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The Lions Den
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Re: The Lions Den
Que cualquier chica guapa dejara que la besara y más aún, que la follara, era pura suerte, y algo de empeño. No sabía quién pesaba Pearl que había sido el suertudo, así que quise pensar que ambos y nada más. Me encendí un cigarrillo que me supo al mejor de la vida y solté lentamente el humo mientras Pearl acariciaba a uno de los miles de gatos que había cerca de casa. Yo también me até el cabello pero lo hice con una liga corriente y no con los hechizos de Pearl.
-A Pazuzu no le cae bien nadie. Por cierto, deberías aplicarme uno de esos hechizos tuyos para el pelo, siempre lo tengo hecho un asco. Pero no me dejes muy marica, lo legal.
Le pasé el mismo cigarrillo que yo estaba fumando, no por tacaño sino por que era el único que tenía y pensé demasiado tarde en ofrecérselo antes, así que quise enmendar mi falta de caballerosidad. Empecé a caminar en dirección al metro y le hice una seña con la cabeza para que siguiera el mismo camino. La miré con una sonrisa extrañada cuando exigía, casi, con una bromita, que mientras no tuviera que esconderla no lo hiciera. No iba a hacer locuras en Brigantia pero en las calles de Hounslow donde sólo había muggles indiferentes daba igual, era cierto. Era de noche y no había mucha gente alrededor, por si fuera poco. La abracé pasando la mano por sus hombros y le troné un beso empalagoso en la mejilla, luego en los labios, y no tomé su mano, sino que llevé la suya a mi cintura para que camináramos así.
-La calle es nuestro refugio, chiquilla. Bésame.
Podía hacerlo sin tener qué anunciarlo, pero me gustaba hacer como que lo hacía por que lo ordenaba. En vez de llevar la mano sobre sus hombros, la metí en el bolsillo trasero de su pantalón mientras recorríamos las calles no precisamente bonitas de Hounslow hasta el lugar donde íbamos al fin a comer. Era un restaurante normal, con un menú exagerado de porciones enormes y la mayoría de comensales asiáticos (por asiáticos no quería decir chinos, sino pakistaníes en su mayoría, y muchas mujeres con velo), saludé amablemente a una mesera también india y nos fuimos a sentar a una mesa apartada, no me gustaba estar cerca de un montón de gente, comiera con quien comiera. Antes siquiera de sentarme le pedí dos cervezas a la chica y empecé a mirar ávidamente la carta.
-Carne en toda la ley de Alá. Elige, y elige bien, no quiero verte comer una ensalada.
No me senté frente a ella en la mesa sino a su lado, y puse la mano sobre su rodilla, acariciándola un poco, recargando también la cabeza en su hombro mientras decidía qué iba a comer, pegándome a ella como uno de los gatos encimosos de casa. Tenía don con los felinos.
-A Pazuzu no le cae bien nadie. Por cierto, deberías aplicarme uno de esos hechizos tuyos para el pelo, siempre lo tengo hecho un asco. Pero no me dejes muy marica, lo legal.
Le pasé el mismo cigarrillo que yo estaba fumando, no por tacaño sino por que era el único que tenía y pensé demasiado tarde en ofrecérselo antes, así que quise enmendar mi falta de caballerosidad. Empecé a caminar en dirección al metro y le hice una seña con la cabeza para que siguiera el mismo camino. La miré con una sonrisa extrañada cuando exigía, casi, con una bromita, que mientras no tuviera que esconderla no lo hiciera. No iba a hacer locuras en Brigantia pero en las calles de Hounslow donde sólo había muggles indiferentes daba igual, era cierto. Era de noche y no había mucha gente alrededor, por si fuera poco. La abracé pasando la mano por sus hombros y le troné un beso empalagoso en la mejilla, luego en los labios, y no tomé su mano, sino que llevé la suya a mi cintura para que camináramos así.
-La calle es nuestro refugio, chiquilla. Bésame.
Podía hacerlo sin tener qué anunciarlo, pero me gustaba hacer como que lo hacía por que lo ordenaba. En vez de llevar la mano sobre sus hombros, la metí en el bolsillo trasero de su pantalón mientras recorríamos las calles no precisamente bonitas de Hounslow hasta el lugar donde íbamos al fin a comer. Era un restaurante normal, con un menú exagerado de porciones enormes y la mayoría de comensales asiáticos (por asiáticos no quería decir chinos, sino pakistaníes en su mayoría, y muchas mujeres con velo), saludé amablemente a una mesera también india y nos fuimos a sentar a una mesa apartada, no me gustaba estar cerca de un montón de gente, comiera con quien comiera. Antes siquiera de sentarme le pedí dos cervezas a la chica y empecé a mirar ávidamente la carta.
-Carne en toda la ley de Alá. Elige, y elige bien, no quiero verte comer una ensalada.
No me senté frente a ella en la mesa sino a su lado, y puse la mano sobre su rodilla, acariciándola un poco, recargando también la cabeza en su hombro mientras decidía qué iba a comer, pegándome a ella como uno de los gatos encimosos de casa. Tenía don con los felinos.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: The Lions Den
Se sonrió, como si le gustara que le recordaban que su kneazle era especial para las relaciones. No le iba a contestar “le caen bien los perretes de Aquila y Angus, también Joe” porque eso estaba pero que muy mal. En cambio se rió por lo de los hechizos para el pelo. Había aprendido esos movimientos de varita de su madre, y siempre le habían parecido discretos y útiles.
-¡Ah! Te haré una trenza francesa, se te vería linda, confía en mi.
Le pasó el cigarrillo justo antes de que ella se lo pidiera, porque no había llevado su cajita, ni el encendedor muggle que le había dado Adair, ni nada. Le dieron ganas de sacar su varita mientras se dejaba el cigarrillo entre los labios y hacerle la trenza francesa de verdad pero en vez de eso solo dio una calada profunda y se lo regresó. Le tuvo que sonreír cuando la abrazaba y volvía a besarla y lo estrechó contra ella rápido antes de seguir caminando, riéndose por aquello del “chiquilla” y lo volvió a besar cuando se lo pedía, con todo y que no eran necesarios los anuncios, a ella también le gustaba hacérselos.
Dejó que él eligiera la mesa y de nuevo, hizo todo lo posible para no mirar a todos lados o querer inspeccionar a todos con la mirada, aunque ya estaba más acostumbrada y ya no parecía una loca como en los tiempos lejanos en que apenas y podía salir con su primo Niels, o con Aldrich.
-¿Qué es eso de carne en toda la ley de Alá? Cuéntame de las leyes de Alá.
Le preguntó mientras veía el menú, girándose momentáneamente para darle un beso en la mejilla antes de sonreír por como recargaba la cabeza en su hombro.
-Cómo crees que una ensalada, no he comido en todo el día, tú te comiste una hamburguesota horrible. ¡y seguro desayunaste! Yo nada, por ilusa.
Así que terminó preguntándole que era el Biryani de cordero porque además había también de pollo y de verduras. Y más cordero porque había cordero al curry y cordero a la miel. Le preguntó su opinión de al menos tres platos, pero al final moría de hambre y ya estaba cansada de pensar así que terminó pidiendo un filete que se preparaba con jugo de limón y pimienta, nada exótico.
-Ah, tanto preguntar para salir con mis mensadas, pero es que ya no puedo más.
Tomó su cerveza entre las manos, que estaba bastante fría y le dio un sorbo pequeño. Ya se le había olvidado el efecto de las que se había tomado en la tarde, completamente. Lo besó otra vez, porque lo tenía demasiado cerca como para no hacerlo.
-¿Cuál es tu plan de intrusión en el estadio?
-¡Ah! Te haré una trenza francesa, se te vería linda, confía en mi.
Le pasó el cigarrillo justo antes de que ella se lo pidiera, porque no había llevado su cajita, ni el encendedor muggle que le había dado Adair, ni nada. Le dieron ganas de sacar su varita mientras se dejaba el cigarrillo entre los labios y hacerle la trenza francesa de verdad pero en vez de eso solo dio una calada profunda y se lo regresó. Le tuvo que sonreír cuando la abrazaba y volvía a besarla y lo estrechó contra ella rápido antes de seguir caminando, riéndose por aquello del “chiquilla” y lo volvió a besar cuando se lo pedía, con todo y que no eran necesarios los anuncios, a ella también le gustaba hacérselos.
Dejó que él eligiera la mesa y de nuevo, hizo todo lo posible para no mirar a todos lados o querer inspeccionar a todos con la mirada, aunque ya estaba más acostumbrada y ya no parecía una loca como en los tiempos lejanos en que apenas y podía salir con su primo Niels, o con Aldrich.
-¿Qué es eso de carne en toda la ley de Alá? Cuéntame de las leyes de Alá.
Le preguntó mientras veía el menú, girándose momentáneamente para darle un beso en la mejilla antes de sonreír por como recargaba la cabeza en su hombro.
-Cómo crees que una ensalada, no he comido en todo el día, tú te comiste una hamburguesota horrible. ¡y seguro desayunaste! Yo nada, por ilusa.
Así que terminó preguntándole que era el Biryani de cordero porque además había también de pollo y de verduras. Y más cordero porque había cordero al curry y cordero a la miel. Le preguntó su opinión de al menos tres platos, pero al final moría de hambre y ya estaba cansada de pensar así que terminó pidiendo un filete que se preparaba con jugo de limón y pimienta, nada exótico.
-Ah, tanto preguntar para salir con mis mensadas, pero es que ya no puedo más.
Tomó su cerveza entre las manos, que estaba bastante fría y le dio un sorbo pequeño. Ya se le había olvidado el efecto de las que se había tomado en la tarde, completamente. Lo besó otra vez, porque lo tenía demasiado cerca como para no hacerlo.
-¿Cuál es tu plan de intrusión en el estadio?
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: The Lions Den
Me dio risa lo de la trenza francesa y tuve ganas de que metiera sus dedos entre mi cabello y lo intentara aunque técnicamente estaba hablando de hechizos. Me dio igual. No pensé que ese lugar fuera a llamar la atención especial de Pearl que seguramente ya estaba acostumbrándose a los muggles, recordé la primera vez quer la había llevado al cine y eso sólo me provocó ganas de estrecharla un poco contra mi, cuando la veía esforzándose por decidir qué comer. Me aguanté las ganas de darle un beso en el cuello sólo por que sí, o más bien, por que le di un trago a la cerveza, mucho más nutrido que el de ella.
-Mira, la verdad no soy experto. La familia de Tahira es musulmana y conservadora, pero ella no, ni yo tampoco. Por cultura te puedo decir que los musulmanes sólo comen carne con ciertas leyes de sacrificio... creo que no pueden consumir sangre, ni cerdo, ni.. bueno, hay una manera de sacrificar a los animales, con el menor dolor posible. Algo así.
Decía la familia de Tahira por que yo no los consideraba mi familia. Alguna vez había visto a mi abuelo por la calle, de lejos, casi huyendo de Tahira y de mi, tendría unos ocho años y si supe que era mi abuelo fue sólo por que se lo escuché decir a ella. Siempre me habán dado igual, incluso podía decir que les guardaba cierto resentimiento por haberla desconocido absolutamente al quedar embarazada. Los Finnerty eran más mi familia que ellos, eso era un hecho. Le expliqué algunas cosas de gastronomía de esos lares a Pearl antes de pedir algo igual de simple que yo. De hecho, pedimos lo mismo, y una buena porción de papas, no había carne sin papas. Nos tomaron la orden enseguida.
-¿Ni siquiera desayunaste? Y yo follándote como un loco ¿Qué cuentas le habría dado a los médicos si te desmayabas mientras lo hacíamos? Esto es cosa seria...
Se lo dije muy bajo, no eran cosas que uno gritara en un restaurante, por más liberal que fuera. Seguía recargando en ella, sintiendo que mi cabeza se acomodaba perfectamente a su hombro y la mano que antes estuviera en su rodilla ahora había ido a su vientre, por encima de la ropa y tal, no tenía que estarla acariciando indecentemente todo el tiempo. Cerré los ojos sólo por que el hambre ya me estaba debilitando y sonreí cuando insistía con lo del estadio. ¿Cómo era posible que no se me hubiera ocurrido antes? Era tan buena idea que seguramente le pediría a Finnerty que fuéramos en grupo (no en grupo de veinte, claro) a anotar goles a Stamford Bridge, seguro que se pondría como loco con el plan, y a él sí podría intentar partirle las bolas de un balonazo por el puro gusto de hacerlo, aunque el maldito tenía buenos reflejos.
-¡Mierda! Olvidé el balón en casa. Bueno, después de comer voy por él en un parpadeo, me encanta ser mago. Mi plan es... no sé, no tengo la menor idea ¿Y si hay vigilantes?
-Mira, la verdad no soy experto. La familia de Tahira es musulmana y conservadora, pero ella no, ni yo tampoco. Por cultura te puedo decir que los musulmanes sólo comen carne con ciertas leyes de sacrificio... creo que no pueden consumir sangre, ni cerdo, ni.. bueno, hay una manera de sacrificar a los animales, con el menor dolor posible. Algo así.
Decía la familia de Tahira por que yo no los consideraba mi familia. Alguna vez había visto a mi abuelo por la calle, de lejos, casi huyendo de Tahira y de mi, tendría unos ocho años y si supe que era mi abuelo fue sólo por que se lo escuché decir a ella. Siempre me habán dado igual, incluso podía decir que les guardaba cierto resentimiento por haberla desconocido absolutamente al quedar embarazada. Los Finnerty eran más mi familia que ellos, eso era un hecho. Le expliqué algunas cosas de gastronomía de esos lares a Pearl antes de pedir algo igual de simple que yo. De hecho, pedimos lo mismo, y una buena porción de papas, no había carne sin papas. Nos tomaron la orden enseguida.
-¿Ni siquiera desayunaste? Y yo follándote como un loco ¿Qué cuentas le habría dado a los médicos si te desmayabas mientras lo hacíamos? Esto es cosa seria...
Se lo dije muy bajo, no eran cosas que uno gritara en un restaurante, por más liberal que fuera. Seguía recargando en ella, sintiendo que mi cabeza se acomodaba perfectamente a su hombro y la mano que antes estuviera en su rodilla ahora había ido a su vientre, por encima de la ropa y tal, no tenía que estarla acariciando indecentemente todo el tiempo. Cerré los ojos sólo por que el hambre ya me estaba debilitando y sonreí cuando insistía con lo del estadio. ¿Cómo era posible que no se me hubiera ocurrido antes? Era tan buena idea que seguramente le pediría a Finnerty que fuéramos en grupo (no en grupo de veinte, claro) a anotar goles a Stamford Bridge, seguro que se pondría como loco con el plan, y a él sí podría intentar partirle las bolas de un balonazo por el puro gusto de hacerlo, aunque el maldito tenía buenos reflejos.
-¡Mierda! Olvidé el balón en casa. Bueno, después de comer voy por él en un parpadeo, me encanta ser mago. Mi plan es... no sé, no tengo la menor idea ¿Y si hay vigilantes?
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: The Lions Den
Negó con la cabeza con cara de puchero porque no, no había desayunado, lo único que había comido habían sido las papas que le había robado de su plato antes de entrar al partido. Se rió por lo de los médicos –la primera vez que le habían mencionado un “médico” se había quedado con cara de no entender nada- y haberse desmayado mientras la follaba.
-¡No, no me iba a desmayar! Creo…no de hambre…creo.
Le dio un toque en la punta de la nariz con el dedo índice y luego le agarró la mano que acariciaba su vientre. Se sentía demasiado feliz y no se lo estaba reprochando, lo estaba aceptando con calma, como llegaba. Había decidido también que esos pequeños momentos de felicidad extrema se los iba a guardar sin mancharlos, sin pensar que eran un auténtico error, nada horrible, culposo. Esos momentos iban a ser suyos y ya.
No había pensado que tuvieran que llevar balón propio, de hecho creyó que ahí en el estadio habría balones como pasaba en los campos de quidditch colegiales, que por las gradas siempre había como un suministro de escobas y quaffles. Pues resultaba que no, pero tampoco se preocupó porque con magia se arreglaba todo.
-Si hay vigilantes…mmm…un desmaius masivo. Nos apareces en el centro del estadio y prendemos algunas luces, poquitas. Si aparecen vigilantes, magia y más magia. Bueno, un desmaius no, porque es ofensivo, pero un confundus no lo es tanto y podríamos decirles que somos los hijos del dueño y tenemos permiso o algo así. ¡Ja! Estoy diciendo tonterías. No sé, no sé, ya nos las arreglaremos.
Volvió a tomar de la cerveza y luego le puso la palma de la mano fría por la misma sobre la mejilla, sintiendo el contraste de temperaturas. Le gustó la sensación.
-¿Coleccionas bragas de niñas?
Le preguntó entonces, recordando que no lo había hecho antes. Se rió y ladeó la cabeza para darle un beso en cualquier parte- terminó en alguna zona de su cabeza- y volvió a darle una ojeada al menú, sintiéndose ansiosa porque moría de hambre. De todos modos no tardó en llegar lo que habían ordenado.
-¡Ah por fin! Pensé que ya me iba a morir.
Antes de que se quitara porque no creía que pudiera comer con la cabeza recargada en su hombro, también le acarició la rodilla y le dio un beso rápido en la mejilla.
-¿Te acuerdas de tu tip con la comida china? De cómo ordenar sin mirar el menú y eso. Lo probé cuando Aldrich me llevó a comer igual, funcionó.
-¡No, no me iba a desmayar! Creo…no de hambre…creo.
Le dio un toque en la punta de la nariz con el dedo índice y luego le agarró la mano que acariciaba su vientre. Se sentía demasiado feliz y no se lo estaba reprochando, lo estaba aceptando con calma, como llegaba. Había decidido también que esos pequeños momentos de felicidad extrema se los iba a guardar sin mancharlos, sin pensar que eran un auténtico error, nada horrible, culposo. Esos momentos iban a ser suyos y ya.
No había pensado que tuvieran que llevar balón propio, de hecho creyó que ahí en el estadio habría balones como pasaba en los campos de quidditch colegiales, que por las gradas siempre había como un suministro de escobas y quaffles. Pues resultaba que no, pero tampoco se preocupó porque con magia se arreglaba todo.
-Si hay vigilantes…mmm…un desmaius masivo. Nos apareces en el centro del estadio y prendemos algunas luces, poquitas. Si aparecen vigilantes, magia y más magia. Bueno, un desmaius no, porque es ofensivo, pero un confundus no lo es tanto y podríamos decirles que somos los hijos del dueño y tenemos permiso o algo así. ¡Ja! Estoy diciendo tonterías. No sé, no sé, ya nos las arreglaremos.
Volvió a tomar de la cerveza y luego le puso la palma de la mano fría por la misma sobre la mejilla, sintiendo el contraste de temperaturas. Le gustó la sensación.
-¿Coleccionas bragas de niñas?
Le preguntó entonces, recordando que no lo había hecho antes. Se rió y ladeó la cabeza para darle un beso en cualquier parte- terminó en alguna zona de su cabeza- y volvió a darle una ojeada al menú, sintiéndose ansiosa porque moría de hambre. De todos modos no tardó en llegar lo que habían ordenado.
-¡Ah por fin! Pensé que ya me iba a morir.
Antes de que se quitara porque no creía que pudiera comer con la cabeza recargada en su hombro, también le acarició la rodilla y le dio un beso rápido en la mejilla.
-¿Te acuerdas de tu tip con la comida china? De cómo ordenar sin mirar el menú y eso. Lo probé cuando Aldrich me llevó a comer igual, funcionó.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: The Lions Den
Estaba en la misma situación mental que ella; iba a pensar en lo bien que estábamos juntos como un presente perfecto sin remordimientos. No por que fuera lo más correcto, sino por que era lo que funcionaba para nosotros y si después de todo estábamos lanzándonos a hacer esa locura, al menos íbamos a hacer que esos ratos valieran la pena. De todos modos si había empezado era por que nos gustaba pasar tiempo juntos y lo demás había sido casi consecuencia natural. Si era sincero, jamás pensé que yo fuera a ser el tipo de Pearl, y cuando mi mente regresó a la fiesta del apartamento, me pareció increíble que ahora ella estuviera a mi lado, con mi sudadera puesta y mi olor sobre su cuerpo. Escuché sus planes para el estadio.
-También pensé en el desmaius, y también pensé que era una estrategia algo agresiva ¿No hay un hechizo que te haga dormir como una piedra y ya? sin necesidad de noquear ni nada. Qué idiota, va a resultar que aunque sea mayor que tú sabes de más hechizos. Bueno, nunca fui un estudiante muy brillante.
Me tuve que reír con su pregunta de las bragas, que no le contesté por que llegaba nuestra humeante y deliciosa comida, y además me daba un beso más en la mejilla que sólo hacía que siguiera sonriendo al cortar el primer trozo de carne en perfecto término medio. Ambos moríamos de hambre, no habría problemas si se hacía un poco de silencio mientras comíamos. Tomé unas papas que eran mucho mejores que las del estadio por que eran papas que habían estado frescas hacia nada y no de las congeladas. Me comí una y acerqué la otra a su boca para que se la comiera.
-¿Por qué, quieres ver la colección? ¿Quieres imaginarte cuántas he recolectado en la vida?- Me volví a reír imaginando una habitación llena de bragas enmarcadas con nombres femeninos, habitación que por cierto no existía. Y si existía, no era mi colección. -No, no las colecciono, sólo me gustaría robármelas siempre, y a veces lo he logrado. Eres la primera que me las da por voluntad propia.
La escuché mientras comía intentando no parecer un salvaje absoluto, dándole un trago a la cerveza y asintiendo con las cosas que decía, pensando en muchas cosas como en irrumpir en The Den y también en imaginar a dónde había ido a comer y cuándo lo había hecho, sólo por pensarlo, no por que fuera un loco posesivo. Claro que pensar que otros tipos la follaban iba a ponerme un poco celoso pero por alguna razón eso no me provocaba muchos conflictos, por que éramos uno del otro cuando lo decidíamos, sin reclamos, y sin estrategias celosas a menos que fueran para enojarla mientras follábamos, por que así todo era más intenso, aunque poniéndolo así sí que era algo enferma mi estrategia. Ahí comiendo y haciéndole cariños tontos no iba a mencionar nada de Milena ni de Joe ni de celos, estaba fuera de lugar. Era como si en silencio hubiéramos acordado que nos dedicaríamos a disfrutar el presente, y punto.
-Me alegro, funciona en todos los restaurantes asiáticos, o eso creo. ¿Qué tal está eso? No sé si es el hambre o qué, pero está buenísimo. Te dije que no te traería a un basurero, Pauline. Bésame, con la boca llena me da igual. Y sí, la besé, aunque con los labios cerrados.
-También pensé en el desmaius, y también pensé que era una estrategia algo agresiva ¿No hay un hechizo que te haga dormir como una piedra y ya? sin necesidad de noquear ni nada. Qué idiota, va a resultar que aunque sea mayor que tú sabes de más hechizos. Bueno, nunca fui un estudiante muy brillante.
Me tuve que reír con su pregunta de las bragas, que no le contesté por que llegaba nuestra humeante y deliciosa comida, y además me daba un beso más en la mejilla que sólo hacía que siguiera sonriendo al cortar el primer trozo de carne en perfecto término medio. Ambos moríamos de hambre, no habría problemas si se hacía un poco de silencio mientras comíamos. Tomé unas papas que eran mucho mejores que las del estadio por que eran papas que habían estado frescas hacia nada y no de las congeladas. Me comí una y acerqué la otra a su boca para que se la comiera.
-¿Por qué, quieres ver la colección? ¿Quieres imaginarte cuántas he recolectado en la vida?- Me volví a reír imaginando una habitación llena de bragas enmarcadas con nombres femeninos, habitación que por cierto no existía. Y si existía, no era mi colección. -No, no las colecciono, sólo me gustaría robármelas siempre, y a veces lo he logrado. Eres la primera que me las da por voluntad propia.
La escuché mientras comía intentando no parecer un salvaje absoluto, dándole un trago a la cerveza y asintiendo con las cosas que decía, pensando en muchas cosas como en irrumpir en The Den y también en imaginar a dónde había ido a comer y cuándo lo había hecho, sólo por pensarlo, no por que fuera un loco posesivo. Claro que pensar que otros tipos la follaban iba a ponerme un poco celoso pero por alguna razón eso no me provocaba muchos conflictos, por que éramos uno del otro cuando lo decidíamos, sin reclamos, y sin estrategias celosas a menos que fueran para enojarla mientras follábamos, por que así todo era más intenso, aunque poniéndolo así sí que era algo enferma mi estrategia. Ahí comiendo y haciéndole cariños tontos no iba a mencionar nada de Milena ni de Joe ni de celos, estaba fuera de lugar. Era como si en silencio hubiéramos acordado que nos dedicaríamos a disfrutar el presente, y punto.
-Me alegro, funciona en todos los restaurantes asiáticos, o eso creo. ¿Qué tal está eso? No sé si es el hambre o qué, pero está buenísimo. Te dije que no te traería a un basurero, Pauline. Bésame, con la boca llena me da igual. Y sí, la besé, aunque con los labios cerrados.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: The Lions Den
Se quedó pensando en lo de los hechizos pero se le olvidó seguir meditando en el asunto con lo de las bragas, riéndose por lo de la colección, recolección y robo. Estaba loco, no se había imaginado esas cosas de él y de hecho, no se había imaginado absolutamente nada de cómo era cuando se follaba a alguien, pero era completamente distinto y le gustaba poder ver la mayoría de sus facetas, preguntándose si tendría más, si iría encontrándole cosas nuevas. Esperaba que sí. Nunca lo había visto enojado, por ejemplo, y no era que quisiera verlo en realidad, era por poner un ejemplo. Sabía que le faltaba mucho por ver, como con el cine.
-¿Qué? ¿soy la primera que te las da por voluntad propia? Muchas gracias, ahora me siento como una fácil.
Claro que no se sentía como una fácil, aunque seguramente al día siguiente no solo iba a sentir que le había pasado un tren encima, sino también que era una absoluta fácil, tal cuál, sin bromas. O quizá no, quizá luego de un arranque de culpabilidad humano se diera cuenta de que eso no había sido una eventualidad, una locura tal vez, pero que tampoco se había desnudado con cualquier tipo. Él no era cualquier tipo. La tenía siempre interesada en él, en todo, había podido pasar tiempos perfectos a su lado sin necesidad de tocarlo. No era cualquiera, no lo había hecho con cualquiera. Había tenido perfecto tiempo de pensarlo entre besos, entre que se movían del estadio a su casa.
Le pareció el detalle más bonito del mundo que le diera una de sus papas en la boca y luego de eso tuvo que besarle la mejilla otra vez.
Por un momento también se quedó calladísima, luego de decir lo de la facilidad. Era un milagro que no hablara pero tenía demasiada hambre como para pensar en temas de conversación y solo levantó un pulgar cuando le preguntó como estaba su comida, en señal de aprobación romana, porque tenía la boca medio llena. Se terminó riendo de nuevo por lo del beso y se lo regresó, aunque también con los labios cerrados.
-No no, nada de basural. Te creí todo el tiempo.
Se terminó la cerveza más rápido que de costumbre, quedándose con las costumbres adquiridas en el estadio y el plato terminó vacío completamente porque en verdad había estado a punto de morir de inanición. Respiró profundo cuando hizo el plato a un lado y le pasó los brazos por el cuello para darle otros dos besos en la mejilla agradeciéndole porque estaba satisfecha. Se el había olvidado la promesa de pagar la cena, no había sido a propósito.
-El ciclo está completo, día redondo.
Bueno, faltaba lo de meter el gol en The Lions Den, pero eso era otra cosa.Y tal vez que la follara otra vez, también.
-¿Qué? ¿soy la primera que te las da por voluntad propia? Muchas gracias, ahora me siento como una fácil.
Claro que no se sentía como una fácil, aunque seguramente al día siguiente no solo iba a sentir que le había pasado un tren encima, sino también que era una absoluta fácil, tal cuál, sin bromas. O quizá no, quizá luego de un arranque de culpabilidad humano se diera cuenta de que eso no había sido una eventualidad, una locura tal vez, pero que tampoco se había desnudado con cualquier tipo. Él no era cualquier tipo. La tenía siempre interesada en él, en todo, había podido pasar tiempos perfectos a su lado sin necesidad de tocarlo. No era cualquiera, no lo había hecho con cualquiera. Había tenido perfecto tiempo de pensarlo entre besos, entre que se movían del estadio a su casa.
Le pareció el detalle más bonito del mundo que le diera una de sus papas en la boca y luego de eso tuvo que besarle la mejilla otra vez.
Por un momento también se quedó calladísima, luego de decir lo de la facilidad. Era un milagro que no hablara pero tenía demasiada hambre como para pensar en temas de conversación y solo levantó un pulgar cuando le preguntó como estaba su comida, en señal de aprobación romana, porque tenía la boca medio llena. Se terminó riendo de nuevo por lo del beso y se lo regresó, aunque también con los labios cerrados.
-No no, nada de basural. Te creí todo el tiempo.
Se terminó la cerveza más rápido que de costumbre, quedándose con las costumbres adquiridas en el estadio y el plato terminó vacío completamente porque en verdad había estado a punto de morir de inanición. Respiró profundo cuando hizo el plato a un lado y le pasó los brazos por el cuello para darle otros dos besos en la mejilla agradeciéndole porque estaba satisfecha. Se el había olvidado la promesa de pagar la cena, no había sido a propósito.
-El ciclo está completo, día redondo.
Bueno, faltaba lo de meter el gol en The Lions Den, pero eso era otra cosa.Y tal vez que la follara otra vez, también.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: The Lions Den
No sabía si todo iba tan bien por que no teníamos tiempo ya de reclamos ni de realidad. Seguramente iba a costar trabajo hacer todo eso a escondidas así que no íbamos a echar a perder esos ratos. Era un razonamiento vil, pero así era como todo se iba desenvolviendo. Me reí con eso de su facilidad aunque sabía que era una broma, y sentí la necesidad de responderle, aunque no fue tan rápido como quise por que seguía comiendo, comiendo sin parar.
-Pues estás equivocada, sólo te hace un alma noble, sensible a mis necesidades. A mi necesidad de robarte las bragas, oye, me iba a enfermar si no eran mías. Es un hecho.
Yo también tenía casi vacío el vaso y terminé de comer antes, aunque me quedaban las papas que consumí por pura gula, y me tomé la libertad de pedir dos cervezas más, justo antes de que me pasara los brazos por el cuello, al o que respondí acariciando un poco su cabello y la miré, apartando de sus labios un poco de sal con el dedo pulgar antes de besarla de nuevo, lentamente aunque aún con los ojos cerrados, sólo entreabriendo un poco los labios. Volví a acariciarlos con mi dedo por que eran bonitos, aunque seguía pensando que sus ojos eran la cualidad más atrayente de su rostro.
-¿Listo, satisfecha?. Me acerqué a su oído para hablar sólo para ella, lo que tenía una cualidad más provocativa por que estábamos en un restaurante moderadamente concurrido y no tan grande como para ser ignorados sin más. - ¿Es todo lo que puedo hacer por ti? Naa, puedo follarte de nuevo. Quiero follarte de nuevo, que ese hermoso coño vuelva a mojarse por mi...
Me separé de ella casi con brusquedad y me aclaré la garganta por que justo cuando le decía esas cosas llegaban los otros vasos que había pedido, y no es que nos hubiera escuchado nadie pero aún así tenía su carga de interrupción inadecuada. Hasta me reí después de agradecer a la chica que nos estaba atendiendo y le di un trago a la cerveza todavía riéndome, de hecho casi ahogándome por haber alternado frases sexualmente explícitas con un restaurante familiar. Eso de los restaurantes familiares siempre me había parecido un término algo estúpido. Tuve qué darme un par de golpes en el pecho para no seguir tosiendo.
-Ah, dios, es mi castigo por hablarle tan sucio a una niña tan bonita. Por cierto, niña bonita ¿Ya estás lista para anotar un gol? Yo voy a ser el portero, ni creas que te lo pondré fácil.
-Pues estás equivocada, sólo te hace un alma noble, sensible a mis necesidades. A mi necesidad de robarte las bragas, oye, me iba a enfermar si no eran mías. Es un hecho.
Yo también tenía casi vacío el vaso y terminé de comer antes, aunque me quedaban las papas que consumí por pura gula, y me tomé la libertad de pedir dos cervezas más, justo antes de que me pasara los brazos por el cuello, al o que respondí acariciando un poco su cabello y la miré, apartando de sus labios un poco de sal con el dedo pulgar antes de besarla de nuevo, lentamente aunque aún con los ojos cerrados, sólo entreabriendo un poco los labios. Volví a acariciarlos con mi dedo por que eran bonitos, aunque seguía pensando que sus ojos eran la cualidad más atrayente de su rostro.
-¿Listo, satisfecha?. Me acerqué a su oído para hablar sólo para ella, lo que tenía una cualidad más provocativa por que estábamos en un restaurante moderadamente concurrido y no tan grande como para ser ignorados sin más. - ¿Es todo lo que puedo hacer por ti? Naa, puedo follarte de nuevo. Quiero follarte de nuevo, que ese hermoso coño vuelva a mojarse por mi...
Me separé de ella casi con brusquedad y me aclaré la garganta por que justo cuando le decía esas cosas llegaban los otros vasos que había pedido, y no es que nos hubiera escuchado nadie pero aún así tenía su carga de interrupción inadecuada. Hasta me reí después de agradecer a la chica que nos estaba atendiendo y le di un trago a la cerveza todavía riéndome, de hecho casi ahogándome por haber alternado frases sexualmente explícitas con un restaurante familiar. Eso de los restaurantes familiares siempre me había parecido un término algo estúpido. Tuve qué darme un par de golpes en el pecho para no seguir tosiendo.
-Ah, dios, es mi castigo por hablarle tan sucio a una niña tan bonita. Por cierto, niña bonita ¿Ya estás lista para anotar un gol? Yo voy a ser el portero, ni creas que te lo pondré fácil.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: The Lions Den
Cambiar la palabra “fácil” por las de alma noble y sensible le provocó mucha risa. Se le quedó mirando fijo mientras le quitaba los restos de sal, mientras le tocaba los labios. Dejó escapar un suspiro involuntario en medio del beso. No lo podía evitar, sabía que se estaba comportando como tonta total pero no se iba a medir en eso mientras no hubiera nada que la detuviera para hacerlo.
Y luego de su declaración al oído y la llegada intempestiva de las cervezas se sonrojó muchísimo, mirando a la chica como si hubiera sido capaz de escuchar todo desde la distancia. Se rió a medias de la tontería de Malik de aclararse la garganta y el final terminó en otra risa mientras le daba golpes tontos en la espalda para que no se ahogara, pero seguía con las mejillas encendidas a pesar de que se reía.
-En la cancha, ya te dije.
Le dijo mientras le daba los golpes inútiles. La hacía sentir osada, tanto como para exigirle una cosa parecida, fuera o no fuera posible. No sabía cuánto tiempo había llevado encima la sonrisa, cuánto tiempo había pasado sin borrarla, seguro si tomaba consciencia de eso le comenzaría a doler la mandíbula.
-Ya, ya estoy lista. Aaaah, esperaba que te pusieras de guardián. ¡No! De portero, portero, portero. Pero vas a ser bueno conmigo, tampoco vayas a hacer uso de tus dotes de estrella del fútbol, anda.
Le dijo dándole un empujoncito, con energías renovadas no solo por ya haber comido sino por lo que le había dicho al oído, que quería follarla de nuevo. Ella también quería. Pero antes de eso se terminaría la cerveza, que al menos era una cantidad más moderada que las que se había tomado en el estadio. De las veces que se había emborrachado –dos con él presente, de hecho, aunque lo de la fiesta en su departamento no contaba porque había sido peor el efecto de los pasteles del infierno- se había dado cuenta de que no era lo suyo, que era débil, poco resistente al alcohol. Y nadie metía goles ebrio, ¿o sí?.
-¿Cómo vamos a ir por tu balón? ¿A pie? ¿Aparición?
Y luego de su declaración al oído y la llegada intempestiva de las cervezas se sonrojó muchísimo, mirando a la chica como si hubiera sido capaz de escuchar todo desde la distancia. Se rió a medias de la tontería de Malik de aclararse la garganta y el final terminó en otra risa mientras le daba golpes tontos en la espalda para que no se ahogara, pero seguía con las mejillas encendidas a pesar de que se reía.
-En la cancha, ya te dije.
Le dijo mientras le daba los golpes inútiles. La hacía sentir osada, tanto como para exigirle una cosa parecida, fuera o no fuera posible. No sabía cuánto tiempo había llevado encima la sonrisa, cuánto tiempo había pasado sin borrarla, seguro si tomaba consciencia de eso le comenzaría a doler la mandíbula.
-Ya, ya estoy lista. Aaaah, esperaba que te pusieras de guardián. ¡No! De portero, portero, portero. Pero vas a ser bueno conmigo, tampoco vayas a hacer uso de tus dotes de estrella del fútbol, anda.
Le dijo dándole un empujoncito, con energías renovadas no solo por ya haber comido sino por lo que le había dicho al oído, que quería follarla de nuevo. Ella también quería. Pero antes de eso se terminaría la cerveza, que al menos era una cantidad más moderada que las que se había tomado en el estadio. De las veces que se había emborrachado –dos con él presente, de hecho, aunque lo de la fiesta en su departamento no contaba porque había sido peor el efecto de los pasteles del infierno- se había dado cuenta de que no era lo suyo, que era débil, poco resistente al alcohol. Y nadie metía goles ebrio, ¿o sí?.
-¿Cómo vamos a ir por tu balón? ¿A pie? ¿Aparición?
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: The Lions Den
A últimas fechas Pearlie había estado saliendo con el condenado Malik tantas veces como las que yo mismo contaba saliendo con Regina o con Leslie (quien por cierto seguía sin aparecerse por ningún lado). Me parecía bien que salieran con esa frecuencia y que Karim pudiera la llevara al cine y a otras cosas para que la chica se embalara más de nuestras cosas muggles, después de todo Malik era uno de mis colegas, y me parecía bastante sano que al menos se llevara bien con dos de ellos (el otro era Angus, por supuesto); así que nada, un día anterior había ido a buscar a Angus para ver al Chelsea jugar con el West Brom, cosa miserable… porque los cabrones habían perdido 2 - 1, una mierda.
Al día siguiente, Angus y yo habíamos decidido ver el partido del Milwall por televisión, pero la presencia de su insoportable chica Aquila terminó por frustrar todo plan porque joder, el puto pero estaba como bien agarrado del coño de esa niña pija, ¿saben de lo que estoy hablando?, es decir era capaz de decirle prácticamente que si a todo sin que siquiera ella lo pidiera!, bastara que apareciera y que le pusiera una cara para que Angus me mirara con una cara de “Colega, esta tarde no se va a poder”, así que nada, decidí irme a un puto bar cercano pero no para ver el partido, que al final de cuentas ese equipucho de cuarta no le importaba a nadie, sino simplemente para tomarme un par de cervezas y contar las horas para reunirme otra vez con Pearlie.
Las horas pasaron y el partido debía haber llegado a su fin, entonces regresé a Brigantia para encontrarme con la chica que seguramente ya había vuelto con una buena historia acerca de futbol para contar. Pero no, que al único que me había encontrado en la Universidad fue a Pazuzu en su dormitorio, y me quedé esperando ahí mismo cosa de cuarenta minutos o tal vez más, no sé… y de Felicia nada de nada. ¿Pues qué cojones?, se supone que el plan era ir a ver el partido y luego volver y tal; así que fue inevitable medio preocuparse, ya saben, sobre todo porque Malik a veces podía ser un cabrón y tal vez se le había ocurrido dejarla sola en el metro o algo. Si pasaba algo así le rompía cuadro o cinco dientes, en serio.
Así pues, volví a salir de Brigantia y me aparecí justo en Londres para tomar el subterráneo y ver si de casualidad me los encontraba. No me la topé, y se me ocurrió que tal vez habían id a casa de Malik a no sé, comer tal vez o alguna mierda, así que tome el camino rumbo a Hounslow que de cualquier forma estaba bastante cerca, apenas unas cuantas estaciones de donde me encontraba. Salí del metro, caminé rumbo al chiquero del cara de gitano y de casualidad, de verdad, una puñetera mierda de casualidad, pasé junto a un lugar de baja categoría en donde recordaba servían buenos cortos, y bastó con mirar a través de la enorme ventana para visualizar a la inconfundible pareja. Estaban ahí, solo charlando y bebiendo cerveza.
Sonreí ante la fortuna y no dude un segundo en entrar de inmediato el lugar. Saludé a uno de los encargados que había estado ahí desde siempre pero el sujeto parecía no recordarme una mierda, cosa de los años seguramente. Daba igual, me acerqué hasta donde se encontraban y me anuncié con un sonoro “HEY, PAR DE MALDITOS”, para luego sentarme junto a Pealrie y darle un profundo beso justo en los labios, rodearle los hombros y robarle un trago de su cerveza.
-¿Por qué no avisan que van a extender el día de futbol?, ¿Ah?. ¿Qué tal el Milwall cabrón?, ¿qué tal el Milwall, cariño?, creerán que no lo vi. Ya saben, a la mujer de Angus se le ocurrió aparecer de la nada y BLAM, adiós plan. HEY CHICA, una cerveza por aquí. ¿Y bien?....-
Tonto, miope y confiado Joseph Clayton Crawford, ¿qué dirías si pudieras leerle la mente a tu colega y a tu chica?, ¿qué harías si al menos tuvieras la suficiente delicadeza de olerle el cuello, o de poner atención a sus expresiones?.
------------------------------------------
(si hay algo mal en cuanto a lo técnico, avisen y edito)
Al día siguiente, Angus y yo habíamos decidido ver el partido del Milwall por televisión, pero la presencia de su insoportable chica Aquila terminó por frustrar todo plan porque joder, el puto pero estaba como bien agarrado del coño de esa niña pija, ¿saben de lo que estoy hablando?, es decir era capaz de decirle prácticamente que si a todo sin que siquiera ella lo pidiera!, bastara que apareciera y que le pusiera una cara para que Angus me mirara con una cara de “Colega, esta tarde no se va a poder”, así que nada, decidí irme a un puto bar cercano pero no para ver el partido, que al final de cuentas ese equipucho de cuarta no le importaba a nadie, sino simplemente para tomarme un par de cervezas y contar las horas para reunirme otra vez con Pearlie.
Las horas pasaron y el partido debía haber llegado a su fin, entonces regresé a Brigantia para encontrarme con la chica que seguramente ya había vuelto con una buena historia acerca de futbol para contar. Pero no, que al único que me había encontrado en la Universidad fue a Pazuzu en su dormitorio, y me quedé esperando ahí mismo cosa de cuarenta minutos o tal vez más, no sé… y de Felicia nada de nada. ¿Pues qué cojones?, se supone que el plan era ir a ver el partido y luego volver y tal; así que fue inevitable medio preocuparse, ya saben, sobre todo porque Malik a veces podía ser un cabrón y tal vez se le había ocurrido dejarla sola en el metro o algo. Si pasaba algo así le rompía cuadro o cinco dientes, en serio.
Así pues, volví a salir de Brigantia y me aparecí justo en Londres para tomar el subterráneo y ver si de casualidad me los encontraba. No me la topé, y se me ocurrió que tal vez habían id a casa de Malik a no sé, comer tal vez o alguna mierda, así que tome el camino rumbo a Hounslow que de cualquier forma estaba bastante cerca, apenas unas cuantas estaciones de donde me encontraba. Salí del metro, caminé rumbo al chiquero del cara de gitano y de casualidad, de verdad, una puñetera mierda de casualidad, pasé junto a un lugar de baja categoría en donde recordaba servían buenos cortos, y bastó con mirar a través de la enorme ventana para visualizar a la inconfundible pareja. Estaban ahí, solo charlando y bebiendo cerveza.
Sonreí ante la fortuna y no dude un segundo en entrar de inmediato el lugar. Saludé a uno de los encargados que había estado ahí desde siempre pero el sujeto parecía no recordarme una mierda, cosa de los años seguramente. Daba igual, me acerqué hasta donde se encontraban y me anuncié con un sonoro “HEY, PAR DE MALDITOS”, para luego sentarme junto a Pealrie y darle un profundo beso justo en los labios, rodearle los hombros y robarle un trago de su cerveza.
-¿Por qué no avisan que van a extender el día de futbol?, ¿Ah?. ¿Qué tal el Milwall cabrón?, ¿qué tal el Milwall, cariño?, creerán que no lo vi. Ya saben, a la mujer de Angus se le ocurrió aparecer de la nada y BLAM, adiós plan. HEY CHICA, una cerveza por aquí. ¿Y bien?....-
Tonto, miope y confiado Joseph Clayton Crawford, ¿qué dirías si pudieras leerle la mente a tu colega y a tu chica?, ¿qué harías si al menos tuvieras la suficiente delicadeza de olerle el cuello, o de poner atención a sus expresiones?.
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(si hay algo mal en cuanto a lo técnico, avisen y edito)
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: The Lions Den
Me aclaré una vez más la garganta por que seguía descolocado de casi haberme ahogado. Le sonreí con eso de que iba a ponerme de guardián y terminé riéndome un poco por esa mezcla de términos de fútbol y de quidditch, tan mágico. Por supuesto que iba a ser bueno con ella, y más valía que supiera que no era el mejor jugando fútbol pero como todo el mundo con una infancia jugando en la calle, tenía algunos buenos trucos en la manga, y seguro que el gol de una primeriza podría detener, un par de veces, para que no se pusiera presumida si resultaba que pateaba bien el balón.
Le di otro trago a la cerveza y estaba pensando cómo iríamos por el balón pensando que sería bueno aparecerse para no perder el tiempo, por que si regresábamos caminando seguramente querría aprovechar estar en la habitación otra vez para desnudarla toda.
-Creo que tener más de diecisiete años me da la autoridad de aparecerme cuando sea necesario
¿Y era esa la voz de Joe? ¿Era esa la voz de Joe? Pues sí, lo era. Voltée con el ceño fruncido para comprobar que ahí estaba con su actitud de siempre, no iba a poner caras de que no estaba sorprendido por que fuera la situación que fuera, Joe en Hounslow no era la cosa más común del mundo. No me sentí nervioso por mis reacciones, sino por las de Pearl. No estaba bien decirlo pero yo tenía una buena medida de experiencia disimulando, mintiendo y manteniéndome en control de las situaciones que así lo requirieran (lamento decirlo pero la traducción a todo eso sería que esta no era ni por asomo mi primera infidelidad), y esperé en Alá (ja) que Pearl no se pusiera toda rara e incómoda, o en definitiva no íbamos a poder repetir nunca. Era grotesco estar deseando que supiera mentir, pero lo deseaba.
-¿Qué mierda haces aquí? El Millwall le dio una patada en los cojones a esos northern monkeys. Fútbol de verdad, hombre, no como los maricas de la premier
Preguntaba por el fútbol, le hablaba del fútbol. No me puse incómodo ni en un drama interno por estar deliberamente disimulando que nos habíamos puesto la revolcada más sucia de la temporada; si había tenido los huevos para hacerlo, los tenía para ocultarlo. Ni siquiera que Pearl trajera puesta una sudadera mía volvía todo sospechoso. La chica había ido hasta ahí sin suéter, se había hecho de noche y le había prestado algo. Nuestra coartada era roca sólida, que fuéramos amigos y nos viéramos habitualmente hacía todo más fácil, por que nadie pedía demasiadas explicaciones.
-¿Por qué viniste aquí a portarte como maniático? ¿Pensaste que había abandonado a Pearl a su suerte? No soy tan cabrón...
Le di otro trago a la cerveza y estaba pensando cómo iríamos por el balón pensando que sería bueno aparecerse para no perder el tiempo, por que si regresábamos caminando seguramente querría aprovechar estar en la habitación otra vez para desnudarla toda.
-Creo que tener más de diecisiete años me da la autoridad de aparecerme cuando sea necesario
¿Y era esa la voz de Joe? ¿Era esa la voz de Joe? Pues sí, lo era. Voltée con el ceño fruncido para comprobar que ahí estaba con su actitud de siempre, no iba a poner caras de que no estaba sorprendido por que fuera la situación que fuera, Joe en Hounslow no era la cosa más común del mundo. No me sentí nervioso por mis reacciones, sino por las de Pearl. No estaba bien decirlo pero yo tenía una buena medida de experiencia disimulando, mintiendo y manteniéndome en control de las situaciones que así lo requirieran (lamento decirlo pero la traducción a todo eso sería que esta no era ni por asomo mi primera infidelidad), y esperé en Alá (ja) que Pearl no se pusiera toda rara e incómoda, o en definitiva no íbamos a poder repetir nunca. Era grotesco estar deseando que supiera mentir, pero lo deseaba.
-¿Qué mierda haces aquí? El Millwall le dio una patada en los cojones a esos northern monkeys. Fútbol de verdad, hombre, no como los maricas de la premier
Preguntaba por el fútbol, le hablaba del fútbol. No me puse incómodo ni en un drama interno por estar deliberamente disimulando que nos habíamos puesto la revolcada más sucia de la temporada; si había tenido los huevos para hacerlo, los tenía para ocultarlo. Ni siquiera que Pearl trajera puesta una sudadera mía volvía todo sospechoso. La chica había ido hasta ahí sin suéter, se había hecho de noche y le había prestado algo. Nuestra coartada era roca sólida, que fuéramos amigos y nos viéramos habitualmente hacía todo más fácil, por que nadie pedía demasiadas explicaciones.
-¿Por qué viniste aquí a portarte como maniático? ¿Pensaste que había abandonado a Pearl a su suerte? No soy tan cabrón...
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: The Lions Den
Aparición sería, a ella también le parecía bien porque así llegarían más rápido al estadio. Y en eso estaban cuando ella también reconoció la voz de Joe. Por un momento se quedó lívida, si se le había ido el color sería lo más normal del mundo. En lugar de respirar profundo su salida fue tomar el vaso de cerveza y darle un ben trago mientras se acostumbraba al shockeante acontecimiento de que se hubiera aparecido ahí. Era buena mentirosa por lo general, -lo sostenía, Shadow lo hacía mejor- pero nunca había estado en una situación parecida y no sabía si prepararse mentalmente en cuestión de cuatro segundos en los que cruzaba la puerta y llegaba hasta ellos fuera a ser suficiente. Miró fugazmente a Malik solamente para encontrarse con que estaba en control y se dio cuenta de que esa era la primera prueba –demasiado pronto, demasiado inesperada- de que iban a poner llevar eso con calma.
Primero que nada, le sonrió con su beso y le regresó otro en el mentón como siempre, antes de que bebiera de su vaso de cerveza. No contestó nada a por qué no avisaban que se iba a extender el día, porque no era la primera vez que llegaba absurdamente tarde a la universidad por estar con Malik, aunque seguramente sí la primera vez desde que era novia de Joe, pero no importaba, era una práctica normal. Y como lo dictaba la normalidad, frunció el ceño ante la mención de Aquila como si no le gustara el tono y volteó a ver a Malik para sentirse en paz porque él parecía llevar mucho mejor las cosas, ella estaba como imposibilitada para hablar todavía, de todos modos no sabía quienes eran los maricas de la premier.
-Si me hubiera abandonado me hubiera aparecido en Hogsmeade de todos modos, tontos. Por algo soy bruja.
Nada de temblorina en la voz, ni nada. Y si bien sí lo miraba menos que de costumbre, lo disimulaba pareciendo muy interesada en el menú porque bueno, comida halal con todas las leyes de Alá no era igual que la comida en el mundo muggle. Y bueno, hábil mentirosa no la convertía por default en hábil infiel, aunque le hacía todo más fácil.
-Qué mal que no lo pudiste ver, de todos modos yo me llevé la mejor parte, fue genial, en el estadio, están dementes. ¿Así son los fans del Chelsea? Bueno, tú estás demente pero eso no cuenta.
Lo que sí no quería era que se le acercara tanto, sentía que olía a Malik por todas partes, que era totalmente notorio, aunque igual podían ser solo alucinaciones suyas o no.
-¿Quiénes son los maricas de la premier?
Dijo alzando la vista hacia la mesera que le llevaba la cerveza a Joe, en ese momento –junto con los comensales a su alrededor- la única testigo, la única posible delatora, de todo ese desaguisado. La miró como diciéndole “perdóname, te juro que no soy una puta” pero no tenía sentido hacer tal cosa. Le dio unas palmadas a Joe en la rodilla. Todo iba a estar bien.
Primero que nada, le sonrió con su beso y le regresó otro en el mentón como siempre, antes de que bebiera de su vaso de cerveza. No contestó nada a por qué no avisaban que se iba a extender el día, porque no era la primera vez que llegaba absurdamente tarde a la universidad por estar con Malik, aunque seguramente sí la primera vez desde que era novia de Joe, pero no importaba, era una práctica normal. Y como lo dictaba la normalidad, frunció el ceño ante la mención de Aquila como si no le gustara el tono y volteó a ver a Malik para sentirse en paz porque él parecía llevar mucho mejor las cosas, ella estaba como imposibilitada para hablar todavía, de todos modos no sabía quienes eran los maricas de la premier.
-Si me hubiera abandonado me hubiera aparecido en Hogsmeade de todos modos, tontos. Por algo soy bruja.
Nada de temblorina en la voz, ni nada. Y si bien sí lo miraba menos que de costumbre, lo disimulaba pareciendo muy interesada en el menú porque bueno, comida halal con todas las leyes de Alá no era igual que la comida en el mundo muggle. Y bueno, hábil mentirosa no la convertía por default en hábil infiel, aunque le hacía todo más fácil.
-Qué mal que no lo pudiste ver, de todos modos yo me llevé la mejor parte, fue genial, en el estadio, están dementes. ¿Así son los fans del Chelsea? Bueno, tú estás demente pero eso no cuenta.
Lo que sí no quería era que se le acercara tanto, sentía que olía a Malik por todas partes, que era totalmente notorio, aunque igual podían ser solo alucinaciones suyas o no.
-¿Quiénes son los maricas de la premier?
Dijo alzando la vista hacia la mesera que le llevaba la cerveza a Joe, en ese momento –junto con los comensales a su alrededor- la única testigo, la única posible delatora, de todo ese desaguisado. La miró como diciéndole “perdóname, te juro que no soy una puta” pero no tenía sentido hacer tal cosa. Le dio unas palmadas a Joe en la rodilla. Todo iba a estar bien.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: The Lions Den
-¿Qué crees que hago aquí, cabrón?, ¡buscando a mi mujer! Seguro tú ya estabas a punto de venderla a tu maldita gente, eres capaz de todo por pasta-
Solté una carcajada ante lo de los nothern monkeys y todo lo demás, dando una palmada en la mesa y mirando a Pearlie con una supuesta complicidad inexistente. Como si alguien en serio pudiera tragarse eso de que el futbol de verdad estaba en ligas menores y no en la premier, donde se cocinaba todo por obviedad. Luego asentí con la cabeza de forma enérgica y de di la razón a Pearlie, que de cualquier forma y aunque fuera abandonada en una cloaca, tenía lo suficiente como para volver a Brigantia en una sola pieza.
-Oh cariño, es otro nivel completamente. Cualquier cosa que te diga este simio va a ser una absoluta mentira, el Millwall no existe y nunca lo hará, así las cosas-
Bien cierto que la afición de ese equipo de mierda era conocida como la probablemente más peligrosa de todos los equipos ingleses; pero joder… nosotros teníamos a los Headhunters, cosa nada despreciable en cuanto a afición violenta se refería. Y por supuesto, un fiel seguidor del Chelsea jamás aceptaría nada que lo hiciera infeior de alguna manera al modesto Millwall, ni siquiera en su afición. En ese momento la mesera llegó con la cerveza, y sin ninguna razón para ponerle un segundo de atención superior de la que se le da a una empleada, recibí mi trago y hasta ahí.
-Tu greñudo amigo debe referirse a todo equipo que juegue en la Premier League, es la liga más importante del Reino Unido y joder… una de las más grandes de todo el mundo sí no es que la más. En esa juega el Chelsea, encanto; y el Manchester United y el jodido Arsenal de Leslie y todos esos equipos de peso internacional. El Millwall… vamos, vas a Venezuela y preguntas por el MIllwall, no van a tener ni puta idea de lo que estás hablando. Los blues en cambio, son totalmente identificables en cualquier lugar, vaya hasta en las putas Filipinas.
Bebí un trago de mi cerveza, uno grande y profundo que se llevo más de la mitad de mi trago, y mi mano de inmediato buscó el muslo de Pearlie, la suave, firme y perfecta carne de esos muslos cubiertos por un infame pantalón que no le hacía justicia. Luego busqué besarla d enuevo, y entonces la miré con los ojos entrecerrados, llevando la misma mano que usaba para mi cerveza hacia sus labios y sus pómulos.
-Felicia por Dios, estás hecho un puto trapo… ¿qué te pasó en los labios? ¿qué cojones te dieron de comer?, ¿chile peruano?-
Miré a Malik extrañado y luego giré hacia donde se encontraba la mesera, como si estuviera a punto de hacer que viniera y me explicara lo que mierda fuera que le echaran a la comida que le provocaba eso a mi chica. Pero no, en lugar de eso solo negué con la cabeza y busqué besarla pero con un poco más de intensidad, buscando sus labios y también su lengua sin recato alguno, uno que nunca había tenido cuando había personas presentes ni que por supuesto tendría en ese momento, menos si el que estaba a nuestro lado era simplemente Karim Malik, el colega.
-¿Y bien?, ¿la cuidaste como debe ser?. Seguro el lugar estaba lleno de cabrones con malas intenciones. ¿Te cuido bien preciosa?-
Un poco más cerca, Crawford; un poco más cerca y quizás si supieras distinguir de quién cojones era el suéter que llevaba puesto, quizás si fueras capaz de hilar unas cuantas cosas, unos pocos detalles que podrían ser suficientes para dejarte las cosas un poco claras si no estuvieras ebrio, o más bien, si tuvieras algo más que mierda en esa puta cabeza. Por supuesto que no, que es Malik joder… que es Pearlie!, nadie más que la preciosa y dulce Pearlie.
Solté una carcajada ante lo de los nothern monkeys y todo lo demás, dando una palmada en la mesa y mirando a Pearlie con una supuesta complicidad inexistente. Como si alguien en serio pudiera tragarse eso de que el futbol de verdad estaba en ligas menores y no en la premier, donde se cocinaba todo por obviedad. Luego asentí con la cabeza de forma enérgica y de di la razón a Pearlie, que de cualquier forma y aunque fuera abandonada en una cloaca, tenía lo suficiente como para volver a Brigantia en una sola pieza.
-Oh cariño, es otro nivel completamente. Cualquier cosa que te diga este simio va a ser una absoluta mentira, el Millwall no existe y nunca lo hará, así las cosas-
Bien cierto que la afición de ese equipo de mierda era conocida como la probablemente más peligrosa de todos los equipos ingleses; pero joder… nosotros teníamos a los Headhunters, cosa nada despreciable en cuanto a afición violenta se refería. Y por supuesto, un fiel seguidor del Chelsea jamás aceptaría nada que lo hiciera infeior de alguna manera al modesto Millwall, ni siquiera en su afición. En ese momento la mesera llegó con la cerveza, y sin ninguna razón para ponerle un segundo de atención superior de la que se le da a una empleada, recibí mi trago y hasta ahí.
-Tu greñudo amigo debe referirse a todo equipo que juegue en la Premier League, es la liga más importante del Reino Unido y joder… una de las más grandes de todo el mundo sí no es que la más. En esa juega el Chelsea, encanto; y el Manchester United y el jodido Arsenal de Leslie y todos esos equipos de peso internacional. El Millwall… vamos, vas a Venezuela y preguntas por el MIllwall, no van a tener ni puta idea de lo que estás hablando. Los blues en cambio, son totalmente identificables en cualquier lugar, vaya hasta en las putas Filipinas.
Bebí un trago de mi cerveza, uno grande y profundo que se llevo más de la mitad de mi trago, y mi mano de inmediato buscó el muslo de Pearlie, la suave, firme y perfecta carne de esos muslos cubiertos por un infame pantalón que no le hacía justicia. Luego busqué besarla d enuevo, y entonces la miré con los ojos entrecerrados, llevando la misma mano que usaba para mi cerveza hacia sus labios y sus pómulos.
-Felicia por Dios, estás hecho un puto trapo… ¿qué te pasó en los labios? ¿qué cojones te dieron de comer?, ¿chile peruano?-
Miré a Malik extrañado y luego giré hacia donde se encontraba la mesera, como si estuviera a punto de hacer que viniera y me explicara lo que mierda fuera que le echaran a la comida que le provocaba eso a mi chica. Pero no, en lugar de eso solo negué con la cabeza y busqué besarla pero con un poco más de intensidad, buscando sus labios y también su lengua sin recato alguno, uno que nunca había tenido cuando había personas presentes ni que por supuesto tendría en ese momento, menos si el que estaba a nuestro lado era simplemente Karim Malik, el colega.
-¿Y bien?, ¿la cuidaste como debe ser?. Seguro el lugar estaba lleno de cabrones con malas intenciones. ¿Te cuido bien preciosa?-
Un poco más cerca, Crawford; un poco más cerca y quizás si supieras distinguir de quién cojones era el suéter que llevaba puesto, quizás si fueras capaz de hilar unas cuantas cosas, unos pocos detalles que podrían ser suficientes para dejarte las cosas un poco claras si no estuvieras ebrio, o más bien, si tuvieras algo más que mierda en esa puta cabeza. Por supuesto que no, que es Malik joder… que es Pearlie!, nadie más que la preciosa y dulce Pearlie.
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: The Lions Den
Me sonreí con ese arranque de suficiencia de Pearl, me gustó escucharlo, sabía que no era ninguna niñita delicada e indefensa como muchos podían pensar, y me gustaba conocer ese lado de ella. Recargué mis codos en la mesa y casi terminé la cerveza de otro trago, sin dedicarle ninguna mirada a la chica que nos atendía, la única que seguramente tenía una idea si no bien clara, al menos una noción de lo que estaba ocurriendo ahí. Sonreí a medias con el asunto de los Blues, sabía exactamente que Joe tenía razón pero esa era una discusión que no iba a tener por enésima vez con él, aunque faltaba Angus para terminar de dejarme callado.
-Está bien está bien, ya cállate. No voy a escucharte hablar otra vez de que son campeones actuales de la Champions, y que un maldito ruso imperialista lava dinero en su equipo y la grandeza del capitalismo. Y encima si vas a pasar todo el tiempo aquí morreando a tu novia sabiendo que no puedo hacer lo mismo por que Mila no está...
Era algo que diría en una situación normal, no tenía por qué contenerme ahora. Me reí cuando miraba a Pearl de cerca y le preguntaba qué le había pasado, no supe si lo hacía por cínico, o por cínico, o por doblemente cínico, pero no lo podía evitar. Terminé la cerveza y para no largarme de ahí por que sí, le pedí una más a la chica. Que no sintiera Joe que no quería estar con ellos
-Es la experiencia de la Guarida del León, se está curtiendo como debe en el sur de Londres. Pero la cuidé, no dejé que ninguno de los míos le pidiera matrimonio. Está demasiado vieja, les gustan las de quince para hacerles un hijo.
Era cierto, la fama que tenían los hinchas del Millwall eran un montón de chavs, Finnerty siempre decía que eran tipos en camiseta blanca, golpeando a su esposa frente al televisor con una lata de stella artois en la mesa de centro. Qué iba a decir, seguramente era cierto. Yo era un fan algo fuera de lo común por ser un mesticillo asiático a favor de los leones.
-Hasta le presenté mi sudadera para que no muriera de frío en las duras calles de Hounslow.
La chica que nos atendía llegó con mi nuevo vaso y me dio una especie de sonrisa cómplice que yo quise transformar en pretendido coqueteo, la chica india no estaba mal y era creíble, le guiñé un ojo y medio le miré las nalgas cuando se iba a atender a las otras mesas a su cargo. Choqué mi vaso con el de Crawford y de paso con el de Pearl, que estaba casi vacío.
-Está bien está bien, ya cállate. No voy a escucharte hablar otra vez de que son campeones actuales de la Champions, y que un maldito ruso imperialista lava dinero en su equipo y la grandeza del capitalismo. Y encima si vas a pasar todo el tiempo aquí morreando a tu novia sabiendo que no puedo hacer lo mismo por que Mila no está...
Era algo que diría en una situación normal, no tenía por qué contenerme ahora. Me reí cuando miraba a Pearl de cerca y le preguntaba qué le había pasado, no supe si lo hacía por cínico, o por cínico, o por doblemente cínico, pero no lo podía evitar. Terminé la cerveza y para no largarme de ahí por que sí, le pedí una más a la chica. Que no sintiera Joe que no quería estar con ellos
-Es la experiencia de la Guarida del León, se está curtiendo como debe en el sur de Londres. Pero la cuidé, no dejé que ninguno de los míos le pidiera matrimonio. Está demasiado vieja, les gustan las de quince para hacerles un hijo.
Era cierto, la fama que tenían los hinchas del Millwall eran un montón de chavs, Finnerty siempre decía que eran tipos en camiseta blanca, golpeando a su esposa frente al televisor con una lata de stella artois en la mesa de centro. Qué iba a decir, seguramente era cierto. Yo era un fan algo fuera de lo común por ser un mesticillo asiático a favor de los leones.
-Hasta le presenté mi sudadera para que no muriera de frío en las duras calles de Hounslow.
La chica que nos atendía llegó con mi nuevo vaso y me dio una especie de sonrisa cómplice que yo quise transformar en pretendido coqueteo, la chica india no estaba mal y era creíble, le guiñé un ojo y medio le miré las nalgas cuando se iba a atender a las otras mesas a su cargo. Choqué mi vaso con el de Crawford y de paso con el de Pearl, que estaba casi vacío.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: The Lions Den
-¿Cómo que el Millwall no existe? Los acabo de ver, son mi equipo adoptado.
De todas formas ni le estaban haciendo caso con su plática de machos de fútbol. A medida que corría el tiempo iba sintiéndose un poco más tranquila, sobretodo al darse cuenta de que Joe de verdad no intuía nada, que no se había presentado ahí oliendo a azufre y dispuesto a conjurar un avada kedavra como si ya lo supiera todo. No, todo estaba bien. Le había dado un empujón a Joe por esas barbaridades de “simio” y “tu maldita gente” –especialmente por lo de venderla como si fuera una chuchería, qué lata con eso- pero eso tampoco era nada fuera de lo común, no sería la primera vez que de mil formas le pidiera que moderara sus maneras, cosa que hasta el momento no había sucedido. Y sí, le estaba explicando lo de la Liga Premier pero ella ya no estaba poniendo mucha atención, ni en la parte del ruso imperialista, ni en la grandeza del capitalismo.
-No me dieron nada de chile peruano, son mis manías, perdón, ya no me voy a toquetear.
Y no, el perdón no se le había escapado por el contexto de la infidelidad, sino porque era una palabra recurrente en su relación, al menos de parte de ella. Y bueno, él ya sabía de qué hablaba, eso de maltratarse la boca hasta el desangre, blablabla. Le correspondió el beso aunque claro que se sintió incómoda, aunque de nuevo, Malik parecía manejarlo mejor que ella.
-Sí, me cuidó bien.
La frase le sonó tan infame que tuvo que tomar un trago de la cerveza de Joe inmediatamente después, mientras miraba hacia abajo, con la mano de él en su muslo. Benditos dioses que llevara pantalón, porque si hubiera estado con falda seguramente se habría dado cuenta de que le faltaban las bragas, ¿y cómo iba a explicar que había ido a un estadio de futbol sin bragas?. Siguió con la mirada momentáneamente la mirada de Malik hacia la chica que los había estado atendiendo, pero no hizo ningún comentario, ni le lanzó nada asesino, nada de nada.
La verdad lo que quería era regresar a Brigantia, pero tampoco iba a cometer la estupidez de decirlo y que todo se pusiera raro. Le dio un jalón a Joe a la chaqueta encima de su camisa de cuadros y lo volvió a besar en la mejilla. Era raro haber cambiado en medio segundo al objeto de sus ridiculeces, raro y aterrador, e inesperado.
-Pídeme otra cerveza anda, o me tomo la tuya. O lo que le queda. ¿Ya cenaste? ¿No tienes hambre?
Tan dedicada y preocupada por su alimentación. Se sentía la peor de las novias, pero lo disimulaba con todo lo que podía.
De todas formas ni le estaban haciendo caso con su plática de machos de fútbol. A medida que corría el tiempo iba sintiéndose un poco más tranquila, sobretodo al darse cuenta de que Joe de verdad no intuía nada, que no se había presentado ahí oliendo a azufre y dispuesto a conjurar un avada kedavra como si ya lo supiera todo. No, todo estaba bien. Le había dado un empujón a Joe por esas barbaridades de “simio” y “tu maldita gente” –especialmente por lo de venderla como si fuera una chuchería, qué lata con eso- pero eso tampoco era nada fuera de lo común, no sería la primera vez que de mil formas le pidiera que moderara sus maneras, cosa que hasta el momento no había sucedido. Y sí, le estaba explicando lo de la Liga Premier pero ella ya no estaba poniendo mucha atención, ni en la parte del ruso imperialista, ni en la grandeza del capitalismo.
-No me dieron nada de chile peruano, son mis manías, perdón, ya no me voy a toquetear.
Y no, el perdón no se le había escapado por el contexto de la infidelidad, sino porque era una palabra recurrente en su relación, al menos de parte de ella. Y bueno, él ya sabía de qué hablaba, eso de maltratarse la boca hasta el desangre, blablabla. Le correspondió el beso aunque claro que se sintió incómoda, aunque de nuevo, Malik parecía manejarlo mejor que ella.
-Sí, me cuidó bien.
La frase le sonó tan infame que tuvo que tomar un trago de la cerveza de Joe inmediatamente después, mientras miraba hacia abajo, con la mano de él en su muslo. Benditos dioses que llevara pantalón, porque si hubiera estado con falda seguramente se habría dado cuenta de que le faltaban las bragas, ¿y cómo iba a explicar que había ido a un estadio de futbol sin bragas?. Siguió con la mirada momentáneamente la mirada de Malik hacia la chica que los había estado atendiendo, pero no hizo ningún comentario, ni le lanzó nada asesino, nada de nada.
La verdad lo que quería era regresar a Brigantia, pero tampoco iba a cometer la estupidez de decirlo y que todo se pusiera raro. Le dio un jalón a Joe a la chaqueta encima de su camisa de cuadros y lo volvió a besar en la mejilla. Era raro haber cambiado en medio segundo al objeto de sus ridiculeces, raro y aterrador, e inesperado.
-Pídeme otra cerveza anda, o me tomo la tuya. O lo que le queda. ¿Ya cenaste? ¿No tienes hambre?
Tan dedicada y preocupada por su alimentación. Se sentía la peor de las novias, pero lo disimulaba con todo lo que podía.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: The Lions Den
-No seas tontita, después te explico-
Me refería a lo de que el Milwall no existía, y que Pearlie se lo había tomado tonta y encantadoramente literal. Me gustaba eso, no que fuera tonta joder… bueno sí, sí que me gustaba que fuera tonta, pero en ese sentido de inocencia que siempre tienen las chicas como cuando hablas en doble sentido y tal. Digan lo que digan, la verdad es que no soportaba a las mujeres sobre-vividas que le agarraban a todo, joder que para eso están los colegas y tal.
-Venga, ¿pues a cuántos expulsaron o de qué se trata?. La próxima vez que te encuentre con los labios en ese estado te voy a embarrar chile peruano de verdad, para que escarmientes. Ya te dije que te puede dar cáncer… o alguna mierda así-
Le guiñé el ojo a Malik por su reclamo de los morreos en su presencia, llevando mis dientes al lóbulo de la oreja izquierda de Pearlie en un gesto exagerado que denotaba llevarle la contraria. Pero que el muy cabrón ni se quejara, porque si fuera Milena la que estuviera en lugar de mi chica, yo me estaría tragando todas esas cosas que a él tanto le gustaba ejecutar en presencia de quien fuera; porque así era Malik… un cínico de mierda incluso a niveles más altos que los míos, y eso ya era decir.
-Ahí le has dado colega, ahí le has dado. Esos hijos de puta siempre prefieren chicas con faldas de colegiala. Pero vamos, que estás de acuerdo que mi Pearlie aparenta tener como dieciséis, o a lo mejor hasta los tiene y nos ha estado mintiendo todo este tiempo. Dinos cariño, ¿qué tan grandecita estás?-
Noté que Pearlie llevaba el suéter de Malik hasta que él mismo anunció la cortesía de habérselo prestado por el puto frio que había estado comenzando a hacer; lo cual agradecí en buena lid y después de que la encargada le trajera su cerveza, chocamos los vasos como buenos camaradas. Por supuesto, a mi tampoco se me había escapado el detalle de los ojos del muy cabrón prestándole atención a esas nalgas de paki que desafortunadamente no podía apreciar por la propia presencia de Pearlie.
-Solo por lo del suéter, voy a omitir decirle a la camarera que te ponga ese par de nalgas en unas bolsas para llevar. Guarro mal nacido-
Apuré mi trago y la mano que descansaba en el muslo de Pearlie subió hasta lograr tocarle el coño por escasos dos segundos, apenas lo suficiente como para que ella tuviera bien presente las ganas que tenía de tirármela hasta que amaneciera. Y eso mismo sucedería esa noche a menos que la muy lista se inventara algo extraordinariamente imbécil como para aplazar y hacer a un lado las ganas que le traía desde la jodida mañana. Por otro lado, como siempre o incluso más que de costumbre, Felicia comenzó a tener ciertos detalles que por supuesto, se agradecían; preguntando que si ya había cenado algo y tal.
-Joder preciosa, eres un maldito encanto… ¿no te parece un encanto?, uno puede volverse loco con esta chica en cinco segundos… HEY, OTRA MÁS POR AQUÍ, PARA LA SEÑORITA que con todo y esa cara de cansancio que se carga sigue siendo preciosa-
Me refería a lo de que el Milwall no existía, y que Pearlie se lo había tomado tonta y encantadoramente literal. Me gustaba eso, no que fuera tonta joder… bueno sí, sí que me gustaba que fuera tonta, pero en ese sentido de inocencia que siempre tienen las chicas como cuando hablas en doble sentido y tal. Digan lo que digan, la verdad es que no soportaba a las mujeres sobre-vividas que le agarraban a todo, joder que para eso están los colegas y tal.
-Venga, ¿pues a cuántos expulsaron o de qué se trata?. La próxima vez que te encuentre con los labios en ese estado te voy a embarrar chile peruano de verdad, para que escarmientes. Ya te dije que te puede dar cáncer… o alguna mierda así-
Le guiñé el ojo a Malik por su reclamo de los morreos en su presencia, llevando mis dientes al lóbulo de la oreja izquierda de Pearlie en un gesto exagerado que denotaba llevarle la contraria. Pero que el muy cabrón ni se quejara, porque si fuera Milena la que estuviera en lugar de mi chica, yo me estaría tragando todas esas cosas que a él tanto le gustaba ejecutar en presencia de quien fuera; porque así era Malik… un cínico de mierda incluso a niveles más altos que los míos, y eso ya era decir.
-Ahí le has dado colega, ahí le has dado. Esos hijos de puta siempre prefieren chicas con faldas de colegiala. Pero vamos, que estás de acuerdo que mi Pearlie aparenta tener como dieciséis, o a lo mejor hasta los tiene y nos ha estado mintiendo todo este tiempo. Dinos cariño, ¿qué tan grandecita estás?-
Noté que Pearlie llevaba el suéter de Malik hasta que él mismo anunció la cortesía de habérselo prestado por el puto frio que había estado comenzando a hacer; lo cual agradecí en buena lid y después de que la encargada le trajera su cerveza, chocamos los vasos como buenos camaradas. Por supuesto, a mi tampoco se me había escapado el detalle de los ojos del muy cabrón prestándole atención a esas nalgas de paki que desafortunadamente no podía apreciar por la propia presencia de Pearlie.
-Solo por lo del suéter, voy a omitir decirle a la camarera que te ponga ese par de nalgas en unas bolsas para llevar. Guarro mal nacido-
Apuré mi trago y la mano que descansaba en el muslo de Pearlie subió hasta lograr tocarle el coño por escasos dos segundos, apenas lo suficiente como para que ella tuviera bien presente las ganas que tenía de tirármela hasta que amaneciera. Y eso mismo sucedería esa noche a menos que la muy lista se inventara algo extraordinariamente imbécil como para aplazar y hacer a un lado las ganas que le traía desde la jodida mañana. Por otro lado, como siempre o incluso más que de costumbre, Felicia comenzó a tener ciertos detalles que por supuesto, se agradecían; preguntando que si ya había cenado algo y tal.
-Joder preciosa, eres un maldito encanto… ¿no te parece un encanto?, uno puede volverse loco con esta chica en cinco segundos… HEY, OTRA MÁS POR AQUÍ, PARA LA SEÑORITA que con todo y esa cara de cansancio que se carga sigue siendo preciosa-
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: The Lions Den
Los miré mientras se besaban por que no me quedaba más y no lo hice como si estuviera loco de celos por que, de cierta forma, no lo estaba tanto. Desde el principio habíamos sabido que lo que hiciéramos siempre iba a estar condicionado por lo que hacíamos ante el mundo, y eso era lo que Pearl hacia ante el mundo, besar a Joe y ser su novia y portarse como tal. Yo hacía lo propio con Milena, no tenía el menor derecho de quejarme. Tuve qué hacer como que de verdad estaba ligando con la chica del restaurante que tenía un nada despreciable culo, y como si la patanería fuera un antirepelente para las mujeres, ella me dedicó una miradita extraña que correspondí con una sonrisa fugaz.
-Si me dice que es una quinceañera, se lo creo.
Le di un buen trago a la cerveza, negando con la cabeza después del asuntillo del buen culo de la mesera. y me reí de buena gana con lo del guarro malnacido. La peor parte era quizás que me conocía de años y sabía qué clase de tipo era, pero seguramente pensaba que tenía límites. Yo también pensé que tenía límites, la peor parte era que no los conocía hasta que no los explotaba, y ahora, oficialmente, estaba haciendo una de las peores putadas de lo que llevaba en la vida, todavía no sabía cómo sentirme, y la verdad sentí que la culpabilidad me iba a punzar peor. No sabía si era la necesidad de mentir lo que me estaba manteniendo tan tranquilo.
-Claro que es un encanto, maldito suertudo. Un día de estos vas a tener qué contarme la historia de cómo lograste que te bese en público. Pero mejor no me la cuentes, te cuento yo el plan que tu encanto de chica tiene: allanemos un estadio y metamos unos goles. No hoy, planeemos como entrar a Stamford Bridge, y llevas al lobo, también a su mujer que tan bien te cae
A mi la verdad la mujer del lobo no me caía precisamente mal; habíamos pasado varios ratos en el apartamento, mirando películas y tal. Pensaba que era una mujer con mucha menos sustancia que Pearl, por ejemplo, pero era menos insoportable de lo que parecía y la verdad, se portaba bien con el lobo, lo único que a final de cuentas me importaba de las mujeres que tuviera. Y la había visto en ropa interior, delgaducha y fina, no precisamente mi tipo, pero ver a una mujer en ropa interior siempre valía la pena. Le llevaron su cerveza a Pearl y choqué mi vaso con el suyo, mirándola a los ojos y sonriéndole a medias.
-Hasta estábamos pensando en entrar a The Den ahora, pero mi humilde estadio será poca cosa para ti, esclavo del imperialismo
-Si me dice que es una quinceañera, se lo creo.
Le di un buen trago a la cerveza, negando con la cabeza después del asuntillo del buen culo de la mesera. y me reí de buena gana con lo del guarro malnacido. La peor parte era quizás que me conocía de años y sabía qué clase de tipo era, pero seguramente pensaba que tenía límites. Yo también pensé que tenía límites, la peor parte era que no los conocía hasta que no los explotaba, y ahora, oficialmente, estaba haciendo una de las peores putadas de lo que llevaba en la vida, todavía no sabía cómo sentirme, y la verdad sentí que la culpabilidad me iba a punzar peor. No sabía si era la necesidad de mentir lo que me estaba manteniendo tan tranquilo.
-Claro que es un encanto, maldito suertudo. Un día de estos vas a tener qué contarme la historia de cómo lograste que te bese en público. Pero mejor no me la cuentes, te cuento yo el plan que tu encanto de chica tiene: allanemos un estadio y metamos unos goles. No hoy, planeemos como entrar a Stamford Bridge, y llevas al lobo, también a su mujer que tan bien te cae
A mi la verdad la mujer del lobo no me caía precisamente mal; habíamos pasado varios ratos en el apartamento, mirando películas y tal. Pensaba que era una mujer con mucha menos sustancia que Pearl, por ejemplo, pero era menos insoportable de lo que parecía y la verdad, se portaba bien con el lobo, lo único que a final de cuentas me importaba de las mujeres que tuviera. Y la había visto en ropa interior, delgaducha y fina, no precisamente mi tipo, pero ver a una mujer en ropa interior siempre valía la pena. Le llevaron su cerveza a Pearl y choqué mi vaso con el suyo, mirándola a los ojos y sonriéndole a medias.
-Hasta estábamos pensando en entrar a The Den ahora, pero mi humilde estadio será poca cosa para ti, esclavo del imperialismo
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: The Lions Den
-Sabes que no es por estrés, pero de todos modos expulsaron a uno de Leeds United, que se alocó.
Le dijo soltando una risa involuntaria por la mordida en su oreja, haciendo como que se lo quitaba de encima y solo puso los ojos en blanco cuando empezaban a hablar de su edad como si de verdad pareciera una quinceañera. No lo parecía, ¿no?, porque en ese caso los dos eran unos sátiros. Pero en cambio, se puso seria con todas las bromitas sobre la camarera. Y claro que se enojó, muchísimo, porque una cosa era disimular y actuar con normalidad y otra era pasarse de la raya.
Le dio un manazo a Joe cuando la tocaba de ese modo –tampoco sería la primera vez que lo regañara por sus caricias indecentes en público- pero entendía sus mensajes a la perfección, así que lo miró y le lanzó una sonrisa. Por el otro lado, no estaba dispuesta a aguantar que Malik, según por parecer de lo más normal, estuviera ligando con la mesera. Acababa de follársela por dioses, y otras cosas; no era necesario que hiciera todo ese número. Así que de pronto se sintió furiosa por todo, y no precisamente de buena manera.
Escuchó a medias lo del estadio sin poner atención, a la invitación a un estadio más grande o a la humildad de The Den, ya le estaba dando exactamente igual, también le daba igual que estuvieran hablando de lo encanto que era. Le regresó a Malik la mirada fija cuando chocó su vaso con el de ella, pero en cambio, no le regresó la sonrisa, ni que no se estuviera dando perfecta cuenta de la manera en que buscaba el coqueteo con la chica que atendía. Cuando le tocó beber lo hizo bastante rápido y sin miramientos, porque en realidad ya no tenía ganas de quedarse a la sanísima convivencia. Si a la llegada de Joe le había parecido fatal asunto de por sí, ahora era vital largarse.
-Sí de hecho estoy muerta muerta muerta de cansancio. Si no vas a cenar nada entonces ya llévame porque me desmayo. Y dejamos a Malik ligándose a la mesera, que se ve que no puede más con su alma.
Claro que era un reproche y claro que era un anuncio de que se largaría de ahí en malos términos con él, y que se podía ir mucho al infierno si le daba la gana, pero no dejó que el tono la evidenciara y en cambio, le sonreía a Joe como dándole a entender que se quería ir sólo por la urgencia de estar a solas con él y que se estaba colgando del dichoso chistesito para hacerlo. Por supuesto que no se lo iba a follar esa noche, por supuesto que se buscaría cualquier excusa para no hacerlo porque sus niveles de descaro no llegaban a tanto, pero también creía –y esperaba no equivocarse- que Joe prefería irse de ahí con ella pensando que era lo que le esperaba, que quedarse a tomar una cerveza más o dos. Aunque claro que se iba a llevar un fiasco, pero eso él todavía no lo sabía; ya se las arreglarían después, de todos modos, el "perdón" era una palabra recurrente.
Le dijo soltando una risa involuntaria por la mordida en su oreja, haciendo como que se lo quitaba de encima y solo puso los ojos en blanco cuando empezaban a hablar de su edad como si de verdad pareciera una quinceañera. No lo parecía, ¿no?, porque en ese caso los dos eran unos sátiros. Pero en cambio, se puso seria con todas las bromitas sobre la camarera. Y claro que se enojó, muchísimo, porque una cosa era disimular y actuar con normalidad y otra era pasarse de la raya.
Le dio un manazo a Joe cuando la tocaba de ese modo –tampoco sería la primera vez que lo regañara por sus caricias indecentes en público- pero entendía sus mensajes a la perfección, así que lo miró y le lanzó una sonrisa. Por el otro lado, no estaba dispuesta a aguantar que Malik, según por parecer de lo más normal, estuviera ligando con la mesera. Acababa de follársela por dioses, y otras cosas; no era necesario que hiciera todo ese número. Así que de pronto se sintió furiosa por todo, y no precisamente de buena manera.
Escuchó a medias lo del estadio sin poner atención, a la invitación a un estadio más grande o a la humildad de The Den, ya le estaba dando exactamente igual, también le daba igual que estuvieran hablando de lo encanto que era. Le regresó a Malik la mirada fija cuando chocó su vaso con el de ella, pero en cambio, no le regresó la sonrisa, ni que no se estuviera dando perfecta cuenta de la manera en que buscaba el coqueteo con la chica que atendía. Cuando le tocó beber lo hizo bastante rápido y sin miramientos, porque en realidad ya no tenía ganas de quedarse a la sanísima convivencia. Si a la llegada de Joe le había parecido fatal asunto de por sí, ahora era vital largarse.
-Sí de hecho estoy muerta muerta muerta de cansancio. Si no vas a cenar nada entonces ya llévame porque me desmayo. Y dejamos a Malik ligándose a la mesera, que se ve que no puede más con su alma.
Claro que era un reproche y claro que era un anuncio de que se largaría de ahí en malos términos con él, y que se podía ir mucho al infierno si le daba la gana, pero no dejó que el tono la evidenciara y en cambio, le sonreía a Joe como dándole a entender que se quería ir sólo por la urgencia de estar a solas con él y que se estaba colgando del dichoso chistesito para hacerlo. Por supuesto que no se lo iba a follar esa noche, por supuesto que se buscaría cualquier excusa para no hacerlo porque sus niveles de descaro no llegaban a tanto, pero también creía –y esperaba no equivocarse- que Joe prefería irse de ahí con ella pensando que era lo que le esperaba, que quedarse a tomar una cerveza más o dos. Aunque claro que se iba a llevar un fiasco, pero eso él todavía no lo sabía; ya se las arreglarían después, de todos modos, el "perdón" era una palabra recurrente.
Pearlie F. Burroughs- Mensajes : 638
Fecha de inscripción : 07/09/2012
Re: The Lions Den
Me reí al sentir el manotazo que Pearlie me daba por andarle tocando el coño por encima del pantalón, uno de esos detalles de señorita educada que siempre me caían mucho en gracia, y que me significaban siempre un aliciente más para transformar esa imagen y cambiarla totalmente en la cama… o bueno, en donde putas cayera. Apuré mi cerveza una vez más, la enésima de ese día y que ya me tenía en un evidente estado que me animaba el habla y reprimía otros estados mentales, como la jodida suspicacia, que esa no tenía pero ni un poco.
-No fe tan fácil gitano, estuve mucho tiempo en la labor… mucho. El secreto no te lo voy a dar, capaz intentas pasarte de listo-
Malik tenía un plan, y me sonaba tan puto atractivo que hubiera faltado bastante poco para que yo mismo insistiera en ir a buscar a Angus (y su mujer) y ejecutarlo esa misma noche, que al final de cuentas no debía ser muy difícil meterse en el Stamford Bridge. Sin embargo en mi cabeza no existía otra cosa más que largarme con Pearlie lo más pronto posible, y agradecía que el cabrón tuviera el olfato lo suficientemente agudo como para saberlo, apuntando que bien podíamos hacerlo cualquier otro día.
-Ahí le has dado, joder. Es más, en honor a tu brillante plan, hasta puedo podar el césped haciendo tu nombre en media cancha. No menosprecies tu campo colega, que al final sigue siendo un templo de futbol… aunque jueguen solo nenas ahí dentro-
Me reí y estreché el cuerpo de Pearlie contra mi costado, dándole un beso justo en el ojo después de que anunciara lo muerta que estaba del cansancio. Pues la verdad es que sí, si se le veía algo fatigada aunque sinceramente me extrañaba que hubiera terminado así por un puto juego del MIlwall. Probablemente las cosas se habían puesto difíciles a la salida y habían tenido que abrirse paso a empujones o algo así, no sería nada raro. Después me podía contar, preferí pensar que más bien la chica sabía leer perfectamente mis intenciones y solo estaba pidiendo que me la llevara por las tremendas ganas que tenía de que yo hiciera válidas mis señales. Que así fuera.
-Y no dudes de que lo logre, cariño. Así como lo ves, feo y todo, este sujeto tiene tantos trucos bajo la manga como pelos en su cabellera. Así que… mi estimado mugroso, me llevo a esta señorita directo a la puta luna-
Si sabes a lo que me refiero. Un guiño dirigido a Malik, varios billetes para pagar la cuenta total de la noche, un último trago para vaciar mi vaso de cerveza y una nalgada en el culo de Pearlie; eso fue lo último que sucedió en aquel lugar antes de dirigirnos a Brigantia para, eventualmente, llevarme el puto chasco del día y rabiar hasta altas horas de la noche. Claro, comparándolo con lo que podría haber sucedido en otras circunstancias, aquella rabieta se convertía más bien en un berrinche bastante inofensivo. Así que... en cierta forma, nos había ido bastante bien a todos.
-No fe tan fácil gitano, estuve mucho tiempo en la labor… mucho. El secreto no te lo voy a dar, capaz intentas pasarte de listo-
Malik tenía un plan, y me sonaba tan puto atractivo que hubiera faltado bastante poco para que yo mismo insistiera en ir a buscar a Angus (y su mujer) y ejecutarlo esa misma noche, que al final de cuentas no debía ser muy difícil meterse en el Stamford Bridge. Sin embargo en mi cabeza no existía otra cosa más que largarme con Pearlie lo más pronto posible, y agradecía que el cabrón tuviera el olfato lo suficientemente agudo como para saberlo, apuntando que bien podíamos hacerlo cualquier otro día.
-Ahí le has dado, joder. Es más, en honor a tu brillante plan, hasta puedo podar el césped haciendo tu nombre en media cancha. No menosprecies tu campo colega, que al final sigue siendo un templo de futbol… aunque jueguen solo nenas ahí dentro-
Me reí y estreché el cuerpo de Pearlie contra mi costado, dándole un beso justo en el ojo después de que anunciara lo muerta que estaba del cansancio. Pues la verdad es que sí, si se le veía algo fatigada aunque sinceramente me extrañaba que hubiera terminado así por un puto juego del MIlwall. Probablemente las cosas se habían puesto difíciles a la salida y habían tenido que abrirse paso a empujones o algo así, no sería nada raro. Después me podía contar, preferí pensar que más bien la chica sabía leer perfectamente mis intenciones y solo estaba pidiendo que me la llevara por las tremendas ganas que tenía de que yo hiciera válidas mis señales. Que así fuera.
-Y no dudes de que lo logre, cariño. Así como lo ves, feo y todo, este sujeto tiene tantos trucos bajo la manga como pelos en su cabellera. Así que… mi estimado mugroso, me llevo a esta señorita directo a la puta luna-
Si sabes a lo que me refiero. Un guiño dirigido a Malik, varios billetes para pagar la cuenta total de la noche, un último trago para vaciar mi vaso de cerveza y una nalgada en el culo de Pearlie; eso fue lo último que sucedió en aquel lugar antes de dirigirnos a Brigantia para, eventualmente, llevarme el puto chasco del día y rabiar hasta altas horas de la noche. Claro, comparándolo con lo que podría haber sucedido en otras circunstancias, aquella rabieta se convertía más bien en un berrinche bastante inofensivo. Así que... en cierta forma, nos había ido bastante bien a todos.
Joseph Crawford- Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 08/09/2012
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