que fuera. Con cara de molestia también estaba mirando al mar y sintió que su pecho dejaba de estar oprimido al ver que se detenía e incluso iba a sentarse a su lado.
-Dije que ya no quería verte
Replicó y hasta volteó un poco la cara por que tenía mal carácter y punto, aunque sabía que el licántropo estaba haciendo un esfuerzo por no matarla a golpes con todo el enojo que le había sacado. Lo escuchó sin mirarlo, meditando cada palabra que decía, sintiendo de nuevo ese cosquilleo en la boca del estómago como cuando se había acercado a ella y había tocado la piel de su espalda. Se quedó meditando como si estuviera muy enojada pensando las cosas pero no pudo evitar sonreírse un poco antes de que quién sabe qué buscara en los bolsillos de su bañador. Claro que se volteó aún más para que no lo notara.
No le gustaba que pensara que era ella la de la posición de poder, la de las decisiones y la que tenía qué perder. ¿Qué pensaba, que no se había imaginado lo que le decían sus amigos? Cleverley, el mayor o todos en concreto, la tenían por una frívola cruel y estúpida sin oficio ni beneficio para la sociedad mágica. Eso de lo que podía notar, sin pensar ya en todos los demás. Todos parecían ser muy abiertos, pero a final de cuentas ese también era un círculo cerrado, ahí también había códigos sociales aunque insistieran en que todo era paz y alegría.
Ya no sabía qué pensar. Sólo se le ocurrió que no quería darle unas palmaditas en la espalda, encogerse de hombros y lamentar la mala suerte de esa situación borrosa... pero tampoco iba a enloquecer. O quizás ya había enloquecido, pero era una cobarde, y le preocupaba su integridad más que la propia. Estaba metida hasta el cuello en situaciones muy celosas de cualquier alternativa, y eso nunca le había molestado hasta ese maldito momento. Cerró los ojos cuando la besaba en la mejilla y se levantó después de él, sacudiéndose un poco la arena y sintiendo que le dolía la garganta por querer decir algo y ni siquiera saber qué.
-Espérame. Le pidió aunque realmente no fuera necesario; con eso más bien quería decirle que no empezara a caminar de vuelta a lo de siempre. Volvió a abrazarlo aunque esta vez lo hizo con más decisión, rodeándolo con los brazos y cerrando los ojos por que ese era el único instante de calma que encontraba en esa situación. -Yo también te quiero ¿Sí? no quiero meterte en problemas. Soy una cobarde... y seguro tu hermana me odia Le dijo con un poco de risa, pegando la frente a su pecho aún sin abrir los ojos. Y no, ni siquiera se habían besado, como si eso fuese el último refugio para poder olvidarse de ese asunto, pero de todos modos contenerse ya no iba a resultar.
-Dije que ya no quería verte
Replicó y hasta volteó un poco la cara por que tenía mal carácter y punto, aunque sabía que el licántropo estaba haciendo un esfuerzo por no matarla a golpes con todo el enojo que le había sacado. Lo escuchó sin mirarlo, meditando cada palabra que decía, sintiendo de nuevo ese cosquilleo en la boca del estómago como cuando se había acercado a ella y había tocado la piel de su espalda. Se quedó meditando como si estuviera muy enojada pensando las cosas pero no pudo evitar sonreírse un poco antes de que quién sabe qué buscara en los bolsillos de su bañador. Claro que se volteó aún más para que no lo notara.
No le gustaba que pensara que era ella la de la posición de poder, la de las decisiones y la que tenía qué perder. ¿Qué pensaba, que no se había imaginado lo que le decían sus amigos? Cleverley, el mayor o todos en concreto, la tenían por una frívola cruel y estúpida sin oficio ni beneficio para la sociedad mágica. Eso de lo que podía notar, sin pensar ya en todos los demás. Todos parecían ser muy abiertos, pero a final de cuentas ese también era un círculo cerrado, ahí también había códigos sociales aunque insistieran en que todo era paz y alegría.
Ya no sabía qué pensar. Sólo se le ocurrió que no quería darle unas palmaditas en la espalda, encogerse de hombros y lamentar la mala suerte de esa situación borrosa... pero tampoco iba a enloquecer. O quizás ya había enloquecido, pero era una cobarde, y le preocupaba su integridad más que la propia. Estaba metida hasta el cuello en situaciones muy celosas de cualquier alternativa, y eso nunca le había molestado hasta ese maldito momento. Cerró los ojos cuando la besaba en la mejilla y se levantó después de él, sacudiéndose un poco la arena y sintiendo que le dolía la garganta por querer decir algo y ni siquiera saber qué.
-Espérame. Le pidió aunque realmente no fuera necesario; con eso más bien quería decirle que no empezara a caminar de vuelta a lo de siempre. Volvió a abrazarlo aunque esta vez lo hizo con más decisión, rodeándolo con los brazos y cerrando los ojos por que ese era el único instante de calma que encontraba en esa situación. -Yo también te quiero ¿Sí? no quiero meterte en problemas. Soy una cobarde... y seguro tu hermana me odia Le dijo con un poco de risa, pegando la frente a su pecho aún sin abrir los ojos. Y no, ni siquiera se habían besado, como si eso fuese el último refugio para poder olvidarse de ese asunto, pero de todos modos contenerse ya no iba a resultar.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
No hizo como que fuera a caminar de vuelta a la casa de los Cleverley y recibió su abrazo con una sonrisa. Sentía que era un abrazo tan decidido que le dio un escalofrío más. Podía sentir su cuerpo pegado al suyo provocándole muchas reacciones en cadena. Primero acarició su cuello, luego volvió a bajar por su espalda y la estrechó más contra él, de una manera tal que un beso hubiera sido más casto. Lo había hecho inconscientemente, no buscando algo en particular en ella, ni en su cuerpo. Angus se tomaba muy en serio eso de respetarla, de no ponerla en una situación límite que lo complicara todo.
Él nunca hubiera pensado lo del círculo cerrado pero tenía razón. Lo que sucedía en la fiesta, lejos de ellos, era una muestra de eso. Cuando supiera lo que había pasado allá se reiría con ganas de él mismo y de Crawford porque estaban hechos unos imbéciles últimamente y Aquila tenía razón en que nadie lo iba a aceptar tan fácil. Hasta pensó en sus padres y en la cara que pondrían si confesara lo que sentía por una Lillyvick. Si ya veía que enfrentar a Loreen era difícil, la situación en la que se estaba poniendo a él mismo se lo parecía todavía peor. Él no estaba hecho para ser valiente y Aquila tampoco. Eso no quería decir que pensara que perdían el tiempo, pero sí que eran desafortunados. Con él sí se cumplía el dicho del juego.
No la iba a empujar a tomar una decisión, Angus creía que la decisión estaba tomada y que ese era un pequeño oasis nada más. Sabiendo eso no dejaba de estrecharla contra él, aunque soltando el agarre cada vez más, volviendo a la sensatez. Para él estaba completamente claro como el agua que no había lugar para confusiones, ni para dudas. No quería dárselas, no quería problemas para ella, como ella no los quería para él.
-No te odiaría si te conociera ahora. Tú también la odiabas en Hogwarts.-Se rió con ella -Yo también soy un cobarde, tampoco quiero meterte en problemas.-Le tomó el rostro con ambas manos y se decidió a besarla. Si se estaban dando la oportunidad de decir las cosas, podían dársela de eso, aunque fuera una sola vez. Aquila podía estar segura de que no iría al Profeta a contarlo que había pasado, que ni siquiera se lo diría a Bleeker. La besó como suponía que se besaba a una princesa, sin salvajismos, aunque su mano aferraba su espalda de nuevo con algo de rudeza. Al separarse de ella, el licántropo solo le pudo sonreír. -¿Besé a Aquila Lillyvick? Que me pellizquen.
Él nunca hubiera pensado lo del círculo cerrado pero tenía razón. Lo que sucedía en la fiesta, lejos de ellos, era una muestra de eso. Cuando supiera lo que había pasado allá se reiría con ganas de él mismo y de Crawford porque estaban hechos unos imbéciles últimamente y Aquila tenía razón en que nadie lo iba a aceptar tan fácil. Hasta pensó en sus padres y en la cara que pondrían si confesara lo que sentía por una Lillyvick. Si ya veía que enfrentar a Loreen era difícil, la situación en la que se estaba poniendo a él mismo se lo parecía todavía peor. Él no estaba hecho para ser valiente y Aquila tampoco. Eso no quería decir que pensara que perdían el tiempo, pero sí que eran desafortunados. Con él sí se cumplía el dicho del juego.
No la iba a empujar a tomar una decisión, Angus creía que la decisión estaba tomada y que ese era un pequeño oasis nada más. Sabiendo eso no dejaba de estrecharla contra él, aunque soltando el agarre cada vez más, volviendo a la sensatez. Para él estaba completamente claro como el agua que no había lugar para confusiones, ni para dudas. No quería dárselas, no quería problemas para ella, como ella no los quería para él.
-No te odiaría si te conociera ahora. Tú también la odiabas en Hogwarts.-Se rió con ella -Yo también soy un cobarde, tampoco quiero meterte en problemas.-Le tomó el rostro con ambas manos y se decidió a besarla. Si se estaban dando la oportunidad de decir las cosas, podían dársela de eso, aunque fuera una sola vez. Aquila podía estar segura de que no iría al Profeta a contarlo que había pasado, que ni siquiera se lo diría a Bleeker. La besó como suponía que se besaba a una princesa, sin salvajismos, aunque su mano aferraba su espalda de nuevo con algo de rudeza. Al separarse de ella, el licántropo solo le pudo sonreír. -¿Besé a Aquila Lillyvick? Que me pellizquen.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Volvió a bajar la mirada, dejando que sus pestañas oscurecieran sus ojos y parpadeó un par de veces cuando lo sentía acariciar su cuello. Aún el día mismo de la cena inesperada cuando ya tenía una impresión muy distinta de él, esa cercanía hubiera sido como para que se ganara una buena bofetada y que hiciera un escándalo con aurores y todo. Lo dejó hacer, de nuevo agitándose al tenerlo tan cerca, sintiendo la fuerza con la que era capaz de abrazarla, la decisión que había en ese movimiento.
Ella no sabía qué pensar. No sabía si era desafortunada o si sólo estaba embobada por cosas que no se había dignado a conocer y todo era parte de un deslumbramiento superficial. No le quedaba más que racionalizar lo que ocurría aunque sólo podía pensar en que no había espacio entre sus cuerpos y que lo tenía demasiado cerca. Era horrible llevar la mente al escándalo que sería para Madonna Lillyvick, su respetable madre, acaso insinuar algo como aplazar el compromiso, o peor aún, romperlo. La podía ver convertida en la arpía temible que tendía a ser hasta por cualquier ridiculez, como cuando se había puesto un vestido suyo y lo había ensuciado. Necesitaba poner los pies en la tierra y hablar con alguien sensato; de inmediato pensó en Pearlie pero resolvió que era demasiado joven, aunque de momento no se le ocurrió nadie más. ¿Milena? Ya la apreciaba, pero todavía tendría algo de reserva para tocar ese tema en particular. Si no lo ponía en perspectiva iba a hacer una tontería.
-Yo no la odiaba, mi lista de odio es muy restringida. Se contuvo en decir algo más cruel que antes hubiera soltado sin más, algo como "¿Que la odiaba? Si no era nadie para mi" o sus variaciones, pero esas cosas ya le daban bastante igual. Aún antes de conocerlo había empezado a estar consciente de que la tontería de la popularidad y el estatus en la adolescencia se tenía qué terminar. No lo miró cuando tomaba su rostro con las manos, manteníala mirada agachada y pestañéo lentamente en un gesto remilgadísimo tal vez, así había sido educada. Fue como si después de todo él pudiera sentirse un cazador con su presa, pero la idea en sí no le molestaba. Dejarse besar siempre había significado eso para ella, aunque hubiera estado esperando también que lo hiciera. Tardó un poco en corresponderle y apenas entreabrió un poco los labios para sentir el calor de su aliento, con la repetida sensación de que se iba a desmayar. Estuvo a punto de decir que se estaba mareando, por que era cierto, pero su bromita le quitó algo de solemnidad al momento, lo que agradeció.
-Ya, trabajaste duro para conseguirlo. Tenías que ser Hufflepuff.
Bromeó de vuelta y se estiró un poco para alcanzar a rozar su rostro con la naríz, aunque sólo sintiera su barba y casi quisiera estornudar por las cosquillas que le habían dado. No quiso pensar que ahora sí, y con todas sus palabras, estaba deshonrando su compromiso y todo lo que se pudiera decir al respecto. Jamás se le hubiera ocurrido una cosa así, y sintió una desagradable punzada de culpabilidad al pensar que era una falta contra Jeremiah, sin posible justificación.
La peor parte era que el hecho de que el engaño fuera bajo, traicionero y demás, lo que ocurría en ese instante sólo le parecía perfecto, como había imaginado que sería en caso de que pasara, como quería que fuera. Estiró los brazos para echarlos sobre sus hombros, aunque casi se cae intentando ponerse de puntillas sobre la arena.
-Tengo frío. Y hambre. Y deberías besarme otra vez.
Ella no sabía qué pensar. No sabía si era desafortunada o si sólo estaba embobada por cosas que no se había dignado a conocer y todo era parte de un deslumbramiento superficial. No le quedaba más que racionalizar lo que ocurría aunque sólo podía pensar en que no había espacio entre sus cuerpos y que lo tenía demasiado cerca. Era horrible llevar la mente al escándalo que sería para Madonna Lillyvick, su respetable madre, acaso insinuar algo como aplazar el compromiso, o peor aún, romperlo. La podía ver convertida en la arpía temible que tendía a ser hasta por cualquier ridiculez, como cuando se había puesto un vestido suyo y lo había ensuciado. Necesitaba poner los pies en la tierra y hablar con alguien sensato; de inmediato pensó en Pearlie pero resolvió que era demasiado joven, aunque de momento no se le ocurrió nadie más. ¿Milena? Ya la apreciaba, pero todavía tendría algo de reserva para tocar ese tema en particular. Si no lo ponía en perspectiva iba a hacer una tontería.
-Yo no la odiaba, mi lista de odio es muy restringida. Se contuvo en decir algo más cruel que antes hubiera soltado sin más, algo como "¿Que la odiaba? Si no era nadie para mi" o sus variaciones, pero esas cosas ya le daban bastante igual. Aún antes de conocerlo había empezado a estar consciente de que la tontería de la popularidad y el estatus en la adolescencia se tenía qué terminar. No lo miró cuando tomaba su rostro con las manos, manteníala mirada agachada y pestañéo lentamente en un gesto remilgadísimo tal vez, así había sido educada. Fue como si después de todo él pudiera sentirse un cazador con su presa, pero la idea en sí no le molestaba. Dejarse besar siempre había significado eso para ella, aunque hubiera estado esperando también que lo hiciera. Tardó un poco en corresponderle y apenas entreabrió un poco los labios para sentir el calor de su aliento, con la repetida sensación de que se iba a desmayar. Estuvo a punto de decir que se estaba mareando, por que era cierto, pero su bromita le quitó algo de solemnidad al momento, lo que agradeció.
-Ya, trabajaste duro para conseguirlo. Tenías que ser Hufflepuff.
Bromeó de vuelta y se estiró un poco para alcanzar a rozar su rostro con la naríz, aunque sólo sintiera su barba y casi quisiera estornudar por las cosquillas que le habían dado. No quiso pensar que ahora sí, y con todas sus palabras, estaba deshonrando su compromiso y todo lo que se pudiera decir al respecto. Jamás se le hubiera ocurrido una cosa así, y sintió una desagradable punzada de culpabilidad al pensar que era una falta contra Jeremiah, sin posible justificación.
La peor parte era que el hecho de que el engaño fuera bajo, traicionero y demás, lo que ocurría en ese instante sólo le parecía perfecto, como había imaginado que sería en caso de que pasara, como quería que fuera. Estiró los brazos para echarlos sobre sus hombros, aunque casi se cae intentando ponerse de puntillas sobre la arena.
-Tengo frío. Y hambre. Y deberías besarme otra vez.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Sus gestos eran extremadamente femeninos. Angus resolvió que Aquila era dueña de una coquetería muy extraña. Tal vez se debía a que nunca había estado con una semiveela que pestañeara tanto, aunque Rune también era delicada y tenía una coquetería natural adorable. No sabía si era característica de todas, pero que ese pestañeo y esos gestos extraños que provocaba mayormente con su mirada, lo hacían sentir muy débil. No estaba bien, pero la única manera que encontraba de luchar contra eso era dejándola, esquivándola a ella y a sus parpadeos lentos pero no quería hacer eso.
El licántropo sonrió por la broma de Hufflepuff , porque significaba que ella no lo iba a golpear, ni a alejar y que tampoco estaba ofendida por lo que había hecho. Había esperado mucho y al final no se había resistido aunque pensó que iban a volver a casa de Bleeker con saldo blanco. La hubiera besado desde la primera vez en que se habían visto en la tienda de pociones, pero el que lo hiciera hasta ese momento le daba un significado completamente diferente, este era un beso que sentía en serio, no uno que le daba solo por ser guapa o por molestarla.
Él tampoco quiso pensar en su prometido y sus compromisos, si hacía eso terminaría poniendo mala cara y sintiéndose mal y no quería que nada empañara ese momento en particular, aunque no podía adivinar si ella estaba ya sintiendo culpa, ni quería siquiera pensarlo porque se le contagiaría. Sonaría egoísta pero prefería mantenerse así, como si no estuvieran haciendo locuras.
Repasó sus brazos con las manos porque le decía que tenía frío. Él también tenía hambre pero la carne que había preparado Dan podía esperar, porque solo quería quedarse ahí con ella y besarla otra vez como ella se lo pedía. Lo hizo sin chistar, acariciando su cintura y su espalda, atreviéndose a explorar más su boca que la primera vez, sin la desconfianza y la duda que había tenido en el primer beso. Pasó de su espalda a volver a sostenerle el rostro con las dos manos.
Se separó de ella solo con la figura flotante de un caballo que llegaba a hablarle con una voz cavernosa de chica delicada con acento. El patronus era para Aquila y le contaba que quien quiera que fuera la autora del mensaje se había ido con Pearlie porque Crawford se había peleado a golpes con alguien. En ese momento ni siquiera tenía ganas de enfadarse con el idiota de Joseph, y antes de que Aquila decidiera regresar, o que a él le remordiera la conciencia por dejar a los Cleverley solos en esa situación, esperó a que el patronus desapareciera para volver a abrazar a la semiveela y besarla por tercera vez. Un pensamiento desesperado lo inundó de repente. No quería que se casara, pero debía tener algo que ofrecerle antes de decirle eso, y no le quedaba mucho tiempo.
El licántropo sonrió por la broma de Hufflepuff , porque significaba que ella no lo iba a golpear, ni a alejar y que tampoco estaba ofendida por lo que había hecho. Había esperado mucho y al final no se había resistido aunque pensó que iban a volver a casa de Bleeker con saldo blanco. La hubiera besado desde la primera vez en que se habían visto en la tienda de pociones, pero el que lo hiciera hasta ese momento le daba un significado completamente diferente, este era un beso que sentía en serio, no uno que le daba solo por ser guapa o por molestarla.
Él tampoco quiso pensar en su prometido y sus compromisos, si hacía eso terminaría poniendo mala cara y sintiéndose mal y no quería que nada empañara ese momento en particular, aunque no podía adivinar si ella estaba ya sintiendo culpa, ni quería siquiera pensarlo porque se le contagiaría. Sonaría egoísta pero prefería mantenerse así, como si no estuvieran haciendo locuras.
Repasó sus brazos con las manos porque le decía que tenía frío. Él también tenía hambre pero la carne que había preparado Dan podía esperar, porque solo quería quedarse ahí con ella y besarla otra vez como ella se lo pedía. Lo hizo sin chistar, acariciando su cintura y su espalda, atreviéndose a explorar más su boca que la primera vez, sin la desconfianza y la duda que había tenido en el primer beso. Pasó de su espalda a volver a sostenerle el rostro con las dos manos.
Se separó de ella solo con la figura flotante de un caballo que llegaba a hablarle con una voz cavernosa de chica delicada con acento. El patronus era para Aquila y le contaba que quien quiera que fuera la autora del mensaje se había ido con Pearlie porque Crawford se había peleado a golpes con alguien. En ese momento ni siquiera tenía ganas de enfadarse con el idiota de Joseph, y antes de que Aquila decidiera regresar, o que a él le remordiera la conciencia por dejar a los Cleverley solos en esa situación, esperó a que el patronus desapareciera para volver a abrazar a la semiveela y besarla por tercera vez. Un pensamiento desesperado lo inundó de repente. No quería que se casara, pero debía tener algo que ofrecerle antes de decirle eso, y no le quedaba mucho tiempo.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Para empezar, no sabía por qué le había propuesto dar ese paseo. Quizás se sentía un poco mal de haberlo evitado casi todo el tiempo en la fiesta que había dado en su casa, por haberse puesto drogadísima, no controlar su encanto y dar un espectáctulo por demás ridículo junto con Pearlie. Quería ser consecuente por que él se había mostrado amable, sí, eso era lo que podía argumentar, pero lo que había querido realmente era estar sólo con él, por que habiendo gente alrededor no podía evitar el respetar las apariencias y su compromiso. Y además, no podía ser la que él ya había conocido entre tanta gente que la tenía por ser una víbora sin sentimientos buenos o algo así; no lo iba a negar, hasta cierto punto le gustaba la imagen que se había forjado a pulso durante siete años.
La segunda vez que sintió sus labios sobre los suyos, por que se lo había pedido ya sin insinuar nada, diciendo que deseaba que lo hiciera otra vez y punto, también acarició un poco su cuello y hundió los dedos en su cabello, sintiendo que el frío se le quitaba en un segundo y esta vez sí lo miró después de separarse, aunque no pudo evitar sonreír un poco como si fuera una quinceañera que besara por primera vez. Estuvo a punto de volver a atraerlo a ella pero la luz plateada de un patronus la distraía de pronto.
Había tenido una sensación horrible de primer momento, como si fuera alguien de su familia descubriendo sus traspiés, como si tuvieran ojos en todos lados. Incluso buscó la mano de Angus y la apretó un poco, demostrando al fin que vivía aterrada de empezar a sentir lo que sentía y peor aún, aterrada de que alguien lo descubriera. Después de todo, no había sido particularmente discreta aunque su argumento era que no había hecho nada. Bueno, ese argumento bien podía irse ya al carajo. Estaba hecho.
Respiró tranquila por que no era el patronus de su madre diciendo que iba a matarla y después a revivirla para volverla a matar, sino el de Milena contándole lo que había pasado mientras ella iba de la mano por la playa con Finnerty. Se pasó una mano por el cabello algo aliviada pero también un poco culpable por haber dejado a Pearlie ahí nada más, aunque bueno, se suponía que estaba "bien acompañada". Cerró los ojos queriendo decir un montón de majaderías sobre Crawford y sus estupideces de energúmeno, pero no lo hizo por la misma consideración que no había dicho cosas desagradables de su hermana. A él le parecería poco, pero en ella era un gran esfuerzo.
-No puede ser... demonios, debimos irnos juntas. ¿Crees que haya sido muy grave?
Se mordió el labio preocupada justo cuando el patronus desaparecía y el tercer beso la tomaba por sorpresa, pero le correspondió quizás con más energía que las veces anteriores, pegando su cuerpo al suyo, acariciando su lengua con la suya y emitiendo un suave gemido al sentir la humedad de su boca, e incluso mordiendo un poco su labio inferior antes de separarse de él. Una vez se habían besado le aterró la idea de desearlo mucho más y sentir que era capaz de ir más lejos en un segundo, como si antes no se hubiera dado cuenta de lo mucho que le atraía, llanamente, sin pensar en lo que había conocido de él y en lo que era. En un magnetismo puramente físico sentía que de pronto ya no quería separarse de su piel, quería que la acariciara, que le quitara la ropa, aunque en sí no sería mucho trabajo. Le sonrió levemente sólo por atreverse a siquiera pensarlo, como si hubiera sido capaz de leer su pensamiento y se avergonzara.
-¿Qué vamos a hacer?- Y parecía ser una pregunta demasiado complicada de responder para ambos.
La segunda vez que sintió sus labios sobre los suyos, por que se lo había pedido ya sin insinuar nada, diciendo que deseaba que lo hiciera otra vez y punto, también acarició un poco su cuello y hundió los dedos en su cabello, sintiendo que el frío se le quitaba en un segundo y esta vez sí lo miró después de separarse, aunque no pudo evitar sonreír un poco como si fuera una quinceañera que besara por primera vez. Estuvo a punto de volver a atraerlo a ella pero la luz plateada de un patronus la distraía de pronto.
Había tenido una sensación horrible de primer momento, como si fuera alguien de su familia descubriendo sus traspiés, como si tuvieran ojos en todos lados. Incluso buscó la mano de Angus y la apretó un poco, demostrando al fin que vivía aterrada de empezar a sentir lo que sentía y peor aún, aterrada de que alguien lo descubriera. Después de todo, no había sido particularmente discreta aunque su argumento era que no había hecho nada. Bueno, ese argumento bien podía irse ya al carajo. Estaba hecho.
Respiró tranquila por que no era el patronus de su madre diciendo que iba a matarla y después a revivirla para volverla a matar, sino el de Milena contándole lo que había pasado mientras ella iba de la mano por la playa con Finnerty. Se pasó una mano por el cabello algo aliviada pero también un poco culpable por haber dejado a Pearlie ahí nada más, aunque bueno, se suponía que estaba "bien acompañada". Cerró los ojos queriendo decir un montón de majaderías sobre Crawford y sus estupideces de energúmeno, pero no lo hizo por la misma consideración que no había dicho cosas desagradables de su hermana. A él le parecería poco, pero en ella era un gran esfuerzo.
-No puede ser... demonios, debimos irnos juntas. ¿Crees que haya sido muy grave?
Se mordió el labio preocupada justo cuando el patronus desaparecía y el tercer beso la tomaba por sorpresa, pero le correspondió quizás con más energía que las veces anteriores, pegando su cuerpo al suyo, acariciando su lengua con la suya y emitiendo un suave gemido al sentir la humedad de su boca, e incluso mordiendo un poco su labio inferior antes de separarse de él. Una vez se habían besado le aterró la idea de desearlo mucho más y sentir que era capaz de ir más lejos en un segundo, como si antes no se hubiera dado cuenta de lo mucho que le atraía, llanamente, sin pensar en lo que había conocido de él y en lo que era. En un magnetismo puramente físico sentía que de pronto ya no quería separarse de su piel, quería que la acariciara, que le quitara la ropa, aunque en sí no sería mucho trabajo. Le sonrió levemente sólo por atreverse a siquiera pensarlo, como si hubiera sido capaz de leer su pensamiento y se avergonzara.
-¿Qué vamos a hacer?- Y parecía ser una pregunta demasiado complicada de responder para ambos.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Fuera de la reunión
Angus negó con la cabeza para tratar de tranquilizar a Aquila y decirle que no podía ser muy grave, aunque no confiaba nada si había sido todo desatado por parte de Crawford, solo que no podía decirle a la semiveela que seguro Pearl ahora estaba ofendidísima y muerta de dolor y vergüenza por lo que fuera que hubiera pasado porque Crawford era un hijo de puta loco. -No, seguro no fue nada grave.-La volvió a besar, porque eso era más fácil y agradable que hacerse ideas sobre lo que Joseph pudo o no pudo haber hecho.
Él tampoco quería separarse de ella, era lo único que lo hacía olvidarse del hambre que lo estaba atacando.Pero como ella, sabía que si se mantenían muy cerca, más tiempo, iba a terminar por intentar convencerla de hacer algo irreversible más allá de unos inocentes besos que tal vez para ella ya eran de por sí demasiado por lo de su compromiso. Sintió un sabor agrio en la boca apenas tuvo a la mano esa palabra. Ni hablar de bajar la vista hacia sus dedos para encontrarse con el anillo, por eso prefería solo mirarle la cara.
-Todo estará bien.-Contestó porque no sabía qué iban a hacer y por eso no podía dar una respuesta segura a esa pregunta que ella le hacía. No estaba seguro de que todo fuera a estar bien. Ella se iba a casar, eso lo daba por hecho. Él no iba a encontrar a nadie en esas circunstancias, sintiendo algo por alguien más. Lo que pareciera fácil como no tener compromisos, ya sonaba muy complicado teniéndola a ella aunque técnicamente no fuera suya.
-Te quedarás ¿verdad?- Quiso agregar que se quedara con él, que no regresara a sus compromisos y labores, pero no quería presionarla más de lo que pensaba que ya lo había hecho.-Al menos a la carne, tienes que comer. Y yo también. Veremos qué fue lo que pasó y si quieres luego te llevo a tu casa o de regreso a Brigantia.-Lo de su casa se le salió sin querer, sabía que no podría poner un pie ahí tan campante y que ella tampoco se lo permitiría, era el regusto amargo que dejaba todo eso. La besó una última vez para quitarse esa amargura y la volvió a tomar de la mano para regresar a la casa de los Cleverley, poniendo toda su fuerza de voluntad en eso.
Él tampoco quería separarse de ella, era lo único que lo hacía olvidarse del hambre que lo estaba atacando.Pero como ella, sabía que si se mantenían muy cerca, más tiempo, iba a terminar por intentar convencerla de hacer algo irreversible más allá de unos inocentes besos que tal vez para ella ya eran de por sí demasiado por lo de su compromiso. Sintió un sabor agrio en la boca apenas tuvo a la mano esa palabra. Ni hablar de bajar la vista hacia sus dedos para encontrarse con el anillo, por eso prefería solo mirarle la cara.
-Todo estará bien.-Contestó porque no sabía qué iban a hacer y por eso no podía dar una respuesta segura a esa pregunta que ella le hacía. No estaba seguro de que todo fuera a estar bien. Ella se iba a casar, eso lo daba por hecho. Él no iba a encontrar a nadie en esas circunstancias, sintiendo algo por alguien más. Lo que pareciera fácil como no tener compromisos, ya sonaba muy complicado teniéndola a ella aunque técnicamente no fuera suya.
-Te quedarás ¿verdad?- Quiso agregar que se quedara con él, que no regresara a sus compromisos y labores, pero no quería presionarla más de lo que pensaba que ya lo había hecho.-Al menos a la carne, tienes que comer. Y yo también. Veremos qué fue lo que pasó y si quieres luego te llevo a tu casa o de regreso a Brigantia.-Lo de su casa se le salió sin querer, sabía que no podría poner un pie ahí tan campante y que ella tampoco se lo permitiría, era el regusto amargo que dejaba todo eso. La besó una última vez para quitarse esa amargura y la volvió a tomar de la mano para regresar a la casa de los Cleverley, poniendo toda su fuerza de voluntad en eso.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
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