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Feliz cumpleaños.
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Re: Feliz cumpleaños.
La bizarra broma de Sofie sobre su madre arrancó en Adair una reacción pasiva, encogió sus hombros y levantó una de sus cejas, la derecha. Creía reconocer algo de veracidad detrás de las jocosas formas pero el muchacho no iba a juzgar a la “famosa” mujer sin verla con sus propios ojos. ¿Qué podía ser una caza jovencitos? Pues sí, y estaba en su pleno derecho que para algo no conocía pareja estable (o padre postizo para Sofie). ¿Qué más bien era una santa? Pues también. Cualquiera de las dos formas eran aceptables para el muchacho, no iba a decir nada aunque en sus labios se intuyó una sonrisa ladeada, algo misteriosa y en sus ojos se palpó la curiosidad.
- Loreen y yo nos conocemos desde hace tiempo – venía el asunto de Hogwarts y no sabía exactamente como habían terminado revolcados por cualquier lugar del castillo pero había resultado así. No estuvo enamorado de ella, eso eran palabras mayores y serias, Adair no obstante, si la quería como una buena amiga. Nada apuntaba a que Sofie fuera su prima cuando la conoció, diablos tenían distintos tonos de piel. Podía haber hecho caso a su apellido pero el chico no era precisamente erudito cuando debía relacionar nombres, en verdad, perdía el rastro de muchas de sus amantes porque era incapaz de recordar como era su nombre – No, no me acuesto con ella ahora – añadió para refutar cualquier idea que cruzara la mente de Sofie.
Después de eso guardó silencio. Cortó la carne y metió un trozo en su boca, masticando de forma relajada, haciendo recapitulación en su mente de todas las muchachas que habían pasado por su cama – No me disgustan – respondió al fin, tras tragar la masa en que se había convertido el trozo tras mascarlo por tantas veces – tienen ese descaro lascivo y joder, saben muchas cosas, soy un hombre de mundo, me gusta probar todo de ellas – arranque de sinceridad aunque Adair no mesuraba las palabras, ni sabía si iban a ofenderle sus palabras a la rubia – ¿Crees que es sonrisa me pagará la respuesta? – añadió, usando otra vez la típica metáfora entre los dos. Acercó su rostro hasta donde estaba Sofie, quedó mirando sus labios pero guardó aún las distancias, gustaba demasiado de ver como su cuerpo reaccionaba a sus caricias aún sin tener roce explícito – Nunca vas a saldar tus deudas – alargó la mano derecha tras dejar el cuchillo en el plato y acarició el rostro de la muchacha usando toda su palma aunque en especial su pulgar - ¿Sabes qué me gusta más? – dejó un tiempo para que ella pensara aunque no dejó que respondiera – Enseñarte y ver como aprendes de mi, no hay cosa más excitante.
- Loreen y yo nos conocemos desde hace tiempo – venía el asunto de Hogwarts y no sabía exactamente como habían terminado revolcados por cualquier lugar del castillo pero había resultado así. No estuvo enamorado de ella, eso eran palabras mayores y serias, Adair no obstante, si la quería como una buena amiga. Nada apuntaba a que Sofie fuera su prima cuando la conoció, diablos tenían distintos tonos de piel. Podía haber hecho caso a su apellido pero el chico no era precisamente erudito cuando debía relacionar nombres, en verdad, perdía el rastro de muchas de sus amantes porque era incapaz de recordar como era su nombre – No, no me acuesto con ella ahora – añadió para refutar cualquier idea que cruzara la mente de Sofie.
Después de eso guardó silencio. Cortó la carne y metió un trozo en su boca, masticando de forma relajada, haciendo recapitulación en su mente de todas las muchachas que habían pasado por su cama – No me disgustan – respondió al fin, tras tragar la masa en que se había convertido el trozo tras mascarlo por tantas veces – tienen ese descaro lascivo y joder, saben muchas cosas, soy un hombre de mundo, me gusta probar todo de ellas – arranque de sinceridad aunque Adair no mesuraba las palabras, ni sabía si iban a ofenderle sus palabras a la rubia – ¿Crees que es sonrisa me pagará la respuesta? – añadió, usando otra vez la típica metáfora entre los dos. Acercó su rostro hasta donde estaba Sofie, quedó mirando sus labios pero guardó aún las distancias, gustaba demasiado de ver como su cuerpo reaccionaba a sus caricias aún sin tener roce explícito – Nunca vas a saldar tus deudas – alargó la mano derecha tras dejar el cuchillo en el plato y acarició el rostro de la muchacha usando toda su palma aunque en especial su pulgar - ¿Sabes qué me gusta más? – dejó un tiempo para que ella pensara aunque no dejó que respondiera – Enseñarte y ver como aprendes de mi, no hay cosa más excitante.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Feliz cumpleaños.
Al menos ya se lo había dicho, entonces cuando Adair conociera a su madre, esta no lograría causar tanto impacto en él... O eso esperaba Sofie, que no es que pensara que su madre era capaz de robarle el novio, sino que no quería que a Adair le resultara "interesante" su madre. Pero era como Adair decía... su madre, o cualquier que tuviera algo de experiencia en la vida, no como ella que vivía dentro de una burbuja, tenían mucho trucos y herramientas. A caso Sofie se estaba poniendo a competir mentalmente con su madre?... Y no solo con ella, sino con cada una de las que parecían decenas de mujeres que habían estado con Adair... Por ejemplo Loreen que tenía unas tetas gigantes... uff... Quienes sería las otras? que tan lindas serían? Estaba ella a la altura de eso?...
Mejor comer. Un trozo de carne a la vez, que Sofie jamás había dudado de su apariencia y de sus recursos, como para ponerse a hacerlo ahora. O mejor no comer, a ver si las predicciones de Aldrich se hacían realidad y terminaba obesa como una foca... Tragó ayudándose de un sorbo de cerveza y volteó a ver a Adair, sonriéndole algo forzado. Ya mejor ni le hubiera preguntado nada. Para colmo le decía aquello de la sonrisa y volvía a sentirse insignificantemente tonta al dejarse encandilar por comentarios tan simples.
Ella también acercó el rostro, apenas, prendida de esos ojos miel, que lograban actos involuntarios de su cuerpo, como entre abrir los labios húmedos gesto que la delataba en sus ansias de besarlo. O como levantaba mínimo el rostro solo un poco más, cerrando los ojos un instante, para recibir esas caricias, ese gesto suave pero determinante como las palabras, que la estremecían por dentro, le erizaban la piel y ponían sus pulmones a respirar lento y acompasado. Aquella sentencia de las deudas, por que no era otra cosa que eso: una sentencia fuerte clara e inapelable, la hacía sentir presa; completamente a su merced. Y no era que le debiera algo y con pagarlo se terminaba el negocio, sino algo mucho más arcaico, como si él la hubiera conquistado, como se domina una tierra o un pueblo ajeno y ya no es remediable la situación de colonización.
Volvía a sentirse ínfima, y era inmensamente placentero. No contestó nada, porque no sabía como se ponía en palabras lo que sentía: que quería que le gustara todo de ella, que haría lo que fuera con tal de que él no buscara a nadie más... que quería ser única para él y sobre todo: la mejor... - ...yo no decepciono - le dijo en voz muy baja, pero sosteniéndole tan fuerte la mirada, lo de ella también era sentencia. Una sonrisa suave floreció en su rostro, y al tiempo que apenas apoyaba la yema de los dedos en la pierna de Adair se acercó a su oído, nerviosa claro, pero sostenida por su gran auto confianza. rosó con sus labios su cuello, una quizá dos veces - nunca fui del montón, soy una buena alumna... enséñame, tómame examen y veras... - recorrió su cuello con los labios, sonriendo mal pero aguantándose la carcajada.
Mejor comer. Un trozo de carne a la vez, que Sofie jamás había dudado de su apariencia y de sus recursos, como para ponerse a hacerlo ahora. O mejor no comer, a ver si las predicciones de Aldrich se hacían realidad y terminaba obesa como una foca... Tragó ayudándose de un sorbo de cerveza y volteó a ver a Adair, sonriéndole algo forzado. Ya mejor ni le hubiera preguntado nada. Para colmo le decía aquello de la sonrisa y volvía a sentirse insignificantemente tonta al dejarse encandilar por comentarios tan simples.
Ella también acercó el rostro, apenas, prendida de esos ojos miel, que lograban actos involuntarios de su cuerpo, como entre abrir los labios húmedos gesto que la delataba en sus ansias de besarlo. O como levantaba mínimo el rostro solo un poco más, cerrando los ojos un instante, para recibir esas caricias, ese gesto suave pero determinante como las palabras, que la estremecían por dentro, le erizaban la piel y ponían sus pulmones a respirar lento y acompasado. Aquella sentencia de las deudas, por que no era otra cosa que eso: una sentencia fuerte clara e inapelable, la hacía sentir presa; completamente a su merced. Y no era que le debiera algo y con pagarlo se terminaba el negocio, sino algo mucho más arcaico, como si él la hubiera conquistado, como se domina una tierra o un pueblo ajeno y ya no es remediable la situación de colonización.
Volvía a sentirse ínfima, y era inmensamente placentero. No contestó nada, porque no sabía como se ponía en palabras lo que sentía: que quería que le gustara todo de ella, que haría lo que fuera con tal de que él no buscara a nadie más... que quería ser única para él y sobre todo: la mejor... - ...yo no decepciono - le dijo en voz muy baja, pero sosteniéndole tan fuerte la mirada, lo de ella también era sentencia. Una sonrisa suave floreció en su rostro, y al tiempo que apenas apoyaba la yema de los dedos en la pierna de Adair se acercó a su oído, nerviosa claro, pero sostenida por su gran auto confianza. rosó con sus labios su cuello, una quizá dos veces - nunca fui del montón, soy una buena alumna... enséñame, tómame examen y veras... - recorrió su cuello con los labios, sonriendo mal pero aguantándose la carcajada.
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Feliz cumpleaños.
Los ojos del smertio se cerraron ante el suave tacto de sus yemas contra la tela de su pantalón y en combinación con las sensuales palabras susurradas a su oído con toda la cadencia del momento, volvieron a empujar la libido del muchacho de vuelta a la superficie. Era tan sencillo como eso, Adair sentía su sangre hervir con una sola mirada de Sofie y era preocupante para él, eso jamás ocurría con otras mujeres que por muchas tetas que tuvieran tenían que esforzarse un poco más para ganarse algo de él. Ya la culminación de todo el descaro fueron esos dichosos labios rozando una y dos veces su cuello, Adair soltó un “um” como substitución a sus palabras que vendrían a ser “me has ganado”.
- ¿Examen de qué? – añadió con voz ronca, una vez logró calmar la ansiedad de sus manos que ya querían por si sola desvestir a la rubia y hacerla suya en ese momento. Tomó una gran bocanada de aire, tragó saliva para aliviar la sequedad de su garganta y buscó un apoyo a su voluntad, cerrando los puños con fuerza – No llevas ni una ínfima parte de la materia del curso aprendida – giró la cabeza un poco, lo justo para cazar el camino de sus labios. Los rozó con osadía sin atreverse aún a besarlos, moviendo sutilmente su cuerpo para quedar más juntos y a su vez, jugando con su aliento sobre la piel rugosa que componía el matiz sonrosado de su boca – pero aprendes rápido – confesó con naturalidad y dotando de certeza sus palabras. Ya dijo él en su día que Sofie era como un diamante en bruto, solía hacia falta pulirla para hacer de ella la joya más exótica y deseada.
Ahora, usó su nariz. Empleó el mismo método qué con sus labios, rozó la punta de ambas mientras sus ojos miel buscaban ávidos beber de los claros de la española y cuando los encontró, ahí se perdió. Fue el “click” que necesitó para dar el último paso porque si Adair estaba tranquilo, si no decía nada, si prefería suaves roces a un buen beso o nalgada, entonces era como la calma ante de la tempestad. Ya no aguantaba ni hasta la tienda, ella jugaba con fuego pues ahí, delante de la hoguera iba a tener su recompensa. Empujó su cuerpo contra el suelo sin ser demasiado gentil e inmediatamente se subió encima, ayudado por sus dos manos, subió el jersey y la camiseta de la chica, todo lo que estuviera en medio, hasta por encima de su pecho y sin aún darle de probar el sabor de un buen beso, empezó a lamer por debajo justo de su sujetador. Demoró sus acciones en esa zona, gruñía drogado por la influencia de sus hormonas, dedicó todo tipo de atenciones y cuando creyó estar solo un poco saciado, subió hacia sus pechos los cuales presionó para juntarlos a fin de poder morderlos con hambre.
Una vez subió del todo y bebió al fin de sus labios, no pudo reprimir esas palabras que brotaron desde lo más hondo de su ser – Te voy a follar hasta que me supliques – él cumplía siempre su palabra. Quería poner énfasis sobre lo dicho así que se deshizo con suma rapidez de las prendas inferiores, una tras una lento pero con esa ansiedad tacita de hacerla suya de un momento a otro. No esperó respuesta, tal como quedaron desnudos de cintura para abajo, abrió sus piernas, apoyó sus manos sobre su rodilla y tras esperar solo su aprobación con la mirada, entró en su interior para empezar a embestirla con fuerza y morder su cuello con fiereza.
- ¿Examen de qué? – añadió con voz ronca, una vez logró calmar la ansiedad de sus manos que ya querían por si sola desvestir a la rubia y hacerla suya en ese momento. Tomó una gran bocanada de aire, tragó saliva para aliviar la sequedad de su garganta y buscó un apoyo a su voluntad, cerrando los puños con fuerza – No llevas ni una ínfima parte de la materia del curso aprendida – giró la cabeza un poco, lo justo para cazar el camino de sus labios. Los rozó con osadía sin atreverse aún a besarlos, moviendo sutilmente su cuerpo para quedar más juntos y a su vez, jugando con su aliento sobre la piel rugosa que componía el matiz sonrosado de su boca – pero aprendes rápido – confesó con naturalidad y dotando de certeza sus palabras. Ya dijo él en su día que Sofie era como un diamante en bruto, solía hacia falta pulirla para hacer de ella la joya más exótica y deseada.
Ahora, usó su nariz. Empleó el mismo método qué con sus labios, rozó la punta de ambas mientras sus ojos miel buscaban ávidos beber de los claros de la española y cuando los encontró, ahí se perdió. Fue el “click” que necesitó para dar el último paso porque si Adair estaba tranquilo, si no decía nada, si prefería suaves roces a un buen beso o nalgada, entonces era como la calma ante de la tempestad. Ya no aguantaba ni hasta la tienda, ella jugaba con fuego pues ahí, delante de la hoguera iba a tener su recompensa. Empujó su cuerpo contra el suelo sin ser demasiado gentil e inmediatamente se subió encima, ayudado por sus dos manos, subió el jersey y la camiseta de la chica, todo lo que estuviera en medio, hasta por encima de su pecho y sin aún darle de probar el sabor de un buen beso, empezó a lamer por debajo justo de su sujetador. Demoró sus acciones en esa zona, gruñía drogado por la influencia de sus hormonas, dedicó todo tipo de atenciones y cuando creyó estar solo un poco saciado, subió hacia sus pechos los cuales presionó para juntarlos a fin de poder morderlos con hambre.
Una vez subió del todo y bebió al fin de sus labios, no pudo reprimir esas palabras que brotaron desde lo más hondo de su ser – Te voy a follar hasta que me supliques – él cumplía siempre su palabra. Quería poner énfasis sobre lo dicho así que se deshizo con suma rapidez de las prendas inferiores, una tras una lento pero con esa ansiedad tacita de hacerla suya de un momento a otro. No esperó respuesta, tal como quedaron desnudos de cintura para abajo, abrió sus piernas, apoyó sus manos sobre su rodilla y tras esperar solo su aprobación con la mirada, entró en su interior para empezar a embestirla con fuerza y morder su cuello con fiereza.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Feliz cumpleaños.
A medida que sentía favorable las respuesta de Adair, atrevida por dentro y por fuera, fue recorriendo con esa mano tímida la pierna del chico pensando en tocarlo, aunque sea un poco, para provocarlo y esas cosas. Pero él la sorprendía a ella, jugándole con los labios, así tan suave tan despacio que Sofie se perdía de mente por intentar seguir y prever lo que seguiría, buscando nos perder el contacto de los roses pero que a la vez no dejaran de ser simples roses.
- tomaré clases los sábados -dijo cuando sus miradas se cruzaban, volviendo a señalar que haría todo lo que fuera necesario, con las palabras y con su mano pícara que alcanzaba por fin la entrepierna de Adair. Si. si! que una relación no se basaba solo en sexo, pero a ella le gustaba eso, a él también, y si por ese camino parecía más directo tener a Adair prendido a ella pues mejor. Los dos ganaban. Le embriaga un sentimiento de plenitud total cuando él se volvía loco por hacerla suya, como en ese momento que la empujaba sobre la tierra sin cuidado alguno. Se sentía con la sonrisa enorme por dentro, con la alegría infame de verlo descontrolado por ella, y no podía estar segura si su respiración se aceleraba por saberse deseosa de ser follada o por el propio ego magnificado... o quizá era la combinación de las dos cosas.
No se gastó en quitarse las prendas superiores, pues prefirió acompañarlo a él a que la devorara en besos, le acariciaba el cabello, le rosaba la nuca y se colaba apenas por el cuello de su remera para tocar su espalda. Sofie lo tocaba con calma en contraste de como él la besaba, ahora también sus pechos y ahí si suspiró, ahogó un gemido con sus mordidas y enterró sus dedos en la espalda de él para que la mordiera otra vez. Sonrió al cruzar de nuevo miradas y lo besó con pasión, buscando su sus piernas, sus rodillas tocarlo aunque sea un poco, por sobre las telas, tontamente pensando en verificar si él estaba tan caliente como ella.
Pero sus palabras fueron más verificación de la que necesitaba. De solo oírlas su cuerpo reaccionó acalorándose, respirando profundo y cortado de inmediato haciendo despegar a penas su espalda del suelo, segundo de tensión total cuando sentía con más claridad que nunca el instante aquel sin remedio donde se humedecía intensamente, porque el cuerpo sabio comprendía mejor que ninguna otra parte de un ser lo que quería. Que si, que la follara hasta suplicar. Lo vio desnudarse y por primera vez se encontró prestando atención a eso, animándose a verlo ahí, por muy infantil que sonara rápidamente se puso a la faena de quitarse sus prendas para no verlo más evitar el rubor y los nervios de nuevo de sentirse inadecuada y primeriza.
Lo sintió dentro y gimió, ni susurro ni nada. Una a prolongada de mil letras repetidas, que se volvía a iterar a cada embestida con fuerza inusitada. Le parecía violento? no o si, pero se le hacía lo mejor del mundo en ese instante y se aferraba a él, a su cintura con una mano, a su cuello con la otra, imposibilitada de acariciarlo, solo podía apresarlo con fuerza buscando tocarlo con los labios, pues no se podía llamar besos a un gesto donde los labios no terminaban de abrirse o de cerrarse, donde tenía que despegarse cada vez que él le mordía el cuello por instinto de supervivencia pero volvía a buscarlo para que lo hiciera otra vez.
- para... para un poco o ...- o voy a acabar ya! no ves lo que haces loco demente! le buscó los labios, trató de ordenar los besos pero no podía, se retorcía debajo de él sin remedio. - no quiero correrme... - así! tan pronto! Pero si! si quería! pero no! porque no quería dejar de sentir aquello, quería que la hiciera suya for ever, sentir su fuerza, su peso sobre ella, dentro de ella...
- tomaré clases los sábados -dijo cuando sus miradas se cruzaban, volviendo a señalar que haría todo lo que fuera necesario, con las palabras y con su mano pícara que alcanzaba por fin la entrepierna de Adair. Si. si! que una relación no se basaba solo en sexo, pero a ella le gustaba eso, a él también, y si por ese camino parecía más directo tener a Adair prendido a ella pues mejor. Los dos ganaban. Le embriaga un sentimiento de plenitud total cuando él se volvía loco por hacerla suya, como en ese momento que la empujaba sobre la tierra sin cuidado alguno. Se sentía con la sonrisa enorme por dentro, con la alegría infame de verlo descontrolado por ella, y no podía estar segura si su respiración se aceleraba por saberse deseosa de ser follada o por el propio ego magnificado... o quizá era la combinación de las dos cosas.
No se gastó en quitarse las prendas superiores, pues prefirió acompañarlo a él a que la devorara en besos, le acariciaba el cabello, le rosaba la nuca y se colaba apenas por el cuello de su remera para tocar su espalda. Sofie lo tocaba con calma en contraste de como él la besaba, ahora también sus pechos y ahí si suspiró, ahogó un gemido con sus mordidas y enterró sus dedos en la espalda de él para que la mordiera otra vez. Sonrió al cruzar de nuevo miradas y lo besó con pasión, buscando su sus piernas, sus rodillas tocarlo aunque sea un poco, por sobre las telas, tontamente pensando en verificar si él estaba tan caliente como ella.
Pero sus palabras fueron más verificación de la que necesitaba. De solo oírlas su cuerpo reaccionó acalorándose, respirando profundo y cortado de inmediato haciendo despegar a penas su espalda del suelo, segundo de tensión total cuando sentía con más claridad que nunca el instante aquel sin remedio donde se humedecía intensamente, porque el cuerpo sabio comprendía mejor que ninguna otra parte de un ser lo que quería. Que si, que la follara hasta suplicar. Lo vio desnudarse y por primera vez se encontró prestando atención a eso, animándose a verlo ahí, por muy infantil que sonara rápidamente se puso a la faena de quitarse sus prendas para no verlo más evitar el rubor y los nervios de nuevo de sentirse inadecuada y primeriza.
Lo sintió dentro y gimió, ni susurro ni nada. Una a prolongada de mil letras repetidas, que se volvía a iterar a cada embestida con fuerza inusitada. Le parecía violento? no o si, pero se le hacía lo mejor del mundo en ese instante y se aferraba a él, a su cintura con una mano, a su cuello con la otra, imposibilitada de acariciarlo, solo podía apresarlo con fuerza buscando tocarlo con los labios, pues no se podía llamar besos a un gesto donde los labios no terminaban de abrirse o de cerrarse, donde tenía que despegarse cada vez que él le mordía el cuello por instinto de supervivencia pero volvía a buscarlo para que lo hiciera otra vez.
- para... para un poco o ...- o voy a acabar ya! no ves lo que haces loco demente! le buscó los labios, trató de ordenar los besos pero no podía, se retorcía debajo de él sin remedio. - no quiero correrme... - así! tan pronto! Pero si! si quería! pero no! porque no quería dejar de sentir aquello, quería que la hiciera suya for ever, sentir su fuerza, su peso sobre ella, dentro de ella...
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Feliz cumpleaños.
La quería toda, entera y solo para él. Dejaría marcas allá donde pudiera para que cuando no estuviera a su lado, recordara que él iba a estar esperando, en un lugar o en otro. Fuera dónde fuera por mucho que su consciencia impidiera dotar con “la palabra exacta” aquello que tenían, para Adair era más que tácito y no necesitaba de un acuerdo verbal para saber dónde todo aquello situaba a Sofie en su vida. Era claro y evidente, eran pareja.
Las manos delineaban cada una de sus curvas, acariciaban sus muslos, pasaban por su cintura y se unían en sus pechos. Humedecía sus labios con la punta de la lengua para buscar su boca con el ímpetu de un sediento pero… a la par también quería morder su cuello o sus blandos senos por esa necesidad salvaje. Una que sin remedio conducía al joven a una batalla interior por priorizar deseos y el problema que sentía Adair es que necesitaba hacer las cosas con la misma urgencia, complacer todo su apetito y cumplir sus palabras. En conjunto, no tenía mesura, había perdido toda capacidad de pensar con coherencia o resultar caballeroso, galán o incluso gentil para alguien que a penas llevaba un mes metida en todo aquello. La quería y la queria saborear con sus más bajos instintos.
Río con la voz ronca en medio de una especie de jadeo, subió otra vez, alcanzó sus labios y los mordió con fuerza – ¿Qué no? – formuló la frase como pura metáfora, no esperaba respuesta a ella así que ni dejo tiempo antes de agregar - No vas a hacer otra cosa que correrte – lamió las dos pintas de sangre que brotaron por sus labios, nada serio. Llegados a ese punto, solo quedaba embestir con fuerza, empujar sus piernas hacia abajo y hacer todo lo profundo que pudiera su intromisión para tocar lo más hondo. Solo había un inconveniente y gruñía por la única prenda que impedía disfrutar el cuerpo entero de Sofie. Decidió deshacerse de ella, buscando el cierre del sujetador con una mano. No supo si deshizo correctamente el cierre o simplemente desesperado, arrancó la pieza de un jalón. Fuera como ocurriese, Adair se deshizo al fin de la molesta prenda y cubrió sus senos con su boca. Lamió, jugó con sus respiración sobre la zona húmeda, mordió y volvió a lamer. Un ciclo a veces repetido en el mismo orden y en otras, alterado.
Casi sintiendo las mieles del final, la tomó por la cintura con una mano para inmediatamente arroparla en un abrazo, ardiendo por dentro y por fuera. Levantó su cuerpo unos centímetros por encima del suelo y usó la otra mano como apoyo para continuar con su dedicado trabajo de hacerla tocar el cielo. No tardó mucho en sentirla deshacerse de placer entre sus brazos y las paredes, humedecidas, se contrajeron en el último espasmo antes de sentir sus gemidos, altos e incontenidos, llenar el silencio sepulcral de la noche en el bosque. Adair mordió su cuello antes de dejarla caer en el suelo. El perlado sudor cubría ambos cuerpos y el smertios jadeaba como un animal. No había quedado satisfecho por su parte, ella podía correrse pero él sentía aún ese deseo por continuar lo iniciado para él también llegar. Lanzó una mirada de cintura hacia arriba a su cuerpo desnudo y terminó dejando sus ojos miel, llenos de lujuría y deseo, en los de ella.
- No, ni respirar – añadió antes de coger con todo su descaro innato la mano de la chica para ponerla sobre su miembro, húmedo por los fluidos emanados desde su propia intimidad, palpitante y erecto. Tenía que solventar aquello, estuviera agotada o no. Volvió a arremeter contra sus labios, esta vez, más cuerdo y pudiendo saborear cada recoveco, añadiendo su lengua intrusa que buscaba húmeda su igual. Dejó un tiempo a la chica para reponerse, notar el frío de la noche y levantó una de sus piernas, para dejar su rodilla sobre el torso desnudo de Adair, tomó aire y volvió a invadir su intimidad con lentitud, despacito, ahora si, obedeciendo sus peticiones de forma retardada pero sin faltar a sus deseos.
Las manos delineaban cada una de sus curvas, acariciaban sus muslos, pasaban por su cintura y se unían en sus pechos. Humedecía sus labios con la punta de la lengua para buscar su boca con el ímpetu de un sediento pero… a la par también quería morder su cuello o sus blandos senos por esa necesidad salvaje. Una que sin remedio conducía al joven a una batalla interior por priorizar deseos y el problema que sentía Adair es que necesitaba hacer las cosas con la misma urgencia, complacer todo su apetito y cumplir sus palabras. En conjunto, no tenía mesura, había perdido toda capacidad de pensar con coherencia o resultar caballeroso, galán o incluso gentil para alguien que a penas llevaba un mes metida en todo aquello. La quería y la queria saborear con sus más bajos instintos.
Río con la voz ronca en medio de una especie de jadeo, subió otra vez, alcanzó sus labios y los mordió con fuerza – ¿Qué no? – formuló la frase como pura metáfora, no esperaba respuesta a ella así que ni dejo tiempo antes de agregar - No vas a hacer otra cosa que correrte – lamió las dos pintas de sangre que brotaron por sus labios, nada serio. Llegados a ese punto, solo quedaba embestir con fuerza, empujar sus piernas hacia abajo y hacer todo lo profundo que pudiera su intromisión para tocar lo más hondo. Solo había un inconveniente y gruñía por la única prenda que impedía disfrutar el cuerpo entero de Sofie. Decidió deshacerse de ella, buscando el cierre del sujetador con una mano. No supo si deshizo correctamente el cierre o simplemente desesperado, arrancó la pieza de un jalón. Fuera como ocurriese, Adair se deshizo al fin de la molesta prenda y cubrió sus senos con su boca. Lamió, jugó con sus respiración sobre la zona húmeda, mordió y volvió a lamer. Un ciclo a veces repetido en el mismo orden y en otras, alterado.
Casi sintiendo las mieles del final, la tomó por la cintura con una mano para inmediatamente arroparla en un abrazo, ardiendo por dentro y por fuera. Levantó su cuerpo unos centímetros por encima del suelo y usó la otra mano como apoyo para continuar con su dedicado trabajo de hacerla tocar el cielo. No tardó mucho en sentirla deshacerse de placer entre sus brazos y las paredes, humedecidas, se contrajeron en el último espasmo antes de sentir sus gemidos, altos e incontenidos, llenar el silencio sepulcral de la noche en el bosque. Adair mordió su cuello antes de dejarla caer en el suelo. El perlado sudor cubría ambos cuerpos y el smertios jadeaba como un animal. No había quedado satisfecho por su parte, ella podía correrse pero él sentía aún ese deseo por continuar lo iniciado para él también llegar. Lanzó una mirada de cintura hacia arriba a su cuerpo desnudo y terminó dejando sus ojos miel, llenos de lujuría y deseo, en los de ella.
- No, ni respirar – añadió antes de coger con todo su descaro innato la mano de la chica para ponerla sobre su miembro, húmedo por los fluidos emanados desde su propia intimidad, palpitante y erecto. Tenía que solventar aquello, estuviera agotada o no. Volvió a arremeter contra sus labios, esta vez, más cuerdo y pudiendo saborear cada recoveco, añadiendo su lengua intrusa que buscaba húmeda su igual. Dejó un tiempo a la chica para reponerse, notar el frío de la noche y levantó una de sus piernas, para dejar su rodilla sobre el torso desnudo de Adair, tomó aire y volvió a invadir su intimidad con lentitud, despacito, ahora si, obedeciendo sus peticiones de forma retardada pero sin faltar a sus deseos.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Feliz cumpleaños.
Si alguien le hubiera dicho semanas atrás que iba a terminar, en todos los sentidos, desnuda en la espesura de la noche solitaria de un bosque, aferrada a la espalda de un chico, mientras con la otra mano buscaba un mínimo punto de apoyo en la tierra cruda y volátil, moviendo sus caderas con ímpetu, abierta de piernas, gimiendo como condenada; Sofie se le hubiera reído en la cara. Peor aun, hubiera pensado que era un asco eso, desubicado total, que desde fuera debía verse horrible como una cualquiera de película censurable y de bajo presupuesto… que si bien el sexo no era romántico tampoco había que caer tan bajo…
Y ahora le daba exactamente igual ser una cosa salvaje primitiva bañada en sudor, si en realidad tenía las sonrisa en los labios a ojos cerrados, y la tierra en su espalda se le hacía la más interesante cama y una satisfacción total que era más intensa al abrir los ojos y ver la expresión de Adair, ahí con ella, hermoso con sus frases busconas. Negó con el rostro sonriendo, que no la dejara respirar! Y tomó su miembro entre los dedos, sin duda alguna acariciándole como suponía se debía, repasándose sus labios algo sangrantes aun, mientras le sostenía la mirada alegre, y con su otra mano se repasaba las tetas y el estómago en un gesto que no dejaba claro si estaba cubriendo su desnudez o si estaba acariciándose a si misma. Incluso ella no lo tenía claro.
Tuvo un pensamiento fugaz sobre qué tal estaría eso del sexo oral, preguntándose también si era lo que se suponía que seguía a todo aquello. Pero no iba a animarse a preguntarle, y tampoco se veía capaz de hacerlo en ese contexto donde estaba todo sucio y lleno de tierra. Bueno, tampoco había tanta tierra alrededor, ni que estuvieran en un pantano, pero mejor las cosas limpitas recién bañadas. Por suerte nada de eso sucedió y sus pensamientos se mezclaron con los besos de Adair, luego de la tormenta la calma y volvía a sucederle lo mismo que en la tienda quería decirle una cosa inconveniente…. Quería decirle “te quiero”, pero también creía que era cosa de los sentimientos extremos del momento, no algo verdadero sino solo circunstancial.
Mientras ahora lo hacían con más calma, ella al menos se sentía mucho más capaz de disfrutar cada movimiento, de tomarse el tiempo para verlo y darse cuenta que Adair seguía con la camiseta puesta, lo cual no era solo una ridiculez sino un pecado. Lo atrajo hacia si un poco y ella se levantó algo también para llegar a él y quitarle la prenda, decirle- ridículo - y arrojar con fuerza actuada aquella ropa mucho más allá, al lado contrario de la hoguera que tampoco era cuestión de estropear la vestimenta, ya bastante con el guardarropa que Sofie tenía que actualizar a cada encuentro.
Se dejó caer de nuevo, porque así podía mover las caderas coordinando ritmos y usar sus manos para sin apuro recorrer el torso de Adair que le fascinaba, sus brazos también y era pecado no poder llegar a sus hombros. De todos modos no tenía prisas, y le gustaba esa posición donde podía verle el rostro, sus expresiones, pero también y sobre todo, observar como el cuerpo de chico se desarrollaba hasta perderse entre sus piernas blancas.
Ya te dije que me gustas mucho?– dijo en tono de pregunta que no es pregunta, entre suspiro y suspiro pero antes de cerrar los ojos, pues se lo decía con sonrisita infame y quería que lo entendiera así: puramente carnal. Buscó las manos de Adair que estaban en sus caderas y las afianzó allí ejerciendo presión, un gesto físico donde quedaba claro que él tenía permiso de hacer con su cuerpo lo que le diera la gana, lento o rápido, con suavidad o como demente. Se le antojó sexy acariciarse ella misma mientras Adair la veía y por tal sin pensar mucho se repasó las tetas, el estómago hasta llegar con unos dedos hasta su clítoris, pero no duró demasiado el gesto que ya estaba escalando por el torso de Adiar. No sabía si prefería arañar con amor los abdominales ajenos o tocarse mientras lo miraba para ver que opinaba. Como fuera podría hacerlo todo ese fin de semana, no?
- Adair, cuantas veces podemos hacerlo?... – no supo si era una pregunta correcta. Se rió por nervios, pero no pudo terminar su carcajada pues los gemidos empezaban a irrumpir entre sus labios. -… digo, nos quedará tiempo para aprender Quidditch? …- Re formuló respirando intenso, a la vez que la escoba empezaba a importarle bien poco.
Y ahora le daba exactamente igual ser una cosa salvaje primitiva bañada en sudor, si en realidad tenía las sonrisa en los labios a ojos cerrados, y la tierra en su espalda se le hacía la más interesante cama y una satisfacción total que era más intensa al abrir los ojos y ver la expresión de Adair, ahí con ella, hermoso con sus frases busconas. Negó con el rostro sonriendo, que no la dejara respirar! Y tomó su miembro entre los dedos, sin duda alguna acariciándole como suponía se debía, repasándose sus labios algo sangrantes aun, mientras le sostenía la mirada alegre, y con su otra mano se repasaba las tetas y el estómago en un gesto que no dejaba claro si estaba cubriendo su desnudez o si estaba acariciándose a si misma. Incluso ella no lo tenía claro.
Tuvo un pensamiento fugaz sobre qué tal estaría eso del sexo oral, preguntándose también si era lo que se suponía que seguía a todo aquello. Pero no iba a animarse a preguntarle, y tampoco se veía capaz de hacerlo en ese contexto donde estaba todo sucio y lleno de tierra. Bueno, tampoco había tanta tierra alrededor, ni que estuvieran en un pantano, pero mejor las cosas limpitas recién bañadas. Por suerte nada de eso sucedió y sus pensamientos se mezclaron con los besos de Adair, luego de la tormenta la calma y volvía a sucederle lo mismo que en la tienda quería decirle una cosa inconveniente…. Quería decirle “te quiero”, pero también creía que era cosa de los sentimientos extremos del momento, no algo verdadero sino solo circunstancial.
Mientras ahora lo hacían con más calma, ella al menos se sentía mucho más capaz de disfrutar cada movimiento, de tomarse el tiempo para verlo y darse cuenta que Adair seguía con la camiseta puesta, lo cual no era solo una ridiculez sino un pecado. Lo atrajo hacia si un poco y ella se levantó algo también para llegar a él y quitarle la prenda, decirle- ridículo - y arrojar con fuerza actuada aquella ropa mucho más allá, al lado contrario de la hoguera que tampoco era cuestión de estropear la vestimenta, ya bastante con el guardarropa que Sofie tenía que actualizar a cada encuentro.
Se dejó caer de nuevo, porque así podía mover las caderas coordinando ritmos y usar sus manos para sin apuro recorrer el torso de Adair que le fascinaba, sus brazos también y era pecado no poder llegar a sus hombros. De todos modos no tenía prisas, y le gustaba esa posición donde podía verle el rostro, sus expresiones, pero también y sobre todo, observar como el cuerpo de chico se desarrollaba hasta perderse entre sus piernas blancas.
Ya te dije que me gustas mucho?– dijo en tono de pregunta que no es pregunta, entre suspiro y suspiro pero antes de cerrar los ojos, pues se lo decía con sonrisita infame y quería que lo entendiera así: puramente carnal. Buscó las manos de Adair que estaban en sus caderas y las afianzó allí ejerciendo presión, un gesto físico donde quedaba claro que él tenía permiso de hacer con su cuerpo lo que le diera la gana, lento o rápido, con suavidad o como demente. Se le antojó sexy acariciarse ella misma mientras Adair la veía y por tal sin pensar mucho se repasó las tetas, el estómago hasta llegar con unos dedos hasta su clítoris, pero no duró demasiado el gesto que ya estaba escalando por el torso de Adiar. No sabía si prefería arañar con amor los abdominales ajenos o tocarse mientras lo miraba para ver que opinaba. Como fuera podría hacerlo todo ese fin de semana, no?
- Adair, cuantas veces podemos hacerlo?... – no supo si era una pregunta correcta. Se rió por nervios, pero no pudo terminar su carcajada pues los gemidos empezaban a irrumpir entre sus labios. -… digo, nos quedará tiempo para aprender Quidditch? …- Re formuló respirando intenso, a la vez que la escoba empezaba a importarle bien poco.
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Feliz cumpleaños.
No podía evitar contener la mirada de imbécil que tenía cuando ella se empezaba a tocar de manera sensual, primero los pechos para luego bajar a su estómago y por último, dejar los dedos en aquella zona, ¿qué buscaba? ¿volverlo demente ya del todo? Alzó la cabeza y miró sus ojos dejando entrever sus pensamientos, sonrío de lado y cómplice continuó embistiéndola. Intercalaba movimientos fuertes y profundos con unos más ligeros que a penas lograban acariciar la cara interna de sus labios y esa intensidad salvaje, aún latente en sus gestos, iba aclamándose aunque sus ganas continuaban vivas y deseaban ser complacidas de una buena vez.
Las manos de Sofie en su torso, estremecieron su cuerpo de pies a cabeza. El muchacho apretó los dedos sobre la finísima piel de la española, dejando las huellas perfectamente delineadas y hundió su cabeza en su cuello para perder sus labios en él. Justo en ese momento, la voz aguda mezclada con gemidos llegó alta y sonora hasta su oído. El muchacho no pudo reprimir la carcajada cuando la osada mencionó el Quidditch en tremendo momento caliente. Dejó la frente apoyada en su mejilla y entre jadeos, intentó recuperar la respiración para alegar en tono infame un – ¿Quidditch? ¿Qué es eso? – era la primera vez que Adair no dejaba algo a medias por ir a jugar como bárbaro a su santo deporte preferido pero ahí estaba, ¿qué más importaba todo eso cuando tenía a Sofie desnuda y expuesta a dejarlo jugar con su cuerpo tanto como él quisiera?
Obediente cual siervo fiel, puso su cuerpo de rodillas y aún sin salir de ella, la tomó con las dos manos, clavó sus dedos en sus muslos y la atrajo algo violentamente hacia él. Sonrío con desdén metido de lleno en los placeres hedonistas. Deslizo sus dedos a través de su suave piel desde los torneados muslos hasta la cintura donde la tomó para empezar a moverla en un constante vaivén de delante hacia atrás, haciendo que fuera ella la que se embistiera contra su miembro.
Tiró la cabeza hacia atrás, lleno de placer y sintió esa necesidad imperiosa de verbalizar de alguna manera como se antojaba de delicioso notar como su caliente interior se deshacía sobre su duro miembro y sin poder retener por más tiempo la inminente eyaculación, dejó que fluyera soltando un gemido grave y quedo. Quedó quieto durante un minuto, acariciando la piel de su cintura que momentos antes había presionado con dureza. Necesitaba unos cinco minutos para recuperarse y atendiendose a sus palabras, las que iba a hacer que ella suplicara el fin de todo aquello, substituyo su miembro por sus dedos y agachándose sobre ella empezó a embestirla dedicando todo tipo de mordidas, ahora, por encima de sus pechos.
Las manos de Sofie en su torso, estremecieron su cuerpo de pies a cabeza. El muchacho apretó los dedos sobre la finísima piel de la española, dejando las huellas perfectamente delineadas y hundió su cabeza en su cuello para perder sus labios en él. Justo en ese momento, la voz aguda mezclada con gemidos llegó alta y sonora hasta su oído. El muchacho no pudo reprimir la carcajada cuando la osada mencionó el Quidditch en tremendo momento caliente. Dejó la frente apoyada en su mejilla y entre jadeos, intentó recuperar la respiración para alegar en tono infame un – ¿Quidditch? ¿Qué es eso? – era la primera vez que Adair no dejaba algo a medias por ir a jugar como bárbaro a su santo deporte preferido pero ahí estaba, ¿qué más importaba todo eso cuando tenía a Sofie desnuda y expuesta a dejarlo jugar con su cuerpo tanto como él quisiera?
Obediente cual siervo fiel, puso su cuerpo de rodillas y aún sin salir de ella, la tomó con las dos manos, clavó sus dedos en sus muslos y la atrajo algo violentamente hacia él. Sonrío con desdén metido de lleno en los placeres hedonistas. Deslizo sus dedos a través de su suave piel desde los torneados muslos hasta la cintura donde la tomó para empezar a moverla en un constante vaivén de delante hacia atrás, haciendo que fuera ella la que se embistiera contra su miembro.
Tiró la cabeza hacia atrás, lleno de placer y sintió esa necesidad imperiosa de verbalizar de alguna manera como se antojaba de delicioso notar como su caliente interior se deshacía sobre su duro miembro y sin poder retener por más tiempo la inminente eyaculación, dejó que fluyera soltando un gemido grave y quedo. Quedó quieto durante un minuto, acariciando la piel de su cintura que momentos antes había presionado con dureza. Necesitaba unos cinco minutos para recuperarse y atendiendose a sus palabras, las que iba a hacer que ella suplicara el fin de todo aquello, substituyo su miembro por sus dedos y agachándose sobre ella empezó a embestirla dedicando todo tipo de mordidas, ahora, por encima de sus pechos.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Feliz cumpleaños.
Sofie se rió con él, mordiéndole el cuello, pero sin esconder nada. Tonto sería ocultar felicidad y placer, aunque a veces el pudor diera ciertas vergüenzas y dudas. Aprovechó que tenía su cuerpo sobre el de ella para abrazarlo fuerte y darle repartidos besos en el rostro, mucho más cariñosos que antes, motivada por los sentimientos en el corazón más que por la calentura. Una cosa era una cosa y otra cosa era otra cosa, pero tenerlo así abrazado riendo a su oído con complicidad le hacía sentir una calidez inmensa que acompañaba de manera perfecta los otros calores.
Apoyando los talones más allá a cada lado, y un codo en el suelo para elevarse un poco, entró en ritmo de la nueva posición, viendo su panza bonitamente plana, perfectamente extendida. Volvió a llevar sus dedos a su propia intimidad (a él le había gustado y a ella también) pero prestando más atención a clavarse en Adair, para hacerlo acabar dentro de ella otra vez. Otra cosa que le había gustado, hacerlo sin protecciones de plástico, y si a ella le gustaba aunque no sintiera nada en especial, a él debía alucinarle. Lo sintió venirse y no pudo contenerse de tocarse con propiedad para acabar ella también, aunque cortito y que él sintiera sus músculos internos contrayéndose una vez más antes de salirse. Estaba hecha una loca y pensaba ridiculeces. No solo las pensaba, las hacía! que era lo más preocupante.
- no! que haces?...- le dijo entre risas, cuando volvía a hacerla suya con los dedos. No porque no quisiera, sino porque… no se lo esperaba. Se cubrió el rostro con las manos, en un gesto bastante ingenuo de ocultar alguna cosa, pero a la vez alzó las caderas para que Adair lo tuviera más fácil y volvió a reír oculta entre sus propios brazos.Ya basta de niñerías. Se destapó la cara y lo miró intenso a los ojos sonriendole, para luego suspirar sin querer, morderse el labio y lograr usar sus brazos para acomodarse aunque fuera un poco el cabello. Dándose cuenta de la tierra y todo, limpió su mano en su propio estómago dejando un rastro simpático de suciedad sobre la tersura blanca de su piel y volvió a eso de quitarse el cabello de la cara, para luego moverse un poco más cerca de Adair e incorporarse a durar penas.
Quería levantar el torso y mirarlo a la cara, tenerle cerca y darle un beso amoroso pero no quería que dejara él de jugar con su intimidad. Terminó por arrodillarse con las piernas a cada lado de él, despegando la cola de sus propios talones para incluso quedar más alta que el rostro de su compañero, pero solo pensando en que la mano de Adair tuviera el espacio suficiente para toquetearla toda, y ella pudiera a la vez agarrarle el rostro con ambas manos y besarlo en los labios. Y besarlo de nuevo, mirándole a los ojos, sonriéndole entre suspiros a media voz…
También mirar hacia abajo y encontrar la escena donde el brazo de él no terminaba en ningún sitio porque la correspondiente mano se ocultaba entre sus piernas para toquetearla y ella tan descarada no solo se regodeaba mirando sino que, sin importarle nada buscaba la otra mano de Adair para llevarla a sus gluteos. – me gusta mirar – confesó divertida buscando complicidad con los ojos puestos en los suyos miel, besándolo luego en el cuello. Apoyando la frente en su hombro volvió a observar hacia abajo, que no se veía nada en realidad pues la luz de la fogata era poca y entre los dos cuerpos tampoco tenía mucha posibilidad de hacerse lugar la claridad, pero no importaba, era la excitación de saberse mirando, aunque no se viera nada en absoluto.
El cosquilleo de la incertidumbre, de que también estaba observando el miembro de Adair sin verlo y tal, pero era algo que le causaba morbo, no animarse a mirar esa parte de él y sin embargo dejarse follar salvajemente por ese instrumento. – Luego nos bañamos…- como le decía? Como se hacía para proponer semejante guarangada?... – y hacemos otra cosa… - ya no miraba nada, estaba escondida en aquel hueco que se formaba entre el cuello y el hombro, dándole besos esporádicos, abrazada a él con las dos manos, así muy cariñoso, también respirando profundo y sintiendo su estómago tenso de la excitación de nuevo, tanto que sentía escurrir la humedad entre sus piernas aunque debía ser pura fantasía. -… igual no se si me animo… pero... quiero chupártela – terminó inaudible, tanto que no supo ella misma si lo había dicho o no.
Apoyando los talones más allá a cada lado, y un codo en el suelo para elevarse un poco, entró en ritmo de la nueva posición, viendo su panza bonitamente plana, perfectamente extendida. Volvió a llevar sus dedos a su propia intimidad (a él le había gustado y a ella también) pero prestando más atención a clavarse en Adair, para hacerlo acabar dentro de ella otra vez. Otra cosa que le había gustado, hacerlo sin protecciones de plástico, y si a ella le gustaba aunque no sintiera nada en especial, a él debía alucinarle. Lo sintió venirse y no pudo contenerse de tocarse con propiedad para acabar ella también, aunque cortito y que él sintiera sus músculos internos contrayéndose una vez más antes de salirse. Estaba hecha una loca y pensaba ridiculeces. No solo las pensaba, las hacía! que era lo más preocupante.
- no! que haces?...- le dijo entre risas, cuando volvía a hacerla suya con los dedos. No porque no quisiera, sino porque… no se lo esperaba. Se cubrió el rostro con las manos, en un gesto bastante ingenuo de ocultar alguna cosa, pero a la vez alzó las caderas para que Adair lo tuviera más fácil y volvió a reír oculta entre sus propios brazos.Ya basta de niñerías. Se destapó la cara y lo miró intenso a los ojos sonriendole, para luego suspirar sin querer, morderse el labio y lograr usar sus brazos para acomodarse aunque fuera un poco el cabello. Dándose cuenta de la tierra y todo, limpió su mano en su propio estómago dejando un rastro simpático de suciedad sobre la tersura blanca de su piel y volvió a eso de quitarse el cabello de la cara, para luego moverse un poco más cerca de Adair e incorporarse a durar penas.
Quería levantar el torso y mirarlo a la cara, tenerle cerca y darle un beso amoroso pero no quería que dejara él de jugar con su intimidad. Terminó por arrodillarse con las piernas a cada lado de él, despegando la cola de sus propios talones para incluso quedar más alta que el rostro de su compañero, pero solo pensando en que la mano de Adair tuviera el espacio suficiente para toquetearla toda, y ella pudiera a la vez agarrarle el rostro con ambas manos y besarlo en los labios. Y besarlo de nuevo, mirándole a los ojos, sonriéndole entre suspiros a media voz…
También mirar hacia abajo y encontrar la escena donde el brazo de él no terminaba en ningún sitio porque la correspondiente mano se ocultaba entre sus piernas para toquetearla y ella tan descarada no solo se regodeaba mirando sino que, sin importarle nada buscaba la otra mano de Adair para llevarla a sus gluteos. – me gusta mirar – confesó divertida buscando complicidad con los ojos puestos en los suyos miel, besándolo luego en el cuello. Apoyando la frente en su hombro volvió a observar hacia abajo, que no se veía nada en realidad pues la luz de la fogata era poca y entre los dos cuerpos tampoco tenía mucha posibilidad de hacerse lugar la claridad, pero no importaba, era la excitación de saberse mirando, aunque no se viera nada en absoluto.
El cosquilleo de la incertidumbre, de que también estaba observando el miembro de Adair sin verlo y tal, pero era algo que le causaba morbo, no animarse a mirar esa parte de él y sin embargo dejarse follar salvajemente por ese instrumento. – Luego nos bañamos…- como le decía? Como se hacía para proponer semejante guarangada?... – y hacemos otra cosa… - ya no miraba nada, estaba escondida en aquel hueco que se formaba entre el cuello y el hombro, dándole besos esporádicos, abrazada a él con las dos manos, así muy cariñoso, también respirando profundo y sintiendo su estómago tenso de la excitación de nuevo, tanto que sentía escurrir la humedad entre sus piernas aunque debía ser pura fantasía. -… igual no se si me animo… pero... quiero chupártela – terminó inaudible, tanto que no supo ella misma si lo había dicho o no.
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Feliz cumpleaños.
No sabía que había pasado aquella noche pero Adair estaba convencido que cada movimiento de Sofie estaba premeditado y destinado a provocarle algún tipo de demencia. La chica se ponía encima de él para facilitarle el movimiento y Adair correspondía, lento para sentirla estremecerse encima de sus dedos hasta el punto de ya casi deslizarse por los fluidos de su excitación aunque detuvo el movimiento de su mano, el suave vaivén que ascendía y descendencia en un compás marcado por el curso de su respiración, cuando Sofie hundió su rostro entre el espacio de su cuello y clavícula, Adair giró la cabeza y enarcó una ceja.
En un primer momento, creyó tener cera en la oreja y escuchar mal, la voz tan floja de Sofie no dejaba entender bien las palabras pero tras repasar mentalmente una, dos, tres veces las palabras, logró vislumbrar el mensaje y joder, ahora si llegó alto y claro a sus dos cerebros, el de abajo respondió de forma casi inmediata, el órgano de pensar fue algo más lento para procesar la información. En cuanto fue consciente de la osadía de Sofie, llevó una mano hasta su cabeza, enredó sus rudos dedos con las finas hebras doradas y tiró la cabeza de la chica hacia atrás con cuidado para mirarla de forma seria a los ojos. Quedó quieto mirando sus ojos, cesó de todo movimiento y el silencio invadió el lugar, solo roto por el ajetreado ritmo de sus respiraciones, Adair sonrió de lado tal como gustaba hacerlo con ella y luego la besó primero con pasión, apretando la cabeza de ella contra su rostro para luego ir cesando en su ímpetu y dejar un beso más calmado.
- Me gustan las alumnas emprendedoras – añadió contra sus labios, llevando sus manos hasta el trasero de la chica para amasarlo con dedicación. Ejerció una leve presión con su rodilla sobre la cara trasera del muslo izquierdo de Sofie y la dejó caer sobre él, la abrazó con sus manos y rodó para quedar encima. En un movimiento que aún no supo como, la alzó en volandas para llevarla hacia dentro la tienda de campaña, y que perdonara su osadía pero no podía decir esas cosas por esos labios que tantas fantasías creaban en su cabeza y luego dejarlo como “un será”. Iban a bañarse ahora. Desnudos y sucios, entraron en la tienda de campaña, Adair la llevó derecho al baño hechizado mágicamente para que cupiera una pequeña bañera, la dejó tumbada de lleno encima y abrió el grifo para dejar fluir el agua caliente antes de meterse dentro y encima de ella – ¿Ves? Me distraes y no sé en qué punto dejé la explicación – buscó la entrada a su interior entre sus muslos y empezó otra vez con el trabajo pausado.
En un primer momento, creyó tener cera en la oreja y escuchar mal, la voz tan floja de Sofie no dejaba entender bien las palabras pero tras repasar mentalmente una, dos, tres veces las palabras, logró vislumbrar el mensaje y joder, ahora si llegó alto y claro a sus dos cerebros, el de abajo respondió de forma casi inmediata, el órgano de pensar fue algo más lento para procesar la información. En cuanto fue consciente de la osadía de Sofie, llevó una mano hasta su cabeza, enredó sus rudos dedos con las finas hebras doradas y tiró la cabeza de la chica hacia atrás con cuidado para mirarla de forma seria a los ojos. Quedó quieto mirando sus ojos, cesó de todo movimiento y el silencio invadió el lugar, solo roto por el ajetreado ritmo de sus respiraciones, Adair sonrió de lado tal como gustaba hacerlo con ella y luego la besó primero con pasión, apretando la cabeza de ella contra su rostro para luego ir cesando en su ímpetu y dejar un beso más calmado.
- Me gustan las alumnas emprendedoras – añadió contra sus labios, llevando sus manos hasta el trasero de la chica para amasarlo con dedicación. Ejerció una leve presión con su rodilla sobre la cara trasera del muslo izquierdo de Sofie y la dejó caer sobre él, la abrazó con sus manos y rodó para quedar encima. En un movimiento que aún no supo como, la alzó en volandas para llevarla hacia dentro la tienda de campaña, y que perdonara su osadía pero no podía decir esas cosas por esos labios que tantas fantasías creaban en su cabeza y luego dejarlo como “un será”. Iban a bañarse ahora. Desnudos y sucios, entraron en la tienda de campaña, Adair la llevó derecho al baño hechizado mágicamente para que cupiera una pequeña bañera, la dejó tumbada de lleno encima y abrió el grifo para dejar fluir el agua caliente antes de meterse dentro y encima de ella – ¿Ves? Me distraes y no sé en qué punto dejé la explicación – buscó la entrada a su interior entre sus muslos y empezó otra vez con el trabajo pausado.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Feliz cumpleaños.
Decir que Sofie no se asustó, hubiera sido mentir, pero sabía que era un miedo injustificado, provocado por la vergüenza también por la reacción loca de Adair, incitada por la calentura que llevaba dentro y entre las piernas ella misma. Se Aferró a él con terror y se dejó caer en la tina no mucho menos tranquila. Ahí se dio cuenta que no era tanto miedo a lo intempestivo de Adair, como al haber cometido la equivocación de proponer algo que no se sabía segura de querer hacer.
O sea, si quería pero... - yo? que? - dijo entre suspiro quitándose el agua que caía sobre su rostro, pero buscándolo de inmediato a él para abrazarlo por la espalda y recibirlo en su interior. Se acomodó sobre él, no buscando placer extremo sino confianza, entrelazó sus piernas flacas a su cintura y sus brazos al rededor de su cuello, y su boca buscando su hombro para morderlo y aguantarse los gemidos infames que esas penetraciones le provocaban. Se sentía agitada, super exaltada, pero a la vez buscaba la comodidad de esconderse en su cuello, de abrazarlo tantísimo mientras Adair guiaba los movimientos con las manos en sus caderas.
- no...- gimió -... no quiero decepcionarte - terminó confesándose. Raro en ella que siempre salía o con chistes o haciéndose la pícara con jueguitos. Pero tenía tal sensación dentro como si fuera un sapo en la garganta pidiéndole locamente expresar sincero lo mucho muy super re importante que era él para ella, que al menos si no podía decirle "te quiero" (que es lo que había pensado inconfesablemente como loca tonta desde la primera vez que follaron esa tarde), encontraba en aquella confesión algo de alivio. Que él lo supiera: que ella quería ser perfecta para él y que se estaba esforzando muchísimo para eso.
- - - cierro!
O sea, si quería pero... - yo? que? - dijo entre suspiro quitándose el agua que caía sobre su rostro, pero buscándolo de inmediato a él para abrazarlo por la espalda y recibirlo en su interior. Se acomodó sobre él, no buscando placer extremo sino confianza, entrelazó sus piernas flacas a su cintura y sus brazos al rededor de su cuello, y su boca buscando su hombro para morderlo y aguantarse los gemidos infames que esas penetraciones le provocaban. Se sentía agitada, super exaltada, pero a la vez buscaba la comodidad de esconderse en su cuello, de abrazarlo tantísimo mientras Adair guiaba los movimientos con las manos en sus caderas.
- no...- gimió -... no quiero decepcionarte - terminó confesándose. Raro en ella que siempre salía o con chistes o haciéndose la pícara con jueguitos. Pero tenía tal sensación dentro como si fuera un sapo en la garganta pidiéndole locamente expresar sincero lo mucho muy super re importante que era él para ella, que al menos si no podía decirle "te quiero" (que es lo que había pensado inconfesablemente como loca tonta desde la primera vez que follaron esa tarde), encontraba en aquella confesión algo de alivio. Que él lo supiera: que ella quería ser perfecta para él y que se estaba esforzando muchísimo para eso.
- - - cierro!
Sofie Luttrell- Mensajes : 524
Fecha de inscripción : 08/09/2012
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