Hoy es un día especial

Asintió a lo de llevar la capa para cuando volvieran a la facultad. Ahí sí que les haría falta. Seguro que hacía incluso más frio que ahí, al fin y al cabo estaba aún más al norte que Londres, que era donde estaban ahora ellos.
La observó mientras probaba el dulce, sonriéndole un poco por el dato de que le gustaba mucho y la forma de decirlo, apenas cubriéndose la boca para hablar aún comiendo, parecía una niña realmente y él no tardó mucho en coger también un trocito y comenzar a comerlo, intercalando trozos de tarta con tragos de café.

La observaba mientras ella parecía quedarse un poco pensativa, sobre todo porque incluso hacía ruido y eso lo hizo reír un poco, cosa de la que ella no se dio cuenta por estar despistada y metida en su propio mundo, después, en cuanto ella habló él la miró frunciendo un poquito el ceño.

- ¿Algo que yo quiero? – frunció el ceño, no sabía que decirle, quería demasiadas cosas. Como todo el mundo quizás - supongo que a ti… digo, quiero tenerte a ti para mi, siempre – asintió, pensaba que así podría salir del apuro, no estaba seguro de que podría decirle. Él era muy poco de cosas terrenales, podría querer, por ejemplo, una escoba que no echase humo cada vez que ascendía un poquito más de veinte metros, pues la suya estaba muy quemada. Un nuevo caldero, de plata, que había cosas que se quedaban con el cobre como sabor secundario y aunque esos de plata no podían calentarse de manera usual realmente eran mucho mejor para pociones pequeñas –ya que solo lo vendían en tamaños casi enanos por el enorme precio al que ascendían –; también podría decirse que quería uno de esos espejos comunicadores para poder hablar con Rang (y con su hermano) aún sin estar con ellos… no era muy materialista pero realmente quería muchas cosas - ¿Por qué me preguntas eso de pronto?

Casi le costó evitar la sonrisa cuando la chica infló los carrillos de esa forma, estaba adorable y seguramente picada. No le había dado la respuesta deseada a pesar de que cualquier novia del mundo querría oír aquello. Ella también, seguramente, pero claro, además de eso habría querido una respuesta más real, más “conseguible” y en cierto modo suponía que sabía porque lo decía, era fácil de imaginar, si él le regalaba algo ella querría hacer lo propio, pero todo lo que él quería valía demasiado como para pedirlo.

Había logrado evitar la sonrisa antes pero con su respuesta no lo intentó siquiera, parecía molesta y picada, como una niña a la que no le dan lo que quieren estando acostumbrada a tenerlo absolutamente todo, y Rang probablemente lo estaba. No es que consiguiera las cosas de modo fácil, pero sabía que sus padres le habría proporcionado siempre todo lo querido por ella.

Pero cuando ella siguió hablando y dijo aquello él simplemente negó un poquito con la cabeza y se la quedó mirando a los ojos, dejando que soltara todo aquel discurso. Realmente lo que ella podía darle para hacerlo feliz era su simple compañía. No quería nada más… o sea, si que quería, pero joder… si con ella era feliz para que pedirle más.

- Mira, a mi me haces muy feliz por ti misma, sin darme nada más… si lo que quieres es comprarme algo para agradecerme tu cumpleaños cualquier cosa estaría bien. Algo comprado por ti, para mí, lo que sea, me gustará… – vio como ella iba a replicar, esa respuesta tampoco le valía - llevo tiempo queriendo comprarme un nuevo caldero… quizás algo así… o unos espejo comunicantes para los dos, pero ahora que estoy de nuevo en la universidad es algo muy poco útil.

Se encogió un poquito de hombros y le sonrió cálidamente, no quería pedirle nada pero sabía que si no lo hacía ella se mostraría molesta y no estaba seguro de si pedirle el caldero que quería, igual eso se le salía de lo que había pensado gastar…

Notó su abrazo, no sabía muy bien a que venía pero él tuvo que soltar la taza de café que tenía entre las manos para evitar derramar un poco y menos aún sobre ella, pues podría quemarse, estaba muy caliente en realidad. Correspondió al abrazo acariciándole con mimo la espalda y oyó todo lo que ella le decía.

A él le parecía que ya le había dado dos opciones muy claras, que ella escogiera, por supuesto. No iba a pedir nada más, la escoba era un simple capricho y por eso ni lo había mencionado, las otras dos cosas podían llegar a ser útiles, y en realidad a él al menos sí que se lo parecían.

- Entonces con lo que tu elijas me daré por satisfecho, de verdad, cualquier cosa estará bien.

No podía hablar más en serio, no había nada que ella pudiera darle que a él fuera no gustarle. Ambos terminaron de comerse la tarta, disfrutando de la misma en un ambiente tranquilo, hablaron sobre donde podrían ir para sacar a Eph y Adnan le propuso no alejarse mucho. Podrían volar por el desierto de la cuenca del Nilo que estaba muy cerca, sabía que por muchas zonas de oriente había guerras muggles y otras cosas que podrían entorpecer su vuelo y disfrute, pero justo ahí donde él le dijo no, sería un paseo tranquilo y seguramente hallaran algún oasis desierto (nunca mejor dicho) pues el río en esa época iba cargado y los pequeños afluentes del mismo y los pantanos y lagos se llenaban mucho también.

- ¿Quieres hacer un viaje tan largo como primero? – él estaba un poquito inseguro, sabía que ella era más fuerte de lo que podía parecer, también sabía más que de sobra que si la chica decía poder, podría. Pero no tenía ganas de que aquello le causar algún daño, por mínimo que fuera – bueno… conoces el sitio, supongo que no hay problemas ¿quieres que me aparezca yo allí primero y después vas tú? O como tú quieras…

Si ella quería llevarlo iría con ella, si quería que fuera primero lo haría y del mismo modo si le pedía ir después también. Ella mandaba, por un día al menos.

No había querido transmitirle inseguridad, sobre todo porque sabía que la chica podía hacer eso y cualquier otra cosa que ella se propusiera. Era lista y sabía que bastante poderosa también era. No solo le había gustado lo bonita que era, sino las mil aptitudes más que poseía, entre otras, el hecho de que no le importara que era él realmente.

- Como tu quieras.

No tardó en hacer que ambos se aparecieran donde los hipogrifos, sabía de sobra que quizás ahí podrían encontrarse con Ayyûb, pero ya, con antelación, le había mandado una nota que iría a enseñarle a una compañera como era su hipogrifo. Puso una escusa demasiado lógica. La carrera que tendría lugar dentro de poco tiempo en Dubai, le hubo dicho a su hermano que ella quería apostar por su hipogrifo y por él, y que quería antes verlo volar.
Esperaba, sinceramente, que aquella escusa lo mantuviera entretenido, al menos que no pensara que era su novia ni nada así si es que se cruzaban. Además, Rang era tan tímida que seguro que si se cruzaban a Ayyûb la chica no diría nada ni lo cogería de la mano (esperaba).
De todas formas se apareció en un rincón un tanto apartado, cerca de donde se suponía que estaría Eph.

- Ahora voy a avisar al criador de que nos lo llevamos un rato para que no lo ande buscando, y después volamos – le explicó ante su pregunta, y después al oír que ella podría guardarle la capa se la tendió, si que prefería ir sin ella, por más acostumbrado que estuviera no le terminaba de agradar el calor - si me la guardas me haces un gran favor.

Una vez vio como ella lo guardaba se acercó a la chica y le dio la mano para salir caminando hasta encontrar al hipogrifo, le dijo que él iba a dar el aviso y se marchó. No tardó mucho en dar con su hermano, lo saludó como se debía y le dijo que estaba ahí para lo que ya le había comentado antes, lo de su compañera y el hipogrifo. Escuchó sobre qué hora como muy tarde debía llevarlo de vueltas y le dio a su hermano lo que le había prometido (y por supuesto) llevaba en el bolsillo preparado, diciéndole que iría a pasar el rato con él en cuanto terminara con el animal y dejara a su compañera en la facultad, al menos estaría con él hasta las seis.

- Ya estoy Rang… ya podemos ir. Hay que traer al hipogrifo como muy tarde a la una, dice que le toca comer a esa hora y no quiere que se atrase – con la diferencia horaria y que no habían madrugado demasiado no es que tuvieran un montón de tiempo, pero si suficiente para el paseo - súbete tu primero.

El animal estaba preparado para volar y suponía que Rang no quería atrasar más el momento.

Le hacía gracia ver a la coreana abrazar y besar el hipogrifo como si se tratara de un gatito pequeño o quizás un animal más grande pero igualmente adorable… pero no, los hipogrifos tenían más bien poco de adorable, incluso él, que amaba a su compañero de vuelos, lo sabía.
Pero no le dijo nada y simplemente la observo hacer y montarse y fue tras ella después de que le metiera prisas con aquellas palabras que no amenazaban a nadie, pues sabía de sobra que la muchacha no iría a ninguna parte sin él, eso era mucho más que obvio.

A decir verdad Adnan usaba a su novia como escusa. Ansiaba montar en el animal de nuevo después de tanto tiempo, sentir el viento golpeándole de frente y la libertad de poder ir en cualquier dirección, envidiaba a las aves por ello, los humanos solo podían moverse sobre la tierra, norte, sur, esta y oeste, ellos podían ir arriba y abajo también, podían sobrevolar las nubes y llegar a cualquier sitio en cuestión de minutos pues no estaban limitados por la amplitud de sus piernas si no por la velocidad a las que podían batir las alas…

-Pues ahora a disfrutar de nuestro vuelo con él y no pensar en cuanto se le ha extrañado.

Lo decía en serio y le hizo al animal una seña parra que comenzara a caminar, llevándolos fuera de la cuadra primero y rápidamente emprendiendo el vuelo. Le hizo una señal a su hermano cuando pasaron cerca de él y de pronto, el hipogrifo, se había alejado tanto del suelo que aquello quedaba como una mancha pequeña en mitad del desierto.
Adnan lo dejó libre, se pudo oír varias veces los ruidos de júbilo del animal por no ser guiado como cuando estaba siendo entrenado y voló tranquilo por un rato, dejando que la pareja disfrutara de las vistas de las dunas el desierto y su fauna natural.

-¿Te gusta esto? – preguntó suavemente a su oído mientras buscaba un lugar donde parar a descansar, entonces fue cuando sobrevolaron una zona montañosa, zona que él reconoció como uno de los lugares donde iba de pequeño con sus hermanos - vamos a parar un rato ahí para que beba un poco ¿te parece?

Señaló con cuidado y dirigió al hipogrifo a una zona donde podrían estar cómodos y a la sombra, una zona con agua y vegetación.

Corrió a ayudar a Rang en cuanto pudo bajarse pero ya Ephráïm había hecho su parte del trabajo sosteniéndola para que no callera, él iba a abrazarla pero ella se le adelantó y abrazó al animal en un gesto que, sinceramente, Adnan no se hubo esperado para nada. Aquella chica parecía estar más encariñada con el animal de lo que él pensaba, aunque claro, acababa de salvarla de caer al agua, tampoco es que pudiera hacer mucho más que agradecerle al animal.

- Es un hipogrifo muy listo y tu le agradas Rang, es normal que te ayude.

Lo dijo como si sintiera la necesidad de excusar a la bestia por aquel comportamiento. Era un animal entrenado para ayudarle cuando lo necesitaba. Su padre estaba empeñado en la guerra, contra los muggles. Según el viejo debían quedar reducidos a ganado, animales… con ese empeño se estaba dedicando a formar su propio ejército de hipogrifos entrenados para atacar… pero claro, ese no era así, Eph era “suyo” entrenado por él y por su hermano, no era uno cualquiera.

- No me tienes que agradecer nada boba. Quería pasar este tiempo contigo y pasarlo realmente bien.

Le dijo aquello, pero por supuesto no desestimó ni por un segundo el beso que ella le estaba dando, es más, lo correspondió cariñoso y mimoso, como todo lo que hacía con ella, intensificándolo un poco más incluso y cogiéndola por la cintura para estrecharla contra él.

- En cierto modo también es un regalo para mi darte estos días, estamos juntos y haciendo cosas que nos gustan a ambos… y ahora sé que siempre llevaras contigo algo mío – lo decía claramente por el collar que ahora estaba en el cuello de la muchacha - además, estamos creando recuerdos juntos, cosas que ya nadie nos podrá quitar pase lo que pase…

Dicho aquello, con toda la tontería posible, abrazó un poco más a la chica, vio como el hipogrifo bebía y la volvió a besar, intensamente.

- Hoy cuando te deje en la escuela yo volveré a salir rápidamente para ir a por los libros que te prometí ¿si? No tardaré mucho, a la noche te los llevo a tu habitación si quieres.

Estuvo a punto de decir que sería imposible que siguieran haciendo cosas tan caras, al menos si las tenía que pagar él sí, sería totalmente imposible. Pero no dijo nada ni hizo siquiera mención de ello porque ya había notado que la chica estaba preocupada por su presupuesto y no quería cargarla con más líos sobre ello, estaba acostumbrado a sacar dinero de donde hiciera falta, no es que fuera algo nuevo y solo causado por haberle consentido un cumpleaños como aquel.
Le presionó un poco la nariz cuando la chica le sacó la lengua, juguetona.

- Pues si siempre lo llevaras un poquito de mi colgado. Así que te quiero ver siempre con una sonrisa en la boca.

Bromeó un poco con ello y oyó como ella halagaba el sitio. No era de los más bonitos que podías encontrar en el desierto, algunos pueblos establecidos alrededor de oasis se convertían en auténticas maravillas turísticas, eso seguro era mil veces más bonito, pero no iba a llevarla a otro sitio donde fuera excepcionalmente caro, por supuesto que no. Tanto por el bien de su bolsillo como para que ella dejase de preocuparse.

-Es lo bueno del desierto, no es un lugar al que se salga a pasear a menudo, resulta traicionero y además es muy extenso. En hipogrifo se sobrevuela muy bien y es fácil encontrar donde parar desde el aire, pero andando es como un infierno de arena.

No lo decía solo por asustar ni para quedar como muy tío por haberse criado allí, si no porque era la verdad y la única razón de porque ahí no había nadie. Seguro que si seguían alguna de las rutas más típicas encontrarían mil muggles visitando el oasis, aquello le causaba asco, se dedicaban a alabar las maravillas que ni saben que estaban ahí gracias, casi por entero, a magos de tiempos antiguos, si no ¿Cómo pudieron esas simples mentes muggles y sin capacidad para hacer casi nada crear algo como las pirámides? Tan inmensas y duraderas

- Mmh… – se mostró pensativa ante todas aquellas preguntas tan repentinas de la chica, o más bien, eran sugerencias - supongo que podrías usar la chimenea del criadero para ir directamente a Brigantia, incluso, ya sabes, así te ahorras tener que aparecerte, que es agotador - no lo había pensado pero era una opción más que válida, en la zona de entrada había chimeneas preparadas para recibirles - te diría que esperases aquí, pero en casa puedo retrasarme un poco visitando a mis hermanos, llevo mucho tiempo sin verlos.

Era una mentira sutil pero no iba a escarbar más en lo que podría pasar en casa ni en que iría a echar un rato y comer con Ayyûb, porque quizás ella querría conocerlo y él no quería eso.

- ¿Quieres que vayamos volviendo ya?