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Smoking in Heaven
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Hákan Kristjánsson
Pearlie F. Burroughs
Loreen Luttrell
Angus Finnerty
Bleeker Cleverley
Karim Malik
31 participantes
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Re: Smoking in Heaven
Le importaba poco o nada que esos tres tuviesen un asunto pendiente, en su borrachera era capaz de hasta parecer interesado si lo incluían pero finalmente le daba reverendamente igual, él quería beber que ya tenía la garganta seca y no encontraba nada a mano, buscó la varita en sus bolsillos y al no encontrarla se asustó un poco, hasta le puso una mano en el brazo a Sofie para pedirle ayuda pero se dio cuenta de que estaba bajo la pretina lateral de su ropa interior, seguramente la había colocado allí sin tino alguno, afortunadamente no se le había escapado nada.
Arregló su varita en el bolsillo posterior de su pantalón y cuando volvió a levantar la mirada fue porque ella lo tomaba de las manos por alguna razón que le parecía confusa, no sabía ni a quién se refería y en vez de soltarle algo como que lo puta la ya tenía hecha una estúpida se acabó riendo de forma casi estrepitosa pero por pocos segundos porque ya volvía a hablarle ella y además, lo abrazaba como si le acabase de decir que si lo asfixiaba al fin su novio le iba a ser fiel, hasta bebido Aldrich tenían en claro la idea de que Adair no era buen tipo al menos para esas cosas.
La propuesta de bailar la tomó como una broma, ella sabía bien que él no bailaba y que lo del lago fue una tontería, que no era cierto que fuese a llevarla para que le dé una vuelta a la luna al lado de un no reconocido Baryshnikov porque definitivamente ese no era uno de sus talentos.-No, no, no. Yo no bailo, no seas loca.-ya ni por caballero le iba a aceptar, le iba a decir que mejor se fuese a lavar la cara o le preguntaría a Angus si tenía café.-
Sofie le iba gritando al oído y por eso se alejó un poco ya que se sentía aturdido por aquellos chillidos, afortunadamente no era Rang que seguramente se iba a quedar sordo. Buscó a Pearlie con la mirada cuando Sofie dijo aquello de que no estaba, pero confiaba en que Crawford, Alain o alguien la cuidase, su prima sabía hacerse de buenos amigos y si no, siempre le quedaba Aquila, que pese a aquella fijación que ya le había recriminado por bocón se veía como alguien que podía cuidarse sola, o eso pensaba porque no había notado su espectáculo que quizá hubiese salido del mismísimo teatro griego.
-No te odia, carajo, cálmate que ni borracho puedo ser consolador. ¡Consolador no! Soy un idiota, que no te puedo consolar, eso. -se rió por lo bajo de su confusión de palabras mientras la acercaba al sillón que estaba cerca.[olor=seagreen]. Anda, camina, que ya se levantó a ligar Malik, siéntate a ver si se te pasa.[/color]
Y la paz que creía estar recuperando se le escapó de las manos como un poco de agua que uno inútilmente intenta conservar entre los dedos, el grito de su prima lo alertó y levantó la cabeza tan rápido que se sintió un poco mareado. Tuvo que repetirse en voz baja lo que ella acababa de decir para entenderlo a totalidad, miró hacia donde ella tenía la puerta abierta, logró ver como con bate en mano le daba en la cabeza a un tipo, aquel que para Aldrich era ahora el que intentó violar a su prima. Se apresuró para llegar hacia allá y sacó la varita antes de llegar.
-¡Expelliarmus!-conjuró contra el muchacho que ni supo si se había desmayado o si estaba solo algo aturdido, quería alejarlo de su prima inmediatamente, como sea, de ella y de Aquila que acababa de ver a la rubia allí también, ambas con un par de camisetas reconociblemente muggles. Rodeó con ambos brazos a Pearlie para acercarla a él y seguía mirando al desconocido enojado, muy enojado, que se explicase el hijo de puta.-¡QUÉ MIERDA INTENTABAS, PERVERTIDO! ¡EXPLÍCATE YA MISMO!
Arregló su varita en el bolsillo posterior de su pantalón y cuando volvió a levantar la mirada fue porque ella lo tomaba de las manos por alguna razón que le parecía confusa, no sabía ni a quién se refería y en vez de soltarle algo como que lo puta la ya tenía hecha una estúpida se acabó riendo de forma casi estrepitosa pero por pocos segundos porque ya volvía a hablarle ella y además, lo abrazaba como si le acabase de decir que si lo asfixiaba al fin su novio le iba a ser fiel, hasta bebido Aldrich tenían en claro la idea de que Adair no era buen tipo al menos para esas cosas.
La propuesta de bailar la tomó como una broma, ella sabía bien que él no bailaba y que lo del lago fue una tontería, que no era cierto que fuese a llevarla para que le dé una vuelta a la luna al lado de un no reconocido Baryshnikov porque definitivamente ese no era uno de sus talentos.-No, no, no. Yo no bailo, no seas loca.-ya ni por caballero le iba a aceptar, le iba a decir que mejor se fuese a lavar la cara o le preguntaría a Angus si tenía café.-
Sofie le iba gritando al oído y por eso se alejó un poco ya que se sentía aturdido por aquellos chillidos, afortunadamente no era Rang que seguramente se iba a quedar sordo. Buscó a Pearlie con la mirada cuando Sofie dijo aquello de que no estaba, pero confiaba en que Crawford, Alain o alguien la cuidase, su prima sabía hacerse de buenos amigos y si no, siempre le quedaba Aquila, que pese a aquella fijación que ya le había recriminado por bocón se veía como alguien que podía cuidarse sola, o eso pensaba porque no había notado su espectáculo que quizá hubiese salido del mismísimo teatro griego.
-No te odia, carajo, cálmate que ni borracho puedo ser consolador. ¡Consolador no! Soy un idiota, que no te puedo consolar, eso. -se rió por lo bajo de su confusión de palabras mientras la acercaba al sillón que estaba cerca.[olor=seagreen]. Anda, camina, que ya se levantó a ligar Malik, siéntate a ver si se te pasa.[/color]
Y la paz que creía estar recuperando se le escapó de las manos como un poco de agua que uno inútilmente intenta conservar entre los dedos, el grito de su prima lo alertó y levantó la cabeza tan rápido que se sintió un poco mareado. Tuvo que repetirse en voz baja lo que ella acababa de decir para entenderlo a totalidad, miró hacia donde ella tenía la puerta abierta, logró ver como con bate en mano le daba en la cabeza a un tipo, aquel que para Aldrich era ahora el que intentó violar a su prima. Se apresuró para llegar hacia allá y sacó la varita antes de llegar.
-¡Expelliarmus!-conjuró contra el muchacho que ni supo si se había desmayado o si estaba solo algo aturdido, quería alejarlo de su prima inmediatamente, como sea, de ella y de Aquila que acababa de ver a la rubia allí también, ambas con un par de camisetas reconociblemente muggles. Rodeó con ambos brazos a Pearlie para acercarla a él y seguía mirando al desconocido enojado, muy enojado, que se explicase el hijo de puta.-¡QUÉ MIERDA INTENTABAS, PERVERTIDO! ¡EXPLÍCATE YA MISMO!
Aldrich Burroughs- Mensajes : 252
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Smoking in Heaven
Sonrió por aquello de que Crawford era todo un personaje, no sabía si ese sería suficiente tema de conversación con alguien como Zieliñski pero de todos modos ni fue necesario que nadie se esforzara más porque una chica de cabello blanco acudió al rescate de Siobhan y Hákan sin siquiera saberlo. Asintió a Siobhan y tras un vistazo a la terraza, se dio cuenta de que efectivamente estaba vacía. Llevó consigo su recién adquirida botella y le pegó un largo trago. Pasó al lado de Crawford y de un tipo de pelo largo y aprovechó para pegarle en la cabeza al primero, por imbécil.
Una vez en la terraza y antes de cualquier movimiento, intentó bajarle al contenido de su botella y tras dejarla en algún lado, pasó de la explicación a la acción tomando a Siobhan de nuevo por la cintura, quien seguramente ya habría anticipado sus movimientos. No se había planteado la posibilidad de estar ahí queriéndose follar (porque eso era la palabra, siendo sinceros en toda la extensión de la palabra respecto a sus intenciones y a sus instintos más básicos) a una chica que había conocido hacía nada en cuestión de minutos, pero Siobhan tenía la culpa por ser tan bonita. De todos modos no la iba a avasallar para asustarla, pues por lo que había visto, las chicas de ahí no eran cosa fácil, y eso estaba bien, siempre y cuando no se alargara mucho la tortura. No había ido a la fiesta buscando específicamente eso, y de hecho, su estancia en un país extranjero tampoco se la había planteado de ese modo, pero si ahí estaba la oportunidad, no iba a desaprovecharla, aunque no supiera hasta donde sería capaz de llegar, tampoco quería poner a Siobhan en situaciones comprometedoras por más que todo mundo estuviera muy metido en sus propios asuntos.
Se demoró menos en besarla que la primera vez, o sea que dejo de lado los preámbulos tiernos de apartarle el cabello, mirarla a la cara y decirle con la mirada que la encontraba muy guapa, y esta vez fue mucho más directo y también invadió más su boca, sin terminar de ser totalmente agresivo, ni mostrarse excesivamente ansioso, porque tampoco quería ahuyentarla.
La mano con la que no sostenía su cintura como si no quisiera dejarla escapar, le tomaba suavemente por la cara, recargando las yemas de sus dedos suavemente sobre la línea de la mandíbula de ella, siendo ese el gesto que más denotaba de algún modo que de verdad le gustaba mucho. –En eso estábamos- le dijo cuando se separó de ella un segundo para tomar aire, más que nada, para darle otro trago a su bebida y también, para darle la oportunidad de huir si creía que había sido suficiente.
Una vez en la terraza y antes de cualquier movimiento, intentó bajarle al contenido de su botella y tras dejarla en algún lado, pasó de la explicación a la acción tomando a Siobhan de nuevo por la cintura, quien seguramente ya habría anticipado sus movimientos. No se había planteado la posibilidad de estar ahí queriéndose follar (porque eso era la palabra, siendo sinceros en toda la extensión de la palabra respecto a sus intenciones y a sus instintos más básicos) a una chica que había conocido hacía nada en cuestión de minutos, pero Siobhan tenía la culpa por ser tan bonita. De todos modos no la iba a avasallar para asustarla, pues por lo que había visto, las chicas de ahí no eran cosa fácil, y eso estaba bien, siempre y cuando no se alargara mucho la tortura. No había ido a la fiesta buscando específicamente eso, y de hecho, su estancia en un país extranjero tampoco se la había planteado de ese modo, pero si ahí estaba la oportunidad, no iba a desaprovecharla, aunque no supiera hasta donde sería capaz de llegar, tampoco quería poner a Siobhan en situaciones comprometedoras por más que todo mundo estuviera muy metido en sus propios asuntos.
Se demoró menos en besarla que la primera vez, o sea que dejo de lado los preámbulos tiernos de apartarle el cabello, mirarla a la cara y decirle con la mirada que la encontraba muy guapa, y esta vez fue mucho más directo y también invadió más su boca, sin terminar de ser totalmente agresivo, ni mostrarse excesivamente ansioso, porque tampoco quería ahuyentarla.
La mano con la que no sostenía su cintura como si no quisiera dejarla escapar, le tomaba suavemente por la cara, recargando las yemas de sus dedos suavemente sobre la línea de la mandíbula de ella, siendo ese el gesto que más denotaba de algún modo que de verdad le gustaba mucho. –En eso estábamos- le dijo cuando se separó de ella un segundo para tomar aire, más que nada, para darle otro trago a su bebida y también, para darle la oportunidad de huir si creía que había sido suficiente.
Hákan Kristjánsson- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 08/09/2012
Re: Smoking in Heaven
Así como cuando eres padre y el director te avisa de que tu hijo reprobó Plastilina I por segunda vez, así. Esa era la expresión de incredulidad que tenía Martin y no precisamente porque no le gustara lo que estaba escuchando en ese momento, sino porque era algo sumamente increíble, solo que no se lo creía, podría hasta estar soñando y haber caído en la dimensión de deseos reprimidos de su subconsciente. Claro que la chica le había hecho miles de preguntas, pero lo único que escuchó fue: ¿O sea que vas a ser mi novio?. Fue como si de repente olvidara todo el estrés que había puesto en marcha desde el principio, por lo que una sonrisa un tanto idiota apareció en su rostro. Ni siquiera sabía si de verdad había terminado de cerrar la boca o no.
- ¿Que tú, que yo, que nosotros qué? - Los efectos elocuentes del porro al parecer le habían dejado de surgir efectos. Bueno, la verdad era que estaba procesando todavía las preguntas que le había hecho la chica y aún con su expresión un tanto bobalicona, se sobó el pecho en donde le había golpeado y sacado un poco el aire. Pues sí, es que el entrenamiento de Quidditch eran notorias, pero no le importó; y mucho menos cuando le besó nuevamente. Si antes su mente estaba en blanco, pues ahora las acciones le habían dejado transparentes la mente, como si el electrocardiograma de un enfermo había marcado un mortecino "beeeep" en su pantalla con la línea inerte.
Por supuesto, mientras duró el beso , le abrazó con fuerza, la necesaria y en el momento en que se separaron todavía no podía creer nada de lo que estuviera pasando. Las cosas estaban saliendo fluidas y ligera, como ella. Y eso le encantaba.
Se mordió un poco los labios y le miró.
- Entonces... - Vaciló - ... Lo que te quiero decir, de forma más específica - Bufó un poco, no creía lo próximo que iba a decir - ... ¿Que si quieres ser mi novia? - Listo. Con eso se había desplomado de manera virtual, ya que nunca lo había hecho tan formal y de esa forma, ya que las relaciones que había tenido con anterioridad siempre eran tan extrañas y tan faltas de compromiso. Pero con Leslie, era caso aparte y siempre sintió que tenía que hacer las cosas como se debían ser.
- ¿Que tú, que yo, que nosotros qué? - Los efectos elocuentes del porro al parecer le habían dejado de surgir efectos. Bueno, la verdad era que estaba procesando todavía las preguntas que le había hecho la chica y aún con su expresión un tanto bobalicona, se sobó el pecho en donde le había golpeado y sacado un poco el aire. Pues sí, es que el entrenamiento de Quidditch eran notorias, pero no le importó; y mucho menos cuando le besó nuevamente. Si antes su mente estaba en blanco, pues ahora las acciones le habían dejado transparentes la mente, como si el electrocardiograma de un enfermo había marcado un mortecino "beeeep" en su pantalla con la línea inerte.
Por supuesto, mientras duró el beso , le abrazó con fuerza, la necesaria y en el momento en que se separaron todavía no podía creer nada de lo que estuviera pasando. Las cosas estaban saliendo fluidas y ligera, como ella. Y eso le encantaba.
Se mordió un poco los labios y le miró.
- Entonces... - Vaciló - ... Lo que te quiero decir, de forma más específica - Bufó un poco, no creía lo próximo que iba a decir - ... ¿Que si quieres ser mi novia? - Listo. Con eso se había desplomado de manera virtual, ya que nunca lo había hecho tan formal y de esa forma, ya que las relaciones que había tenido con anterioridad siempre eran tan extrañas y tan faltas de compromiso. Pero con Leslie, era caso aparte y siempre sintió que tenía que hacer las cosas como se debían ser.
Martin Abadeer- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 17/09/2012
Re: Smoking in Heaven
La puerta cedió sin mayor dificultad, tal y como había esperado. Un buen empujón y nada más. Claro, quizás habría sido mejor que se quedara cerrada. No, ningún quizás. Por Dios, ¿por qué no se quedó cerrada?
Marcus ni bien asomó la cabeza en la habitación cuando escuchó una serie de incomprensibles y ensordecedores gritos. En su estado actual, borracho como nunca y después de haber fumado ganja por primera vez, la impresión casi lo hace gritar él mismo y sacar instintivamente su varita. Entonces sintió como el pesado bate lo golpeaba justo en ese punto en que comienza la nuca y todo se puso borroso.
No entendía nada, todo a su alrededor era una masa informe de colores. Escuchaba música, voces, pasos en su dirección, pero nada tenía sentido.
“¡Expelliarmus!”, escuchó que alguien gritaba a su espalda. Antes de que pudiese siquiera imaginar que el maleficio iba dirigido a él, pudo sentir como este impactaba de lleno contra su espalda, lo impulsaba hacia delante y lo hacía elevarse a unos centímetros del suelo, para luego caer de golpe con un ruido sordo, aterrizando sobre su mano izquierda. Cuando sus ojos fueron capaces de enfocar correctamente de nuevo, vio con particular sorpresa que su meñique se torcía de una manera de lo más rara. Lo más extraño era que ni siquiera le dolía, aunque se sentía completamente seguro de que aquello NO estaba bien.
- ¿A qué te refieres con pervertido? –balbuceó tontamente desde el suelo. Sentía el cuerpo muy, muy pesado y todo seguía dándole vueltas.- Solo buscaba el… -parpadeó un momento.- Solo trataba de buscar el baño, nunca había estado aquí...
Era curioso cómo se podía encontrar tan tranquilo a pesar de todo, como si hubieran llenado su cerebro de bolas de algodón. Quizás fuese por la combinación de hierba y alcohol, o tal vez tenía una contusión. El punto era que se sentía extrañamente bien, aunque sin duda aquella noche apestaba ser Markus O’Dwyer.
Marcus ni bien asomó la cabeza en la habitación cuando escuchó una serie de incomprensibles y ensordecedores gritos. En su estado actual, borracho como nunca y después de haber fumado ganja por primera vez, la impresión casi lo hace gritar él mismo y sacar instintivamente su varita. Entonces sintió como el pesado bate lo golpeaba justo en ese punto en que comienza la nuca y todo se puso borroso.
No entendía nada, todo a su alrededor era una masa informe de colores. Escuchaba música, voces, pasos en su dirección, pero nada tenía sentido.
“¡Expelliarmus!”, escuchó que alguien gritaba a su espalda. Antes de que pudiese siquiera imaginar que el maleficio iba dirigido a él, pudo sentir como este impactaba de lleno contra su espalda, lo impulsaba hacia delante y lo hacía elevarse a unos centímetros del suelo, para luego caer de golpe con un ruido sordo, aterrizando sobre su mano izquierda. Cuando sus ojos fueron capaces de enfocar correctamente de nuevo, vio con particular sorpresa que su meñique se torcía de una manera de lo más rara. Lo más extraño era que ni siquiera le dolía, aunque se sentía completamente seguro de que aquello NO estaba bien.
- ¿A qué te refieres con pervertido? –balbuceó tontamente desde el suelo. Sentía el cuerpo muy, muy pesado y todo seguía dándole vueltas.- Solo buscaba el… -parpadeó un momento.- Solo trataba de buscar el baño, nunca había estado aquí...
Era curioso cómo se podía encontrar tan tranquilo a pesar de todo, como si hubieran llenado su cerebro de bolas de algodón. Quizás fuese por la combinación de hierba y alcohol, o tal vez tenía una contusión. El punto era que se sentía extrañamente bien, aunque sin duda aquella noche apestaba ser Markus O’Dwyer.
Markus O'Dwyer- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 21/09/2012
Re: Smoking in Heaven
Dejó que Crawford lo guiara hasta quién sabía donde, llegando hasta donde estaba una atractiva pareja en pleno beso. No le gustaba interrumpir así que miró a Crawford con cara de que mejor lo llevara a otro lado, pero demasiado tarde porque lo dejaba ahí para dar sus respetos a Per. Siobhan era muy bonita, pero no le coquetearía ni un poco si estaba con alguien más y solo alzó las cejas sin agregar nada cuando la chica intentaba hacer conversación. Sacó un cigarrillo y a punto estaba de decirles que siguieran con los suyo y no se preocuparan por él para recargarse en una pared a fumar y ver el panorama, planteándose seriamente en ir a sentarse con Govinda y resignarse, cuando Rune llegó a su lado, a contestar por fin. La miró, tratando de imprimirle intensidad a la manera en que lo hacía y hasta se inclinó un poco para escucharla bien.
-No, todavía estás a tiempo de cobrarte el premio. Porque esos 100 galeones ya me los gasté hace mucho.
Con el cigarrillo entre los labios, extendió los brazos como diciéndole “aquí estoy, ya pagaste, puedes hacer lo que quieras”, que a grandes rasgos era lo que correspondía después de que ella hubiera pagado la cantidad más grande por él en esa subasta de Brigantia, antes de que todo cambiara. Dejó que lo besara, por supuesto, y aunque el beso fue rápido, le pareció que la honestidad impregnada en él decía bastante. Ferdynand apreciaba esas cosas, aunque pareciera que anduviera por la vida ávido por nunca obtener suficiente, para él había pequeños gestos que lo hacían sentir verdaderamente satisfecho, aunque nunca hubiera sido capaz de decírselo en voz alta a nadie.
Pareció apunto de sonreír con todas las opciones para mantener la comunicación que Rune le facilitaba, pero como siempre, el gesto quedó atorado en la comisura de sus labios. Negó con la cabeza firmemente como para darle a entender que no volvería a desaparecer si ella se lo pedía. Que se mantendría comunicado, que le mandaría cualquier señal solo para que estuviera tranquila. No se lo decía en voz alta, nunca había sido de muchas palabras, pero se lo estaba prometiendo a sí mismo., eso de hacerlo.
-¿Por qué crees que querría escapar?
Le preguntó tomándola suavemente por la muñeca, rodeándola con su mano ejerciendo solo la fuerza necesaria para una petición silenciosa de que se quedara con él. No le importaba no estar con nadie más esa noche. Se acercó para besarla en los labios aunque también lo hizo sin invadir su espacio personal como un loco hambriento. Había que saber con qué personas era mejor otorgarles la batuta y seguir su ritmo.
-No, todavía estás a tiempo de cobrarte el premio. Porque esos 100 galeones ya me los gasté hace mucho.
Con el cigarrillo entre los labios, extendió los brazos como diciéndole “aquí estoy, ya pagaste, puedes hacer lo que quieras”, que a grandes rasgos era lo que correspondía después de que ella hubiera pagado la cantidad más grande por él en esa subasta de Brigantia, antes de que todo cambiara. Dejó que lo besara, por supuesto, y aunque el beso fue rápido, le pareció que la honestidad impregnada en él decía bastante. Ferdynand apreciaba esas cosas, aunque pareciera que anduviera por la vida ávido por nunca obtener suficiente, para él había pequeños gestos que lo hacían sentir verdaderamente satisfecho, aunque nunca hubiera sido capaz de decírselo en voz alta a nadie.
Pareció apunto de sonreír con todas las opciones para mantener la comunicación que Rune le facilitaba, pero como siempre, el gesto quedó atorado en la comisura de sus labios. Negó con la cabeza firmemente como para darle a entender que no volvería a desaparecer si ella se lo pedía. Que se mantendría comunicado, que le mandaría cualquier señal solo para que estuviera tranquila. No se lo decía en voz alta, nunca había sido de muchas palabras, pero se lo estaba prometiendo a sí mismo., eso de hacerlo.
-¿Por qué crees que querría escapar?
Le preguntó tomándola suavemente por la muñeca, rodeándola con su mano ejerciendo solo la fuerza necesaria para una petición silenciosa de que se quedara con él. No le importaba no estar con nadie más esa noche. Se acercó para besarla en los labios aunque también lo hizo sin invadir su espacio personal como un loco hambriento. Había que saber con qué personas era mejor otorgarles la batuta y seguir su ritmo.
Ferdynand Zieliñski- Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 19/09/2012
Re: Smoking in Heaven
Era un hecho, la paranoia se había apoderado de ellas y era muy difícil volver atrás. Se le había olvidado que Finnerty a final de cuentas había sido todo amabilidad, les había prestado su habitación sin chistar y ahora lo creían afuera con los ojos desorbitados de lujuria a punto de irrumpir en su habitacion para ultrajarlas. Ella no lo sabía, pero Crawford había aparentado más decencia de la que siempre mostraba sólo para quedar bien con Pearlie. Nada de eso parecía estar en su mente ahora y sólo se imaginaban involuntariamente embarazadas de hijos mestizos ¡Qué escándalo!
Estaban condenadas, bien condenadas. Se abrazó de Pearlie un instante luego de escuchar que llamaban a la puerta, con un miedo muy real en la boca del estómago, olvidándose de que sus paranoias eran por demás absurdas. Además, la paranoia colectiva era aún más peligrosa, por que reafirmaba las tonterías que se le ocurrían y se volvían casi verdaderas. La peor parte venía cuando la puerta se abría pero al final no, por estar trabada con la silla.
También gritó aunque se quedó paralizada al ver que Pearlie iba aún más lejos con lo del bate. No lo desaprobaba... o no lo hizo hasta que reconoció a Markus. Ya cuando notaba las características de su rostro, Aldrich había llegado hasta ellas, había desarmado a su pobre ex-novio y abrazaba a Pearlie como si hubiera llegado a arrancarle las bragas a punta de accios. Pensó en levantarse pero al final se quedó en la cama, tapada hasta la naríz en parte por vergüenza por lo que traía puesto, y en otra parte por haber pensado que eran Finnerty y Crawford dispuestos a tomarlas por la fuerza.
-¿Estás bien?
Fue lo único que atinó a preguntar cuando lo veía aturtido, golpeado y sin varita, con Aldrich enloquecido como buen macho protector. Eso le pareció un gesto lindísimo, pero no quería que mataran a Markus y aún así no se atrevió a salir de la cama a defenderlo por todo el cariño que le tenía y por que, definitivamente, no había querido entrar a su habitación para violarlas. La situación era risible.
-Aldrich, creo que todo fue un malentendido...
Le dijo aunque no lo gritó y apenas se descubrió el rostro para que su voz sonara. Además de haber ido ahí a ponerse hasta las trancas habían hecho un escándalo. Uno de los grandes, como para que todos recordaran a Pearlie con un bate de golpeador medio descalabrando a Markus por alguna extraña razón. Y ambas con un par de camisetas de Finnerty, metidas en su cama. El miedo, ya no a que la ultrajaran sino a que eso se supiera a gran escala volvió a provocarle una sensación más que desagradable.
Sólo pensar en lo que diría su madre, pensaría, o pensaría su prometido de que estuviera enloqueciendo de esa manera entre un montón de gente que no le parecía respetable era una locura. Fácilmente podría arruinarse la vida, o si no la vida, su futuro inmediato, y ganarse un buen bofetón proporcionado por Madonna Lillyvick, que era bastante temible cuando estaba de verdad enfadada. Se quedó medio hipnotizada por la sangre que Pearlie le había sacado a Markus y como si pudiera desaparecer se cubrió con la manta como si tuviera cinco años, esperando que esa noche demencial se terminara de una vez.
Estaban condenadas, bien condenadas. Se abrazó de Pearlie un instante luego de escuchar que llamaban a la puerta, con un miedo muy real en la boca del estómago, olvidándose de que sus paranoias eran por demás absurdas. Además, la paranoia colectiva era aún más peligrosa, por que reafirmaba las tonterías que se le ocurrían y se volvían casi verdaderas. La peor parte venía cuando la puerta se abría pero al final no, por estar trabada con la silla.
También gritó aunque se quedó paralizada al ver que Pearlie iba aún más lejos con lo del bate. No lo desaprobaba... o no lo hizo hasta que reconoció a Markus. Ya cuando notaba las características de su rostro, Aldrich había llegado hasta ellas, había desarmado a su pobre ex-novio y abrazaba a Pearlie como si hubiera llegado a arrancarle las bragas a punta de accios. Pensó en levantarse pero al final se quedó en la cama, tapada hasta la naríz en parte por vergüenza por lo que traía puesto, y en otra parte por haber pensado que eran Finnerty y Crawford dispuestos a tomarlas por la fuerza.
-¿Estás bien?
Fue lo único que atinó a preguntar cuando lo veía aturtido, golpeado y sin varita, con Aldrich enloquecido como buen macho protector. Eso le pareció un gesto lindísimo, pero no quería que mataran a Markus y aún así no se atrevió a salir de la cama a defenderlo por todo el cariño que le tenía y por que, definitivamente, no había querido entrar a su habitación para violarlas. La situación era risible.
-Aldrich, creo que todo fue un malentendido...
Le dijo aunque no lo gritó y apenas se descubrió el rostro para que su voz sonara. Además de haber ido ahí a ponerse hasta las trancas habían hecho un escándalo. Uno de los grandes, como para que todos recordaran a Pearlie con un bate de golpeador medio descalabrando a Markus por alguna extraña razón. Y ambas con un par de camisetas de Finnerty, metidas en su cama. El miedo, ya no a que la ultrajaran sino a que eso se supiera a gran escala volvió a provocarle una sensación más que desagradable.
Sólo pensar en lo que diría su madre, pensaría, o pensaría su prometido de que estuviera enloqueciendo de esa manera entre un montón de gente que no le parecía respetable era una locura. Fácilmente podría arruinarse la vida, o si no la vida, su futuro inmediato, y ganarse un buen bofetón proporcionado por Madonna Lillyvick, que era bastante temible cuando estaba de verdad enfadada. Se quedó medio hipnotizada por la sangre que Pearlie le había sacado a Markus y como si pudiera desaparecer se cubrió con la manta como si tuviera cinco años, esperando que esa noche demencial se terminara de una vez.
Aquila Lillyvick- Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Re: Smoking in Heaven
Angus se distrajo solo un segundo de mirar la puerta de su habitación por algo que dijo Per que en ese momento de ebriedad le pareció de vital importancia. Para cuando volvió a girarse se encontró con el Markus ese intentando forzar la puerta y luego todo pasó muy rápido para su débil mente borracha. Caminó hacia allá tratando de poner en orden sus ideas. No todos se habían dado cuenta del percance pero mejor así. Se abrió paso mirando a Aldrich y a Pearlie y se agachó con torpeza para recoger del suelo a Markus. No sabía lo que había pasado pero nada lucía bien de ninguna manera.
Trató de levantar el pesadísimo cuerpo de Markus intentando no trastabillar e irse de boca también él en el proceso. El hombre ese no tenía pinta de violador, sino de tonto y ya lo había perdonado por su episodio de hombre de bien en el que había intentado arrebatarle a Aquila, infructuosamente por cierto. En medio de su delirio, pensó que Crawford estaría muy agradecido de la gran cantidad de piel que se le veía a Pearlie con su camiseta puerta pero no sabía dónde se había metido el maldito. Y pensando en eso buscó a Aquila con la mirada pero ella estaba bien resguardada bajo las cobijas. Y él debía de dejar de pensar como un niño y arreglar todo eso.
-Tú, fuera.-Le dijo a Markus. Fuera de su habitación, de su casa y de donde quisiera, pero bien lejos de ellas. A Aldrich y a Pearl les hizo cara de que no pasaba nada y se mantuvieran tranquilos y de hecho cerró la puerta con Aldrich todavía adentro por si quería calmar a las chicas, cosa que él no se veía capaz de hacer por su estado etílico tanto como por la falta de confianza.
Una vez con las chicas a salvo, enfrentó al tipo con la mirada pero no creía verse muy amenazante en esas circunstancias. -Deja de traer putos problemas a mi casa, ¿no ves que todos están en paz?-O toda la paz que se podía tener luego de la escenita de Bleeker, de la llegada de Crawford y del batazo de Pearlie.
Trató de levantar el pesadísimo cuerpo de Markus intentando no trastabillar e irse de boca también él en el proceso. El hombre ese no tenía pinta de violador, sino de tonto y ya lo había perdonado por su episodio de hombre de bien en el que había intentado arrebatarle a Aquila, infructuosamente por cierto. En medio de su delirio, pensó que Crawford estaría muy agradecido de la gran cantidad de piel que se le veía a Pearlie con su camiseta puerta pero no sabía dónde se había metido el maldito. Y pensando en eso buscó a Aquila con la mirada pero ella estaba bien resguardada bajo las cobijas. Y él debía de dejar de pensar como un niño y arreglar todo eso.
-Tú, fuera.-Le dijo a Markus. Fuera de su habitación, de su casa y de donde quisiera, pero bien lejos de ellas. A Aldrich y a Pearl les hizo cara de que no pasaba nada y se mantuvieran tranquilos y de hecho cerró la puerta con Aldrich todavía adentro por si quería calmar a las chicas, cosa que él no se veía capaz de hacer por su estado etílico tanto como por la falta de confianza.
Una vez con las chicas a salvo, enfrentó al tipo con la mirada pero no creía verse muy amenazante en esas circunstancias. -Deja de traer putos problemas a mi casa, ¿no ves que todos están en paz?-O toda la paz que se podía tener luego de la escenita de Bleeker, de la llegada de Crawford y del batazo de Pearlie.
Angus Finnerty- Mensajes : 258
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Re: Smoking in Heaven
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