¿Quien va al bosque un sábado?

El simple hecho de que estuviera allí sin hacer nada no era significativo. Solía hacer eso. No es que fuera la persona más social del mundo, no solía quedar con nadie después de clases, tampoco, por lo tanto, quedar con nadie un sábado también estaba totalmente descartado. Él no era de ese tipo de personas, de las que salían a ninguna parte. Si quería beber lo hacía, solo. Si quería fumar lo hacía, como en ese momento, lo hacía en donde se le antojaba y cuando se le antojaba.

En ese instante no estaba siendo distinto. No había diferencia entre cualquier otro día y ese. Que la gente valorara los sábados más que un lunes o un jueves… era simplemente estúpido. El chico miraba en ese momento la caja donde guardaba todas las cosas, era pequeña y obviamente estaba bien protegida mediante magia para que solo él pudiera abrirla. Se había sacado un pequeño papel fácil de quemar y se iba echando la mezcla justa para que no resultara fuerte pero tuviera sabor.

En cuanto terminó con aquel estupidísimo ritual de liarse el cigarro se lo puso en la boca y guardó el resto, apoyando la espalda en el tronco de un amplio árbol. No se había llegado a internar en el bosque, simplemente caminó un par de pasos para no ser visto con facilidad y ahí mismo se encendió el cigarro. Lo único que podía oír alrededor era el cantar de los pájaros y de vez en cuando algún que otro ruido algo más fuerte hecho por vete a saber que animal raro. Le gustaba demasiado el silencio y la quietud como para que aquello le desagradara en absoluto.

Lo que si le molestó bastante fue cuando oyó pasos. ¿Quién coño estaba tan aburrido como para meterse en el bosque un puto sábado por la tarde? Él, si, pero su personalidad le obligaba a ser así de jodidamente asocial… pero ¿Quién más? Como no fueran un par de gilipollas que iban a meterse mano ahí… y si lo eran iba a joderles el rito, solo por haberle molestado en su quietud.

Sábado. Perfecto, un día en el que la mayoría de la gente de la universidad dejaba el sitio para ir o a sus casas o simplemente para salir todos juntos de fiesta. En cambio Stall tenía algo mejor que hacer entre sus planes: acercarse al bosque para ir a robar alguna que otra planta que después utilizaría para inventar alguna nueva poción.

Se guardó la bolsa hechizada que siempre portaba consigo bajo la capa que llevaba puesta e ignorando las miradas de la gente siguió el camino hacia el que había marcado como su destino principal, en el que probablemente echaría un buen tiempo en buscar todo lo que quería o creía que podría encontrar según se había informado.
Lo que no esperaba él tampoco era que fuese a haber alguien en su camino; al principio del bosque había visto alguna que otra pareja sobetearse, que fueron interrumpidas por su paso, una mala mirada y un gruñido seguido de que se alejasen de allí, consiguiendo en el metamorfomago una sonrisa cabrona, ladeada.

Cuando andó un poco mas adelante, adentrándose apenas ligeramente en el bosque escuchó un gruñido, buscando con la mirada, acabando por encontrar quién había sido el emisor del sonido.
Sintió la mala mirada del chaval sobre si mismo, devolviéndosela y plantándose frente a él para mirarle fijamente.

- ¿Qué cojones te pasa, Yesenes? - Sabía quién era, al igual que él mismo sabría quien era él; eran rivales, por decirlo de alguna forma, en la carrera que estaban estudiando. Ambos llevaban años haciendo el trabajo de pocionistas por sus cuentas, sin ayuda de nadie, inventando, descubriendo y miles de cosas mas en respecto a las pociones.

Cuando vio quien había aparecido por allí frunció un poco el ceño. Un poco mucho, porque aquel tipo le ponía los nervios de punta, no era el peor de todos los tíos de la escuela, alguna vez incluso se habían llevado bien, pero con la puta gilipollez de que lo único que buscaba era tranquilidad no tenía ganas de verlo a él ni a nadie. NADIE.

-¿Por qué cojones me tiene que pasar algo, Stall? – lo soltó casi en un gruñido y no se molestó en ponerse en pie, era un poco molesto verlo desde abajo, pero aún así resultaba mejor que tomarse una molestia como aquella por un idiota como ese. Bufó un poco y se lo quedó mirando de arriba abajo, intentando pensar algún motivo por el cual pudiera estar ahí solo. No es que se vieran poco a menudo, y sabía de sobra que era aquella bolsa que portaba, al fin y al cabo eran compañeros de habitación y se conocía sus putas manías y costumbres. Todas.

-¿Qué haces en el bosque? ¿Te vas a poner a cazar hadas? – dijo aquello en un obvio tono burlón, como si estuviera hablando con una niña pequeña o algo así – si quieres haditas te puedo indicar donde hay… mientras no hagas ruido…

Enarcó una ceja, como si aquello fuera información suficiente para que supiera, más que de sobra, que quería estar solo, o más bien tranquilo. Se llevó el cigarro a la boca y exhaló el humo del cigarro, dejando que el mismo volara y por culpa de la corriente fuera directamente a la zona donde estaba Draken, este debía estar acostumbrado ya a sus cigarros con olor a vainilla, odiaba que todo oliera a nicotina, no porque fuera delicado con los olores, si no porque tenía algún tipo de fetiche raro hacía ese concreto, la vainilla.

Sonrió ladeado de forma cabrona, negando un poco con la cabeza, escuchando la sarta de gilipolleces que acababa de soltar en apenas un momento.
Percibió sin ningún problema el olor a vainilla de aquellos cigarrillos tan característicos que el egipcio solía hacerse, entre el buen olfato del chico y que sabía de sobra que ese olor generalmente iba seguido de Yesenes...

- ¿Sigues con esa mariconada de cigarrillos...? - Se rió un poco, viendo la mueca que puso el chico y pasó por su lado lanzándole una mirada de superioridad, solo por joderle; sabía de sobra que aquello le jodida, y andó un poco mas para alejarse de él, apenas un par de metros. Escuchando a la vez como trataba de meterse con él. ¿Qué cojones estaba fumándose para llegar a decir que iba a ir a buscar hadas?

- No pienso seguir escuchando tus gilipolleces, así que no te preocupes, pienso seguir a lo mio. - Le gruñó dejando de mirarle para caminar de forma tranquila, buscando con la mirada, por la zona una de las hierbas que tenía pensado llevarse sin que fueran a echar mucho en falta; sabiendo que por esa zona no solían pasar mas que profesores reparando en las plantas que había o cuales faltaban; nadie mas estaría tan aburrido o necesitado de aquellas cosas.

-¿Mariconada? – gruñó por un segundo y se puso aún más serio, ahora sí, poniéndose en pie – aquí el único maricón eres tú así que no me jodas con los cigarros, que los tuyos son pura mierda muggle.

Volvió a fumar, como si aquello fuera lo único importante en ese momento. Se acercó un poco a él, lo justo para volver a lanzarle el humo, buscando molestarle, estaba claro. Después volvió a alejarse y se fijó en lo que estaba haciendo. ¿Qué cojones…? Miraba el suelo, al final iba a ser verdad y todo que estaba buscando hadas o algún otro mierda bicho que habría por allí.
Se encogió de hombros y se quedó mirando al chico, estaba apoyado de nuevo en el árbol, ahora solo lo miraba desde lejos, siguiendo sus movimientos con los ojos, fingiendo estar ignorándole, pero no le salía del todo bien porque no podía evitar sentir cierta curiosidad, mucha más bien. Draken no era del tipo de tío que perdía el tiempo buscando animalillos, solo lo había dicho por joderle, estaba claro, no había esperado en ningún momento que fuera real.

En un momento determinado vio como se agachó y comenzó a hacer vete a saber que mierdas, en ese momento se acercó a él, varita en mano, y en cuanto se hubo puesto en pie hizo un accio con aquello que tenía entre las manos, recibiendo una pequeña planta que soltó bastante rápido, con algo de suerte no había llegado a ser tocado por sus pétalos. Miró al otro de mala manera.

-¿Vienes a coger flores? Deberías tener cuidado, los pétalos de esta flor pueden producir irritación en la piel… - lo dijo más como una queja porque él podría comenzar a tener granitos por las manos por haber intentado quitarle aquello que para que él mismo se protegiera – como se me jodan las manos te obligaré a hacerme el remedio – dijo muy seguro de ello. Draken sabría tan bien como él lo importante que eran las manos para un pocionista, cortar, limpiar, cuidar, mover… no podían tenerlas mal o podrías fallar con cualquier imprecisión.

Se había alejado del tipo solo por no tener que estar escuchando su irritante voz de troglodita quejándose una vez tras otra.

Después de acomodarse unos finos pero cómodos y protectores guantes en las manos, se agachó a la vera de una de las plantas que había conseguido localizar con un simple y rápido vistazo. Con cuidado y con una pequeña especie de hoz empezó a cortar las partes que necesitaría de la planta, guardando las hojas de la misma dentro de una pequeña bolsita que después iría dentro de la bolsa que siempre llevaba consigo mismo.

Se quedó mirando una de las flores de la misma planta de las que había estado recogiendo las hojas, terminando por decidir en coger una para hacer alguna nueva poción. Pero justo se le fue de las manos, o mas bien se lo quitaron de las manos, y se giró a mirar como aquél idiota que tenía detrás, dejó caer la flor al instante, haciendo que el metamorfomago arrugase la nariz y gruñese de paso en señal de queja a aquello. - Sé perfectamente lo que hago, que tú seas tan imbécil de quitármelo de las manos...tsk. - Le enseñó el pequeño artilugio con el que había estado cortando las cosas para no echarlas a perder. - Habría sido mas divertido verte coger esto por el filo.

Se rió un poco de forma socarrona y se acercó al egipcio, agachándose e incorporándose tras coger la flor. - Si se te joden las manos es problema tuyo. - Se quejó y con el mismo cuidado que había estado guardando las hojas, en la misma bolsa, guardó la flor antes de enseñárselo al chico todo junto para que le quedase claro que era lo que había cogido, guardándola rápidamente en la bolsa.

- En fin Yesenes... me largo, ahí puedes quedarte fumando tus porros de mariquita. - Murmuró mientras se quitaba los guantes, para ir a guardarlos en uno de los bolsillos interiores de la capa.

Se quedó mirando la pequeña hoz, y de paso los guantes que el chico había estado llevando todo el rato y en los cuales no se había fijado. El tipo no era borde, si no lo siguiente. Y le jodía haber tenido aquel fallo con él. No había tenido en cuenta que podría estar recogiendo ingredientes para pociones, porque estaba claro que era aquello, ya había visto todo en su conjunto y su cabeza, rápidamente, había comenzado a hacer conjeturas sobre qué demonios habría pensado hacer en realidad. ¿Qué poción necesitaba todo aquello?
Quizás simplemente estaba recogiendo ingredientes para tener en su propia reserva y usarlos en el futuro, pero le daba en la nariz que no, que había ido para cogerlas y usarlas en el momento, sobre todo porque parecía con un poco de prisas.

-¿Piensas que me da miedo tener un cortesito de nada en las manos? - enarcó la ceja. Le jodería mal tener irritados los dedos lo suficiente como para no poder fumar o hacer una poción que tener un corte, por muy profundo que fuera, el dolor físico no era nada si podías contar con un buen porro o con alguno de sus ungüentos. Lo que si le había molestado era la puta risa del tipo. Se miró una vez más la mano en la que había caído la pequeña flor, le picaba, pero seguramente sería porque ya no paraba de pensar en ello o alguna tontería como esa – y si se me joden las manos te recuerdo que vivimos en el mismo dormitorio, no creo que pudieras librarte de mí, a no ser que prefieras huir. Creo que aún con las manos llenas de mierda puedo darte un buen puñetazo – dejó de lado la opción mágica por una vez, estaba claro que no pretendía amenazar en serio.

Cuando oyó que simplemente se largaría miró el cigarro que se había estado fumando, estaba totalmente acabado y tendría que ir a lavarse las manos por si acaso, sería una jodida mierda si tenía esporas de esas o algo y se las metía dentro al siguiente canuto.

-Eres un jodido pesado con lo de la vainilla. Tu duermes con la luz encendida, no deberías hablar mucho que creo que eso te hace ser un poco más nenaza que lo mío – lo dijo en un tono burlón y comenzó a andar dirección salir del bosque – y yo también me largo de aquí, me has jodido el momento – le miró de reojo – ¿Qué poción vas a hacer ahora con eso?

Se quedó mirándole con el ceño fruncido mientras escuchaba las burlas de su compañero de habitación, resoplando y caminando junto a él en cuanto vio como parecía tratar de adelantarle; para simplemente quedar caminando el uno al lado del otro. - Eres un gilipollas, deja eso joder, que no es lo mismo que ir fumando mierdas perfumadas. - No le gustaba que se metieran con aquello que tanto pánico le daba, y Adnan debía ya de saberlo; aunque la relación entre esos dos no fuera la mejor del mundo y en mas de una ocasión se hubiesen dado de hostias entre ellos, podría decirse que eran algo como amigos.

Se quedó un momento pensativo, mirando a Yesenes y no tardó en darle una breve explicación del por qué y para qué quería aquello que había recogido hacía unos instantes, siguiendo poco después hablando.
- Así que... mayormente la flor es para hacer alguna que otra prueba. - Se encogió de hombros, tratando de quitarle importancia al tema; a fin de cuentas, tanto el uno como el otro en mas de una ocasión habían trasteado con ingredientes, pociones... con el fin de sacar alguna nueva.

- Si veo que es inservible puedo joder a alguien restregándosela por la cara o por donde sea. - Dijo sacando su parte cabrona al descubierto, sonriendo de forma cabrona al pensar en ello.
Rebuscó un poco en los bolsillos y se paró en uno de los arboles de la entrada del bosque para encenderlo y ponerse a fumar tranquilamente, acuclillándose y apoyando la espalda en el tronco del árbol, mirando desde esa posición al chico, de reojo, que parecía no quitarle el ojo de encima.

Arrugó la nariz tras dar una honda calada al cigarrillo, expulsando el humo mientras hablaba. - ¿Qué pasa ahora? Si pretendes que te dé de esto tendrás que darme algo a cambio. - Musitó señalando la bolsa, refiriéndose a las cosas que había estado recolectando.

Medió asintió con lo de dejar el tema “pánico a la luz”. Lo usaba solo cuando quería joderle en serio, o cuando se metía demasiado con él, pero no le gustaba insultar a los demás por miedos tan profundos como ese. Al fin y al cabo que un chico de su edad no pudiera dormir sin ninguna luz no era cosa de broma, vete a saber qué coño había inspirado ese miedo en él.

-Lo dejo, pero deja de joder con mis cigarros – dio el tema por zanjado una vez dicho eso y ambos parecieron aceptarlo. Oyó después toda su explicación del parque y el cómo pensaba usar aquello, uniendo cabos rápidamente con el tema de la maldita flor de antes, estaba claro que si podía irritar la piel así sin más si le añadías ciertos compuestos más sería un poco peor la cosa. No sabía si era exactamente su intención pero la idea le había agradado realmente.
Para cuando dijo aquel otro uso para la flor no pudo evitar reírse un poco y negar con la cabeza.

-También podrías ponérsela a algún gilipollas por la almohada a ver qué tal le sienta pasar la noche así – lo dijo porque tenían un mal común, un puto compañero de habitación que era un coñazo, se quejaba de los olores, tanto por lo de fumar como por la pociones. De los ruidos, de todo…

Cuando el chico se paró a fumar paró él también, aún pensando en lo que había dicho, sobre todo en la posibilidad de crear alguna nueva poción con aquella mierda irritadora. Tanto así que incluso había olvidado que debía limpiarse las manos cuanto antes.

-No pensaba pedirte, más bien pensaba en venir después a coger por mi cuenta… pero depende ¿Qué quieres a cambio? – se quedó un segundo callado, pero antes de dejar que respondiera el otro siguió hablando – podría darte algo de lo mío, siempre será mejor que lo compras fuera, supongo que sabes de que hablo – drogas, o simplemente cigarros con mezclas de las suyas – aunque supongo que tendría que olvidarme de los que llevan vainilla, porque igual si fumas eso te amariconas ¿no?

Se permitió bromear. Era una oferta muy buena para Draken, sobre todo teniendo en cuenta que lo suyo se vendía caro y florecillas de esas había muchas en el bosque…

Rodó los ojos y suspiró, acabando por asentir con la cabeza, él dejaría de joder con el tema de los cigarros de olor a vainilla y el otro dejaría de meterse con su jodido pánico a la oscuridad.
Hablaron un poco mas, discutiendo sobre qué podría hacer, podrían hacer mejor dicho, con aquellas hojas y sobre todo, con aquella flor que pareció ser un objeto bastante valioso por un momento, mientras trataban de con que fin podrían usarla o con qué podrían mezclarla.

No evitó reírse a la idea que le propuso el egipcio, asintiendo suavemente con la cabeza. - Pero... estaría bien mejor conseguir sacar lo que en sí hace que el cuerpo reaccione de esa forma, el veneno... y en forma liquida pulverizar un poco por tooooda su cama... así aprendería ese gilipollas, y con suerte no pisaría la habitación hasta que descubriesen que era lo que le hizo reaccionar de esa forma... estaría yo calculo que una semana o poco menos en la enfermería sin poder quejarse de vicio. - Hablaba de forma pausada, algo pensativo.

Cuando el tema pasó a algo mas interesante, como intercambiar las sustancias del uno por los materiales del otro, en su rostro se apareció una suave sonrisa ladeada. Dio una nueva calada al cigarrillo y tras expulsar el humo miró a Yesenes a los ojos. - Apenas había alguna que otra hoja salvable... alguien debió de pasarse por ahí encima de forma descuidada o algunos habrán ido a follar... sería divertido ver como han acabado, por gilipollas. - Rió de forma burlona apenas un instante y se centró en lo importante. - Podría darte la mitad de las cosas que tengo... tanto las hojas como la flor, hay de sobra, demasiado incluso, pero ya sabes. - Se encogió de hombros; ambos dos sabrían ya que tener de más era mucho mejor que encontrarse con la sorpresa de que les faltaba X material.
Sonrió un poco con la propuesta y alzó una de las cejas mientras se mordía el labio. - O algo peor, en vez de amariconarme se me queda tu cara. - Recibió un golpe en el brazo y un gruñido del egipcio en señal de queja y negó con la cabeza. - Pues no se, está bien, prefiero tabaco o algo así, ninguna de tus otras mierdas. - Respondió mirándole a los ojos fijamente por un momento con un cierto toque de reproche; en mas de una ocasión le había estado diciendo que drogándose por que sí no iba a conseguir nada, que dejase de hacerlo... pero nunca cedía ni por “unas horas”; aquella era otra de las razones de sus peleas entre si, dándose de hostias, por supuesto.

Enarcó al principio una ceja y mientras el otro seguía hablando fue comenzando a sonreír. Después el puto sádico loco era él… con Stall cerca casi costaba identificar cual estaba peor de la cabeza.

-Me parece bien… que se joda un poco más que se merece, es un puto gilipollas, si no le he roto la cabeza por siete puntos ya es por lo obvio – comento asintiendo, el metamorfomago sabía, por más de una vez que lo había dicho ya, que si se contenía normalmente en cuanto a su forma de comportarse era exactamente porque no quería perder la oportunidad de hacer la carrera, que lo echaran de la facultad y no poder adquirir todos los conocimientos que él pensaba necesarios. Además, aún no había encontrado una forma de auto sustentación, más allá de las drogas, con la que no tener que volver a casa.
Siguió hablando un poco sobre cómo podrían destilar la flor de la manera más concentrada posible, pero entre los dos ese tema no dio mucho de sí, pues coincidieron rápidamente en la solución.

Para cuando se pusieron a hablar del intercambio todo fue como siempre, discutieron un poquito por la idiotez de las drogas. No sabía que coño le importaba a él que se metiera lo que quisiera, era su vida. Si alguien salía jodido de aquello era él, y todo aquel que se cruzara en su camino cuando se había chutado más de la cuenta.

-Está bien entonces, te doy tabaco si quieres hasta liado, que te veo demasiado acostumbrado a esa mierda muggle que ya viene hecha… y en cambio me das eso – le parecía una buena oferta, a él, conseguir para fumar no le costaba nada, tampoco le costaría ir al bosque y demás, pero era un esfuerzo físico que podría evitar si el otro le daba aquello sin más. Comenzó a buscarse entre los pliegues de la capa donde estaría el bolsillo que contenía la cajita y para cuando la encontró se quedó parado por un momento – pero mejor te lo doy después de que me lave las manos, no me da buena espina haber tocado la mierda flor esa y ahora meter la mano en mi alijo.

Mantenía el ceño fruncido mientras miraba al otro fumar, no pedía nunca tabaco, se negaba a fumar mierdas de esas. A veces incluso podría decirse que le molestaba un poco que su compañero de habitación fuera tan indiferente con el tema de las sangres, era puro desperdicio, los Stall no eran mala familia, conocía incluso a su padre. Pero en fin…

-Creo que me adelantaré, verte fumar me está dando ganas de hacerlo y ya te dije… supongo que voy directo a nuestra facultad ¿Nos encontramos en el dormitorio?

Siguieron por un rato hablando de aquellas cosas; sobre lo que finalmente intercambiarían, sobre como molestar un poco mas al imbécil que tenían por compañero insoportable de habitación... acabando por echar unas pequeñas risas entre una tontería y otra.

Cuando zanjaron el tema mas importante; como no, el de las cosas a intercambiar, Draken no evitó poner una mueca en señal de queja, alzando un lado del labio inferior y arrugando la nariz. - No hace falta que estén liados, aunque si que me ahorrarías un trabajo... - Sonrió cabrón y le guiñó el ojo solo con intención de joderle, esuchándole gruñir, riéndose. - Con que me pases lo necesario basta, aunque no me líe los cigarros si que lo hago con los canutos.

No tardó en asintir con la cabeza a las palabras de Yesenes y se incorporó, dándole una última calada al cigarrillo y aún quedando un poco, expulsó el humo y tiró el cigarro al suelo, pisándolo para dejarlo apagado. - Será lo mejor, no quiero fumar cualquier mierda que pueda joderme mas de lo que ya jode el tabaco de por si.

Se puso en pie con las últimas palabras que el egipcio tenía pensado decir antes de largarse, y negó con la cabeza. - Yo también voy. - Se humedeció un poco los labios con la punta de la lengua y tras sacudirse la capa se puso a caminar junto a Adnan, pensando un poco en lo que podrían hablar por el camino; aunque realmente ni el uno ni el otro fuesen, comúnmente, de mucho hablar de cualquier gilipollez (a no ser, evidentemente, que tuviesen algo que no fuera tabaco en el cuerpo.

Siguieron el camino tranquilamente hasta llegar a la facultad y los dormitorios. No se dieron especial prisa, sobre todo porque a esas horas, un sábado, había demasiada gente por todas partes planeando que hace, a donde ir, con quien salir…
Adnan gruñó a un par de chicos algo menores que se cruzaron por su camino y le golpearon. Los miró realmente mal, como si quisiera matarlos solo con hacer aquel gesto. Y desde luego podría, porque con la gilipollez le habían golpeado y eso era algo que realmente él no solía pasar inadvertido.

Cuando se giró para gritarles o algo los muchachos ya habían desaparecido, era sorprendente a veces la facilidad de algunos para huir cuando convenía. Suspiró y se giró hacía Draken.

-Me toca la puta polla que armen tanto revuelo solo porque es sábado. ¿No se pueden emborrachar cualquier otro día? – estaba bien eso de tener el día libre, pero cojones, que no llevaban ni una semana completa ahí dentro, apenas había comenzado septiembre ¿Qué no eran capaces de aguantar una semana allí? Él lo había hecho, aguantaba y además, cuando le había dado la gana de fumar o meterse algo lo había hecho, sin más – no se que le ven de especial… - seguía quejándose sin más, miró de reojo a Draken y sonrió medio cabrón – ¿tú no tienes planes? Tienes una fama de cabrón que no puedes con ella y aún no le has echado el ojo a ninguna novata. Casi cuesta creerlo.

Se burlaba de él a todas luces, no es que pensara que al chico le fuera a molestar en serio, si no esperaba más bien que se lo tomara a broma, no era muy de bromear, pero al menos lo estaba intentando.

Él también se quejó de aquél par que les hubieron golpeado; cualquiera podría pensar que, por la estatura, ambos tuviesen la misma edad, ya que además de ello solían estar, cuando estaban con alguien, juntos. Podría decirse que eran amigos y tal y blah.

Alzó una ceja al escuchar su pregunta, después devolviéndole esa sonrisa cabrona que se quedó dibujada en los rostros de ambos.
- Tendré fama de cabrón, pero no me follo a cualquier zorra irritante... y aquí todas lo parecen. - Arrugó la nariz en una mueca de disgusto, desagrado, escuchando una suave risilla que soltó el egipcio, burlonamente.
Sabía de sobra que tema no tenía que tratar con él, por lo que apenas se limitó a decir que las tías de allí no merecían la pena en absoluto, dejando de lado la parte de los tíos.

- Venga, vayamos ya, me apetece fumarme algo que no sea solo tabaco... y si no entra en el intercambio te lo pillo.

Le miró de soslayo y aceleró un poco el paso, con ganas de dejar de cruzarse con tanta gente tan jodidamente ruidosa. Coincidía de sobra con Adnan en la opinión de que deberían de hacer las cosas cuando fuera y no solo los malditos sábados, por que el alboroto que armaban era realmente irritante.
Siguieron caminando en silencio y acabaron por llegar al destino, subiendo juntos a la habitación tras que Stall saludase a un par de colegas, sin muchas ganas, para una vez en su destino, despojarse de la capa y sacar la bolsa en donde tenía las cosas guardadas, dejándola sobre el escritorio. - ¿Primero qué?

No evitó asentir a la mierda de que las tías de por allí parecían no merecer la pena. Eran todas bastante insufribles, a él le molestaba bastante cuando se creían lo mejor del mundo e intentaban ponérsele encima, o se ponían un tanto pegajosas. No le gustaba la gente pegajosa, y no le gustaba que lo acosaran de ninguna forma… se limitó a no decir nada, si que había alguna que otra por allí que llamaba un poco la atención en más de un sentido, y él, por mucho que no quisiera admitirlo, tenía ciertas necesidades. Pero intentaba dejarlas de lado, ni sábado, ni domingo, ni miércoles, tan solo estaba en la universidad para adquirir conocimientos, las tías sobraban, si por él fuera incluso se metería en una escuela puramente de tíos por evitar ciertas cosas… pero por experiencia sabía que no era tan así, que en situaciones como esas también podían pasar cosa que… en fin, eran incluso peor para su gusto.

Le siguió el paso hasta que estuvieron dentro la habitación que compartían. Lo único bueno de tener un compañero como él era que, al compartir ciertos gustos, habían terminado llevándose bien. De no ser por esos encuentros tan comunes posiblemente no se habrían llegado a conocer en absoluto, ambos eran demasiado callados, o propios.
Se quedó mirando como soltaba la bolsa y fue dispuesto a mirarlo todo mejor, se sacó la cajita y le dio un par de golpes con la varita, tendiéndosela.

-Ahí tienes, porros o cigarros, hazte un par de lo que sea… a este invito – el motivo era obvio, se iba a entretener mirando lo que había cogido, además tenía las manos sucias prefería no tocarlo él – deja que mire un poco y después tú repartes si lo prefieres… pero ya que dices que sabes haz el porro tu. Está sin mezclar - soltó la bolsita un momento y metió la mano en la caja, sacando tres pequeños saquitos, le señaló que era qué para que él lo repartiera como prefiriera dentro del papel – ¿llevabas mucho tiempo en el bosque cuando nos cruzamos? No tienes poco que se diga .

Fue casi una queja, al fin y al cabo aquello demostraba que el tipo también era bastante bueno con la herbologia, no terminaba de agradarle que sobresaliera en las mismas cosas que él.

Se acomodó sobre su propia cama tras coger las cosas que el egipcio le había ofrecido y se quedó mirándole de reojo mientras le veía mirar las cosas que había recogido. - No demasiado la verdad... apenas habré estado como... unos veinte o quince minutos o así, teniendo que espantar a alguna que otra parejita de esas que solo están por el bosque jodiendo. - Se encogió de hombros, restándole importancia al tema justo antes de coger un papel y empezar a liar el canuto, no sin antes haberse quedado un momento pensando que era lo que le metería.

Una vez quedó satisfecho no le costó mucho terminarlo, mirando a Adnan de reojo, viendo que parecía bastante entretenido mirando lo que había recogido Stall en el bosque. No evitó sonreír ladeado y sin esperar ni siquiera a que el egipcio le dijese nada encendió el porro, dándole una honda y necesitada calada, quedando manteniendo el humo un momento, mientras se acercaba al egipcio para quedarse a su lado.

Expulsó el humo hacia arriba, acercándole un poco el canuto a Yesenes por si quería.

- Después con un par de cigarrillos sin nada raro supongo que quedará todo saldado, ¿no? Aunque creo que si mas adelante quiero alguna cosa de esta mas... - Mirando el porro de reojo. - Te lo podría pagar con algún material o ingrediente que tu no tengas.

Miró de reojo al pequeño baúl que descansaba los pies de su cama, junto al otro mas grande de la ropa y demás cosas; el pequeño a pesar de ser eso, pequeño, estaba encantado para que su tamaño interior fuese mucho mas grande; y era el lugar donde guardaba todo tipo de pociones, ungüentos, frascos, botes, mezclas, ingredientes,... que había ido reuniendo durante años y por supuesto, nunca iba a dejar atrás.

Se olvidó de lo de que también se le daba bien recoger cosas y recolectar ingredientes. El puto Stall era bueno en eso y tenía que admitirlo, igual que con las pociones. Si no fuera porque ya hacía bastante tiempo que lo había aceptado y admitido seguro que seguiría intentando demostrar que él era mejor que el otro.

Dejó de mirar la bolsita como si fuera un gilipollas cuando sintió que Draken se había acercado a él con el porro en la mano, como ofreciéndoselo. Primero arrugo la nariz. Le había dicho que hiciera dos, no para que se los quedara, si no para que cada uno se fumara uno distinto. No le gustaba demasiado compartir cosas con los demás. Volvió a mirar el porro y lo cogió, solo porque tenía demasiadas ganas de fumar, de esa forma había llegado a compartir con muchos, a pesar de no gustarle el absoluto.

-La próxima vez te haces uno para cada uno, que no hace falta escatimar en esta mierda, es barata – volvió a callarse por un ratito mientras el otro hablaba y él mientras tanto le daba una buena calada al cigarro, expulsando el humo tras dejarlo inundar por un rato sus pulmones – supongo que con eso está bien. Si quieres algo me dices y ya veremos porque cambiarlo. Se me hace más cómodo tener acceso a tus ingredientes que tener dinero…

Volvió a fumar un poco más y miró de reojo el porro, más bien la boquilla, no estaba mal hecho y al menos estaba la cosa de que Draken parecía no babear las cosas al fumar, alguna vez había tirado canutos enteros solo por gente guarra. Se lo tendió para que volviera a cogerlo y tras expulsar el humo fue a su baúl, cogió un par de frasquitos de cristal para que los ingredientes se mantuvieran bien y los puso sobre la mesa.

-Ahora el reparto, lo haces tú que son tuyas… yo voy al baño a lavarme las manos y ahora vengo.

Salió de la habitación sin llevar nada más, allí mismo había lo mínimo para poder tener una buena higiene, después de hacerlo volvió, encontrándose con sus dos frascos medianamente llenos de cosas y las de Draken ya guardadas.

-Tendrás que decirme que ingredientes tienes o dejarme curiosear – había vuelto a abrir el cofrecito de los porros y se iba a hacer otro entero para él, con uno a media no le iba a afectar nada, menos, teniendo en cuenta que Stall lo había “rebajado” bastante con otras cosas que no eran puramente narcóticos.

Se hubo acomodado en el sitio, lanzándole una mirada de reproche después de escuchar su queja. - Callate gilipollas. - Le gruñó y se quedó viéndole fumar un momento antes de ponerse en pie para ir a abrir la ventana y que se airease un poco el cuarto.
Asintió con la cabeza, escuchándole y volviendo a tener en sus manos el porro para llevárselo a los labios, yendo a por los guantes y al menos, poniéndose uno, volvió a donde había dejado Yesenes las cosas, cruzándose con él en el camino en el que el egipcio fue al baño y el volvió a por los ingredientes que repartió equitativamente.

Guardó sus cosas en el pequeño baúl, dejando de paso ahí también guardadas las cosas que llevó al bosque, guantes y aquella especie de hoz, para que todo quedase ordenado; Stall odiaba el desorden, los malos olores, la falta de higiene... Tanto que en mas de una ocasión tuvo que amenazar al otro compañero con que si no se daba una ducha saldría por la ventana despedido por una patada en el culo.

Para cuando Adnan salió del baño, el metamorfomago vio como fue directamente a recoger lo que era suyo, mientras este se había acomodado de nuevo en la cama, tumbado bocarriba, siguiendo fumándose el canuto que ahora mismo descansaba entre sus dedos.

Con un gesto de la otra mano, que tenía libre, señaló el pequeño cofre a los pies de la cama. Se incorporó para hacerlo bien y tras alcanzar la varita, abrió el baúl y le hizo un gesto para que se acercase. - No te emociones demasiado por que no vas a tener fácil acceso a esto, pero puedes curiosear un poco ahora,... y si algo te interesa lo podemos hablar sin ningún problema. - Sonrió ladeado, cabronamente.

Se quedó mirando desde lejos el baúl mientras terminaba de liarse el porro, movió la varita ágilmente y dejó que el mismo siguiera haciéndose solo flotando en el aire delante de él, se acercó a donde el otro chico le había señalado y se sentó en el suelo en una posición bastante cómoda mientras miraba y curioseaba cosas.
Cuando el canuto estuvo listo se lo puso en la boca y lo encendió con la varita mientras dejaba fuera un pequeño frasco que contenía lo que parecía ser polvo azul de algún tipo, lo miraría más detenidamente, hacía tiempo que buscaba donde encontrar unos gramos de un ingrediente que se veía exactamente como ese.

-Tienes cosas bastante interesantes.

Siguió mirando un poco más, sacó un par de cosas y dejó de desordenar lo que había por allí. Se volvió a mirar las cosas, algunas las abrió y olisqueó y después volvió a guardar donde estaba, terminó teniendo solamente el frasco azul con él.

-Esto… – se puso a preguntarle si era el polvo del cuerno de algún animal rarísimo, porque eso era justo lo que buscaba, había pasado un verano un poco ajetreado y no tuvo tiempo de ir a buscarlo donde era debido y donde lo buscó no había o lo habían agotado… la cosa es que necesitaba muy poco, y él tenía de sobra al parecer – esto me interesaría… no ahora porque necesito más cosas, pero tendré en cuenta que tienes, tan solo busco un par de gramos así que supongo que te saldrá a bien canjearlo por cualquier cosa, teniendo en cuenta que esto pesa bastante.

Se puso en pie y cerró el baúl del chico, se miró el pantalón, le había caído una puta china del porro por no tener el cenicero a mano, frunció el ceño y lo arregló con un rápido conjuro pero fue a buscar el objeto que le había faltado antes de sentarse en el escritorio de Draken sin importarle si a él le gustaría ese gesto o no.

-No tenía ni idea de que contabas con un surtido tan amplio, imagino que tu padre sigue manteniendo todos tus caprichos, eso que te he visto es más bien caro - lo dijo sin intención de burla, pero lo que si era es como una queja propia. Él intentaba no depender demasiado de su padre, pero al no querer relacionarse demasiado con la gente no era muy buen camello…

Contestó a todas y cada una de las dudas, preguntas y demás que el egipcio le dijo, acomodándose él mismo de nuevo sobre la cama tras cerrar el baúl con aquél preciado hechizo que usaba también para cerrar puertas y demás, para que absolutamente nadie pudiese meter las narices en ese baúl, que tal y como había dicho Yesenes, estaba tan bien surtido.

- Entonces cuando necesites eso o lo que sea que hayas visto que te interese te lo paso... no siempre tendrá que tener una moneda de cambio, peor ya sabes, si mas adelante quiero algo no podrás negarmelo. - Susurró sonriéndole de forma cabrona.

El comentario que hizo sobre que su padre le mantenía los caprichos le hizo gruñir y fruncir el ceño, negando con la cabeza mientras quedaba sentado en la cama, mirándole; le jodía que siempre tendiese la gente a sacar el tema de que era mantenido por su padre, de que todo lo que había conseguido era por su padre y algún que otro etcétera más, cuando no era así.

- ¿A caso no sabes lo que es robar? - Chasqueó la lengua con una mueca de asco y gruñó, dejando el canuto a un lado en un cenicero improvisado. - Eso precisamente, después de ir a una reserva de animales mágicos raros, me dedique a robar alguna que otra cosa que pudiese ser de utilidad en el tema pociones, ya sabes... - Arrugó la nariz, bufó y suspiró, volviendo a coger el porro para darle una honda calada, manteniendo el humo, saboreandolo un poco, antes de expulsarlo por la nariz. - No todo tengo la necesidad de que me ayude mi viejo, joder. - Arrugó la nariz, algo molesto por pensar que aquello era lo que la gente solía pensar.

Gruñó y se dejó caer de espaldas de nuevo sobre la cama, cerrando los ojos.

- Si, supongo que puedo aceptar eso también, aunque intentaré no deber favores, no me gusta… nunca se sabe que podrías pedirme a cambio – intentó no sonar muy serio con aquello, pero su experiencia en la vida le decía que era mejor no fiarse de nadie, de promesas ni mucho menos de futuros favores, podían llegar a ser realmente jodidos de corresponder y él era un tipo al que no le gustaba andar debiendo nada a nadie.

Cogió el canuto que había dejado en el cenicero y volvió a fumar, mirando a este mismo sin mucho interés, una vez se terminaba el tema pociones o ingredientes era un poco complicado hablar con Draken, o con cualquier otro, no se le daba bien socializar en general. Supuso que aquello había “terminado” ya, pero el otro muchacho volvió a hablar, con referencia a lo que había dicho sobre su padre, le sorprendió bastante que se pusiera tan a la defensiva, ni que le hubiera dicho nada realmente malo o vete a saber.

-¿Robado? Pues no es que no sepa que es eso, pero no esperaba que hubieras podido robar eso – lo dio tal cual, él mejor que nadie sabía lo jodido que era que premiaran a tu padre por tus propios méritos, pero no lo había dicho para mal, solo fue un puto comentario cualquiera – relájate tío, que no dije nada para que te pongas así - suspiró un poco y estuvo a punto de ofrecerle otro porro dándose cuenta de que eso ya era pasarse de simpático, lo demás era todo suyo o su reserva caería bastante más rápido de lo esperado.

Lo vio quedarse tumbado en la cama y gruñó un poco, si que le había afectado aquel comentario. Se puso en pie y con el cenicero en la mano se fue de su lado, o de cerca de él más bien, pues no estaba en la cama ni lo estuvo en ningún momento.

-Supongo que prefieres ser reconocido como buen ladrón de ingredientes que ser llamado niño de papá, he de admitir que me gusta eso – giró un poco la cabeza para ver su reacción y aplastó el porro, o más bien la colilla del mismo, contra el cenicero, dejándolo todo en la mesita de noche y se puso a rebuscar en uno de los compartimentos de su baúl encantado, dejando los ingredientes recién recibidos en su lugar antes de cerrarlo de nuevo, sentándose allí sin saber bien qué hacer. Si se aburría mucho valía con tomar cualquier cosa y el resto del día pasaría entre nebulosas sin más.

Sonrió levemente cabrón al escuchar aquella especie de halago proveniente de Yesenes, asintiendo despacio con la cabeza. - No lo dudes, yo no soy un niño de papa ni ninguna puta mierda de esas...

La conversación no iba a ir a mucho mas, por no decir que aquello ya estaba muerto en el momento que el tema pociones, ingredientes y tal se había acabado. Cada uno se acabó su canuto y no tardaron en ponerse cada uno a hacer sus cosas; o bien simplemente nada, leer, mirar ingredientes, planear alguna nueva poción, organizar lo que fuera... cualquier mierda cualquiera.

Se distrajeron cada uno a su forma, pasando de aquella forma el rato, el día, sin ningún altercado mas. Stall simplemente aprovechó para darse una larga ducha antes de seguir perdiendo el tiempo en lo que restaba de día.