Smoking in Heaven

Había salido ese día con la firme idea de ir a la fiesta de Finnerty aunque Shadow no quisiese aparecerse por hacer deberes, nunca iba de todos modos así que nadie la extrañaría. Vestía como siempre porque Finnerty tampoco era el hombre más serio de todos y si el que le había dicho era el casi hermano Karim había hasta confianza, el emborracharse e irrumpir en un bar era una de esas cosas que acercan a la gente.

Iba a ir temprano porque sabía que su prima estaría por allí aunque quedaron en ir cada uno por su lado, ella tenía que encontrarse con una amiga -una de las que sí aceptaba su padre- y él tenía que ir a enviar una lechuza y un paquete a un amigo por su cumpleaños y le faltaba comprar el contenido, era uno de esos amigos que se hacen en la temprana infancia más por la familia que por convicción propia y que viven demasiado en el fin del mundo como para comprender su idioma, afortunadamente él sí hablaba inglés.

Salió rápido de la lechucería tras un incidente con un par de búhos malhumorados que peleaban entre ellos y se encontró casi al instante con Alain, lo conocía desde que estuvo en Hogwarts y no lo había visto por los pasillos hasta ese momento aunque Shadow le dijo que sí habían comido juntos o algo así, estaba en la misma carrera que su hermana según le dijo ella.

-¡EH, ALAIN!-dijo en voz alta para llamar su atención mientras levantaba una mano para que lo viese, el francés volteó y se quedó parado esperando a que bajase por la escalinata y finalmente se saludaron e hicieron las preguntas de ley. –

Aldrich le habló de la fiesta para saber si quería ir, de hecho él ya tenía planeado hacer eso, el francés accedió y quedaron para salir hacia allá con un traslador o algo cuando un compañero de facultad llegó por atrás para sorprenderlos con su borrachera endemoniada, nada como para llevarlo a dormir, pero les dijo que un amigo que Aldrich también conocía bien estaba cumpliendo años y que habían contratado a una de las bandas favoritas del ex slytherin para que tocase, un engreimiento a los ojos de Burroughs pero mierda, era una oportunidad imperdible.

Pactó con Alain ir para allá un rato y luego a donde Finnerty, así lo hicieron y poco tuvieron que esperar para caer bajo los efectos del alcohol que parecía un festival de Hooters en los que mujeres con encantos exacerbados hasta el exceso les ofrecían bebidas con el encanto de una veela, quizá lo fuesen, el hecho es que bebieron mucho y si bien no corría droga por donde ellos estaban tal vez hasta hubiese sido mejor que así fuese.

Terminaron unas horas después saliendo del lugar, escabulléndose porque el dueño de la fiesta ya les había dicho que iban a ir a otro bar o que iba a haber más cosas para compartir con él o lo que sea, lo que carajo fuese no escucharon nada, salieron y ya tardísimo para la fiesta a la que irían inicialmente decidieron ir. O estaban cayéndose de borrachos por todo el desgaste físico hecho durante el concierto privado, pero por lo menos Burroughs estaba algo más acelerado y hasta sociable de lo normal.

Llegaron sin problemas, seguramente porque eso fue un traslador y no una aparición, entraron sin tocar porque estaba abierto y Aldrich saludaba con una sonrisa que lo hacía parecer más carismático de lo que era, seguramente hasta más escandaloso aunque no notaba si su voz estaba pasando los límites del buen gusto. Con un golpecito en el brazo de Alain le indicó que lo siguiese hasta donde estaba su prima, justo detrás del sillón que alojaba a Malik, los Rayder, Regina, Mills y demás. Quizá hasta le tocase ligar.

-Seguramente ni te preocupaste por mi ¿cierto?-le preguntó a Pearlie dándole un abrazo antes de saludar con propiedad a Sofie y a Aquila, estaba tomado pero tampoco hecho un loco sin pudor o modales, todavía al menos no.-Buenas noches, soy Aldrich Burroughs.-se presentó más bien con Aquila, que a Sofie la conocía y al abrazar a Pear le había dado unas palmaditas en la espalda.- Este es Alain, Alain Giresse, no sé si lo conozcan, fue a Hogwarts hace unos años. No traje nada, sólo tengo cigarrillos creo.-ni licor ni nada, todo se le había ido en el otro lugar, hasta de invitado le iba mal y eso le causó más bien risa antes de afianzar a su prima pasándole un brazo por detrás de los hombros.-

Conforme la tensión KAU-auror aminoraba y mientras intentaba buscar con la mirada a Per entre la gente, Pearlie se fue relajando consecuencia del porro de Karim, de los tragos y de sentirse un poco más liberada luego de saber que al menos, le dejaba las cosas claras a Crawford, quien de todos modos ya estaba feliz de la vida siendo abordado por Zieliñski, haciéndola arquear las cejas y ver a Sofie con cara de “ah bueno, así las cosas”. Aunque inmediatamente después se rió mucho por la escena, atribuyéndole el cambio de humor a nada más que a la hierba.

Sonrió a Aquila cuando se acercaba, aunque a la semiveela no se le veía muy de buenas. Moría de curiosidad respecto a lo que estaba pasando con Finnerty que había estado insistente toda la noche pero no se lo iba a preguntar así nada más, menos después de no verle muy buen talante.

-No claro que no. ¿Conoces a Sofie Luttrell?

Las presentó como era debido por si acaso y justo se giró para ver a unas chicas repartiendo pastelitos. Alzó una ceja porque no se imaginaba que hubiera de esas cosas en una fiesta como esa, pero luego se acordó de la profesión de la mamá de Finnerty y no le pareció tan raro.

-¿Estás tomando algo, Aquila? Porque yo nada más le di un trago a una de las botellas que traje pero no creo aguantar dos. Le voy a pedir de su ginebra a Per.

No era como si tuviera la confianza del mundo con su primo para eso pero si ya habían pasado la fase de “no le dirás a nadie que estuve aquí o verás”, bien podría compartirle algo de su alcohol, que de todos modos no veía que hubiera mucho que hacer en esa fiesta más que eso, y ya que tanto Aquila como ella habían fumado cosas, aparecerse o intentarlo no parecía lo más prudente. Les hizo un gesto de que esperaran mientras iba a donde estaban la chica de la cafetería de Brigantia con la canasta esa.

-¿Me regalas tres?

Le preguntó con una sonrisilla y mientras esperaba, le sonrió a Milena que estaba muy cerca de ahí. Y ya que Elisa fue muy dadivosa con todo y que tenía a Angus encima, se acercó a Milena.

-Aquila y yo estamos por allá, por si nos quieres acompañar. Qué lindo verte.

La besó en la mejilla, pero no le dijo nada más ni la jaló porque a Karim se le veía cara de hipnotizado y no le iba a hacer la maldad. Se rió de él un poquito y regresó a donde Aquila y Sofie para darles sus pasteles. A penas dio la primera mordida se dio cuenta de lo raro del asunto, pero para ese punto más le valía la anestesia, que de todos modos no había modo seguro de irse ya.

Un rayito de esperanza sintió de poder irse segura cuando vio a Aldrich, pero apenas su primo la alcanzó se dio cuenta de que estaba borracho, así que no. Le respondió el abrazo y le dio un beso en la mejilla.

-Pensé que no ibas a venir por lo del cumpleaños ese. Que bueno que estás aquí.

Ah, pero no estaba solo, por supuesto. Sonrió muchísimo cuando vio a Alain, aunque se le hizo chiquito el estómago como siempre. Impulsivamente miró de reojo a donde estaba Crawford, pero fue un vistazo relámpago. Soltó una risa tonta que no hubiera soltado de no estar bajo los efectos de las mañas de Karim y Elisa.

- Tú también que bueno que estas aquí, Alain. Mira, si no te avisé yo misma fue porque Aquila y yo decidimos de último momento venir.

Y esa decisión ya les había salido bastante cara, por cierto.

El momento de tensión provocado por las diferencias políticas ocurría casi después de su llegada; no quiso hacer notar que de pronto se sentía algo encerrada ahí, y que esos asuntos tensos la podían fácilmente poner en un cuadro de ansiedad muy desagradable. Respiró profundo y tomó la mano de Ann hasta que el auror junto con su hermana se iba. No le tranquilizaba esa amenaza que había quedado en el aire, pero al menos sí que por el momento pudiera olvidarse de ello. Se soltó de Ann cuando Joe Crawford llegaba a saludarla, sin saber que se conocieran de algo.

-Hola muchachote, claro que la traje, y es mi prima ¿A que no lo sabías?

Después le daba algo de risa el saludo efusivo de Ferdynand a quien correspondía sonriéndole y estirando mucho la mano para acariciar su cabello antes de que se fuera a besuquear a Crawford. Hasta parecían los viejos tiempos, y de pronto le entró la urgencia de buscarse un trago. Como estaban entre magos, conjuró una cerveza que vio por ahí con la varita esperando que en su camino no le pegara a nadie. Por suerte, la botella helada llegaba hasta sus manos y la destapaba también con magia, por que no tenía nada más a mano.

Siguió a Ann creyendo escuchar su nombre gritado por ahí pero al no estar segura nada más se encogía de hombros y le daba una mordida a uno de los pasteles que habían llevado. Volteó a ver a la que creía que era Loulou sólo para confirmar. Y poco después, Luke llegaba a su lado. Los saludaba a lo lejos aunque no estaba segura de que la fueran a ver.

-Sí, es ella. ¿La saludamos? Mira, también está Luke

En ese momento llegaba Angus, poco después de que la niña Burroughs le pidiera pasteles. Se rió cuando le alborotaba todo el cabello y puso los brazos sobre los suyos para afianzar el abrazo. Lo que habían tenido estaba más que acabado pero se alegraba de que pudieran quererse aún, ya si todas las locuras que había involucrado ser novios. A veces se sentía muy culpable y tenía arranques de pensar que era el amor de su vida pero después recapacitaba. Ese era uno de los momentos en que le quedaba claro que no estaban hechos para estar juntos. Le dio un beso en la mejilla luego de tenderle la canasta a Pearlie y decirle "sí, claro, los que quieras. Este no por que está mordido" con una sonrisa.

-Preparé pasteles envenenados ¿Y sabes qué he notado? Que cuando no les pongo marihuana quedan fatal... ¿Estás bien? Te noto raro. Deben de ser las drogas

Todavía le daba vueltas en la cabeza la frase de Finnerty sobre la exclusividad que le daría su marido y por eso estaba medio pasmada aunque estuviera ahí entre tanta gente. Gente con la que por cierto, jamás hubiera convivido en Hogwarts salvo contadísimas excepciones. Sentirse inadecuada ya era el estado normal de esa noche y peor aún el darle vueltas con la cabeza a las situaciones ocurridas con el licántropo, a quien veía de reojo bajar una botella y después acercarse a Gianna y a Silver, a quien no había saludado aún. Lo cierto es que le daba un poco de vergüenza que se la topara precisamente en esa fiesta.

Saludó con amabilidad al primo de Pearlie y antes había hecho lo mismo con Sofie, en efecto Luttrell como bien recordaba. Al menos había un sector educado en toda esa reunión, y además, lo notaba, de pronto se sentía algo relajada aunque sentía los ojos un poco arenosos y la boca seca, lo que la hizo buscar otra cerveza. Abundaban. También saludó al chico que llegaba con Burroughs con cierta reserva como hacía con toda la gente, aunque seguro que a él le importaba poco convivir con ella.

Pensó que era mala idea combinar ginebra, cerveza, lo que había fumado y el pastel que ahora traía Pearlie luego de saludar a Milena, pero qué más daba. Además había arqueado levemente la ceja al ver a Finnerty jugueteando con esa rubia con pinta de campesina que atendía la cafetería en Brigantia. Sentía que el calor de los celos se le subía desde los pies hasta las mejillas y eso la fastidió aún más, por que no se suponía que esos arranques tuvieran que llegarle precisamente por ese tipo. Rodó los ojos al verlo alardear de todas sus "amiguitas" y le hizo bien recordar que, precisamente, Pearlie le había interrumpido uno de sus tan aparentemente comunes líos, con Loreen Luttrell y su cabello de cepillo para hipogrifos. Qué alarde al mal gusto.

Asentía a Pearlie sin saber exactamente qué le decía al de cabello largo, antes de morder discretamente uno de los pasteles, sabiendo que no era nada más un aperitivo. Pero qué importaba. Podía decir que le daba cierta seguridad que su primo Burroughs también estuviera ahí, aunque no tuviera qué hacerle jurar que no la dejarían estropear su reputación. Más de lo pisoteada que ya estaba con el hecho de estar ahí.

-¿Ya lo viste, Pearlie? Ahora anda ahí tonteando con otra. ¿Y dices que esa noche estaba antes en el bar con Loreen, no? Qué descaro, qué tipo. Qué asco. Dame ginebra... ¿No la habrá envenenado tu primo, no?

Estaba llegando más gente y su departamento le parecía más y más pequeño cada vez, insuficiente espacio. No se iba a preocupar por eso, porque él había soltado invitaciones a diestra y siniestra. Habían llegado también los Rayder, el borracho de Aldrich y demás. Él se concentró en abrazar a Elisa y le dio un mordisco a su pastel aunque apenas había dicho que no lo haría por estar envenenado de las hierbas de Govinda. Luego la besó efusivamente en la mejilla antes de dar otro buen trago a su botella de whisky.

-No te muevas de aquí, ahorita regreso.-Si él jamás se había planteado la posibilidad de regresar con Elisa era porque no tenía muchas ganas ya de lidiar con sus locuras. Una vez le había llamado a las tres de la mañana a su casa diciéndole que era una urgencia de vida o muerte. Pensando lo peor, Angus se había vestido como había podido y se apareció donde Elisa, alarmadísimo, solo para descubrir que la cosa de vida o muerte era una mariposa negra en el baño. Y esa no era la única anécdota.

La dejó de abrazar solo para ir al baño con todo y la botella de whisky a mojarse la cara y espabilar. Tenía muchas cosas en la cabeza. No le había dirigido la palabra a Loreen como era debido porque era un imbécil, no dejaba de sentir que se le quemaban las entrañas por la presencia de Aquila, quién sabía qué hierbajos tenían los cigarros de Govinda y había demasiada gente. Todo lo tenía abrumado pero un poco de agua lo controlaría. Cerró la puerta con candado y respiró profundo apoyándose en el lavabo. Su plan era volver con Elisa, seguir bebiendo whisky y pedirle disculpas a Loreen cuando ya estuviera muy borracho.

Cuando alzó la vista al espejo vio el beso que estaba ahí desde hacía quien sabe cuanto tiempo. Prendió la luz para verlo mejor. ¿No era Aquila la que llevaba ese labial esa noche? Trató de hacer memoria de las chicas a las que había saludado pero creyó que solo podía ser ella.-Aaaaaaagh, loca mujer.-Con la palma de la mano barrió el beso del espejo, provocando nada más que quedara una mancha fea. Le dio otro trago a la botella y salió del baño más enojado, o más intrigado. Vería con cuidado a todas las niñas, el color de lápiz de labios que llevaban, para saber si sí había sido ella.

Revisó a Rune, a Abigail, le echó un vistazo a Milena, a Pearlie, a Sofie y luego plantó sus ojos en Aquila. Tenía que ser ella. Se le quedó mirando varios segundos antes de negar con la cabeza y sonreír un poco. ¿Qué pretendía con todo eso?. -Ya estoy bien-Le dijo a Elisa volviendo a abrazarla sin macabras intenciones-Era por la droga.-Nunca había hecho una analogía tan certera entre una mujer y un vicio como en ese momento.

La bruja se separó de Rune una vez hicieron entrada los jefazos de la KAU, diría sus "muchachotes" pero trataba de dejar de pensar y comportarse como una vieja, en especial porque varios eran mayores que ella. Sonrió al verlos y los saludó aceptando el saludo que le dieran. Miró a su amiga de forma cómplice al notar como Ferdynand se le acercaba. Sabia bastante bien sus sentimientos para con el chico por lo que le tomó la mano por un instante y le susurró al oído en el momento en que él iba a lamerle las amígdalas a Karim -Bueno, aquí tienes a tu zombie, no lo dejes escapar! - se lo decía en serio porque Ferdynand se iría con el primero que le metiera mano.

Y sus palabras fueron más que demostradas con la llegada de Crawford. Levantó una ceja y no pudo evitar soltar una risilla antes de alejarse de la albina e irse a recorrer la sala. Con la presencia de la KAU se sentía más calmada, y ni siquiera le había prestado atención al berrinche del auror. La jodía de más que los trataran así, partida de ignorantes e imbéciles, pero no estaba en su dominio el ir a darle un golpe. Era amigo de Angus y como tal dejaría que pasaran las aguas turbias, sino pasaban... bueno, eso ya tocaría esperar y ver.

Los chicos, que no eran tantos, en su mayoría ya andaban ocupados con una, dos o hasta más chicas, pero aun así aún no había mayor escena que la de Ferdynand y sus besos descarados. No como que ella no quisiera uno de esos, pero por algún motivo siempre se le adelantaban y el polaco era tan impredecible que siempre cabía la posibilidad de que antes de llegar a él ya lo hubiesen raptado para violarlo (aunque no se puede violar al que lo desea), en el baño o algo así.

Todos estaban tan ocupados en sus conversaciones, pero no pudo evitar notar la cara de consternación de Karim. Había pasado ya bastante desde que había tenido algo con él. Torció la boca en un gesto de aceptación forzada y caminó hasta donde él estaba.

Primero saludó a Govinda tomándola por los cabellos y dándole un largo beso en la mejilla -Estás preciosa, Govis!- le dijo con ánimo pasándole algunos cabellos tras la oreja. No preguntó por Derek, no porque no le importara el motivo por el que la rubia iba a una fiesta sola, pero porque su misión principal no era la de entablar conversación. Le volvió a dar un beso en la otra mejilla y pasando entre el que fuera, llegó hasta Karim..

- Hey, Malik - tomé una cerveza que alguien había dejado por ahí y la abrí para beberme casi la mitad de un solo golpe - dime, si duermes en donde estás sentádote, donde te coges a las damas? Me causa curiosidad, escuché algo de que tratas de salvar tu reputación de macho - y es que el saludo de Ferdynand había sido de película.

Finalmente habían dejado a Ayres para seleccionar la música y el cambio había sido bueno. No podía evitar mostrar su delgado cuerpo al son. Finalmente le ofreció su mano al Arianrhod - ven a mover ese trasero conmigo, Malik y cuéntame tus más perversos deseos, si? tengo ganas de cumplirlos esta noche- le sonrió traviesa. Se le ofrecía abiertamente, no como que eso fuese raro en ella. Bien le hubiese dicho que se la llevara a un rincón ya mismo, pero la música estaba buena para besarse indecentemente en medio de todos los demás.

Esperó y lo miró intensamente directamente a los ojos, ella misma estaba un poco bajo el efecto de la droga, pero no es como que fuese muy diferente con o sin alcohol o marihuana en la cabeza.

Sonrió un poco nerviosa cuando golpeaba sin querer el hombro de ese chico del que trataba a toda costa de recordar su nombre, porque sabía que lo había visto más de una vez en la facultad y aquello despertaba su curiosidad. Había que decirlo, se sonrojó un poco por la manera en que le respondía y la manera en que le miraba. Su manera de manejarlo era como siempre hacía, sonriendo y jugando un poco con los mechones rubios de su cabellera hasta decidirse a acomodarlos con suavidad tras su oreja.

Se tensó de nuevo al ver que la chica de la KAU se acercaba, aunque hubiera sido simplemente para cruzar por el salón para ir a sentarse en el sillón. Aquello le seguía teniendo demasiado alterada, ese definitivamente no era su lugar y si su padre se enterara de donde estaba y en compañía de quienes le obligaba a tomar el primer traslador de vuelta a Moscú, de aquello no tenía la más mínima duda. Poco importaba que ninguno parecía tener intensiones de nada realmente escandaloso o peligroso, ella estaba asustada, y seguramente su malestar se vería incrementado de saber que justo el chico que más molesto parecía por todo aquello y que ordenaba a Regina, a quien conocía de clases, marcharse con él, era justo el hermano mayor auror de la herbóloga. Le sonrió a ella, y a él le miró algo cohibida, sus ojos brillando ya sin siquiera pretenderlo de aquella manera que a muchos resultaba hipnótica. También buscó a Martin con sus ojos, pero él parecía estar bastante ocupado con sus propios asuntos. Y ella no dejaba de sentirse completamente inadecuada.

Le llamó la atención que el chico junto a ella comenzaba a hablar sobre su imagen de asiático y pobretón antes de regalar el cigarrillo de droga que le quedaba. – ¿Y cómo compras así la entrada al paraíso? – La expresión le confundía, pero al darse cuenta que había pensado en voz alta se sobresaltó y se apresuró a disculparse, de nuevo, con él. – Ay no, disculpa, no quería meterme en tu conversación, es que no entendí bien… – Para darse una idea del por qué no le quedaba claro del todo solamente había que percatarse del acento en su voz que nada tenía que ver con el del resto de las personas ahí presentes. – Tú eres… Malik, ¿verdad? –

Un destello fugaz se hizo visible en sus ojos cuando le sonrió. Por fortuna el que Pearlie se acercara le hizo sentirse mil veces más relajada, porque por lo menos sabía que no estaba sola. Le besó las mejillas también y apretó un segundo su mano antes de que se marchase para luego devolver su atención al muchacho. Sabía que era Arianrhod como ella, algo en común deberían tener, y ese era so último intento por dejar de sentirse tan ajena a todo ello antes de mejor decidirse a regresar a su dormitorio. – Te he visto en la facultad y… –

Justo entonces una chica de cabellos oscuros se acercaba buscando llamarle la atención y de una forma que, con todo y que a veces se le escapaban sutilezas del idioma, le pareció a Milena de lo más chocante. Todo aquello sobre coger damas y deseos perversos le pareció demasiado directo y vulgar. Definitivamente ella nada tenía que estar haciendo ahí. Le sonrió a ella con cordialidad, ya por compromiso, y a él de nuevo antes de desviar la mirada de sus ojos oscuros y agachar la propia un instante, envolviéndose entre sus brazos. Mejor se iba donde Pearlie y Aquila…

Como estaba malhumorada la risa del muchacho se le hizo extraña, pero finalmente sonrió porque era una tontería que la sintiese tan ajena a la realidad cuando ella era la que iba como loca iracunda a enfrentar a su media hermana como en novela, pero es que no era su culpa, ella la había llamado ‘hermana’ y como si fuese poco le había dicho de la fiesta, a Loulou le había sonado a provocación porque si quisiera hablar las cosas como gente no la hubiese citado en ese lugar.

-Era un halago. -de hecho si fue hsta racista de su padre, pero bueno. Aceptó el medio porro de buena gana y lo encendió sin importar que tuviese la saliva de cada uno de los asistentes o hasta de un dementor, le dio una buena calada y tras retener un momento el humo lo fue soltando de a pocos mientras entornaba la mirada para encontrar el rostro de Ann Star, no es que fuese a tener el número de la bestia en la frente, pero algo reconocible debería tener.-

Escuchó una voz femenina cerca pero no le hablaba a ella, si no al no-drugdealer Malik, que no sabía si era su nombre o apellido pero al menos ya le podía atribuir un nombre. La miró y la reconoció de Hogwarts, nunca fueron muy buenas amigas y sus palabras melosas le recordaron por qué, si bien ella tampoco tenía mucho pudor cuando trataba con el sexo opuesto o con el mismo aquello le parecía casi irle rogando al muchacho, ya no era algo fluido, se le hacía forzado, incómodo.

-Ay perdón, no creí que estuviese acaparando al chico popular de la fiesta. - le dio un par de palmaditas al tal Malik en la espalda antes de alejarse un paso de él para dejar que siguiese ese coqueteo alturado por parte de la chica, quién era ella para criticarla, quizá hasta le resultaba.- -Ya te lo pago luego de todos modos.-si esa era su mujer, mejor que pensase que ni relación tenía con él; ya cuando una rubia se acercó fue la confirmación de la popularidad del asiático, y se lo merecía por guapo, pero ella no estaba ya para meterse en esos litigios de territorio.-

Sintió casi inmediatamente una mano sobre su espalda y creyó que era la de ella, volteó con toda la mala leche del mundo plasmada en el rostro pero se encontró con el rostro de Luke y su expresión cambió a la de solidaria preocupación que tuvo cuando Dave y Sandra los sentaron para contarles del asunto. Se encogió de hombros ante su pregunta, tampoco iba a ir a armar un espectáculo en la fiesta de Finnerty pero no era una cobarde, ella no iba a bajarle la cabeza a esa que les robaba a su padre y que además, se creía mejor que ellos según escuchó en algún lado, quizá lo leyó en un tabloide americano y era mentira pero ella eligió tomar en cuenta esa teoría para estar preparada.

-Esa es Elisa ¿no? -levantó la mano para saludar a su prima y reparó en su acompañante, tenía rasgos que podía identificar en ella misma pero no quería apresurarse, sólo compartió su idea con Luke, en voz baja pero no al oído, igual se le quedó mirando fijamente con curiosidad mientras movía sus mandíbulas de un lado al otro en un gesto nervioso, se detuvo solo cuando al voltear la mirada para buscar una bebida se encontró con Alain, lo saludó de forma algo escueta porque ni para eso tenía cabeza, encontró una bebida que parecía vodka con naranja y lo apresuró casi hasta la mitad. -¿Se ve como alguien que quiere golpearme? No quiero hacer idioteces en el departamento de Finnerty, pero no le temo a la carceleta si nos ponemos a jalar del cabello abajo. Eso si ella empieza. Dime qué hacer, no pienso bien con toda la mierda revuelta.

Lo había besado porque se me había venido en gana y punto, porque tal había sido la emoción de estar frente a ese hijo de puta que esa había sido una manera de expresarlo. ¿Tengo que explicar lo que significa ese tipo de beso para alguien como yo?, supongo que no joder… es decir, mierda no soy gay, ni pretendo serlo, ni un beso me convierte en uno y tampoco es que fuera un problema, simplemente lo había querido hacer y listo. Además mírenlo!, por Dios el sujeto era de verdad atractivo.

Lo que si me sorprendió fue la reacción del puto Ferdynand, quien así sin más, como si se tomara más libertades de las que cualquiera podía tolerar, me tomó de la nuca para plantarme otro beso, pero este mucho más intencionado del que yo le había dado primero. Le di un empujón y me reí, imaginando que tal vez le gustaba hacer esas cosas para provocar reacciones de todo tipo. Decidí tomar esa distancia por que mierda, como ya les dije no soy gay, además por ahí cerca estaba Pearlie… y tampoco era como si uno tuviera la libertad de ir y besar a cualquier cabrón luego de prometer luchar por su atención. Entonces así lo iba a dejar, aunque debo decir que si el cabrón volvía a intentar algo parecido, muy KAU, muy polaco y muy lo que quieran… iba a terminar sin un par de sus preciados dientes.

-Joder hombre tranquilízate, ni siquiera me has invitado a cenar-

En esos instantes, justo en esos, estaba sucediendo el lío con Bleeker y los KAU, algo bastante razonable considerando que él era un jodido auror mientras que los miembros de la organización eran más bien algo así como criminales mundialmente buscados. A mí en esos momentos todas esas cosas se me escapaban de toda razón, y ni siquiera estaba consciente de que además de Zieliñski, también se encontraban Mills y Alechinsky. No me pregunten en qué puta posición me habría puesto si el lío se hubiera armado gordo, porque por mucha afinidad que tuviera con la causa KAU, Bleeker era el hermano mayor de Regina, y la chica era una de esas pocas amistades que se pueden encontrar en el puto mundo. Como fuera… lo primero que pensé es en que Hakan debía conocer sí o sí al maldito Ferdynand.

-Hey grandote, déjate de mariconadas y ven aquí… quiero presentarte a un sujeto, es bastante cojonudo… seguro también le agradas y pueden hasta ser novios-

Por supuesto, estaba de coña, aunque bueno si al final conectaban pues ese ya no era mi puto problema. Total, que llevé al jodido polaco hasta donde se encontraba el islandés junto con Siobhan, quien por cierto ya lo estaba besando de una forma un poco casta… pero bueno, algo es algo. Llegué y lo presente con mis dos compañeros, y luego mi vista se encontró con la presencia de Per Alechinsky y, cojones… que a ese grandísimo hijo de puta tenía que hablarle en ese mismo instante. Así que fui y caminé hacia él independientemente de con quien mierda estuviera hablando.

-¿QUÉ ES ESTO, FINNERTY?, ¿LA PUTA CONVENCIÓN DE ROJILLOS?. Por las putas barbas del tío Mike, es nada más y nada menos que Per… Per Per PER PER Alechinsky de la JO-DI-DA KAU. Grandísimo hijo de puta ¿sabes cuántas veces he pensado en estos momentos? Ven acá hombre, que DOS potencias se saludan… tenemos que hablar de muchas cosas. Oye, ya que tú eres la máxima autoridad entonces debo avisarte que voy a cortejar a tu prima Felicia, ¿estás de acuerdo?, me importa una mierda, ven acá hermano.-

Lo abracé como dos jodidas veces y le estreché la mano como si se tratara del maldito Wayne Rooney. Como podrán imaginarse me importaba muy poco si estaba interrumpiendo algo o cualquier tipo de mierda parecida, Joseph Clayton Crawford tenía que presentarse ante tales personajes aun cuando mi mente embrutecida no me daba para hablar mucho te política ni mierdas.

Como era posible!??! O sea, Pearlie había ido hasta Crawford a ponerle un beso divino que Sofie casi aplaude como foca a la distancia y ahora el muy desagradecido se andaba morreando con el zombi? …CON EL ZOMBIE!!!! La rubia no salía de su asombro, y no era uno simpático o encantador, era un asombro a ojos entrecerrados, de indignación total, de celos por solidaridad con Pearlie, aunque esta parecía estárselo tomando muy bien… Ahora no sabía si estaba más sorprendida de los chicos besándose o de que Pearlie no reaccionara… la niña Luttrell era capaz de montarle el escándalo del siglo a Luke (que por cierto ahí aparecía) y ni siquiera lo había aceptado nunca como novio… El mundo estaba malito, o ella ya necesitaba alcohol… Probablemente esto último porque hacía horas que estaba ahí y ni una gotita de cerveza se había servido.

- Hola Aquila… - La saludó con verdadera simpatía tratando de dejare de lado la escena aquella, y para colmo Pearlie la dejaba sola con la desconocida!!!… Pero pero ¿?… eso nunca había sido problema para Sofie, jamás tenía problemas para interactuar con quien fuera -… Creo que necesito emborracharme – Le confesó a Aquila a falta de Pearlies con quienes cuchichear, más atenta al resto del mundo que a la rubia…

Y ahí se dio cuenta que le pasaba: había descubierto a la primera persona a quien odiar en esa nueva etapa de la vida, y dios sabía que Sofie no era buena odiando gente… Le pasaba muy pocas veces, muy pocas, pero cuando sucedía.. pufff… Ferdynand Zieliñski, sin razones de peso pero lo detestaba. Y si! también le daba un miedo espeluznante, pero sobre todo lo odiaba y se le hacía enteramente desagradable… Y el problema no era odiar a alguien, no señor, la cuestión es que Sofie se ponía de un mal humor horroroso cuando ese sentimiento la atacaba… Y no había pastelito por más mono (y de gusto muy extraño ¿?) que la calmase…

- no se como hacen para compartir espacio con eso..- ella sola se entendía, pues nadie podía meterse en su cabeza para saber en que diablos estaba pensando. Aunque Aquila, Pearlie y ahora Aldich y Alain (y quien más esté allí, milena o regina o kalim o no se!) podrían intuir alguna cosa de las miradas indiscretas y fulminantes que Sofie dirigía a la interminable espalda del zombi….

Se dio la vuelta para no tentarse de más y se tomó del brazo de Aldrich para entretenerse con cualquier otra idiotez... – Esto tenía un gusto muy raro…- Ya había cambiado de tema, ahora hablaba de los pastelitos y empezaba a delirar…. – Ese era Luke, no?... el que llegó recién digo… te enteraste lo que hizo?... El muy desubicado! – hablaba para todos, pero miraba a Aldrich, y estaba hablando de la pelea Luke/Adair, descontando que Aldrich sabía aunque podía que no.-…es un tonto, ya no se ni que tiene en la cabeza!... Le golpearía pero ni eso se merece. – Ya no necesitaba alcohol, el pastelito que se había terminado le estaba alterando los patitos mentales, y un hormigueó en la nariz no se hizo esperar… Además: el mal humor la empezaba a consumir rápidamente.

Se puso nerviosa cuando Elisa le indicaba que sí era Loulou y que encima, estaba acompañada de Luke. No corrió a ellos ni nada, sino que esperó a la llegada de Finnerty, sonrió a una chica que le pedía miles de pastelitos a Elisa, buscó con la mirada a Crawford y luego de hacer todo eso, entonces sí, caminó hasta sus hermanos, que cuchicheaban o algo.

No tenía idea de que a Loulou la corroía el odio. La cosa era que aunque Billy había pasado la vida quejándose de la mamá de ambos, sin que Ann supiera nunca a ciencia cierta de quién hablaba o por qué, ahora que sabía la verdad estaba como absurdamente emocionada por conocerlos. Ella no podía sentir el rencor de Billy, solamente había tomado lo bueno de todo eso. Y al fin y al cabo, entendía que la decisión de Billy de no haberle dicho nada a Dave había sido de ella y nada más. No tenía por qué involucrar ninguna otra cosa.

Le apretó un poco el brazo a Elisa para anunciar su partida pero estaba muy ocupada con el barbón de todos modos y caminó hasta Loulou y Luke.-¿Rayders?-Preguntó porque no le salió otra cosa muy elocuente.

Y le había dicho a Loulou que se vieran ahí porque para ella una fiesta era un ambiente de lo más común, donde había pasado la mayor parte del tiempo cuando no estaba en la escuela en su país, y de todos modos, no estaba hecha para solemnidades como “citémonos en la lechucería y hablemos de todo eso”. Porque siendo sincera ni siquiera se sentía lo suficientemente madura como para tener una charla del tipo llevando algo de razón.

-Yo soy Ann.-Estiró la mano para estrechar la de Loulou, o la de Luke o lo que fuera, pero los sintió tan poco receptivos que se puso incómoda e instintivamente buscó a Crawford con la mirada, encontrándolo diciéndole quién sabía qué cosas a un rubio que se veía muy serio. Un segundo de estar pasmada y volvió a sus hermanos. Seguía sin saber qué decir, no había sido tan fácil ni emocionante como había pensado, Elisa había sido instantánea y sencilla. Les sonrió a medias porque era lo único que le quedaba.

Se había, básicamente, dedicado a ser un simple espectador en la entrada de la cocina bebiendo más ginebra por minuto del que cualquiera pensaría, pero tenía buen aguante. No pasaba por alto ningún detalle, desde Govinda y sus provocaciones "light" a las que el auror naturalmente no respondía de la mejor manera y a la locura tardoadolescente de Ferdynand, así como la presencia silenciosa de Reed que llegaba con Elisa Fuller-Smith. Sabía los nombres de todos, sabía qué postura política tenían las familias de todos y si no los conocía, lo iba a averiguar. Su memoria tenía que ser un archivo, y de ellos no debía confiar en nadie, lo tenía claro. El colegueo y la fiesta, sin embargo, lo hacía lucir relajado. Lo estaba.

No le había gustado tener que hablar así a su prima pero con la familia, y en particular con ese sector de la familia las cosas eran algo delicadas. Más le valía a su tío Abner pensar que se atrevía a amenazar hasta a su prima en favor de la causa y que no tenía vincúlos sentimentales con nadie, para que quedara bien oculto que, igual que su padre, su familia le podía muchísimo. Si alguien se atrevía a molestar a su prima esa noche, se iba a notar, aunque quizás la más sorprendida fuera ella misma. Mejor intentar intimidarla para que no lo supiera.

Y el que afirmaba que no estaba intimidado era Bleeker Cleverley. En ese momento entornó un poco los ojos y dio dos pasos hacia adelante, no como si fuera a sacar la varita, sólo para demostrar que no se tomaba ninguna amenaza a la ligera, mucho menos cuando venía de un auror. No dijo nada, sólo lo miró cuando se llevaba además a su hermana. No estaba precisamente encantado de la vida de que todo el mundo los viera como si nada, pero si con eso pensaban que no tenían miedo, entonces era suficiente.

-Que las consecuencias sean para quien lo merece.

Se había limitado a decir, sin siquiera alzar la voz lo que le hizo pensar que sólo unas tres personas lo habrían escuchado. Una vez el auror salía del plano las cosas parecían ser más simples, aunque él seguía haciendo lo mismo, bebiendo ginebra y observando a la gente. A su también primo Aldrich conviviendo con Pearlie y con cada vez más gente a su alrededor; no podía decir que se sintiera incómodo al no interactuar pero sí le sorprendió que alguien se le acercara, y que ese alguien fuera Joe Crawford. Lo conocía por Finnerty pero nunca habían tenido trato continuado por puras circunstancias temporales.

¿Qué más iba a hacer sino reír? Y claro, aceptar los abrazos de celebridad que le estaba regalando Crawford seguramente olvidado las dos o tres veces que se habían visto en su adolescencia. Se ponía un poco sorprendido cuando decía el segundo nombre de Pearlie sin pensar que él tuviera o quisiera algo que ver con su prima, y le echó a ella un rápido vistazo.

-¿Ah sí? Te espera mucho trabajo. Pearl es especial, es la flor que crece en el pantano

Parafraseaba las palabras de Annapola Burroughs cada navidad diciéndole a su prima esas cosas frente a todas sus hermanas, lo que siempre ponía de los nervios a Aimee y hacía sentir muy mal a Hanin. A él, a esas alturas, sólo le divertía.

-Pero te ves buen tipo. Compartamos un trago, por la unión familiar.

A Crawford no le hacían falta más tragos pero seguramente a él tampoco así que le preparó un gin tonic que seguro sería de mejor calidad que todas las mierdas que se había estado bebiendo antes, y procuro decirlo como para que su prima lo escuchara. Cruzó miradas con la chica que estaba con los parientes de Elisa sólo por que lo estaba mirando, y le dio otro trago a su bebida.

Me había parecido que Loreen se había quedado muy callada y no quise pensar que tuviera que ver con Finnerty, por que eso significaría que iba a seguir igual de callada y estaba esperando algo de él o lo que mierda fuera. Me dieron ganas de ir a su lado pero al final no lo hice por que contra todo pronóstico, la visión rubia entre trinos y algodones que a veces veía en la facultad parecía interesada en dirigirme la palabra aunque fuera para decirme hazte a un lado me fastidias.

Y no, no decía hazte a un lado me fastidias, sino algo mucho más amable. Antes vi cómo Pearl la besaba en la mejilla y seguro no me había dado cuenta que seguía mirándola con insistencia, por eso no me daba cuenta, o sí pero no con la atención debida, de las cosas que Abby llegaba a decirme.

-¿Qué...? Ah sí, duermo aquí. ¿Ya sabías no?

Un espectador no-tan-alcoholizado se daría cuenta que no estaba respondiéndole las preguntas a Abby ni dándole la atención debida pero podía afirmar con libro de ciencias en la mano que estaba actuando contra mi voluntad. Contra mi voluntad por que escuchar mi nombre en la voz de la rubia visión bajada del cielo y de las cuarenta vírgenes que me prometerían si fuera terrorista tenía la delicadeza de reconocerme. No tenía la menor intención de fastidiar a Abby y seguro si hubiera llegado unos minutos antes ya estaría besándola indecentemente pero el elemento distractor estaba más allá de mi.

No solía creer que las semiveelas tuvieran la capacidad de idiotizar tanto a un hombre, pero era por que no me había ocurrido hasta el momento. Por ejemplo Lillyvick, sabía que era guapa y todo, la había visto siete años en Hogwarts y tal pero nunca me había sacado de mi centro tanto como ella. Y no sabía cómo se llamaba, así que lo único que hice fue levantarme cuando Abby me tendía la mano, le sonreí a medias y le di un beso en la mejilla, de paso para responderle a la chica que me había preguntado si le vendía marihuana.

-No te atrevas a pagármelo, es un regalo del fondo de mi corazón.

Y volví a mi estado idiotizado, medio moviéndome y medio no, y al final acercándome más a la rubia que había bajado del cielo apra hacerme comportar como un patán jodido ante Abby por que sin darme cuenta ya había dado unos pasos para apartarme de ella.

-Sí, Malik es mi apellido. ¿Cómo te llamas? También te he visto por la facultad

Estaba borracho y por eso no notó la miradita a Crawford cuando llegó con Alain, de hecho ya se estaba concentrando bastante para mantenerse en pie como un chico respetable que no anda haciendo espectáculos, le iba bien el hacer aquello pero no le dejaba mucho espacio a la suspicacia y al gran ingenio, quizá fuese divertido en algún momento pero no enteramente a propósito, que además Aquila con sus dotes sobrenaturales encantaba a cualquiera y siendo Aldrich humano se le quedó viendo un momento, pero no lo suficientemente largo como para ser grosero, se notaba que era una chica refinada.

Lo que no sabía es que su Pearlie conociese a Alain, quizá hasta un pasado romántico tenían pero jamás había sido del tipo de primo sobreprotector, eso le sucedía más con su hermana por considerarla menos apta para enfrentar cierto tipo de cosas, aunque ya estaba grande, seguro también debería dejar de preocuparse tanto por ella.

Ya con una cerveza en la mano supo que hablaban de Finnerty por aquello de Loreen, que a la chica de la cafetería no la conocía, no le había pedido disculpas a Angus por arruinarle la noche de pasión pero es que lo suyo fue una urgencia, de todos modos también debía preguntarle si al final le abrió una cuenta en el bar para pagarle, que si bien la noche era para él una secuencia de imágenes relacionadas y todo, no tenía todo muy claro, sólo que el alcohol sí circuló.

Instintivamente volteó a verlo ya con Sofie agarrada de su brazo, lo encontró algo cerca y también vio a Per, buscó su mirada para saludarlo a la distancia que ya luego se podría acercar y todo eso, siempre en su familia había habido aquello de que los mayores merecían cierto respeto. Le revolvió el cabello a Luttrell que ya le hablaba de Luke pero él no entendía mucho porque esos problemas de mujeres no eran lo suyo, mejor se entretuvo avanzando con su cerveza antes de probar la bebida de Sofie para decirle luego que era una loca, que no tenía nada de raro y que no ande levantándole falsos a Per. Acabó riéndose porque le causaba gracia y le hizo una mueca graciosa a ella, a Per quién no le levantaba falsos, ya hasta gracia le causaba.

-¿A quién, a Finnerty o a Luke? No sé para qué vienes a que te jodan esas cosas, mejor besa a alguien y relájate, que a todos parece habérseles pegado esa maña.-no le había entendido bien lo último a Luttrell, pero de hecho le parecía una pérdida de tiempo el ir por ahí lamentándose. Volvió a ver a Aquila y la reconoció de algún lado, quizá en alguna cena de las de su casa o en la parte social de El Profeta anunciando su compromiso.-Aquila,,,Lillyvick, ¿no? Ya debes saberlo pero eres guapa…más que Loreen y que esa rubia, más que casi todas las chicas de aquí ¿por qué no vas con él si quieres hacerlo? No creo que alguien pueda decirte que no al menos a intentar algo.-y el alcohol ya estaba metiéndolo en donde sobre no se metería, a él ni le importaban esos líos, pero su paciencia disminuía y la fe en sus resoluciones personales se agrandaba.-

¿Qué era lo que estaban bebiendo? La descolocó la pregunta de Alain pero luego recordó que era ginebra que le había robado a Per. Cada vez estaba más fuera del mundo por culpa del porro de Karim, del pastel que ya se había terminado, del aguardiente, de la ginebra. Todo había sido una mezcla de factores inesperados que la habían orillado a estar así. Y ni modo.

-Ah sí, ginebra NO envenenada, la tiene Per. Mi otro primo, ese de allá

Dijo señalándolo y medio atragantándose tosiendo como loca cuando vio que estaba Crawford abordándolo. Se dio unos golpesitos en el pecho para curarse ella misma. Y miró a Per con los ojos desorbitados. Claro que su primo se había encargado de decir lo suficientemente alto que le daba la bienvenida oficial a la familia a Crawford o algo así y primero le frunció el ceño de lejos a Per –algo que JAMÁS habría hecho de no estar en drogas y borracha, por temor, por supuesto- y luego le sonrió a Crawford desde su posición. Así que el tipo, con todo y besos polacos, estaba haciendo su lucha en serio y empezando desde ya.

-¿Qué decía?...ah sí…debiste traer a tu hermana! Me hubiera gustado mucho verla, pero está mejor verte, ¿verdad que sí, Sofie?.

Pero Sofie parecía muy enfurruñada y no entendió lo de “eso”, ni que se refería a Zieliñski, ni nada que nada. Se regañó mentalmente con un “concéntrate Pearlie Felicia Burroughs por amor de los dioses”. Sofie se ponía a hablar con Aldrich de lo que hacía Luke y Aquila le dijo algo sobre Finnerty, a quien Pearlie inmediatamente volteó a ver, efectivamente, colgado de Elisa.

-Qué desgraciado…

Dijo entrecerrando los ojos porque ¡era cierto! Primero Loreen, Gianna le había contado de los besos que se habían dado –cosa que no le diría a Aquila jamás, por dioses- luego andar detrás de Aquila, ahora Elisa. Bastardo del mal total. Le pegó a Aldrich cuando le dijo todo eso a la semiveela, aunque también soltó una risilla por lo mismo.

-CÁLLATE IGUALADO, QUÉ COSAS DICES. Claro que no va a ir con él, aunque es la más guapa de todas, todas. Todas todas. Tú también eres Sofie.

Aunque Sofie ni la estaba escuchando, le pareció importante decirle que ella también era bonita. ¿Por qué? A saber.

-Ah sí, la hierba, Alain, la hierba. A mi Malik me dio un porro pero ya no sé dónde lo dejé…mira, eres un lento infernal, Per ya le dio mi mano a Crawford, lento, lento tú.

Le dio un confianzudo empujoncillo. De pronto tenía muchas muchas muchas ganas de afianzar los lazos familiares con Per Alechinsky -o ir con quien lo acompañaba, para el caso- pero mejor ni moverse de ahí porque se le iba a mover el mundo. Al menos seguía bien peinada.

Mirando a todos lados se volvió a topar con los ojos de Finnerty y sólo pudo medio levantar las cejas como para no voltearse sin más ¿Y de verdad la estaba mirando? ¿Por qué le costaba mantener esa certeza? Parpadeó una vez más y fue como si todo se volviera extraño, en una visión de tunel, pero a la vez se sentía muy bien plantada en el piso y con perfecta conciencia de lo que escuchaba aunque no estaba segura si oía lo que oía ¿Qué demonios estaba pasando? No se parecía mucho a estar borracha.

Y la sed la hacía beber más, era un círculo vicioso. Y luego escuchó a Pearlie diciendo "Qué desgraciado" y era cierto, qué desgraciado. Era como si volviera a estar muy muy lúcida sobre lo que pensaba de él, y toda la indecencia con la que se manejaba sólo por que era guapo. Bueno, no era guapo, era un animal, eso era lo que era. Y así de desordenados empezaban a manifestársele los pensamientos al grado de no estar muy segura de lo que escuchaba, o de recordar lo que escuchaba, como si perdiera el hilo de cualquier conversación e incluso el hilo de su monólogo interno.

Cuando Sofie decía que necesitaba emborracharse de inmediato le pasó una cerveza que había en una mesa, que no era suya y le daba igual. Tampoco era que con una cerveza fuera a quedar perdida pero había sido casi un acto reflejo por que era rubiecilla se veía agradable, no como todas las demás vulgarcitas que pululaban por ahí con excepción de Milena. Y como que volvía a la realidad cuando el primo de Pearlie le hablaba y lo escuchó con más atención que a su profesor de Periodismo. Y dejó a Pearlie gritarle de vuelta, aunque se quedó pensando con el ceño fruncido.

-Mira niño, no es cuestión de inseguridad, es cuestión de que ese bueno para nada no merece mi compañía. Además voy a casarme con Jeremiah Sowerberry en Abril ¿Sabías que tiene un gemelo? Juega en los Appleby Arrows, voy a ser infinitamente felíz y ese pobrediablo seguirá siendo un pobrediablo y fin de la historia.

Esa era la Aquila de diecisiete años que hablaba mierdas de cualquier persona sin conocerla y ensalzaba sus propias historias. Otro parpadeo y volvió esa maldita visión de tunel que le daba la sensación de haber perdido la cordura y de ya no recordar lo que se sentía sentirse normal. Miró a Aldrich espantada como si hubiera blasfemado contra sus ancestros y su dios y después de todo, caminó hacia Finnerty que todavía estaba ahí medio abrazoneando a la rubia con pinta de campesina, jalándolo un poco del brazo para no tener que hablar frente a ella.

-Finnerty, ayúdame. Creo que ya no me late el corazón.

El corazón le latía, pero estaba muy drogada, y como todo al ser la primera vez es difícil de reconocer, no tenía idea que el condenado pastel apenas estaba haciendo efecto.

Markus no era del tipo fiestero. Él lo sabía, sus amistades lo sabían, su familia lo sabía, los pueblos hambrientos de Nigeria lo sabían. Entonces, ¿por qué? No tenía idea. Sabía que el alcohol le afectaba con vergonzosa rapidez y que si no acababa borracho como nunca, entonces estaría sosteniendo el cabello de alguna borracha. Sin embargo, aquella noche estaba decidido: iría a su primera fiesta en mucho, mucho tiempo.

Había oído de la fiesta por días, parecía que todas las personas que conocía en Brigantia estarían allí. Aquello le tranquilizó un poco, le hizo pensar que al menos no se sentiría TAN fuera de lugar al llegar.

- ¿A quién engañas, Markus? –Se dijo a si mismo frente al espejo, mientras se afeitaba.- Estarás más fuera de lugar que un squib montando en escoba.

Sería incomodo, sería extraño. No encajaría y lo sabía; era un viejo por dentro. Si la gente fuera fruta él sería un tomate bonito y brillante por fuera, pero lleno de el jugo fétido de la podredum… al carajo, se emborracharía un poco antes de llegar.

Gracias al cielo había comprado una botella de tequila para llevar. Nunca lo había probado, pero tenía entendido que era bastante… No, lo odiaba. El primer shot, que tuve que dar con una taza de té a falta de algo más apropiado, fue asqueroso. No volvería a tomar más de esa porquería.


Llegó a la fiesta con las mejillas encendidas y una amplia sonrisa en el rostro. No había tomado mucho, la botella estaba casi completa, sin embargo estaba lo suficientemente ebrio como para considerar ir a una fiesta universitaria. Que tenía que vivir un poco, ¡carajo! Además, ¿qué podía pasar?

Cuando entro al apartamento notó un olor bastante peculiar. “Típico”, pensó mientras se abría paso entre las personas. Creía reconocer a algunas, pero la mayoría le resultaban extrañas. Por un momento creyó ver a Martin, uno de los que le habían sugerido “echar una cana al aire” y asistir. Se lo veía de lo más romántico con una chica. Curioso, siempre había sospechado que era homosexual.

Vio como el chico lanzaba algo humeante, que cayó a pocos pasos de él. Estaba bastante seguro de que aquello no era un cigarro casero. Tomó el porro con dedos torpes y lo contemplo durante unos segundos.

- A la mierda todo, estoy ebrio.

Le dio una calada al porro y se sumió en un ataque de tos. Aquello no había salido tan bien como esperaba. Le tomó varios intentos aspirar y retener el humo en los pulmones, y antes de que se diera cuenta ya se estaba quemando los dedos y se sentía como un personaje de los cuentos de Beedle el Bardo. No estaba seguro de cómo aquello tenía sentido.

Entonces sí encontró a alguien conocido.

- ¡Hey tu! –Exclamó, abrazándola por detrás.- ¿Qué tal, señorita Lillyvick?

No le costó mucho notar que algo andaba mal, y la impresión pareció llevar una considerable dosis de lucidez a su mundo.

- Yo me encargo de ella, tranquilo. –Le aseguro al hombre con el que Aquila había estado hablando. Se le hacía familiar, pero no lograba recordar con claridad de donde.- Vamos a sentarnos, ¿sí? Me quedaré contigo hasta que se te pase lo borr… hasta que te sientas mejor.

Ya debía tener más alcohol en la cabeza de lo que había pensado. Porque no había notado que Malik ya estaba acompañado y más que bien acompañado. Una semiveela había robado toda su atención y es que se lo merecía. Incluso antes del despectivo comportamiento del brigante, ya sabía que había metido pie muy, pero muy hondo en el lodo y simplemente dio un paso atrás. Puso sus manitas unidas a la altura de su pecho e hizo una ligera venia permitiendo que la palabra "perdón" se dibujara en sus labios antes de darse media vuelta y salir allí sin más.

Blanqueó los ojos. Los chicos ya iban creciendo e iban buscando relaciones más serias de las que ella jamás podría ofrecer. Miró a su alrededor y sonrió simplemente antes de volver a su lugar inicial. Ni todas las ropas elegantes de su hermana iban a quitar el hecho de que se decantaran por las niñitas de familia cuya única meta en la existencia era encontrar un buen marido y formar un hogar, o al menos mantener un noviazgo por más de una semana.

Una vez en la cocina, se dispuso a preparar uno de sus cocteles alcohólicos. De esos que al probarlos parecían inofensivos pero que una vez caían era borrachera inmediata. Unos cuantos tragos mágicos, unos muggles. En el proceso iba calando de un nuevo cigarrillo. No estaba preocupada, siempre había sabido que se quedaría para vestir santos, pero que bien le caería un beso indecente aquella noche. Le era ya extraño salir de fiestas y no terminar en cama de alguien. Y la "paz" que vivía el mundo mágico no le ayudaba mucho, tenía demasiado tiempo libre.

Se preguntó más en broma que en serio, si debería pensarse el comportarse y conseguirse uno de esos novios que le durara más de dos noches, al menos así aseguraría besos, abrazos y sexo por un buen tiempo. Sin embargo, dudó que nadie pudiese soportarla lo suficiente.

Agitó la mezcla y la puso en un vaso alto para comenzar a beberla, primero el delicioso y dulce sabor de la frambuesa y después el ardor del licor en su garganta. Se sentó en la mesa de la cocina apoyando su cabeza contra la pared y tarareando la canción de fondo. Era quizá tiempo de conocer gente mayor que ella porque se había dado cuenta que había regresado a una universidad donde todos eran unos niños y con los que solía pasar sus días ya habían abandonado el campus.

No dejaba de pensar en el beso en el espejo y no lograba hacerlo a un lado en su mente. Y como no podía hacerlo, no estaba disfrutando al cien la fiesta, por más sorbo de whisky tras sorbo que tomara. En un rato de nada ya sentía la boca medio anestesiada aunque nada insoportable que lo hiciera perder el sentido de dónde estaba, con quienes y qué había pasado.

Seguía abrazándose de Elisa y platicando con ella de tonterías. Justamente le estaba proponiendo que salieran a comprar más cerveza aunque si le daba el aire se iba a poner más borracho pero Aquila regresó a él. Mientras le hablaba, Angus no le puso mucha atención, porque en lugar de eso, llevó una mano a sus labios para con el pulgar, retirar un poco del lápiz labial, el mismo que había dejado en el espejo de su baño ahora hecho mancha.

Miró la pintura en su pulgar y luego la tomó de los hombros tratando de no recargarle encima todo su peso porque era delicada y él era un animal enorme.-No, es normal, se pasa, ¿se pasa, no es cierto Elisa?.-Le dijo a la rubia de la cafetería dándole unos golpecitos en la espalda. No se iba a morir Aquila, solo tenía que relajarse. Se empezó a reír de pronto pero la risa se cortó cuando un tipo con pinta de ser sobrino de la Reina o ser secretario del Ministro de Magia, o como se quisiera ver, llegaba con aires de que lo podía todo a abrazar a Aquila y decirle a él que se encargaba de todo.

Angus odiaba cuando le decían “tranquilo”, porque le parecía que siempre que se lo decían a él era con el tono de quien calmaba a un perro, aunque esa no fuera precisamente la intensión de Markus. Estaba demasiado borracho y drogado como para entenderlo. Odiaba la palabra “tranquilo”, ¡estaba tranquilo! Que se tranquilizara él. Le puso una mano firme en el pecho a Markus haciendo un sonido gutural mezcla entre gruñido, bufido, queja y negación. -Está conmigo ¿no ves? Tú no sabes cuidar estas cosas. Y-se-va-a-ca-sar, déjala en paz. –No se iba a casar con él pero mejor que el resto lo tuviera tan claro como él, por cualquier cosa.

Se quedó paralizada cuando Finnerty, antes de contestar nada, pasaba el pulgar por sus labios. Se le quedó mirando con mucha confusión, por varias razones: no sabía por qué había hecho eso, no sabía si de verdad había ocurrido y tampoco sabía muy bien cómo reaccionar. Fue mejor volver al temor de la taquicardia para concentrarse, y se había olvidado completamente del beso que había dado en el espejo de su baño por quién sabe qué misteriosas razones.

-¿Es normal? ¿De verdad? Tengo miedo

Dijo como la primera vez que había tenido una de esas gripes mágicas que dan a los niños menores de diez años. Recordaba que la piel se le había puesto color verde lima y sentía como si flotara; hasta se tocó la cara con cierto temor de que hubiera cambiado de color o algo así. Intentó respirar profundo, sentía que los ojos se le cerraban así que intentó abrirlos más y miró al licántropo que de pronto se estaba riendo por que seguro estaba en medio de un clásico malviaje por las cosas que había ingerido y fumado, pero a ella no le hacía ninguna gracia. Le pegó a Finnerty con su cara de niña ofendida. Le sonrió fugazmente, mirándolo algunos segundos más de lo debido.

-¡No es cosa de risa, infelíz, me voy a morir!

Además, si alguien llegaba abrazándola por atrás, naturalmente iba a gritar. Se volvió dispuesta a abofetear a quien quiera que fuera que la tocara, y eso hizo, aunque sonrió y se tapó la boca justo después del cachetadón por que era nada más y nada menos que Markus. Soltó una carcajada contenida y después le dio un abrazo a manera de saludo pidiendo un montón de perdones por haberlo abofeteado como una loca. No sabía qué hacía ahí, ni si lo estaba alucinando, pero comprobó que vaya que estaba ahí cuando Finnerty se ponía muy a la defensiva.

-¡Cálmense! ¡CÁLMENSE! ¡¿QUÉ NO VEN QUE ESTOY GRAVE?!

Era una experta en llamar la atención, lo tenía bien aprendido de Hogwarts, y la verdad era que sí que estaba asustada, por varias razones, la primera que no se sentía "normal" y que todo era demasiado extraño como para asimilarlo, la segunda que Markus estuviera ahí y la viera entre un montón de gente rara, hasta las trancas de drogas, sabiendo que se iba a casa y tenía que ser decente, y la tercera, que acaso Finnerty se pusiera violento. Y entonces se puso a llorar, como cuando alguien le ensuciaba el cabello a los quince años.

Quizás fuese por el alcohol, o tal vez por lo que había fumado, pero cuando el tipo le puso la mano en el pecho y soltó aquel gruñido Markus se sintió más que tentado a rociarle agua en el rostro, como hacían en casa cuando el perro se portaba mal. ¿Quién se creía? Él no era de andar buscando pelea por ahí, pero aquella reacción tan exagerada le pareció de lo más irritante.

- No pasa nada, Aquila. –Aseguró a la rubia, mientras le pasaba un brazo sobre los hombros en un gesto que si bien podía parecer un tanto posesivo, no demostraba ninguna clase de deseo ulterior. Quería cuidar de ella, tan simple como eso, y todo su lenguaje corporal lo demostraba. – Conozco a la señorita Lillyvick desde Hogwarts, he cenado con su familia y la considero una de las personas más preciadas.

No creyó necesario hacer mención de su historia amorosa tanto porque le parecía una especie de “golpe bajo”, como simple mal gusto.

- Si digo que estará bien conmigo, es porque realmente lo creo. –Retiró la mano del desconocido con firmeza, pero sin mostrar mayor hostilidad. No buscaba problemas.- Le aseguro que no es el único que ha cuidado de alguien en este estado, y lo que la señorita necesita es sentirse segura. ¿No sería más apropiado entonces estar con algún amigo de extrema confianza?

Sonrió, complacido consigo mismo. Aquel argumento le parecía suficiente para zanjar la conversación. Entonces Aquila comenzó a gritar.

Markus puso los ojos en blanco, en una curiosa expresión de desdén que indicaba que ya estaba más que acostumbrado a los achaques de drama queen de la chica. Por eso la sostuvo con mayor firmeza, chocó su frente con la de ella en un gesto amistoso y le dijo con voz tranquila:

- No pasa nada, Aquila. Nada. –Aseguró con una sonrisa, mientras sostenía a la rubia por el hombro con firmeza, pero asegurándose de no apretar. Sabía cuan delicada era con respecto al contacto físico.- Ni estás grave, ni te vas a morir. Solo necesitas tomar bastante agua, llenar el estómago y relajarte.

Desvió la mirada momentáneamente hacia el hombre de barba, quien se le hacía cada vez más familiar, pero que aun no lograba reconocer del todo.

- Yo cuidaré de ti, ¿sí? –Prometió con voz dulzona.- Jamás dejaría que te pasara algo, sabes que haría lo que fuera por mantenerte a salvo.

Aquella última frase iba cargada de cierta carga emocional que el sujeto de la barba probablemente no captaría. Era el mismo tono que Markus usara con ella hacía años, en esa época que parecía ya de otra vida, cuando se ponía cursi y le enviaba notas a toda hora y le decía una docena de veces al día que era la chica perfecta.