Una vez a la semana

- Pues deberían importarte son bonitas y agradables de tocar ¿no probaste? – lo dijo en broma, justo antes de mencionar el tema de las drogas y recibir un bonito y suave “púdrete” como respuesta, y es que su hermano estaba ese día de mal humor, al parecer, y él un poquitito tocapelotas (o mucho, según se mire). Por supuesto al mayor los insultos le daban exactamente igual, en ese momento estaba demasiado tranquilo y relajado como para estar pensando si aquella cosa que Ayyûb dijo sobre que era un amargado era cierto o no, y bueno, sí, lo era, que demonios. Estaba claro que era un amargado y que no se llevaba bien con casi nadie y que casi todo lo hacía gruñendo y de mala gana, pero bah, así era él, no iba a cambiar.

Cuando su hermano le preguntó por Rang asintió con la cabeza, girando un poco más en el sofá, quedando ahora de frente con él, bueno, estaría de frente si Ayyûb estuviera girado.

- Si, es esa, mi novia ¿no es bonita? – en su mente apareció Rang, las clases, la hora… ¿tendría aún tiempo de estar allí haciendo el gilipollas? En cierto modo lo dudaba, mucho, pero oye… quien sabe, levantó la muñeca con trabajo y miró, si, aún le quedaba un rato más de libertad. Oyó su sugerencia y se rió un poco, algo mejor, follar, tirársela, meterla en la cama y hacer de todo. Incluso hacer el amor le sonaba bien por estúpido que fuera - no puedo hacer nada mejor… ¿Qué hago mejor? Si no me deja tocarle les tetas te crees que me va a dejar hacer algo más serio y mejor… que iluso – soltó una carcajada y se puso en pie, rápido, como un resorte, fue a su dormitorio asegurándose de que Ayyûb no lo seguía y cogió lo que él mismo había usado antes del lugar donde lo tenía escondido para que su hermano no lo encontrara, volvió, le dio un espejo y le dijo que se montara la raya él mismo, que no tenía ganas - ahí tienes, todo para ti, eso sí, esta noche toma algo antes de dormir que es un poco fuerte y quizás mañana te despiertes a las tres de la tarde si no vas preparado.

Se encogió de hombros, no tenía ya muchísimo tiempo para estar con él, pero se volvió a sentar en el sofá y cogió el cigarrillo que tenía en la oreja, el mismo de antes, y se lo encendió tranquilamente.

Cuando su hermano dijo aquello con tanta facilidad simplemente asintió, como si le acabara de dar una respuesta mágica a algo que él no lograba dar solución “fóllatela sin más” así de fácil. Pues oye, no era tan mala idea, era algo que se hacía sin más, no había que darle tanta vuelta como él le dio esa noche, lo haría, sin más, como decía su hermano. Era un buen consejo.

- no te pregunté nada, solo lo dije, pero ya, lo haré sin más, supongo que fue buen consejo.

Ni un consejo había sido, pero en su estado mental sí que se lo pareció, y con un poquito de suerte no se encontraría con Rang ese día, porque de ser así igual lo hacía y seguro que no terminaban bien. Dejo el tema por zanjado en ese momento y se alejó de allí para ir a buscarle eso a su hermano dejándoselo todo a mano.
Desde su posición el sofá y fumando tranquilamente vio a su hermano hacer sin mucha duda, dejándolo todo sobre la mesa después y cayendo con la espalda contra el sofá, una vez listo. Se relamió y cerró los ojos, que paz, no tenía nada que hacer, nada de qué preocuparse (excepto de la maldita hora) y en ese instante estaba hasta disfrutando de la paz de aquel lugar.

- Echo de menos esta tranquilidad. Brigantia es de todo menos tranquila - suspiró y se estiró, tumbándose medio encima del menor, acomodándose en su hombro, listo para escuchar sus quejas que en ese momento no llegaron - YUb, me tendré que ir pronto… ¿de verdad te las apañas bien? ¿tienes suficiente de todo? Padre me ha dicho hoy que si vuelvo a casa me dejará usar la fortuna a mi antojo, al parecer tener tanto hijo problemático hace que quiera aceptarme de nuevo, o algo así.

Negó con la cabeza. No dejaría la universidad.

-Me queda solamente un semestre… cuando termine este, y otro, seré totalmente libre, viviré aquí contigo y tendremos que hacer reformas para añadir una habitación extra.

Con varita y un par de runas mágicas bien elaboradas aquello era muy fácil, así que en cuanto se aburriera y tuviera un buen tiempo (vacaciones) lo harían, sin más, una nueva habitación para que ambos tuvieran su dosis de privacidad. No quería compartir cama con él de por vida, menos aún cuando su novia tuviera que ir allí a visitarlo y no pudieran hacer nada en ninguna otra parte.

-Me gusta el piso, lo tienes bien, huele a rico… ¿compraste algo? – olisqueó un poco, feliz, y después se achuchó un poco más a su hermano, antes de retirarse un poquito, muy poco, lo justo para respirar mejor que achuchado, se ponía muy tonto con aquello que se había metido -cierto… no voy a volver a la casa, prefiero depender de ti, que de padre, después ya me buscaré un trabajo y estaremos aún mejor.

Se dejó caer en el sofá, para el lado contrario, poniendo las piernas sobre las de su hermano. Suspiró un poco y volvió a mirar la hora, ya era la hora de irse, para su desgracia, aún con toda la droga del mundo en el cuerpo (que ni era para tanto) sabía que no podía atrasarse más.

-Yub-Yub. Tengo que irme. Dame un beso anda, enano… que hasta la carrera de Dubai no nos veremos más – estiró ambos brazos, le dio un beso en la mejilla y se quedó medio atontado un segundo, levantándose después para coger la mochila donde llevaba lo recogido en casa y se desapareció de allí después de despedirse de Ayyûb -si te llegan noticias de Ban me las dices, ya sabes, lechuzas a Brigantia… si pasa algo grave ve sin más a buscarme, o me llames o lo que sea. Hasta otra.