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Una semana después
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Una semana después
Llevaba ya un rato jugando solitario en la mesa del comedor y no se había quitado la pijama desde la mañana, ni siquiera se había bañado, habia estado funando muchisimo y tampoco había cenado. Tenía la radio mágica prendida por que no tenía una de esas cosas muggles para escuchar música ni tampoco tenían televisión, pero la música para señoras que ponían tampoco estaba tan mal.
Era extraño que en una casa donde antes habitaban cinco personas se hiciera de pronto gigantesca, sola, fría y silenciosa, sobre todo silenciosa. Era casi parecido a los tiempos en los que sus hermanos iban a Hogwarts y ella se quedaba por que todavía no cumplía once, sólo que en esta ocasión Dan no iba a regresar para Navidad.
Regina llevaba casi todo el día sola. Su papa y Bleeker trabajaban todo el tiempo y su mamá se había encerrado en el laboratorio, que no había nadie. A penas comían juntos y no decían nada, no mencionaban a Dan.
Y ella necesitaba hablar de el por que lo extrañaba muchísimo. Todavía se iba a la cama pensando que al despertar (dormía gracias a que había tomado las pociones para no soñar) se encontraría con que todo habia sido un horrible sueño y que al cruzar el pasillo vería su cama vacía por que se había quedado en el departamento de Angus.
Como le habían dado permiso para faltar a Brigantia, tenía mucho tiempo libre en casa u mucho para pensar en lo que había pasado. Ninguno de los dos le había creído a Loreen y ahora se arrepentía muchísimo de no haberle avisado a Bleeker. También pensaba mucho en Angus, pero era muy extraño. A veces sentía que habían sido muy injustos y que seguramente nunca olvidaría las cosas horribles que había dicho su hermano, pero que el sabría olvidarlas (cómo si eso pudiera ser posible) por que eran amigos y estaban pasando por un momento muy dificil; otras, en cambio, lo culpaba de la muerte de Dan por confiado, por irresponsable, por no cuidarse...
Y siempre, culpable o no, terminaba pensando en quienes lo habrían hecho. ¿Por qué? ¿Para qué lo habrían escogido precisamente a el para causar miedo en la universidad?
Era extraño que en una casa donde antes habitaban cinco personas se hiciera de pronto gigantesca, sola, fría y silenciosa, sobre todo silenciosa. Era casi parecido a los tiempos en los que sus hermanos iban a Hogwarts y ella se quedaba por que todavía no cumplía once, sólo que en esta ocasión Dan no iba a regresar para Navidad.
Regina llevaba casi todo el día sola. Su papa y Bleeker trabajaban todo el tiempo y su mamá se había encerrado en el laboratorio, que no había nadie. A penas comían juntos y no decían nada, no mencionaban a Dan.
Y ella necesitaba hablar de el por que lo extrañaba muchísimo. Todavía se iba a la cama pensando que al despertar (dormía gracias a que había tomado las pociones para no soñar) se encontraría con que todo habia sido un horrible sueño y que al cruzar el pasillo vería su cama vacía por que se había quedado en el departamento de Angus.
Como le habían dado permiso para faltar a Brigantia, tenía mucho tiempo libre en casa u mucho para pensar en lo que había pasado. Ninguno de los dos le había creído a Loreen y ahora se arrepentía muchísimo de no haberle avisado a Bleeker. También pensaba mucho en Angus, pero era muy extraño. A veces sentía que habían sido muy injustos y que seguramente nunca olvidaría las cosas horribles que había dicho su hermano, pero que el sabría olvidarlas (cómo si eso pudiera ser posible) por que eran amigos y estaban pasando por un momento muy dificil; otras, en cambio, lo culpaba de la muerte de Dan por confiado, por irresponsable, por no cuidarse...
Y siempre, culpable o no, terminaba pensando en quienes lo habrían hecho. ¿Por qué? ¿Para qué lo habrían escogido precisamente a el para causar miedo en la universidad?
Regina Cleverley- Mensajes : 243
Fecha de inscripción : 17/09/2012
Re: Una semana después
La verdad tenía ciertas reservas yendo sin más a Brighton, a casa de los Cleverley, aunque hubiera estado ahí muchas veces con Bleek y con Angus. Esos tiempos se antojaban muy lejanos y no me gustaba la sensación que me dejaba el creer que con mala suerte nunca se repetirían, que ya no volveríamos a jugar cartas, a escuchar las quejas del auror y a ver cómo le gaban cuanta partida de poker iniciara. Había pensado muchas veces en todo eso sin encontrar solución posible.
Lo que sí se me había ocurrido era ir a ver a Regina. Sabía que si no estaba en la Universidad estaría en su casa y que los Cleverley, siendo como eran, no habrían dejado de asistir al trabajo. Yo tenía algunas horas libres, o quizás no tantas, pero me daban igual las clases si pensaba que Regina estaba sola en casa hundiéndose en la depresión o algo así. Repetiría el semestre para evitarlo, así tuviera que salir de Brigantia cada día. No tenía planes, sólo algo de dinero (muggle y mágico) en la bolsa y la mochila de siempre. Usé la Red Flú.
Por eso había llegado tosiento y con el cabello algo empolvado, encontrándome con una Regina de fin de semana, en pijama como la había visto algunas veces, pero increíblemente triste y como había esperado, sola. Escuché las canciones que ponían en el comedor muy temprano por que seguro le gustaban a algún elfo. La última vez que la había visto habia sido en San Mungo, y ni siquiera me había despedido de ella.
-Reg, vístete, vamos a salir.
Primero pensé que si ella quería estar echada en un sofá comiendo helado sólo iba a acompañarla pero definitivamente pensé que sería mucho mejor que le diera un poco de aire, que tuviera al menos un mínimo elemento distractor y saliera de la casa donde seguramente todo le recordaba a su hermano.
-O sal en pijama si quieres. Se te ve bien.
Lo que sí se me había ocurrido era ir a ver a Regina. Sabía que si no estaba en la Universidad estaría en su casa y que los Cleverley, siendo como eran, no habrían dejado de asistir al trabajo. Yo tenía algunas horas libres, o quizás no tantas, pero me daban igual las clases si pensaba que Regina estaba sola en casa hundiéndose en la depresión o algo así. Repetiría el semestre para evitarlo, así tuviera que salir de Brigantia cada día. No tenía planes, sólo algo de dinero (muggle y mágico) en la bolsa y la mochila de siempre. Usé la Red Flú.
Por eso había llegado tosiento y con el cabello algo empolvado, encontrándome con una Regina de fin de semana, en pijama como la había visto algunas veces, pero increíblemente triste y como había esperado, sola. Escuché las canciones que ponían en el comedor muy temprano por que seguro le gustaban a algún elfo. La última vez que la había visto habia sido en San Mungo, y ni siquiera me había despedido de ella.
-Reg, vístete, vamos a salir.
Primero pensé que si ella quería estar echada en un sofá comiendo helado sólo iba a acompañarla pero definitivamente pensé que sería mucho mejor que le diera un poco de aire, que tuviera al menos un mínimo elemento distractor y saliera de la casa donde seguramente todo le recordaba a su hermano.
-O sal en pijama si quieres. Se te ve bien.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Una semana después
Cualquiera diría que siendo una bruja desde el nacimiento (aunque tardó muchos años en demostrar que tenía magia) estaría acostumbrada a que saliera alguien de la chimenea y que soltara un gritito y se sobresaltara fuera de lo más absurdo, pero Regina estaba en todo su derecho de hacerlo si estaba sola en la casa, medio oscura. Ni siquiera supo bien qué se imagino si a un roba chicos, a un mafioso que la iba a matar para ver llevarse el bezoar de Dawn Cleverley o que, ¡hasta tuvo miedo de que Angus saliera de la chimenea!
Miró a Karim y casi le esbozó una sonrisita, aunque su mirada era más bien como si nunca en la vida lo hubiera visto. La última vez que lo había visto no podía parar de llorar y tampoco le había podido agradecer que estuviese ahí con ellos. En realidad lo último que recordaba era ser llevaba a la sala de espera y después a su casa para recibir la primera de muchas pociones para dormir sin soñar.
Pensaba que nunca iba a volver a verlo ahí y antes de que pudiera preguntar o decir nada ya le estaba diciendo que se iban.
¿A salir? ¿A dónde? –le preguntó extrañadísima. No por que se suponía que debía estar en Brigantia y no ahí sino por que la sola idea de salir de casa ya se le hacía extraña. A penas una semana atrás estaba con Leslie en un partido de quién sabe quién contra quién sabe quién de fútbol y ya ni se acordaba.
Se miró la pijama. Era un short verde con una ranita y una camiseta a juego de lo más infantil.
Dame un minuto. No me tardo –y se echó a correr escaleras arriba hacia su habitación. Tenía sentimientos encontrados. Por un lado no se le hacía bueno salir por que se suponía que estaba de luto, pero por el otro… Dan ni siquiera habría podido aguantar el luto. Él estaría en algún lado tomando en honor del muerto. Tomó una de las playeras de su hermano, que siempre se ponía un short de mezclilla y un sueter. Ya iba bajando cuando se hizo vio en el espejo y tuvo que subir para arreglarse el cabello en un chongo altísimo por que su cabello era un desastre. Estaba esponjadísimo.
Cuando bajó lo abrazó. No sabía si alguna vez en su vida había abrazado a Karim por que no se acordaba y por que a veces también a ella le salía lo amargada como Bleeker y a lo máximo que llegaba era a un golpesito en el hombro.
Karim que bueno que estás aquí, pensé que… bueno no importa.
Pensaba que ni él ni Angus iban a querer volver a ir.
Miró a Karim y casi le esbozó una sonrisita, aunque su mirada era más bien como si nunca en la vida lo hubiera visto. La última vez que lo había visto no podía parar de llorar y tampoco le había podido agradecer que estuviese ahí con ellos. En realidad lo último que recordaba era ser llevaba a la sala de espera y después a su casa para recibir la primera de muchas pociones para dormir sin soñar.
Pensaba que nunca iba a volver a verlo ahí y antes de que pudiera preguntar o decir nada ya le estaba diciendo que se iban.
¿A salir? ¿A dónde? –le preguntó extrañadísima. No por que se suponía que debía estar en Brigantia y no ahí sino por que la sola idea de salir de casa ya se le hacía extraña. A penas una semana atrás estaba con Leslie en un partido de quién sabe quién contra quién sabe quién de fútbol y ya ni se acordaba.
Se miró la pijama. Era un short verde con una ranita y una camiseta a juego de lo más infantil.
Dame un minuto. No me tardo –y se echó a correr escaleras arriba hacia su habitación. Tenía sentimientos encontrados. Por un lado no se le hacía bueno salir por que se suponía que estaba de luto, pero por el otro… Dan ni siquiera habría podido aguantar el luto. Él estaría en algún lado tomando en honor del muerto. Tomó una de las playeras de su hermano, que siempre se ponía un short de mezclilla y un sueter. Ya iba bajando cuando se hizo vio en el espejo y tuvo que subir para arreglarse el cabello en un chongo altísimo por que su cabello era un desastre. Estaba esponjadísimo.
Cuando bajó lo abrazó. No sabía si alguna vez en su vida había abrazado a Karim por que no se acordaba y por que a veces también a ella le salía lo amargada como Bleeker y a lo máximo que llegaba era a un golpesito en el hombro.
Karim que bueno que estás aquí, pensé que… bueno no importa.
Pensaba que ni él ni Angus iban a querer volver a ir.
Regina Cleverley- Mensajes : 243
Fecha de inscripción : 17/09/2012
Re: Una semana después
Por un momento pensé que me iba a mirar mal, a decirme que me largara y que no estaba para salidas. Lo peor era que iba a entender si me lo decía pero de verdad lo último que quería era mirarla ahí con las cartas, en pijama y sin ganas de nada. No sabía a dónde iríamos así que mientras me dijo que le dira un minuto y sonreí, pensé a dónde íbamos a ir mientras miraba la casa tan conocida de los Cleverley llena de flores que seguramente le mandaban al padre de Regina como condolencia. Qué horror estar sola ahí teniendo que lidiar con eso, como hacía la menor de los Cleverley.
Al menos había ido a vestirse mientras decidí que mi punto fuerte, como siempre, era el mundo muggle. Había estado varias veces en Brighton y bueno, ya encontraríamos algo decente qué hacer, por que el clima todavía no era espantoso y había manera de pasarlo bien cerca de la playa. Me puse a mirar unas fotos mágicas de Bleek cuando tenía como 19 años antes de que Regina bajara y me diera un abrazo. Me quedé estático como dos segundos y después le correspondí, por que qué iba a decir, yo también estaba muy dolido por lo de Dan, no podía ni imaginar cómo se sentía ella. Hasta le di un beso en el cabello y me separé lentamente sin soltarla por completo.
-Oye, claro que iba a estar aqui, tú también eres mi amiga. ¿Bleek no ha faltado al trabajo?
Yo esperaba que no, que estuviera siguiendo sus rutinas por que eso le funcionaba, o le funcionaría. Sonreí a medias, le di un apretón en el hombro y si dije que íbamos a salir, pues íbamos a salir. Aunque lo mejor fue aparecernos justo bajo ese gran puente de madera que había en el puerto, por que la casa de ellos no estaba tan cerca de la ciudad y no querríamos caminar media hora hasta llegar alla. Así que nos aparecimos, que para eso éramos magos.
La luz del día empezaba a decaer y ya habían encendido las luces de esa feria que estaba cerca de la playa, carrusel incluído. No estaba yo tratando con una bruja tan conservadora como Pearlie (en un sentido familiar) así que seguro Regina había estado ahí antes, pero daba igual, el caso era distraerse, con la cerveza barata de los puestos, la comida poco sana y los juegos mecánicos, al menos con sus luces. Empecé a caminar en dirección hacia allá.
-¿Cuándo vuelves a Brigantia? Por que vas a volver ¿No?
Al menos había ido a vestirse mientras decidí que mi punto fuerte, como siempre, era el mundo muggle. Había estado varias veces en Brighton y bueno, ya encontraríamos algo decente qué hacer, por que el clima todavía no era espantoso y había manera de pasarlo bien cerca de la playa. Me puse a mirar unas fotos mágicas de Bleek cuando tenía como 19 años antes de que Regina bajara y me diera un abrazo. Me quedé estático como dos segundos y después le correspondí, por que qué iba a decir, yo también estaba muy dolido por lo de Dan, no podía ni imaginar cómo se sentía ella. Hasta le di un beso en el cabello y me separé lentamente sin soltarla por completo.
-Oye, claro que iba a estar aqui, tú también eres mi amiga. ¿Bleek no ha faltado al trabajo?
Yo esperaba que no, que estuviera siguiendo sus rutinas por que eso le funcionaba, o le funcionaría. Sonreí a medias, le di un apretón en el hombro y si dije que íbamos a salir, pues íbamos a salir. Aunque lo mejor fue aparecernos justo bajo ese gran puente de madera que había en el puerto, por que la casa de ellos no estaba tan cerca de la ciudad y no querríamos caminar media hora hasta llegar alla. Así que nos aparecimos, que para eso éramos magos.
La luz del día empezaba a decaer y ya habían encendido las luces de esa feria que estaba cerca de la playa, carrusel incluído. No estaba yo tratando con una bruja tan conservadora como Pearlie (en un sentido familiar) así que seguro Regina había estado ahí antes, pero daba igual, el caso era distraerse, con la cerveza barata de los puestos, la comida poco sana y los juegos mecánicos, al menos con sus luces. Empecé a caminar en dirección hacia allá.
-¿Cuándo vuelves a Brigantia? Por que vas a volver ¿No?
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Una semana después
También se separó lentamente. No se había dado cuenta de cuánto necesitaba de la compañía de alguien hasta que lo abrazó. Estaba acostumbrada a que la dejaran sola por mucho tiempo y no le molestaba ni la ponía triste por que siempre encontraba con qué distraerse, además antes solía irse a casa de sus amigas todo el tiempo, pero ahora hasta le daba miedo subir a su habitación.
Sintió bonito escuchar a Karim decir que ella también era su amiga. Se sentía como una de esas niñas tontas de las que Lady siempre se burlaba que creían tener exclusividad sobre sus amigos y que los obligaban a no hablarles a otras personas cuando estas no les caían bien. No era el caso por que ellos, los Cleverley, todavía querían muchísimo a Angus.
Negó con la cabeza por que Bleeker no había hecho otra cosa.
Ni un solo día. Me preocupa mucho, Karim, todavía tiene esa cosa en la cabeza sobre lo que le dijo a Angus en el hospital y trabaja horas extra en el ministerio. No quiere decirme nada, pero yo se que va a hacer algo contra los licántropos. Estoy segura.
Regina tenía esa mala costumbre de hablar siempre de más, esta vez lo hizo antes de desaparecerse, costumbre arraigada desde la tierna infancia cuando ponía a sus papás en ridículo frente a sus amigos soltando comentarios como “ese es el tipo cabeza de trucha, ¿verdad papá?” o “si, si me acuerdo de usted. Es el fanfarrón de la universidad de papá”, por eso nadie le decía nunca nada.
Por un lado no creía que aquella iniciativa pudiera ser productiva o tener alguna clase de seguidores por que Bleeker no era precisamente un mago con muchas amistades, por otra su papá se había ganado respeto en el ministerio, asi que… no sabía bien qué pensar o si asustarse o no.
Si, si voy a volver, McCreary me dio permiso hasta el lunes, fue muy linda –dijo mientras caminaban hacia la feria, ella ni siquiera era la rectora de su facultad, pero le había facilitado el permiso-. Ya los extraño muchísimo a todos, hasta extraño despertarme en la madrugada para entrenar. ¿Ya habías venido aquí? –lo mas seguro era que si por que el los había aparecido hasta ahí, Regina solo le había tomado la mano por que no sabía a donde iban y no quería terminar en otro lugar distinto-. ¿Ya comiste? Es que tengo poquita hambre, por ahí venden unas salchichas buenísimas.
--
Karim, perdon... estaba con lo de mi tesis. Ya no se va a repetir.
Sintió bonito escuchar a Karim decir que ella también era su amiga. Se sentía como una de esas niñas tontas de las que Lady siempre se burlaba que creían tener exclusividad sobre sus amigos y que los obligaban a no hablarles a otras personas cuando estas no les caían bien. No era el caso por que ellos, los Cleverley, todavía querían muchísimo a Angus.
Negó con la cabeza por que Bleeker no había hecho otra cosa.
Ni un solo día. Me preocupa mucho, Karim, todavía tiene esa cosa en la cabeza sobre lo que le dijo a Angus en el hospital y trabaja horas extra en el ministerio. No quiere decirme nada, pero yo se que va a hacer algo contra los licántropos. Estoy segura.
Regina tenía esa mala costumbre de hablar siempre de más, esta vez lo hizo antes de desaparecerse, costumbre arraigada desde la tierna infancia cuando ponía a sus papás en ridículo frente a sus amigos soltando comentarios como “ese es el tipo cabeza de trucha, ¿verdad papá?” o “si, si me acuerdo de usted. Es el fanfarrón de la universidad de papá”, por eso nadie le decía nunca nada.
Por un lado no creía que aquella iniciativa pudiera ser productiva o tener alguna clase de seguidores por que Bleeker no era precisamente un mago con muchas amistades, por otra su papá se había ganado respeto en el ministerio, asi que… no sabía bien qué pensar o si asustarse o no.
Si, si voy a volver, McCreary me dio permiso hasta el lunes, fue muy linda –dijo mientras caminaban hacia la feria, ella ni siquiera era la rectora de su facultad, pero le había facilitado el permiso-. Ya los extraño muchísimo a todos, hasta extraño despertarme en la madrugada para entrenar. ¿Ya habías venido aquí? –lo mas seguro era que si por que el los había aparecido hasta ahí, Regina solo le había tomado la mano por que no sabía a donde iban y no quería terminar en otro lugar distinto-. ¿Ya comiste? Es que tengo poquita hambre, por ahí venden unas salchichas buenísimas.
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Karim, perdon... estaba con lo de mi tesis. Ya no se va a repetir.
Regina Cleverley- Mensajes : 243
Fecha de inscripción : 17/09/2012
Re: Una semana después
Tuve una sensación muy desagradable al escuchar las preocupaciones de Regina, por que ella no decía esas cosas a la ligera y además, creía firmemente que Bleeker estaría trabajando en eso si su hermana así lo afirmaba y además, estaba haciendo horas extra. Lo que había ocurrido era muy jodido, yo tenía por seguro que había demasiadas cosas sobre las cuales reflexionar al respecto pero seguía creyendo, en mi mente conspiranoica, que todo el asunto se trataba de levantar falsas sospechas sobre quien no iba a poder defenderse eventualmente, no sólo como Angus, sino como cualquier licántropo. Acorralados en la culpabilidad de su condición, ninguno iba a negar que era un peligro potencial para los demás.
Y eso era peligroso, por que prácticamente daba el permiso a cualquiera con un poco de autoridad para hacer de sus vidas algo inhumano. A mi también me preocupaba, y mucho, pero no lo exterioricé de inmediato. Yo tampoco sabía que pensar, pues aunque Bleeker fuera un auror de reciente ingreso, una muerte a cuestas, un escándalo universitario y un padre auror de trayectoria... eran razones de peso para hacerse escuchar.
-Sí, hace tiempo. Y no, no he comido, vamos a donde digas, yo como de todo. Tengo estómago de hierro como cualquier persona que haya crecido comiendo kebabs de Hounslow.
Le sonreí a medias y empezamos a caminar, no solté su mano de inmediato como un maniático, sólo la dejé hacer lo que quisiera. Llevarme de la mano, o treparse a mi espalda como mono, o que la llevara cargando como princesa. Si esa tarde habíai do a buscarla era por que pretendía tener toda clase de consideraciones con ella aunque no lo hubiera declarado. Sí tenía hambre, yo siempre tenía hambre y cuando acababa de comer me sentía capaz de comerme una salchicha igualmente, malas costumbres adquiridas de Finnerty.
-¿Estás entrenando con los de Quidditch? Eso no es para humanos. En serio Reg, es demasiado. Te va a crecer el corazón y vas a tener un infarto ¿Quieres una cerveza? Yo sí.
Me detuve en uno de esos puestos pequeños donde cometían el pecado de servir cerveza en vasos espantosos de plástico y me tomé la libertad de comprarle una a Regina, si no la quería me la bebería yo pero haría que la cargara como muestra de agradecimiento. Le entregué al tipo un billete arrugado de cinco libras y me regresó algunas monedillas que me guardé en el bolsillo del pantalón. Le tendí su vaso a Regina y lo choqué aunque no hizo ruido alguno. Me daba gusto que hubiera aceptado salir.
Y eso era peligroso, por que prácticamente daba el permiso a cualquiera con un poco de autoridad para hacer de sus vidas algo inhumano. A mi también me preocupaba, y mucho, pero no lo exterioricé de inmediato. Yo tampoco sabía que pensar, pues aunque Bleeker fuera un auror de reciente ingreso, una muerte a cuestas, un escándalo universitario y un padre auror de trayectoria... eran razones de peso para hacerse escuchar.
-Sí, hace tiempo. Y no, no he comido, vamos a donde digas, yo como de todo. Tengo estómago de hierro como cualquier persona que haya crecido comiendo kebabs de Hounslow.
Le sonreí a medias y empezamos a caminar, no solté su mano de inmediato como un maniático, sólo la dejé hacer lo que quisiera. Llevarme de la mano, o treparse a mi espalda como mono, o que la llevara cargando como princesa. Si esa tarde habíai do a buscarla era por que pretendía tener toda clase de consideraciones con ella aunque no lo hubiera declarado. Sí tenía hambre, yo siempre tenía hambre y cuando acababa de comer me sentía capaz de comerme una salchicha igualmente, malas costumbres adquiridas de Finnerty.
-¿Estás entrenando con los de Quidditch? Eso no es para humanos. En serio Reg, es demasiado. Te va a crecer el corazón y vas a tener un infarto ¿Quieres una cerveza? Yo sí.
Me detuve en uno de esos puestos pequeños donde cometían el pecado de servir cerveza en vasos espantosos de plástico y me tomé la libertad de comprarle una a Regina, si no la quería me la bebería yo pero haría que la cargara como muestra de agradecimiento. Le entregué al tipo un billete arrugado de cinco libras y me regresó algunas monedillas que me guardé en el bolsillo del pantalón. Le tendí su vaso a Regina y lo choqué aunque no hizo ruido alguno. Me daba gusto que hubiera aceptado salir.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Una semana después
Le contestó que si con la cabeza. Llevaba todo el semestre entrenando con los de quidditch y efectivamente muchas veces había sentido que se le iba a salir el corazón o que moriría de cinco infartos, pero era una sensación "rica-deliciosa" que no sabía bien cómo explicar.
Claro que no, qué exagerado. Aunque el papá de Leslie es muy estricto, me lo inaginaba más... pues más como es él y no como Don Sargento-"Si,señor".... si, gracias -tomó la cerveza y la chocó con él, dejando de quejarse sobre Joachim y su otro yo profesor. Le costaba verlo así por que para ella siempre había sido "el papá de Leslie"-. Ay que rico
Le parecía lejanisimo el último día en el que habia compartido una, aún que sea en vaso, con alguien y eso que sólo habían sido un par de semanas.
Lo llevó con un señor que tenía un carrito pequeño cerca de la rueda de la fortuna, ahí mismo en la feria. Seguramente habría muchísimos carritos como ese vendiendo mejores salchichas y Karim de seguro ya las habría probado todas, pero esas eran especiales por una salsa mágica secreta y por que eran un recuerdo de la infancia. A ella le sabían al olor de la arena y sal, la risa maniaca de sus hermanos y la cancioncilla de un guitarrista desafortunado.
Pidió dos, una para él y otra para ella. Le dirigió una sonrisilla esperando que pagara por que ya no tenía dinero ni muggle ni del de verdad, pero se lo recompensaria; tal vez no ese día ni el siguiente ni el que le sigue y seguramente con comida o con cervezas o con otra cosa.
Cometela, vas a subir al cielo y regresar -tampoco como un orgasmo al paladar por que le daba asquito compararlo asi. Levantó la salchicha y miró la cerveza que tenía en la mano y el platillo de cartón que tenía en la otra, encontrándose con el dilema de no saber cual soltar si para comer o para beber-. ¿Nos subimos ahí? ¿Si? Casi se ve mi casa desde arriba.
La rueda de la fortuna era el juego más aburrido de la vida, pero podrían comer en el cielo y con los pies colgando. Le dirigió su mejor imitación de ojos estrellados, esa que hacia a Lady sacar leché por la nariz de la risa por que parecía de todo me os una semiveela.
Claro que no, qué exagerado. Aunque el papá de Leslie es muy estricto, me lo inaginaba más... pues más como es él y no como Don Sargento-"Si,señor".... si, gracias -tomó la cerveza y la chocó con él, dejando de quejarse sobre Joachim y su otro yo profesor. Le costaba verlo así por que para ella siempre había sido "el papá de Leslie"-. Ay que rico
Le parecía lejanisimo el último día en el que habia compartido una, aún que sea en vaso, con alguien y eso que sólo habían sido un par de semanas.
Lo llevó con un señor que tenía un carrito pequeño cerca de la rueda de la fortuna, ahí mismo en la feria. Seguramente habría muchísimos carritos como ese vendiendo mejores salchichas y Karim de seguro ya las habría probado todas, pero esas eran especiales por una salsa mágica secreta y por que eran un recuerdo de la infancia. A ella le sabían al olor de la arena y sal, la risa maniaca de sus hermanos y la cancioncilla de un guitarrista desafortunado.
Pidió dos, una para él y otra para ella. Le dirigió una sonrisilla esperando que pagara por que ya no tenía dinero ni muggle ni del de verdad, pero se lo recompensaria; tal vez no ese día ni el siguiente ni el que le sigue y seguramente con comida o con cervezas o con otra cosa.
Cometela, vas a subir al cielo y regresar -tampoco como un orgasmo al paladar por que le daba asquito compararlo asi. Levantó la salchicha y miró la cerveza que tenía en la mano y el platillo de cartón que tenía en la otra, encontrándose con el dilema de no saber cual soltar si para comer o para beber-. ¿Nos subimos ahí? ¿Si? Casi se ve mi casa desde arriba.
La rueda de la fortuna era el juego más aburrido de la vida, pero podrían comer en el cielo y con los pies colgando. Le dirigió su mejor imitación de ojos estrellados, esa que hacia a Lady sacar leché por la nariz de la risa por que parecía de todo me os una semiveela.
Regina Cleverley- Mensajes : 243
Fecha de inscripción : 17/09/2012
Re: Una semana después
Yo también conocía al padre de Les de tiempo antes de Brigantia, pero no me había parado jamás por el campo de quidditch para comprobar como era enseñando. Había tenido suficiente con fastidiar las clases de vuelo en Hogwarts como para querer volver a hacerlo y lo único que me interesaba era ir a mirar cuando la temporada empezara o algo así. No me lo imaginaba siendo estricto, pero el deporte de alto rendimiento tenía qué ser así, tenía sentido que los presionara. No sabía, por cierto, que a Reg le gustara tanto el quidditch como para levantarse temprano y entrenar con los de la carrera.
Pagué, por que no es que estuviera terminándome todos mis ahorros en esas cosillas, y además yo también iba a comer. Se me habían pegado las costumbres de salvaje de Finnerty y podía considerar que, prácticamente, tenía hambre todo el tiempo. Y me reí con el orgasmo gastronómico que Reg me prometía. La verdad era complicado comer y beber parados así que me acerqué a una de esas bancas de madera que parecían más como para el exterior de un pub que para una feria, pero daba igual, necesitaba punto de apoyo. Dejé el vaso y pude comer al fin, dejando la salchicha casi por la mitad con dos mordidas. No estaba mal para el precio y para ser una callejera, así que hice pulgares arriba.
Me demoré en responderle por que tenía la boca llena pero le ponía atención, miré la rueda de la fortuna pensando que sí, era un juego aburridísimo pero realmente tenía su encanto y nadie podía concebir una feria sin eso y sin un carrusel. Iba a hacer lo que Regina quisiera, aunque si se le ocurría que jugáramos tiro al blanco para ganarle un oso de peluche enorme seguramente le fallaría por que mi puntería era pésima, aunque siempre podríamos hacer trampas con magia. Eso era una buena idea.
-Sí, subamos ¿Te habías subido antes, no? No pareces tener la emoción de una primera vez. Más tarde podemos jugar a alguna de esas cosas de feria y trucar el juego con la varita para ganarnos algo. Ya sabes, cosas útiles, como animales de peluche, pistolas de juguete, fotografías de La Reina de Inglaterra, porcelana de mal gusto...
Había que terminarse la cerveza si quería subir a la rueda de la fortuna, pero tampoco le puse mucha prisa. Invité a Reg a que se sentara mientras yo hacía lo mismo. Me terminé en dos segundos la comida y arrugaba una servilleta mientras miraba alrededor. No iba a ponerme dramático ni condescendiente con ella, pues todo lo que quería era que se distrajera, entonces iba a cumplir mi palabra.
-¿Y sabes que es mejor que subir a la rueda de la fortuna? Subir a la rueda de la fortuna estando borracho. Lo pasarás genial.
Pagué, por que no es que estuviera terminándome todos mis ahorros en esas cosillas, y además yo también iba a comer. Se me habían pegado las costumbres de salvaje de Finnerty y podía considerar que, prácticamente, tenía hambre todo el tiempo. Y me reí con el orgasmo gastronómico que Reg me prometía. La verdad era complicado comer y beber parados así que me acerqué a una de esas bancas de madera que parecían más como para el exterior de un pub que para una feria, pero daba igual, necesitaba punto de apoyo. Dejé el vaso y pude comer al fin, dejando la salchicha casi por la mitad con dos mordidas. No estaba mal para el precio y para ser una callejera, así que hice pulgares arriba.
Me demoré en responderle por que tenía la boca llena pero le ponía atención, miré la rueda de la fortuna pensando que sí, era un juego aburridísimo pero realmente tenía su encanto y nadie podía concebir una feria sin eso y sin un carrusel. Iba a hacer lo que Regina quisiera, aunque si se le ocurría que jugáramos tiro al blanco para ganarle un oso de peluche enorme seguramente le fallaría por que mi puntería era pésima, aunque siempre podríamos hacer trampas con magia. Eso era una buena idea.
-Sí, subamos ¿Te habías subido antes, no? No pareces tener la emoción de una primera vez. Más tarde podemos jugar a alguna de esas cosas de feria y trucar el juego con la varita para ganarnos algo. Ya sabes, cosas útiles, como animales de peluche, pistolas de juguete, fotografías de La Reina de Inglaterra, porcelana de mal gusto...
Había que terminarse la cerveza si quería subir a la rueda de la fortuna, pero tampoco le puse mucha prisa. Invité a Reg a que se sentara mientras yo hacía lo mismo. Me terminé en dos segundos la comida y arrugaba una servilleta mientras miraba alrededor. No iba a ponerme dramático ni condescendiente con ella, pues todo lo que quería era que se distrajera, entonces iba a cumplir mi palabra.
-¿Y sabes que es mejor que subir a la rueda de la fortuna? Subir a la rueda de la fortuna estando borracho. Lo pasarás genial.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
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