CELEBRACIÓN DEL SAMHAIN

Beatrice no era de perderse fiestas. No era que le entusiasmara demasiado esta en especial, claro, pero bueno… ¿qué más podía hacer? El encierro le estaba afectando seriamente. La chica se había acostumbrado a la sensación de libertad que adquiriera en sus viajes y ahora, encerrada 24/7 en el campus, era de muerte.

Ni siquiera dejaron que la gente saliese para comprar sus trajes, vestidos y accesorios. Los decanos eran unos jodidos amargados. Por suerte su madre tenía buen gusto, así que le confió la tarea de comprar un vestido apropiado para la ocasión. Cuando, un par de días después, llegó la cansada lechuza con el paquete, Beatrice pasó más tiempo del que le gustaría admitir alguna vez paseando por ahí con el vestido y viéndose en el espejo por cada ángulo posible, sintiéndose una jodida modelo.

Llegó la noche del tonto baile y la chica se arregló lo mejor posible. Incluso se atrevió a quitar los acostumbrados tonos rosados de su cabello. Esa noche Beatrice luciría lo mejor posible. No estaba segura de por qué se tomaba tantas molestias, si de todas maneras un montón de arpías estarían la fiesta entera criticando los vestidos ajenos. Aunque aquello le daba una idea. Era una idea sumamente estúpida e imprudente, pero que sin duda daría de que hablar en el… ¿buen sentido? No le quedaba del todo claro, pero igual lo haría.

Llegó al salón enfundada en una chaqueta gris que algunos podrían reconocer como parte habitual del guardarropas del profesor Harris. Para Beatrice, al menos si alguien preguntaba, aquella no era más que una cosa vieja que tenía guardada por ahí y que pensaba usar porque tenía algo de frío, nada más. Ella y el descaro iban de la mano, sí.

Ya había llegado un número considerable de gente, claro, y Beatrice vio conocidos en todos lados. Primero vio a Martin, a quien saludó con una nalgada amistosa. Sabía que el chico estaba con su novia, la tenía al lado y todo, pero esperaba que Leslie entendiera que su relación con el chico era ahora casi como de hermanos. También vio a Sofie, a quien le hizo señas para llamar su atención y luego para señalarle a Adair. Esperaba que su amiga le presentara al tipo, pero como la veía tan entretenida y no le daba la gana de esperar, tomó uno de aquellos tragos bicolor y se dirigió hacia el famoso novio de Sofie, a ver si era tan maravilloso como ella insistía.

- ¡Hey! –Saludó, levantando su trago. Odiaba saludar de uno por uno cuando se acercaba a un grupo grande, así que esperaba que tanto Adair como Ebba, Blake , Giannay la otra chica considerasen el gesto un saludo colectivo o algo por el estilo.- Adair, ¿cierto? Beatrice Witchcombe. Espero que no estés coqueteando con la yankee mientras Sofie está descuidada, ¿eh?

Le dio un leve codazo a Ebba, quien –y se permitía pensarlo sin ningún dejo de culpa- lucía realmente sexy, aunque su informalidad le hacía sentir como si ella misma se hubiera arreglado demasiado. Demonios, ¿se estaba volviendo esa clase de chica? Antes muerta que niña “bien”.

- ¡Diablos, mujer!

Pronunció aquello último con aquel tono que supuso Ebba reconocería como algo casi universalmente considerado como americano, cuando un tipo veía a una chica sexy y no se le ocurría mejor manera de mostrar su agrado por la visión que se le presentaba que sonar como un cerdo.

- Te ves bien, Blake. –Dijo con sinceridad. Le agradaba el chico, le había ayudado a sobrevivir en Alemania cuando aún estaba viajando. Y besaba bien y todo eso, pero realmente le caía muy bien. No, en serio.- Aunque pareciera que si te lanzara un evanesco en el traje te estaría haciendo un favor... Entonces.-Dijo con suspicacia, dirigiéndose de nuevo a Adair.- ¿Cuáles son tus intenciones con Sofie? ¿Ya lo hicieron oficial? Porque por ahí escuché que aun no lo hacías oficial, y eso no me gusta… No me gusta pero ni un poco.

Le dio un trago a su bebida. Estaba bien, sin duda, pero si eso era lo más fuerte que podrían encontrar…

- Me gusta casi tan poco como la idea de emborracharme solo con esto. –Admitió, dejando la momentánea fachada de mamá ganso.- Me siento como gorda comiendo helado dietético.

Prefirió no decirle nada a Gianna y solo dirigirle una sonrisa algo incómoda. No sabía que pensaría la chica de ella debido a su reacción menos que valiente en la noche del ataque de aquel hombre lobo y los mortífagos, y no estaba segura de querer descubrirlo. Le bastaba con saber que Loreen la creía una maldita cobarde; no le costaba imaginar que ella pensaría igual.

Pocas veces me había sentido tan inquieto entre una aglomeración de personas como esa noche (porque francamente siempre me había importado una mierda), y el asunto pasaba más por tratar de causar una buena impresión al ser “el novio de Pearlie Burrughs” que por cualquier otra cosa. No se confundan, no era un problema de identidad ni ninguna tontería parecida, simplemente quería complacerla al menos el día de su cumpleaños y joder… ¿qué mayor complacencia que lucir bien y tratar de ser un sujeto agradable al menos por una puta noche? Sonreí al recibir el halago de su amiga Nanna (aunque más bien fueran instrucciones para la vuelapluma que traía consigo), y me acomodé un poco el saco casi por pura inercia.

-¿Eso crees?, la verdad es que sí que lucimos bien, tenemos buen gusto. Pretendía venir en bermudas pero Pearlie no me dejó-

Aquello último iba en un obvio tono de broma aunque bueno… cualquiera que me conozca sabe perfectamente que aquello de los bermudas en realidad sí que había sucedido alguna vez en uno de los bailes de Hogwarts. Recuerdo que una vez a los trece años, había intentado ir prácticamente en harapos a la boda de una chica que se supone que era una prima lejana o alguna mierda… pero ahí si había sido imposible; y es que no era lo mismo lidiar con las autoridades escolares a hacerlo con la abuela Miller. Ella puede ser un encanto, pero también puede convertirse en el mismísimo demonio.

No pude evitar soltar una risa al percatarme de la capacidad de Pearlie para criticar a otras chicas por la forma en la que iban vestidas, y me pareció jodidamente curioso que alguien como ella pudiera sacar a relucir ese lado reptiliano, lo cual además de reprobable era también bastante sexy (cosas mías), tan sexy como el hecho de que la chica buscara repartirme besos casi cada diez segundos, tal cual como un puto borrachín a su trago de licor.

-Oh no mientas, me habías dicho que hoy no tomábamos más que aire. Pero venga venga, a tomar entonces-, le guiñé el ojo y conjuré un par de copas de color naranja que al parecer no tenían mucho alcohol. Mejor, así la tonta no se embriagaba mientras yo en cualquier momento le agregaba un poco de mi cosecha personal

De casualidad vi a la distancia un sujeto que llevaba puesto un maldito kilt, lo cual me recordó de inmediato a Angus, quien de pura casualidad universal se acercó en esos mismos instantes junto con su estirada novia de nombre Aquila. La bruja (nunca mejor dicho) sonrió a la máxima capacidad otorgada por su petrificado rostro y yo le sonreí de vuelta jugando a exactamente lo mismo.

-Cabrón hasta que te apareces, pensé que te ibas a quedar escondido como la nena que eres-

Dejé que Angus me apartara un poco porque estaba casi seguro de lo que estaba a punto de decirme. En efecto, yo también tenía la mitad de mi cerebro pensando y adivinando en cómo iba nuestro Chelsea que esa misma noche jugaba la Carling Cup (que ahora le habían puesto Capital One), interés que había estado ocultando toda la puta noche porque venga… no era como si estuviera dispuesto a aburrir a mi novia cumpleañera con mierdas del tipo. Me llevé un dedo a los labios para pedir que el idiota bajara la voz (aun más) y me acerqué más a él para que todo fuera más discreto.

-No puedo!, joder… ¿qué crees que va a pasar si me ve con los putos audífonos?, es su jodido cumpleaños! No no no no, hazlo tú-

Luego llegó Malik, quien de inmediato y como era de esperarse, le tiró mierda al Chelsea como si de verdad el ManU fuera capaz de golearlo 7 goles a 1. Bueno, era cierto que acababan de ganar el partido de liga y esa mierda, pero en la copa las cosas siempre eran distintas joder, siempre eran así. Le dije algo como que se fuera a la mierda o parecido, y después volví a donde se encontraba Pearlie con Nanna y ahora también con Milena, indicándole de paso a Angus que yo en definitiva abortaba la misión. Un minuto después se acercó un chico cuya identidad me era completamente desconocida, soltando alguna idiotez respecto a lo preciosa que se veía Pearlie (y vaya que sí), cosa que podía costarle un par de dientes si no estuviéramos en esa noche en particular. Lo dicho, me iba a portar bien aunque me costara la mitad de mi testículo izquierdo.

-No tienes una idea de cuánto lo soy. Joseph Crawford… mucho gusto-

Sonreí y estreché su mano con un poco más de fuerza que la necesaria, pero sin hacer aspavientos ni algún otro gesto que me delatara. Por fortuna no fue necesario ponerle más atención al tipo ya que el mismo se alejó y entonces volví a lo que me concernía. Seguí sonriendo mientras las chicas conversaban de noséquediablos y busqué por enésima vez los labios de aquella chica cuyo vestido me estaba provocando menos tolerancia a la aglomeración de gente. Una buena idea sería esperar tal vez otros diez minutos a que socializara y entonces no sé… llevármela a algún rincón para por fin meterle las putas manos por debajo de ese vestido y tal. Reaccioné a la cámara fotográfica de un sujeto que pasaba por ahí y posé junto a los demás. Que nadie dijera que Joseph Clayton Crawford no podía desenvolverse en puta sociedad.

No me puse vestido por que sentía que no me quedaban bien, y además, no tenía ninguno. Claro que eso no era ningún factor de importancia pues bien hubiera podido pedirle ayuda a Peach, pero no sentía la necesidad de medio disfrazarme. Al final me puse elegante, por que también iba de traje y le había puesto algo de color a las trenzas de mi cabello claro, con una poción que habíamos descubierto Regina y yo antes de que nos enclaustraran en Brigantia. Me quedé con una cara de extrañeza cuando al parecer Martin tenía una competencia ese día. Pensé en Joe o en Angus y sus competencias que eran por ponerse borrachos o ver quién se comía una cebolla cruda a mordidas, aunque eso no lo hacían desde que yo tenía doce. Pero no, la competencia era por ¿Verse bien? Me quedé con cara de "Ok..." por que los tipos que eran mis amigos jamás harían una competencia parecida.

Pensé que eso sólo me iba a hacer gracia pero cuando veía que el de la competencia era Stall y otro tipo de apariencia delicada, con el que además parecía que iba a tener una convivencia forzosa, no me quedé con las ganas de mirar un poco mal a Martin. Me negué al ponche, y tampoco le contesté su saludito forzado a Stall, como si yo tuviera muchas ganas de estar ahí parada a su lado. Y tampoco al halago por compromiso que me hacía el chico de apariencia delicada. ¿Ok, yo espectacular? Eso era ya demasiada hipocresía par auna sola fiesta.

-Voy a saludar a Angus

Y eso fue lo que hice, llegando a saltarle a la espalda al licántropo que iba con su mujer en términos ya oficiales, y parecía ser la reunión de mis amigos acompañados por parejitas improbables. Los tres. Los tres iban con una niña fresa y yo quería morirme de risa, pero la verdad no lo hacía con malicia, sólo me parecía demasiado gracioso que se hubieran sincronizado.

-¡CÁRGAME!- le dije a Angus aunque se lo dije ya cuando me bajaba de él y le zafaba unos cabellos de su ¿Peinado?. Le planté un beso grosero en la mejilla a Joe y otro igual a Malik, saluando a sus novias con la mano, ya me conocían y no me iba a poner a hacer reverencias y a decirles que iban fabulosas, que ellas ya lo sabían y a mi me daba igual estar viendo que traía la gente puesto en una fiesta. Yo iba de pantalones, por dios.

-El Chelsea va perdiendo. Dos a cero desde el minuto 16 ¡Es verídico! Papá está viendo el partido en su oficina, no me preguntes cómo hizo para que su televisor diminuta de velador funcione.

Cuando se les acercó Peach entró en momentáneo pánico y peor, cuando le decía que tenía un vestido igual pero en otro color le dio un mini paro cardiaco que sólo pudo mitigar dándole el último trago a su margarita y conjurándose otra. Le agradeció a Peach pensando que seguro ella tendría más tetas para llenar ese vestido, pero al final no se quedaba sólo en pensamiento. Lo que le decía a continuación era un halago, siempre había pensado que era guapa y todo eso, y se veía linda esa noche, con el escocés que saludaba a Regina. Ella no se acordaba en absoluto quién era, pero si era amigo de su amiga entonces iba bien.

-Tú tienes más tetas para llenarlo.

Le dijo con una sonrisa, lo que era mucha más simpatía de la que Lady tenía para dar, o sea, algo notable, hasta que de pronto ya había mucha, demasiada gente alrededor, entre ellos el islandés y las dos mismas niñas de la enfermería, la amiga de Bird y Sydney, o Susana o como fuera.

-Esto no es un vestido, las drogas para tu fractura te hacen alucinar.

De no haber estado entre un montón de gente con la cual seguir un mínimo de protocolo, Lady le hubiera hecho el chistecito de moverle la muleta y luego dejarlo suspendido con magia para que no se cayera, un sustillo nada más, se lo merecía por andarle pegando en el trasero con su muleta. Pensó que sólo estaría con Regina y el tal pero de pronto ya había un montón de gente alrededor, lo que sólo provocaría que bebiera más rápido. Bostezó y luego escuchó a Sofie hablar de los tragos, era buen dato para tomar en cuenta. Lo que no esperaba era que Sofie se le acercara, aunque sólo le preguntaba por Bird.

-Sí, ya debería estar aquí.- Se quedó con cara de asco cuando le preguntaba quién le gustaba, igual que se limpiaba los besos cuando se los daba cualquiera que no fuera su hermano o sus papás, aunque medio sonrió -Creo que te confundiste de amiguita con la pregunta. ¡Mira, ahí está Bird! BIRD, VEN AQUÍ.

El flash de su hermano la salvaba de tener que salirse por la tangente y decirle a Sofie algo grosero como "Me gusta el alcohol, me puedes ayudar con eso?" por que, número uno, a ella no le gustaba nadie. Número dos, ella no tenía esas conversaciones. Numero tres, si las iba a tener algún día, seguro serían con Regina, pero ella no hablaba de esas cosas. Su hermano, el simpático de la familia, venía a salvar la situación por que insistía, Sofie no le caía mal ni nada, y era amiga suya así que se esforzaba por ser amigable, pero ella era como era y eso era difícil de remediar.

Como siempre, hizo caras feas para las fotos salvo una que le tomaba a solas por que sabía que se la iba a enviar a sus padres.

Asi, ya la vi. Es la güera de allá, ¿verdad? –no alcancé a darle un golpesito en el hombro por que tomó mi mano, haciéndome girar y eso me hizo reír. Nada que ver con el mocoso que me ensuciaba el vestido de tierra-. Por supuesto que no, está largísimo. Escuche a Aquila decir que a la rodilla ya era imperdonable o algo así.

Le sonreí a Blake me pareció muy muy amable.

Podría comerme lo que sea ya mismo - le di las gracias a la pelirroja, que por cierto se llamaba Ebba, sobre mi vestido. No me lo había comprado para satisfacer las miradas de los demás, sino por que me había gustado, pero me sonó sincera. Al menos no me miró de arriba abajo.

No estaba entendiendo muy bien de lo que hablaban pero no me sentía tan fuera de lugar y luego llegó Gianna (la reconocí por la voz) con un vestido muy bonito que de seguro había infartado a su hermano, con él había jugado quidditch hace como mil años por que íbamos en el mismo equipo.

Gianna, bueno que viniste –le dije y me separé de Adair para que lo saludara. Los tres habíamos estado en la misma casa en Hogwarts, pero nosotras no éramos tan amigas como lo era con él. Tal vez por que era mucho más chica y apenas que ingresó a Brigantia la volví a ver.

Me pasé la mano por el cabello y miré hacia otro lado cuando Bird les pidió una fotografía e iba a retirarme un poco para no salir, pero mi amigo me jaló y terminé sonriendo falsamente para una fotografía. Ni siquiera me miró.

El comentario del helado dietético de la otra chica, a la que al parecer solo yo no conocía, me hizo reír. La verdad a mi el solo olor a alcohol ya me mareaba por que siempre había sido de esas deportistas dedicadas y casi nunca tomaba, de seguro con la primera margarita ya estaría toda mal.

Por qué no pruebas con un agua ron. No es lo más sofisticado, pero atonta mejor.

Tomé una, la primera que vi, por que todavía sentía el corazón palpitándome rapidísimo. Todavía me ponía nerviosa verlo por que odiaba que me volteara la cara. Sabía a limón. Por eso casi no escuché lo del traje.

Perdón qué… así. No nunca. Esa niña te está cambiando demasiado –me acordé cuando de niños visitaba la casa de mi abuela, que era una señora muy estrica, y teníamos que vestirnos de rigurosa etiqueta para la cena, incluso tenía fotos suyas y de Autumn en mi cartera pero no iba a presumirlas frente a sus amigos-. Y… ¿qué se supone que hacen en eventos como este? No había ido a uno en años. ¿Solo bailan?

Me hizo reír que me pidiera disimular que no había visto a su hermano. Yo prefería ir a saludarlo y que viera que mis intenciones eran buenas y todo eso pero si ella no quería, pues no se hacía. Así que disimulé aunque sabía que Bleeker ya nos había visto, y fingí, al menos por un momento porque luego no tuve que fingir que no le ponía atención a nada más porque Regina me estaba mirando directamente y de verdad deje de prestar atención al resto del mundo. Cuando me dijo eso la tomé por la nuca con la mano, dispuesto a besarla hasta que sentí el abrazo brusco y sorpresivo de su amiga Lady.

Miré a Regina con una sonrisa resignada, pero eso no significaba que no lo fuera a volver a intentar más adelante cuando no incomodáramos a nadie con algo así, por lo menos ya le había declarado mis intenciones y ella no parecía ofendida. Ofendida se iba a sentir si me quedaba solo con el primer intento.

Lady era guapa, no lo había notado hasta ese momento, y le dije que se veía guapa tal cuál. Luego llegó una chica de mi facultad acompañada de un hombre en kilt, que también había visto por Ogmios. Me presenté con ambos como tocaba y seguí bebiendo margarita aunque ya llevaba dos de jalón. Lady había dicho que había que emborracharse, eso iba a hacer.

-Mucho gusto Sofie.-Le dije a la rubia que llegaba, aunque la conocía, por todo lo de la radio y eso. También llegaron el islandés que jugaba quidditch y su pareja. Estábamos ya muy rodeados de gente, no me incomodaba pero prefería estar a solas con Regina, aunque ella se veía muy bien socializando, si disfrutaba estar con sus amigos no la iba a privar mucho de eso.

Le pasé un brazo por los hombros y la acerqué a mi. Besé su mejilla y me llegó el olor de su cabello. Suficiente empuje para dejar de hacerme el idiota y darle un beso en los labios, uno rápido que no era por asomo el que pensaba darle antes de que llegara Lady, pero suficiente como para darle a entender que no quería que se fuera por ahí con el tipo del kilt, el de las muletas o cualquier otro. -¿Vas a seguir con las margaritas o te conjuro otra cosa?

Había invitado a Pauline Lefebvre a la celebración, no tardó mucho en decidir porque tras leer el anuncio la vio cerca y se acercó a ella para preguntarle. Era guapa y además siempre se habían llevado bien, tenían varias cosas en común como el gusto por ciertas materias de la escuela a pesar de que ella había estudiado con su prima, no sabía de su fama de ser una mujer maldita que trataba mal a la gente, con él siempre fue una dulce muchacha a pesar de que a veces dijese cosas que escandalizaban a algunos o que tuviese conflictos con su prima y que por ello tuviese él que hacer de mediador.

Ella primero le dijo que lo pensaría y él le dijo que estaba bien, que lo pensase y le avisase. En realidad ya estaba pensando en preguntarle a otra muchacha porque sabía que podía ser un poco temperamental y siempre lo entendió, sin resentimientos, pero cuando se encontraron y hablaron del tema como si ya fuese un hecho que iban a ir juntos descartó las opciones que iba barajando, como la hermana de ella, Marianne o Milou.

Las conversaciones con ella siempre eran interesantes, si no le gustaba bailar sabía que podrían ponerse a hablar de cualquier cosa, aunque la mayoría pensase que ella sólo era un cúmulo de pensamientos puristas y que carecía de otra idea en la cabeza él sabía que no era así, que no era solo una muchacha con la lengua afilada, que era realmente interesante y hasta buena amiga. Por lo menos lo era con él, no sabía cómo sería si relación con ella de haberla conocido bajo otras circunstancias o estando bajo el apellido de otra familia.

Lo bueno de tener una familia como la suya es que pensaban en todo, como en la vestimenta adecuada para cada ocasión, por ello el encontrar algo adecuado no fue problema. Él no iba a ir con una corbata al estilo muggle o vistiendo con esos pantalones holgados hechos de mala tela, incluso con esos sacos que apenas cubrían la cadera y que parecían baratos. Si bien él podía tener mente muy abierta para elegir su vestimenta cotidiana o la música que escuchaba jamás creyó que la ropa no hecha por magos calificase como elegante o apropiada para ocasiones como esa.

Había quedado con Pauline a las ocho y cuarentaicinco de la noche en su sala de convivencia, le llevaba una pequeña flor de azafrán dentro de un cofre cerrado, como era costumbre, no tenía dentro colgantes ni prendedores así que con eso debería bastar. Nunca se debía esperar con las manos vacías a una dama, menos con una invitación para un evento formal como aquel. Cuando bajó le sonrió y le entregó el cofre para que se coloque la flor con ayuda de él si así lo quería. Le ofreció su brazo con gusto para que lo tome y así ir hasta el baile.

Sabía que era algo especial en cuanto a la gente que le agradaba, así que como ella era una señorita dejaría que decidiese el camino que elegirían o con quién socializar, al menos inicialmente que tenía amigos allí y pretendía hablar con ellos al menos un rato, seguramente a ella le parecerían algo bárbaros. Se quedó en la puerta del Comedor cuando llegaron y la miró.-No dejaré que me acuses de ser un bruto animal, así que estoy en tus manos. ¿Quieres ir a beber algo o prefieres saludar primero?

Lugar: en una mesa (?)
Está cerca de: Hákan, Lady, Peach, Rory, James y Regina (me parece)
______

Le parecía una atrocidad tener que ir a una fiesta como esa sola, porque entendía lo que significaba aquello del año nuevo celta y no creía que fuese de muy buena suerte el ir sola, podía definir todo su año siguiente, si así comenzaba un año cómo sería que ese año podía seguir de buen modo. Tenía que buscar cómo mejorar esa situación, se vistió de forma bonita pero correcta, nada de ir con transparencias o con cosas que no tuviesen por lo menos algo que ver con la ocasión. No le gustaba ir por la vida siendo demasiado escandalosa con su ropa, lo que llevaba puesto le parecía adecuado.

Se sentía un poco tonta al estarse vistiendo con ese empeño para que nadie la esperase en la sala de convivencia o junto al comedor, pero se sentía bonita y eso le agradó. Tras repasar una vez más su lápiz labial dejó sus cosas guardadas para ir finalmente al comedor. El lugar parecía mágico, más que de costumbre, entró entonces sosteniendo con ambas manos su bolso mientras una gran sonrisa se dibujaba en su rostro. Buscó a alguien conocido y encontró rápidamente a Gianna acompañada de un generoso grupo de gente.

Le tocó un par de veces el hombro a Gianna para saludarla inmediatamente después y besar su mejilla con una gran sonrisa.-Hola, soy Shadow, Shadow Burroughs.-les dijo a los presentes aunque a algunos ya los había conocido al menos de un hola. A Adair lo saludó con la mano porque era el novio de Sofie, buscó a la rubia con la mirada entonces, esperando no darse cuenta de que la había dejado sola o algo, pero parecía que estaba todo bien y eso la tranquilizó.-Qué bonitos están todos, ¿saben si va a ser un baile como en Hogwarts en navidad? Porque yo vine sin pareja, si es algo para parejas tú vas a tener que turnarte.-le dijo a Blake señalándolo por un segundo, hasta darse cuenta de que señalar a la gente era grosero.-

A Adair le dijo que él no porque tenía novia. Se sentía una solterona fea, buscó una bebida cerca pero no encontró nada, sólo un vaso y lo llenó con un aguamenti, sin embargo al que encontró fue al islandés acompañado de esa chiquita Siobhan estaba feísima. No era cierto, pero ella diría que sí y que seguramente no podía ni decirle por el nombre a esa celebración, que le debía decir Halloween. Hablando de novios no veía a GIanna con su novio, sí tenía, era su ex, lo recordaba por eso y porque estaba celosa de que todas sus amigas tuviesen a un chico y ella no.

-¿Y Adrian?-le preguntó a Gianna levantando un poco la cabeza para ver si lo encontraba.-Lo necesitamos para que…¿cómo te llamas? Bueno, para que el chico de sonrisa amplia no esté tan agotado. ¿Cómo te llamas? Perdona, la frase debió sonar groserísima porque ni esperé a que me contestes.-se refería a Blake, el vaso que tenía lleno de agua lo hechizó con un simple agua ron para dárselo a Marianne, que hacía un momento había dicho algo de eso, ella no era tan buena como Aldrich con ese hechizo, pero algo había aprendido.-

A la cara de asco de Lady, Sofie respondió con la misma sonrisa infame de “te he descubierto” pero ahora de ojos, pues sus labios se ocultaban en beber de la copa burbujeante. Que ganas de decirle, que no se hiciera tanto problema, que a ella le gustaban mil, y que los brujos eran lo más lindo de la vida como para no caer en sus encantos. Pero tampoco iba a ser tannn molesta, ni dar cosas por sentado, porque quizá le gustaba una chica o un muggle o peor un purista viejo y gordo, y eran de esas cosas sobre las que la gente tenía prejuicios y reparos para hablar… - no soy de confundirme mucho – acotó divertida negando con el rostro y alzando los hombros antes de girarse a ver a Bird..

GUAU que color! Con la sonrisa persistente del buen humor se acomodaba y desacomodaba en las fotos, para quedar dentro de las que parecían corresponderle, y no asomar ni un dedo en las que enfocaban a alguien más. De reojo creyó ver a James besar a Regina pero no pudo estar muy segura pues Lady y sus morisquetas divertidísimas se le cruzaban en la visual a veces… Como fuera apuró el trago de ansiosa total, era tan difícil mantener los ojos en todas partes…


Sofie abandonó la copa pensando en tomar otra pero Bird le dirigía una propuesta imposible de rechazar. Asintió con firmesa del rostro incluso antes de terminar de escuchar la segunda pregunta, y entre risas acotó – espero que me perdone.- No creía que Adair fuera a enojarse, no era de esos, incluso a los chismes del escuchón ambos había sabido reír juntos… Aunque de habérselo pensado antes, lógico para Sofie hubiera sido que su primer baile fuera con su novio… Ni modo! Eran simples estructuras rosas de niñita soñadora, la realidad no era tan estructurada como las películas de princesas.

Apuró a preguntarle si iba a dejar la cámara o podían bailar ya.... – es que… esta canción es… Tremenda! – No conocía ningún grupo mágico más que ese. Es más solo sabía de ellos por todos los preparativos para el Samhain aquel. Pero ese tema, en particular, la había cautivado desde el primer momento. Se le hacía… mmm… como decirlo? …Super sexy!. Tomó a Bird de la mano y se atrevió a alejarlo de la mesa de bebidas para en verdad tener espacio donde bailar, con cámara o sin cámara. Ni sabía si él sabía bailar, si acaso lo había propuesto verdaderamente, pero no le preocupaba, en todo caso Sofie se haría cargo de girar por sus propios medios o de encontrar quien lo remplazase si Bird se coibía y la abandonaba en medio de la pista.

Igual y los nervios en el estómago: que no sería bonito quedar sola a la vista de quienes fuera y tomándolo de ambas manos tuvo que aclarárselo – no me vas a dejar en ridículo bailando sola, no? - De seguro hubiera sido más fácil bailar con alguien a quien conociera más que de charlas de mundo y admirara un poco menos, pero Bird era tan casual que generaba extrema confianza… Debía tener un don para eso o algo. O sería aquello de ser tan mágico que cambiaba de cara a su antojo.

Y el violín… Sofie se alejó un pasito estirando los brazos de ambos, y le sonreía a la cara moviéndose de un lado a otro más con las caderas que con los pies, al ritmo de aquellas palmadas extrañas… Y giró una… luego otra vez… aprovechando la música que jamás había que perder el ritmo, se acercó a su oído – Leíste el escuchón?... Cada día pienso más que son mil personas… - Se alejó para girar y volvió a él -… Yo no podría, aquí estoy y me pierdo de ver que hace cada quién! – Dio dos pasos para atrás, dos pasos para adelante -… los chimentos no son lo mió! Prefiero vivirlos! – elevó un poco la voz pues la música se ponía fuerte.

Charla casual, tampoco que le fuera a hablar de que creía que su hermana andaba enamorada de alguien aunque Bird no parecía de aquellos fraternalmente celosos. Ella en todo caso no juzgaba, pues hermanos no tenía como para comprobar que se sentía. Volvió a girar, más suelta ya, con más confianzas y por un momento deseó a ver llevado el cabello suelto a si se movía con ella, pero no! la coquetería primero y terminar con el cuello traspirado en un baile no iba con ella, mejor la fragancia a flores eterna.

Aprovechó otro acercamiento, luego de una vuelta y preguntó - crees que la legermancia está en contra de nuestra ética profesional? – se alejó al ritmo de la música mirándolo con sonrisa ladeada. Que más podía hablar?... como que el periodismo era su tema en común!... Se soltó de Bird, y alzando los brazos poco a poco con las manos girando entre ellas como si controlando una esfera de nada estuvieran, fue girando sobre si misma, un paso por cada palabra del estribillo, con un sutil PuK de cadera a un lado y a otro, que la falda de su vestido sabía acompañaba muy bien... Esa canción le podía!

- - -

bailando con Bird en la pista

Como Angus se había alarmado con que su hermana fuera de la mano con alguien tuvo que voltear a verlo con más atención y se acordó que el del kilt era uno de esos magos puros del agreste que se dedicaban a los dragones o cosas así, lo sabía por que alguna vez con Octavian en el Ministerio los habían visto de expedición a la gran ciudad. Todo eso de la fiesta parecía ser un observatorio social, para ver y ser visto, cualquiera que no pensara que las fiestas eran para eso tenía ideas muy equivocadas de la vida.

Le dio risa el chistecito privado de Angus para Pearlie con eso del diablo. La verdad no notó en absoluto las miradas de Angus a la chica rubia que había ella saludado con cordialidad por que Pearlie se la presentaba con mucho entusiasmo. Se quedó mirando alrededor para ver a quién jodía al menos de manera privada con sus críticas. Y alcanzó a escuchar que Angus hablaba de fútbol y de Chelsea contra Manchester, o sea Robin Van Persie. Pero claro que no iba a intervenir aunque el licántropo ya le hubiera explicado algunas cosas y hasta se hubiera emociodo con un partido. Pensaba que su equipo no iba a ser el Chelsea, por que esas preferencias eran bastante viscerales a veces, como cuando a alguien le gustaba el helado de vainilla y no el de chocolate.

Saludó a Milena con Malik, curiosamente este último más su "compañero" que cualquier otro presente salvo Angus. Hasta la había visto en bragas y camiseta, cosa que jamás le diría a Milena. También saludó amablemente a Blake y siguió haciendo tiempo, bebiendo y conviviendo de la manera más normal aunque no hubiera nada de normal para ella en la gente con quien estuviera. Tuvo que aguantarse las ganas de ver mal a Angus cuando Ayres se le colgaba como demente. Sabía que Pearl también la detestaba y sólo intercambió miraditas crueles con ella.

-¿Quieres ver el fútbol, eh? ¿Eso quieres? TÚ me dijiste que viniéramos juntos, tú. Ahora te aguantas.

Le dio igual medio apartar al licántropo de su círculo de amigos que hablaban del Chelsea, por que como novia era demandante y siempre lo había sido. Le dio un trago a su copa pensando que preferiría estar en el apartamento con sus perros en el sillón mirando el fútbol por televisión y haciéndole preguntas sobre lo que pasaba que ahí, incomodándose con las miradas de todos y bebiendo para hacerlo llevadero, pero ahí estaban. Era una declaración de principios.

Saludo a ambos con educación, cada uno a su vez.
Cuando Cleverley rechazó la copa se quedó un instante en silencio, asintiendo un poco con la cabeza para quitarle importancia a que la hubiese rechazado.
Escuchó el comentario del mismo, la queja de Clarisse y ató un poco cabos. Escuchó muy por encima, de Adair mayormente lo que había pasado no hacía demasiado en el bosque, donde habían sido todos los presentes reprendidos por la decana Orlowsky, donde se encontraba entre esas personas la hermana del chico.

No prestó demasiada atención a los piques que estaban lanzándose el uno al otro, a fin de cuentas él ahí no tenía que decir, y simplemente se quedó de pie al lado de ambos, mas cerca de la rubia que del hombre.

Con el gesto de Clarisse que también indicaba que no aceptaría ella tampoco la copa, simplemente bajó algo la mano. No entendía demasiado bien el hecho de que le rechazasen ambas copas cuando las mismas eran sin alcohol, pero bueno, no diría nada. Suspiró un poco de forma disimulada y tras caminar un poco para dejar todas las bebidas sobre una mesa a un lado, tras dar de paso un ultimo trago a la propia, volvió a caminar hacia los dos aurores, mirando de forma fija a la mujer, reparando algo mejor en su vestido. Le sentaba bastante bien.

- ]No creo que vaya a marcharme como quien dice enseguida, pero no tardaré en retirarme a hacer otras cosas. – Negó a las palabras de la misma. No creía que su ronda de trabajo fuese a terminar antes de que él se fuese a ir, la verdad, así que no le prometería algo que no sería seguro que fuese a cumplir. - Si para cuando termines sigo por aquí prometo ofrecerte una copa, pero no será seguro.

En el momento en que los tres se quedaron en silencio, Nørgaard también aprovechó a mirar alrededor, buscando que todo estuviese tranquilo. Y así era. Reparó un poco en los grupos que estaban formándose, y no pudo evitar reír un poco interiormente al ver como Adair cada vez estaba rodeado de mas y mas chicas, siempre había sido así, ni le extrañaba.
Cuando la rubia le habló, volvió a girar el rostro para mirarle fijamente a los ojos y asintió con la cabeza. - Si, trabajo. Le guiñó el ojo apenas en un segundo para darle a entender que no era exactamente algo que le pasó por el trabajo, sino mas bien por algo que ella sabría interpretar, o al menos eso esperaba.

Tras las presentaciones que ella misma hizo, estrechó la mano del hombre y giró a mirar de nuevo alrededor cuando el apretón de manos se dio por finalizado.

- Bueno, seguiré dando alguna vuelta por aquí alrededor, si queréis o necesitáis algo en lo que os pueda ayudar decidme. - Dicho aquello el profesor se giró para seguir caminando un poco por el comedor, viendo como empezaba a sonar algo de música y como empezaba también a aparecer algo de comida en las mesas.

A cada corto momento que pasaba se iba uniendo más gente, y eso que el plan inicial de Blake no era mas que el de ir solo para echar un vistazo. Pero así mejor, estaría tranquilamente un rato con buena compañía y ya después, cuando la música empezase a sonar incitando a que la gente saliese a bailar, él se retiraría.

Se había reído un poco cuando escuchó como Prewett le respondió a aquello de llamarle niñita, haciendo alusión a las apuestas del juego apenas momentáneo que hubieron realizado una única vez, viendo como le sacaba la lengua y el arillo plateado que adornaba su labio se hiciese notar algo más. - Bien, entonces supongo que hemos quedado los tres en empate. - Con una sonrisa volvió la vista para recorrer con la misma al circulo de gente que se estaba formando cuando en un principio apenas habían sido tres personas.

Miró de reojillo a la pelirroja cuando sintió que se acercaba un poco a él y como le susurraba. - No voy a ceder a eso por mucho alcohol que esté en juego. - Le respondió en el mismo tono bajo que ella utilizó. - Tengo muy malas experiencias con fiestas que incluyen bailes y siempre huyo antes de que estos empiecen. - Dijo como si fuese algo realmente temible y se rió un poco.

Vio la sonrisa que Marianne le regaló y él mismo le ofreció una nueva a modo de respuesta silenciosa.

La pequeña conversación en susurros que estaban manteniendo se vio interrumpida por la aparición de una amiga que conoció ya hacía tiempo, Beatrice. Respondió al saludo colectivo que hizo la rubia con una sonrisa y un gesto de cabeza, alcanzando él mismo un nuevo trago que empezó a beber poco a poco mientras la gente entablaba conversación.
Cuando la rubia se dirigió a él le volvió a sonreír. - Gracias Bea, tú también te ves bien, pero parece que erraste con la chaqueta. - Miró el pelo de la chica, notando la ausencia del tono rosado en sus cabellos. - Aunque te falta una de las cosas que mas te caracterizan. - Comentó estirando una de las manos hacia uno de los mechones mas bajos del pelo de Witchcombe para acariciarlo con sutileza antes de dejar caer el brazo a donde se encontraba antes, justo a un costado del cuerpo. Rió con el comentario de la misma en el que insinuaba que no le veía bien en el traje y él confesó. - La verdad no me siento muy cómodo, pero por un poco de rato está bien.

No fue el único que rió con el comentario de gorda de Bea, pero el mismo le hizo pensar que quizás podría pedirle unirse a su plan de después.

Entonces una nueva chica se unió al grupo. Saludó ya algo cansado de tanto saludo y tanta presentación, pero siendo totalmente educado. Dio un trago algo mas largo a aquella bebida y puso una mueca. Si quería que el alcohol le subiera tendría que dejar esas bebidas tontas de lado para tomar algo mejor. Incluso unas simples cervezas harían algo mas que aquellas copas bicolor.

Miró a la nueva integrante de reojo en el momento que separaba su copa de nuevo de los labios y se lamía los labios como un gesto común propio. - Creo que si realmente esperáis que yo me ponga a bailar, va a hacer falta un gran milagro para ello. - Rió un poco y negó con la cabeza, dejando la copa una vez vacía a un lado y volvió al vista a la chica que volvía a dirigirse y tratar de él. Le miró sin ningún gesto mas que su sonrisa en la cara. No tomaría a mal sus comentarios, no la conocía y no tenía por que creer que fuesen a ir en serio cuando ella tampoco lo conocía a él.

Solo respondió a su pregunta, inclinándose un poco para besar una de sus mejillas. - Blake. - Contestó en el momento en el que se separó para situarse bien como antes y mirar a la chica a los ojos.

Viró el rostro a mirar alrededor, viendo como el ambiente general cambiaba y como la música había empezado a sonar. Aquello podría considerarse la pistoletada de salida para que Blake se marchase de allí.

Dirigió una rápida mirada a todos, pero la fijó en Ebba y en Bea. - Yo me retiró ya de aquí, si queréis venir conmigo mi plan va a ser tomar algo mejor que esas copas secas, pero yo no voy a quedarme aquí viendo como se inicia y continúa el baile durante rato.

Se rió un poco y con una última sonrisa, tras despedirse del circulo de gente, caminó hacia fuera con intención de cumplir sus palabras. Si las chicas que no parecían cómodas en aquél evento decidían ir con él estaría un rato mas con gente, sino simplemente saldría el solo a tomar un par de cervezas y de paso, dejaría aquellas ropas de estilo mágico de lado por fin.

¿Era su imaginación o James iba a besarla? No, no era su imaginación por que aquel gesto fue algo más que los cariñitos de siempre a los que ya se estaba acostumbrado y ya estaba cerrando los ojos cuando sintió que de golpe se pegaba con su pecho junto con el abrazo sofocador de Lady. Al menos no había derramado margarita en ambos.

Quítate empalagosa –la miró de arriba abajo y soltó una carcajada al ver que tenía el vestido de Peaches. Antes de bajarse le había dejado ese vestido sobre la cama, uno que le había hecho su mamá (y que para Angus y Karim más bien sería un mantel viejo que habían visto en su casa) y otro que no estaba tan de niña. Le dio risa por que el escote de ese vestido le recordaba a Madonna.

Se iba a emborrachar como Lady había dicho y por eso estaba apurando su segunda copa de margarita por que estaba muy dulce y ni siquiera sentía que estaba tomando alcohol, aunque seguramente después se le subiría por que Regina todavía no aguantaba tanto. Casi les escupe a Rory y a Peaches todo cuando dijo que el vestido estaba bonito y que tenía uno igual, pero en lugar de eso la abrazó muy fuerte y le presentó a James a los dos.

Regina estaba a punto de buscar la mirada de Lady para reírse en secreto del amigo de Peaches por llegar con una falda cuando la llamó por su nombre y le dijo que si se acordaba de él. Angus tenía la culpa de que la imagen de un chico con kilt le resultara graciosa por que siempre los usaba sin ninguna clase de respeto y siempre se burlaba de él. Le costó trabajo reconocer al chico que le daba clases en Hogwarts y con el que se carteaba de vez en cuando, y eso que era al único que le mandaba lechuzas por que le daban miedo.

¿Rory? No es cierto, no puedo creerlo. ¡Pues claro que me acuerdo de ti! Todavía no se me acaba la caja de chocolates autorrellenables que me mandaste en mi cumpleaños.

De repente se llenaron de gente y eso no le molestaba a Regina, para nada, pero había querido llegar tempranisimo para estar un ratito sola con James antes de ponerse toda mal o que la música fuera altísima como para no oir lo que decía sin que le gritara. No sabía que Lady y Hakán fueran tan amigos, bueno sí por que últimamente entrenaban juntos siempre. Tomó una dos margaritas, una roja para Hakan y otra amarilla para Siobhan y se las dio.

¿Has probado el Kool-Aid, islandes? –Joseph le decía así y se le había quedado la costumbre-. Ese que es verde y cuando lo echas al agua se hace azul pero sabe a rojo. Pues eso hay para tomar, como las grajeas solo que sin sabor a moco y esas cosas.

Tuvo que esconder el rostro en el pecho de James para no soltarse a reír ahí mismo cuando Sofie le preguntó a Lady sobre chicos. Hablar con Lady sobre chicos era el equivalente a hablar de marcas de carros muggles con Damien Holland, pero se le olvidó cuando James la besó.

Tomo de lo que tomes tu –ojala que no fuera uno de esos locos que toman whisky de fuego o esas bebidas que hacen soltar fuego por que se iba a pasar todo el tiempo haciendo caras cuando la garganta se le quemara.

Lo abrazó y sonrió para la foto de Bird, se tomó más fotos e hizo caras graciosas en la foto que le tomaron sola con Lady. Ahora sabía que no tenía un hermano más pero tenía que comprobar lo de que no era gay o que no era una broma de Joe, aunque lo dudaba por que ahora que era un lazarillo de sociedad seguramente no tenía tiempo.

Bocadillos a las siete en punto –le susurró cuando vio aparecer la comida, encogiéndose hacia ella como si estuviera escondiendo algo y solo quisiera que Lady lo viera. Disimuladamente sacó su varita, conjurando como 12 piezas de pay de limón con muchísimo merengue y con otro movimiento de varita los hizo todavía más chiquitos. La carterita que Lady traía no era de a gratis, sabía que dentro tendría servilletas o alguna bolsa de papel para poner su botín ahí y comérselo después, por eso no conjuró una servilleta que hacía juego con los manteles-. Este es de manzana, comételo.

Mientras desfilaban hacia la carterita tomó uno y lo puso en la boca de Lady, empujándolo para que se lo comiera de un solo bocado. Volteó con Peaches y le dio un beso sonoro en la mejilla, quería hablar de muchísimas cosas con ella pero con eso de que estudiaba medimagia jamás la alcanzaba a ver y cuando terminaba de estudiar ella ya se había dormido. Regina era como los pajaritos, a las 8 ya tenía sueño.

Yo se me un juego para emborracharnos rápido, está muy padre. Se llama pool beer… beer pub… ¿cómo se llamaba Lady? Ay no se, pero se juega con unas pelotitas y con vasos de cerveza puestos como las bolitas de billar siete a cada lado de una mesa de ping pong y tienes que atinarles con una bolita –les dijo a todos en general mientras volvía a abrazarse de James, levantó el rostro y lo besó también pero en la mejilla de manera cariñosa, no empalagosa como lo había hecho con Peaches. Podían jugar niños contra niñas. Rory, el islandes y James contra Siobhan, Peaches, Lady y ella-….bueno, si quieren.

[b]¿Creen que venga Holland? –preguntó aunque miraba a James en lo que los demás se decidían a jugar o no. Le intrigaba ver al profesor de aurores ahí y por un momento lo imaginó con túnica de gala de esas antiguas con holanes y todo-. No lo imagino bailando, seguro solo viene a cenar.

Quería abusar de la confianza una vez más, aprovechando que era tan buena gente con ella.

Te tengo una propuesta indecorosa –le bromeó sonriendo como cuando ella y Dan metían las ratas debajo de las sábanas de Bleeker y le decían que los llevara a recoger conchitas, también se mordió el labio para disimular que se estaba poniendo nerviosa-, ¿me acompañas a su despacho? –le susurró muy quedito en el oido, aunque tuvo que pararse un poco de puntas-, pero al rato, ya que llegue.

Una vez había escuchado que Ferdynand, el que ya no estaba muerto, había estado en el despacho del profesor Vercelli, uno de los medimagos que impartía clases en la universidad hacía muchísimo tiempo, con una de Ingeniería de Pociones y habían salido ilesos en tiempos de pabellón y todo. Eran solo rumores, por supuesto y antes no estaba la decana Vernice. Pero solo quería estar un ratito sola con James (y esculcarle al profesor sus cosas, por supuesto), sin la mirada de Bleeker encima de ella por que, aunque estaba haciendo su trabajo, no se sentía cómoda con su hermano mayor ahí, independientemente de que interviniera o no. Además, no iba a hacer nada malo.

----
Othilia va con el vestido negro

A Pauline se le tenía que acreditar el buen gusto. Le pareció un pensamiento tonto, pero como esos eventos eran de los que salían en el segmento de sociales algunas veces si lo fotografiaban con ella seguramente desde su casa le harían saber del gusto que les daba con algún regalo, no podía imaginarse si no sonrisas en el rostro de su familia aunque esperaba que no creyese que eso indicaba que tenían una relación más formal entre ellos. Hacía tiempo no se veían y ese era más como un reencuentro de viejos amigos.

Los vestidos de muchas de las asistentes le parecían escandalosos, no se iba a hacer el santurrón al no admitir que la definición escandalosa de las piernas de algunas no le llamaba la atención, pero no era una forma apropiada para asistir a un evento como ese, menos si se usaban telas tan reveladoras, sin una confección pensada en darle algo de elegancia a su forma o quizá es que no se respetaban lo suficiente, o podía caber la posibilidad de que él fuese ya un viejo que no aceptaba las modas de hoy.

Pero eso era lo único que a él no le gustaba tanto, que se vistiesen a la usanza muggle si bien no era lo suyo no era algo que fuese a condenar, él mismo usaba cosas que Pauline no podría ni ver, pero era cuando salía o cuando no se trataba de un evento o reunión importante. Dirigió la mirada al lugar que ella estaba viendo, o más bien a la persona. Lo conocía aunque no fueran amigos, porque efectivamente era hombre aunque hasta ahora él no lo creyese del todo.

-Es chico, aunque si me dijesen que es mujer no tendría duda alguna.-accedió a ir por las bebidas y tras un breve vistaso fue hacia la derecha con ella, hacia un lugar que hacía de barra en el que habían cosas servidas y algunas que una cuchara mágica de ponche iba llenando. Estas deberían tener alcohol de seguro, ya todos allí eran mayores de edad, era uno de los requisitos para la universidad.-

Los colores del ponche eran fosforescentes, muy acordes a la decoración del lugar, las otras bebidas eran las de siempre: whisky de fuego, vodka, hierbas de río para bebidas y lo de siempre. Eligió del ponche de color azul un vaso y otro de color violeta para ofrecerle a ella el que desease, no era por machista que elegía por ella, sino porque para beber cualquiera de las otras cosas mejor se iban a un bar, el ponche de Brigantia tenía fama de legendario, ojalá que por las razones correctas.

Le había mencionado a Pearlie y eso hizo que la buscase con la mirada, estaba algo alejada pero cuando cada uno tuvo finalmente su vaso en la mano se fueron abriendo paso entre la gente para ir con ellos, si fue sarcasmo o si lo dijo por compromiso no lo captó en su voz, quizá porque la banda ya había comenzado a tocar y eran estruendosos. Ahí estaban Pear, Aquila, Joseph, Angus y algunos otros aunque quizá no en el mismo grupo, como por ejemplo Milena y Malik que desde su perspectiva parecían algo alejados. Le iba a decir que fuesen cuando una pareja llegó hasta donde estaban ellos.

-Un placer Othilia. Soy Aldrich Burroughs, tu apellido se me hace muy familiar.-le hizo una pequeña reverencia respetuosa.-A Charles por supuesto que lo conozco, hace tiempo que no te veía. Charles, ella es Pauline; y por supuesto, compartamos la mesa.-volteó entonces hasta donde estaba Charles, ya sintiéndose en medio de un ambiente más familiar, Othilia le parecía algo seria, pero con Luttrell tenía mucha confianza, eran grandes amigos desde hacía muchos años, casi hermanos durante algunos años.-Cuando nos saquen de este encierro debemos ir a una carrera Charles, el hipogrifo que me ayudaste a elegir ya comenzó a competir, es un capo. Me vas a invitar a tu boda, ¿verdad?

No insistió sobre ir a saluda a Bleeker sino que se acercó junto con Karim a donde Aquila, Angus, Pearlie y Joseph. Visto así le pareció de lo más inusual que todo el mundo estuviera ya emparejado oficialmente; seguro siempre había sido así pero no se había puesto a pensarlo detenidamente hasta ese momento. Cuando Pearlie le había contado que al final estaba con Crawford no había hecho otra cosa más que sonreírle, parte picardía y parte complicidad. La verdad era que esperaba que les fuera bien. Había escuchado cosas de él que eran como para alarmarse un poco, pero cuando los veía juntos lo que tenía en frente y lo que le había llegado a los oídos parecía no coincidir. Además, Pearlie se veía contenta por él, y ya solo por eso Milena le daba el beneficio de la duda.

Le daba también muchísimo gusto que Aquila y Angus estuvieran ahí. Las saludó de manera cariñosa a ambas, sobretodo a Pearlie porque era su cumpleaños y mientras la abrazaba le decía al oído que muchísimas felicidades y que ni creyera que se le había olvidado su regalo. A los chicos los saludó con un beso en la mejilla muy sonriente y luego de eso su atención fue hacia su rubia amiga. - ¡Nanna! ¡Que bueno verte! - La besó en las mejillas dos veces, procurando tener cuidado. Nunca había sido tan directa como para llegar con ella para preguntarse si acaso había alguna situación especial con ella y no creía hacerlo, por eso aunque no tuviera confirmación alguna sobre sus sospechas ella la abrazaba con cuidado.

- Mira, él es mi novio, Karim. Karim, esta es Nanna, fuimos juntas a Beauxbotons también. - Hizo las presentaciones antes de que Pearlie lo llamara fachoso -a ella le daba igual lo que se pusiera, en verdad - y que Angus hiciera sus comentarios sobre la luna llena que coincidían, "misteriosamente" con la repentina desaparición de Nanna. Miró a Pearlie como preguntándole si hacer algo cuando los machos comenzaban a hablar de fútbol y Karim la jalaba para besarle el cuello. Ella se rió, se dejó besar y le respondió además con un rápido beso en los labios.

Llegó un chico que se encontraba tomando fotografías del evento y que no había dejado de halagarlas. Todo aquel buen humor que llevaba aumentó al ver a Leslie Ayres. A ella no le caía mal como pasaba con Pearlie y Aquila, si de hecho la escoba que tenía ahora era por haber seguido sus consejos y hasta el momento nada había fallado.

- ¡Hola Leslie! - Le dijo a la Smertios que ya hablaba de futbol con ellos, lo que la hizo reír, más con el reclamo de Aquila que no había demorado casi nada en llegar. A ella le dieron risa los besos groseros y hasta se sintió ridículamente bien consigo misma por saber ya lo que era el fútbol y un televisor. - Alguien me lo tiene que explicar un día, en serio. - Entender el juego para saber por qué tanto revuelo, no importaba que fuera un partido del Chelsea, del Arsenal o del Milwall, ¿qué iba a saber ella de equipos si todo lo demás le seguía siendo complicado?

A quien vio también, por mala suerte para sí misma, fue a Aldirch Burroughs llegar muy de la manita de Pauline Lefevbre. Primero no se lo quiso creer, pero tras que dieran un par de pasos subo que a ella por lo menos no le quedaba ninguna opción más que hacerlo. Enarcó una ceja e inmediatamente se puso a la defensiva. - Pearlie, si a tu primo se le ocurre traer a esa arpía del brazo para acá y ella abre la boca de más la voy a atragantar con las orquídeas, lo siento. - Dijo tan seria tan seria que bien parecía estar bromeando, pero no, lo decía muy en serio, porque esos dos parecían dirigirse hacia donde estaban y porque Pauline no sabía hacer otra cosa que soltar pestes y no iba a aguantarle ni un solo comentario hacia ella, Pearlie o Aquila y la gente con la que estaban, que la declaración pública de Angus y la semiveela era como el punto de mayor tensión. Por fortuna nada pasó porque Charles Luttrell y Othilia Van Lieshout los interceptaban. Sacó la varita de su clutch y conjuró una copa de los coctéles preparados para la noche sin importarle mucho cual. Ahora a ver cómo se sacaba la mala sensación del cuerpo.

Leslie se había largado tras lanzar unas malas miradas a todos, incluso insultando de manera disimulada, o al menos eso era lo que pareció, a Abadeer. Jodida estúpida... Arrugó la nariz y gruñó, mirando al moreno y poniendo una mueca de disgusto, de asco. - En serio tío, deja a esa subnormal, que parece que la parieron a pedos y se estrelló contra el suelo. - Hizo una pausa al sentir la mirada de Martin, pero decidió acabar la frase. - Cayó al suelo y a parte de quedar fea se volvió retrasada parece.

Miró a Elazar entrecerrando los ojos, viéndole como se alejaba adelantándose incuso a Martin y a si mismo, pero terminando después por quedar todos, los tres de nuevo juntos, habiendo de paso evitado algún golpe de parte de su amigo por haber dicho esas cosas de la que era su novia.

Cogió una copa para si mismo al ver que el italiano ya se había servido, y dándole un primer sorbo de forma distraída, notando que si querrían emborracharse con lo de ahí, tendrías que tomar lo menos cada uno unas cincuenta copas.
De pronto notó la otra mano ocupada por la copa que Martin acababa de darle, y tras quedarse mirando primero a una y luego a la otra, terminó con un trago la que había empezado, dejando la copa a un lado y empezando a beber la que Abadeer le había dado.

Al ver que el moreno se quedó algo distraído mirando a su novia alejarse y acercarse a otro grupo después de aquellas malas maneras, volvió su atención a su mejor amigo-pareja. - Eh, Elazar. - Arrugó la nariz. - No te molestes. - Chasqueó la lengua y la mano libre se la pasó por la nuca antes de dejar la mano caer de nuevo a donde había estado.

Antes de poder seguir hablando el otro lo hizo, preguntándoles a los dos que giraron a mirarle. El metamorfomago se encogió de hombros y miró a Selvaggi. - Yo ya te dije, se habrá dado algún golpe en la cabeza y se habrá quedado gilipollas, sino no tiene ningún sentido. - Se quedó callado un momento y volvió a sentir la mala mirada de su amigo, ahora también del otro, sintiéndose algo “atacado”. Rodó los ojos y negó con la cabeza. Se había estado conteniendo en un principio, pero aquella tipa no había ni tenido un mínimo de educación, por lo que él ya no iba a haberse callado, pero bueno, ya estaba todo dicho y dejaría aquél tema zanjado, al menos por su parte.

Cuando escuchó la pregunta se giró y cogió la mano de su amigo donde tenía las setas sujetas. Se quedó mirándolas y tras fijarse un poco pudo identificar que si que había algunas pocas de las que Abadeer estaba buscando, y que las otras eran simples Mycenaceae. Se rió un poco y miró al chico, asintiendo, después mirando a Elazar de reojo al notar como estaba casi taladrándole con la mirada. - Si, algunas hay. - Tras dudar un momento cogió las que no eran las alucinogenas y se las apartó de las otras, aún haciendo que las sujetase él.
Alcanzó una servilleta de encima de la mesa para limpiarse la mano, manías, y le hizo un gesto al rubio para que no quedase tan a parte.

- Si quieres drogarte aprovecharlas. - Dijo riéndose un poco, viendo que aproximadamente un poco mas de la mitad resultaron serle inútiles. - No creo que podamos aguantar aquí mucho con esta música y estas bebidas de niña si lo que queremos es coger una buena borrachera.La mano en la que no tenía la copa la pasó por encima de los hombros de Elazar e hizo que se pegase un poco mas a él, aprovechando de paso un pequeño momento en el que el Arianrhod se puso a mirar las setas como queriendo compararlas para dar un lametón en la oreja del rubio y susurrar. - Siempre podemos tener luego una buena noche de sexo tú y yo. - Dijo divertido, volviendo después a mirar a ambos en general.