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... Pero es una lata de sopa
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... Pero es una lata de sopa
En cuanto al castigo, había que comenzar a hacerse a la idea que no había indicio alguno de que fueran a levantarlo pronto, así que le tocaba encontrar una mejor manera de lidiar con la ansiedad por encierro. La actividad física era lo primero que se le ocurría y ese frente, salvo interrupciones inesperadas, lo tenía más o menos cubierto. Los estudios los llevaba al día, nada de trabajos atrasados ni encargos pendientes. Era una persona organizada y llevaba sus asuntos en orden, pero la verdad era que en esos momentos tener algún reporte por entregar en el qué mantenerse ocupada no le hubiera caído tan mal.
¿Qué le había llevado a la biblioteca esa tarde en particula? La curiosidad, simplemente eso. No era que el área dedicada a la Muggleología fuera particularmente extensa en la biblioteca pero tenía una colección de lo más decente en cuanto a material. Milena se encontraba en un punto en el que, sí, estaba consciente que no iba a ser bien visto y que había pasado la mayor parte de su vida con recuerdos conscientes evitando adentrarse demasiado en aquellos asuntos por no considerarlo correcto, pero ahora si lo reflexionaba lento y tranquilo no encontraba ningún motivo que siguiera justificando ese recelo. No era que de la noche a la mañana estuviera convencida de que todo lo relacionado con lo muggle era automáticamente maravilloso y super interesante, pero mostraba una apertura que antes no había tenido a seguir aprendiendo de todo cuanto pudiera y hacer ella sus propios juicios sin dejarse influenciar por alguien más.
Había sacado un libro de historia del arte muggle y en eso se había entretenido buena parte del día. No iba a volverse experta con leer un tomo en un día, pero lo que había leído hasta el momento le parecía demasiado interesante. O eso hasta que continuó ojeando el libro ahí sentada en a cafetería con una taza de té y una charola de galletas a la mano, y llegó a un capítulo que hablaba sobre el Pop Art. Hablaban mucho sobre un hombre con una apariencia de lo más excéntrico y mostraban, entre su trabajo... una lata de sopa.
Se había quedado mirando fijamente la ilustración, sometiéndola a intenso escrutinio. ¿Había algo que se estaba perdiendo ahí? Porque no lo entendía. Arte, mágico o muggle tenía que buscar una reacción emocional en el receptor, ¿qué no? ¿Pues qué clase de reacción se iba a conseguir con una lata de sopa gigante?
- Ah, no entiendo. - Terminó por exhalar un poco frustrada, apartar el libro un poco con las manos y negar con la cabeza, aun mirando con desconfianza la página del libro que la lata de sopa acaparaba. Se cruzó de brazos y se rió con algo de incredulidad. ¿Debería sentirse tonta por no entender? ¡Era una lata de sopa!
¿Qué le había llevado a la biblioteca esa tarde en particula? La curiosidad, simplemente eso. No era que el área dedicada a la Muggleología fuera particularmente extensa en la biblioteca pero tenía una colección de lo más decente en cuanto a material. Milena se encontraba en un punto en el que, sí, estaba consciente que no iba a ser bien visto y que había pasado la mayor parte de su vida con recuerdos conscientes evitando adentrarse demasiado en aquellos asuntos por no considerarlo correcto, pero ahora si lo reflexionaba lento y tranquilo no encontraba ningún motivo que siguiera justificando ese recelo. No era que de la noche a la mañana estuviera convencida de que todo lo relacionado con lo muggle era automáticamente maravilloso y super interesante, pero mostraba una apertura que antes no había tenido a seguir aprendiendo de todo cuanto pudiera y hacer ella sus propios juicios sin dejarse influenciar por alguien más.
Había sacado un libro de historia del arte muggle y en eso se había entretenido buena parte del día. No iba a volverse experta con leer un tomo en un día, pero lo que había leído hasta el momento le parecía demasiado interesante. O eso hasta que continuó ojeando el libro ahí sentada en a cafetería con una taza de té y una charola de galletas a la mano, y llegó a un capítulo que hablaba sobre el Pop Art. Hablaban mucho sobre un hombre con una apariencia de lo más excéntrico y mostraban, entre su trabajo... una lata de sopa.
Se había quedado mirando fijamente la ilustración, sometiéndola a intenso escrutinio. ¿Había algo que se estaba perdiendo ahí? Porque no lo entendía. Arte, mágico o muggle tenía que buscar una reacción emocional en el receptor, ¿qué no? ¿Pues qué clase de reacción se iba a conseguir con una lata de sopa gigante?
- Ah, no entiendo. - Terminó por exhalar un poco frustrada, apartar el libro un poco con las manos y negar con la cabeza, aun mirando con desconfianza la página del libro que la lata de sopa acaparaba. Se cruzó de brazos y se rió con algo de incredulidad. ¿Debería sentirse tonta por no entender? ¡Era una lata de sopa!
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: ... Pero es una lata de sopa
¿Qué me había llevado a la biblioteca esa tarde en particular? El te. Necesitaba un té más que nada, después de la clase de Harris que me tenía concentrado una buena parte del tiempo y por eso salía aturdido y necesitado de cafeína. Además era buen pretexto para quizás toparme con Mila, por que teníamos más o menos horarios similares y seguramente tenía un rato libre. No nos controlábamos todo el tiempo ni quedábamos en horarios como citas médicas programadas de el día actual a un mes. Quedábamos a veces, otras tantas nos encontrábamos, y nos funcionaba bien.
La vi sentada como si estuviera estudiando para un examen de pociones pero me extrañó que tuviera un rostro tan conflictuado mirando a Warhol ¿Quién se conflictuaba mirando a Warhol? Me acerqué a ella y le di un rápido beso en el cabello antes de sentarme a su lado, en paralelo a ella, no enfrente por que iban a pensar que estábamos en medio de una asesoría o algo así, una asesoría de pop art. No es que yo quisiera dar cátedra todo el tiempo de lo poco que supiera o no, pero la veía de verdad agobiada.
-¿Qué te pasa? Parece que te dieras por venicida con problemas de aritmancia nivel experto.
Yo que sabía, quizás sólo había querido ver el libro y había terminado conflictuada por otra cosa. No iba a llegar como un pedante abriendo una conversación con una frase tipo "Dicen los tratadistas que el arte pop...". De hecho, en ese momento me daba bastante igual, más me preocupé por darle un beso en la comisura del labio y tirar un poco de un mechón de su cabello dorado, antes de acercar mi silla más a la suya, dejando mis cosas sobre la mesa y al fin descansando un poco de la sesión académica de ese día.
-Oye ¿Escuché que tu padre dará clases aquí? Eso sí es para poner cara de conflicto
No era mi facultad ni una clase que me interesara pero de todos modos me ponía algo tenso el asunto. Aunque bien podría ser otro señor Nikonov que no tuviera nada que ver con ella, una alegre coincidencia. Sí, claro.
La vi sentada como si estuviera estudiando para un examen de pociones pero me extrañó que tuviera un rostro tan conflictuado mirando a Warhol ¿Quién se conflictuaba mirando a Warhol? Me acerqué a ella y le di un rápido beso en el cabello antes de sentarme a su lado, en paralelo a ella, no enfrente por que iban a pensar que estábamos en medio de una asesoría o algo así, una asesoría de pop art. No es que yo quisiera dar cátedra todo el tiempo de lo poco que supiera o no, pero la veía de verdad agobiada.
-¿Qué te pasa? Parece que te dieras por venicida con problemas de aritmancia nivel experto.
Yo que sabía, quizás sólo había querido ver el libro y había terminado conflictuada por otra cosa. No iba a llegar como un pedante abriendo una conversación con una frase tipo "Dicen los tratadistas que el arte pop...". De hecho, en ese momento me daba bastante igual, más me preocupé por darle un beso en la comisura del labio y tirar un poco de un mechón de su cabello dorado, antes de acercar mi silla más a la suya, dejando mis cosas sobre la mesa y al fin descansando un poco de la sesión académica de ese día.
-Oye ¿Escuché que tu padre dará clases aquí? Eso sí es para poner cara de conflicto
No era mi facultad ni una clase que me interesara pero de todos modos me ponía algo tenso el asunto. Aunque bien podría ser otro señor Nikonov que no tuviera nada que ver con ella, una alegre coincidencia. Sí, claro.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: ... Pero es una lata de sopa
No lo había visto llegar pero con el beso en el cabello inmediatamente supo quién era y se deshizo al fin de esa expresión de análisis profundo como si con eso le bastara para descifrar el misterio tras la condenada lata. A ella siempre le había gustado que le tocaran el cabello porque lo encontraba muy relajante y más de una vez se había casi quedado dormida con expresión de gato contento en el rostro cuando Pearlie y ella se aburrían en la escuela y se peinaban la una a la otra, pero nada más había una persona en Brigantia con quien tenía ese trato tan particular. Por eso antes de que se sentara ella ya estaba sonriendo.
- No, pero casi. – Tomó el libro por ambos extremos y lo dejó parado sobre su canto en la mesa, sin soltarlo y bien abierto, incluso alejando el rostro un poco y entrecerrando los ojos como si esperara que así por obra y arte de magia algo en la imagen fuera a cambiar. – Es una lata de sopa. Cómo alguien que pinta latas de sopa se hace tan famoso como para salir en libros de historia, no entiendo. –
Volvió a fruncir el ceño con aquella expresión de Princesa caprichosa que tan bien le salía pero que no le duró mucho a causa del casto beso. No lo dejó que se separara demasiado antes de devolverle el beso en condiciones aunque sin llegar a ser nada demasiado escandaloso e indecente; no le importaba que estuvieran en público porque ella bien podía desvivirse en muestras de afecto como esas, pero tampoco era plan de hacer como que se le iba a subir encima en cualquier momento, ¿verdad?– Ya, mucho mejor. – Le sacó la lengua un instante, sonriente, y de paso le acomodó el cuello de la camisa, que lo llevaba torcido.
Se movió un poco en la silla para poder verlo mejor pero sin perder el porte – Postura, Milena siempre le había insistido su abuela. Ah, la noticia de que su padre llegaba a Brigantia, ¿ya comenzaba a correr el rumor? Pearlie le había comentado algo sobre ello y la había visto muy aliviada por ello, parecía que en Leyes estaban teniendo muchos problemas con la planta docente, vaya cosas.
- Parece que sí, me lo confirmó la lechuza que me dejó la correspondencia en el desayuno. ¿Cara de conflicto? No te preocupes, la peligrosa es mi madre, él no. – Pero claro que estaba nerviosa pero definitivamente lo estaba. Tenía a su favor que Cerridwen estaba bastante lejos de Arianrhod y ella ya no tenía ningún asunto a tratar por allá más que visitas sociales. Se había salido de Leyes justo a tiempo porque, por toda la magia, no quería imaginarse lo que sería tener a su papá como maestro. Estaba muy bien donde estaba, gracias.
Obviamente, su nerviosismo iba más allá del tratar a toda cosa de tratar momentos incómodos en un salón de clases. – Voy a dedicarme a hacer retratos de tazas de té. A lo mejor así también consigo que hablen de mí en los libros de arte. – Trató de bromear aunque tal vez no le salió muy bien. Dio un sorbo a su taza de té – desabrido, pero en fin – y al volver a dejar la taza con delicadeza sobre la mesa, exhaló lentamente. – Yo hablaré con él si se pone muy pesado. Va a requerir algo de labor de convencimieno y probablemente vaya a querer conocerte y todo eso… aunque todavía estás en oportunidad de huir si quieres, todavía no va a llegar. – Se humedeció los labios y sonrió con algo de timidez, tratando de creerse ella sola el chiste. No iba a mentirle con que ni siquiera se iban a dar cuenta que su padre estaba por ahí. No podría aunque lo intentara, de cualquier forma, porque era bien sabido la clase de familia de la que venía. Pero lo que no iba a hacer tampoco era proponerle llevar las cosas en secreto o algo así. Si estaba con él estaba con él a ojos de todos y punto.
No era su situación, gracias a todos los dioses, una como la de Aquila. Si su padre estuviera en contra de relacionarse con alguien que no compartiera tradición mágica de generaciones y generaciones atrás ella ni siquiera estaría ahí. Pero sabía que había cosas que no le iban a gustar e imploraba a todas las fuerzas y al nodo mágico que el asunto con Orlowsky nunca le llegara a los oídos o se iba a querer morir. Estrechó su mano por debajo de la mesa, entrelazando sus dedos, y besó su mejilla con suavidad. De repente se sentía más inquieta por lo que él pudiera pensar de esa parte de su vida, que lo que su padre fuera a opinar sobre sus últimas decisiones, tal vez porque seguía aferrada a que, como todo en lo que respectaba a ella, esta vez también iba a ceder.
- No, pero casi. – Tomó el libro por ambos extremos y lo dejó parado sobre su canto en la mesa, sin soltarlo y bien abierto, incluso alejando el rostro un poco y entrecerrando los ojos como si esperara que así por obra y arte de magia algo en la imagen fuera a cambiar. – Es una lata de sopa. Cómo alguien que pinta latas de sopa se hace tan famoso como para salir en libros de historia, no entiendo. –
Volvió a fruncir el ceño con aquella expresión de Princesa caprichosa que tan bien le salía pero que no le duró mucho a causa del casto beso. No lo dejó que se separara demasiado antes de devolverle el beso en condiciones aunque sin llegar a ser nada demasiado escandaloso e indecente; no le importaba que estuvieran en público porque ella bien podía desvivirse en muestras de afecto como esas, pero tampoco era plan de hacer como que se le iba a subir encima en cualquier momento, ¿verdad?– Ya, mucho mejor. – Le sacó la lengua un instante, sonriente, y de paso le acomodó el cuello de la camisa, que lo llevaba torcido.
Se movió un poco en la silla para poder verlo mejor pero sin perder el porte – Postura, Milena siempre le había insistido su abuela. Ah, la noticia de que su padre llegaba a Brigantia, ¿ya comenzaba a correr el rumor? Pearlie le había comentado algo sobre ello y la había visto muy aliviada por ello, parecía que en Leyes estaban teniendo muchos problemas con la planta docente, vaya cosas.
- Parece que sí, me lo confirmó la lechuza que me dejó la correspondencia en el desayuno. ¿Cara de conflicto? No te preocupes, la peligrosa es mi madre, él no. – Pero claro que estaba nerviosa pero definitivamente lo estaba. Tenía a su favor que Cerridwen estaba bastante lejos de Arianrhod y ella ya no tenía ningún asunto a tratar por allá más que visitas sociales. Se había salido de Leyes justo a tiempo porque, por toda la magia, no quería imaginarse lo que sería tener a su papá como maestro. Estaba muy bien donde estaba, gracias.
Obviamente, su nerviosismo iba más allá del tratar a toda cosa de tratar momentos incómodos en un salón de clases. – Voy a dedicarme a hacer retratos de tazas de té. A lo mejor así también consigo que hablen de mí en los libros de arte. – Trató de bromear aunque tal vez no le salió muy bien. Dio un sorbo a su taza de té – desabrido, pero en fin – y al volver a dejar la taza con delicadeza sobre la mesa, exhaló lentamente. – Yo hablaré con él si se pone muy pesado. Va a requerir algo de labor de convencimieno y probablemente vaya a querer conocerte y todo eso… aunque todavía estás en oportunidad de huir si quieres, todavía no va a llegar. – Se humedeció los labios y sonrió con algo de timidez, tratando de creerse ella sola el chiste. No iba a mentirle con que ni siquiera se iban a dar cuenta que su padre estaba por ahí. No podría aunque lo intentara, de cualquier forma, porque era bien sabido la clase de familia de la que venía. Pero lo que no iba a hacer tampoco era proponerle llevar las cosas en secreto o algo así. Si estaba con él estaba con él a ojos de todos y punto.
No era su situación, gracias a todos los dioses, una como la de Aquila. Si su padre estuviera en contra de relacionarse con alguien que no compartiera tradición mágica de generaciones y generaciones atrás ella ni siquiera estaría ahí. Pero sabía que había cosas que no le iban a gustar e imploraba a todas las fuerzas y al nodo mágico que el asunto con Orlowsky nunca le llegara a los oídos o se iba a querer morir. Estrechó su mano por debajo de la mesa, entrelazando sus dedos, y besó su mejilla con suavidad. De repente se sentía más inquieta por lo que él pudiera pensar de esa parte de su vida, que lo que su padre fuera a opinar sobre sus últimas decisiones, tal vez porque seguía aferrada a que, como todo en lo que respectaba a ella, esta vez también iba a ceder.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: ... Pero es una lata de sopa
Que el padre de la chica en actual interés romántico fuera inofensivo era una falacia. Absoluta. Aunque fuera la chica más liberal del universo, es más, aunque fuera una muggle, yo ya estaría temiendo el momento de encontrarme, casual o deliberadamente con su padre, por que era una cuestión biológica. Biológica y peligrosa. Le asentí con poco consentimiento cuando decía que no tenía que preocuparme por él sino por su madre, por supuesto, temiendo lo peor.
-Y ya deja de cuestionar el té, por que sólo en China se bebe mejor té que en inglaterra. A los rusos se les da el vodka, entonces no jodas con lo demás rubia engreída...
Conocía sus caras de que nada le sabía bien en Inglaterra por que había perdido sus papilas gustativas en el viaje o algo así. Apreté sus mejillas como si fuera su tía segunda de Yuriatin visitándola para joderla o algo así, y le planté un beso empalagoso en los labios sin muchas ganas de responderle sobre el arte por que cuando se empezaban a decir esas cosas solía hablar sin parar. Me quedé un tanto serio con eso de conocer al señor Nikonov por puro nerviosismo instintivo aunque me probaba con esa falsa posibilidad de huír. Huír, claro, y terminar calcinado por su madre si me atrevía a ser así de patán. Pero bueno, había momentos en los que había que ser valiente y ese era uno de esos, mejor asentir con calma (como lo hice) y quedarme parcialmente en silencio.
-No te quejes de Warhol, era un ordinario pero si está en ese libro fue por algo. Y si me quieres presentar a tu padre en una cena de cinco cubiertos a mi izquierda, pues iré y todo. A hacer el ridículo, pero iré.
También apreté su mano por debajo de la mesa y me recargué en su hombro como si quisiera dormir. Con los ojos cerrados me dieron ganas de decirle que ella también tenía que empezar a preocuparse por que si se la presentaba a Tahira iba a hacer un montón de preguntas sobre sus ideas de la vida, sus ingresos y esas cosas con las que tanto le gustaba humillar a la gente que funcionaba "dentro del sistema" ya fueran magos o muggles. Por cierto, Mila aún no sa´bia qu emi madre era una muggle haciéndose pasar por squib desde los 18 años. Ya se lo diría pronto.
-Y ya deja de cuestionar el té, por que sólo en China se bebe mejor té que en inglaterra. A los rusos se les da el vodka, entonces no jodas con lo demás rubia engreída...
Conocía sus caras de que nada le sabía bien en Inglaterra por que había perdido sus papilas gustativas en el viaje o algo así. Apreté sus mejillas como si fuera su tía segunda de Yuriatin visitándola para joderla o algo así, y le planté un beso empalagoso en los labios sin muchas ganas de responderle sobre el arte por que cuando se empezaban a decir esas cosas solía hablar sin parar. Me quedé un tanto serio con eso de conocer al señor Nikonov por puro nerviosismo instintivo aunque me probaba con esa falsa posibilidad de huír. Huír, claro, y terminar calcinado por su madre si me atrevía a ser así de patán. Pero bueno, había momentos en los que había que ser valiente y ese era uno de esos, mejor asentir con calma (como lo hice) y quedarme parcialmente en silencio.
-No te quejes de Warhol, era un ordinario pero si está en ese libro fue por algo. Y si me quieres presentar a tu padre en una cena de cinco cubiertos a mi izquierda, pues iré y todo. A hacer el ridículo, pero iré.
También apreté su mano por debajo de la mesa y me recargué en su hombro como si quisiera dormir. Con los ojos cerrados me dieron ganas de decirle que ella también tenía que empezar a preocuparse por que si se la presentaba a Tahira iba a hacer un montón de preguntas sobre sus ideas de la vida, sus ingresos y esas cosas con las que tanto le gustaba humillar a la gente que funcionaba "dentro del sistema" ya fueran magos o muggles. Por cierto, Mila aún no sa´bia qu emi madre era una muggle haciéndose pasar por squib desde los 18 años. Ya se lo diría pronto.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: ... Pero es una lata de sopa
- ¿Nos estás diciendo borrachos? Oh, perdón, se me olvidaba que para el inglés el té y el fútbol son materia sacra, mis más sinceras disculpas y el más contrito arrepentimiento. Si me olvido de algo que esté a ese mismo nivel como intocable, hazme el favor de recordármelo. - Dijo cada palabra exagerando en las expresiones de su rostro y los movimientos de sus manos, y luego le jaló un mechón de cabello cuando le dijo rubia engreída, riéndose entre dientes. Bien, lo era un poco, tampoco lo podía negar, que para haber viajado tanto era por demás caprichoso que su lengua se rehusara tajante a acostumbrarse a ciertos sabores. Ya le conocía el sentido del humor como para irse a ofender por un detallito así. Se quejó con un au cuando le pellizco las mejillas y le dio un manazo queriendo que la soltara antes de que se le fuera a ocurrir hacerle cosquillas o algo así en medio de la cafetería, aunque mucha diferencia no habría si ya se estaba riendo, mucho más con el beso empalagoso que siguió y correspondió de la misma manera.
- ¡Pero es una lata de sopa! - Y terca de ahí nadie le iba a sacar. Se cubrió los ojos con la mano, riendo de manera silenciosa. Mejor tomó una de las galletas y le dio un mordisco; se le ocurrió que si no podía hacerse artista dibujando tazas de té porque los ingleses se alebrestaban lo haría dibujando galletas. El pensamiento ridículo se esfumó porque sintió que se moría de amor cuando se recargó en su hombro y le aseguraba que conocería a su padre si así lo quería. Ladeó la cabeza para apoyarla sobre la de él.
- No vas a hacer el ridículo. Ridículo eso, me voy al siguiente capítulo. - Señaló el libro sin darle mucho énfasis y con una media sonrisa en los labios, porque en su mundo, lo mirara por donde fuera, una lata de sopa jamás iba a ser algo que fuera a tomar en serio. Aunque si había sacado ese libro de la biblioteca, para empezar, era porque quería conocer más de ese otro mundo al que él pertenecía. ¿Lo que sabía de la vida muggle? Que los autobuses eran muy curiosos, que en los pubs la última ronda se anunciaba con una campana y que si metías pan en una máquina esta te la regresaba caliente y tostado de un brinco. No le bastaba ya con eso, saber que se había estado privando ella sola de un millón de experiencias distintas porque había otra realidad allá afuera que nunca se había molestado en explorar porque todo su entorno le había convencido de que no debía hacerlo.
- ¿Vas a pedir algo? Porque la mesera tiene cara de que ya viene hacia acá y creo que todavía no nos perdona lo del otro día. - Se rió tenuemente. ¿Qué le pasaba que cuando estaba con él todo lo demás se le olvidaba y no quería hacer nada más?
- ¡Pero es una lata de sopa! - Y terca de ahí nadie le iba a sacar. Se cubrió los ojos con la mano, riendo de manera silenciosa. Mejor tomó una de las galletas y le dio un mordisco; se le ocurrió que si no podía hacerse artista dibujando tazas de té porque los ingleses se alebrestaban lo haría dibujando galletas. El pensamiento ridículo se esfumó porque sintió que se moría de amor cuando se recargó en su hombro y le aseguraba que conocería a su padre si así lo quería. Ladeó la cabeza para apoyarla sobre la de él.
- No vas a hacer el ridículo. Ridículo eso, me voy al siguiente capítulo. - Señaló el libro sin darle mucho énfasis y con una media sonrisa en los labios, porque en su mundo, lo mirara por donde fuera, una lata de sopa jamás iba a ser algo que fuera a tomar en serio. Aunque si había sacado ese libro de la biblioteca, para empezar, era porque quería conocer más de ese otro mundo al que él pertenecía. ¿Lo que sabía de la vida muggle? Que los autobuses eran muy curiosos, que en los pubs la última ronda se anunciaba con una campana y que si metías pan en una máquina esta te la regresaba caliente y tostado de un brinco. No le bastaba ya con eso, saber que se había estado privando ella sola de un millón de experiencias distintas porque había otra realidad allá afuera que nunca se había molestado en explorar porque todo su entorno le había convencido de que no debía hacerlo.
- ¿Vas a pedir algo? Porque la mesera tiene cara de que ya viene hacia acá y creo que todavía no nos perdona lo del otro día. - Se rió tenuemente. ¿Qué le pasaba que cuando estaba con él todo lo demás se le olvidaba y no quería hacer nada más?
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: ... Pero es una lata de sopa
-Más que sagrada. Y si no apoyas a ningún equipo, te aviso que desde hoy lo haces: cuando te vuelvan a preguntar, eres fanática de los leones del Millwall.
Volví a besarla antes de que insistiera con el asunto del pop art y solté una carcajada, repegándome más a su hombro y abrazándola por la cintura, por que iba a seguir indignada con el arte así que tenía que arremangarme las mangas y explicarle algo de eso. Yo no era el fan número uno del pop, ni siquiera el fan número quinientos mil, pero había discutido suficiente tiempo en mi juventud de esos menesteres como para no quedarme con el vicio de seguirlo haciendo.
Negué con la cabeza, no iba a pedir nada, prefería robarle un trago a su taza y tuve que incoporarme para hacerlo sin verterme el contenido, al final regresando la página al inicio del capítulo. Hasta saqué unas estúpidas gafas que realmente sólo usaba en clases cuando había algún diagrama que ver por que mi vista a lo lejos empezaba a fallar un poco. Todo con tal de hacer un poco el ridículo con eso del profesor de arte contemporáneo; seguramente Mila nunca me había visto puestas las gafas, casi siempre eran para cosas de astronomía.
-Ok, tú quisiste esto. No quiero quejas, así lleve una hora hablando ¿Estamos?.
Me aclaré ridículamente la garganta y después le di un beso más, poniéndole más cuidado y atención a sus perfectos labios, incluso mordiéndolos un poco antes de separarme de ella, con ganas de proponerle que fuéramos a fornicar al agreste justo como había dicho la decana Orlowsky que hiciéramos, pero no.
-Número 1, niña lista: desde la invención de la fotografía el arte dejó de ser la búsqueda por la mímesis, así que punto número uno a olvidar, ya no importa "si se parece" lo pintado a lo real. Número dos, hay que ubicarse en contexto, imagina que antes de esto el arte eran un montón de abstractos místicos que... sí, aquí están ¿Ves esto? Bien, eso era el arte respetable de entonces. Pues este tipo decidió que él iba a hacer de las cosas más vulgares y comunes el arte de la institución, respetable e idolatrable. ¿Y sabes qué? Lo logró, por que aquí estás tú, indignada por que este objeto vulgar esté en un libro de arte.
Volví a besarla antes de que insistiera con el asunto del pop art y solté una carcajada, repegándome más a su hombro y abrazándola por la cintura, por que iba a seguir indignada con el arte así que tenía que arremangarme las mangas y explicarle algo de eso. Yo no era el fan número uno del pop, ni siquiera el fan número quinientos mil, pero había discutido suficiente tiempo en mi juventud de esos menesteres como para no quedarme con el vicio de seguirlo haciendo.
Negué con la cabeza, no iba a pedir nada, prefería robarle un trago a su taza y tuve que incoporarme para hacerlo sin verterme el contenido, al final regresando la página al inicio del capítulo. Hasta saqué unas estúpidas gafas que realmente sólo usaba en clases cuando había algún diagrama que ver por que mi vista a lo lejos empezaba a fallar un poco. Todo con tal de hacer un poco el ridículo con eso del profesor de arte contemporáneo; seguramente Mila nunca me había visto puestas las gafas, casi siempre eran para cosas de astronomía.
-Ok, tú quisiste esto. No quiero quejas, así lleve una hora hablando ¿Estamos?.
Me aclaré ridículamente la garganta y después le di un beso más, poniéndole más cuidado y atención a sus perfectos labios, incluso mordiéndolos un poco antes de separarme de ella, con ganas de proponerle que fuéramos a fornicar al agreste justo como había dicho la decana Orlowsky que hiciéramos, pero no.
-Número 1, niña lista: desde la invención de la fotografía el arte dejó de ser la búsqueda por la mímesis, así que punto número uno a olvidar, ya no importa "si se parece" lo pintado a lo real. Número dos, hay que ubicarse en contexto, imagina que antes de esto el arte eran un montón de abstractos místicos que... sí, aquí están ¿Ves esto? Bien, eso era el arte respetable de entonces. Pues este tipo decidió que él iba a hacer de las cosas más vulgares y comunes el arte de la institución, respetable e idolatrable. ¿Y sabes qué? Lo logró, por que aquí estás tú, indignada por que este objeto vulgar esté en un libro de arte.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: ... Pero es una lata de sopa
- Cuando me vuelvan a preguntar soy fanática de los Leones de Milwall. Que van de azul. Cosa que sé porque los amo, eso. -
Le encantaba escucharlo reír, y si podía reírse de sus arranques de princesa caprichosa en vez de mirarla mal, pues qué mejor. Su carcajada era contagiosa y se dejó abrazar, volviendo a besarle el cabello. Fingió protesta cuando bebía de su té y luego tomó otra galleta. En eso lo vio ponerse las gafas que acababa de enterarse usaba y que le llamaban mucho la atención. Incluso se encontró sonriendo a medias y apoyándose un poco contra la mesa, mirándolo con mucho interés.
- Si profesor. No sabía que usabas gafas. Me hubieras dicho, habría tenido tiempo a sacar el uniforme de Beauxbatons del baúl. - Ese mismo de las fantasías adolescentes donde las chicas francesas se aprendían a besar unas con otras. Le sacó la lengua, coincidiendo con el momento en que la volvía a besa de forma mucho más contundente. Le correspondió al mordisco aunque al mismo tiempo le colocó una mano en el pecho para obligarse a sí misma a hacer distancia mientras le sonreía, porque se conocía y no necesitaba de mucho para acelerarse. Si se iba a tomar la molestia de explicarle las cosas que no terminaba de comprender entonces los requerimientos de decencia mínimos decían que tenía que prestarle atención. Lo de colocarle la mano sobre la rodilla y recargarse esta vez ella en su hombro venía siendo pequeñas libertades que iba a tomarse por muy Profesor de Arte que se convirtiera por una hora.
– Entonces me dices que esta gente hizo arte rebelándose a lo que el arte era entonces; eso lo puedo entender, ¿pero esa cosa? Se siente tan… desechable. - Y la indignación en su mohín de princesa caprichosa permanecía, pero al mismo tiempo lo estaba reflexionando. Los magos también usaban cámaras fotográficas – invento en un principio muy muggle, a fin de cuentas – pero no le parecía que hubiera llegado a revolucionar gran cosa para los artistas. Si buscaba algo con lo que poder trazar un paralelismo a la infame lata de sopa nada se le venía a la mente. – Pues no, sigue sin gustarme, voy a saltarme de capítulo porque de todas formas quedan todavía como mil. Los libros mágicos no son tan extensos, vamos muy atrasados. Pero aún así quiero ir a ver museos, aunque estén llenos de objetos vulgares. Ojalá que levanten el castigo pronto, no tengo tan buena suerte apostando como para atreverme a darme a la fuga. -
Le encantaba escucharlo reír, y si podía reírse de sus arranques de princesa caprichosa en vez de mirarla mal, pues qué mejor. Su carcajada era contagiosa y se dejó abrazar, volviendo a besarle el cabello. Fingió protesta cuando bebía de su té y luego tomó otra galleta. En eso lo vio ponerse las gafas que acababa de enterarse usaba y que le llamaban mucho la atención. Incluso se encontró sonriendo a medias y apoyándose un poco contra la mesa, mirándolo con mucho interés.
- Si profesor. No sabía que usabas gafas. Me hubieras dicho, habría tenido tiempo a sacar el uniforme de Beauxbatons del baúl. - Ese mismo de las fantasías adolescentes donde las chicas francesas se aprendían a besar unas con otras. Le sacó la lengua, coincidiendo con el momento en que la volvía a besa de forma mucho más contundente. Le correspondió al mordisco aunque al mismo tiempo le colocó una mano en el pecho para obligarse a sí misma a hacer distancia mientras le sonreía, porque se conocía y no necesitaba de mucho para acelerarse. Si se iba a tomar la molestia de explicarle las cosas que no terminaba de comprender entonces los requerimientos de decencia mínimos decían que tenía que prestarle atención. Lo de colocarle la mano sobre la rodilla y recargarse esta vez ella en su hombro venía siendo pequeñas libertades que iba a tomarse por muy Profesor de Arte que se convirtiera por una hora.
– Entonces me dices que esta gente hizo arte rebelándose a lo que el arte era entonces; eso lo puedo entender, ¿pero esa cosa? Se siente tan… desechable. - Y la indignación en su mohín de princesa caprichosa permanecía, pero al mismo tiempo lo estaba reflexionando. Los magos también usaban cámaras fotográficas – invento en un principio muy muggle, a fin de cuentas – pero no le parecía que hubiera llegado a revolucionar gran cosa para los artistas. Si buscaba algo con lo que poder trazar un paralelismo a la infame lata de sopa nada se le venía a la mente. – Pues no, sigue sin gustarme, voy a saltarme de capítulo porque de todas formas quedan todavía como mil. Los libros mágicos no son tan extensos, vamos muy atrasados. Pero aún así quiero ir a ver museos, aunque estén llenos de objetos vulgares. Ojalá que levanten el castigo pronto, no tengo tan buena suerte apostando como para atreverme a darme a la fuga. -
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: ... Pero es una lata de sopa
Sí necesitaba esas gafas, y también me gustaba hacerme el interesante. Claro, tampoco se me había olvidado lo del uniforme de Beauxbatons pero no insistía con eso de manera activa por que tampoco es que fuera un deseo real, sólo una fantasía estúpida como cuando le pedía que me contara la historia de cómo había aprendido a besar. Acaricié un poco su cabello dorado cuando se me recargaba para escuchar lo que tuviera que decir sobre el arte pop con la misma mirada de incredulidad y cierto enojo con que había empezado toda esa historia del libro de arte.
-Pues sí ¡Pues sí! pero ya dejó de serlo ¿Por que qué crees? Esto fue hecho en los años sesenta y sigue aquí provocándote conflictos. El arte no es Honeydukes cariño, fomenta reflexiones, incomoda, molesta. Y sigo pensando que al menos contigo, Warhol logró su cometido.
Le di un beso rápido en los labios y después la tomé por el rostro. No iba a convencerla de nada, sólo decía lo poco que tenía qué decir sobre la famosa lata de sopa así como ella tendría cosas qué decir sobre la realeza rusa que... por cierto ¿Qué había pasado con los magos y el régimen? La realeza rusa en su tiempo se había ido al carajo entre partisanos y bolcheviques, pero ¿Y los magos? ¿Seguían guardando cosas como huevos Fabergé en sus vitrinas? Me daba un poco de curiosidad preguntárselo, pero antes que nada iba a dejar mi discurso con un gran final.
-El gusto es una de las pocas libertades que tenemos en la sociedad, así que bien, a mi tampoco me gusta, pero bueno, reconozco su valor artístico o algo así. Y yo también quiero que levanten ya ese castigo, y tampoco te voy a incitar a que te fugues si eso es lo que quieres.
¿Iba a dejar de querer besarla todo el tiempo? Pues aparentemente no. Ahora yo me recargué en ella y éramos una de esas parejas molestas a ojos ajenos que no podía dejar de toquetearse todo el tiempo y decirse al oído cosas ridículas. Yo todavía no lo había hecho, pero mirándola con esa cara adorable y esos ojos brillantes de locura (no estaban brillantes de locura, pero así me gustaba escribirlo) seguro estaría a nada de hacerlo. Ya sabía que no iban a levantar el castigo sólo con desearlo pero nada impedía que pudiera fantasear con salir de ahí los fines de semana.
-Pues sí ¡Pues sí! pero ya dejó de serlo ¿Por que qué crees? Esto fue hecho en los años sesenta y sigue aquí provocándote conflictos. El arte no es Honeydukes cariño, fomenta reflexiones, incomoda, molesta. Y sigo pensando que al menos contigo, Warhol logró su cometido.
Le di un beso rápido en los labios y después la tomé por el rostro. No iba a convencerla de nada, sólo decía lo poco que tenía qué decir sobre la famosa lata de sopa así como ella tendría cosas qué decir sobre la realeza rusa que... por cierto ¿Qué había pasado con los magos y el régimen? La realeza rusa en su tiempo se había ido al carajo entre partisanos y bolcheviques, pero ¿Y los magos? ¿Seguían guardando cosas como huevos Fabergé en sus vitrinas? Me daba un poco de curiosidad preguntárselo, pero antes que nada iba a dejar mi discurso con un gran final.
-El gusto es una de las pocas libertades que tenemos en la sociedad, así que bien, a mi tampoco me gusta, pero bueno, reconozco su valor artístico o algo así. Y yo también quiero que levanten ya ese castigo, y tampoco te voy a incitar a que te fugues si eso es lo que quieres.
¿Iba a dejar de querer besarla todo el tiempo? Pues aparentemente no. Ahora yo me recargué en ella y éramos una de esas parejas molestas a ojos ajenos que no podía dejar de toquetearse todo el tiempo y decirse al oído cosas ridículas. Yo todavía no lo había hecho, pero mirándola con esa cara adorable y esos ojos brillantes de locura (no estaban brillantes de locura, pero así me gustaba escribirlo) seguro estaría a nada de hacerlo. Ya sabía que no iban a levantar el castigo sólo con desearlo pero nada impedía que pudiera fantasear con salir de ahí los fines de semana.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: ... Pero es una lata de sopa
- Si fuera Honeydukes tendríamos un problema, ¿qué no? – Se echó a reír un poco aún apoyada en su hombro, si bien continuaba con el ceño levemente fruncido. Lo sostenía, no creía que el arte tuviera que ser siempre maripositas y revoloteando en jardines y retratos de fruta, de la misma manera en que no concordaba del todo con la teoría sobre puntos altos y bajos de energía de Harris. Seguía sin poder tomarse en serio algo como eso, aunque tenía que conceder que, sí, le incomodaba lo suyo aún y si no era nada demasiado escandaloso. O tal vez sí que fuera motivo de escándalo el que se admirara algo tan absurdo como eso; ¿pero no daría esa la razón al motivo original? Incomodar, molestar, fomentar reflexión.
- Ahhh, touché, Monsieur. Vale, vamos a decir que si eso es lo que pretendía caí en el truco. – Porque no había manera de negarlo, ¿verdad? Ahí estaba ella con los labios torcidos. De cualquier manera, sus besos le parecían mucho más interesantes y aquello bastaba para cambiarle aquel mohín caprichoso por una sonrisa. Quizá lo que le faltaba era tratar de ver las cosas un poco más a través de los ojos de un muggle. Apenas estaba aprendiendo, y como fuera llevaba 19 años de retraso. Si le enseñara ese libro a su padre o sus abuelos estaba segura que sus opiniones no serían muy distintas; el recelo, la incapacidad para comprender del todo. No miedo, porque eran solo pinturas en un libro, y de todo lo que decían había que temer de los muggles, las pinturas en un libro no eran amenazadoras, que en su país las guerras y crisis se habían dado por mil y un razones.
- O algo así. – Lo secundó porque le hizo gracia el cómo terminaba con su pequeña clase exprés sobre arte muggle, pasándole los dedos por el cabello. Que si los ojos no le brillaban de locura propiamente dicho aún no parecía muy lejana la posibilidad de que eso pasara. Lo miró por la esquina de los ojos, mordiéndose los labios para luego echar un vistazo a través de la ventana sin dejar de acariciarlo en ningún momento. El té ya se lo había terminado, las galletas todavía le quedaban un par pero…
- Ven, vamos a escaparnos del ojo omnipresente de Orlowsky. - Le susurró al oído y besó su cuello, tirando después de su mano para que se pusiera de pie. No era tan temeraria como para arriesgarse a planear una fuga cuando los decanos estaban tan tajantes al respecto, más si la decana de su propia facultad era vidente, pero venga, que por cambiar la rutina un rato nada iban a perder, ¿que no?
- Ahhh, touché, Monsieur. Vale, vamos a decir que si eso es lo que pretendía caí en el truco. – Porque no había manera de negarlo, ¿verdad? Ahí estaba ella con los labios torcidos. De cualquier manera, sus besos le parecían mucho más interesantes y aquello bastaba para cambiarle aquel mohín caprichoso por una sonrisa. Quizá lo que le faltaba era tratar de ver las cosas un poco más a través de los ojos de un muggle. Apenas estaba aprendiendo, y como fuera llevaba 19 años de retraso. Si le enseñara ese libro a su padre o sus abuelos estaba segura que sus opiniones no serían muy distintas; el recelo, la incapacidad para comprender del todo. No miedo, porque eran solo pinturas en un libro, y de todo lo que decían había que temer de los muggles, las pinturas en un libro no eran amenazadoras, que en su país las guerras y crisis se habían dado por mil y un razones.
- O algo así. – Lo secundó porque le hizo gracia el cómo terminaba con su pequeña clase exprés sobre arte muggle, pasándole los dedos por el cabello. Que si los ojos no le brillaban de locura propiamente dicho aún no parecía muy lejana la posibilidad de que eso pasara. Lo miró por la esquina de los ojos, mordiéndose los labios para luego echar un vistazo a través de la ventana sin dejar de acariciarlo en ningún momento. El té ya se lo había terminado, las galletas todavía le quedaban un par pero…
- Ven, vamos a escaparnos del ojo omnipresente de Orlowsky. - Le susurró al oído y besó su cuello, tirando después de su mano para que se pusiera de pie. No era tan temeraria como para arriesgarse a planear una fuga cuando los decanos estaban tan tajantes al respecto, más si la decana de su propia facultad era vidente, pero venga, que por cambiar la rutina un rato nada iban a perder, ¿que no?
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: ... Pero es una lata de sopa
-Me encanta que hables en francés, vuelve a hacerlo, yo sólo sé decir sacré français ¿Me salió bien?
La besé como buen novio encimoso después de que dijera sólo como dos palabras en francés antes de decir o mejor dicho admitir que había caído en los estúpidos trucos de Warhol. No la presionaba con eso del arte por que si algo me había enseñado lo poco que sabía al respecto era que nadie tenía por qué cuestionar las cosas que gustaban o no de manera individual, pero si ella se había puesto de necia con el discurso, pues se lo daba, por que además me gustaba ensalzarme con las palabras y todo eso.
-Era un maestro del truco, además el chiste era que se burlaba un poco de los compradores y la industria. Hizo una pieza de la cuál pretendía duplicar su valor ¿Sabes cómo lo hizo? poniendo un bastidor del mismo color a un lado, y la cobró al doble. Y se lo pagaron. Pero si eso te disgusta, deberías conocer a Jeff Koons...
El arte se nos había ido mucho al carajo después de que sentenciara o algo así como sinónimo a no me convences con tus masturbaciones mentales, hippie, pero la parte interesante de eso era seguir besándonos. No sabía qué tramaba pero le vi actitud de pajarillo encerrado a punto de planear un escape, y me lo confirmaba cuando decía que no escapáramos del ojo de Sauron, o el de Orlowsky que era casi lo mismo. No pensaba que nos tuviera en la mira para ver si no andábamos por ahí fornicando en el agreste (la frase se había grabado a fuego en mi cabeza) pero mi moral me indicaba que no debía dejar que Mila, tan bien portada, hiciera locuras sólo por que yo la andaba provocando.
-Espera espera ¿Escaparnos? Yo voy contigo a donde sea, pero no quiero que te expulsen, pajarito. Quiero que sigas siendo una niña de buenas notas y buena reputación que se fuga con un indeseable...
La besé de nuevo, acariciando su cuello y mirándola a los ojos con media sonrisa. Me puse de pie por que, como bien le había dicho, iría con ella a donde sea aunque me lo pensaría un poco si su plan era un club de sadomasoquismo. O bueno, la verdad era que no, que iría de todos modos. Un beso más, que nunca sobraban.
-¿Qué tienes en mente? De verdad quiero que te mantengas fuera de problemas. Y te quiero, pajarito. Bésame otra vez.
La besé como buen novio encimoso después de que dijera sólo como dos palabras en francés antes de decir o mejor dicho admitir que había caído en los estúpidos trucos de Warhol. No la presionaba con eso del arte por que si algo me había enseñado lo poco que sabía al respecto era que nadie tenía por qué cuestionar las cosas que gustaban o no de manera individual, pero si ella se había puesto de necia con el discurso, pues se lo daba, por que además me gustaba ensalzarme con las palabras y todo eso.
-Era un maestro del truco, además el chiste era que se burlaba un poco de los compradores y la industria. Hizo una pieza de la cuál pretendía duplicar su valor ¿Sabes cómo lo hizo? poniendo un bastidor del mismo color a un lado, y la cobró al doble. Y se lo pagaron. Pero si eso te disgusta, deberías conocer a Jeff Koons...
El arte se nos había ido mucho al carajo después de que sentenciara o algo así como sinónimo a no me convences con tus masturbaciones mentales, hippie, pero la parte interesante de eso era seguir besándonos. No sabía qué tramaba pero le vi actitud de pajarillo encerrado a punto de planear un escape, y me lo confirmaba cuando decía que no escapáramos del ojo de Sauron, o el de Orlowsky que era casi lo mismo. No pensaba que nos tuviera en la mira para ver si no andábamos por ahí fornicando en el agreste (la frase se había grabado a fuego en mi cabeza) pero mi moral me indicaba que no debía dejar que Mila, tan bien portada, hiciera locuras sólo por que yo la andaba provocando.
-Espera espera ¿Escaparnos? Yo voy contigo a donde sea, pero no quiero que te expulsen, pajarito. Quiero que sigas siendo una niña de buenas notas y buena reputación que se fuga con un indeseable...
La besé de nuevo, acariciando su cuello y mirándola a los ojos con media sonrisa. Me puse de pie por que, como bien le había dicho, iría con ella a donde sea aunque me lo pensaría un poco si su plan era un club de sadomasoquismo. O bueno, la verdad era que no, que iría de todos modos. Un beso más, que nunca sobraban.
-¿Qué tienes en mente? De verdad quiero que te mantengas fuera de problemas. Y te quiero, pajarito. Bésame otra vez.
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: ... Pero es una lata de sopa
Si era muy muy sincera, lo de Pajarito, viniendo de otra persona y en otro contexto, le habría hecho muy poca gracia. Hasta el momento, probablemente la única persona con la que sentía podía tomarse a chiste algo así sería Aquila. Con él era distinto porque sabía que no había ni una onza de prejuicio en sus palabras. Como cuando se reía de sí mismo y de su ascendencia musulmana. Así que podía tomar lo de Pajarito de buena gana, como voto de confianza, sin tener que poner en el rostro una sonrisa de esas incómodas y congeladas. Le parecía hasta tierno cuando él lo decía, creía entonces poder separar un chiste privado de recuerdos que francamente le hacían hervir la sangre. Gracias hermanas Lefevbre, por cierto.
Pero más que lo de pajarito, lo que le dio risa fue la manera que reaccionaba. - No digo de escaparnos de la universidad, estás mal, con el nivel de seguridad que tienen ahora nos cae encima una tropa de aurores como pongamos pie fuera. - Se rio por lo bajo, porque aunque exageraba - no esperaba que en serio hubiera aurores vigilando a estudiantes desesperados por el encierro - de repente sí que le daba esa sensación. Lo dicho, bien podía distraerse pensando en y divagando cuando se suponía tenía que estar atenta a lo que alguien al frente de una clase decía, todo por las ganas de poder salir de ahí, pero no se atrevía a desafiar tan directamente las reglas. No era tan valiente (o tonta, según el lado por el que se mirara) como para arriesgarse así y arriesgarlo a él también de paso.
Su idea era otra, pero a un beso nunca iba a negarse. Le correspondió sonriendo, echando los brazos alrededor de su cuello solo por teatralizar un poco bien segura que más de uno en la cafetería ya iba poniendo los ojos en blanco al verlos, pero le daba igual. Le sonrió al separarse y le pasó los dedos por el cabello, mientras se mordía el labio.
- Que no va a pasar nada, te lo juro, y también te quiero, mucho. - Y no se cansaba de decirlo. Tampoco de besarlo, pero en favor de agilizarse y evitar que alguien decidiera lanzarles un aquamenti para despegarlos - que al final resultaría ser premonitorio - le dio un rápido beso en los labios tan solo para tomarle la mano y tirar de él.
- Resulta que si le sacas algo de conversación a los retratos te cuentan las cosas más interesantes, ¿sabes? ¿Alguna vez has subido a la azotea de la nave principal? - Claro, conseguir que te contaran cosas interesantes dependía mucho de que tan bien le cayeras al retrato en cuestión. Y si en vida el retratado había sentido debilidad por las semiveelas entonces ya llevaba ella muchos puntos de ventaja.
Pero más que lo de pajarito, lo que le dio risa fue la manera que reaccionaba. - No digo de escaparnos de la universidad, estás mal, con el nivel de seguridad que tienen ahora nos cae encima una tropa de aurores como pongamos pie fuera. - Se rio por lo bajo, porque aunque exageraba - no esperaba que en serio hubiera aurores vigilando a estudiantes desesperados por el encierro - de repente sí que le daba esa sensación. Lo dicho, bien podía distraerse pensando en y divagando cuando se suponía tenía que estar atenta a lo que alguien al frente de una clase decía, todo por las ganas de poder salir de ahí, pero no se atrevía a desafiar tan directamente las reglas. No era tan valiente (o tonta, según el lado por el que se mirara) como para arriesgarse así y arriesgarlo a él también de paso.
Su idea era otra, pero a un beso nunca iba a negarse. Le correspondió sonriendo, echando los brazos alrededor de su cuello solo por teatralizar un poco bien segura que más de uno en la cafetería ya iba poniendo los ojos en blanco al verlos, pero le daba igual. Le sonrió al separarse y le pasó los dedos por el cabello, mientras se mordía el labio.
- Que no va a pasar nada, te lo juro, y también te quiero, mucho. - Y no se cansaba de decirlo. Tampoco de besarlo, pero en favor de agilizarse y evitar que alguien decidiera lanzarles un aquamenti para despegarlos - que al final resultaría ser premonitorio - le dio un rápido beso en los labios tan solo para tomarle la mano y tirar de él.
- Resulta que si le sacas algo de conversación a los retratos te cuentan las cosas más interesantes, ¿sabes? ¿Alguna vez has subido a la azotea de la nave principal? - Claro, conseguir que te contaran cosas interesantes dependía mucho de que tan bien le cayeras al retrato en cuestión. Y si en vida el retratado había sentido debilidad por las semiveelas entonces ya llevaba ella muchos puntos de ventaja.
Milena Nikonova- Mensajes : 117
Fecha de inscripción : 16/09/2012
Re: ... Pero es una lata de sopa
Me hubiera dado igual si ella quería escapar de la universidad. No tenía antecedentes y seguro que con un discursito de arrepentimiento, en caso de que nos sorprendieran, iba a resolverlo todo. Lo único que me detenía era la reputación de Milena, que no quería arruinar, y por eso mejor escandalizarse un poco para disuadirla. Claro que exageraba, pero la verdad no me daban mucho miedo las reglas represoras de la universidad de las que Tahira se reía cuando le contaba por carta las nuevas académicas.
Le di un beso en la mejilla luego de que me dijera que también me quería antes de que saliéramos de ahí, con ella llevándome de la mano. Muy pocas veces me había puesto a conversar con las pinturas por que me parecía demasiado extraño aunque hubiera estado acompañado de esas durante siete años en Hogwarts, y quizás por algo de mala experiencia, al lado de la puerta de Ravenclaw había una especie de soldado que pasaba todo el tiempo quejándose de la juventud y de los hijos de muggles. Por no quererme topar con otro cuadro purista, prefería ignorarlos aunque algunos muy insistentes a veces hasta gritaran con tal de que les hicieran algo de caso. Negué con la cabeza, por que no conocía la azotea de la nave principal y por que tampoco hablaba mucho con los retratos.
-No tengo ni la mitad de encanto que tú como para que un retrato me diga algo interesante. Lo más amable que me hayan dicho nunca es "¿Qué estás mirando?"
Ese sería un buen chiste para hacer si se era un artista punk, pero yo no tenía talento para crear, sólo para ver y parlotear. En definitiva sería una idea que le daría a alguien en algún momento, y hacerlo entre copas sería mucho mejor por que a los artistas no les gustaba que les dieran ideas de manera muy descriptiva, pero sí que les gustaba robarse cosas de aquí y allá. Salimos a la intemperie y no supe exactamente a donde caminar, por que iba a ser MIlena quien me guiara en esa ocasión a donde tuviera ganas de ir. Aunque fuera a la letrina más antigua de Gran Bretaña, si ella tenía ganas de ir, pues iría.
-¿Y qué haremos ahí? ¿Escupirles a los que vayan caminando abajo?
Le di un beso en la mejilla luego de que me dijera que también me quería antes de que saliéramos de ahí, con ella llevándome de la mano. Muy pocas veces me había puesto a conversar con las pinturas por que me parecía demasiado extraño aunque hubiera estado acompañado de esas durante siete años en Hogwarts, y quizás por algo de mala experiencia, al lado de la puerta de Ravenclaw había una especie de soldado que pasaba todo el tiempo quejándose de la juventud y de los hijos de muggles. Por no quererme topar con otro cuadro purista, prefería ignorarlos aunque algunos muy insistentes a veces hasta gritaran con tal de que les hicieran algo de caso. Negué con la cabeza, por que no conocía la azotea de la nave principal y por que tampoco hablaba mucho con los retratos.
-No tengo ni la mitad de encanto que tú como para que un retrato me diga algo interesante. Lo más amable que me hayan dicho nunca es "¿Qué estás mirando?"
Ese sería un buen chiste para hacer si se era un artista punk, pero yo no tenía talento para crear, sólo para ver y parlotear. En definitiva sería una idea que le daría a alguien en algún momento, y hacerlo entre copas sería mucho mejor por que a los artistas no les gustaba que les dieran ideas de manera muy descriptiva, pero sí que les gustaba robarse cosas de aquí y allá. Salimos a la intemperie y no supe exactamente a donde caminar, por que iba a ser MIlena quien me guiara en esa ocasión a donde tuviera ganas de ir. Aunque fuera a la letrina más antigua de Gran Bretaña, si ella tenía ganas de ir, pues iría.
-¿Y qué haremos ahí? ¿Escupirles a los que vayan caminando abajo?
Karim Malik- Mensajes : 257
Fecha de inscripción : 10/09/2012
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