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Te vas a reír pero...
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Te vas a reír pero...
La pequeña dosis de libertad semanal que les habían regalado tras el castigo le sonaba a Ebba como si mil ángeles cantaran a la vez (o como si pudiera ir de pronto ver un concierto de Queen en directo en sus mejores años), ella aprovechó su primera salida para ir a casa, no solo a ver a sus padres (que también) si no para visitar a sus amigas y recuperar un poco del tiempo que había perdido por no poder ir a verlas.
Durante esos días hubo dos cosas sumamente curiosas. La primera su madre. Sabía que se llevaba bien con el padre de Adair y todo lo demás, pero que de pronto se pusiera a cotillear sobre la relación del chico con su novia le resultó casi incómodo. Su madre ya no estaba en edad de ponerse a hablar de noviazgos ¿no? Pero aún así le dijo que les iba muy bien juntos y que eran sumamente felices (o así lo veía ella, vete a saber dentro de la relación como estaban, porque soportar a una niña como era Sofie… parecía muy desconfiada, carajos) y pues después de la pequeña charla su madre le pidió que le diera algo por ella, para empezar, se murió de vergüenza solo de pensar en darle algo así, una poción para… bueno, para que no le quedara embarazada la novia sin querer. Ya se encargó de gritarle a su madre que no pensaba darle eso y ella especificó que había sido pedido de Darren, para que su hijo lo pasara un poco mal pensando de donde venía aquello, abochornado quizás.
Después, con sus amigas, pues no había ido mucho mejor, se pusieron al día, se saltó por lo alto el contarle que había estado en una fiesta con bebidas adulteradas pero a una de ellas (que sabría que tenía especial interés en Adair) le dijo, por picar, que le había dado un beso super borracha mientras bailaban. Era la única chica de su grupo de amigas que conocía al inglés, de las veces que él había ido a Nueva York y habían salido por ahí. Ella estaba jodidamente enchochada con él desde siempre y en cuanto supo que, a pesar de tener novia, parecía dejarse besar así sin más le pidió a Ebba que lo volviera a llevar de fiestas por esos lares alguna vez cercana, ella tomo apunte y aceptó gustosa aquella botella de licor (con algo de alcohol pero sin ser excesivo) que su amiga le mandaba para que la disfrutara en la facultad, porque el preferido de la pelirroja.
Y ahí estaba, un domingo cualquiera, después de todo aquel lio de fin de semana. Esperando a las orillas del lago. Había mandado una escueta nota a Adair citándolo allí sobre esa hora y tranquilamente, con la botella metida en la mochila y un par de vasos de plásticos (el glamour para los pijos) lo esperaba con los zapatos a un lado y el trasero impermeabilizado por si había barro, notando el frescor del agua en las puntas de los dedos. Si, aquello de salir y ver a todos tus seres queridos de vez en cuando ayudaba al buen humor de cualquiera.
----
Datos (?):
Ropa y nota!
Hora: cinco de la tarde
Lugar: justo en la orilla del lago.
Durante esos días hubo dos cosas sumamente curiosas. La primera su madre. Sabía que se llevaba bien con el padre de Adair y todo lo demás, pero que de pronto se pusiera a cotillear sobre la relación del chico con su novia le resultó casi incómodo. Su madre ya no estaba en edad de ponerse a hablar de noviazgos ¿no? Pero aún así le dijo que les iba muy bien juntos y que eran sumamente felices (o así lo veía ella, vete a saber dentro de la relación como estaban, porque soportar a una niña como era Sofie… parecía muy desconfiada, carajos) y pues después de la pequeña charla su madre le pidió que le diera algo por ella, para empezar, se murió de vergüenza solo de pensar en darle algo así, una poción para… bueno, para que no le quedara embarazada la novia sin querer. Ya se encargó de gritarle a su madre que no pensaba darle eso y ella especificó que había sido pedido de Darren, para que su hijo lo pasara un poco mal pensando de donde venía aquello, abochornado quizás.
Después, con sus amigas, pues no había ido mucho mejor, se pusieron al día, se saltó por lo alto el contarle que había estado en una fiesta con bebidas adulteradas pero a una de ellas (que sabría que tenía especial interés en Adair) le dijo, por picar, que le había dado un beso super borracha mientras bailaban. Era la única chica de su grupo de amigas que conocía al inglés, de las veces que él había ido a Nueva York y habían salido por ahí. Ella estaba jodidamente enchochada con él desde siempre y en cuanto supo que, a pesar de tener novia, parecía dejarse besar así sin más le pidió a Ebba que lo volviera a llevar de fiestas por esos lares alguna vez cercana, ella tomo apunte y aceptó gustosa aquella botella de licor (con algo de alcohol pero sin ser excesivo) que su amiga le mandaba para que la disfrutara en la facultad, porque el preferido de la pelirroja.
Y ahí estaba, un domingo cualquiera, después de todo aquel lio de fin de semana. Esperando a las orillas del lago. Había mandado una escueta nota a Adair citándolo allí sobre esa hora y tranquilamente, con la botella metida en la mochila y un par de vasos de plásticos (el glamour para los pijos) lo esperaba con los zapatos a un lado y el trasero impermeabilizado por si había barro, notando el frescor del agua en las puntas de los dedos. Si, aquello de salir y ver a todos tus seres queridos de vez en cuando ayudaba al buen humor de cualquiera.
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Datos (?):
Ropa y nota!
Hora: cinco de la tarde
Lugar: justo en la orilla del lago.
Ebba Prewett- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 20/10/2012
Re: Te vas a reír pero...
Las semanas en su carrera iban complicándose cada vez mas. El tiempo libre mermaba, las pequeñas lesiones abundaban y el cansancio, acumulado, dejaba mella en los aspirantes a futuros jugadores de Quidditch. Quitando las horas de extensa rutina diaria, Adair estaba bastante entero, eso sí, gracias a las pociones analgésicas y la mezcla de mejunje revitalizante con bebida isotónica. Necesitaba de todos modos descansar para recuperar horas de sueño después de seis días despertándose a las cinco de la mañana, así tal cual llegó el sábado, cayó rendido en la cama y durmió a pierna suelta hasta que un compañero de habitación despertó con formas un tanto bruscas al smertios para darle una nota de una tal pelirroja pechugona.
En el suelo, el empujón había aventado a Brackminster, colchas incluidas, hasta el suelo, tomó la nota a ojos aún cerrados casi pareciéndose a un gazapo recién nacido y dándose un golpetazo contra el suelo por puro muermo, empezó a leer algo borrosamente las palabras escritas que parecían citarlo en el lago a las cinco. ¿Qué hora era? Alargó el brazo hacia la mesita de noche, empezó a palpar y tiró el despertador encima de su frente ganándose un malhumorado gruñido antes de tomar el objeto para mirar la hora – Joder, Ebba – eran las cinco menos cuarto y el lago quedaba a la otra punta de la universidad.
Tardó cinco minutos más en recuperar las fuerzas para ponerse en pie y poseído por el espíritu de un zombie, caminó hasta el baño para darse una ducha rápida y a lo sumo se entretuvo diez minutos. Ya vestido pero con el pelo chorreando agua por su frente, empezó a caminar hacia el encuentro de Ebba y el sueño era tan notorio que ni ímpetu puso para intentar adivinar que cojones era esa cosa tan “super” importante (sí, mentalmente paradoriaba a la chica). Llegó tarde, nada extraño para Adair, solía retardarse hasta una hora porque no ponía demasiado empeño en cumplir socialmente, igual, esa vez puso ganas porque se trataba de Prewett y para haber tenido tan poco tiempo, llegó sumamente puntual, solo quince minutos después de la hora acordada por Ebba.
La encontró tan concentrada en sus cosas que la pelirroja ni cuenta se dio cuenta de su llegada. Enarcando una ceja (y aún con ojos de profundo sueño) caminó sigilosamente hacia la chica para acuclillarse a su espalda, tomarla por los muslos y alzarla unos centímetros del suelo más que nada para asustarla – ¿Te has bañado hoy? – gracias a los magos, pesaba nada y menos porque la suspendió un poco en el aire para llevarla hacia el agua - ¿Dónde tienes los cigarros importados de Yanquilandia? Esos pantalones están demasiado ajustados para llevar algo ahí. Te palpo la piel como si no tuvieras pantalones – la dejó de vuelta en el césped y se dejó caer a su lado, tumbado boca arriba y con la cabeza casi colgando del borde que caía al lago - ¿Me vas a decir que es esa cosa “super” importante? – y esta vez la parodia fue en sus narices - ¡Ah! ¿es mi ángel de Victoria’s Secret? Justo para Navidad – sonrisa ladeada y llevó las manos a su nuca para disfrutar de su única libertad semanal.
En el suelo, el empujón había aventado a Brackminster, colchas incluidas, hasta el suelo, tomó la nota a ojos aún cerrados casi pareciéndose a un gazapo recién nacido y dándose un golpetazo contra el suelo por puro muermo, empezó a leer algo borrosamente las palabras escritas que parecían citarlo en el lago a las cinco. ¿Qué hora era? Alargó el brazo hacia la mesita de noche, empezó a palpar y tiró el despertador encima de su frente ganándose un malhumorado gruñido antes de tomar el objeto para mirar la hora – Joder, Ebba – eran las cinco menos cuarto y el lago quedaba a la otra punta de la universidad.
Tardó cinco minutos más en recuperar las fuerzas para ponerse en pie y poseído por el espíritu de un zombie, caminó hasta el baño para darse una ducha rápida y a lo sumo se entretuvo diez minutos. Ya vestido pero con el pelo chorreando agua por su frente, empezó a caminar hacia el encuentro de Ebba y el sueño era tan notorio que ni ímpetu puso para intentar adivinar que cojones era esa cosa tan “super” importante (sí, mentalmente paradoriaba a la chica). Llegó tarde, nada extraño para Adair, solía retardarse hasta una hora porque no ponía demasiado empeño en cumplir socialmente, igual, esa vez puso ganas porque se trataba de Prewett y para haber tenido tan poco tiempo, llegó sumamente puntual, solo quince minutos después de la hora acordada por Ebba.
La encontró tan concentrada en sus cosas que la pelirroja ni cuenta se dio cuenta de su llegada. Enarcando una ceja (y aún con ojos de profundo sueño) caminó sigilosamente hacia la chica para acuclillarse a su espalda, tomarla por los muslos y alzarla unos centímetros del suelo más que nada para asustarla – ¿Te has bañado hoy? – gracias a los magos, pesaba nada y menos porque la suspendió un poco en el aire para llevarla hacia el agua - ¿Dónde tienes los cigarros importados de Yanquilandia? Esos pantalones están demasiado ajustados para llevar algo ahí. Te palpo la piel como si no tuvieras pantalones – la dejó de vuelta en el césped y se dejó caer a su lado, tumbado boca arriba y con la cabeza casi colgando del borde que caía al lago - ¿Me vas a decir que es esa cosa “super” importante? – y esta vez la parodia fue en sus narices - ¡Ah! ¿es mi ángel de Victoria’s Secret? Justo para Navidad – sonrisa ladeada y llevó las manos a su nuca para disfrutar de su única libertad semanal.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Te vas a reír pero...
Ella ni tenía la esperanza de ver a Adair aparecer hasta media hora más tarde de lo citado, aunque no porque estuviera dormido en realidad. En su mente, su mejor amigo, estaría tonteando con su novia, metiéndole mano, era domingo, el día más libre de toda la santa semana, o sea, que Sofie debía de querer tenerlo para ella… pero confiaba en Adair y sabía que seguramente (aunque pudiera tardar una hora) la dejaría feliz e iría a su encuentro… y si tardaba demasiado tenía tan fácil en entretenerse como encenderse un cigarrillo, sacar el licor y ponerse a leer el libro que llevaba en la mochila mientras esperaba tranquilamente disfrutando del día tan maravilloso que se le había planteado tener.
En realidad ni esperó “demasiado”, por supuesto lo único que sacó fue el libro para ponerse a ojearlo, era un bestseller muggle, “el nombre del viento”, se lo había dejado una amiga ese fin de semana y aún ni lo había empezado. Se puso a ello, y culpa de eso fue que ni se diera cuenta de que el chico había llegado, menos aún de que estaba tras ella y por supuesto no se dio cuenta (hasta notarlo) de que entre sus planes estaba el levantarla, cosa que la hizo gritar un poco, del puro sobresalto que le acababa de dar.
- ¡Un día de estos me matas de un susto! – no necesitó girar la cara para saber que era él, por supuesto que lo era, SIEMPRE era él cuando alguien la asustaba de esa forma - pues los cigarrillos, la cosa “super” importante y el ángel, están en la mochila, idiota – dijo aquello riéndose, imitando su parodia y siendo ahora ella quien la hacía, por supuesto el insulto fue amigable, nada de malos rollos, ya podría haberla tirado al lago que se lo iba a tomar a bien… y es que ganas no le faltaron de tirarse sobre él, darle un abrazo y decirle que lo había echado de menos, solo porque esa semana había estado totalmente desaparecido, entre la carrera y la parienta no había quien lo viera - por partes ¿sí? Que estás desaparecido y no quiero darte nada hasta que no me prometas que vas a pasar al menos diez minutos aquí conmigo
Le sacó un poco la lengua, estirándose sobre el césped, en dirección contraria de donde estaba la cabeza de su amigo para alcanzar la mochila negra que llevaba, guardar el libro a salvo y volverse a mirarle de nuevo, con aquello encima.
- Te voy a dar a elegir. Tengo un mensaje para ti de parte de una neoyorkina preciosa – hablaba alegremente y con aquel acento americano que no se le iba ni a patadas - un regalo de parte de mi madre y algo que compartir contigo, al menos un poquito… ¿Qué quieres primero?
En realidad ni esperó “demasiado”, por supuesto lo único que sacó fue el libro para ponerse a ojearlo, era un bestseller muggle, “el nombre del viento”, se lo había dejado una amiga ese fin de semana y aún ni lo había empezado. Se puso a ello, y culpa de eso fue que ni se diera cuenta de que el chico había llegado, menos aún de que estaba tras ella y por supuesto no se dio cuenta (hasta notarlo) de que entre sus planes estaba el levantarla, cosa que la hizo gritar un poco, del puro sobresalto que le acababa de dar.
- ¡Un día de estos me matas de un susto! – no necesitó girar la cara para saber que era él, por supuesto que lo era, SIEMPRE era él cuando alguien la asustaba de esa forma - pues los cigarrillos, la cosa “super” importante y el ángel, están en la mochila, idiota – dijo aquello riéndose, imitando su parodia y siendo ahora ella quien la hacía, por supuesto el insulto fue amigable, nada de malos rollos, ya podría haberla tirado al lago que se lo iba a tomar a bien… y es que ganas no le faltaron de tirarse sobre él, darle un abrazo y decirle que lo había echado de menos, solo porque esa semana había estado totalmente desaparecido, entre la carrera y la parienta no había quien lo viera - por partes ¿sí? Que estás desaparecido y no quiero darte nada hasta que no me prometas que vas a pasar al menos diez minutos aquí conmigo
Le sacó un poco la lengua, estirándose sobre el césped, en dirección contraria de donde estaba la cabeza de su amigo para alcanzar la mochila negra que llevaba, guardar el libro a salvo y volverse a mirarle de nuevo, con aquello encima.
- Te voy a dar a elegir. Tengo un mensaje para ti de parte de una neoyorkina preciosa – hablaba alegremente y con aquel acento americano que no se le iba ni a patadas - un regalo de parte de mi madre y algo que compartir contigo, al menos un poquito… ¿Qué quieres primero?
Ebba Prewett- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 20/10/2012
Re: Te vas a reír pero...
- Culpa mía por no especificar que quería el ángel sin descuartizar– suspiro con resignación empleando sus escasas dotes de interpretación pues tenía el humor impreso en cada mueca, ni cuenta se dio del imbécil, ¿eso era un insulto? Un leve asentimiento, podía tener la paciencia de un santo cuando deseaba, solo era cuestión de proponérselo y la perspectiva provocaba tomarse todo el tiempo del mundo - ¿Diez minutos? – miró el reloj – Joder, yo pensaba irme ya – volvió a tomar la posición cómoda, manos tras la nuca, una pierna estirada y la otra plegada, cara de felicidad extrema y ojos de somnolencia profunda, si Ebba no daba conversación (cosa poco probable) terminaría echándose la quinta siesta del día.
- Compartir… – movió las cejas con descaro, arriba y abajo pero sabía que en contra de Marianne con Ebba no había problema alguno para tomarse el asunto con diversión, total, ambos habían estado tan drogados que no recordaban que hicieron, así que una vez pasada, borrón y cuenta nueva. Un largo suspiro como si en verdad estuviera preguntándose que pedir primero pero enseguida obtuvo la respuesta – ¿Qué neoyorquina preciosa? – podía recordar algunas que tuvo el placer de conocer cuando fue a visitar a los Prewett. En concreto recordaba una amiga muggle de la chica, no había pasado nada entre ellos, bueno, quizás un magreo a oscuras y unas promesas de regresar algún día pero nada fuera de lugar, todo por el bien de la cooperación internacional, juntar países, unir raíces…
Harto de esperar, la paciencia ya había llegado a su fin, alargó la mano para tomar la mochila de la chica y tirando un poco más fuerte que ella, logró quitarsela de las manos para echar una ojeada en su interior para ver primero de todo, la bendita botella de alcohol barato y estadounidense – Cruel mujer, no provoques erecciones si no vas a darme el gusto – devolvió la mochila a su dueña pero retuvo la botella de alcohol, abrió el envase y dio un trago sin amorrarse antes de tenderla hacia Ebba – No he visto las piernas de Swanepoel en la mochila. Entrega el mensaje.
- Compartir… – movió las cejas con descaro, arriba y abajo pero sabía que en contra de Marianne con Ebba no había problema alguno para tomarse el asunto con diversión, total, ambos habían estado tan drogados que no recordaban que hicieron, así que una vez pasada, borrón y cuenta nueva. Un largo suspiro como si en verdad estuviera preguntándose que pedir primero pero enseguida obtuvo la respuesta – ¿Qué neoyorquina preciosa? – podía recordar algunas que tuvo el placer de conocer cuando fue a visitar a los Prewett. En concreto recordaba una amiga muggle de la chica, no había pasado nada entre ellos, bueno, quizás un magreo a oscuras y unas promesas de regresar algún día pero nada fuera de lugar, todo por el bien de la cooperación internacional, juntar países, unir raíces…
Harto de esperar, la paciencia ya había llegado a su fin, alargó la mano para tomar la mochila de la chica y tirando un poco más fuerte que ella, logró quitarsela de las manos para echar una ojeada en su interior para ver primero de todo, la bendita botella de alcohol barato y estadounidense – Cruel mujer, no provoques erecciones si no vas a darme el gusto – devolvió la mochila a su dueña pero retuvo la botella de alcohol, abrió el envase y dio un trago sin amorrarse antes de tenderla hacia Ebba – No he visto las piernas de Swanepoel en la mochila. Entrega el mensaje.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Te vas a reír pero...
El humor de su mejor amigo le daba a entender que, aunque tuviera cara de zombie y expresión de no haber dormido en mil horas (o quizás de recién despertado, pero como eso ella no lo sabía ni se le pasaba por la cabeza) todo iba bien en su vida. Ya le preguntaría, total, tenían todo el tiempo del mundo, al menos ella sí, y supuso que su broma del tiempo quería decir que él tampoco llevaba prisas.
Le dio un golpe en el hombro y soltó un par de carcajadas cuando, con aquella palabra y expresión, dio a entender todo lo que no era. Le hacía gracia porque entre ellos dos esas bromas estaban a la orden del día, incluso alguna vez, si salían juntos, fingían ser parejas para quitarse a moscardones del encima. No había incomodidad sobre el tema pero ahora que si que tenía novia de verdad ella procuraba mantener distancias, para no sentir la mirada acusadora de Sofie tan real y de odio como la sentía realmente.
- Pues ya sabes, Samy, Samantha. La chica esta… rubia y con ojos claros - no había dicho lo de bonita porque fuera su amiga, estaba claro que lo era - supongo que si dices eso, tu elección será… – pero ni tiempo le dio a decir nada y ya le había quitado la maldita mochila y tenía la botella en la mano. Muy bien, pues nada, ni vasos ni nada, ella que iba bien provista… en fin, no es que le diera asco beber de donde él, y teniendo en cuenta la poquísima cantidad de alcohol que tenía aquello (que lo compraba solo porque le gustaba el toque de menta que tenía la bebida) pues tampoco importaba beberla sola - te has adelantado. Eso era lo que iba a compartir contigo.
Suspiró un poco, y le arrebató la botella, dándole un trago corto, después la dejó entre ambos y se medio tumbó, como él.
- La cosa es que Samy quiere que te lleve a Nueva York en mi próxima escapada y que salgamos como hace tiempo, incluso ha buscado un amigo suyo que dice que me caerá de maravilla para cuando salgamos, o sea. Su mensaje es que quiere conocerte mejor, y soltó alguna tontería de relaciones internacionales que yo no pillé pero doy por hecho que eso es exclusivamente información para ti.
Se encogió de hombros, ella no se metía en asuntos turbios de su amigo (vamos, rollos, amoríos, besuqueos, llegaba hasta la parte en la que le ayudaba a ligar y desaparecía después).
- Ya le dije que tienes novia una y mil veces, pero hijo, es que no sabe contenerse, y pues yo solo doy el mensaje, que después me siento culpable. Cuando me vea aparecer sin ti, tranquilo, que le pondré alguna escusa relacionada con su tobillo de jugador de futbol casi profesional.
Después de aquello le dio un trago a la botella, preparándose para lo peor, a ella le daba vergüenza darle eso a su amigo, joder. Menudo regalo materno…
Le dio un golpe en el hombro y soltó un par de carcajadas cuando, con aquella palabra y expresión, dio a entender todo lo que no era. Le hacía gracia porque entre ellos dos esas bromas estaban a la orden del día, incluso alguna vez, si salían juntos, fingían ser parejas para quitarse a moscardones del encima. No había incomodidad sobre el tema pero ahora que si que tenía novia de verdad ella procuraba mantener distancias, para no sentir la mirada acusadora de Sofie tan real y de odio como la sentía realmente.
- Pues ya sabes, Samy, Samantha. La chica esta… rubia y con ojos claros - no había dicho lo de bonita porque fuera su amiga, estaba claro que lo era - supongo que si dices eso, tu elección será… – pero ni tiempo le dio a decir nada y ya le había quitado la maldita mochila y tenía la botella en la mano. Muy bien, pues nada, ni vasos ni nada, ella que iba bien provista… en fin, no es que le diera asco beber de donde él, y teniendo en cuenta la poquísima cantidad de alcohol que tenía aquello (que lo compraba solo porque le gustaba el toque de menta que tenía la bebida) pues tampoco importaba beberla sola - te has adelantado. Eso era lo que iba a compartir contigo.
Suspiró un poco, y le arrebató la botella, dándole un trago corto, después la dejó entre ambos y se medio tumbó, como él.
- La cosa es que Samy quiere que te lleve a Nueva York en mi próxima escapada y que salgamos como hace tiempo, incluso ha buscado un amigo suyo que dice que me caerá de maravilla para cuando salgamos, o sea. Su mensaje es que quiere conocerte mejor, y soltó alguna tontería de relaciones internacionales que yo no pillé pero doy por hecho que eso es exclusivamente información para ti.
Se encogió de hombros, ella no se metía en asuntos turbios de su amigo (vamos, rollos, amoríos, besuqueos, llegaba hasta la parte en la que le ayudaba a ligar y desaparecía después).
- Ya le dije que tienes novia una y mil veces, pero hijo, es que no sabe contenerse, y pues yo solo doy el mensaje, que después me siento culpable. Cuando me vea aparecer sin ti, tranquilo, que le pondré alguna escusa relacionada con su tobillo de jugador de futbol casi profesional.
Después de aquello le dio un trago a la botella, preparándose para lo peor, a ella le daba vergüenza darle eso a su amigo, joder. Menudo regalo materno…
Ebba Prewett- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 20/10/2012
Re: Te vas a reír pero...
Estaba empezando a creer que tenía fetiche con las rubias de ojos claros pero por desgracia no recordaba el nombre de la neoyorquina hasta que Ebba pronunció el nombre y probablemente como vislumbro la controversia reflejada en el rostro de Adair que venía a decir “yo no recuerdo ninguna Samantha” especifico el mote. Tardó un par de segundos pero sí, esta vez, recordó que era la chica de cooperación internacional que pretendía mostrar las ventajas y desventajas entre el fútbol americano y el europeo además de estar terriblemente bien proporcionada.
- Mensaje recibido – hizo una pausa, tomó la botella para darle otro sorbo pequeño que parecía que no tenía mucho licor - pero por el momento estoy ocupado a la otra punta del charco, labrando mi futuro como delantero del Manchester – la típica excusa que usaban los jugadores de Quidditch para explicar su trabajo en el mundo muggle además, estaba realmente ocupado porque con libertad ya había escogido una chica para estar un tiempo a modo formal, ignorando, el total desagrado que provocaba en Ebba pero él, vivía siempre en la inopia como con Marianne por suerte, la pelirroja no usaba métodos extraños como ir a consumir remedios contra la amortentia – creo que tengo su e-mail, en cuanto pueda ir a mi casa, enviaré un correo para ahorrarte el trabajo de mensajera – no, no lo haría porque se olvidaría, primero con las clases y luego con su subida hormonal en cuanto viera pasar a Sofie por delante de él pero estaba bien poner una excusa para cumplir.
- Bien. Compartimos la botella del peor licor y tengo el mensaje de tu amiga, Susanna. ¿Era Susanna, verdad? – y ahí estaba, ya se había olvidado. Era un mal patológico y no había malicia o burla, esta vez, hablaba de verdad, no recordaba el nombre de la chica porque desistía en poner interés por cosas que no tenían mayor importancia, la ley del menor esfuerzo mental así podía ocuparse de las cosa que tenían verdadera importancia como por ejemplo que en todo aquello, faltaba algo - ¿Qué envió tía Liahna? – no era tío sobrino en realidad pero en ausencia de su tía verdadera (Amanda estaba perdida lejos de Inglaterra y los problemas familiares) debía ocupar su tiempo en algo y la verdad es que el humor de la pocionista era tan interesante como el de su suegra Luttrell- ¿Setas alucinógenas? ¿Una poción parecida al éxtasis? ¿Esencia de Swanepoel? Más efectivo que el halo de semiveela
- Mensaje recibido – hizo una pausa, tomó la botella para darle otro sorbo pequeño que parecía que no tenía mucho licor - pero por el momento estoy ocupado a la otra punta del charco, labrando mi futuro como delantero del Manchester – la típica excusa que usaban los jugadores de Quidditch para explicar su trabajo en el mundo muggle además, estaba realmente ocupado porque con libertad ya había escogido una chica para estar un tiempo a modo formal, ignorando, el total desagrado que provocaba en Ebba pero él, vivía siempre en la inopia como con Marianne por suerte, la pelirroja no usaba métodos extraños como ir a consumir remedios contra la amortentia – creo que tengo su e-mail, en cuanto pueda ir a mi casa, enviaré un correo para ahorrarte el trabajo de mensajera – no, no lo haría porque se olvidaría, primero con las clases y luego con su subida hormonal en cuanto viera pasar a Sofie por delante de él pero estaba bien poner una excusa para cumplir.
- Bien. Compartimos la botella del peor licor y tengo el mensaje de tu amiga, Susanna. ¿Era Susanna, verdad? – y ahí estaba, ya se había olvidado. Era un mal patológico y no había malicia o burla, esta vez, hablaba de verdad, no recordaba el nombre de la chica porque desistía en poner interés por cosas que no tenían mayor importancia, la ley del menor esfuerzo mental así podía ocuparse de las cosa que tenían verdadera importancia como por ejemplo que en todo aquello, faltaba algo - ¿Qué envió tía Liahna? – no era tío sobrino en realidad pero en ausencia de su tía verdadera (Amanda estaba perdida lejos de Inglaterra y los problemas familiares) debía ocupar su tiempo en algo y la verdad es que el humor de la pocionista era tan interesante como el de su suegra Luttrell- ¿Setas alucinógenas? ¿Una poción parecida al éxtasis? ¿Esencia de Swanepoel? Más efectivo que el halo de semiveela
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Te vas a reír pero...
Sabía de sobra que aquel mensaje caería en saco roto. Ya podría estar su amiga como una top model internacional (que no era para tanto) que Adair seguiría bueno y fiel a Sofie. Lo sabía, lo conocía. Él no era hombre de una sola mujer, o sea, no se solía comprometer, pero si lo había hecho era porque iba a mantenerlo. El muchacho no era de poner cuernos, no era de prometer algo y después no hacerlo y a ella, en cierto modo, le había prometido fidelidad. Ella ni tan siquiera le incitaba a que no lo hiciera. Le daba la opción a ello, pero si él no daba muestras de querer, ni a insistir iba.
- Está bien, tu le mandas lo que quieras, ya sabes – le hizo un gesto de que daba igual, Samy era una mujer muy fácil de enamorar y no era de Adair del único tío del que estaba colgada, pero al parecer se quedó con ganas de un poquito más del deportista. Por supuesto negó con la cabeza cuando la llamó Susanna, rió a carcajadas y le dio un golpe en el hombro, algo que intentó que quedase simpático pero era una reprimenda en secreto por no ponerle atención.
- A ver… lo de mi madre – sacó el frasquito de la poción de la mochila, solo venía un número en grande pues no estaba etiquetado, no era poción oficial pues la hizo ella en casa y solo llevaba el tipo de frasco que era y cuanto líquido entraba en el mismo - te vas a reír pero… es de mi madre y de alguien más, supongo que lo sabrás en cuanto te diga que es – le tendió el frasco muy bien cerrado y rápidamente le hizo un gesto para que no lo abriera - se toma antes de tener sexo e impide el embarazo – se había casi sonrojado (muy ligeramente) por la explicación, suponía que Adair lo conocería, o no, igual era de métodos muggles, Ebba los prefería, le resultaba mucho más tranquilo hacerlo con condón que con una poción, pero su madre siempre tenía de esas en casa “por si acaso” - mi madre dice que se llama la poción “que no te pase como a mi” y a lo que le digo que muchas gracias y.. ¡ah! Por si acaso no sabes, lo toma la tía, eh. Son cosas de ella, te juro que yo no le hablé de tu vida sexual.
- Está bien, tu le mandas lo que quieras, ya sabes – le hizo un gesto de que daba igual, Samy era una mujer muy fácil de enamorar y no era de Adair del único tío del que estaba colgada, pero al parecer se quedó con ganas de un poquito más del deportista. Por supuesto negó con la cabeza cuando la llamó Susanna, rió a carcajadas y le dio un golpe en el hombro, algo que intentó que quedase simpático pero era una reprimenda en secreto por no ponerle atención.
- A ver… lo de mi madre – sacó el frasquito de la poción de la mochila, solo venía un número en grande pues no estaba etiquetado, no era poción oficial pues la hizo ella en casa y solo llevaba el tipo de frasco que era y cuanto líquido entraba en el mismo - te vas a reír pero… es de mi madre y de alguien más, supongo que lo sabrás en cuanto te diga que es – le tendió el frasco muy bien cerrado y rápidamente le hizo un gesto para que no lo abriera - se toma antes de tener sexo e impide el embarazo – se había casi sonrojado (muy ligeramente) por la explicación, suponía que Adair lo conocería, o no, igual era de métodos muggles, Ebba los prefería, le resultaba mucho más tranquilo hacerlo con condón que con una poción, pero su madre siempre tenía de esas en casa “por si acaso” - mi madre dice que se llama la poción “que no te pase como a mi” y a lo que le digo que muchas gracias y.. ¡ah! Por si acaso no sabes, lo toma la tía, eh. Son cosas de ella, te juro que yo no le hablé de tu vida sexual.
Ebba Prewett- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 20/10/2012
Re: Te vas a reír pero...
Incorporó su cuerpo para quedar sentado sobre el césped húmedo, apoyó el antebrazo en la rodilla y con el brazo derecho, donde tenía el tatuaje, agarró el envase con la poción que Liahna enviaba usando su amor enorme amor filial. Distraídamente leyó el número de mililitros que llevaba el frasco, desenroscó para oler y cuando un fuerte aroma llegó hasta su nariz, puso una mueca de asco para volver a taparlo, empezando a jugar con el frasco en su mano para enarcar una ceja cuando mencionó la utilidad del mejunje – ¿Es qué me voy a quedar embarazado? – era un chiste pésimo pero usó una sonrisa de infame para suavizar los efectos. Levantó la mano con el frasco para observarlo a contra luz y no tuvo que esforzar mucho su única neurona para darse cuenta quien era el otro remitente: su padre.
Guardó el frasco en el bolsillo de su pantalón chándal tras estirar la pierna, asintió y soltó una carcajada – Quiero seguir la senda marcada por mi padre– puso cara seria por un segundo como si en verdad quisiese convertirse en un proyecto mal hecho de Darren Brackminster, porque estaba claro que él no terminaría sus días en Hogwarts malgastando su talento criando los hijos de los demás y enseñándolos a subir a escoba para que aprendieran a volar como buenos brujos.
– Dejaré embarazada dos veces a Sofie y cuando ella decida irse con otro, me quedaré cuidando a las dos niñas, solo y desesperado – aunque ya llegaba tarde por dos años, la autorreflexión hizo que mirara un segundo hacia arriba, admirando el paso de las nubes mientras pensaba que tal vez debía relajar las cosas con la chica, no quería terminar igual que su padre aunque Darren llevaba como seis años enamorado de la misma mujer y él a penas estaba empezando con la española.
- Díle que gracias pero llega tarde. Si mi futura paternidad dependiera de esto, ya tendría hijos por cada rincón del mundo – pasó un brazo por encima de los hombros de Ebba y la atrajo para besarle la cabeza, una forma de compensarle el mal momento que su padre la hizo pasar que había visto el ligero rubor en sus mejillas, acrecentado con el fulgor de su cabello. Cuando quitó el abrazo, usó la mano para apretarle un poco la nuca usando el pulgar y el anular mientras sonreía – pero yo prefiero que me enfrasque la esencia de Swanepoel – estaba obsesionado con aquella rubia de curvas imposibles pero era cuestión platónica, no había modo alguno que sus fantasías fueran a cumplirse algún día - ¿Cómo están las cosas por tierra yanqui? ¿Sabes qué la sociedad estadounidense se formó con los despojos que enviábamos los ingleses para allí? ¿Cómo pueden decir que esa puta mierda de fútbol americano puede parecerse en algo al europeo? Todos pirados – palpó sus bolsillos buscando un cigarro pero no encontró así que miró a la chica – Pásame un cigarro, no tengo
Guardó el frasco en el bolsillo de su pantalón chándal tras estirar la pierna, asintió y soltó una carcajada – Quiero seguir la senda marcada por mi padre– puso cara seria por un segundo como si en verdad quisiese convertirse en un proyecto mal hecho de Darren Brackminster, porque estaba claro que él no terminaría sus días en Hogwarts malgastando su talento criando los hijos de los demás y enseñándolos a subir a escoba para que aprendieran a volar como buenos brujos.
– Dejaré embarazada dos veces a Sofie y cuando ella decida irse con otro, me quedaré cuidando a las dos niñas, solo y desesperado – aunque ya llegaba tarde por dos años, la autorreflexión hizo que mirara un segundo hacia arriba, admirando el paso de las nubes mientras pensaba que tal vez debía relajar las cosas con la chica, no quería terminar igual que su padre aunque Darren llevaba como seis años enamorado de la misma mujer y él a penas estaba empezando con la española.
- Díle que gracias pero llega tarde. Si mi futura paternidad dependiera de esto, ya tendría hijos por cada rincón del mundo – pasó un brazo por encima de los hombros de Ebba y la atrajo para besarle la cabeza, una forma de compensarle el mal momento que su padre la hizo pasar que había visto el ligero rubor en sus mejillas, acrecentado con el fulgor de su cabello. Cuando quitó el abrazo, usó la mano para apretarle un poco la nuca usando el pulgar y el anular mientras sonreía – pero yo prefiero que me enfrasque la esencia de Swanepoel – estaba obsesionado con aquella rubia de curvas imposibles pero era cuestión platónica, no había modo alguno que sus fantasías fueran a cumplirse algún día - ¿Cómo están las cosas por tierra yanqui? ¿Sabes qué la sociedad estadounidense se formó con los despojos que enviábamos los ingleses para allí? ¿Cómo pueden decir que esa puta mierda de fútbol americano puede parecerse en algo al europeo? Todos pirados – palpó sus bolsillos buscando un cigarro pero no encontró así que miró a la chica – Pásame un cigarro, no tengo
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Te vas a reír pero...
Adair al menos se tomó aquello con humor y no como ella pensaba que sería… bueno, sintiéndose un poco acosado por su madre, que parecía una loca obsesa. A veces parecía que quería volver a esa edad en la que las locuras estaban permitidas, pero claro, sabía que su madre se había perdido mucho por tenerla a ella, pero su culpa fue, que hubiera tenido un poco más de cabeza, tanto porro y tanta mierda que había fumado en sus mejores años no le había hecho bien.
En fin, que se alegraba de esa actitud suya, que le hubiera hecho gracia y tuviera ganas de bromear, a ella le habría sonado a mal, aunque claro, a ella le incomodaba que los demás hablasen de su vida sexual, era suya, propia, y si su madre se quería meter ella simplemente se lo negaría descabelladamente. Así a las claras. No quería una madre cotilla, menos una madre metida en su cama todo el día (de manera figura, por dios).
- A ver, tampoco hay que ponerse tan hardcore, digo yo que tu padre tampoco planeaba hacer eso, aunque no le salió bien… el pobre hombre no habrá ido abandonado por aquella mujer por gusto y placer.
A ella Darren le caía muy bien, sabía todo lo que pasaba con él y su hijo, sabía que Adair se sentía infravalorado por su padre y que a la vez el otro le exigía más de lo que era humanamente posible. Estaba claro que con todo lo que su mejor amigo había dicho quería dar a entender que, obviamente, él no tenía derecho a exigirle nada después de cómo había terminado, pero bueno… ella en temas tan personales y familiares no debía meterse, por el bien de su relación con ambos chicos Brackminster.
- Le daré el mensaje a mi madre, que la próxima vez vaya a robar cabello de modelo y me haga una multijugos, te haré feliz desfilando para ti - lo decía en broma, obviamente, además si se le ocurría hacer eso temía quedarse sin pelos, sin ojos y sin uñas después de una maldición de Sofie, ya era bastante celosa como para que encima encarnara durante una hora entera a su modelo favorita. Se moriría.
Rebuscaba entre los bolsillos de la mochila por su pitillera, donde llevaba una caja de pitillos, obviamente, un pintalabios rojo pasión, un zipo y ya no llevaba nada más porque no cabía. Una vez encontrado levantó la frente muy digna.
- Pues por el otro lao del charco va todo tan bien como siempre. Mis padres son felices y siguen igual que siempre, mis amigos me echan de menos como debe ser y fútbol americano me gusta tan poco como… bueno, tan poco como el pimiento - se encogió de hombros porque no había sabido que decir en ese momento, le gustaba el deporte, iba a partidos de todo lo que le pedían, pero no porque fuera fan de un deporte concreto si porque le gustaba el ambiente que solía haber, igual le daba si resultaba ser quidditch, que futbol, que balompié (seguía siendo, yankee, joder)- anda toma, un cigarrillo para ti, otro para mí y de regalo un trago a esto, que es como agua bendita en mi barrio – se puso el cigarrillo tras la oreja por un momento y el trago lo dicho con facilidad y felicidad. Sonriendo después a Adair y ofreciéndole fuego, por supuesto - preguntarme por Nueva York es como preguntarte a ti por tu casa. He pasado tan poco tiempo allí en la visita que casi no cuenta. Limitarnos un día es de ser muy mala persona… – suspiró y se puso el pitillo en la boca ahora ella también para encenderlo, una primera calada rápida y volvió a hablar - más bien soy yo quien debería preguntarte por tu relación con Sofie. Se te ve feliz, cabrón.
En fin, que se alegraba de esa actitud suya, que le hubiera hecho gracia y tuviera ganas de bromear, a ella le habría sonado a mal, aunque claro, a ella le incomodaba que los demás hablasen de su vida sexual, era suya, propia, y si su madre se quería meter ella simplemente se lo negaría descabelladamente. Así a las claras. No quería una madre cotilla, menos una madre metida en su cama todo el día (de manera figura, por dios).
- A ver, tampoco hay que ponerse tan hardcore, digo yo que tu padre tampoco planeaba hacer eso, aunque no le salió bien… el pobre hombre no habrá ido abandonado por aquella mujer por gusto y placer.
A ella Darren le caía muy bien, sabía todo lo que pasaba con él y su hijo, sabía que Adair se sentía infravalorado por su padre y que a la vez el otro le exigía más de lo que era humanamente posible. Estaba claro que con todo lo que su mejor amigo había dicho quería dar a entender que, obviamente, él no tenía derecho a exigirle nada después de cómo había terminado, pero bueno… ella en temas tan personales y familiares no debía meterse, por el bien de su relación con ambos chicos Brackminster.
- Le daré el mensaje a mi madre, que la próxima vez vaya a robar cabello de modelo y me haga una multijugos, te haré feliz desfilando para ti - lo decía en broma, obviamente, además si se le ocurría hacer eso temía quedarse sin pelos, sin ojos y sin uñas después de una maldición de Sofie, ya era bastante celosa como para que encima encarnara durante una hora entera a su modelo favorita. Se moriría.
Rebuscaba entre los bolsillos de la mochila por su pitillera, donde llevaba una caja de pitillos, obviamente, un pintalabios rojo pasión, un zipo y ya no llevaba nada más porque no cabía. Una vez encontrado levantó la frente muy digna.
- Pues por el otro lao del charco va todo tan bien como siempre. Mis padres son felices y siguen igual que siempre, mis amigos me echan de menos como debe ser y fútbol americano me gusta tan poco como… bueno, tan poco como el pimiento - se encogió de hombros porque no había sabido que decir en ese momento, le gustaba el deporte, iba a partidos de todo lo que le pedían, pero no porque fuera fan de un deporte concreto si porque le gustaba el ambiente que solía haber, igual le daba si resultaba ser quidditch, que futbol, que balompié (seguía siendo, yankee, joder)- anda toma, un cigarrillo para ti, otro para mí y de regalo un trago a esto, que es como agua bendita en mi barrio – se puso el cigarrillo tras la oreja por un momento y el trago lo dicho con facilidad y felicidad. Sonriendo después a Adair y ofreciéndole fuego, por supuesto - preguntarme por Nueva York es como preguntarte a ti por tu casa. He pasado tan poco tiempo allí en la visita que casi no cuenta. Limitarnos un día es de ser muy mala persona… – suspiró y se puso el pitillo en la boca ahora ella también para encenderlo, una primera calada rápida y volvió a hablar - más bien soy yo quien debería preguntarte por tu relación con Sofie. Se te ve feliz, cabrón.
Ebba Prewett- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 20/10/2012
Re: Te vas a reír pero...
No, mejor no preguntar por su casa. Solo pasaba para dejarle la ropa sucia a su madre, entrenar el jodido oso como arma ofensiva y robar algo de comida, no tenía ganas de encontrarse a su padre ni por asomo. Ya que Ebba ofrecía gas y fuego, Adair acercó el rostro con el cigarrillo, usó una mano como paravientos y dando varias caladas rápidas, encendió el extremo para soltar el humo hacia arriba, escuchando a la pelirroja preguntar sobre su relación.
Encogió sus hombros, mostró una sonrisa ladina empapada de misterio y tomó su tiempo para disfrutar del cigarro, sin muchas ganas de ahondar en el tema. La americana ya conocía el carácter sumamente introvertido del chico pues aunque su imagen cara el público fuera exactamente la contraria, Adair no solía ir explicando su vida a nadie aunque solía hacer alguna que otra excepción con amigos de verdad, Ebba era una de ellas.
- Me deja contento – e iba con segundas, siempre desviando el tema principal usando un tema cargado de contenido sexual. Tras beber algo más de la botella, no mucho, empezaba a empalagarse con tanta mierda dulce, pasó una mano por su pelo, revolviéndolo aún más y terminando por frotar su nuca – Es la primera vez que tengo novia – eso era evidente, muchas chicas y pocas relaciones serias, ¿para qué prometer algo que no iba a cumplir? Era hombre de palabra y exactamente como decía Ebba, aceptó con sus consecuencias, incluso la fidelidad – Estoy bien con ella y me gusta como es, incluyendo sus putos berrinches– era más que todo, iba ahorrarse la gilipollez sentimental sobre que la quería y podía ser él mismo sin más complicaciones pese a sus exigencias y excentricidades.
– ¿Qué opinas de ella? – Marianne tomó la iniciativa sin necesidad de preguntas pero Adair sentía que con Ebba, las cosas no eran iguales y ella no empezaría a soltar su impresión si no provocaba la respuesta. La miró fijamente pero continuó fumando aunque ya dejaría el alcohol, prefería el whisky o el vodka – Te conozco, ya tienes una idea preconcebida.
Encogió sus hombros, mostró una sonrisa ladina empapada de misterio y tomó su tiempo para disfrutar del cigarro, sin muchas ganas de ahondar en el tema. La americana ya conocía el carácter sumamente introvertido del chico pues aunque su imagen cara el público fuera exactamente la contraria, Adair no solía ir explicando su vida a nadie aunque solía hacer alguna que otra excepción con amigos de verdad, Ebba era una de ellas.
- Me deja contento – e iba con segundas, siempre desviando el tema principal usando un tema cargado de contenido sexual. Tras beber algo más de la botella, no mucho, empezaba a empalagarse con tanta mierda dulce, pasó una mano por su pelo, revolviéndolo aún más y terminando por frotar su nuca – Es la primera vez que tengo novia – eso era evidente, muchas chicas y pocas relaciones serias, ¿para qué prometer algo que no iba a cumplir? Era hombre de palabra y exactamente como decía Ebba, aceptó con sus consecuencias, incluso la fidelidad – Estoy bien con ella y me gusta como es, incluyendo sus putos berrinches– era más que todo, iba ahorrarse la gilipollez sentimental sobre que la quería y podía ser él mismo sin más complicaciones pese a sus exigencias y excentricidades.
– ¿Qué opinas de ella? – Marianne tomó la iniciativa sin necesidad de preguntas pero Adair sentía que con Ebba, las cosas no eran iguales y ella no empezaría a soltar su impresión si no provocaba la respuesta. La miró fijamente pero continuó fumando aunque ya dejaría el alcohol, prefería el whisky o el vodka – Te conozco, ya tienes una idea preconcebida.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Te vas a reír pero...
No evitó reírse un poco con aquella frase tan fácil de malinterpretar. Tenía que llevar todo en su vida al ámbito sexual… aunque bueno, estaba bien saber que estaba contento con ella en todos los sentidos, al fin y al cabo era un aspecto importante de la vida de la gente joven como ellos. El tema de los berrinches si que le hizo fruncir un poco el ceño. Estaba bien con ella, tenía que repetírselo por dentro. Sofie le parecía buena novia, la había visto muy atenta a él… pero tan atenta, taaaan atenta, que hasta la miraba mal sin motivos, y ya no había forma de abrazar a Adair en público sin que ella o sus amigas la aniquilasen con la vista y cosas así. Se le hacía un poco pesado aquel tema pero EH que él estaba bien, era su colega, tenía que soportarlo por él.
–Es muy difícil no juzgar a la gente, sabes que la conozco muy poco. Casi nada. No se deja conocer – frunció el ceño con aquello, sabiendo que era una forma de crítica y que debería medirse un poco. Ella no quería meter el pie en la pareja que había ahí formada, no quería que Adair comenzara a juzgar ciertas cosas por su culpa… no, eso nunca –soy una mujer, mi amor… – le sonrió con suavidad mientras ella sí, le daba un trago más a aquello la miró a contra luz viendo que se habían tomado algo así como un cuarto de la botella –¿tu quieres más? Porque solo me traje una y no me apetece acabarla hoy – se tomó la licencia de hacer un pause en la respuesta que debía darle, porque no le apetecía realmente dar una opinión sobre Sofie, no le gustaba la falsedad y lo poco que sabía de ella, no era agradable, cuando vio como la mirada de Adair seguía preguntándole lo mismo suspiró - –Mira, a mi tu novia me gusta mucho, es guapísima y muy alegre, ya te dije que no la conozco a penas, cuando me acerco a ustedes y está contigo o solo me mira mal o se va, como pasó en la fiesta, creo que la espanto un poco porque te quiero demasiado… pero a pesar de eso no se la ve mala chica ¿si? A mí me alegra mucho que estés bien con ella, solo espero que sea de verdad y no estés tragándote nada que no se deba, porque lo único que sé de ella es que parece muy celosa y eso a veces es una mierda y mira, mejor me callo, porque al final terminarás odiándome por lagartona y eso nunca.
Tomó aire después de todo lo que había soltado. O sea, que Sofie la odiara por ser una de las amigas cercanas de Adair la tenía un poco enfadada y es por eso, justo por eso, que le había soltado lo de los celos, pero no quería meterse entre ellos.
–Ya dije, así que no me preguntes. Me gustaría conocerla un poco más, es tu novia… quiero poder convivir con ella ¿tú crees que si alguna vez salimos juntos aceptará hablar conmigo como una persona normal o se pondrá modo perezoso enroscada a ti?
–Es muy difícil no juzgar a la gente, sabes que la conozco muy poco. Casi nada. No se deja conocer – frunció el ceño con aquello, sabiendo que era una forma de crítica y que debería medirse un poco. Ella no quería meter el pie en la pareja que había ahí formada, no quería que Adair comenzara a juzgar ciertas cosas por su culpa… no, eso nunca –soy una mujer, mi amor… – le sonrió con suavidad mientras ella sí, le daba un trago más a aquello la miró a contra luz viendo que se habían tomado algo así como un cuarto de la botella –¿tu quieres más? Porque solo me traje una y no me apetece acabarla hoy – se tomó la licencia de hacer un pause en la respuesta que debía darle, porque no le apetecía realmente dar una opinión sobre Sofie, no le gustaba la falsedad y lo poco que sabía de ella, no era agradable, cuando vio como la mirada de Adair seguía preguntándole lo mismo suspiró - –Mira, a mi tu novia me gusta mucho, es guapísima y muy alegre, ya te dije que no la conozco a penas, cuando me acerco a ustedes y está contigo o solo me mira mal o se va, como pasó en la fiesta, creo que la espanto un poco porque te quiero demasiado… pero a pesar de eso no se la ve mala chica ¿si? A mí me alegra mucho que estés bien con ella, solo espero que sea de verdad y no estés tragándote nada que no se deba, porque lo único que sé de ella es que parece muy celosa y eso a veces es una mierda y mira, mejor me callo, porque al final terminarás odiándome por lagartona y eso nunca.
Tomó aire después de todo lo que había soltado. O sea, que Sofie la odiara por ser una de las amigas cercanas de Adair la tenía un poco enfadada y es por eso, justo por eso, que le había soltado lo de los celos, pero no quería meterse entre ellos.
–Ya dije, así que no me preguntes. Me gustaría conocerla un poco más, es tu novia… quiero poder convivir con ella ¿tú crees que si alguna vez salimos juntos aceptará hablar conmigo como una persona normal o se pondrá modo perezoso enroscada a ti?
Ebba Prewett- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 20/10/2012
Re: Te vas a reír pero...
Ebba ya debía saber que si Adair pedía o exigía que ella soltara su impresión, no era porque no fuera a aceptar sus palabras, quería conocer la opinión de la pelirroja pues en verdad importaba y un mal comentario por su parte no terminaría por romper la relación de Sofie, él no era así más bien trataba de conocer la opinión de las personas que siempre había estado a su lado para intentar integrar a la rubia entre ellas. Y sí, no habían empezado con buen pie pero el smertios no estaba dispuesto a dejar de lado a sus amigas solo porque fueran desagradables desde la opinión de Sofie y eso la chica debería entenderlo, el incidente del Samhain fue solo eso, un accidente cuyos factores no estuvieron en su mano.
Escuchó las palabras de la pelirroja consumiendo el cigarro lentamente, asintiendo en algunos puntos, empleando su tic de ceja en otros y frunciendo los labios para cuando Prewett terminó, Adair apagó el cigarro contra la suela de goma de sus deportivas y soltó el humo hacia arriba lentamente, solo entreabriendo un poco los labios a fin de pensar algo para solventar el problema.
- Es celosa – admitió con toda la sinceridad del mundo, encogiéndose de hombros. Adair aún podía soportarlo aunque en ocasiones perdía los papeles pero el smertios era alguien con una paciencia ilimitada cuando algo era de su agrado. Si bien estaba empezando a desesperarse porque no podía dividirse en dos, no tenía tiempo entre la universidad y Sofie, sentía que estaba dejando de lado tanto a su hermana como a sus amigas, más a estas últimas para evitar conflictos con la rubia. Fuera pesar de Sofie, él las continuaba frecuentando en cuanto tenía ocasión o ellas pedían su atención como aquel día – y tu tienes la lengua suelta – pero no dijo el comentario para ofender, es más, volvió a tumbarse con esa jovialidad que solía acompañarlo, puso las manos tras su nuca y despreocupado, continuó hablando.
- No sé como tome la noticia, es imprevisible y aunque creo conocerla, hay veces que me sorprende – alargó una mano para cazar uno de los mechones que caían por la espalda de Ebba, empezó a jugar con él entre sus dedos, pasándolo de uno a otro – Podíamos probarlo. Un día de esta semana quedo con ella después de las clases en la cafetería, tu nos esperas y entonces no podrá rechazarlo – la genética social de Sofie impediría que quedara mal si no había más remedio y aunque iba a ganarse el santo griterío más tarde por llevarla engañada, poco importaba a Adair aunque mejor la rubia no tentara su buena paciencia- ¿Tu madre sabía que mi padre se había acostado hace años con mi suegra? Puto viejo y parecía imbécil.
Escuchó las palabras de la pelirroja consumiendo el cigarro lentamente, asintiendo en algunos puntos, empleando su tic de ceja en otros y frunciendo los labios para cuando Prewett terminó, Adair apagó el cigarro contra la suela de goma de sus deportivas y soltó el humo hacia arriba lentamente, solo entreabriendo un poco los labios a fin de pensar algo para solventar el problema.
- Es celosa – admitió con toda la sinceridad del mundo, encogiéndose de hombros. Adair aún podía soportarlo aunque en ocasiones perdía los papeles pero el smertios era alguien con una paciencia ilimitada cuando algo era de su agrado. Si bien estaba empezando a desesperarse porque no podía dividirse en dos, no tenía tiempo entre la universidad y Sofie, sentía que estaba dejando de lado tanto a su hermana como a sus amigas, más a estas últimas para evitar conflictos con la rubia. Fuera pesar de Sofie, él las continuaba frecuentando en cuanto tenía ocasión o ellas pedían su atención como aquel día – y tu tienes la lengua suelta – pero no dijo el comentario para ofender, es más, volvió a tumbarse con esa jovialidad que solía acompañarlo, puso las manos tras su nuca y despreocupado, continuó hablando.
- No sé como tome la noticia, es imprevisible y aunque creo conocerla, hay veces que me sorprende – alargó una mano para cazar uno de los mechones que caían por la espalda de Ebba, empezó a jugar con él entre sus dedos, pasándolo de uno a otro – Podíamos probarlo. Un día de esta semana quedo con ella después de las clases en la cafetería, tu nos esperas y entonces no podrá rechazarlo – la genética social de Sofie impediría que quedara mal si no había más remedio y aunque iba a ganarse el santo griterío más tarde por llevarla engañada, poco importaba a Adair aunque mejor la rubia no tentara su buena paciencia- ¿Tu madre sabía que mi padre se había acostado hace años con mi suegra? Puto viejo y parecía imbécil.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Te vas a reír pero...
Se sintió un poco aliviada cuando pareció que él no la odiaba por todo lo que había dicho. No es que criticara mucho a Sofie, o sea, ya había dicho que no la conocía y se había amparado en ese hecho para excusarse y no hablar muchísimo de ella, o sea, su primera impresión, al igual que la de la rubia se podía considerar, como poco, mejorable, pero oye, estaba muy feliz de ver a Adair al fin tan volcado en una chica, era un buen síntoma de madurez.
–Mi lengua disfruta siendo así, si la dejara encerrada todo el día no sabes lo mal que lo pasaría – lo dijo en broma, tal y como se había tomado también su comentario, no iba a sentirse insultada solo por haber dicho aquello. Es más, se sentía muy bien consigo misma tras haber tenido aquella idea de intentar conocerla un poco mejor, al fin y al cabo era la novia de uno de sus amigos más cercanos ¿no?
Sintió un escalofrío al notar como el chico jugueteaba con uno de sus mechones más largos del cabello, era muy sensible a que le tocaran el pelo, pero evitó hacer nada más que llevarse la mano a la boca y quitarse el cigarro por un momento, mirándolo, ella aún no lo había terminado –si piensas que se lo puede tomar a mal, podemos dejarlo y que realmente sea casual, pero quizás a ella también pueda interesarle… digo, quizás después de conocerme ella también vive más tranquila y más feliz porque pasará a saber que no soy una lagartona que intenta hacerte de todo.
Daba por hecho que ese era el principal problema de Sofie, Adair era un tipo bastante atractivo y ella parecía ser una chica un tanto insegura, no tenía porqué, era guapa, pero igualmente quizás estaba insegura en el sentido de que, si sus amigas lo conocían mejor que ella podría darse caso de que alguna estuviera enamorada de él ¿o no? Quizás si llegaban a conocerse en serio podría sacarle esa idea de la cabeza.
–¿Tu padre con la madre de Sofie? – dijo de pronto, riéndose al oírlo, se giró incluso haciendo que automáticamente Adair tuviera que soltar su cabello y le miró con una mueca –no sé si mi madre lo sabrá, a mi no me dijo nada. Lo más que me cuenta de su época de Hogwart es lo bien que sacaba los cursos a pesar de las fiestas y de todo, y cuando intento inmiscuirme más en su todo aquello siempre suelta que ahora con mi padre es muy feliz y no quiere ponerse a hablar en mi casa de sus locuras adolescentes. Está medio loca. Debe ser el gen licántropo o algo.
A veces bromeaba sobre aquella maldición que tenía su madre encima, en casa se había vuelto algo muy natural, siempre lo fue (al menos siempre que Ebba estuviera presente, que su padre lo aceptara lo veía un poco más difícil) y por eso solía reírse de aquello, de ser más serio jamás se le ocurriría hacerlo.
–Entonces… tu viejo con la madre de Sofie y tú con Sofie, eso es casi incesto ¿no? – le sacó la lengua y ahí sí que se le acabó cigarro y lo apagó contra el suelo, bostezando un poco justo antes de casi tirarse sobre él, abrazándole, por el cuello, aún riendo por la tontería que había soltado –¿ves? Aún con todo lo malo que pueda salir de mi boca estoy super feliz contigo, te formalizas, ahora me toca a mi… aunque lo veo difícil.
–Mi lengua disfruta siendo así, si la dejara encerrada todo el día no sabes lo mal que lo pasaría – lo dijo en broma, tal y como se había tomado también su comentario, no iba a sentirse insultada solo por haber dicho aquello. Es más, se sentía muy bien consigo misma tras haber tenido aquella idea de intentar conocerla un poco mejor, al fin y al cabo era la novia de uno de sus amigos más cercanos ¿no?
Sintió un escalofrío al notar como el chico jugueteaba con uno de sus mechones más largos del cabello, era muy sensible a que le tocaran el pelo, pero evitó hacer nada más que llevarse la mano a la boca y quitarse el cigarro por un momento, mirándolo, ella aún no lo había terminado –si piensas que se lo puede tomar a mal, podemos dejarlo y que realmente sea casual, pero quizás a ella también pueda interesarle… digo, quizás después de conocerme ella también vive más tranquila y más feliz porque pasará a saber que no soy una lagartona que intenta hacerte de todo.
Daba por hecho que ese era el principal problema de Sofie, Adair era un tipo bastante atractivo y ella parecía ser una chica un tanto insegura, no tenía porqué, era guapa, pero igualmente quizás estaba insegura en el sentido de que, si sus amigas lo conocían mejor que ella podría darse caso de que alguna estuviera enamorada de él ¿o no? Quizás si llegaban a conocerse en serio podría sacarle esa idea de la cabeza.
–¿Tu padre con la madre de Sofie? – dijo de pronto, riéndose al oírlo, se giró incluso haciendo que automáticamente Adair tuviera que soltar su cabello y le miró con una mueca –no sé si mi madre lo sabrá, a mi no me dijo nada. Lo más que me cuenta de su época de Hogwart es lo bien que sacaba los cursos a pesar de las fiestas y de todo, y cuando intento inmiscuirme más en su todo aquello siempre suelta que ahora con mi padre es muy feliz y no quiere ponerse a hablar en mi casa de sus locuras adolescentes. Está medio loca. Debe ser el gen licántropo o algo.
A veces bromeaba sobre aquella maldición que tenía su madre encima, en casa se había vuelto algo muy natural, siempre lo fue (al menos siempre que Ebba estuviera presente, que su padre lo aceptara lo veía un poco más difícil) y por eso solía reírse de aquello, de ser más serio jamás se le ocurriría hacerlo.
–Entonces… tu viejo con la madre de Sofie y tú con Sofie, eso es casi incesto ¿no? – le sacó la lengua y ahí sí que se le acabó cigarro y lo apagó contra el suelo, bostezando un poco justo antes de casi tirarse sobre él, abrazándole, por el cuello, aún riendo por la tontería que había soltado –¿ves? Aún con todo lo malo que pueda salir de mi boca estoy super feliz contigo, te formalizas, ahora me toca a mi… aunque lo veo difícil.
Ebba Prewett- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 20/10/2012
Re: Te vas a reír pero...
La historia siempre era historia pero tanto sus padres como la madre de Ebba, trataban de ponerle aún más misterio. Sabía contadas cosas, la mayoría anécdotas estúpidas como la tortuga que asesinó su padre ante su madre o la maldita historia que Darren empeñaba en contar cada Navidad sobre su plan magnífico e ingenioso de conjurar un lapifors sobre su muñeca sagrada de Quidditch para alejar a tía Liahna convertida en licántropo de su jugosa carne pero después de eso, no había más aunque gracias a Clarisse, él y Autumn sabía que el cargo de profesor en Hogwarts no fue una casualidad pues su padre estaba metido en mierdas liberales radicales para librarse del control parental (más o menos exactamente igual a él aunque en su caso, Darren no era mortífago).
- Es casi incesto – por suerte las cuentas no fallaban y cuando Sofie nació él hacia como cinco o seis años que no veía a Jessy. Recibió el cuerpo de Ebba en uno de sus laterales y usó su brazo para rodearla un poco, descansando la mano en su hombro como solía hacer de forma habitual cuando ella quedaba en su casa a ver una película y él terminaba roncando en el sofá - ¿Formalizarte? Puedes probar con Thomas… creo que tengo visto a ese tipo de algún lugar… - pero igual su memoria no funcionaba tan bien con tíos como solía hacerlo con tías y ya con las expectativas anteriores sobre olvidarse del nombre de Susanna cuando hacía dos segundos que Ebba había mencionado Samantha.
– No me importa saber tu impresión – encogió sus hombros y bostezó, cerrando los ojos unos segundos, descansando, seguía teniendo un sueño inhumano y capaz no llegaba despierto hasta el final de aquel encuentro - ¿Sabes que opina Marianne? – no estaba convencido que fueran las amigas más fieles pero por cojones la tenía que haber visto a la rubia mínimo en alguna de sus fiestas de cumpleaños o en casa los Brackminster – Sofie me dio a beber amortentia y estoy completamente embrujado. Sigue convencida que si me da el antídoto volveré a ser el mismo de antes – la verdad es que aquello era un chiste y hasta reía, omitió la parte donde lo besó y él confesó que estuvo encoñado de ella a los quince porque no tenía nada que ver en todo el asunto – Sigo siendo el mismo algún día tenía que pasar que me encaprichara de alguna
- Es casi incesto – por suerte las cuentas no fallaban y cuando Sofie nació él hacia como cinco o seis años que no veía a Jessy. Recibió el cuerpo de Ebba en uno de sus laterales y usó su brazo para rodearla un poco, descansando la mano en su hombro como solía hacer de forma habitual cuando ella quedaba en su casa a ver una película y él terminaba roncando en el sofá - ¿Formalizarte? Puedes probar con Thomas… creo que tengo visto a ese tipo de algún lugar… - pero igual su memoria no funcionaba tan bien con tíos como solía hacerlo con tías y ya con las expectativas anteriores sobre olvidarse del nombre de Susanna cuando hacía dos segundos que Ebba había mencionado Samantha.
– No me importa saber tu impresión – encogió sus hombros y bostezó, cerrando los ojos unos segundos, descansando, seguía teniendo un sueño inhumano y capaz no llegaba despierto hasta el final de aquel encuentro - ¿Sabes que opina Marianne? – no estaba convencido que fueran las amigas más fieles pero por cojones la tenía que haber visto a la rubia mínimo en alguna de sus fiestas de cumpleaños o en casa los Brackminster – Sofie me dio a beber amortentia y estoy completamente embrujado. Sigue convencida que si me da el antídoto volveré a ser el mismo de antes – la verdad es que aquello era un chiste y hasta reía, omitió la parte donde lo besó y él confesó que estuvo encoñado de ella a los quince porque no tenía nada que ver en todo el asunto – Sigo siendo el mismo algún día tenía que pasar que me encaprichara de alguna
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Te vas a reír pero...
Cuando mencionó a Thomas casi se le escapó una carcajada irónica. Claro que le había puesto los ojos, en su sonrisa y en su trasero, que bien formados estaban ambos… pero era de Bet, ella no era de ese tipo de amigas que se intentaban ligar a novios de amigas. No sabía cuan en serio iría la chica de mil colores de cabello con él, era imposible saberlo porque siempre que hablaban de formalidades a ella le sonaba a mentira, o sea, Bet, formal, sin rollos, sin laos. Ya, y que más… pero mientras siguiera aquello así ella no tenía derecho a meterse en la relación, por mal que le supiera, por asquerosamente mal que le supiera, mejor dicho, sobre todo porque se había ido a fijar en él en la fiesta, a pesar de conocerlo de casi toda la vida, haberlo ignorado y además haberlo tratado mal por mil.
–Thomas es algo así como inalcanzable para mi ahora mismo - ya iba a contarle todas las repercusiones morales que le suponía aquel chico pero entonces oyó lo la pregunta de Marianne –no he hablado con ella de esto, tu sabes, apenas tenemos relación y no es que sea muy abierta cuando habla de ti, por vete a saber qué motivo – se encogió de hombros y acomodó un poco más en él, solo porque se dejaba, miraba el sol sobre ellos y las hojas de árbol más cercano le llamaban la atención con su movimiento suave. Se puso atenta al chico en cuanto mencionó aquello de la amortentia y no evitó reírse –pero a ver… estás un poquito enchochado, pero es normal, es tu primera novia. No es como si de pronto hubieras dejado la carrera y tu vida por ella, eso si asustaría – oficialmente no pudo parar de reír, tanto así que se vio obligada a sentarse de manera más recta.
Se puso mejor el abrigo que llevaba puesto y se giró para mirarlo, suponía que Marianne tendría algún que otro problema con Sofie, suponía, pero ni idea.
–Bueno, lo que te decía… Thomas está con Bettina, no es que seamos las mejores amigas del universo, pero ya sabes, no está bien acercarse al novio de una amiga, por mucho que me vieras poniéndole ojitos en la famosa fiesta. No fue mi culpa que el condenado apareciera tan guapo, por suerte salté la tentación de irle detrás - por suerte y por drogas, pero esa parte se la saltaba en la historia –está bien que oigas nuestras opiniones, pero Adair, ya deja de preocuparte porqué piensen los demás, se te ve tan bien con ella que casi no importa.
–Thomas es algo así como inalcanzable para mi ahora mismo - ya iba a contarle todas las repercusiones morales que le suponía aquel chico pero entonces oyó lo la pregunta de Marianne –no he hablado con ella de esto, tu sabes, apenas tenemos relación y no es que sea muy abierta cuando habla de ti, por vete a saber qué motivo – se encogió de hombros y acomodó un poco más en él, solo porque se dejaba, miraba el sol sobre ellos y las hojas de árbol más cercano le llamaban la atención con su movimiento suave. Se puso atenta al chico en cuanto mencionó aquello de la amortentia y no evitó reírse –pero a ver… estás un poquito enchochado, pero es normal, es tu primera novia. No es como si de pronto hubieras dejado la carrera y tu vida por ella, eso si asustaría – oficialmente no pudo parar de reír, tanto así que se vio obligada a sentarse de manera más recta.
Se puso mejor el abrigo que llevaba puesto y se giró para mirarlo, suponía que Marianne tendría algún que otro problema con Sofie, suponía, pero ni idea.
–Bueno, lo que te decía… Thomas está con Bettina, no es que seamos las mejores amigas del universo, pero ya sabes, no está bien acercarse al novio de una amiga, por mucho que me vieras poniéndole ojitos en la famosa fiesta. No fue mi culpa que el condenado apareciera tan guapo, por suerte salté la tentación de irle detrás - por suerte y por drogas, pero esa parte se la saltaba en la historia –está bien que oigas nuestras opiniones, pero Adair, ya deja de preocuparte porqué piensen los demás, se te ve tan bien con ella que casi no importa.
Ebba Prewett- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 20/10/2012
Re: Te vas a reír pero...
- No me preocupa – respondió rápidamente y volvió a incorporarse para coger otro cigarro de Ebba. Juraba estar en proceso de dejarlo (ja) pero no podía evitar disfrutar del sabor nicotínico en su boca. Palpó los bolsillos de la chaqueta de la pelirroja hasta que encontró la forma reconocida del mechero y sin miramientos, metió su ruda mano para sacar el utensilio, encender su cigarrillo, soltar el humo y ponerse esta vez en pie o terminaría echándose la siesta que venía necesitando desde el despertar abrupto – pero tenía la sensación que no os llevabais bien o no tuviste la oportunidad – porque en cuanto fueron presentadas, no pasó mucho tiempo hasta que Adair la buscó para comerle los morros y eso no era precisamente una imagen moralmente correcta, ni para uno ni para el otro.
Llevó sus pies hasta la orilla del lago para dejar media suela de su cuarenta y cuatro suspendida encima del agua para recargar el peso de su cuerpo sobre el talón. Los ojos miel se perdieron en la calma del agua, portando aquella actitud pensativa que solía mostrar a primera hora de la mañana como si en su fuero interno estuviera discutiendo o intentando arreglar el mundo, dio un par de caladas más y sujetando el cigarrillo con el índice y el corazón, señaló a Ebba con la mano entera – No saltaste la tentación – agregó haciendo alusión a que estaba más preocupada buscando con el hocico a otro que por ir detrás de Thomas.
Esta vez fue un poco más considerado, guardó la sonrisa y buscó el bote con la poción contra el embarazo. Miró el frasco nuevamente a contra luz, pensando en como devolverle el “favor” a su padre aunque tenía pensando en ir un día a Hogsmeade para encontrarse con su hermana pequeña y ayudarla con el tema del Quidditch, recordó una cosa, guardó otra vez el frasco y regresó su atención a Ebba - ¿Qué planes tienes para Navidad? – se acuclilló ante ella para levantarle con la mano libre el mentón solo usando un dedo, reclamando su atención – Supongo que mi padre invitará a tus padres a la cena familiar pero estoy pensando con Autumn largarnos, vendría Elizabeth – y seguramente invitaría a Sofie aunque después de conocer a su suegra no estaba tan convencido que pasar las navidades alejadas fuera a satisfacer a las dos rubias aunque siempre quedaba la opción de invitarla a casa los Brackminster para pudieran continuar filtreando con su padre – Un lugar donde haga calor. No se lo digas a Clarisse
Llevó sus pies hasta la orilla del lago para dejar media suela de su cuarenta y cuatro suspendida encima del agua para recargar el peso de su cuerpo sobre el talón. Los ojos miel se perdieron en la calma del agua, portando aquella actitud pensativa que solía mostrar a primera hora de la mañana como si en su fuero interno estuviera discutiendo o intentando arreglar el mundo, dio un par de caladas más y sujetando el cigarrillo con el índice y el corazón, señaló a Ebba con la mano entera – No saltaste la tentación – agregó haciendo alusión a que estaba más preocupada buscando con el hocico a otro que por ir detrás de Thomas.
Esta vez fue un poco más considerado, guardó la sonrisa y buscó el bote con la poción contra el embarazo. Miró el frasco nuevamente a contra luz, pensando en como devolverle el “favor” a su padre aunque tenía pensando en ir un día a Hogsmeade para encontrarse con su hermana pequeña y ayudarla con el tema del Quidditch, recordó una cosa, guardó otra vez el frasco y regresó su atención a Ebba - ¿Qué planes tienes para Navidad? – se acuclilló ante ella para levantarle con la mano libre el mentón solo usando un dedo, reclamando su atención – Supongo que mi padre invitará a tus padres a la cena familiar pero estoy pensando con Autumn largarnos, vendría Elizabeth – y seguramente invitaría a Sofie aunque después de conocer a su suegra no estaba tan convencido que pasar las navidades alejadas fuera a satisfacer a las dos rubias aunque siempre quedaba la opción de invitarla a casa los Brackminster para pudieran continuar filtreando con su padre – Un lugar donde haga calor. No se lo digas a Clarisse
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Te vas a reír pero...
La pelirroja hizo un gesto de asentimiento con el dato de que no tuvieron la oportunidad de conocernos, estaba claro que era la opción real, esa noche nadie tuvo oportunidad de nada, y aunque Ebba ya sabía quién era Sofie (porque su madre le había puesto al día y corriente de cuantas hijas o hijos de antiguos amigos suyos podría encontrarse ahí) la rubia siempre había parecido estar alerta con ella, sin saber, por supuesto, que también la madre de la otra le había puesto en advertencia sobre los genes quita-novios que la pelirroja pudiera llegar a tener.
A Adair le permitía coger sus cosas sin permisos, no se quejó porque metiera la mano en el bolsillo de su abrigo aunque encogió un poco el ya de por si casi inexistente vientre, solo para evitar que le hiciera cosquillas con el roce, porque en esa zona era muy sensible a las cosquillas y podría echarse a reír de manera muy descarada.
Al verlo ponerse en pie con su cigarro en la boca y decirle aquello le dieron ganas de tirarlo al lago, claro que saltó la tentación, de un modo MUY poco convencional, pero así fue, para su suerte y la suerte del Alemán ella no había ido tras del a comérselo entero con ropa y todo, si no que se había quedado comiéndole la boca al propio Adair… aunque de eso no tenía recuerdos muy claros y no le preocupaba demasiado.
Sobre todo no siguió pensando en eso porque el chico cambió de tema rápidamente. Agradecía en sobremanera poder quitarse a Thomas de la cabeza y agradeció muchísimo aquella información, le gustaba el plan.
- ¿Vacaciones de navidad? Realmente sí que tenía pensado ir con mis padres y de paso con los tuyos, pero si vais a ir a otra parte igual cambio de planes y voy con vosotros… pero ¿serían todas las vacaciones? Porque se me hace difícil esquivar a Liahna durante todas las vacaciones, vamos, creo que me mata, te busca y te mata a ti después por llevarme contigo.
Lo decía medio en broma, si ella quería ausentarse todas las vacaciones su madre no le pondría pegas, ya le había dejado pasarse un par de años sabáticos viviendo la vida, porque no iba a dejarle unas pequeñas vacaciones quincenales también.
- ¿Habéis pensado algún lugar? Una zona cálida… ¿Playas caribeñas? No sé, ah, ya me emocioné y todo… ¿Por qué no invitaréis a Clarisse? ¿Pasó algo con ella?
Se había quedado sentada, con los ojos clavados en los del chico, sobre todo porque así lo había demandado él con su gesto anterior, y no se levantaba porque no se le antojaba, sin más, si Adair no quería quedarse sentadito a su lado ya en un rato se pondría en pie solo por la incomodidad de estar cada cual a una altura, pero no era aún ese momento.
A Adair le permitía coger sus cosas sin permisos, no se quejó porque metiera la mano en el bolsillo de su abrigo aunque encogió un poco el ya de por si casi inexistente vientre, solo para evitar que le hiciera cosquillas con el roce, porque en esa zona era muy sensible a las cosquillas y podría echarse a reír de manera muy descarada.
Al verlo ponerse en pie con su cigarro en la boca y decirle aquello le dieron ganas de tirarlo al lago, claro que saltó la tentación, de un modo MUY poco convencional, pero así fue, para su suerte y la suerte del Alemán ella no había ido tras del a comérselo entero con ropa y todo, si no que se había quedado comiéndole la boca al propio Adair… aunque de eso no tenía recuerdos muy claros y no le preocupaba demasiado.
Sobre todo no siguió pensando en eso porque el chico cambió de tema rápidamente. Agradecía en sobremanera poder quitarse a Thomas de la cabeza y agradeció muchísimo aquella información, le gustaba el plan.
- ¿Vacaciones de navidad? Realmente sí que tenía pensado ir con mis padres y de paso con los tuyos, pero si vais a ir a otra parte igual cambio de planes y voy con vosotros… pero ¿serían todas las vacaciones? Porque se me hace difícil esquivar a Liahna durante todas las vacaciones, vamos, creo que me mata, te busca y te mata a ti después por llevarme contigo.
Lo decía medio en broma, si ella quería ausentarse todas las vacaciones su madre no le pondría pegas, ya le había dejado pasarse un par de años sabáticos viviendo la vida, porque no iba a dejarle unas pequeñas vacaciones quincenales también.
- ¿Habéis pensado algún lugar? Una zona cálida… ¿Playas caribeñas? No sé, ah, ya me emocioné y todo… ¿Por qué no invitaréis a Clarisse? ¿Pasó algo con ella?
Se había quedado sentada, con los ojos clavados en los del chico, sobre todo porque así lo había demandado él con su gesto anterior, y no se levantaba porque no se le antojaba, sin más, si Adair no quería quedarse sentadito a su lado ya en un rato se pondría en pie solo por la incomodidad de estar cada cual a una altura, pero no era aún ese momento.
Ebba Prewett- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 20/10/2012
Re: Te vas a reír pero...
La cena de los Brackminster en noche buena reunía a todos los amigos de la familia, su madre preparaba comida para un regimiento y su padre hechizaba el salón para dar cabida a toda la familia porque para Darren no había nada más importante que tener aquel día a todos bajo el mismo techo como si con aquel hecho fuera a compensar los trescientos sesenta y cuatro días restantes del año. Liahna y su marido eran invitados formales, alguien que no podía faltar, su padre tenía una gran deuda con la pelirroja, su ayuda en aquellos tiempos donde sentía el agua en el cuello con dos niñas a su crianza y un trabajo que mantener a toda costa fue para él como un soplo de aire, una bocanda de oxígeno cuando estaba ahogado y por eso, trataba a la pocionista como si fuera su hermana.
Así que conocía a su tía, Adair sabía que pondría el grito en el cielo igual que haría su madre y su padre si el día más importante del año, los niños decidían largarse lejos de la morada para divertirse en tierras cálidas pero como hermano responsable de las dos más menores, creía que las chicas necesitaban desconectar del todo, Autumn quizás estaría cómoda con su padre, haciendo todo tipo de muecas encantadoras para ganarse su amor y dinero pero Elizabeth necesitaba respirar de su control y ya suficiente soportaba su presencia en Hogwarts como condenarla a todo una navidad de Darren Brackminster, no, era superior para alguien dulce como la niña.
- Yo me ocupo de Liahna – hablaría con ella si el plan avanzaba correctamente y pediría la custodia compartida de su hija por Navidad – ¿Quizás Cancún? Contratar uno de esos packs donde incluyen un todo en zona muggle. Pulsera en muñeca y todo los placeres con un chasquido de dedo – tomó una pausa para apurar el cigarrillo casi con ansias más por la expectativa de convencer con tanta facilidad a alguien para embarcarse en una locura que les acarrearía problemas con sus padres.
– Tú conoces a Clarisse, es el ojo derecho de Darren y más desde que obtuvo la placa de auror así que irá como jarvey a contarle a nuestro padre para evitar que nos llevemos a Elizabeth a cualquier lugar lleno de obscenidad y pecado – Adair aún creía que Clarisse no había tenido la oportunidad de vivir, bien era visto que con un poco de buena mano podía hacer que volviera a su juventud pero suponía que prefería pasar las vacaciones con su hijo y marido, no en el otro extremo del mundo a merced de tsunamis – ¿Cuento contigo? – dio un toque con su dedo índice bajo el mentón de Ebba, mostrando una enorme sonrisa complacido – ¿Quieres invitar a alguien más? Tal vez a Thomas – no, ya no se acordaba que tenía novia.
Así que conocía a su tía, Adair sabía que pondría el grito en el cielo igual que haría su madre y su padre si el día más importante del año, los niños decidían largarse lejos de la morada para divertirse en tierras cálidas pero como hermano responsable de las dos más menores, creía que las chicas necesitaban desconectar del todo, Autumn quizás estaría cómoda con su padre, haciendo todo tipo de muecas encantadoras para ganarse su amor y dinero pero Elizabeth necesitaba respirar de su control y ya suficiente soportaba su presencia en Hogwarts como condenarla a todo una navidad de Darren Brackminster, no, era superior para alguien dulce como la niña.
- Yo me ocupo de Liahna – hablaría con ella si el plan avanzaba correctamente y pediría la custodia compartida de su hija por Navidad – ¿Quizás Cancún? Contratar uno de esos packs donde incluyen un todo en zona muggle. Pulsera en muñeca y todo los placeres con un chasquido de dedo – tomó una pausa para apurar el cigarrillo casi con ansias más por la expectativa de convencer con tanta facilidad a alguien para embarcarse en una locura que les acarrearía problemas con sus padres.
– Tú conoces a Clarisse, es el ojo derecho de Darren y más desde que obtuvo la placa de auror así que irá como jarvey a contarle a nuestro padre para evitar que nos llevemos a Elizabeth a cualquier lugar lleno de obscenidad y pecado – Adair aún creía que Clarisse no había tenido la oportunidad de vivir, bien era visto que con un poco de buena mano podía hacer que volviera a su juventud pero suponía que prefería pasar las vacaciones con su hijo y marido, no en el otro extremo del mundo a merced de tsunamis – ¿Cuento contigo? – dio un toque con su dedo índice bajo el mentón de Ebba, mostrando una enorme sonrisa complacido – ¿Quieres invitar a alguien más? Tal vez a Thomas – no, ya no se acordaba que tenía novia.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Te vas a reír pero...
Ebba estaba bien acostumbrada a aquellas cenas familiares el día de nochebuena. A ella siempre le habían agradado, navidad con los Brackminster y después año nuevo a lo muggle, con los Hamby. Por parte de los Prewett no había reunión ni había nada, decir que Liahna no era bien recibida en el domicilio de la familia era decir poco, no solo había desechado seguir tradiciones, sino que además, después de la trágica muerte de su hermano mellizo, había quedado como única heredera familiar y había preferido irse a vivir con un asqueroso (apelativo que tan solo aplicarían sus abuelos, porque su padre era puro amor de hombre) muggle que no sabía apreciar lo que era el mundo mágico… no, la pelirroja no tenía más familia en el mundo mágico que Adair y toda la estirpe de Brackminster que eran como primos para ella, haciéndola sentir un poquito más parte de ese mundillo desde siempre.
La idea de un hotel en zona muggle con todo a sus pies le encantó. Ella conocía ese tipo de vacaciones, no por nada había vivido más tiempo con muggles que con magos, ese tipo de vacaciones estaban de moda, parecían ser las más cómodas y relajantes, y que necesitaba más un estudiante que comodidad y relajación poco después de terminar los últimos exámenes de diciembre y poco antes de empezar los de enero.
–Te dejaré a Liahna, toda para ti, porque dice que le recuerdas a tu padre y que siente toda la debilidad del mundo por ti por eso mismo, bueno, lo último lo dije y lo seguiré diciendo yo siempre, pero es cierto, pocas veces le vi diciéndote que no, creo que de todos tus hermanos a ti es a quien más consciente, aunque a Clarisse la trata más como a su hija.
Ya estaba a punto de decirle que si, que contara con ella, al fin y al cabo ya le había dicho que si, que quería que convenciera a su madre, pues él lo tendría más fácil y a su padre con decirle que para año nuevo estaría (al menos esa noche) con su familia muggle, él se daría por satisfecho, pero no, Adair tenía que volver al tema, meter el dedo en la yaga y removerlo bien. ¿Más líos mentales y cosas olvidadas sin más o solamente lo haría por joder?
–Adair, mi amor… – se puso en pie, se sacudió los pantalones, solo dijo aquello para que él se pusiera a la espera de oír algo más de ella, la chica lo miró y se puso en ese momento la mochila que llevaba aún con la botella y el libro que se estaba leyendo – como vuelvas a preguntarme por Thomas y si pienso hacer que le sea infiel a una de mis mejores amigas, te juro que te rompo la botella de alcohol barato en la cabeza y alego defensa personal para librarme de todas las culpas.
Dicho aquello se aupó sobre las puntas de sus propios pies y como si le acabara de decir la cosa más dulce del mundo le dio un beso en la mejilla. Entonces se estiró y miró a su amigo, con una sonrisa.
–Se me entumecen las piernas por el frío césped, este pseudo cuero no sirve de nada… a ver - movió un poco las piernas, no tenía intención de dejar de estar con él, pero por las barbas de Merlín, necesitaba movimiento –¿tu piensas invitar a Sofie? Ya sabes que por mí no hay problemas, yo con que vaya Autumn voy muy feliz, o sea, nos vamos a la discoteca del hotel y tardaremos en dar con un tío que nos acompañes lo que tu tardas en meter a tu novia en la cama, así que sin líos - dicho aquello le sacó la lengua, si había dicho lo de Thomas quizás fuera porque él pensaba llevar a su novia y no quería dejarla sola o algo… vete a saber.
La idea de un hotel en zona muggle con todo a sus pies le encantó. Ella conocía ese tipo de vacaciones, no por nada había vivido más tiempo con muggles que con magos, ese tipo de vacaciones estaban de moda, parecían ser las más cómodas y relajantes, y que necesitaba más un estudiante que comodidad y relajación poco después de terminar los últimos exámenes de diciembre y poco antes de empezar los de enero.
–Te dejaré a Liahna, toda para ti, porque dice que le recuerdas a tu padre y que siente toda la debilidad del mundo por ti por eso mismo, bueno, lo último lo dije y lo seguiré diciendo yo siempre, pero es cierto, pocas veces le vi diciéndote que no, creo que de todos tus hermanos a ti es a quien más consciente, aunque a Clarisse la trata más como a su hija.
Ya estaba a punto de decirle que si, que contara con ella, al fin y al cabo ya le había dicho que si, que quería que convenciera a su madre, pues él lo tendría más fácil y a su padre con decirle que para año nuevo estaría (al menos esa noche) con su familia muggle, él se daría por satisfecho, pero no, Adair tenía que volver al tema, meter el dedo en la yaga y removerlo bien. ¿Más líos mentales y cosas olvidadas sin más o solamente lo haría por joder?
–Adair, mi amor… – se puso en pie, se sacudió los pantalones, solo dijo aquello para que él se pusiera a la espera de oír algo más de ella, la chica lo miró y se puso en ese momento la mochila que llevaba aún con la botella y el libro que se estaba leyendo – como vuelvas a preguntarme por Thomas y si pienso hacer que le sea infiel a una de mis mejores amigas, te juro que te rompo la botella de alcohol barato en la cabeza y alego defensa personal para librarme de todas las culpas.
Dicho aquello se aupó sobre las puntas de sus propios pies y como si le acabara de decir la cosa más dulce del mundo le dio un beso en la mejilla. Entonces se estiró y miró a su amigo, con una sonrisa.
–Se me entumecen las piernas por el frío césped, este pseudo cuero no sirve de nada… a ver - movió un poco las piernas, no tenía intención de dejar de estar con él, pero por las barbas de Merlín, necesitaba movimiento –¿tu piensas invitar a Sofie? Ya sabes que por mí no hay problemas, yo con que vaya Autumn voy muy feliz, o sea, nos vamos a la discoteca del hotel y tardaremos en dar con un tío que nos acompañes lo que tu tardas en meter a tu novia en la cama, así que sin líos - dicho aquello le sacó la lengua, si había dicho lo de Thomas quizás fuera porque él pensaba llevar a su novia y no quería dejarla sola o algo… vete a saber.
Ebba Prewett- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 20/10/2012
Re: Te vas a reír pero...
- ¿Sí, mi vida? – solía contestar con palabras endiabladamente dulces cuando Ebba responder de aquella manera porque como en matrimonio, sabía que después de ellas venía algo que no iba a gustarle mucho e inconscientemente puso un brazo por encima de su entrepierna no fuera a querer golpearle las pelotas con su encanto natural y el fulgor de su pelo rojo pasión. Parpadeo sorprendido, ¿Cuándo había dicho él que fuera infiel? Ah, ah, cierto que el chico tenía novia, ¿qué puta culpa tenía de su mala memoria? – Eso es amor – recalcó recibiendo el beso y cerrando un ojo por el sonido producido entre los labios carnosos de la estadounidense contra su mejilla.
Una vez volvió a estar en pie, alargó la mano hacia Ebba para ayudarla a incorporarse y empezar a andar por la orilla del lago hasta que decidieran que ya habían pasado tiempo juntos – Pensé invitar a Sofie pero tiene una familia muy extensa por parte de madre – comprobó ese hecho en Dubai cuando casi muere a consecuencia del fuerte y caro perfume de la familia Luttrell al completo. No sabía cuantas veces había estrechado la mano o dado dos besos, ya casi perdió hasta el habla de decir su apellido y nombre– pero creo que su madre no se lleva con ellos pero… si se lleva muy bien con mi padre - rodó los ojos y sonrisa ladeada. Ayudó a Ebba a ponerse en pie de un suave tirón y pasó inmediatamente el brazo por encima de sus hombros para comenzar a caminar, llevándola lago abajo y caminando peligrosamente cerca de la orilla.
- Ya preguntaré – y no quería presionarla a que aceptara algo para más tarde dejar a Jessy tirada además, él iba a estar ocupado pues aquel viaje era para Elizabeth por parte de sus dos hermanos directos y debía cumplir con sus funciones para hacer que olvidara quien era su padre – ¿Te he dicho que guapa estás hoy? – y empujó un poco a la chica con su cuerpo hacia el lago, distrayéndola con fórmulas de galantería ya perdidas y nada propias en él. Tomó una de sus manos, la hizo rodar para juzgar su atuendo, silbó como aprobación – Dame esa mochila, yo la llevo – se la quitó del hombro para colgarla de cualquiera manera en el suyo y acto seguido, casi sin tiempo, la tomó por la cintura para llevarla de vuelta hasta el lago, esta vez, dejándola caer en el agua en medio de carcajadas - ¿Fría el agua?
Una vez volvió a estar en pie, alargó la mano hacia Ebba para ayudarla a incorporarse y empezar a andar por la orilla del lago hasta que decidieran que ya habían pasado tiempo juntos – Pensé invitar a Sofie pero tiene una familia muy extensa por parte de madre – comprobó ese hecho en Dubai cuando casi muere a consecuencia del fuerte y caro perfume de la familia Luttrell al completo. No sabía cuantas veces había estrechado la mano o dado dos besos, ya casi perdió hasta el habla de decir su apellido y nombre– pero creo que su madre no se lleva con ellos pero… si se lleva muy bien con mi padre - rodó los ojos y sonrisa ladeada. Ayudó a Ebba a ponerse en pie de un suave tirón y pasó inmediatamente el brazo por encima de sus hombros para comenzar a caminar, llevándola lago abajo y caminando peligrosamente cerca de la orilla.
- Ya preguntaré – y no quería presionarla a que aceptara algo para más tarde dejar a Jessy tirada además, él iba a estar ocupado pues aquel viaje era para Elizabeth por parte de sus dos hermanos directos y debía cumplir con sus funciones para hacer que olvidara quien era su padre – ¿Te he dicho que guapa estás hoy? – y empujó un poco a la chica con su cuerpo hacia el lago, distrayéndola con fórmulas de galantería ya perdidas y nada propias en él. Tomó una de sus manos, la hizo rodar para juzgar su atuendo, silbó como aprobación – Dame esa mochila, yo la llevo – se la quitó del hombro para colgarla de cualquiera manera en el suyo y acto seguido, casi sin tiempo, la tomó por la cintura para llevarla de vuelta hasta el lago, esta vez, dejándola caer en el agua en medio de carcajadas - ¿Fría el agua?
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Te vas a reír pero...
Le hacía algo de gracia que aquella forma tan de ellos de comportarse, estaba claro que no le diría a mucha más gente que le partiría una botella en la cabeza y se quedaría tan a gusto y tan tranquila como para seguir charlando y riéndose, pero era Adair y sabía que, aunque debía tomarse aquella amenaza como algo real, también él sabría que se lo decía desde lo más hondo de su corazón y solo porque él le daba motivos para ello.
Lo que mejor le sentaría a sus piernas entumecidas sería un buen paseo y Adair o había leído su mente o no quería dormirse, que la pelirroja bien había notado ya que su amigo estaba adormilado perdido, solo había evitado decir nada porque no estaba del todo segura de que quisiera sacar el tema de que hacía por las noches para descansar tan poco.
–De modo que si metes la pata con Sofie vas a tener a un montón de Luttrell detrás intentando cortarte la cabeza o algo así ¿no? A mí me llegaron rumores de que tienen en propiedad un castillo en Inglaterra, pero como que no he tenido el gusto de preguntárselo a nadie porque me parecía una pregunta muy cotilla.
Indirectamente si que le estaba preguntando si aquello era cierto, se lo había dicho su madre al hablarle de la madre de Sofie, y que ella había visitado el castillo alguna vez, pero se lo había tomado como algo exagerado. O sea, quien tenía hoy en día un castillo en propiedad..
Pensando en eso, en sus vacaciones recién planteadas y todo casi la tomó por sorpresa aquella tontería de que estaba guapa y se dejó girar, o sea, era algo usual entre las chica americanas, hacer gala de su buen gusto en la ropa, hacerse mil fotos y lucirse frente a chicos que nunca estarán con ellas. Y Ebba era muy americana, y ahí estaba, mostrándose frente a Adair, que en menos de diez segundos la había tirado al lago, vestida y con abrigo.
Por suerte estaban lo suficientemente cerca de las aguas termales como para que el agua no estuviera helada o habría salido corriendo a matarlo.
–¡Cabrón! – su primer grito de amor en cuanto pudo coger aire, que del sobresalto se había quedado sin él –pruébala tu mismo – dijo aquello haciendo un movimiento brusco con las dos manos a la vez y le intentó lanzar agua, no tenía más que hacer que ir hasta el borde del lago para salir porque aunque no estuviera tan helada como debería comenzaba a sentir frío –más te vale correr, Brackminster porque te has ganado una bonita patada en tu duro trasero.
Y cumpliría esa amenaza si lo pillaba, o mejor, si lograba salir de allí porque el borde resbalada por la culpa del barro. Qué asco de todo.
Lo que mejor le sentaría a sus piernas entumecidas sería un buen paseo y Adair o había leído su mente o no quería dormirse, que la pelirroja bien había notado ya que su amigo estaba adormilado perdido, solo había evitado decir nada porque no estaba del todo segura de que quisiera sacar el tema de que hacía por las noches para descansar tan poco.
–De modo que si metes la pata con Sofie vas a tener a un montón de Luttrell detrás intentando cortarte la cabeza o algo así ¿no? A mí me llegaron rumores de que tienen en propiedad un castillo en Inglaterra, pero como que no he tenido el gusto de preguntárselo a nadie porque me parecía una pregunta muy cotilla.
Indirectamente si que le estaba preguntando si aquello era cierto, se lo había dicho su madre al hablarle de la madre de Sofie, y que ella había visitado el castillo alguna vez, pero se lo había tomado como algo exagerado. O sea, quien tenía hoy en día un castillo en propiedad..
Pensando en eso, en sus vacaciones recién planteadas y todo casi la tomó por sorpresa aquella tontería de que estaba guapa y se dejó girar, o sea, era algo usual entre las chica americanas, hacer gala de su buen gusto en la ropa, hacerse mil fotos y lucirse frente a chicos que nunca estarán con ellas. Y Ebba era muy americana, y ahí estaba, mostrándose frente a Adair, que en menos de diez segundos la había tirado al lago, vestida y con abrigo.
Por suerte estaban lo suficientemente cerca de las aguas termales como para que el agua no estuviera helada o habría salido corriendo a matarlo.
–¡Cabrón! – su primer grito de amor en cuanto pudo coger aire, que del sobresalto se había quedado sin él –pruébala tu mismo – dijo aquello haciendo un movimiento brusco con las dos manos a la vez y le intentó lanzar agua, no tenía más que hacer que ir hasta el borde del lago para salir porque aunque no estuviera tan helada como debería comenzaba a sentir frío –más te vale correr, Brackminster porque te has ganado una bonita patada en tu duro trasero.
Y cumpliría esa amenaza si lo pillaba, o mejor, si lograba salir de allí porque el borde resbalada por la culpa del barro. Qué asco de todo.
Ebba Prewett- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 20/10/2012
Re: Te vas a reír pero...
Tiró la mochila de la pelirroja por el suelo para apoyar las manos en la rodilla y desternillarse de la risa cuando escuchó ese “cabrón” tan acentuado en aquel americano cerrado. Resultó un impulso. No sabía exactamente el motivo por el cual había empujado a Ebba pero desde luego resultó un buen plan, ver como se ajustaban las ropas a su cuerpo mojado era una imagen demasiado provocativa para haberla dejado escapar. Una excusa barata vino a su cabeza, era para cobrarse aquella infancia-adolescencia de manualidades por culpa de las curvas a destiempo de la muchacha.
- ¿Correr? – muerto de la risa y casi sin poder tomar aliento, dió un salto atrás cuando ella intentaba mojarlo con las manos, arrojando agua como si fuera una diminuta palangana de agua – ¿Qué es eso? ¿Un avión? ¿Un cerdo? ¡Una sirena! – y esta vez tuvo que sentarse en el suelo porque estaba quedándose sin aliento de la risa haciendo alarde de esa parte adolescente que aún tenía a sus diecinueve años, era un crío dentro de los juegos sexuales que solía prestarse.
También era buen amigo y sabía que tarde o temprano debería devolverle el “favor” a Ebba. Controlando las carcajadas ahora reteniéndolas contra sus dientes, quitó una deportiva, luego la otra y los calcetines oscuros para ponerse en pie y deshacerse de la sudadera, era la única que tenía hasta que decidiera ir a dar una visita a los elfos domésticos que limpiaban la ropa de los jugadores de Quidditch en la lavandería. No se quitó los pantalones por comodidad no por vergüenza pero se lanzó a la parte profunda justo donde había caído la chica para acercarse a ella por la espalda, empapado como la chica.
- Algo fría– eso sí había terminado por despertarlo, se acercó a ella a riesgo de ser ahogado y puso sus manos justo por debajo las nalgas para alzarla – Todo un caballero que te ayuda a salir de tu torpeza. Mira que caerte al agua, ¿no sabes hablar y caminar a la vez, Ebba? – estaba ganándose la ahogadilla a pulso pero estaba bien alejar las preocupaciones sobre las relaciones o el estudio para dedicarse a hacer el imbécil.
- ¿Correr? – muerto de la risa y casi sin poder tomar aliento, dió un salto atrás cuando ella intentaba mojarlo con las manos, arrojando agua como si fuera una diminuta palangana de agua – ¿Qué es eso? ¿Un avión? ¿Un cerdo? ¡Una sirena! – y esta vez tuvo que sentarse en el suelo porque estaba quedándose sin aliento de la risa haciendo alarde de esa parte adolescente que aún tenía a sus diecinueve años, era un crío dentro de los juegos sexuales que solía prestarse.
También era buen amigo y sabía que tarde o temprano debería devolverle el “favor” a Ebba. Controlando las carcajadas ahora reteniéndolas contra sus dientes, quitó una deportiva, luego la otra y los calcetines oscuros para ponerse en pie y deshacerse de la sudadera, era la única que tenía hasta que decidiera ir a dar una visita a los elfos domésticos que limpiaban la ropa de los jugadores de Quidditch en la lavandería. No se quitó los pantalones por comodidad no por vergüenza pero se lanzó a la parte profunda justo donde había caído la chica para acercarse a ella por la espalda, empapado como la chica.
- Algo fría– eso sí había terminado por despertarlo, se acercó a ella a riesgo de ser ahogado y puso sus manos justo por debajo las nalgas para alzarla – Todo un caballero que te ayuda a salir de tu torpeza. Mira que caerte al agua, ¿no sabes hablar y caminar a la vez, Ebba? – estaba ganándose la ahogadilla a pulso pero estaba bien alejar las preocupaciones sobre las relaciones o el estudio para dedicarse a hacer el imbécil.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Te vas a reír pero...
A ella, por supuesto, también le hacía gracia aquello. No tenía tan poco sentido del humor como para que lo que Adair decía el sonara a agua cayendo, además, aunque las sirenas fueran en realidad menos bonitas que en los cuentos muggles, había que decir que aún le sonaba más a halago que a insulto, al fin y al cabo eran criaturas poderosas.
Entre risa y risa, seguía allí flotando, esperando a que Adair decidiera hacer algo de una buena vez, a poder ser ayudarla a salir, porque sus zapatones zapatones rojos estaban empapados de agua y pesaban como mil kilos cada uno, dar un par de pasos por el lago ya le había costado, nadar si no era opción para ella en ese momento.
–Eres un maldito crío Brackminster – le dijo sintiendo de pronto como estaba tras ella, se había tirado al agua, bien, ahora estaban los dos empapados y su varita tan lejos que no había posibilidad de hacer flotar sus zapatos fuera de ninguna forma –¿Un caballero? Bien, pues deja que te enseñe que yo soy una dama en toda regla.
Hizo algo de fuerza y se libró de aquel medio abrazo que el chico había formado a su alrededor, solo para poder darle tras la rodilla y con ello el chico se hundió en el agua, momento que aprovechó Ebba para encaramarse a sus hombros, si, montarse a caballito le sabía a poco en ese momento así que se había colocado en sus hombros, alrededor de su cabeza y cuando el chico salió por su propio pie del agua ella gritó un poco, riendo, sintiendo como se había quedado medio hundido para no tener que soportar literalmente todo el peso de la pelirroja.
–[color=DarkSlateBlue]Por tirarme te toca quitarme las botas, no me puedo ni mover con ellas, se han inundado y así no voy a lograr salir. Hasta que no lo hagas no voy a bajarme de aquí.[/ color]
Lo decía totalmente segura de sus palabras, estiró una pierna, para mostrar la bota roja y a la vez se aferraba a él con la otra pierna y los dos brazos, como buenamente podía. Hacía eones que no se sentaba sobre los hombros del chico, pero los ratos que habían pasado juntos en la piscina le habían dado práctica para ello, aunque casi siempre terminaba siendo lanzada hacía atrás por él cuando se aburría de sostenerla… pero bah.
Entre risa y risa, seguía allí flotando, esperando a que Adair decidiera hacer algo de una buena vez, a poder ser ayudarla a salir, porque sus zapatones zapatones rojos estaban empapados de agua y pesaban como mil kilos cada uno, dar un par de pasos por el lago ya le había costado, nadar si no era opción para ella en ese momento.
–Eres un maldito crío Brackminster – le dijo sintiendo de pronto como estaba tras ella, se había tirado al agua, bien, ahora estaban los dos empapados y su varita tan lejos que no había posibilidad de hacer flotar sus zapatos fuera de ninguna forma –¿Un caballero? Bien, pues deja que te enseñe que yo soy una dama en toda regla.
Hizo algo de fuerza y se libró de aquel medio abrazo que el chico había formado a su alrededor, solo para poder darle tras la rodilla y con ello el chico se hundió en el agua, momento que aprovechó Ebba para encaramarse a sus hombros, si, montarse a caballito le sabía a poco en ese momento así que se había colocado en sus hombros, alrededor de su cabeza y cuando el chico salió por su propio pie del agua ella gritó un poco, riendo, sintiendo como se había quedado medio hundido para no tener que soportar literalmente todo el peso de la pelirroja.
–[color=DarkSlateBlue]Por tirarme te toca quitarme las botas, no me puedo ni mover con ellas, se han inundado y así no voy a lograr salir. Hasta que no lo hagas no voy a bajarme de aquí.[/ color]
Lo decía totalmente segura de sus palabras, estiró una pierna, para mostrar la bota roja y a la vez se aferraba a él con la otra pierna y los dos brazos, como buenamente podía. Hacía eones que no se sentaba sobre los hombros del chico, pero los ratos que habían pasado juntos en la piscina le habían dado práctica para ello, aunque casi siempre terminaba siendo lanzada hacía atrás por él cuando se aburría de sostenerla… pero bah.
Ebba Prewett- Mensajes : 71
Fecha de inscripción : 20/10/2012
Re: Te vas a reír pero...
La agresividad de Ebba sumada a las carcajadas entre dientes que estaba marcándose Adair provocaron un casi ahogamiento en el joven que tragó agua a doquier y cuando emergió a penas la boca, continuó tosiendo y escupiendo el porcentaje de lago que había consumido mientras continuaba riendo como si el hecho de haber muerto fuera el mejor de los percances ocurridos en aquella universidad (exagerando).
- Deja que escupa el lago – continuó tosiendo mientras aguantaba a Ebba por los tobillos para que no fuera a caerse hacia atrás porque eso no hubiera servido de venganza, prefería cumplirla con sus manos. Cumplió fiel a las palabras de su amiga, deshizo los cordones tras pasar la mano por su rostro para quitar el exceso de agua y poder ver que estaba haciendo, arrancó con un simple tirón la primera bota e obró igual para la segunda, lanzando ambas encima la orilla como si fueran cualquier objeto – Ya te puedes bajar.
Tal como pensó Ebba, aprovechó que la tenía sujeta por los tobillos para empujarla hacia atrás y que cayera de espaldas hacia el lago mientras él ahora sí, podía salir del barro, sacudiendo los pies bajo el agua para limpiarlos y nadando hacia los límites para apoyar las manos, empujarse fuera del lago, sentándose aún con las piernas dentro del agua – No vas a encontrar nadie con más costumbres gentiles que yo todo un galán inglés – tono burlón mientras buscaba dentro de la mochila los cigarrillos de la pelirroja para coger otra que llevarse a los labios pero la cosa radicaba en que los cigarrillos estaban flotando en el lago.
Los miró con pena, soltó un suspiro resignado y tomó uno que dejó en sus labios mojado o no era cuestión de tener algo que agarrar con los dientes - ¿Crees que si los secamos con un hechizo funcionaran? – frotó una mano contra su pelo mojado para salpicar a la chica cuando se acercó como si fuera un perro y sonrío ampliamente – Esto sirve de ambientación para Cancún.
- Deja que escupa el lago – continuó tosiendo mientras aguantaba a Ebba por los tobillos para que no fuera a caerse hacia atrás porque eso no hubiera servido de venganza, prefería cumplirla con sus manos. Cumplió fiel a las palabras de su amiga, deshizo los cordones tras pasar la mano por su rostro para quitar el exceso de agua y poder ver que estaba haciendo, arrancó con un simple tirón la primera bota e obró igual para la segunda, lanzando ambas encima la orilla como si fueran cualquier objeto – Ya te puedes bajar.
Tal como pensó Ebba, aprovechó que la tenía sujeta por los tobillos para empujarla hacia atrás y que cayera de espaldas hacia el lago mientras él ahora sí, podía salir del barro, sacudiendo los pies bajo el agua para limpiarlos y nadando hacia los límites para apoyar las manos, empujarse fuera del lago, sentándose aún con las piernas dentro del agua – No vas a encontrar nadie con más costumbres gentiles que yo todo un galán inglés – tono burlón mientras buscaba dentro de la mochila los cigarrillos de la pelirroja para coger otra que llevarse a los labios pero la cosa radicaba en que los cigarrillos estaban flotando en el lago.
Los miró con pena, soltó un suspiro resignado y tomó uno que dejó en sus labios mojado o no era cuestión de tener algo que agarrar con los dientes - ¿Crees que si los secamos con un hechizo funcionaran? – frotó una mano contra su pelo mojado para salpicar a la chica cuando se acercó como si fuera un perro y sonrío ampliamente – Esto sirve de ambientación para Cancún.
Adair Brackminster- Mensajes : 402
Fecha de inscripción : 08/09/2012
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